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Agricultura Familiar en Nicaragua.
Extensión, actividades y recursos disponibles de las
explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011.
Family Farming in Nicaragua.
Extension activities and resources of farms available
in 2001 and 2011
* Candidato a Doctor en Ciencias Empresariales de la Universidad de Nebrija (España). Profesor Titular y
Director del Centro de Gestión Empresarial de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua.
Correo: jls@ns.uca.edu.ni. / solorzano.joseluis@yahoo.com
José Luis Solórzano* FotografíaporHaroldRojasJimenez
Rev.ConCiencia.Vol.4.diciembre de 2104 págs. 43-63
Recibido: mayo 18 de 2014; Aprobado: Julio 22 de 2014.
Resumen
El presente escrito describe características bá-
sicas de la agricultura familiar en Nicaragua.
Revela el uso e importancia de las fuentes se-
cundarias en el proceso de investigación como
complemento en la detección de problemas o
para generar potenciales cursos de investiga-
ción adicionales. El objetivo del análisis es de-
terminar la problemática de las explotaciones
agrícolas de carácter familiar en Nicaragua. El
estudio se basa en el análisis del III y IV Censo
Nacional Agropecuario de los años 2001 y 2011
respectivamente.
Palabras clave
Agricultura familiar, cultivos y prácticas agrícolas,
recursos para la producción
Abstract
This paper describes basic characteristics of fa-
mily farming in Nicaragua. Discloses the use and
importance of secondary sources in the research
process as a supplement in detecting potential
problems or to generate additional research
courses. The objective of the analysis is to deter-
mine the issue of agricultural family farms in Ni-
caragua . The study is based on analysis of III and
IV National Agricultural Census 2001 and 2011
respectively.
Keywords
Family farming, crops and agricultural practices,
production resources
Introducción
En las últimas décadas, el sector agrícola en
América Latina ha experimentado significativos
cambios en relación a su estructura y funciona-
miento, motivados principalmente por la inser-
ción de las economías locales en el mercado in-
ternacional. La necesidad de hacer competitiva
la producción agropecuaria privilegió la inno-
vación tecnológica, las medidas fitosanitarias
y el estándar de calidad para la exportación. El
modelo neoliberal propugnó la inhibición del Es-
tado en la función productiva y la reducción del
papel regulador a su mínima expresión; al mismo
tiempo, estimuló la libre actuación de las “fuer-
zas del mercado”. En palabras de Pruyn (citado
por Cieza, 2012), estas condiciones propiciaron
el fortalecimiento de “un modelo productivo he-
gemónico basado en grandes unidades produc-
tivas, importante dotación de capital, ‘paquetes’
intensivos en el uso de agroquímicos y baja uti-
lización de mano de obra” (p. 2). Como señala
Alcoba (citado por Cieza 2012), los mercados in-
ternacionales demandan “grandes volúmenes de
producción y un determinado tipo de calidad, en
definitiva productos que provienen de un patrón
tecnológico que responde a un modelo empre-
sarial y no a un modelo de agricultura familiar”
(p. 2).
Paz (2008) anota que hay una clara orienta-
ción en las economías desarrolladas a la reduc-
ción o desaparición de las explotaciones agrope-
cuarias. Este ha sido un proceso continuo que se
refleja en la reducción del número de explota-
ciones agropecuarias “sin importar el contexto
histórico, político, económico y social” (p. 61).
Azcuy (citado por Paz, 2008), refiere:
Por nombrar sólo algunos países, Francia
muestra en las pasadas tres décadas una
caída de cerca de 54% que representa
alrededor de 830,000 explotaciones. Ale-
mania para el mismo periodo (1970-1995)
denota una disminución de casi 500,00044
explotaciones, es decir, 47% del total.
Italia, país donde menos disminuyeron,
muestra una caída de 367,800 explotacio-
nes, que representa sólo 12.9%. Procesos
similares se dan en Estados Unidos (EU),
donde en el mismo periodo analizado des-
aparecen 818,391 explotaciones. (p. 61)
A su vez, el modelo capitalista ha propiciado la
concentración y, por consiguiente, el “aumento
de la superficie promedio por explotación que
está asociada a los incrementos de las escalas
de producción para los distintos tipos de culti-
vos” (Paz, 2008, 63). Se refleja una reducción o
desaparición de las pequeñas explotaciones en
contraste con el aumento de las más grandes, lo
cual conduce a un alta “concentración del capital
en el agro”.(Paz, 2008, p. 63); es decir, se observa
que hay una reducción del número de explota-
ciones aparejada al aumento de superficie pro-
medio, señalando así una tendencia a la concen-
tración de capital en el sector agropecuario. Se
puede deducir que el nuevo tipo de explotación
agrícola muy “poco tiene qué ver con el cam-
pesino latinoamericano [...]” (Paz, 2008, p. 65).
Por consiguiente, puede afirmarse que América
Latina vive una transformación de su estructura
agraria caracterizada por el auge del desarrollo
capitalista en el agro con su “propia dinámica de
penetración capitalista que se ve reflejada en la
desaparición y concentración de las explotacio-
nes agropecuarias” (Paz, 2008, p. 66 y 67).
A partir de lo expuesto, este escrito ofrece
un breve marco conceptual sobre la agricultura
familiar y las variables del Censo Agropecuario
(prácticas y recursos), seguido de una descrip-
ción de la metodología desarrollada, para avan-
zar con el análisis-reflexión de los resultados
obtenidos y una breve conclusión.
Marco conceptual
Agricultura familiar
Lipton (citado por Schejtman, 2008, p. 6 y 7),
define que la categoría de pequeño productor
se traslapa, sin ser sinónima, con el concepto de
agricultura familiar; ésta corresponde a las acti-
vidades en donde la fuerza de trabajo mayoritaria
la compone la familia, lo cual tiene como efecto
una reducción de los costos. A su vez, la tipología
de producción y su tecnología demandan el uso
intensivo del factor trabajo, por lo que la familia
es indispensable para “competir frente a la pro-
ducción empresarial” (Cieza, 2012, p. 5). Chaya-
nov (citado por Salcedo y Guzmán, 2014), expresa
que la agricultura familiar no es típicamente ca-
pitalista, en tanto no se pueden determinar obje-
tivamente los costos de producción por ausencia
de la categoría de salarios. De esta manera, el
retorno que obtiene un campesino luego de fi-
nalizado el año económico no puede ser concep-
tualizado como formando parte de algo que los
empresarios capitalistas llaman “ganancia”.
Carballo (citado por Cieza, 2012), define como
pequeño productor familiar aquel que posee es-
casa dotación de recursos naturales y/o capital
para la actividad predominante de la zona, la im-
posibilidad de llevar adelante un proceso sosteni-
do de acumulación de capital y la importancia del
aporte de la mano de obra familiar al proceso pro-
ductivo. Adicionalmente, Maletta (2011) postula
que la definición más cercana a la de agricultura
familiar es el de “unidad económica familiar”, la
cual corresponde a “una finca de tamaño sufi-
ciente para proveer al sustento de una familia y
que en su funcionamiento no requiriese de mano
de obra asalariada, sino que pudiese ser atendida
con la fuerza laboral de la propia familia” (p. 1).
Carmagnani (2008) argumenta que la cate-
goría de agricultura familiar ha sido objeto de
múltiples definiciones que sólo confunden el
concepto. Enfatiza que su caracterización devie-
ne de su propia tipología; esta última entendida 45
como “sistema lógico que busca mostrar el con-
junto —en este caso la agricultura— mediante
una repartición del universo —en este caso el
universo rural— entre diferentes formas de agri-
cultura y actividades” (p.13). Identifica, también,
que el “valor cero” de la tipología corresponde
al tamaño sub-familiar cuya extensión es insufi-
ciente para obtener productos con el fin de satis-
facer las necesidades básicas. Además, se ano-
ta la categoría “familiar” como aquella con un
tamaño suficiente para proveer sustento a una
familia derivando en un nivel de vida básico con
el trabajo de los miembros de la familia. Según
Barraclough y Collarte (citados por Carmagnani
2008), un tipo último, se conoce como “multifa-
miliar de gran tamaño”, en la cual se combina la
mano de obra familiar con la contratada y existe
una jerarquía administrativa.
Asimismo, Chayanov (citado por Paz, 2008) ma-
nifiesta que una de las principales características
de la agricultura familiar es que en la unidad eco-
nómica “el trabajo de sus propios miembros no
suele ser asalariado y donde se conjuga la unidad
de producción con la unidad doméstica” (p. 70).
Según Hernández (citado por Salcedo y Guz-
mán, 2014), la dinámica de la explotación fami-
liar, frente al modelo de acumulación capitalista,
se traduce en “procesos de diferenciación al in-
terior del sector, por lo que en el futuro, la agri-
cultura mundial continuaría caracterizándose
por tener una composición social heterogénea”
(p. 19). Un productor de una explotación familiar
configura sus estrategias atendiendo sus con-
diciones y apuntando a la diversificación para
“continuar en el circuito productivo ante dificul-
tades de mercado o climáticas” (Cieza, 2012, p.
5). De igual manera, Cieza (2012) destaca que la
“inversión en la unidad productiva proviene ex-
clusivamente del fondo de ahorro que se puede
generar hacia adentro en los momentos de bue-
na producción y/o precios” (p. 6) .
A la par de estos conceptos, Schejtman (citado
por Carmagnani, 2008), considera que la eco-
nomía campesina es una forma de producción
donde el proceso es desarrollado por unidades
de tipo familiar; es a su vez, un espacio de pro-
ducción y consumo sustentado en la intensidad
del trabajo y con una participación parcial en el
mercado. Kearney (citado por Paz 2008), por su
parte, precisa que al “campesino de la globali-
zación” se considera como un producto final del
proceso; se transforma de “campesino a proleta-
rio rural o urbano, a semiproletario, a empresa
familiar capitalizada o —desde una mirada pos-
modernista— de campesino a polybians” (p. 73).
De allí se deduce que, en la práctica, la explota-
ción campesina es “eliminada” por las diversas
expresiones del capital.
Al contrastar los dos puntos de vista anterio-
res, puede decirse que existe la posibilidad de
coexistencia de ambas dinámicas; es decir, la
heterogeneidad de los modelos de producción
en el campo y la tendencia a la disminución del
campesinado que se convierte en asalariado.
Por otra parte, debe apuntarse que el modelo
de acumulación no puede generalizarse a todas
las sociedades y lo rural no es la excepción. Hay
multiplicidad de actores sociales y formas de
producción que surgen en la dinámica de la agri-
cultura y que se expresan en la combinación del
uso de recursos en una explotación (Paz, 2008) .
Schejtman (citado por Salcedo y Guzmán,
2014, p. 24), además, anota que la FAO1
/BID2
consideran tres categorías en la agricultura fa-
miliar: a) Agricultura Familiar de Subsistencia
(AFS) donde predomina el autoconsumo, empleo
extra-parcelario y condiciones de precarización
del trabajo; b) Agricultura Familiar en Transición
(AFT), con mayores recursos, pero sin exceden-
tes para la reproducción ampliada; y c) Agricul-
tura Familiar Consolidada (AFC) con recursos de
mayor potencial y excedentes para capitalizar el
sistema productivo.
En el contexto del Año Internacional de la Agri-
cultura Familiar (AIAF), FAO concentró esfuerzos
para elaborar un concepto de agricultura fami-
1  Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación
2  Banco Interamericano de Desarrollo
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
46
liar que integrara los principios comunes descri-
tos anteriormente en su definición:
La Agricultura Familiar (incluyendo todas
las actividades agrícolas basadas en la fa-
milia) es una forma de organizar la agricul-
tura, ganadería, silvicultura, pesca, acui-
cultura y pastoreo, que es administrada y
operada por una familia y, sobre todo, que
depende preponderantemente del trabajo
familiar, tanto de mujeres como hombres.
La familia y la granja están vinculados, co-
evolucionan y combinan funciones econó-
micas, ambientales, sociales y culturales.
(Salcedo y Guzmán, 2014, p. 26)
IV Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO-IV)
El marco conceptual de las variables analiza-
das es tomado del Informe del IV Censo Nacio-
nal Agropecuario. Las definiciones clave se de-
tallan a continuación. Lo primero a considerar es
el concepto de “Explotación Agropecuaria (EA)”,
la cual se entiende como todo terreno, para uso
total o parcial en la agricultura, ganadería o una
combinación de ambas, localizado en un muni-
cipio específico, sin considerar tamaño, régimen
de tenencia o condición jurídica. Una EA es «In-
dividual» cuando la persona trabaja y toma de-
cisiones por su cuenta aunque puede ayudarse
de familiares o contratar alguna (s) persona (s).
El “Colectivo Familiar” corresponde a dos o más
personas que explotan conjuntamente una EA,
tomando las decisiones de manera colectiva.
(INIDE y MAGFOR, 2012 ).
Los “Cultivos” corresponden a la producción
de especies vegetativas con fines de cosecha
que requieren algunas prácticas específicas.
Se dividen en: “Cultivos anuales o temporales”,
cuando se siembran de forma regular en ciclos
menores de un año; además, en su proceso de
producción se elimina la planta. En segundo lu-
gar, se tienen los “Cultivos.
permanentes y semipermanentes” caracteriza-
dos por ser de ciclo vegetativo superior al año,
lo cual implica reconocer si están o no en edad
productiva; no menos importante es destacar
que tienen una cosecha anual. Aquellos que sub-
sisten más de un año y solo dan una cosecha, son
los conocidos como “semipermanentes” (INIDE y
MAGFOR., 2012).
Metodología
Este trabajo presenta los resultados de un es-
tudio de carácter exploratorio que tomó como
base el III y IV Censo Nacional Agropecuario, co-
rrespondiente a los años 2001 y 2011 respecti-
vamente, de la República de Nicaragua, América
Central. A partir de ello enfatiza en las caracte-
rísticas básicas de las EA de carácter “familiar”
basado en dos criterios:
a) Forma de trabajo en la EA: Individual o
Colectivo Familiar y
b) No disponer de trabajadores por
contratación
Los datos se tomaron de la página oficial del
INIDE3
, abierta al público en general y todos
los archivos están disponibles en formato SPSS.
Con base en dicho material, el análisis conside-
ró, para 2001, la base de datos completa y, para
2011, únicamente el archivo “Cenagro 2011 Ex-
plotaciones Agropecuarias”, ambos disponibles
en la página referida4
.
La metodología seguida para el procesamiento
de datos fue la siguiente:
El estudio se enfoca en las unidades económi-
cas de naturaleza familiar, para lo cual se aplicó
3  Instituto Nicaragüense de Información para
el Desarrollo (http://www.inide.gob.ni/)
4  El procesamiento de datos se llevó a cabo con
el software SPSS versión 21. Los gráficos se ela-
boraron con el software Microsoft Excel 2010.
José Luis Solórzano
47
(0.90%) en la región suroriental del país. El de-
talle por departamento se puede apreciar en la
tabla 1.
Dos aspectos complementarios relevantes: a)
Los territorios de la zona del Caribe son los de
menor densidad demográfica y concentran la
mayor biodiversidad en el país; son suelos de vo-
cación forestal; y b) la zona suroriental se carac-
teriza por una alta densidad demográfica y por
disponer de buenos suelos para las actividades
agrícolas debido a su origen volcánico.
Antes de valorar la población de EA de carác-
ter familiar, se presenta la situación general.
