os origenes de los riesgos laborales. MIguel Ángel Figueroa ICASEL TENERIFE

1. Los orígenes de los riesgos laborales
Miguel Ángel Figueroa Fernández

2. 1
El sistema de relaciones sociales de producción.
Profundizar en el conocimiento del riesgo laboral debe de significar, de una parte, descubrir los
factores que nos inducen a su análisis, y en otro orden, estudiar con qué dimensiones se
materializa el mismo. Para revelar el verdadero sentido y significado del riesgo se ha de incidir
en el conocimiento del origen del mismo. Pero el riesgo, aparece en el trabajo como algo que
es a la vez cuestión y explicación de la evolución de las condiciones de trabajo. Destaca su
aparición en todo proceso industrial, en todo sistema productivo, en toda innovación
tecnológica. El riesgo adopta nuevas presencias, se materializa con diferencias disfraces y, se
puede afirmar que se transforma, en ocasiones, en portador de peligros enmarcados en
particulares dimensiones culturales.
En este recorrido por el riesgo , se intenta examinar más su componente abstracta, sin
olvidar su implacable materialidad. Es objetivo principal, analizar la reacción del medio
sociolaboral ante la presentación del materializado en daños a la salud.
La enfermedad profesional y el accidente de trabajo son, cada uno en su particular
génesis, las formas que permiten descubrir la realidad más visible del riesgo.
En el marco laboral se descubre la tarea como la parte más elemental de diferentes
procesos en los que la producción manifiesta su máxima presencia. La tarea es así el principio
de la relación que desde los albores del desarrollo industrial marca la relación de los seres
humanos con el medio natural o con un medio inventado en la fábrica (gráfico 1), tras el
objetivo de obtener diferentes productos y servicios.
La integración de tareas del conjunto de trabajadores y trabajadoras en la industria
configuran el proceso de trabajo que deviene en proceso de producción. La tarea es, por tanto,
el nexo de unión más elemental en la interacción entre el hombre y la mujer trabajadores y el
resultado de su trabajo.
Además del producto material o servicio, se obtienen extensiones del mismo mediante
el excedente y la reproducción. Si la cantidad designada para el salario se supera por encima
de la satisfacción de las necesidades primarias de la fuerza de trabajo, aparece el consumo
como elemento que condiciona al individuo hacia la devolución de su sobre-salario al sistema.
Por la otra parte, el excedente del organizador de la producción , puede suceder que no se
invierta en el propio sistema con lo que se produce la apropiación típica del sistema de
relaciones sociales
1
de producción cuyo objetivo es el máximo beneficio
2
.
En ese esquema general, el trabajador y la trabajadora están inmersos en un medio
ambiente de trabajo, utilizando unas materias primas, en interacción con una maquinaria, con
una línea o cadena de montaje (tecnología) y, en suma, con una organización del trabajo que
1
ESTEVA, C. (1.984 : 163). El hombre está en el trabajo en continua relación con otros hombres y

3. 2
ejerce, a priori un control científico del proceso de trabajo sobre la base de la máxima eficacia y
rendimiento. En el escenario anterior se ha de resaltar el papel de la tecnología como enlace
interactivo del conocimiento humano y de la energía, en sus diversas versiones. En resumen, el
proceso de trabajo participa de elementos y factores que lo determinan : tecnología,
organización, y en directa conexión con ellas, tareas y ambiente de trabajo.
Las condiciones de trabajo, en la diversidad de factores y dimensiones, son partes de
las condiciones de vida y, en lógica consecuencia, su influencia se extiende sobre lo que es la
calidad de vida de los hombres y mujeres trabajadores alcanzando incluso a su entorno
familiar.
El trabajo manual ha sufrido una evolución por la vía de incorporación de tecnologías
que si bien han mitigado la importancia de las cargas físicas de un trabajo rudimentario
asociado a la fuerza, en otro sentido, han aportado mayores presencias de cargas mentales. El
incremento de los ritmos y los cambios en las jornadas de trabajo se han constituido en
factores fundamentales a considerar en el catálogo de lo que se debe entender como
condiciones de trabajo. Mientras tanto, la organización ha sabido adaptarse, mediante su
presencia en el control de las funciones, actividades y tareas de cara a la obtención de un
mayor rendimiento y productividad.
Si las condiciones de trabajo han tenido variaciones a lo largo de la historia, no ha
sucedido menos con las condiciones sociales en que se ha realizado el trabajo. Para Marx
3
, el
uso y la creación de medios de trabajo,...caracterizan el proceso específicamente humano de
trabajo...Lo que diferencia unas épocas de otras no es lo que se hace, sino cómo, con qué
medios de trabajo se hace. Los medios de trabajo no sólo son escalas graduadas que señalan
el desarrollo alcanzado por la fuerza de trabajo humana, sino también indicadores de las
relaciones sociales bajo las cuales se efectúa ese trabajo.
La salud es un bien social, y por ello, la enfermedad, además de afectar a nuestro
bienestar individual, también alcanza dimensiones sociales. En el ámbito de trabajo ambos
hechos están presentes ligados a la propia actividad laboral.
La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define la salud como el estado de
bienestar físico, mental y social completo y, no solamente la ausencia de enfermedad. Si el
trabajo es una actividad que favorece la satisfacción de las necesidades humanas y la mejora
de las condiciones de vida, también puede ser la causa del deterioro de la salud como
consecuencia de accidentes, enfermedades profesionales y de la alteración de los rasgos
personales que definen el carácter de cada mujer y hombre trabajadores. La anulación de la
voluntad, la intervención sobre la creatividad, la cosificación del
2
CASTELLS, M. (1995 : 29-36).
3
MARX, K. (1984 : 218).

