El documento argumenta que aunque Dios puede dar fe, esperanza, amor, paz, fuerza, ser el camino, la luz y la vida, Él prefiere contar con la ayuda humana para transmitir estos dones a los demás a través del testimonio, la enseñanza del amor, sembrar la unión, animar a los desanimados, señalar el camino, hacer brillar la luz de Dios y hacer florecer el deseo de vivir.