De acuerdo a datos oficiales, las Explotaciones
un filtro que permitió agrupar, para 2001, 103
827(52.03%) casos de un total de 199 549 váli-
dos; y, para 2011, 153 688 (58.7%) casos de un
total de 262 546 válidos.
Las variables consideradas fueron las siguien-
tes: a) superficie total; b) sexo del productor/a;
c) posesión de EA en otros municipios; d) fuen-
tes de agua; e) disponibilidad de riego; f) cultivos
anuales o temporales; g) cultivos permanentes o
semi-permanentes; h) insumos y prácticas agrí-
colas; i) existencia de ganado bovino y sus insu-
mos; j) crédito agropecuario, y k) asistencia téc-
nica y capacitación.
Igualmente, se realizó la recodificación de
variables:
Para ambas bases de datos. La variable “Su-
perficie Total de las Parcelas” se definió en
cuatro opciones: menos de 1, 1-2.5 mz, 2.51-5
mz,5.01-10 mz, 10.01 a 30 mz y más de 30 mz.
Solo para la base de datos de 2001. Las cua-
tro variables “Siembra granos básicos”, “oleagi-
nosas”,” otros temporales” y “permanentes”, se
definieron dos opciones: No Siembra y Siembra
De tal manera, se generaron tablas de con-
tingencia tomando como referencia principal la
Superficie Total de la EA y Sexo del Productor
combinada con el resto de variables enumeradas
previamente.
Finalmente, se elaboró un total de 16 tablas
que sirvieron de base para realizar la exposición
de resultados que sigue a continuación.
Resultados
De acuerdo a datos oficiales (INIDE, 2011a), la
extensión territorial (tierra firme) de Nicaragua
es de 120,341.94 Km2; este espacio equivale
aproximadamente a 17.1 millones de manzanas.
El área más extensa se concentra en las regio-
nes del Caribe: RAAN (27.5%) y RAAS (22.7%);
los departamentos que ocupan la menor área
son: Masaya (0.51%), Granada (0.86%) y Carazo
Tabla 1. Extensión territorial (tierra firme) en
Km2
Total 120341.94 100.00%
RAAN 33105.98 27.51%
RAAS 27260.02 22.65%
Jinotega 9222.40 7.66%
Rio San Juan 7543.30 6.27%
Matagalpa 6 803.86 5.65%
Chontales 6481.27 5.39%
León 5138.03 4.27%
Chinandega 4822.42 4.01%
Boaco 4176.68 3.47%
Nueva Segovia 3491.28 2.90%
Managua 3465.10 2.88%
Estelí 2269.69 1.89%
Rivas 2161.82 1.80%
Madriz 1708.23 1.42%
Carazo 1081.40 0.90%
Granada 1039.68 0.86%
Masaya 610.78 0.51%
Con base en: (INIDE, 2011b)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
48
Agropecuarias (EA) a nivel nacional para el año
2001 sumaban 206 631 con un total de 8.93
millones de mz; el número de EA alcanzó en el
2011 un total de 262 546, un incremento de 27
%, abarcado aproximadamente 8.58 millones de
mz, o sea una disminución de 4% (INIDE y MA-
GFOR , 2012).
La Ilustración 1 ofrece la distribución de EA
por estrato; allí se aprecia cómo los tres prime-
ros estratos han aumentado su participación del
año 2001 al 2011; es decir, hay un mayor número
de EA de menor extensión. Por otra parte, en la
Ilustración 2, puede verse que la extensión o terri-
torio por estrato ha evolucionado positivamente
para los tres primeros; no obstante, las diferen-
cias son significativas: para el año 2011, un 79.1%
de las EA (30 mz o menos) disponen de 15.7% de
la extensión territorial mientras un 20.9% de las
EA (más de 30 mz) ocupan el 84.3% de la tierra.
La agricultura en Nicaragua tiene un carác-
ter extensivo. Los Departamentos con menor
extensión territorial no son los más atractivos
para concentrar la producción agropecuaria na-
cional que depende de grandes territorios. Por
Ilustración 1. EA general por estrato Ilustración 2. Territorio por estrato
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
consiguiente, la situación actual es producto de
dinámicas sociales, económicas y culturales que
han configurado una distribución desigual entre
diferentes zonas del país. Esto lo corrobora Rue-
da (2013) cuando dice:
[...] en toda la región centroamericana la
agricultura se encontraba en franca libe-
ralización, dando mayor presencia a las
empresas trasnacionales agro exporta-
doras y a la desagrarización del campo,
pues la agricultura en pequeña y mediana
propiedad ya era incapaz de competir con
las grandes empresas trasnacionales. El
acceso a la asistencia técnica y al finan-
ciamiento agrícola desde entonces está
limitado a los grandes propietarios, por lo
que los pocos nicaragüenses que lograron
obtener tierras rápidamente las perdieron
al no poder hacerlas productivas y com-
petitivas en un mercado voraz. Pronto se
dio un proceso de reconcentración de la
tierra en manos de los antiguos dueños,
quienes aprovecharon la precaria situa-
José Luis Solórzano
49
ción económica de los beneficiarios para
readquirir sus antiguas tierras y para aca-
parar más. (p. 183)
Ahora bien, teniendo en cuenta los datos ex-
puestos, a continuación se aborda la evolución
y situación actual de la agricultura familiar en
los años 2001 y 2011; en este período, como lo
señala CEPAL5
(citado por Rueda, 2013) mien-
tras en otros países de la región el crecimiento
del sector terciario es cada vez mayor, en el país
centroamericano, la agricultura toma un nuevo
auge, pues
[...] en 2009 en medio de la crisis financie-
ra internacional, el PIB6
agrícola de Nica-
ragua fue de 19.6 por ciento, pero un año
después creció a 20.6 por ciento, esto se
debió al aumento de 5.9 por ciento de las
actividades agrícolas y al repunte de las
exportaciones en el rubro (p. 157).
Las causas están ligadas a la demanda del
mercado internacional de productos agropecua-
rios favorecida por acuerdos de libre comercio,
lo cual ha sido aprovechado por los productores
nacionales a través de una mayor producción
con una agricultura extensiva y cierto nivel de
diversificación; no obstante, persiste la baja pro-
ductividad de las actividades en comparación
con otros países.
Características básicas de las EA
familiares (EAF)
Como se señaló previamente, el número de EAF
ascendía en el 2001 a 103 827 (52.03%) casos de
un total de 199 549 válidos; y, para 2011, 153 688
(58.7%) casos de un total de 262 546 válidos, con
lo que se aprecia un incremento de unas 50 mil
5  Comisión Económica para América Latina
6  Producto Interno Bruto
nuevas EAF. La Tabla 2 ilustra la distribución de
las EAF en seis estratos a partir de la extensión
o superficie; y a su vez, se distribuye por sexo.
Es notorio cómo los dos primeros estratos (2.5
mz o menos) han aumentado su participación
pasando del 26% al 43%; es decir, han crecido
de 27 a 66 mil en una década; el cambio más
relevante corresponde a las de menos de 1 mz.
Este hecho podría explicarse a partir de las po-
líticas gubernamentales que favorecen acciones
de reducción de la pobreza con apoyo material
y financiero a pequeños productores, así como
una posible incorporación de la economía de pa-
tio en el registro del censo. El número de EAF de
mayor extensión parece mantenerse estable. Por
otra parte, conviene anotar, que la participación
de la mujer como propietaria de la EAF, ha au-
mentado significativamente en poco más de un
7%; esto significa que duplicó el número pasan-
do de 20.2 a 41.3 mil EAF dirigida por mujeres.
No obstante, como se apreciará más adelante,
no todos los indicadores han sido favorables.
Tabla 2. EAF por estratos de “Superficie” y
“Sexo”
2001 2011
Extensión
Menos de 1 mz 7.3% 22.3%
De 1 a 2.5 mz 18.7% 20.7%
De 2.51 a 5 mz 14.3% 13.2%
De 5.50 a 10 mz 14.9% 11.8%
De 10.01 a 30 mz 21.5% 16.1%
Más de 30 mz 23.4% 15.9%
Total 100.0% 100.0%
Sexo
Hombre 80.5% 73.1%
Mujer 19.5% 26.9%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
50
Tabla 3. EAF a cargo de mujeres
2001 2011
Extensión
Menos de 1 mz 36.4% 47.0%
De 1 a 2.5 mz 25.2% 27.4%
De 2.51 a 5 mz 20.2% 22.5%
De 5.50 a 10 mz 18.0% 20.5%
De 10.01 a 30 mz 15.6% 18.1%
Más de 30 mz 13.6% 15.6%
Total 19.5% 26.9%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Como se puede apreciar en la Tabla 3, si bien
hay una evolución positiva de las EAF a cargo de
mujeres en todos los estratos, es notorio que es
en aquellas de menor extensión en donde ha ha-
bido un incremento más amplio. En números ab-
solutos eso significa que en el estrato de “Menos
de 1 mz”, las EA a cargo de mujeres pasaron de
2.7 mil en 2001 a 16,1 mil en 2011; es decir, un
63% del número de EAF incrementadas fue en el
más pequeño de los estratos.
Para completar esta primera parte del análisis,
la Tabla 4 ilustra la participación de EAF en otros
municipios; es decir, señala el porcentaje de EAF
que tienen o disponen de EA en otras localidades.
Los datos muestran que muy pocas EAF están vin-
culadas a otras propiedades; porcentualmente, el
número aumentó de 2001 a 2011 en un punto. Lo
anterior quiere decir que tan solo unas 2.9 mil EAF
poseían dicha condición para el año 2011.
En resumen, se aprecia que existe un contras-
te significativo en la posesión de la tierra a nivel
nacional. Pocos productores detentan grandes
extensiones del territorio agrícola lo cual se
contrapone a la realidad de la inmensa mayoría
que dispone de una pequeña porción de las áreas
cultivables. Al considerar las extensiones de las
EAF; éstas ocupan una significativa participación
(58.7%) para el año 2011. A nivel nacional, la par-
Tabla 4. EAF en otros municipios
2001 2011
Extensión
Menos de 1 mz 1.3% 1.5%
De 1 a 2.5 mz 1.0% 1.7%
De 2.51 a 5 mz 0.9% 1.5%
De 5.50 a 10 mz 0.8% 1.6%
De 10.01 a 30 mz 0.8% 1.8%
Más de 30 mz 0.9% 3.4%
Total 0.9% 1.9%
Sexo
Hombre 1.0% 2.2%
Mujer 0.7% 1.2%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
ticipación de la mujer, como propietaria de las
EAF, es mucho menor respecto al hombre; la re-
lación es 1 EAF-mujer por cada 2.7 EAF-hombres.
Vemos, entonces, que los datos sobre la agri-
cultura en Nicaragua parecen diferir de la visión
de Paz (2008), quien afirma que el proceso de
reducción de las pequeñas explotaciones fami-
liares es una realidad; lo cual es previsible en el
marco de las tendencias mundiales del modelo
capitalista en la agricultura:
las explotaciones con lógicas productivas
distintas a la clásica producción capitalista
tienden a ser concebidas como un estadio
en el proceso del desarrollo, como una si-
tuación transicional que tenderán en algún
momento hacia su transformación. Las
explotaciones familiares y campesinas en-
tonces deben necesariamente pasar a otro
estadio. Ésta es la premisa básica que sue-
le ser transferida, sin mucho análisis, en la
comprensión de los procesos de transfor-
mación social de la pequeña producción en
cualquier lugar del mundo. (p. 73)
José Luis Solórzano
51
De otro lado, Carmagnani (2008), señala que el
sistema de relaciones sociales y económicas es
fundamental para “perpetuar el círculo de la po-
breza rural y de la baja productividad” porque “el
control sobre la tierra determina en gran parte la
distribución de la riqueza en las zonas agrícolas
atrasadas técnicamente” (p. 14).
No existen estudios recientes que corroboren
si la trayectoria de 2001 a 2011 se mantiene; es
decir, si sigue aumentando la participación de la
pequeña producción. Hasta ahora el proceso se
ve favorable pero insuficiente, ya que el creci-
miento se ha concentrado fundamentalmente en
las propiedades de menor extensión que, como
veremos más adelante, se caracterizan por ser
las de menores recursos con una orientación al
autoconsumo y pocas posibilidades de competir
en el mercado.
Cultivos agrícolas
La Tabla 5 resume las cuatro categorías en las
cuales se organizan los cultivos agrícolas: granos
básicos, oleaginosas, otros cultivos temporales y
cultivos permanentes o semi-permanentes.
En términos generales, es claro que solo en los
cultivos temporales ha habido una evolución fa-
vorable de la participación de las EAF, pasando
de 15.7 % en 2001 a 18.8%. En el resto ha habido
un retroceso importante, sobre todo en granos
básicos y cultivos permanentes. Esto conduce
a considerar que en la práctica no ha habido un
incremento absoluto significativo en la produc-
ción; es decir, un mayor volumen. Más bien, al
parecer los precios favorables son los que han
contribuido a expandir el monto de la comer-
cialización y las exportaciones. Excepto con el
cultivo de oleaginosas, las EAF a cargo de muje-
res tienen una menor participación en todos los
casos; la brecha varía desde 6.7 hasta 25 puntos.
En alguna medida, la situación nacional coin-
cide con lo señalado por Rebai (2012) al mani-
festar que existe “[...] un cambio profundo en las
prácticas agrícolas: las superficies de cultivos
de ciclo largo se reducen cada vez más porque
no aseguran la supervivencia diaria de los hoga-
res.” (p. 37). En otras palabras, los productores
se inclinan por cultivos de rápida recuperación
dadas las limitaciones impuestas por el estado
casi de subsistencia. Como lo señala Schejtman
(2008) las condiciones del mercado sumado a las
capacidades y oportunidades de las propiedades
Tabla 5. EAF por cultivos
2001 2011 2001 2011
Extensión Granos Básicos Oleaginosas
Menos de 1 mz 19.0% 13.2% 0.0% 0.0%
De 1 a 2.5 mz 62.9% 68.2% 0.7% 0.7%
De 2.51 a 5 mz 79.7% 80.2% 2.1% 1.5%
De 5.50 a 10 mz 86.1% 83.1% 2.7% 2.2%
De 10.01 a 30 mz 87.6% 84.9% 2.6% 2.1%
Más de 30 mz 88.7% 83.8% 1.3% 1.0%
Total 76.9% 64.5% 1.7% 1.1%
Sexo
Hombre 79.7% 71.2% 2.2% 1.2%
Mujer 65.4% 46.2% 2.2% 0.8%
Extensión Otros Temporales Permanentes
Menos de 1 mz 4.8% 3.2% 65.7% 18.5%
De 1 a 2.5 mz 7.4% 9.7% 46.8% 28.2%
De 2.51 a 5 mz 11.0% 16.8% 43.8% 34.3%
De 5.50 a 10 mz 13.4% 21.5% 45.4% 38.4%
De 10.01 a 30 mz 16.6% 28.6% 46.5% 41.2%
Más de 30 mz 29.0% 42.3% 54.1% 47.1%
Total 15.7% 18.8% 49.2% 33.2%
Sexo
Hombre 16.6% 20.6% 49.3% 35.0%
Mujer 11.8% 13.9% 48.6% 28.2%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
52
de mayor tamaño hacen que los beneficios se
concentren en determinados productos.
