La liturgia es la fuente de la espiritualidad cristiana y el fundamento común de todas las formas de espiritualidad. La espiritualidad litúrgica consiste en fundamentar toda la vida en la celebración auténtica de los misterios de fe para configurarse con Cristo y su Iglesia. Sin embargo, esta espiritualidad debe evitar caer en el intimismo o el formalismo y promover una participación comunitaria que transforme la existencia.
1. Curso de Formación Litúrgica
Diócesis de Reconquista
Espiritualidad
litúrgica
2 y 3 de octubre de 2010
2. 1. Espiritualidad: experiencia de
Dios, seguimiento de Jesús
No se comienza a ser cristiano
por una decisión ética o una gran idea,
sino por el encuentro
con un acontecimiento, con una Persona,
que da un nuevo horizonte a la vida
y con ello, una orientación decisiva.
Deus Caritas est, nº 1
3. • En el horizonte de sentido en la vida de
cada persona se encuentra el “deseo
religioso” Este nace de la experiencia de
indigencia del hombre que busca su
plenitud fuera de si, es decir “mas allá de
si” y por él se eleva de lo sensible a lo
espiritual.
4. • La espiritualidad aparece en nuestras vidas a
partir del “deseo religioso”, que brota de una
doble experiencia: de insatisfacción y de “deseo
de más”.
• El hombre va alimentando el deseo de la unión
con Dios como el Bien y la Verdad plena, pero la
Biblia nos ha dicho que por más que el hombre
busque alcanzar a Dios, al hombre no le es
posible porque Dios va más allá, trasciende,
absolutamente el deseo del hombre. “Nadie ha
visto jamás a Dios…” Jn. 1, 18
5. • Dios trasciende absolutamente el deseo
del hombre y solo puede ser conocido en
cuanto Él se revela libremente.
• “Nadie ha visto jamás a Dios: el que lo
ha revelado es el Hijo Único”. Jn. 1,18
6. • Esto quiere decir que el hombre se realiza
“desde arriba”, no “desde abajo”, pero
comenzando “desde abajo”. Frente al deseo
humano de ir ascendiendo hasta el Bien, la
Biblia nos habla del descenso libre de Dios.
“Dios nos amó primero” 1 Jn. 4
• Así la espiritualidad se hace un “camino de
seguimiento” de Aquel que vino de parte de
Dios para junto con Él, volver a Dios. “Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre
sino por mi” Jn.14, 6
7. Algunos aspectos del “deseo religioso”
• el deseo viene de abajo, está puesto por
Dios en nuestra naturaleza y se realiza
desde arriba: “Nos has creado para Ti y
nuestro corazón estará inquieto hasta que
descanse en Ti” S. Agustín.
• el deseo ha de ser alimentado y
ensanchado, para que se haga a la
medida del don de Dios
8. • el deseo ha de ser purificado (tendemos a
apropiarnos del don, “capturar” a Dios, de
disponer de El) No basta con desear a Dios, hay
que desearlo “según Dios”. ¿Qué buscamos,
“los consuelos de Dios o el Dios de los
consuelos”? (Sta. Teresa)
• el deseo también ha de ser transformado para
distinguir entre Dios y su representación o
imagen que tenemos de Él. “No te fabricaras
ídolos, imágenes de mi” (libro del Éxodo)
• el deseo religioso no consiste en atrapar sino en
acoger agradecidos lo que nos desborda.
9. “Nadie puede ver a Dios y seguir viviendo”
• La experiencia de Dios no se da humanamente sin lo
que llamamos mediaciones.
• Dios solo puede ser conocido allí donde Él mismo ha
querido libremente revelarse, fundamentalmente en
Jesús de Nazaret. Él es la gran mediación.
• Él es la única “imagen de Dios Padre”. “Quien me ha
visto a mi, ha visto la Padre” Jn. 14, 9-10
• Pretender superar las mediaciones es pretender poseer
a Dios.
10. • ¿Cuál es mi experiencia de Dios?
• ¿Qué es lo que me fascinó?
• ¿Cuáles fueron las mediaciones por
medio de las cuales Dios se me ha ido
revelando?
11. Teofanías:
palabra + signo que transparentan
a Dios
• Experiencia de Moisés: Ex. 3, 1-6
• Experiencia de Elías: 1Re. 19, 9-14
• Experiencia de Jeremías: Jr. 20, 7-11
• Experiencia de María Lc. 1, 26-38
• Experiencia de Pedro: Lc. 5, 1-11
• Experiencia de Zaqueo Lc. 19, 1-10
12. Leemos en el Documento de
Aparecida sobre el seguimiento y
encuentro con Jesucristo:
277. El seguimiento es fruto de una
fascinación que responde al deseo de
realización humana, al deseo de vida
plena. El discípulo es alguien apasionado
por Cristo, a quien reconoce como el
maestro que lo conduce y acompaña
13. • 244. La naturaleza misma del cristianismo consiste, por
lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y
seguirlo. Ésa fue la hermosa experiencia de aquellos
primeros discípulos que, encontrando a Jesús,
quedaron fascinados y llenos de estupor ante la
excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo
cómo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de
vida que había en sus corazones. El evangelista Juan
nos ha dejado plasmado el impacto que produjo la
persona de Jesús en los dos primeros discípulos que lo
encontraron, Juan y Andrés. Todo comienza con una
pregunta: “¿Qué buscan?” (Jn 1, 38). A esa pregunta
siguió la invitación a vivir una experiencia: “Vengan y lo
verán” (Jn 1, 39). Esta narración permanecerá en la
historia como síntesis única del método cristiano.
