Había una vez 3 cerditos que eran hermanos y vivían en lo más profundo del bosque. Siempre habían vivido felices y sin preocupaciones en aquel lugar, pero ahora se encontraban temerosos de un lobo que merodeaba la zona. Fue así como decidieron que lo mejor era construir cada uno su propia casa, que les serviría de refugio si el lobo los atacaba.
Subi este cuento pensado en las personas que les cuesta encontrar Libros.
Cualquier cooperación que desee hacer, se los agradeceré.
Banco Estado cuenta rut 15753919 mi mail es el s_alicia2008@hotmail.com
Había una vez 3 cerditos que eran hermanos y vivían en lo más profundo del bosque. Siempre habían vivido felices y sin preocupaciones en aquel lugar, pero ahora se encontraban temerosos de un lobo que merodeaba la zona. Fue así como decidieron que lo mejor era construir cada uno su propia casa, que les serviría de refugio si el lobo los atacaba.
Subi este cuento pensado en las personas que les cuesta encontrar Libros.
Cualquier cooperación que desee hacer, se los agradeceré.
Banco Estado cuenta rut 15753919 mi mail es el s_alicia2008@hotmail.com
La Unidad Eudista de Espiritualidad se complace en poner a su disposición el siguiente Triduo Eudista, que tiene como propósito ofrecer tres breves meditaciones sobre Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. En cada día encuentran una oración inicial, una meditación y una oración final.
Presentación de la conferencia sobre la basílica de San Pedro en el Vaticano realizada en el Ateneo Cultural y Mercantil de Onda el jueves 2 de mayo de 2024.
3. Una mujer preparaba en la cocina una enorme torta para sus
siete hijos. Los niños miraban con ojos golosos y no dejaban
de preguntar cuándo podrían comer un trozo:
– ¿Cuándo podré comer un poco de torta, mamá? - dijo el
hijo pequeño.
– Yo también quiero, linda mamá– dijo el segundo de los
hijos.
– Y un trozo para tu hijo mayor, inteligente, tierna,
buenísima, dulce, querida y linda mamá- dijo el séptimo hijo.
4. – Tenéis que esperar a que le dé la vuelta a la torta y
se dore bien por el otro lado- respondió muy amable la
madre, mientras los hijos seguían mirando cómo se
doraba la deliciosa torta.
Y la torta, por su parte, comenzó a pensar:
– ¡Tengo que escapar de aquí!
5. Intentó dar la vuelta ella sola, pero no pudo, así que esperó y
ya cuando estaba totalmente tostada y más dura, se dio un
impulso y salió rodando por el suelo a toda velocidad.
– ¡Que se escapa la torta! - gritó uno de los hijos.
Y allá que fueron los niños, la madre, con la sartén en la mano
y hasta el padre, recién levantado de la siesta, persiguiendo a
toda velocidad a una torta que era mucho más rápida, porque
le pilló una cuesta abajo.
6. La familia se dio por vencida y regresó a la casa. La
torta, por su parte, no dejaba de rodar. Se encontró a
Pedro carpintero que le dijo:
– ¡Para, torta! ¡Para y deja que te pruebe!
– Si me escapé de una buena mujer y sus siete hijos,
me podré escapar de ti- dijo ella mientras se alejaba.
7. Poco después, se encontró con la gallina parlanchina:
– ¡Para, para, torta! ¿Dónde vas tan deprisa! Deja que te
pruebe, quiero darte un picotazo…
8. – Si me escapé de una mamá y sus hijos, de pedro
carpintero, ¿no voy a escapar de ti?
Y siguió rodando. Se encontró entonces con burro burrito:
– ¡Espera tortica! Dijo burro burrito siéntate junto a mí para
que te coma, come tranquilo tu pasto.
– Si logre escapar de una mujer con sus siete hijos, de Pedro
carpintero y la gallina parlanchina, podré escapar de ti.
9. Y la torta siguió rodando. Se cruzó entonces con ganso
manso:
¿Dónde vas tan deprisa, torta? Espera un poco… ¡Quiero
probarte!
– Si me escapé de una mujer con siete hijos chillones, de
Pedro carpintero, la gallina parlanchina, el burro burrito,
podré escaparme de ti…
10. • Y continuó su camino. Se acercaba ya al bosque cuando se
encontró con un cerdo. La torta no paró, pero el cerdo le
dijo:
• – Espera, no temas, no te haré daño. Puedo guiarte por el
bosque. Tal vez me necesites…
11. – De acuerdo- dijo ella.
Y entonces aminoró su marcha para ir al paso del cerdo,
que parecía simpático. Llegaron los dos hasta un río y le dijo
el cerdo a la torta:
– Te ayudaré a cruzar. Sube en mi hocico y así no te mojarás.
12. La torta hizo lo que le dijo y en cuanto estuvo acomodada en
el hocico, el cerdo abrió mucho la boca y se la comió casi sin
masticar. Y la torta ya no pudo ir más lejos.
13. Colorín colorín tintado este cuento se a acabado
Y muy tristes se han quedado los animales sin haber probado
un pedazo de la torta que habían preparado.