En resumen, cerca de dos tercios de las EAF se
dedican a la producción de granos básicos y un
tercio a los cultivos permanentes. Obviamente,
la extensión de la EAF es clave para el manejo de
cultivos:poca tierra no permite combinar o alter-
nar. Sin duda esto favorece a las propiedades de
2.5 mz o más, tal y como se aprecia en la tabla 5.
Recursos para la producción agrícola
Los recursos analizados incluyen: fuentes de
agua, sistemas de riegos, prácticas agrícolas e
insumos.
Fuentes de agua
Lo primero que se debe advertir es que las EAF
pueden disponer de más de una fuente de agua.
Tabla 6. EAF por fuente de agua
2001 2011 2001 2011 2001 2011
Extensión Río/Quebrada Laguna o lago Manantial
Menos de 1 mz 5.0% 6.9% 0.0% 0.6% 2.5% 3.5%
De 1 a 2.5 mz 12.3% 17.0% 0.5% 1.1% 9.5% 11.1%
De 2.51 a 5 mz 19.5% 25.4% 0.7% 1.1% 16.1% 19.2%
De 5.50 a 10 mz 30.0% 34.5% 0.7% 1.5% 23.6% 29.8%
De 10.01 a 30 mz 41.0% 47.7% 1.0% 2.0% 32.7% 42.3%
Más de 30 mz 63.1% 64.6% 1.5% 3.3% 38.4% 53.6%
Total 33.5% 30.4% 0.9% 1.5% 23.8% 24.5%
Sexo
Hombre 34.9% 33.5% 0.9% 1.6% 24.9% 27.3%
Mujer 27.4% 22.1% 0.8% 1.3% 19.1% 16.6%
Extensión Represa Pozo perf. manual Pozo artesiano
Menos de 1 mz 0.3% 0.1% 11.3% 20.7% 1.6% 3.2%
De 1 a 2.5 mz 0.5% 0.3% 15.7% 21.8% 1.3% 3.5%
De 2.51 a 5 mz 0.8% 0.4% 17.7% 22.9% 1.2% 3.3%
De 5.50 a 10 mz 1.1% 0.6% 17.8% 23.7% 1.2% 3.3%
De 10.01 a 30 mz 1.0% 0.8% 17.4% 23.3% 1.0% 2.5%
Más de 30 mz 0.9% 0.9% 14.8% 22.3% 1.0% 2.8%
Total 0.8% 0.5% 16.2% 22.3% 1.2% 3.1%
Sexo
Hombre 0.8% 0.5% 15.6% 21.8% 1.1% 3.2%
Mujer 0.6% 0.3% 18.4% 23.6% 1.5% 3.0%
José Luis Solórzano
53
explicar por la naturaleza de dichas EAF, cuya ex-
tensión es reducida y está estrechamente vincu-
lada al resto de las actividades del hogar; efecti-
vamente, para qué recurrir a ríos o pozos si por su
dimensión pueden abastecerse de la red pública.
Como vemos, los datos y comentarios expues-
tos sobre las fuentes de agua se complementan
con lo señalado por Castilla (2013), quien des-
cribe que “[...] la problemática del agua no está
relacionada con su escasez sino con las limita-
ciones en su acceso para consumo humano y uso
productivo” (p. 8). En particular, para dicho autor,
“las limitaciones [...] son complejas y diversas,
pueden darse por factores ambientales (sequías
y zonas desfavorables por lejanía a reservorios
de agua, entre otros), como así también por falta
de políticas de gestión y uso del recurso (finan-
ciamiento y construcción de infraestructura)”
(Castilla, 2013, p. 2 ). Nicaragua goza de una si-
tuación bastante privilegiada tomando como re-
ferencia las cifras del último censo; no obstante,
las EAF de menor tamaño figuran como las más
vulnerables al no disponer de un mayor número
de fuentes y, en algunos casos, depender de la
red pública para la producción.
Extensión Tiene fuente Recoleta agua lluv. Red pública
Menos de 1 mz 20.3% 74.7% 2.6% 45.3%
De 1 a 2.5 mz 37.4% 71.8% 3.6% 26.5%
De 2.51 a 5 mz 50.8% 76.2% 3.2% 19.5%
De 5.50 a 10 mz 65.8% 83.1% 2.5% 14.0%
De 10.01 a 30 mz 78.9% 89.7% 1.8% 7.4%
Más de 30 mz 91.3% 95.3% 2.2% 3.0%
Total 63.8% 81.0% 2.7% 21.5%
Sexo
Hombre 65.3% 81.3% 2.7% 18.2%
Mujer 57.8% 80.1% 2.7% 30.3%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
En términos generales, ha habido una evolución
favorable entre 2001 y 2011 puesto que el núme-
ro de EAF que disponían de una fuente de agua
pasó de 63.8 al 81%. Para todas las fuentes de
agua se ha presentado una evolución positiva;
excepto para “Represa”. Llama la atención que
las EAF menores de 1 mz observan una trayec-
toria de 20.3 % en 2001 a 74.7% en 2011; una
posible explicación está relacionada con el tipo
de fuente que utilizan.
Persiste la diferencia entre las EAF maneja-
das por hombres y mujeres, inclinándose hacia
los primeros. Es notorio señalar que solo en la
fuente “Pozos perforados manual”, dicha condi-
ción es diferente, dado que las EAF dirigidas por
mujeres tienen una mayor presencia (23.6%) res-
pecto a las EAF conducidas por hombres (21.8%).
Dos elementos no pueden quedar por fuera: la
“recolecta de agua de lluvia” que tan solo un 2.7
% de las EAF la utiliza sin mayores diferencias en-
tre los estratos, pero que a pesar de ser una acti-
vidad relativamente fácil; no parece ser una alter-
nativa favorable; lo segundo es la “red pública”,
caso en el que es notorio cómo, a nivel general,
un 21.5% de las EAF utiliza esta fuente de agua
y, sobre todo, el 45.3% de las EAF de menos de 1
mz. Como decíamos previamente, esto se podría
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
54
Riego
En las condiciones de cambio climático y, en
particular, la situación recurrente de sequias o
inundaciones que afectan al país, no es suficien-
te disponer de una fuente de agua sino también
de la infraestructura básica para su uso en los
cultivos. De acuerdo a los datos de la Tabla 7, las
EAF con riego disponible pasaron de ser el 1.7%
en 2001 al 2.3% en 2011; es decir, tan solo unas
3.5 mil EAF disponen de algún tipo de riego. Esta
cantidad es sumamente pequeña en relación al
potencial derivado del acceso a fuentes de agua
comentado previamente. Como es de esperarse,
la ausencia de riego es más notoria en la medida
que disminuye la extensión de la EAF. En el caso
del acceso de las EAF dirigidas por mujeres, su
participación es menor con tan solo un 1.7% para
el año 2011; o sea, menos de 800 a nivel nacional.
Tabla 7. EAF con riego disponible
2001 2011
Extensión
Menos de 1 mz 1.1% 1.1%
De 1 a 2.5 mz 1.8% 2.4%
De 2.51 a 5 mz 2.0% 3.4%
De 5.50 a 10 mz 2.0% 3.2%
De 10.01 a 30 mz 1.9% 2.9%
Más de 30 mz 1.2% 1.8%
Total 1.7% 2.3%
Sexo
Hombre 1.8% 2.5%
Mujer 1.1% 1.7%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, CENAGRO
IV 2011)
Tabla 8. EAF que aplican prácticas agrícolas
2001 2011 2001 2011 2001 2011 2001 2011
Extensión Curvas a nivel Control de plagas Barreras de ret Cultiv cobertura
Menos de 1 mz 2.1% 2.7% 1.5% 10.0% 1.3% 2.3% 0.6% 0.3%
De 1 a 2.5 mz 6.1% 9.2% 3.7% 30.4% 4.2% 7.5% 1.5% 1.1%
De 2.51 a 5 mz 7.1% 10.9% 4.4% 31.9% 5.3% 9.6% 2.1% 1.5%
De 5.50 a 10 mz 6.3% 10.4% 3.7% 29.5% 4.7% 8.4% 1.8% 1.6%
De 10.01 a 30 mz 4.8% 7.6% 2.6% 25.9% 3.2% 6.5% 1.3% 1.4%
Más de 30 mz 2.1% 3.4% 1.4% 21.1% 1.4% 3.0% 0.6% 1.0%
Total 4.7% 7.0% 2.9% 23.8% 3.4% 5.8% 1.3% 1.1%
Sexo
Hombre 5.2% 8.0% 3.1% 26.0% 3.6% 6.7% 1.4% 1.2%
Mujer 3.0% 4.1% 2.1% 17.4% 2.2% 3.5% 0.8% 0.7%
Extensión Cercas vivas Cero labranza Barrera r-vientos
Menos de 1 mz 2.3% 9.8% 0.5% 2.2% 1.1% 1.0%
De 1 a 2.5 mz 6.5% 23.1% 1.3% 8.0% 2.7% 3.4%
De 2.51 a 5 mz 7.5% 26.6% 2.0% 9.0% 3.3% 4.9%
José Luis Solórzano
55
Prácticas agrícolas
Una EAF puede hacer uso de más de una prácti-
ca agrícola. Los datos de las Tabla 8 y 9 permiten
determinar que si bien hay un número importante
de EAF que llevan a cabo este tipo de labores, el
número de prácticas es bien limitado. De acuer-
do a los datos de 2011, por ejemplo, la “Limpia-
poda” es la labor empleada por un 63.8% de las
EAF; seguido por la “ronda contra incendio” con
un 31.8% del total de EAF. En todas las prácticas
se observa una evolución favorable; destacan el
uso de “cercas vivas” y “control de plagas”. Es-
Tabla 9. EAF que aplican prácticas agrícolas
2011
Extensión Poscosec No quema Abono Org Rot. Cult Rond. Inc. Limpia-poda
Menos de 1 mz 1.2% 9.6% 1.4% 1.9% 6.3% 57.5%
De 1 a 2.5 mz 4.9% 25.7% 2.6% 9.5% 28.0% 69.5%
De 2.51 a 5 mz 5.5% 29.9% 3.0% 14.5% 35.0% 68.0%
De 5.50 a 10 mz 6.1% 30.7% 2.9% 16.2% 39.7% 65.8%
De 10.01 a 30 mz 6.1% 30.0% 2.7% 16.0% 45.4% 63.0%
Más de 30 mz 5.6% 23.3% 2.4% 16.5% 50.2% 61.2%
Total 4.6% 23.6% 2.4% 11.4% 31.8% 63.8%
Sexo
Hombre 5.1% 25.8% 2.6% 12.7% 35.3% 64.5%
Mujer 3.1% 17.4% 1.8% 7.9% 22.3% 61.9%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
tas son prácticas tradicionales que se aprenden
desde el núcleo familiar y no demandan grandes
recursos. Al referirse a las diferencias por sexo,
hay una mayor proporción de EAF conducidas
por hombres que emplean estas técnicas; esto
puede tener una explicación en el hecho de que
las mujeres administran EAF de menor dimen-
sión y, por consiguiente, no es posible aplicar un
gran número de prácticas agrícolas, o bien por el
tipo de cultivos.
De 5.50 a 10 mz 6.9% 27.7% 1.9% 8.8% 3.0% 4.3%
De 10.01 a 30 mz 4.9% 29.0% 1.6% 8.5% 2.1% 3.5%
Más de 30 mz 3.0% 30.1% 1.1% 6.5% 0.9% 2.2%
Total 5.2% 23.2% 1.4% 6.8% 2.2% 3.0%
Sexo
Hombre 5.6% 25.2% 1.5% 7.7% 2.3% 3.3%
Mujer 3.8% 17.8% 1.1% 4.4% 1.5% 2.1%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
56
Tabla 10. EAF por uso de insumos
2001 2011 2001 2011 2001 2011
Extensión Semilla certificada Semilla mejorada Semilla criolla
Menos de 1 mz 5.2% 0.5% 1.7% 79.6% 50.9%
De 1 a 2.5 mz 12.8% 2.5% 8.3% 83.4% 76.4%
De 2.51 a 5 mz 14.7% 3.3% 10.2% 83.6% 80.7%
De 5.50 a 10 mz 14.1% 3.6% 10.7% 84.9% 80.9%
De 10.01 a 30 mz 11.9% 3.5% 10.2% 85.8% 81.9%
Más de 30 mz 8.0% 3.7% 10.9% 88.3% 79.1%
Total 11.4% 2.7% 8.1% 85.0% 73.2%
Sexo
Hombre 12.0% 3.0% 9.0% 85.8% 76.2%
Mujer 9.0% 1.7% 5.7% 81.8% 64.9%
Extensión Fertilizantes Abono orgánico Insecticidas
Menos de 1 mz 33.7% 13.9% 11.9% 6.8% 22.8% 13.6%
De 1 a 2.5 mz 48.7% 37.3% 12.4% 6.6% 41.0% 44.0%
De 2.51 a 5 mz 47.8% 39.4% 12.0% 5.8% 42.9% 47.8%
De 5.50 a 10 mz 41.3% 35.5% 10.3% 5.2% 39.5% 46.8%
De 10.01 a 30 mz 30.6% 28.0% 8.7% 4.4% 31.7% 42.1%
Más de 30 mz 16.1% 17.5% 6.0% 3.8% 19.5% 33.0%
Total 34.9% 27.5% 9.7% 5.6% 32.7% 36.0%
Sexo
Hombre 35.3% 29.7% 9.7% 5.4% 33.6% 39.7%
Mujer 32.8% 21.4% 9.7% 5.9% 28.8% 25.9%
Insumos agrícolas
Unido a las Prácticas Agrícolas están las de-
cisiones del tipo de Insumo que se utiliza en la
producción agrícola. Primeramente, se conside-
ra el caso de la semilla certificada, cuyo uso se
reduce en las EAF, pues pasó de 11.4% a 2.7%
de 2001 a 2011. La semilla criolla sólo tuvo una
leve baja y la semilla mejorada ocupa en el 2011
una parte de la reducción de los otros dos casos.
En el resto de insumos hay una distribución bas-
tante similar. Tal y como se ha explicado hasta
ahora, entre más pequeña la extensión, menos
recursos para adoptar el uso de insumos.
Asimismo, se aprecia una disminución en el
uso de los fertilizantes (de 34.9% a 27.5%) y de
abono orgánico (9.7% a 5.6%). El resto (insectici-
das, fungicidas, herbicidas y rodenticidas) resul-
taron con una evolución positiva de 2001 a 2011.
Persiste una mayor adopción de insumos en las
EAF conducidas por hombres que por mujeres.
José Luis Solórzano
57
Producción de ganado bovino
La producción de ganado bovino es una de las
actividades de mayor peso en el sector agrope-
cuario nacional. De acuerdo a los datos de los
censos de referencia, para el año 2001, un total
de 43 445 EAF disponían de 582 205 cabezas de
ganado bovino; diez años más tarde, en el 2011,
había un total de 72 142 EAF con 1 220 183 cabe-
zas; es decir, se amplió en 66% el número de EAF
y 109.6% la cantidad de cabezas de ganado.
La tabla 11 ilustra la forma de distribución de
las EAF con ganado bovino para los años 2001 y
2011. El peso más relevante lo tienen las gran-
des propiedades que pasaron de un 23.4% a un
29.6%. La EAF de 2.5 mz o menos redujeron su
participación desde un 26% a un 19.5%. Res-
pecto a la distribución por sexo, las EAF encabe-
zadas por hombres ocupan la gran mayoría para
los dos períodos; nos obstante, las EAF conduci-
das por mujeres incrementaron su participación
hasta en un 2 %.
