1. Manfred Nolte
Nadie, al margen de desinformaciones flagrantes o de fobias malintencionadas,
puede negar que la economía española ha abandonado definitivamente la UVI
en la que se hallaba ingresada, cuando el 26 de julio de 2012 el banquero Draghi
decidió cortar el bucle diabólico entre deuda pública e insolvencia bancaria que
conducía al país directamente a la bancarrota. Al registro depresivo de nueve
trimestres consecutivos ha seguido el relevo de tres trimestres de recuperación y
despegue y las perspectivas –con determinadas cautelas- son alentadoras. La
recuperación española, aunque los índices de precios se obstinen en sembrar la
duda, está encauzada.
El marco de la economía global refleja una mejora paulatina apoyada en los
países desarrollados, fundamentalmente Estados Unidos, y a su rebufo y
también debido a la consistencia de las reformas estructurales emprendidas, la
economía española no se queda atrás. Así lo avalan, entre otros, el panel de
Previsiones de la economía española realizado por FUNCAS entre los 18
servicios de análisis más representativos, que confluyen en un consenso
calculado como la media aritmética de las 18 previsiones individuales.
Ahí está el indicador básico macroeconómico y los importantes retoques al alza
que le han atribuido tanto los expertos, como los líderes políticos y aun las
Instituciones internacionales. El servicio de estudios del Banco con sede en la
bilbaína Plaza de San Nicolás –BBVA Research- es el más audaz al adelantar
con cerca del 80% de la información relevante una estimación de crecimiento
del segundo trimestre del PIB, trimestre con trimestre, entre el 0,5% y el 0,6%
que, de confirmarse, mejoraría el 0,4% del primer trimestre del año y situaría a
España entre los países de mayor crecimiento de la Unión Europea. El director
general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de
Molina, ha asegurado que el organismo central revisará sus previsiones
macroeconómicas a finales de julio y previsiblemente mejorará las cifras que
planteó al cierre del primer trimestre del año, cuando estimó un crecimiento del
1,2% para este año y del 1,7% para 2015, ya que todos los factores apuntan a
creer que habrá un fortalecimiento del crecimiento hasta tasas de expansión
cercanas al 2% en el año 2015. En análoga línea se pronuncia el Fondo
2. Monetario Internacional que ha duplicado las expectativas de crecimiento de la
economía española en un breve lapso de tiempo. Más optimista aun se ha
mostrado el ministro Luis de Guindos al augurar que “el crecimiento económico
se está acelerando, hacia tasas anuales próximas al 1,5%”, debido en su opinión
a que España es hoy una economía competitiva y a que se han disipado por
completo las dudas sobre el futuro del euro.
El indicador macroeconómico básico se despereza por la buena conducta
reciente de la demanda doméstica privada. Tanto los indicadores de gasto en
consumo como los de expectativas de las familias han mejorado nítidamente en
el segundo trimestre de este año. Citaremos entre otras, las matriculaciones de
vehículos, la producción de bienes de consumo, el comercio minorista y el índice
de confianza del consumidor. Algunas dudas subsisten en el mercado de la
vivienda residencial aunque se atisba un punto de inflexión definitivo con un
repunte de la vivienda de nueva construcción. Por el lado de la inversión privada
se registra un esperanzador aumento en maquinaria y bienes de equipo y
mejoran los indicadores de confianza industrial y de los indicadores
adelantados de compra manufacturera. Los indicadores cualitativos, índice de
confianza y PMIs se encuentran en niveles similares a los del inicio de la crisis.
La demanda exterior, motor del arranque de la recuperación en 2013 registró
una ligera corrección en el primer trimestre del año que las cifras del segundo
trimestre catalogan de transitoria. La balanza de bienes y servicios ha
recuperado su senda tractora reciente. Las exportaciones registran una menor
velocidad de crucero mientras que las importaciones crecen, congruentemente
con el impulso de la recuperación económica. En todo caso el superávit exterior
por cuenta corriente –otro hito- se ampliará en 2014 y 2015.
De la demanda pública no cabe esperar desviaciones significativas. Quizá los
déficits sean ligeramente superiores a los pactados con Bruselas.
Con lo anterior, el consenso de analistas para el PIB se eleva una décima
porcentual, hasta el 1,2%, en 2014, distribuido en aportación de la demanda
doméstica (0,8%) y la exterior (0,4%). Para 2015 la previsión se mantiene en un
aumento del 1,9%, contribuyendo la demanda nacional con el 1,4% y la exterior
con el 0,5%. Se aventura incluso que la inversión en vivienda residencial registre
tímidos crecimientos positivos.
La tasa de inflación sigue computando unos mínimos indeseados cercanos a
cero. Pero la economía española está inmersa en un proceso de
desapalancamiento de activos vigoroso y el exceso de oferta sigue empujando
gran número de precios a la baja. Añádase a ello el bache de producción
existente con un todavía importante exceso de capacidad y la reducción
sostenida de los costes laborales para vaticinar que estos niveles de precios se
prolongarán durante todavía un prolongado plazo de tiempo. Tal vez, la
amenaza potencial de una deflación encubierta puede interpretarse como una
oportunidad para seguir regenerando la competitividad de nuestro sistema
productivo.
3. Finalmente lo más crítico: el empleo. Sigue creciendo en el segundo semestre el
número de afiliados a la seguridad social y también continúa la reducción del
desempleo registrado con lo que se enlazan ya doce meses consecutivos de
mejora del indicador. Según el consenso es estima un crecimiento del empleo
del 0,5% para este año y del 1,3% para 2015. En consecuencia la tasa de
desempleo se situaría en el 24,9% en 2014, y en el 23,7% para 2015. Ya hemos
comentado repetidamente el componente estructural de nuestro paro con el que
deberemos convivir lamentablemente durante una dilatado periodo. La
tendencia es positiva pero no hay el más mínimo resquicio para celebraciones
porque nuestra tasa de desempleo es una anomalía europea y mundial. Creando
350.000 empleos cada año necesitaremos una década más para recuperar los
niveles de 2008.
En resumen, resultan muy visibles los síntomas de recuperación de la economía
pero hay que trabajar aun sobremanera para intensificarla y hacerla sostenible.
Su evolución futura depende del proceso de reasignación de factores que está
teniendo lugar en la economía española y cuan eficiente sea el resultado final en
el marco de un mundo globalizado y crecientemente competitivo.