1. Todos estamos en riesgo de infectarnos con el virus de la influenza
Aunque la letalidad (número de personas infectadas que mueren) de los virus que causan la
influenza es mucho menor que la de los virus que causan la enfermedad del Ebola, en los Estados
Unidos mueren más personas por influenza que por Ebola. La influenza, comúnmente llamada
“flu” ocurre durante la temporada de frio, que va desde el otoño hasta las primeras semanas de la
primavera; el mayor número de personas infectadas se presenta entre diciembre y enero.
A diferencia del virus del Ebola, el virus de influenza se transmite por el aire, en partículas de
secreciones esparcidas por una persona infectada al toser o estornudar, o al tocar superficies o
elementos contaminados con estas secreciones. En casos muy raros se han presentado
infecciones en humanos producidas por los virus de influenza que infectan a las aves y a los
cerdos, debido a cambios en las estructuras genéticas (mutaciones) de los virus que circulan en
estas especies animales. Cuando esto ocurre se pueden presentar pandemias (cuando se afecta un
gran número de personas alrededor del mundo), tal como ocurrió en 2009 cuando la
Organización Mundial de la Salud (OMS) declaro que la cepa del virus de la influenza que
usualmente se transmite entre los cerdos había mutado e infectado a un gran número de personas,
causando más de 17 mil muertes. Sin embargo, la pandemia más grave fue causada por un virus
que usualmente se transmite entre humanos y ocurrió en 1918, cuando finalizaba la primera
guerra mundial, causando la muerte a más de 20 millones de personas en todo el mundo, de las
cuales cerca de 675 mil ocurrieron en los Estados Unidos.
El periodo de incubación del virus de influenza en los seres humanos es por lo general de uno a
cuatro días, aunque en los niños se puede extender hasta siete días; sin embargo, una persona
infectada puede transmitir el virus desde un día antes de tener síntomas hasta 10 días después de
recuperarse. Los niños más pequeños y las personas infectadas que estén inmunosuprimidas
(quienes tienen “bajas” las defensas) pueden transmitir el virus durante periodos más largos,
incluso semanas o meses.
Los síntomas del flu incluyen: aumento de las secreciones nasales, fiebre, dolor de garganta, tos,
dolor de músculos y de “huesos”, cansancio y malestar general. En los niños además puede
producir dolor de oídos, aumento de las secreciones nasales, complicaciones respiratorias severas
como neumonía y en algunos casos convulsiones causadas por la fiebre. La mayoría de los
pacientes no sufren síntomas graves y se recuperan en pocos días, pero la influenza puede causar
complicaciones graves, incluso la muerte. En caso de personas vulnerables se recomienda estar
bajo observación médica.
Aunque todos estamos en riesgo de infectarnos, el mayor número de muertes ocurre en niños
pequeños, personas mayores de 65 años y en quienes sufren enfermedades crónicas que afectan
su sistema inmunológico y lo hacen más vulnerable a este tipo de infecciones, tales como
diabetes o asma o quienes reciben tratamientos con inmunosupresores (drogas que bajan las
defensas) después de un trasplante de órganos o para tratar inflamaciones crónicas como la
artritis severa.
El Centro de Control de Enfermedades y Prevención de los Estados Unidos (CDC) calcula entre
3 mil y 49 mil el número de muertes causadas por la influenza en el país cada año. Durante esta

2. temporada en Minnesota ya se reportó la primera muerte de un menor de 18 años, ocurrida
durante la última semana de noviembre.
Pero a diferencia del virus del Ebola para controlar la influenza existen vacunas y tratamientos
con medicamentos. Cada año la OMS recomienda el tipo de vacunas que deben producirse
contra las cepas (variedades) del virus de influenza que estadísticamente tienen más
probabilidades de presentarse, basadas en muestras de virus obtenidas en los seis centros
colaboradores de la OMS establecidos en Atlanta, Beijing, Londres, Melbourne, Memphis, y
Tokyo.