14. • Estas experiencias de lo divino y de encuentro
con la persona de Cristo, son fuente de un
peculiar estilo de “vida en el Espíritu” o
espiritualidad.
• Ante la infinita riqueza de matices que permita el
seguimiento de Cristo, el ser humano individual
se encuentra radicalmente incapacitado para
abarcar todas las modalidades.
• Nadie puede llegar a abarcar completamente a
Cristo a partir de lo que ve
15. • Una espiritualidad sería, pues, la forma peculiar
con la que un grupo de creyentes a partir de una
experiencia de encuentro con la persona de
Jesús se sitúa frente a Él
• Por lo tanto, es necesario hacer notar que es
una sola la espiritualidad y tiene como centro
a Jesucristo, pero que existen diferentes
caminos para llegar a Él, conocidos más
sencillamente como “formas de espiritualidad” o
“espiritualidades”.
16. • Pero, ¿cuál es el fundamento común de
todas las formas de la espiritualidad
cristiana?
• ¿Cuál es la forma típica de la Iglesia en
donde se encuentran entre sí todas las
formas de espiritualidad?
17. Y entonces Aparecida nos habla de los lugares de
encuentro con Jesucristo
245. En el hoy de nuestro continente latinoamericano, se
levanta la misma pregunta llena de expectativa:
“Maestro, ¿dónde vives?” (Jn 1, 38), ¿dónde te
encontramos de manera adecuada para “abrir un
auténtico proceso de conversión, comunión y
solidaridad? ¿Cuáles son los lugares, las personas,
los dones que nos hablan de ti, nos ponen en
comunión contigo y nos permiten ser discípulos y
misioneros tuyos?
18. • 246. El encuentro con Cristo, gracias a la acción
invisible del Espíritu Santo, se realiza en la fe
recibida y vivida en la Iglesia. Con las palabras
del papa Benedicto XVI, repetimos con certeza:
¡La Iglesia es nuestra casa! ¡Esta es nuestra
casa! ¡En la Iglesia Católica tenemos todo lo
que es bueno, todo lo que es motivo de
seguridad y de consuelo! ¡Quien acepta a
Cristo: Camino, Verdad y Vida, en su totalidad,
tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y
en la otra vida!
19. 250. Encontramos a Jesucristo, de modo
admirable, en la Sagrada Liturgia. Al vivirla,
celebrando el misterio pascual, los discípulos
de Cristo penetran más en los misterios del
Reino y expresan de modo sacramental su
vocación de discípulos y misioneros. La
Constitución sobre la Sagrada Liturgia del
Vaticano II nos muestra el lugar y la función de
la liturgia en el seguimiento de Cristo, en la
acción misionera de los cristianos, en la vida
nueva en Cristo, y en la vida de nuestros
pueblos en Él.-
20. 2. Liturgia, fuente de espiritualidad cristiana: la
espiritualidad que brota de la liturgia es la base
de toda espiritualidad cristiana.
Que la liturgia dinamice una espiritualidad
del seguimiento de Jesús,
que logre el encuentro entre la fe y la vida,
que sea promotora de la justicia, de la solidaridad
y que aliente un proyecto esperanzador y generador de
una nueva cultura de la vida.-
21. • Iluminar nuestras vidas desde el misterio
pascual de Cristo, viviendo un estilo de
espiritualidad que sea fuente de una santidad
auténticamente humanizadora y que integre
vitalmente la humanidad, la fe y la misión,
parece ser el tipo de espiritualidad que
buscamos hoy.
• Creemos que la “clave” espiritual y existencial
desde la cual vivir esta espiritualidad se inspira
en el dinamismo de la Pascua.
22. La espiritualidad cristiana como
maduración de la vida en Cristo
“Hijos míos, por quienes sufro de nuevo
dolores de parto hasta ver a Cristo
formado en ustedes” Gal. 4,19
23. • La formación cristiana como un verdadero
alumbramiento, dar a luz una realidad existente
en el interior del creyente que está llamada a ir
madurando hasta alcanzar su pleno desarrollo,
“la medida del don de Cristo”
• La formación de la vida cristiana no es entonces
la impresión de una forma que se añade desde
afuera artificialmente (como un agregado, un
barniz superficial, una máscara) sino el
despliegue de una realidad interior que se va
dando a luz a través de un proceso humano.