Por otra parte, si enfocamos el análisis al nú-
mero de cabezas de ganado bovino, las diferen-
cias son significativas. La Tabla 12 ilustra que
las EAF de más de 30 mz concentran el 68.4%
del hato ganadero y lo han mantenido de forma
Extensión Funguicidas Herbicidas Rodenticidas
Menos de 1 mz 13.2% 7.0% 17.4% 11.7% 0.6%
De 1 a 2.5 mz 24.9% 25.2% 40.4% 48.5% 1.9%
De 2.51 a 5 mz 26.6% 29.7% 46.9% 57.4% 2.3%
De 5.50 a 10 mz 24.3% 28.6% 48.1% 59.8% 3.0%
De 10.01 a 30 mz 18.5% 24.6% 47.7% 62.5% 3.2%
Más de 30 mz 12.1% 19.6% 46.2% 61.0% 3.7%
Total 19.8% 21.2% 43.7% 47.1% 2.3%
Sexo
Hombre 20.6% 23.5% 45.6% 52.4% 2.6%
Mujer 16.7% 14.7% 35.9% 32.5% 1.6%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Tabla 11
EAF con ganado bovino
2001 2011
Extensión EA ganado bovino
Menos de 1 mz 7.3% 7.8%
De 1 a 2.5 mz 18.7% 11.7%
De 2.51 a 5 mz 14.3% 11.8%
De 5.50 a 10 mz 14.9% 14.0%
De 10.01 a 30 mz 21.5% 25.1%
Más de 30 mz 23.4% 29.6%
Total 100.0% 100.0%
Sexo
Hombre 80.5% 78.5%
Mujer 19.5% 21.5%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
58
consistente en ambos períodos. Las pequeñas
propiedades han aumentado un poco; principal-
mente, las menores de 1 mz. Como señalamos
previamente, esto puede ser consecuencia de las
políticas gubernamentales orientadas a superar
la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria.
Respecto a la distribución del ganado en base al
sexo del productor, la diferencia es notable entre
EAF conducidas por hombres y por mujeres; és-
tas solo ocupan el 14.8% del hato ganadero.
Respecto a los insumos para ganado bovino,
la Tabla 13 permite apreciar la evolución favo-
rable que ha tenido la adopción de vitaminas,
minerales y concentrado; las cifras de EAF para
el último año corresponden a 78.3%, 45.1% y
13.1% respectivamente para cada producto. No
se aprecian grandes diferencias entre EAF de
hombre y de mujeres.
Tabla 12
Cabezas de ganado bovino
2001 2011
Extensión
Menos de 1 mz 0.7% 1.9%
De 1 a 2.5 mz 2.3% 2.8%
De 2.51 a 5 mz 3.3% 3.5%
De 5.50 a 10 mz 6.0% 5.6%
De 10.01 a 30 mz 19.0% 17.8%
Más de 30 mz 68.6% 68.4%
Total 100.0% 100.0%
Sexo
Hombre 85.7% 85.2%
Mujer 14.3% 14.8%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Tabla 13
EA con ganado bovino por uso de insumos
2001 2011 2001 2011 2001 2011
Extensión Minerales bovino Concentrado bovino Vitaminas bovino
Menos de 1 mz 33.2% 35.5% 17.2% 17.3% 55.8% 74.2%
De 1 a 2.5 mz 42.2% 36.9% 11.6% 15.3% 55.9% 74.4%
De 2.51 a 5 mz 42.6% 38.1% 9.6% 12.1% 56.2% 75.6%
De 5.50 a 10 mz 41.9% 38.5% 7.7% 10.6% 52.2% 76.2%
De 10.01 a 30 mz 43.4% 45.3% 7.2% 10.3% 55.0% 78.1%
Más de 30 mz 43.2% 56.5% 7.4% 14.9% 54.8% 83.2%
Total 42.8% 45.1% 8.0% 13.1% 54.7% 78.3%
Sexo
Hombre 42.7% 45.5% 8.0% 12.8% 54.7% 78.8%
Mujer 43.1% 43.7% 8.4% 13.9% 54.6% 76.6%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
José Luis Solórzano
59
Financiamiento
La Tabla 14 detalla la participación de las EAF
que solicitaron y recibieron préstamos en los años
2001 y 2011. Destaca el hecho de que es una mi-
noría de EAF las que solicitaron crédito: para 2001
solo el 18.6% y para 2011 un 8.2%. Respecto a la
respuesta del sistema financiero, fue positiva en
tanto el índice mejoró dado que en el 2001 solo
recibió el 52.3% de los que solicitaron y para el
2011 esa cifra se elevó al 90.3%. Las diferencias
entre EAF lideradas por hombres y por mujeres es
notoria en el proceso de solicitud, dado que son
los hombres los que más requieren crédito; el ín-
dice de otorgamiento es bastante similar.
Cabe destacar que en el país el financiamien-
to a la producción agrícola es muy limitado. Un
número reducido parece utilizar el crédito; es
posible que esta apreciación responda a lo que
se considera como crédito o financiamiento que
puede ser visto como la oferta de las institucio-
nes financieras. Según lo abordado, no hay gran-
des diferencias en la participación de los sub-es-
tratos. Por lo menos nueve de cada diez EA que
solicita un crédito lo reciben, lo cual es muy po-
sitivo. Adicionalmente, existen dificultades para
acceder al crédito por la falta de cercanía de los
oferentes. “La cobertura geográfica de los prin-
cipales prestadores de servicios financieros se
concentra en Managua, y las principales cabece-
ras departamentales, no precisamente donde se
concentran los principales polos de producción
agropecuaria” (FUNICA , 2012, p. III) .
Lo descrito coincide con lo manifestado por
Rofman, Foti, y García (2005), en relación al fi-
nanciamiento público, quienes señalan que el
crédito estatal no es generalizado y alcanza un
nivel básico de las necesidades. Las brechas se
completan parcialmente con instrumentos infor-
males de crédito que resultan desventajosos en
la mayor parte de los casos, pero que se siguen
utilizando dadas las características del ciclo de
producción y comercialización; es decir, “[...] las
condiciones para operar con muchos microcré-
ditos en zonas remotas eleva significativamente
los costos de operación, conllevando a otorgar
créditos en condiciones desventajosas restando
competitividad a la pequeña producción agrope-
cuaria” (FUNICA7
, 2012, p. IV).
Por consiguiente, el crédito no es un verdadero
instrumento para el desarrollo; máxime cuando
la mayor parte del riesgo lo asume el productor.
Este último carece de capacidad de maniobra
que le permita aprovechar oportunidades de
mercado. De hecho,
Los productores tienen una limitada ca-
pacidad de retención de cosecha debido
principalmente a: falta de infraestructura
para post cosecha, condiciones de finan-
ciamiento que permitan pagar el préstamo
una vez vendido el producto en tiempo de
escasez, financiamiento para cubrir las
necesidades básicas mientras vende a
mejor precio el producto; mercados muy
irregulares e informales por la falta de es-
tructuración.(FUNICA, 2012, p. 8)
7  Fundación para el Desarrollo Tecnológico
Agropecuario y Forestal de Nicaragua
Tabla 14. EAF que solicitaron y recibieron
préstamos
2001 2011 2001 2011
Extensión Solicitó préstamo Recibió préstamo
Menos de 1 mz 9.4% 2.9% 52.7% 86.9%
De 1 a 2.5 mz 18.4% 9.2% 62.0% 89.8%
De 2.51 a 5 mz 21.5% 12.2% 63.0% 91.8%
De 5.50 a 10 mz 21.3% 12.8% 59.2% 90.1%
De10.01a30mz 20.1% 10.0% 50.3% 91.3%
Más de 30 mz 16.7% 5.5% 32.2% 89.6%
Total 18.6% 8.2% 52.3% 90.3%
Sexo
Hombre 19.5% 9.2% 53.3% 90.4%
Mujer 14.7% 5.5% 47.2% 89.9%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
60
Apoyo institucional en asistencia
técnica y capacitación
El último punto a tratar corresponde al apoyo
que han recibido las EAF en los temas de asisten-
cia técnica y capacitación.
Según los datos de la Tabla 15, la asistencia
fue recibida por el 7.7% y 11.0 % de las EAF para
los años 2001 y 2011 respectivamente. Las EAF
que participan de este servicio son principal-
mente las de una extensión de 1 a 10 mz. Para el
año 2001, las EAF a cargo de hombres tenía una
mayor participación (8.1%) respecto a las muje-
res (5.7%); para el año 2011, las mujeres toma-
ron el liderazgo con el 11.8%, un poco superior a
los hombres. No obstante, estos índices aún son
muy bajos para las demandas del país.
Los datos sobre la capacitación son bastante
similares a la asistencia técnica. La Tabla 16 in-
dica que un 11.8% recibió este servicio o apoyo
en el año 2011. De la misma manera que en el
caso anterior, hay mayor presencia de las muje-
res en esta acción respecto de los hombres.
Tabla 15. EA que recibieron asistencia técnica
2001 2011
Extensión
Menos de 1 mz 3.8% 8.3%
De 1 a 2.5 mz 9.0% 12.2%
De 2.51 a 5 mz 9.7% 14.2%
De 5.50 a 10 mz 9.5% 13.3%
De 10.01 a 30 mz 7.8% 11.2%
Más de 30 mz 5.3% 8.5%
Total 7.7% 11.0%
Sexo
Hombre 8.1% 10.7%
Mujer 5.7% 11.8%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Tabla 16. EA que recibieron capacitación
2011
Extensión
Menos de 1 mz 8.7%
De 1 a 2.5 mz 13.1%
De 2.51 a 5 mz 15.4%
De 5.50 a 10 mz 14.5%
De 10.01 a 30 mz 12.0%
Más de 30 mz 9.2%
Total 11.8%
Sexo
Hombre 11.6%
Mujer 12.2%
Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b)
Conclusiones
Nicaragua, al igual que otros países de América
Latina, ha venido transformando la estructura
y funcionamiento del sector agropecuario. Hay
una clara concentración de la tierra en pocas
manos, motivado por la inserción de las econo-
mías locales en el mercado internacional, el cual
demanda grandes volúmenes de producción bajo
un patrón tecnológico que responde a un modelo
de empresa y no de agricultura familiar. Las EAF
en el país se caracterizan por disponer de pocas
extensiones. La mujer, además de ser minoría en
cuanto a la posesión de las EA, solo dispone de
las más pequeñas propiedades. Esto forma parte
de las tendencias mundiales del modelo predo-
minante en la agricultura que parece apuntar a
perpetuar la pobreza rural.
En el país, una parte de las EAF de poca exten-
sión se dedican a la producción de granos bási-
cos con una reducida participación en otros cul-
José Luis Solórzano
61
tivos; además, participan en actividades de poca
relación con el mercado y muy pocas se dedican
a otras acciones económicas. Esto obedece a las
necesidades de sobrevivencia diaria, lo cual no
permite aplazar el escaso ingreso.
Nicaragua goza de abundantes recursos hídri-
cos naturales; sin embargo, un 21.5% de las EAF
acceden al agua a través de la red pública; las
más pequeñas llegan a ocupar hasta el 45.3%.
Hay insuficientes pozos y la práctica de recolec-
ción de agua de lluvia es escasa. De las EAF tan
solo un 2.3% dispone de algún tipo de riego, el
cual se concentra en las propiedades de media-
na extensión.
La mayoría de las EAF realiza algún tipo de
práctica agrícola. El peso más relevante corres-
ponde a las prácticas “tradicionales” que son
aprendidas en el seno familiar. Los insumos agrí-
colas más utilizados son la semilla criolla, her-
bicidas y fertilizantes. Se percibe que hay resis-
tencia a la adopción de nuevas tecnologías por
aspectos de orden cultural y carencia de enfoque
de sostenibilidad de los negocios.
El hato ganadero tiene una enorme importan-
cia para la economía agropecuaria; su evolución
ha sido favorable; hay un buen índice de adopción
de tecnologías para atender las necesidades. La
inmensa mayoría del ganado bovino está en ma-
nos de los grandes productores de 30 mz o más.
El financiamiento es un punto crítico. Apenas
un 8.2 % solicitó préstamos. El crédito parece ser
entendido nada más como el ofrecido por las ins-
tituciones financieras. No hay grandes diferen-
cias relacionadas con el tamaño de las propieda-
des. La casi totalidad de los que solicitan crédito
lo reciben. Pese a ello, hay dificultades en la co-
bertura y accesibilidad a los servicios de finan-
ciamiento. El papel del Estado es insignificante
y solo se orienta al nivel básico de necesidades.
En el año 2011 recibió asistencia técnica un to-
tal del 11:0 % de las EAF; en este caso, hay un
ligero énfasis a favor de las propiedades de me-
diana extensión. Pero la situación de la pequeña
agricultura familiar en Nicaragua es compleja
por el sinnúmero de obstáculos ambientales y es-
tructurales que enfrenta. En un reciente informe
publicado por FUNICA (2012), se afirma que:
Los pequeños productores de granos bá-
sicos siguen enfrentando limitaciones
como: uso de tierras marginales para la
producción, poco acceso y disponibili-
dad de tecnología que aprovechen las
condiciones agroecológicas o mitiguen
la variabilidad climática, dependencia de
las lluvias para producir, poco acceso y
disponibilidad a servicios financieros y
adopción de tecnologías, informalidad de
mercados no estructurados, que desin-
centivan la inversión, poco valor agregado
que se incorpora al producto ocasionando
vulnerabilidad en los precios, uso irracio-
nal de los recursos naturales. (p. 8)
Finalmente, conviene destacar, como señala
Paz (2008), que la pobreza no solo es la carencia
de recursos sino el problema de gestión y asigna-
ción de los mismos. Adicionalmente, reconocer
“que la pobreza rural está asociada a una estruc-
tura agraria bimodal y a formas de producciones
tradicionales, pero también a extensas superfi-
cies de tierra.” (p. 78)
Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones
agropecuarias en 2001 y 2011.
62
Referencias
Carmagnani, M. (2008). La agricultura familiar
en América Latina. Problemas del Desarrollo,
39(153), 1-55.
Castilla, F. (2013). H2O: calidad de vida y produc-
ción. RIA. Revista de Investigaciones Agrope-
cuarias, 39(1), 8-13.
Cieza, R. (2012). Financiamiento y comercialización
de la agricultura familiar en el Gran La Plata. Estudio
en el marco de un proyecto de Desarrollo Territorial.
Mundo Agrario, 12(24), 1-18.
FUNICA. (2012). Estado actual, oportunidades y
propuestas de acción del sector agropecuario y fo-
restal en Nicaragua. Managua, Nicaragua: Funda-
ción para el Desarrollo Tecnológico Agropecua-
rio y Forestal de Nicaragua.
INIDE. (2001). CENAGRO III (2011a). Anuario Esta-
dístico. Managua.
(2011b). CENAGRO IV
INIDE y MAGFOR. (2012). Informe Final IV Censo
Nacional Agropecuario. Managua.
Maletta, H. (2011). Tendencias y perspectivas de la
agricultura familiar en América Latina. Santiago,
Chile: Centro Latinoamericano para el Desarro-
llo Rural.
Paz, R. (2008). Mitos y realidades sobre la agricultura
familiarenArgentina:reflexionesparasudiscusión.Pro-
blemas del Desarrollo, 39(153), 57-83.