4. 3
ser humano, en suma, fruto de una actividad monótona, pueden llegar a atrofiar sus aptitudes y
personalidad.
La categorización dimensional que la O.M.S. introduce en su definición de salud aporta
un aspecto más a considerar como elemento simbólico de la lucha de clases. En efecto, si se
considera la salud como un todo participado en un balance cero o equilibrio de las dimensiones
físicas, mentales y sociales de la persona, lo que se está reproduciendo es, según la
proporción en que las mismas se equilibren, la división de la sociedad en clases
4
.
Los riesgos laborales.
Llegados a este punto, es preciso definir el riesgo. Una definición de riesgo laboral,
integradora de las diferentes que se pueden encontrar en los países de la U.E. es la que sigue :
La probabilidad de que la capacidad para ocasionar daños se actualice en las condiciones de
utilización o de exposición, y la gravedad de las consecuencias.
Para la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, el riesgo
es la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo. Se
consideran como daños derivados del trabajo las enfermedades, patologías o lesiones sufridas
con motivo u ocasión del trabajo.
Otros autores, como Carlos Dueñas
5
, entienden el riesgo laboral como una disfunción
del proceso productivo que habría que neutralizar, al menos en lo relativo a sus efectos más
graves sobre la salud del trabajador.
Se pueden ofrecer muchas más definiciones de riesgo laboral pero quizá lo más
interesante, atendiendo al objetivo de este texto, es escudriñar en torno al origen de los riesgos
laborales. Origen, como principio, causa generadora de su existencia, y origen, como límite
remoto del riesgo ; como estadio donde se inicia su andadura y actividad. Con ello podemos
advertir que el riesgo es un factor potencial y latente que se enmarca de forma implícita en el
proceso de trabajo concebido por el ser humano para transformar el medio natural y a su vez
diversos objetos materiales e inmateriales en valores de uso, es decir, capaces de satisfacer
necesidades biológicas, psíquicas o sociales
6
.
4
DASSA, S. (1.982 : 25). Para este autor, los riesgos en el trabajo se reparten de manera desigual. En
ese sentido, los riesgos más agresivos por sus efectos, se concentrarían en las cualificaciones más bajas
y por tanto, en los trabajadores menos formados. El autor amplía la población afectada hasta los
emigrantes, los empleados del sector terciario en labores repetitivas y, por supuesto, los marginados y
despreciados por la sociedad de consumo. Actualmente el catálogo se amplía, si bien las causas se han
visto potenciadas por razones de políticas y prácticas desaprensivas en materia de empleo. No hay que
indagar en exceso para apreciar como la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos
Laborales contiene una serie de medidas protectoras para colectivos minoritarios como la mujer
embarazada, los jóvenes, los trabajadores con trabajos temporales, los trabajadores con estado de salud
disminuido y los integrados en empresas de trabajo temporal.
5
DUEÑAS, C. (1983).
6
Ibid., (1983 :2).

