Dificultades y crisis de la Monarquía
democrática
Amadeo I de Saboya,
hijo del rey de Italia, Víctor Manuel II, fue rey
de España entre 1871 y 1873 por elección de
la Cortes Constituyentes a finales de 1870.
La «cuestión artillera»
El detonante fue el nombramiento del
general Hidalgo para la Capitanía General
de las Vascongadas. Acusado por varios
oficiales de artillería de haber colaborado en
la sublevación de los sargentos del Cuartel
de San Gil de 1866, se negaron a obedecerle
y solicitaron la separación del servicio. El
gobierno de Ruiz Zorrilla, decidido a
reafirmar el poder civil sobre el ejército,
procedió a la disolución del cuerpo de
oficiales de artillería.
Una nueva Monarquía
• La Constitución de 1869
establecía un régimen monárquico.
El problema residió, descartada la
candidatura del príncipe Alfonso XII,
hijo y heredero de Isabel II, en quién
ocuparía el trono vacante. Los partidos
políticos no fueron capaces de
ponerse de acuerdo y la cuestión
pronto adquirió dimensiones
internacionales ya que algunas
candidaturas provocaron tensiones
entre las grandes potencias europeas.
Finalmente, Prim logró que Amadeo
de Saboya, hijo del rey de Italia
Víctor Manuel II, aceptase la Corona.
• La elección de Amadeo I por las
Cortes Constituyentes como nuevo
Rey de España, distó de ser
unánime (191 votos a favor y 100
en contra). Era el candidato de Prim
y de los progresistas. El breve
reinado de Amadeo I (1871-1873)
contó con escasos apoyos, con el
rechazo aristocrático y popular y
tuvo que enfrentarse a graves
problemas.
• El asesinato de Prim, le privó de un
apoyo fundamental. Prim había
mantenido unida la coalición
monárquico-democrática y su
muerte provocó su descomposición.
Los unionistas se alejaron del nuevo
régimen y se acercaron a los
partidarios de la solución alfonsina.
• En el seno del partido más sólido
de la coalición, el progresista, se
produjo la ruptura. De un lado,
Sagasta encabezó una fracción
llamada constitucionalista partidaria
de aproximarse a los unionistas
aunque fuese a costa de la ruptura
con los demócratas y con las
promesas democráticas de la
revolución; y de otro, los radicales de
Ruiz Zorrilla que buscaban atraerse a
los demócratas, ampliando el
programa de reformas democráticas:
supresión real de las quintas,
abolición de la esclavitud en Cuba y
separación Iglesia-Estado.
La oposición al rey
• La continua inestabilidad
política se
debió también tanto a la resistencia
de las élites tradicionales como por la
abierta oposición de carlistas y
republicanos.
• La Iglesia católica,
particularmente su jerarquía, se
oponía por la cuestión de libertad
religiosa.
• La nobleza gran propietaria de
la tierra desplazada de sus centros
de poder político, temía que pudiera
ser cuestionado el derecho a la
propiedad.: privada. Reaccionó
alejándose de la Corte y apoyando la
causa alfonsina.
• La burguesía financiera e
industrial y, muy particularmente,
los grandes hacendados españoles
en Cuba y los hombres de negocio
ligados a los intereses coloniales,
amenazados por al auge de
movimiento obrero y por el proyecto
de abolir la esclavitud en las
colonias, se vincularon al partido
alfonsino.
• El carlismo cobró un nuevo
impulso con el destronamiento de
Isabel II. En mayo de 1872 se
produjo la sublevación general en
favor del pretendiente Carlos; VII,
iniciándose una tercera guerra car-
lista que no concluiría hasta 1876.
• Los republicanos se opusieron a
la solución monárquica y
constituyeron una importante minoría
que se declaraba en favor de la
República Federal. Pero, desde sus
comienzos, en el seno del
republicanismo coexistieron dos
tácticas: los partidarios, con Pi y
Margal I a la cabeza, de la vía par-
lamentaria para la implantación de la
República y los clubes republicanos
más inclinados por el camino de la
insurrección armada.