Rebai, N. (2012). Del huerto a la ciudad: agricultu-
ra familiar y aprovisionamiento urbano en la Sierra
Ecuatoriana. Revista Pueblos y Fronteras Digital,
7(14), 31-47.
Rofman, A., Foti, M., & García, I. (2005). Acceso
de los pequeños productores al crédito formal e in-
formal: diagnóstico y propuestas. Buenos Aires:
Secretaria Agricultura, Ganadería, Pesca y Ali-
mentación.
Rueda, V. (2013). El campesinado migrante. Políti-
cas agrarias, colonizaciones internas y movimientos
de frontera agrícola en Nicaragua, 1960-2012. Re-
vista de Estudios Históricos, (57), 155-198.
Salcedo, S., De la O, A., & Guzmán, L.(2014) Cap. 1
El concepto de agricultura familiar en América Latina
y el Caribe. Agricultura Familiar en América Latina
y el Caribe. Recomendaciones de Política. Organiza-
ción de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura. Santiago, Chile. (pp. 17-32).
Schejtman, A. (2008). Alcances sobre la agricultu-
ra familiar en América Latina: Programa Dinámicas
Territoriales Rurales.Santiago, Chile: Latin American
Center for Rural Development.
José Luis Solórzano
63

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Agricultura familiar en nicaragua. extensión, actividades y recursos 2001 2011

  • 1. Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. Family Farming in Nicaragua. Extension activities and resources of farms available in 2001 and 2011 * Candidato a Doctor en Ciencias Empresariales de la Universidad de Nebrija (España). Profesor Titular y Director del Centro de Gestión Empresarial de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua. Correo: jls@ns.uca.edu.ni. / solorzano.joseluis@yahoo.com José Luis Solórzano* FotografíaporHaroldRojasJimenez Rev.ConCiencia.Vol.4.diciembre de 2104 págs. 43-63 Recibido: mayo 18 de 2014; Aprobado: Julio 22 de 2014.
  • 2. Resumen El presente escrito describe características bá- sicas de la agricultura familiar en Nicaragua. Revela el uso e importancia de las fuentes se- cundarias en el proceso de investigación como complemento en la detección de problemas o para generar potenciales cursos de investiga- ción adicionales. El objetivo del análisis es de- terminar la problemática de las explotaciones agrícolas de carácter familiar en Nicaragua. El estudio se basa en el análisis del III y IV Censo Nacional Agropecuario de los años 2001 y 2011 respectivamente. Palabras clave Agricultura familiar, cultivos y prácticas agrícolas, recursos para la producción Abstract This paper describes basic characteristics of fa- mily farming in Nicaragua. Discloses the use and importance of secondary sources in the research process as a supplement in detecting potential problems or to generate additional research courses. The objective of the analysis is to deter- mine the issue of agricultural family farms in Ni- caragua . The study is based on analysis of III and IV National Agricultural Census 2001 and 2011 respectively. Keywords Family farming, crops and agricultural practices, production resources Introducción En las últimas décadas, el sector agrícola en América Latina ha experimentado significativos cambios en relación a su estructura y funciona- miento, motivados principalmente por la inser- ción de las economías locales en el mercado in- ternacional. La necesidad de hacer competitiva la producción agropecuaria privilegió la inno- vación tecnológica, las medidas fitosanitarias y el estándar de calidad para la exportación. El modelo neoliberal propugnó la inhibición del Es- tado en la función productiva y la reducción del papel regulador a su mínima expresión; al mismo tiempo, estimuló la libre actuación de las “fuer- zas del mercado”. En palabras de Pruyn (citado por Cieza, 2012), estas condiciones propiciaron el fortalecimiento de “un modelo productivo he- gemónico basado en grandes unidades produc- tivas, importante dotación de capital, ‘paquetes’ intensivos en el uso de agroquímicos y baja uti- lización de mano de obra” (p. 2). Como señala Alcoba (citado por Cieza 2012), los mercados in- ternacionales demandan “grandes volúmenes de producción y un determinado tipo de calidad, en definitiva productos que provienen de un patrón tecnológico que responde a un modelo empre- sarial y no a un modelo de agricultura familiar” (p. 2). Paz (2008) anota que hay una clara orienta- ción en las economías desarrolladas a la reduc- ción o desaparición de las explotaciones agrope- cuarias. Este ha sido un proceso continuo que se refleja en la reducción del número de explota- ciones agropecuarias “sin importar el contexto histórico, político, económico y social” (p. 61). Azcuy (citado por Paz, 2008), refiere: Por nombrar sólo algunos países, Francia muestra en las pasadas tres décadas una caída de cerca de 54% que representa alrededor de 830,000 explotaciones. Ale- mania para el mismo periodo (1970-1995) denota una disminución de casi 500,00044
  • 3. explotaciones, es decir, 47% del total. Italia, país donde menos disminuyeron, muestra una caída de 367,800 explotacio- nes, que representa sólo 12.9%. Procesos similares se dan en Estados Unidos (EU), donde en el mismo periodo analizado des- aparecen 818,391 explotaciones. (p. 61) A su vez, el modelo capitalista ha propiciado la concentración y, por consiguiente, el “aumento de la superficie promedio por explotación que está asociada a los incrementos de las escalas de producción para los distintos tipos de culti- vos” (Paz, 2008, 63). Se refleja una reducción o desaparición de las pequeñas explotaciones en contraste con el aumento de las más grandes, lo cual conduce a un alta “concentración del capital en el agro”.(Paz, 2008, p. 63); es decir, se observa que hay una reducción del número de explota- ciones aparejada al aumento de superficie pro- medio, señalando así una tendencia a la concen- tración de capital en el sector agropecuario. Se puede deducir que el nuevo tipo de explotación agrícola muy “poco tiene qué ver con el cam- pesino latinoamericano [...]” (Paz, 2008, p. 65). Por consiguiente, puede afirmarse que América Latina vive una transformación de su estructura agraria caracterizada por el auge del desarrollo capitalista en el agro con su “propia dinámica de penetración capitalista que se ve reflejada en la desaparición y concentración de las explotacio- nes agropecuarias” (Paz, 2008, p. 66 y 67). A partir de lo expuesto, este escrito ofrece un breve marco conceptual sobre la agricultura familiar y las variables del Censo Agropecuario (prácticas y recursos), seguido de una descrip- ción de la metodología desarrollada, para avan- zar con el análisis-reflexión de los resultados obtenidos y una breve conclusión. Marco conceptual Agricultura familiar Lipton (citado por Schejtman, 2008, p. 6 y 7), define que la categoría de pequeño productor se traslapa, sin ser sinónima, con el concepto de agricultura familiar; ésta corresponde a las acti- vidades en donde la fuerza de trabajo mayoritaria la compone la familia, lo cual tiene como efecto una reducción de los costos. A su vez, la tipología de producción y su tecnología demandan el uso intensivo del factor trabajo, por lo que la familia es indispensable para “competir frente a la pro- ducción empresarial” (Cieza, 2012, p. 5). Chaya- nov (citado por Salcedo y Guzmán, 2014), expresa que la agricultura familiar no es típicamente ca- pitalista, en tanto no se pueden determinar obje- tivamente los costos de producción por ausencia de la categoría de salarios. De esta manera, el retorno que obtiene un campesino luego de fi- nalizado el año económico no puede ser concep- tualizado como formando parte de algo que los empresarios capitalistas llaman “ganancia”. Carballo (citado por Cieza, 2012), define como pequeño productor familiar aquel que posee es- casa dotación de recursos naturales y/o capital para la actividad predominante de la zona, la im- posibilidad de llevar adelante un proceso sosteni- do de acumulación de capital y la importancia del aporte de la mano de obra familiar al proceso pro- ductivo. Adicionalmente, Maletta (2011) postula que la definición más cercana a la de agricultura familiar es el de “unidad económica familiar”, la cual corresponde a “una finca de tamaño sufi- ciente para proveer al sustento de una familia y que en su funcionamiento no requiriese de mano de obra asalariada, sino que pudiese ser atendida con la fuerza laboral de la propia familia” (p. 1). Carmagnani (2008) argumenta que la cate- goría de agricultura familiar ha sido objeto de múltiples definiciones que sólo confunden el concepto. Enfatiza que su caracterización devie- ne de su propia tipología; esta última entendida 45
  • 4. como “sistema lógico que busca mostrar el con- junto —en este caso la agricultura— mediante una repartición del universo —en este caso el universo rural— entre diferentes formas de agri- cultura y actividades” (p.13). Identifica, también, que el “valor cero” de la tipología corresponde al tamaño sub-familiar cuya extensión es insufi- ciente para obtener productos con el fin de satis- facer las necesidades básicas. Además, se ano- ta la categoría “familiar” como aquella con un tamaño suficiente para proveer sustento a una familia derivando en un nivel de vida básico con el trabajo de los miembros de la familia. Según Barraclough y Collarte (citados por Carmagnani 2008), un tipo último, se conoce como “multifa- miliar de gran tamaño”, en la cual se combina la mano de obra familiar con la contratada y existe una jerarquía administrativa. Asimismo, Chayanov (citado por Paz, 2008) ma- nifiesta que una de las principales características de la agricultura familiar es que en la unidad eco- nómica “el trabajo de sus propios miembros no suele ser asalariado y donde se conjuga la unidad de producción con la unidad doméstica” (p. 70). Según Hernández (citado por Salcedo y Guz- mán, 2014), la dinámica de la explotación fami- liar, frente al modelo de acumulación capitalista, se traduce en “procesos de diferenciación al in- terior del sector, por lo que en el futuro, la agri- cultura mundial continuaría caracterizándose por tener una composición social heterogénea” (p. 19). Un productor de una explotación familiar configura sus estrategias atendiendo sus con- diciones y apuntando a la diversificación para “continuar en el circuito productivo ante dificul- tades de mercado o climáticas” (Cieza, 2012, p. 5). De igual manera, Cieza (2012) destaca que la “inversión en la unidad productiva proviene ex- clusivamente del fondo de ahorro que se puede generar hacia adentro en los momentos de bue- na producción y/o precios” (p. 6) . A la par de estos conceptos, Schejtman (citado por Carmagnani, 2008), considera que la eco- nomía campesina es una forma de producción donde el proceso es desarrollado por unidades de tipo familiar; es a su vez, un espacio de pro- ducción y consumo sustentado en la intensidad del trabajo y con una participación parcial en el mercado. Kearney (citado por Paz 2008), por su parte, precisa que al “campesino de la globali- zación” se considera como un producto final del proceso; se transforma de “campesino a proleta- rio rural o urbano, a semiproletario, a empresa familiar capitalizada o —desde una mirada pos- modernista— de campesino a polybians” (p. 73). De allí se deduce que, en la práctica, la explota- ción campesina es “eliminada” por las diversas expresiones del capital. Al contrastar los dos puntos de vista anterio- res, puede decirse que existe la posibilidad de coexistencia de ambas dinámicas; es decir, la heterogeneidad de los modelos de producción en el campo y la tendencia a la disminución del campesinado que se convierte en asalariado. Por otra parte, debe apuntarse que el modelo de acumulación no puede generalizarse a todas las sociedades y lo rural no es la excepción. Hay multiplicidad de actores sociales y formas de producción que surgen en la dinámica de la agri- cultura y que se expresan en la combinación del uso de recursos en una explotación (Paz, 2008) . Schejtman (citado por Salcedo y Guzmán, 2014, p. 24), además, anota que la FAO1 /BID2 consideran tres categorías en la agricultura fa- miliar: a) Agricultura Familiar de Subsistencia (AFS) donde predomina el autoconsumo, empleo extra-parcelario y condiciones de precarización del trabajo; b) Agricultura Familiar en Transición (AFT), con mayores recursos, pero sin exceden- tes para la reproducción ampliada; y c) Agricul- tura Familiar Consolidada (AFC) con recursos de mayor potencial y excedentes para capitalizar el sistema productivo. En el contexto del Año Internacional de la Agri- cultura Familiar (AIAF), FAO concentró esfuerzos para elaborar un concepto de agricultura fami- 1  Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación 2  Banco Interamericano de Desarrollo Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 46