5. 4
El lugar en donde se produce el accidente de trabajo pertenece al mundo de lo
construido. Los riesgos residen en la creación del mundo humano. Aún cuando no se debe
olvidar que la explotación de los recursos naturales lleva implícita riesgos, es la alteración de la
naturaleza por el ser humano el factor que incorpora un mayor grado de incertidumbre, que
finalmente se manifiesta en multitud de factores agresivos.
La voluntad del individuo, del hombre y la mujer, determina en buena medida el
proceso de trabajo. El empresario, el fabricante de la maquinaria, el proyectista de la
instalación, el técnico del taller, el encargado de la sección o cuadrilla, los trabajadores del taje,
etc..., incluso los que no llegan a utilizar la máquina pueden ejercer indirectamente su
influencia. La mediación del ser humano se hace patente desde el mismo momento del diseño
de la organización de la empresa.
Para Andrés Bilbao
7
, el accidente de trabajo se despliega como un acontecimiento
bifronte, rechazado como negativo y asumido como inevitable. La multiplicación de organismos
de prevención, las leyes, reglamentaciones e inspecciones, son el reflejo de esa percepción
negativa. Paralelamente su repetición se impone a esa percepción. La reiteración de un
acontecimiento que se percibe como negativo plantea el problema de su origen. Cuando el
acontecimiento está anclado en la región exterior a los individuos, el sentimiento de su
negatividad es simétrico al de la imposibilidad para erradicarlo. La muerte es el acontecimiento
emblemático en el que convergen el sentimiento que lo percibe como negativo y la
imposibilidad de evitarlo. El hecho de morir pertenece a la región de lo exterior, desde la que se
marca lo que acontece con el sino del destino. La muerte más allá de los sentimientos, es un
hecho normal sobre cuyo acontecer no hay discusión. Pero el accidente de trabajo no cumple
esa simetría ya que su origen está en el mundo de las relaciones sociales.
El hecho de que el accidente de trabajo y la enfermedad profesional tengan su principio
en un entorno social abre otro de los aspectos definitivos para la comprensión de tales
fenómenos. El riesgo laboral, factor propulsor de los daños a la salud derivados del trabajo
humano, se descubre en la organización social a la que va asociada y se reproduce en el
mundo laboral. Detectar la normalización del accidente de trabajo es equivalente a aceptar el
vínculo entre trabajo y riesgo, entre trabajo y posibilidad de daño al cuerpo. De esa forma los
acontecimientos negativos derivados del riesgo son asumidos como normales
8
.
La doctrina de la culpa.
La materialización del riesgo en el accidente de trabajo o en la enfermedad profesional,
supuso un primer esfuerzo de comprensión que descubría la causa exclusiva en la
organización de los medios de producción y en la configuración del proceso de trabajo. Era un
7
BILBAO, A. (1997 : 24).
8
Ibid. (1997 : 24).

6. 5
planteamiento simple a partir de la relación causa-efecto, sin pretender identificar otras
variables explicativas del accidente. Se establecía la conexión directa entre el daño producido
al trabajador con la deficiente organización del trabajo. Según Bilbao
9
, la doctrina de la culpa
ubica al accidente de trabajo en el terreno de lo internacional, e incluso afirma que se trata de
un acontecimiento de raíz política, dentro de la lucha de clases ligada a la explotación de los
trabajadores. En este escenario, el patrón llevaría la mayor responsabilidad como propietario y
gestor de los medios de producción. La culpa recae, por tanto, en el patrono y en sus
decisiones en el medio laboral. La compresión del accidente de trabajo se apoya prácticamente
en el hecho de ser un acontecimiento de la producción.
Pero la doctrina de la culpa se torna en doctrina del riesgo cuando el accidente ya no
aparece como un hecho extraordinario y es el empresario quién tiene que demostrar y
compensar algo que es innato al proceso de trabajo. Tras este giro entra en juego la
prevención del riesgo por extensión del accidente y de la enfermedad profesional, que no será
una acción voluntaria, asociada a la evitación de un hecho fortuito, sino una acción constante
exigida por la naturaleza normal del accidente de trabajo.
10
La doctrina del riesgo.
Frente a la doctrina de la culpa se incorpora la doctrina del riesgo que proporciona
elementos de racionalización del accidente de trabajo para alcanzar su normalización en el
medio laboral y social. En el último tercio del siglo XIX, las reformas sociales aportaron razones
que no localizaban en el empresario, ni en el proceso ni en el modo de producción, sino en el
hecho de trabajar, el origen de la accidentabilidad. Este hecho de racionalización lo sitúa en el
marco de las relaciones sociales de producción. Se ha superado el trabajo de tipo artesanal en
el que dominaba la relación obrero-patrono, permitiendo la entrada de procesos industriales. El
desarrollo industrial viene a ser sinónimo de aumento de accidentabilidad, como consecuencia
de una mayor presencia de riesgos asociados a los trabajos con nuevas maquinarias y el
incremento de los ritmos de trabajo, fundamentalmente.
El análisis de las causas del accidente y de la enfermedad profesional, el estudio del
riesgo, pasa a tratarse estadísticamente, con lo que se ofrece un soporte singular para el
proceso de normalización, de objetivación del riesgo y del accidente. Con ello, además se
confirma un dato, el hecho de trabajar es peligroso.
11
Algunas de las definiciones de riesgo que se han visto previamente empiezan a tomar
vigor, cuando se puede conocer que trabajar no solamente supone un peligro, un daño para la
salud del ser humano, sino que además el riesgo se caracteriza como la probabilidad de que se
materialice cierto efecto negativo del azar.
9
Ibib. (1997 : 122)
10
Ibid. (1997 : 40).