• En este ambiente de gran
inestabilidad, Amadeo aprovechó un
conflicto surgido en el cuerpo de
artillería como pretexto para
abdicar en febrero de 1873. Se fus-
traba, así, la solución monárquica no
borbónica.
La Primera República
Francisco Pi y Margall (1824-
1901), líder del Partido
Republicano Federal. En junio
de 1873 fue nombrado
Presidente del Poder Ejecutivo
de la República.
Federalismo
Doctrina política que plantea la
necesidad de luchar contra el
autoritarismo y el centralismo y
defiende la autonomía del
individuo, del municipio, de la
región y de la federación. Pi y
Margall fue el principal teórico.
Los distintos
grupos
federalistas, en torno al Partido
Republicano
Federal,
coexistieron con dos tácticas: la
moderada o benévola que
defendía la vía parlamentaria
para la implantación de la
República Federal y la intran-
sigente, partidaria de la
federación desde abajo y de la
insurrección.
La implantación de la República
• La instauración de ia República en
1873 fue fruto del compromiso de una
mayoría de radicales monárquicos y una
minoría republicana federal para llenar el
vacío de poder dejado por la monarquía y
salvar el ideario democrático de la revolu-
ción de 1868. La Asamblea Nacional
nombró un primer Gobierno de la
República formado por una coalición de
radicales y republicanos, presidido por el
federal Figueras. Mientras los radicales
sólo estaban dispuestos a aceptar una
república unitaria, los dirigentes republi-
canos renunciaron a la proclamación
inmediata de la República federal, acep-
tando que la decisión de una república
unitaria o federal debía de adoptarla unas
Cortes constituyentes elegidas a tal fin.
• Los dirigentes republicanos federales
que habían optado por establecer la
República Federal por la vía de la legalidad
se hallaron con una doble oposición: la de
los radicales y la de los intransigentes, par-
tidarios del inmediato establecimiento de
una estructura federal de abajo arriba
incluso por la vía insurreccional.
• La desilusión y la frustración de la
masa federal que aspiraba a la inmediata
configuración federal del Estado y amplias
reformas sociales, se manifestó en el intento
de proclamar el Estado Catalán dentro de
la República Federal Española. La radi-
calización se extendió al campo donde los
campesinos identificaron la República con
el reparto de tierras. En Andalucía estos
brotes revolucionarios desembocaron en los
graves disturbios de Montilla (Córdoba).
• El enfrentamiento con los radicales
tuvo lugar tras los intentos de éstos de
derribar al gobierno por la fuerza e impedir
la convocatoria de Cortes Constituyentes.
Desde ese momento, y hasta el golpe de
Estado del general Pavía en enero de 1874.
los republicanos federales gobernaron en
solitario con la oposición de sus propias
filas, el recrudecimiento de la Guerra
Carlista y la conspiración del resto de los
grupos políticos. Las elecciones a Cortes
Constituyentes dieron una abrumadora
mayoría a los republicanos federales. Toda
la oposición -radicales, constitucionalistas
y alfonsinos- no participó y el nivel de abs-
tención alcanzó al 60 % del electorado.
El intento de una República Federal
• El 1 de junio de 1873 las Cortes
Constituyentes definieron el régimen
como una República Federal. Se nombró un
nuevo Gobierno presidido por Pi y Margall.
Una comisión de la Cortes, encabezada por
Castelar, se encargó de redactar un proyecto
de Constitución, según el ideario
federalista.
• El proyecto de Constitución Federal
contemplaba la separación total Iglesia-
Estado y el matrimonio civil. El legislativo
estaba conformado por dos cámaras: el
Congreso con plenos poderes legislativos y
el Senado, órgano de representación de los
Estados. Para acabar con la centralización
contemplaba una estructura federal inte-
grada por 17 Estados y con el objeto de
solventar el problema colonial, incluía a
Cuba y Puerto Rico como Estados dentro de
la nación española. Cada Estado podría ela-
borar su Constitución, siempre dentro de
los límites de la Constitución federal. Esta
constitución mantenía una declaración de
derechos similar a la de 1869.
• Pero la Constitución Federal de 1873
no llegó a aprobarse por el estallido de
los levantamientos cantonalistas, la conflic-
tividad social, la extensión de la Guerra
Carlista y el problema cubano.