  • 5. liar que integrara los principios comunes descri- tos anteriormente en su definición: La Agricultura Familiar (incluyendo todas las actividades agrícolas basadas en la fa- milia) es una forma de organizar la agricul- tura, ganadería, silvicultura, pesca, acui- cultura y pastoreo, que es administrada y operada por una familia y, sobre todo, que depende preponderantemente del trabajo familiar, tanto de mujeres como hombres. La familia y la granja están vinculados, co- evolucionan y combinan funciones econó- micas, ambientales, sociales y culturales. (Salcedo y Guzmán, 2014, p. 26) IV Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO-IV) El marco conceptual de las variables analiza- das es tomado del Informe del IV Censo Nacio- nal Agropecuario. Las definiciones clave se de- tallan a continuación. Lo primero a considerar es el concepto de “Explotación Agropecuaria (EA)”, la cual se entiende como todo terreno, para uso total o parcial en la agricultura, ganadería o una combinación de ambas, localizado en un muni- cipio específico, sin considerar tamaño, régimen de tenencia o condición jurídica. Una EA es «In- dividual» cuando la persona trabaja y toma de- cisiones por su cuenta aunque puede ayudarse de familiares o contratar alguna (s) persona (s). El “Colectivo Familiar” corresponde a dos o más personas que explotan conjuntamente una EA, tomando las decisiones de manera colectiva. (INIDE y MAGFOR, 2012 ). Los “Cultivos” corresponden a la producción de especies vegetativas con fines de cosecha que requieren algunas prácticas específicas. Se dividen en: “Cultivos anuales o temporales”, cuando se siembran de forma regular en ciclos menores de un año; además, en su proceso de producción se elimina la planta. En segundo lu- gar, se tienen los “Cultivos. permanentes y semipermanentes” caracteriza- dos por ser de ciclo vegetativo superior al año, lo cual implica reconocer si están o no en edad productiva; no menos importante es destacar que tienen una cosecha anual. Aquellos que sub- sisten más de un año y solo dan una cosecha, son los conocidos como “semipermanentes” (INIDE y MAGFOR., 2012). Metodología Este trabajo presenta los resultados de un es- tudio de carácter exploratorio que tomó como base el III y IV Censo Nacional Agropecuario, co- rrespondiente a los años 2001 y 2011 respecti- vamente, de la República de Nicaragua, América Central. A partir de ello enfatiza en las caracte- rísticas básicas de las EA de carácter “familiar” basado en dos criterios: a) Forma de trabajo en la EA: Individual o Colectivo Familiar y b) No disponer de trabajadores por contratación Los datos se tomaron de la página oficial del INIDE3 , abierta al público en general y todos los archivos están disponibles en formato SPSS. Con base en dicho material, el análisis conside- ró, para 2001, la base de datos completa y, para 2011, únicamente el archivo “Cenagro 2011 Ex- plotaciones Agropecuarias”, ambos disponibles en la página referida4 . La metodología seguida para el procesamiento de datos fue la siguiente: El estudio se enfoca en las unidades económi- cas de naturaleza familiar, para lo cual se aplicó 3  Instituto Nicaragüense de Información para el Desarrollo (http://www.inide.gob.ni/) 4  El procesamiento de datos se llevó a cabo con el software SPSS versión 21. Los gráficos se ela- boraron con el software Microsoft Excel 2010. José Luis Solórzano 47
  • 6. (0.90%) en la región suroriental del país. El de- talle por departamento se puede apreciar en la tabla 1. Dos aspectos complementarios relevantes: a) Los territorios de la zona del Caribe son los de menor densidad demográfica y concentran la mayor biodiversidad en el país; son suelos de vo- cación forestal; y b) la zona suroriental se carac- teriza por una alta densidad demográfica y por disponer de buenos suelos para las actividades agrícolas debido a su origen volcánico. Antes de valorar la población de EA de carác- ter familiar, se presenta la situación general. De acuerdo a datos oficiales, las Explotaciones un filtro que permitió agrupar, para 2001, 103 827(52.03%) casos de un total de 199 549 váli- dos; y, para 2011, 153 688 (58.7%) casos de un total de 262 546 válidos. Las variables consideradas fueron las siguien- tes: a) superficie total; b) sexo del productor/a; c) posesión de EA en otros municipios; d) fuen- tes de agua; e) disponibilidad de riego; f) cultivos anuales o temporales; g) cultivos permanentes o semi-permanentes; h) insumos y prácticas agrí- colas; i) existencia de ganado bovino y sus insu- mos; j) crédito agropecuario, y k) asistencia téc- nica y capacitación. Igualmente, se realizó la recodificación de variables: Para ambas bases de datos. La variable “Su- perficie Total de las Parcelas” se definió en cuatro opciones: menos de 1, 1-2.5 mz, 2.51-5 mz,5.01-10 mz, 10.01 a 30 mz y más de 30 mz. Solo para la base de datos de 2001. Las cua- tro variables “Siembra granos básicos”, “oleagi- nosas”,” otros temporales” y “permanentes”, se definieron dos opciones: No Siembra y Siembra De tal manera, se generaron tablas de con- tingencia tomando como referencia principal la Superficie Total de la EA y Sexo del Productor combinada con el resto de variables enumeradas previamente. Finalmente, se elaboró un total de 16 tablas que sirvieron de base para realizar la exposición de resultados que sigue a continuación. Resultados De acuerdo a datos oficiales (INIDE, 2011a), la extensión territorial (tierra firme) de Nicaragua es de 120,341.94 Km2; este espacio equivale aproximadamente a 17.1 millones de manzanas. El área más extensa se concentra en las regio- nes del Caribe: RAAN (27.5%) y RAAS (22.7%); los departamentos que ocupan la menor área son: Masaya (0.51%), Granada (0.86%) y Carazo Tabla 1. Extensión territorial (tierra firme) en Km2 Total 120341.94 100.00% RAAN 33105.98 27.51% RAAS 27260.02 22.65% Jinotega 9222.40 7.66% Rio San Juan 7543.30 6.27% Matagalpa 6 803.86 5.65% Chontales 6481.27 5.39% León 5138.03 4.27% Chinandega 4822.42 4.01% Boaco 4176.68 3.47% Nueva Segovia 3491.28 2.90% Managua 3465.10 2.88% Estelí 2269.69 1.89% Rivas 2161.82 1.80% Madriz 1708.23 1.42% Carazo 1081.40 0.90% Granada 1039.68 0.86% Masaya 610.78 0.51% Con base en: (INIDE, 2011b) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 48
  • 7. Agropecuarias (EA) a nivel nacional para el año 2001 sumaban 206 631 con un total de 8.93 millones de mz; el número de EA alcanzó en el 2011 un total de 262 546, un incremento de 27 %, abarcado aproximadamente 8.58 millones de mz, o sea una disminución de 4% (INIDE y MA- GFOR , 2012). La Ilustración 1 ofrece la distribución de EA por estrato; allí se aprecia cómo los tres prime- ros estratos han aumentado su participación del año 2001 al 2011; es decir, hay un mayor número de EA de menor extensión. Por otra parte, en la Ilustración 2, puede verse que la extensión o terri- torio por estrato ha evolucionado positivamente para los tres primeros; no obstante, las diferen- cias son significativas: para el año 2011, un 79.1% de las EA (30 mz o menos) disponen de 15.7% de la extensión territorial mientras un 20.9% de las EA (más de 30 mz) ocupan el 84.3% de la tierra. La agricultura en Nicaragua tiene un carác- ter extensivo. Los Departamentos con menor extensión territorial no son los más atractivos para concentrar la producción agropecuaria na- cional que depende de grandes territorios. Por Ilustración 1. EA general por estrato Ilustración 2. Territorio por estrato Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) consiguiente, la situación actual es producto de dinámicas sociales, económicas y culturales que han configurado una distribución desigual entre diferentes zonas del país. Esto lo corrobora Rue- da (2013) cuando dice: [...] en toda la región centroamericana la agricultura se encontraba en franca libe- ralización, dando mayor presencia a las empresas trasnacionales agro exporta- doras y a la desagrarización del campo, pues la agricultura en pequeña y mediana propiedad ya era incapaz de competir con las grandes empresas trasnacionales. El acceso a la asistencia técnica y al finan- ciamiento agrícola desde entonces está limitado a los grandes propietarios, por lo que los pocos nicaragüenses que lograron obtener tierras rápidamente las perdieron al no poder hacerlas productivas y com- petitivas en un mercado voraz. Pronto se dio un proceso de reconcentración de la tierra en manos de los antiguos dueños, quienes aprovecharon la precaria situa- José Luis Solórzano 49
  • 8. ción económica de los beneficiarios para readquirir sus antiguas tierras y para aca- parar más. (p. 183) Ahora bien, teniendo en cuenta los datos ex- puestos, a continuación se aborda la evolución y situación actual de la agricultura familiar en los años 2001 y 2011; en este período, como lo señala CEPAL5 (citado por Rueda, 2013) mien- tras en otros países de la región el crecimiento del sector terciario es cada vez mayor, en el país centroamericano, la agricultura toma un nuevo auge, pues [...] en 2009 en medio de la crisis financie- ra internacional, el PIB6 agrícola de Nica- ragua fue de 19.6 por ciento, pero un año después creció a 20.6 por ciento, esto se debió al aumento de 5.9 por ciento de las actividades agrícolas y al repunte de las exportaciones en el rubro (p. 157). Las causas están ligadas a la demanda del mercado internacional de productos agropecua- rios favorecida por acuerdos de libre comercio, lo cual ha sido aprovechado por los productores nacionales a través de una mayor producción con una agricultura extensiva y cierto nivel de diversificación; no obstante, persiste la baja pro- ductividad de las actividades en comparación con otros países. Características básicas de las EA familiares (EAF) Como se señaló previamente, el número de EAF ascendía en el 2001 a 103 827 (52.03%) casos de un total de 199 549 válidos; y, para 2011, 153 688 (58.7%) casos de un total de 262 546 válidos, con lo que se aprecia un incremento de unas 50 mil 5  Comisión Económica para América Latina 6  Producto Interno Bruto nuevas EAF. La Tabla 2 ilustra la distribución de las EAF en seis estratos a partir de la extensión o superficie; y a su vez, se distribuye por sexo. Es notorio cómo los dos primeros estratos (2.5 mz o menos) han aumentado su participación pasando del 26% al 43%; es decir, han crecido de 27 a 66 mil en una década; el cambio más relevante corresponde a las de menos de 1 mz. Este hecho podría explicarse a partir de las po- líticas gubernamentales que favorecen acciones de reducción de la pobreza con apoyo material y financiero a pequeños productores, así como una posible incorporación de la economía de pa- tio en el registro del censo. El número de EAF de mayor extensión parece mantenerse estable. Por otra parte, conviene anotar, que la participación de la mujer como propietaria de la EAF, ha au- mentado significativamente en poco más de un 7%; esto significa que duplicó el número pasan- do de 20.2 a 41.3 mil EAF dirigida por mujeres. No obstante, como se apreciará más adelante, no todos los indicadores han sido favorables. Tabla 2. EAF por estratos de “Superficie” y “Sexo” 2001 2011 Extensión Menos de 1 mz 7.3% 22.3% De 1 a 2.5 mz 18.7% 20.7% De 2.51 a 5 mz 14.3% 13.2% De 5.50 a 10 mz 14.9% 11.8% De 10.01 a 30 mz 21.5% 16.1% Más de 30 mz 23.4% 15.9% Total 100.0% 100.0% Sexo Hombre 80.5% 73.1% Mujer 19.5% 26.9% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 50
  • 9. Tabla 3. EAF a cargo de mujeres 2001 2011 Extensión Menos de 1 mz 36.4% 47.0% De 1 a 2.5 mz 25.2% 27.4% De 2.51 a 5 mz 20.2% 22.5% De 5.50 a 10 mz 18.0% 20.5% De 10.01 a 30 mz 15.6% 18.1% Más de 30 mz 13.6% 15.6% Total 19.5% 26.9% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Como se puede apreciar en la Tabla 3, si bien hay una evolución positiva de las EAF a cargo de mujeres en todos los estratos, es notorio que es en aquellas de menor extensión en donde ha ha- bido un incremento más amplio. En números ab- solutos eso significa que en el estrato de “Menos de 1 mz”, las EA a cargo de mujeres pasaron de 2.7 mil en 2001 a 16,1 mil en 2011; es decir, un 63% del número de EAF incrementadas fue en el más pequeño de los estratos. Para completar esta primera parte del análisis, la Tabla 4 ilustra la participación de EAF en otros municipios; es decir, señala el porcentaje de EAF que tienen o disponen de EA en otras localidades. Los datos muestran que muy pocas EAF están vin- culadas a otras propiedades; porcentualmente, el número aumentó de 2001 a 2011 en un punto. Lo anterior quiere decir que tan solo unas 2.9 mil EAF poseían dicha condición para el año 2011. En resumen, se aprecia que existe un contras- te significativo en la posesión de la tierra a nivel nacional. Pocos productores detentan grandes extensiones del territorio agrícola lo cual se contrapone a la realidad de la inmensa mayoría que dispone de una pequeña porción de las áreas cultivables. Al considerar las extensiones de las EAF; éstas ocupan una significativa participación (58.7%) para el año 2011. A nivel nacional, la par- Tabla 4. EAF en otros municipios 2001 2011 Extensión Menos de 1 mz 1.3% 1.5% De 1 a 2.5 mz 1.0% 1.7% De 2.51 a 5 mz 0.9% 1.5% De 5.50 a 10 mz 0.8% 1.6% De 10.01 a 30 mz 0.8% 1.8% Más de 30 mz 0.9% 3.4% Total 0.9% 1.9% Sexo Hombre 1.0% 2.2% Mujer 0.7% 1.2% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) ticipación de la mujer, como propietaria de las EAF, es mucho menor respecto al hombre; la re- lación es 1 EAF-mujer por cada 2.7 EAF-hombres. Vemos, entonces, que los datos sobre la agri- cultura en Nicaragua parecen diferir de la visión de Paz (2008), quien afirma que el proceso de reducción de las pequeñas explotaciones fami- liares es una realidad; lo cual es previsible en el marco de las tendencias mundiales del modelo capitalista en la agricultura: las explotaciones con lógicas productivas distintas a la clásica producción capitalista tienden a ser concebidas como un estadio en el proceso del desarrollo, como una si- tuación transicional que tenderán en algún momento hacia su transformación. Las explotaciones familiares y campesinas en- tonces deben necesariamente pasar a otro estadio. Ésta es la premisa básica que sue- le ser transferida, sin mucho análisis, en la comprensión de los procesos de transfor- mación social de la pequeña producción en cualquier lugar del mundo. (p. 73) José Luis Solórzano 51