7. 6
Por otro orden, la doctrina del riesgo se enmarca en la imagen objetiva del proceso de
producción, forma visible, a su vez, del enfrentamiento hombre-naturaleza, como origen del
accidente... Situando el accidente en el quicio de la relación entre individuo y naturaleza...Bajo
la doctrina del riesgo, el individuo se alarga y metamorfosea en el factor humano. Descuido,
impericia, incumplimiento de la norma o dejadez son causas inmediatas del accidente...El
factor humano, la imprevisible frente a la regularidad inerte de la máquina, es el origen de la
accidentabilidad.
12
Por todo lo expuesto, en la evolución de la doctrina del riesgo los conceptos
interpretativos se diversifican: trabajadores, patronos, movimiento obrero, instancias
gubernamentales, ámbitos del derecho, medicina, organización de la producción, etc.
13
Reconocimiento y normalización del accidente de trabajo. La prevención.
El accidente de trabajo se produce en el ámbito de las condiciones de trabajo que son
modificables. Sin embargo, esa alterabilidad tiene un freno ; un límite que Bilbao lo explica en
dos líneas de comprensión. Primero, la objetivación de la accidentabilidad en el riesgo tiene
lugar en un contexto en el que las relaciones personales aparecen como relaciones entre
categorías. Y en esta medida el riesgo es una derivación lógica del proceso de trabajo. En
segundo lugar, la siniestralidad es tratada como algo a reducir, pero los límites de este
reducción los traza la lógica del proceso de trabajo.
14
Se introduce la prevención como herramienta que de forma objetiva interviene sobre el
proceso de trabajo. Para la prevención el accidente es algo diagnosticable. Se está en
condiciones de descubrir los riesgos y las causas que han catalizado su actividad. La
prevención es, por consiguiente, la terapia que sigue al diagnóstico y es congruente con él.
15
El perfeccionamiento del binomio ser humano y máquina (nueva versión del
enfrentamiento hombre-naturaleza) en el trabajo, se identifica con la prevención
16
, se intenta
elevar a la máxima dimensión de rendimiento para la salud del primero y para la eficacia y
durabilidad de la segunda.
Como sistema, la prevención objetiviza el proceso de trabajo, pero cuando se ha de
descubrir la causalidad del accidente y de la enfermedad profesional se hacer al caso concreto,
individualizando y aislando el estudio del mismo. Posteriormente, esa información servirá para
engrosar las fuentes estadísticas, ahora ya de forma universal.
11
Ibid. (1997 : 84).
12
Ibid., (1997 : 122).
13
Ibid., (1997 : 38-39)
14
Ibid., (1.997 : 94).
15
Ibid., (1997 : 114).
16
Ibid., (1997 : 118).