Durante esta temporada hay disponibles dos vacunas, una con tres variedades de virus y otra con
cuatro variedades. Algunos proveedores del servicio de vacunación recomiendan la vacuna de
tres cepas a las personas que no están en contacto con niños pequeños, sin embargo es más
recomendable aplicarse la vacuna con las cuatro cepas, pues de esta manera un mayor número de
personas tendrá defensas contra estas variedades de virus disminuyendo el riesgo de transmitir el
virus a niños y personas más vulnerables. Lo que los expertos denominan el efecto de “manada”,
es decir que una persona vulnerable tiene un menor riesgo de infectarse cuando las personas que
la rodean, miembros de la comunidad, amigos y familiares están vacunados.
Actualmente hay tres métodos aprobados por la Administración Federal de Drogas y Alimentos
(FDA) para aplicar las vacunas contra la influenza: la tradicional inyección intramuscular que se
aplica usualmente en el brazo; la vacuna en aerosol, inhalada por la nariz, que se recomienda
aplicar a personas entre los 2 y los 49 años de edad, a los niños es recomendable aplicársela dos
veces al año; y el inyector de gas a presión, recientemente aprobado para ser usado en personas
de 18 a 64 años de edad. Todas las personas mayores de 6 meses de edad deben ser vacunadas,
excepto quienes tengan una contraindicación médica.
Aunque las vacunas son seguras, pueden producir algunos síntomas tales como dolor y
enrojecimiento del sitio de la aplicación, dolor de cabeza, malestar general y fiebre leve. Si se
presentan síntomas más severos se recomienda acudir a su médico tratante o al servicio de
urgencias.
Las vacunas contra la influenza están incluidas en todos los seguros de salud y en muchos
lugares se aplican de manera gratuita, para mayor información sobre vacunaciones gratuitas
puede llamar a la línea en español del departamento de salud de Minnesota o a la clínica
comunitaria más cercana a su residencia o lugar de trabajo. Igualmente, se puede comprar a bajo
precio en la mayoría de farmacias comunitarias y supermercados.
La vacuna contra la influenza es segura y efectiva. El riesgo de sufrir un efecto secundario
severo es muchísimo menor que el riesgo de infectarse de influenza y sufrir sus consecuencias.
Aunque algunas personas vacunadas pueden infectarse de influenza, si la infección es causada
por un virus de la misma cepa de la vacuna recibida, los efectos de la infección serán leves o
moderados, en todo caso mucho menos severos que los que sufriría si no se hubiera vacunado; si
la infección es causada por un virus diferente al que se encuentra en las vacunas, en muchos
casos los síntomas son menos severos. La variedad del virus causante de la muerte del niño en
Minnesota al parecer no se encuentra en las vacunas disponibles esta temporada invernal.

3. Aunque existe una droga que ha sido aprobada para tratar pacientes infectados con la influenza,
esta se tiene en reserva para los casos más complicados. En estos casos el médico tratante
ofrecerá las alterativas más adecuadas de tratamiento.
Para prevenir la influenza, además de aplicarnos la vacuna, el Departamento de Salud de
Minnesota recomienda que cuando tosamos o estornudamos debemos cubrirnos la boca con la
parte anterior del codo, o con un pañuelo desechable que se debe dispensar inmediatamente para
evitar el contacto con otras personas, además, debemos lavarnos las manos inmediatamente. El
Lavado de las manos es una de las medidas más importantes para disminuir el riesgo de contagio
pues elimina los virus que pueden estar presentes en nuestra piel después de toser, estornudar, o
tocar fluidos o superficies contaminadas. Por eso es muy importante lavarnos juiciosamente las
manos frecuentemente, especialmente antes de comer, cuando saludamos o estamos en contacto
con otra persona y utilizar los pañitos o las soluciones desinfectantes que están disponibles
prácticamente en todos los espacios públicos del estado.
En caso de tener síntomas del flu no debemos salir de la casa ni debemos ir a nuestro sitio de
trabajo o de estudio para disminuir el riesgo de infectar a otras personas.
En caso de niños pequeños, adultos de mayor edad, y personas que sufren enfermedades crónicas
se recomienda consultar con su médico tratante o acudir a los servicios de urgencias si presentan
síntomas del flu y en todo los casos si los síntomas se agravan, por ejemplo si se presenta
dificultad para respirar o fiebre muy alta.
Siguiendo estas recomendaciones disminuiremos significativamente el riesgo de enfermarnos o
infectar a nuestros seres queridos, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, y podremos
disfrutar plenamente de las festividades navideñas y de año nuevo.
José William Castellanos, M.D., Ph.D.