  • 10. De otro lado, Carmagnani (2008), señala que el sistema de relaciones sociales y económicas es fundamental para “perpetuar el círculo de la po- breza rural y de la baja productividad” porque “el control sobre la tierra determina en gran parte la distribución de la riqueza en las zonas agrícolas atrasadas técnicamente” (p. 14). No existen estudios recientes que corroboren si la trayectoria de 2001 a 2011 se mantiene; es decir, si sigue aumentando la participación de la pequeña producción. Hasta ahora el proceso se ve favorable pero insuficiente, ya que el creci- miento se ha concentrado fundamentalmente en las propiedades de menor extensión que, como veremos más adelante, se caracterizan por ser las de menores recursos con una orientación al autoconsumo y pocas posibilidades de competir en el mercado. Cultivos agrícolas La Tabla 5 resume las cuatro categorías en las cuales se organizan los cultivos agrícolas: granos básicos, oleaginosas, otros cultivos temporales y cultivos permanentes o semi-permanentes. En términos generales, es claro que solo en los cultivos temporales ha habido una evolución fa- vorable de la participación de las EAF, pasando de 15.7 % en 2001 a 18.8%. En el resto ha habido un retroceso importante, sobre todo en granos básicos y cultivos permanentes. Esto conduce a considerar que en la práctica no ha habido un incremento absoluto significativo en la produc- ción; es decir, un mayor volumen. Más bien, al parecer los precios favorables son los que han contribuido a expandir el monto de la comer- cialización y las exportaciones. Excepto con el cultivo de oleaginosas, las EAF a cargo de muje- res tienen una menor participación en todos los casos; la brecha varía desde 6.7 hasta 25 puntos. En alguna medida, la situación nacional coin- cide con lo señalado por Rebai (2012) al mani- festar que existe “[...] un cambio profundo en las prácticas agrícolas: las superficies de cultivos de ciclo largo se reducen cada vez más porque no aseguran la supervivencia diaria de los hoga- res.” (p. 37). En otras palabras, los productores se inclinan por cultivos de rápida recuperación dadas las limitaciones impuestas por el estado casi de subsistencia. Como lo señala Schejtman (2008) las condiciones del mercado sumado a las capacidades y oportunidades de las propiedades Tabla 5. EAF por cultivos 2001 2011 2001 2011 Extensión Granos Básicos Oleaginosas Menos de 1 mz 19.0% 13.2% 0.0% 0.0% De 1 a 2.5 mz 62.9% 68.2% 0.7% 0.7% De 2.51 a 5 mz 79.7% 80.2% 2.1% 1.5% De 5.50 a 10 mz 86.1% 83.1% 2.7% 2.2% De 10.01 a 30 mz 87.6% 84.9% 2.6% 2.1% Más de 30 mz 88.7% 83.8% 1.3% 1.0% Total 76.9% 64.5% 1.7% 1.1% Sexo Hombre 79.7% 71.2% 2.2% 1.2% Mujer 65.4% 46.2% 2.2% 0.8% Extensión Otros Temporales Permanentes Menos de 1 mz 4.8% 3.2% 65.7% 18.5% De 1 a 2.5 mz 7.4% 9.7% 46.8% 28.2% De 2.51 a 5 mz 11.0% 16.8% 43.8% 34.3% De 5.50 a 10 mz 13.4% 21.5% 45.4% 38.4% De 10.01 a 30 mz 16.6% 28.6% 46.5% 41.2% Más de 30 mz 29.0% 42.3% 54.1% 47.1% Total 15.7% 18.8% 49.2% 33.2% Sexo Hombre 16.6% 20.6% 49.3% 35.0% Mujer 11.8% 13.9% 48.6% 28.2% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 52
  • 11. de mayor tamaño hacen que los beneficios se concentren en determinados productos. En resumen, cerca de dos tercios de las EAF se dedican a la producción de granos básicos y un tercio a los cultivos permanentes. Obviamente, la extensión de la EAF es clave para el manejo de cultivos:poca tierra no permite combinar o alter- nar. Sin duda esto favorece a las propiedades de 2.5 mz o más, tal y como se aprecia en la tabla 5. Recursos para la producción agrícola Los recursos analizados incluyen: fuentes de agua, sistemas de riegos, prácticas agrícolas e insumos. Fuentes de agua Lo primero que se debe advertir es que las EAF pueden disponer de más de una fuente de agua. Tabla 6. EAF por fuente de agua 2001 2011 2001 2011 2001 2011 Extensión Río/Quebrada Laguna o lago Manantial Menos de 1 mz 5.0% 6.9% 0.0% 0.6% 2.5% 3.5% De 1 a 2.5 mz 12.3% 17.0% 0.5% 1.1% 9.5% 11.1% De 2.51 a 5 mz 19.5% 25.4% 0.7% 1.1% 16.1% 19.2% De 5.50 a 10 mz 30.0% 34.5% 0.7% 1.5% 23.6% 29.8% De 10.01 a 30 mz 41.0% 47.7% 1.0% 2.0% 32.7% 42.3% Más de 30 mz 63.1% 64.6% 1.5% 3.3% 38.4% 53.6% Total 33.5% 30.4% 0.9% 1.5% 23.8% 24.5% Sexo Hombre 34.9% 33.5% 0.9% 1.6% 24.9% 27.3% Mujer 27.4% 22.1% 0.8% 1.3% 19.1% 16.6% Extensión Represa Pozo perf. manual Pozo artesiano Menos de 1 mz 0.3% 0.1% 11.3% 20.7% 1.6% 3.2% De 1 a 2.5 mz 0.5% 0.3% 15.7% 21.8% 1.3% 3.5% De 2.51 a 5 mz 0.8% 0.4% 17.7% 22.9% 1.2% 3.3% De 5.50 a 10 mz 1.1% 0.6% 17.8% 23.7% 1.2% 3.3% De 10.01 a 30 mz 1.0% 0.8% 17.4% 23.3% 1.0% 2.5% Más de 30 mz 0.9% 0.9% 14.8% 22.3% 1.0% 2.8% Total 0.8% 0.5% 16.2% 22.3% 1.2% 3.1% Sexo Hombre 0.8% 0.5% 15.6% 21.8% 1.1% 3.2% Mujer 0.6% 0.3% 18.4% 23.6% 1.5% 3.0% José Luis Solórzano 53
  • 12. explicar por la naturaleza de dichas EAF, cuya ex- tensión es reducida y está estrechamente vincu- lada al resto de las actividades del hogar; efecti- vamente, para qué recurrir a ríos o pozos si por su dimensión pueden abastecerse de la red pública. Como vemos, los datos y comentarios expues- tos sobre las fuentes de agua se complementan con lo señalado por Castilla (2013), quien des- cribe que “[...] la problemática del agua no está relacionada con su escasez sino con las limita- ciones en su acceso para consumo humano y uso productivo” (p. 8). En particular, para dicho autor, “las limitaciones [...] son complejas y diversas, pueden darse por factores ambientales (sequías y zonas desfavorables por lejanía a reservorios de agua, entre otros), como así también por falta de políticas de gestión y uso del recurso (finan- ciamiento y construcción de infraestructura)” (Castilla, 2013, p. 2 ). Nicaragua goza de una si- tuación bastante privilegiada tomando como re- ferencia las cifras del último censo; no obstante, las EAF de menor tamaño figuran como las más vulnerables al no disponer de un mayor número de fuentes y, en algunos casos, depender de la red pública para la producción. Extensión Tiene fuente Recoleta agua lluv. Red pública Menos de 1 mz 20.3% 74.7% 2.6% 45.3% De 1 a 2.5 mz 37.4% 71.8% 3.6% 26.5% De 2.51 a 5 mz 50.8% 76.2% 3.2% 19.5% De 5.50 a 10 mz 65.8% 83.1% 2.5% 14.0% De 10.01 a 30 mz 78.9% 89.7% 1.8% 7.4% Más de 30 mz 91.3% 95.3% 2.2% 3.0% Total 63.8% 81.0% 2.7% 21.5% Sexo Hombre 65.3% 81.3% 2.7% 18.2% Mujer 57.8% 80.1% 2.7% 30.3% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) En términos generales, ha habido una evolución favorable entre 2001 y 2011 puesto que el núme- ro de EAF que disponían de una fuente de agua pasó de 63.8 al 81%. Para todas las fuentes de agua se ha presentado una evolución positiva; excepto para “Represa”. Llama la atención que las EAF menores de 1 mz observan una trayec- toria de 20.3 % en 2001 a 74.7% en 2011; una posible explicación está relacionada con el tipo de fuente que utilizan. Persiste la diferencia entre las EAF maneja- das por hombres y mujeres, inclinándose hacia los primeros. Es notorio señalar que solo en la fuente “Pozos perforados manual”, dicha condi- ción es diferente, dado que las EAF dirigidas por mujeres tienen una mayor presencia (23.6%) res- pecto a las EAF conducidas por hombres (21.8%). Dos elementos no pueden quedar por fuera: la “recolecta de agua de lluvia” que tan solo un 2.7 % de las EAF la utiliza sin mayores diferencias en- tre los estratos, pero que a pesar de ser una acti- vidad relativamente fácil; no parece ser una alter- nativa favorable; lo segundo es la “red pública”, caso en el que es notorio cómo, a nivel general, un 21.5% de las EAF utiliza esta fuente de agua y, sobre todo, el 45.3% de las EAF de menos de 1 mz. Como decíamos previamente, esto se podría Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 54
  • 13. Riego En las condiciones de cambio climático y, en particular, la situación recurrente de sequias o inundaciones que afectan al país, no es suficien- te disponer de una fuente de agua sino también de la infraestructura básica para su uso en los cultivos. De acuerdo a los datos de la Tabla 7, las EAF con riego disponible pasaron de ser el 1.7% en 2001 al 2.3% en 2011; es decir, tan solo unas 3.5 mil EAF disponen de algún tipo de riego. Esta cantidad es sumamente pequeña en relación al potencial derivado del acceso a fuentes de agua comentado previamente. Como es de esperarse, la ausencia de riego es más notoria en la medida que disminuye la extensión de la EAF. En el caso del acceso de las EAF dirigidas por mujeres, su participación es menor con tan solo un 1.7% para el año 2011; o sea, menos de 800 a nivel nacional. Tabla 7. EAF con riego disponible 2001 2011 Extensión Menos de 1 mz 1.1% 1.1% De 1 a 2.5 mz 1.8% 2.4% De 2.51 a 5 mz 2.0% 3.4% De 5.50 a 10 mz 2.0% 3.2% De 10.01 a 30 mz 1.9% 2.9% Más de 30 mz 1.2% 1.8% Total 1.7% 2.3% Sexo Hombre 1.8% 2.5% Mujer 1.1% 1.7% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, CENAGRO IV 2011) Tabla 8. EAF que aplican prácticas agrícolas 2001 2011 2001 2011 2001 2011 2001 2011 Extensión Curvas a nivel Control de plagas Barreras de ret Cultiv cobertura Menos de 1 mz 2.1% 2.7% 1.5% 10.0% 1.3% 2.3% 0.6% 0.3% De 1 a 2.5 mz 6.1% 9.2% 3.7% 30.4% 4.2% 7.5% 1.5% 1.1% De 2.51 a 5 mz 7.1% 10.9% 4.4% 31.9% 5.3% 9.6% 2.1% 1.5% De 5.50 a 10 mz 6.3% 10.4% 3.7% 29.5% 4.7% 8.4% 1.8% 1.6% De 10.01 a 30 mz 4.8% 7.6% 2.6% 25.9% 3.2% 6.5% 1.3% 1.4% Más de 30 mz 2.1% 3.4% 1.4% 21.1% 1.4% 3.0% 0.6% 1.0% Total 4.7% 7.0% 2.9% 23.8% 3.4% 5.8% 1.3% 1.1% Sexo Hombre 5.2% 8.0% 3.1% 26.0% 3.6% 6.7% 1.4% 1.2% Mujer 3.0% 4.1% 2.1% 17.4% 2.2% 3.5% 0.8% 0.7% Extensión Cercas vivas Cero labranza Barrera r-vientos Menos de 1 mz 2.3% 9.8% 0.5% 2.2% 1.1% 1.0% De 1 a 2.5 mz 6.5% 23.1% 1.3% 8.0% 2.7% 3.4% De 2.51 a 5 mz 7.5% 26.6% 2.0% 9.0% 3.3% 4.9% José Luis Solórzano 55
  • 14. Prácticas agrícolas Una EAF puede hacer uso de más de una prácti- ca agrícola. Los datos de las Tabla 8 y 9 permiten determinar que si bien hay un número importante de EAF que llevan a cabo este tipo de labores, el número de prácticas es bien limitado. De acuer- do a los datos de 2011, por ejemplo, la “Limpia- poda” es la labor empleada por un 63.8% de las EAF; seguido por la “ronda contra incendio” con un 31.8% del total de EAF. En todas las prácticas se observa una evolución favorable; destacan el uso de “cercas vivas” y “control de plagas”. Es- Tabla 9. EAF que aplican prácticas agrícolas 2011 Extensión Poscosec No quema Abono Org Rot. Cult Rond. Inc. Limpia-poda Menos de 1 mz 1.2% 9.6% 1.4% 1.9% 6.3% 57.5% De 1 a 2.5 mz 4.9% 25.7% 2.6% 9.5% 28.0% 69.5% De 2.51 a 5 mz 5.5% 29.9% 3.0% 14.5% 35.0% 68.0% De 5.50 a 10 mz 6.1% 30.7% 2.9% 16.2% 39.7% 65.8% De 10.01 a 30 mz 6.1% 30.0% 2.7% 16.0% 45.4% 63.0% Más de 30 mz 5.6% 23.3% 2.4% 16.5% 50.2% 61.2% Total 4.6% 23.6% 2.4% 11.4% 31.8% 63.8% Sexo Hombre 5.1% 25.8% 2.6% 12.7% 35.3% 64.5% Mujer 3.1% 17.4% 1.8% 7.9% 22.3% 61.9% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) tas son prácticas tradicionales que se aprenden desde el núcleo familiar y no demandan grandes recursos. Al referirse a las diferencias por sexo, hay una mayor proporción de EAF conducidas por hombres que emplean estas técnicas; esto puede tener una explicación en el hecho de que las mujeres administran EAF de menor dimen- sión y, por consiguiente, no es posible aplicar un gran número de prácticas agrícolas, o bien por el tipo de cultivos. De 5.50 a 10 mz 6.9% 27.7% 1.9% 8.8% 3.0% 4.3% De 10.01 a 30 mz 4.9% 29.0% 1.6% 8.5% 2.1% 3.5% Más de 30 mz 3.0% 30.1% 1.1% 6.5% 0.9% 2.2% Total 5.2% 23.2% 1.4% 6.8% 2.2% 3.0% Sexo Hombre 5.6% 25.2% 1.5% 7.7% 2.3% 3.3% Mujer 3.8% 17.8% 1.1% 4.4% 1.5% 2.1% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 56
  • 15. Tabla 10. EAF por uso de insumos 2001 2011 2001 2011 2001 2011 Extensión Semilla certificada Semilla mejorada Semilla criolla Menos de 1 mz 5.2% 0.5% 1.7% 79.6% 50.9% De 1 a 2.5 mz 12.8% 2.5% 8.3% 83.4% 76.4% De 2.51 a 5 mz 14.7% 3.3% 10.2% 83.6% 80.7% De 5.50 a 10 mz 14.1% 3.6% 10.7% 84.9% 80.9% De 10.01 a 30 mz 11.9% 3.5% 10.2% 85.8% 81.9% Más de 30 mz 8.0% 3.7% 10.9% 88.3% 79.1% Total 11.4% 2.7% 8.1% 85.0% 73.2% Sexo Hombre 12.0% 3.0% 9.0% 85.8% 76.2% Mujer 9.0% 1.7% 5.7% 81.8% 64.9% Extensión Fertilizantes Abono orgánico Insecticidas Menos de 1 mz 33.7% 13.9% 11.9% 6.8% 22.8% 13.6% De 1 a 2.5 mz 48.7% 37.3% 12.4% 6.6% 41.0% 44.0% De 2.51 a 5 mz 47.8% 39.4% 12.0% 5.8% 42.9% 47.8% De 5.50 a 10 mz 41.3% 35.5% 10.3% 5.2% 39.5% 46.8% De 10.01 a 30 mz 30.6% 28.0% 8.7% 4.4% 31.7% 42.1% Más de 30 mz 16.1% 17.5% 6.0% 3.8% 19.5% 33.0% Total 34.9% 27.5% 9.7% 5.6% 32.7% 36.0% Sexo Hombre 35.3% 29.7% 9.7% 5.4% 33.6% 39.7% Mujer 32.8% 21.4% 9.7% 5.9% 28.8% 25.9% Insumos agrícolas Unido a las Prácticas Agrícolas están las de- cisiones del tipo de Insumo que se utiliza en la producción agrícola. Primeramente, se conside- ra el caso de la semilla certificada, cuyo uso se reduce en las EAF, pues pasó de 11.4% a 2.7% de 2001 a 2011. La semilla criolla sólo tuvo una leve baja y la semilla mejorada ocupa en el 2011 una parte de la reducción de los otros dos casos. En el resto de insumos hay una distribución bas- tante similar. Tal y como se ha explicado hasta ahora, entre más pequeña la extensión, menos recursos para adoptar el uso de insumos. Asimismo, se aprecia una disminución en el uso de los fertilizantes (de 34.9% a 27.5%) y de abono orgánico (9.7% a 5.6%). El resto (insectici- das, fungicidas, herbicidas y rodenticidas) resul- taron con una evolución positiva de 2001 a 2011. Persiste una mayor adopción de insumos en las EAF conducidas por hombres que por mujeres. José Luis Solórzano 57
  • 16. Producción de ganado bovino La producción de ganado bovino es una de las actividades de mayor peso en el sector agrope- cuario nacional. De acuerdo a los datos de los censos de referencia, para el año 2001, un total de 43 445 EAF disponían de 582 205 cabezas de ganado bovino; diez años más tarde, en el 2011, había un total de 72 142 EAF con 1 220 183 cabe- zas; es decir, se amplió en 66% el número de EAF y 109.6% la cantidad de cabezas de ganado. La tabla 11 ilustra la forma de distribución de las EAF con ganado bovino para los años 2001 y 2011. El peso más relevante lo tienen las gran- des propiedades que pasaron de un 23.4% a un 29.6%. La EAF de 2.5 mz o menos redujeron su participación desde un 26% a un 19.5%. Res- pecto a la distribución por sexo, las EAF encabe- zadas por hombres ocupan la gran mayoría para los dos períodos; nos obstante, las EAF conduci- das por mujeres incrementaron su participación hasta en un 2 %. Por otra parte, si enfocamos el análisis al nú- mero de cabezas de ganado bovino, las diferen- cias son significativas. La Tabla 12 ilustra que las EAF de más de 30 mz concentran el 68.4% del hato ganadero y lo han mantenido de forma Extensión Funguicidas Herbicidas Rodenticidas Menos de 1 mz 13.2% 7.0% 17.4% 11.7% 0.6% De 1 a 2.5 mz 24.9% 25.2% 40.4% 48.5% 1.9% De 2.51 a 5 mz 26.6% 29.7% 46.9% 57.4% 2.3% De 5.50 a 10 mz 24.3% 28.6% 48.1% 59.8% 3.0% De 10.01 a 30 mz 18.5% 24.6% 47.7% 62.5% 3.2% Más de 30 mz 12.1% 19.6% 46.2% 61.0% 3.7% Total 19.8% 21.2% 43.7% 47.1% 2.3% Sexo Hombre 20.6% 23.5% 45.6% 52.4% 2.6% Mujer 16.7% 14.7% 35.9% 32.5% 1.6% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Tabla 11 EAF con ganado bovino 2001 2011 Extensión EA ganado bovino Menos de 1 mz 7.3% 7.8% De 1 a 2.5 mz 18.7% 11.7% De 2.51 a 5 mz 14.3% 11.8% De 5.50 a 10 mz 14.9% 14.0% De 10.01 a 30 mz 21.5% 25.1% Más de 30 mz 23.4% 29.6% Total 100.0% 100.0% Sexo Hombre 80.5% 78.5% Mujer 19.5% 21.5% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 58