8. 7
A partir de la prevención, con el estudio y análisis de las causas que han dado lugar y
mantenido los riesgos, entra en juego para el empresario y para el sistema socio-laboral un
nuevo nivel de objetivación. La asunción de la realidad permanente de los riesgos y de la
siniestralidad en el mundo laboral, por parte del empresario, le conduce a introducir, de la forma
menos gravosa posible, en sus costes de producción, aquellos derivados de las
compensaciones que la ley (otra dimensión de normalización) le obliga a satisfacer al
trabajador que padeció el daño.
Conclusiones.
Es obvio que esgrimir conclusiones del pasado no debe de resultar difícil cuando se
conocen los elementos, factores y agentes que han ido configurando el proceso de trabajo y el
sistema de relaciones de producción durante el desarrollo industrial hasta nuestros días.
Finalmente, Bilbao
17
concluye que :
• En un sistema de relaciones de producción la división del trabajo relaciona horizontal y
verticalmente a los hombre y mujeres trabajadores.
• El daño al cuerpo y el accidente de trabajo expresan el mismo acontecimiento puesto bajo
un luz distinta. El primero, alarmando a la conciencia social. El segundo, se encuentra en el
proceso de trabajo.
• El accidente de trabajo es un acontecimiento cuyo origen es perfectamente conocido, al
originarse en un proceso ordenado por los individuos.
Las afirmaciones anteriores se pueden complementar, añadiendo que :
• Los orígenes más remotos del riesgo laboral residen en la complejidad del sistema de
relaciones de producción.
• El riesgo, en su alcance, en su dimensión y límite, es fruto de un pacto entre los agentes
sociales.
• El grado de discrecionalidad en la aplicación de las normas puede exponer al riesgo a una
pérdida de su identidad más característica ocultándolo en el proceso de trabajo, y evitando
su detección, eliminación o reducción
18
.
En otro sentido, concretar en que han concluido o derivarán las condiciones del trabajo
humano puede constituir una labor más compleja ante la transformación en la que nos vemos
inmersos actualmente. En efecto, la sociedad de la información, la influencia de la globalización
que puede eliminar del nuevo mundo informacional a los países menos introducidos (una
nueva forma de segmentar y dualizar sociedades), la imparable terciarización de la economía,
17
Ibid., (1997 : 255-257).
18
Vid., VOGEL, L(1995 : 111-127). El descubrimiento del síndrome Ardystil : discurso médico y relaciones
entre precarización y salud. Sociología del Trabajo, nº 23, nueva época.

9. 8
las últimas teorías sobre la sociedad red y, en suma, la permanente innovación tecnológica,
con certeza que van a rediseñar, cuando no inventar, nuevas versiones de riesgos laborales.
En la anterior línea argumental, Castells
19
afirma que las redes son el elemento
fundamental del que están y estarán hechas las nuevas organizaciones...La mayoría de los
métodos, de participación de los trabajadores, experimentados por las compañías japonesas,
suecas y estadounidenses requirieron un cambio de mentalidad en lugar de un cambio de
maquinaria.
Por todo lo anterior, se puede afirmar que el origen de los nuevos riesgos laborales ya
está aflorando desde lo más profundo de la sociedad posindustrial.
Bibliografía.
CASTELLS, M. (1995) : La ciudad informacional. Tecnologías de información, reestructuración
económica y el proceso urbano-regional, Madrid, Alianza.
CASTELLS, M. (1997) : La era de la información. Economía, sociedad y cultura, Madrid,
Alianza.
BILBAO, A. (1997) : El accidente de trabajo: entre lo negativo y lo irreformable, Madrid, Siglo
XXI.
CASTILLO, J.J. y PRIETO, C. (1983) : Condiciones de trabajo. Hacia un enfoque renovador de
la Sociología del Trabajo. Madrid, CIS.
DUEÑAS, C. (1983) : Salud y condiciones de trabajo. Un esquema de análisis conceptual,
Gabinete Técnico Provincial de Cantabria, I.N.S.H.T.
DASSA, S. (1982) : “Trabajo asalariado y salud de los trabajadores” en Sociología del trabajo,
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ESTEVA, C. (1984) : Antropología industrial. Barcelona. Anthropos.
GUARDINO, X. (1.997) : “Treball i salut” en Debats Tecnológics, nº 3, Febrero 1997.
MARX, K. (1987) : El capital. Madrid, Siglo XXI.
VOGEL, L. (1995) : El descubrimiento del síndrome Ardystil : discurso médico y relaciones
entre precarización y salud, Sociología del Trabajo, nº 23, nueva época.
La Laguna, 2004.
19
CASTELLS, M. (1997 : 196).