  • 17. consistente en ambos períodos. Las pequeñas propiedades han aumentado un poco; principal- mente, las menores de 1 mz. Como señalamos previamente, esto puede ser consecuencia de las políticas gubernamentales orientadas a superar la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria. Respecto a la distribución del ganado en base al sexo del productor, la diferencia es notable entre EAF conducidas por hombres y por mujeres; és- tas solo ocupan el 14.8% del hato ganadero. Respecto a los insumos para ganado bovino, la Tabla 13 permite apreciar la evolución favo- rable que ha tenido la adopción de vitaminas, minerales y concentrado; las cifras de EAF para el último año corresponden a 78.3%, 45.1% y 13.1% respectivamente para cada producto. No se aprecian grandes diferencias entre EAF de hombre y de mujeres. Tabla 12 Cabezas de ganado bovino 2001 2011 Extensión Menos de 1 mz 0.7% 1.9% De 1 a 2.5 mz 2.3% 2.8% De 2.51 a 5 mz 3.3% 3.5% De 5.50 a 10 mz 6.0% 5.6% De 10.01 a 30 mz 19.0% 17.8% Más de 30 mz 68.6% 68.4% Total 100.0% 100.0% Sexo Hombre 85.7% 85.2% Mujer 14.3% 14.8% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Tabla 13 EA con ganado bovino por uso de insumos 2001 2011 2001 2011 2001 2011 Extensión Minerales bovino Concentrado bovino Vitaminas bovino Menos de 1 mz 33.2% 35.5% 17.2% 17.3% 55.8% 74.2% De 1 a 2.5 mz 42.2% 36.9% 11.6% 15.3% 55.9% 74.4% De 2.51 a 5 mz 42.6% 38.1% 9.6% 12.1% 56.2% 75.6% De 5.50 a 10 mz 41.9% 38.5% 7.7% 10.6% 52.2% 76.2% De 10.01 a 30 mz 43.4% 45.3% 7.2% 10.3% 55.0% 78.1% Más de 30 mz 43.2% 56.5% 7.4% 14.9% 54.8% 83.2% Total 42.8% 45.1% 8.0% 13.1% 54.7% 78.3% Sexo Hombre 42.7% 45.5% 8.0% 12.8% 54.7% 78.8% Mujer 43.1% 43.7% 8.4% 13.9% 54.6% 76.6% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) José Luis Solórzano 59
  • 18. Financiamiento La Tabla 14 detalla la participación de las EAF que solicitaron y recibieron préstamos en los años 2001 y 2011. Destaca el hecho de que es una mi- noría de EAF las que solicitaron crédito: para 2001 solo el 18.6% y para 2011 un 8.2%. Respecto a la respuesta del sistema financiero, fue positiva en tanto el índice mejoró dado que en el 2001 solo recibió el 52.3% de los que solicitaron y para el 2011 esa cifra se elevó al 90.3%. Las diferencias entre EAF lideradas por hombres y por mujeres es notoria en el proceso de solicitud, dado que son los hombres los que más requieren crédito; el ín- dice de otorgamiento es bastante similar. Cabe destacar que en el país el financiamien- to a la producción agrícola es muy limitado. Un número reducido parece utilizar el crédito; es posible que esta apreciación responda a lo que se considera como crédito o financiamiento que puede ser visto como la oferta de las institucio- nes financieras. Según lo abordado, no hay gran- des diferencias en la participación de los sub-es- tratos. Por lo menos nueve de cada diez EA que solicita un crédito lo reciben, lo cual es muy po- sitivo. Adicionalmente, existen dificultades para acceder al crédito por la falta de cercanía de los oferentes. “La cobertura geográfica de los prin- cipales prestadores de servicios financieros se concentra en Managua, y las principales cabece- ras departamentales, no precisamente donde se concentran los principales polos de producción agropecuaria” (FUNICA , 2012, p. III) . Lo descrito coincide con lo manifestado por Rofman, Foti, y García (2005), en relación al fi- nanciamiento público, quienes señalan que el crédito estatal no es generalizado y alcanza un nivel básico de las necesidades. Las brechas se completan parcialmente con instrumentos infor- males de crédito que resultan desventajosos en la mayor parte de los casos, pero que se siguen utilizando dadas las características del ciclo de producción y comercialización; es decir, “[...] las condiciones para operar con muchos microcré- ditos en zonas remotas eleva significativamente los costos de operación, conllevando a otorgar créditos en condiciones desventajosas restando competitividad a la pequeña producción agrope- cuaria” (FUNICA7 , 2012, p. IV). Por consiguiente, el crédito no es un verdadero instrumento para el desarrollo; máxime cuando la mayor parte del riesgo lo asume el productor. Este último carece de capacidad de maniobra que le permita aprovechar oportunidades de mercado. De hecho, Los productores tienen una limitada ca- pacidad de retención de cosecha debido principalmente a: falta de infraestructura para post cosecha, condiciones de finan- ciamiento que permitan pagar el préstamo una vez vendido el producto en tiempo de escasez, financiamiento para cubrir las necesidades básicas mientras vende a mejor precio el producto; mercados muy irregulares e informales por la falta de es- tructuración.(FUNICA, 2012, p. 8) 7  Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario y Forestal de Nicaragua Tabla 14. EAF que solicitaron y recibieron préstamos 2001 2011 2001 2011 Extensión Solicitó préstamo Recibió préstamo Menos de 1 mz 9.4% 2.9% 52.7% 86.9% De 1 a 2.5 mz 18.4% 9.2% 62.0% 89.8% De 2.51 a 5 mz 21.5% 12.2% 63.0% 91.8% De 5.50 a 10 mz 21.3% 12.8% 59.2% 90.1% De10.01a30mz 20.1% 10.0% 50.3% 91.3% Más de 30 mz 16.7% 5.5% 32.2% 89.6% Total 18.6% 8.2% 52.3% 90.3% Sexo Hombre 19.5% 9.2% 53.3% 90.4% Mujer 14.7% 5.5% 47.2% 89.9% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 60
  • 19. Apoyo institucional en asistencia técnica y capacitación El último punto a tratar corresponde al apoyo que han recibido las EAF en los temas de asisten- cia técnica y capacitación. Según los datos de la Tabla 15, la asistencia fue recibida por el 7.7% y 11.0 % de las EAF para los años 2001 y 2011 respectivamente. Las EAF que participan de este servicio son principal- mente las de una extensión de 1 a 10 mz. Para el año 2001, las EAF a cargo de hombres tenía una mayor participación (8.1%) respecto a las muje- res (5.7%); para el año 2011, las mujeres toma- ron el liderazgo con el 11.8%, un poco superior a los hombres. No obstante, estos índices aún son muy bajos para las demandas del país. Los datos sobre la capacitación son bastante similares a la asistencia técnica. La Tabla 16 in- dica que un 11.8% recibió este servicio o apoyo en el año 2011. De la misma manera que en el caso anterior, hay mayor presencia de las muje- res en esta acción respecto de los hombres. Tabla 15. EA que recibieron asistencia técnica 2001 2011 Extensión Menos de 1 mz 3.8% 8.3% De 1 a 2.5 mz 9.0% 12.2% De 2.51 a 5 mz 9.7% 14.2% De 5.50 a 10 mz 9.5% 13.3% De 10.01 a 30 mz 7.8% 11.2% Más de 30 mz 5.3% 8.5% Total 7.7% 11.0% Sexo Hombre 8.1% 10.7% Mujer 5.7% 11.8% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Tabla 16. EA que recibieron capacitación 2011 Extensión Menos de 1 mz 8.7% De 1 a 2.5 mz 13.1% De 2.51 a 5 mz 15.4% De 5.50 a 10 mz 14.5% De 10.01 a 30 mz 12.0% Más de 30 mz 9.2% Total 11.8% Sexo Hombre 11.6% Mujer 12.2% Con base en: (INIDE, 2001), (INIDE, 2011b) Conclusiones Nicaragua, al igual que otros países de América Latina, ha venido transformando la estructura y funcionamiento del sector agropecuario. Hay una clara concentración de la tierra en pocas manos, motivado por la inserción de las econo- mías locales en el mercado internacional, el cual demanda grandes volúmenes de producción bajo un patrón tecnológico que responde a un modelo de empresa y no de agricultura familiar. Las EAF en el país se caracterizan por disponer de pocas extensiones. La mujer, además de ser minoría en cuanto a la posesión de las EA, solo dispone de las más pequeñas propiedades. Esto forma parte de las tendencias mundiales del modelo predo- minante en la agricultura que parece apuntar a perpetuar la pobreza rural. En el país, una parte de las EAF de poca exten- sión se dedican a la producción de granos bási- cos con una reducida participación en otros cul- José Luis Solórzano 61
  • 20. tivos; además, participan en actividades de poca relación con el mercado y muy pocas se dedican a otras acciones económicas. Esto obedece a las necesidades de sobrevivencia diaria, lo cual no permite aplazar el escaso ingreso. Nicaragua goza de abundantes recursos hídri- cos naturales; sin embargo, un 21.5% de las EAF acceden al agua a través de la red pública; las más pequeñas llegan a ocupar hasta el 45.3%. Hay insuficientes pozos y la práctica de recolec- ción de agua de lluvia es escasa. De las EAF tan solo un 2.3% dispone de algún tipo de riego, el cual se concentra en las propiedades de media- na extensión. La mayoría de las EAF realiza algún tipo de práctica agrícola. El peso más relevante corres- ponde a las prácticas “tradicionales” que son aprendidas en el seno familiar. Los insumos agrí- colas más utilizados son la semilla criolla, her- bicidas y fertilizantes. Se percibe que hay resis- tencia a la adopción de nuevas tecnologías por aspectos de orden cultural y carencia de enfoque de sostenibilidad de los negocios. El hato ganadero tiene una enorme importan- cia para la economía agropecuaria; su evolución ha sido favorable; hay un buen índice de adopción de tecnologías para atender las necesidades. La inmensa mayoría del ganado bovino está en ma- nos de los grandes productores de 30 mz o más. El financiamiento es un punto crítico. Apenas un 8.2 % solicitó préstamos. El crédito parece ser entendido nada más como el ofrecido por las ins- tituciones financieras. No hay grandes diferen- cias relacionadas con el tamaño de las propieda- des. La casi totalidad de los que solicitan crédito lo reciben. Pese a ello, hay dificultades en la co- bertura y accesibilidad a los servicios de finan- ciamiento. El papel del Estado es insignificante y solo se orienta al nivel básico de necesidades. En el año 2011 recibió asistencia técnica un to- tal del 11:0 % de las EAF; en este caso, hay un ligero énfasis a favor de las propiedades de me- diana extensión. Pero la situación de la pequeña agricultura familiar en Nicaragua es compleja por el sinnúmero de obstáculos ambientales y es- tructurales que enfrenta. En un reciente informe publicado por FUNICA (2012), se afirma que: Los pequeños productores de granos bá- sicos siguen enfrentando limitaciones como: uso de tierras marginales para la producción, poco acceso y disponibili- dad de tecnología que aprovechen las condiciones agroecológicas o mitiguen la variabilidad climática, dependencia de las lluvias para producir, poco acceso y disponibilidad a servicios financieros y adopción de tecnologías, informalidad de mercados no estructurados, que desin- centivan la inversión, poco valor agregado que se incorpora al producto ocasionando vulnerabilidad en los precios, uso irracio- nal de los recursos naturales. (p. 8) Finalmente, conviene destacar, como señala Paz (2008), que la pobreza no solo es la carencia de recursos sino el problema de gestión y asigna- ción de los mismos. Adicionalmente, reconocer “que la pobreza rural está asociada a una estruc- tura agraria bimodal y a formas de producciones tradicionales, pero también a extensas superfi- cies de tierra.” (p. 78) Agricultura Familiar en Nicaragua. Extensión, actividades y recursos disponibles de las explotaciones agropecuarias en 2001 y 2011. 62
  • 21. Referencias Carmagnani, M. (2008). La agricultura familiar en América Latina. Problemas del Desarrollo, 39(153), 1-55. Castilla, F. (2013). H2O: calidad de vida y produc- ción. RIA. Revista de Investigaciones Agrope- cuarias, 39(1), 8-13. Cieza, R. (2012). Financiamiento y comercialización de la agricultura familiar en el Gran La Plata. Estudio en el marco de un proyecto de Desarrollo Territorial. Mundo Agrario, 12(24), 1-18. FUNICA. (2012). Estado actual, oportunidades y propuestas de acción del sector agropecuario y fo- restal en Nicaragua. Managua, Nicaragua: Funda- ción para el Desarrollo Tecnológico Agropecua- rio y Forestal de Nicaragua. INIDE. (2001). CENAGRO III (2011a). Anuario Esta- dístico. Managua. (2011b). CENAGRO IV INIDE y MAGFOR. (2012). Informe Final IV Censo Nacional Agropecuario. Managua. Maletta, H. (2011). Tendencias y perspectivas de la agricultura familiar en América Latina. Santiago, Chile: Centro Latinoamericano para el Desarro- llo Rural. Paz, R. (2008). Mitos y realidades sobre la agricultura familiarenArgentina:reflexionesparasudiscusión.Pro- blemas del Desarrollo, 39(153), 57-83. Rebai, N. (2012). Del huerto a la ciudad: agricultu- ra familiar y aprovisionamiento urbano en la Sierra Ecuatoriana. Revista Pueblos y Fronteras Digital, 7(14), 31-47. Rofman, A., Foti, M., & García, I. (2005). Acceso de los pequeños productores al crédito formal e in- formal: diagnóstico y propuestas. Buenos Aires: Secretaria Agricultura, Ganadería, Pesca y Ali- mentación. Rueda, V. (2013). El campesinado migrante. Políti- cas agrarias, colonizaciones internas y movimientos de frontera agrícola en Nicaragua, 1960-2012. Re- vista de Estudios Históricos, (57), 155-198. Salcedo, S., De la O, A., & Guzmán, L.(2014) Cap. 1 El concepto de agricultura familiar en América Latina y el Caribe. Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe. Recomendaciones de Política. Organiza- ción de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Santiago, Chile. (pp. 17-32). Schejtman, A. (2008). Alcances sobre la agricultu- ra familiar en América Latina: Programa Dinámicas Territoriales Rurales.Santiago, Chile: Latin American Center for Rural Development. José Luis Solórzano 63