24. • De esto se trata “la vida en el Espíritu”, la
vida espiritual. Se va viviendo un proceso
de “con-figuración” a Cristo con su
misterio pascual, misterio de muerte y
resurrección y por lo tanto de conversión,
en el cual hemos sido injertados mediante
el rito del bautismo (Rm. 6, 1-11)
25. • La profunda e interior identificación con
Cristo esta llamada a expresarse y
manifestarse exteriormente mediante una
“vida nueva”.
26. • Es más que un nuevo comportamiento
ético, de un obrar moralmente bien,
cumpliendo mandamientos, siguiendo
una disciplina.
• Es principalmente una experiencia de
intima identificación con el ser y vivir de
Cristo
27. • Sentir …
• Pensar… … en íntima
identificación con
Cristo.
• Obrar …
28. La liturgia, fuente de espiritualidad
Hablamos entonces de una “dimensión
sacramental” de la existencia cristiana
La plenitud de esta dimensión sacramental se
alcanza en la liturgia en donde se alimenta y en
donde se expresa ritualmente un estilo de vida.
Esta vida es un misterio en el que se cree
De allí la necesaria coherencia entre vida
cotidiana y celebración.
29.
30. • Esta experiencia de configuración/identificación no es
una experiencia exclusivamente individual ya que por el
bautismo se establece un vínculo especial entre todos
los cristianos. “Bautizados en un solo Espíritu formamos
un solo cuerpo y participamos de un solo pan”(1Cor. 12,
13 y 10,17)
• Por eso podemos afirmar que la liturgia, celebración de
los misterios de fe, es la acción eclesial que al servicio
del Espíritu busca configurar al cristiano con Cristo y con
su Cuerpo. Esto es la “vida en el Espíritu”. La liturgia es
fuente de la espiritualidad cristiana.
31. • Espiritualidad litúrgica es pues, la actitud
del cristiano que funda su vida - toda su
vida - sobre el ejercicio auténtico de la
liturgia, de manera que ésta llegue a ser
“fuente y culmen de toda la acción de la
Iglesia” (cf. SC 10) y “traduzca en la vida
del hombre el misterio pascual”.
32. Aspectos que deben ser garantizados
en una espiritualidad litúrgica:
Dos tentaciones muy peligrosas amenazan hoy
a la espiritualidad cristiana:
• desentenderse de la vida real con todos sus
conflictos,
• y deformarse como práctica religiosa privatista o
intimista muy aceptable por el individualismo
actual.
33. • Revertir esto no se logra con una reforma
superficial; supone profunda conversión
personal y pastoral
• Los principios de la participación comunitaria
y celebración gozosa.
• Pasar de
– “recibir un rito” a “participar en un sacramento”.
– “administrar un sacramento” a “celebrar un
sacramento”
34. • La gratuidad del amor de Dios que opera una
transformación.
• La conexión de los ritos con la existencia cotidiana
• La práctica de los sacramentos debe ser una
profesión de fe que incluye toda la existencia
humana en toda su complejidad
• La dimensión comunitaria que corrija e impida caer
en una espiritualidad privatista e intimista
• Finalmente, la vida de los seres humanos se desvela
como un proceso
35. Conclusión
• Aquella actitud de conjunto del hombre espiritual
con la que construye, en la fe, toda su propia
existencia, sobre la celebración del Misterio
Pascual de Cristo de manera que este misterio
se realice y exprese de forma viva en su vida y
todo ello en una genuina correspondencia entre
acción simbólica exterior, actitud espiritual
interior y estilo de vida.
36. 3. Antropología y espiritualidad
sacramental.
La persona como existencia
y comunicación simbólica.
37. El lenguaje simbólico que comunica
experiencias
• El hombre es un ser simbólico, constantemente
utiliza símbolos para comunicarse y comunicar
su interioridad. Utiliza cosas sensibles,
tangibles, para expresar algo no sensible.
• Necesitamos familiarizarnos con el mundo y la
mentalidad simbólica para poder entender la
profundidad de significación que tiene la liturgia.
38. • El creyente cristiano se mueve en un ambiente
sacramental, simbólico, vive poniendo signos y
ayudando a la gente a interpretarlos a la luz de
la fe. Él mismo es un signo, un sacramento de
algo. “Ustedes son la luz del mundo… la sal de
la tierra”
• Tenemos que aprender a escuchar y hablar el
lenguaje sacramental. Expresión cumbre de
este lenguaje es Jesucristo, la Iglesia y los siete
sacramentos que la liturgia celebra.
39. • Cada uno de nosotros tiene en su interior un
universo de realidades simbólicas..
• Para entender los sacramentos de la liturgia hay
que entender los sacramentos de la vida:
– ¿Qué objetos cargados de sentido descubro en mi
casa familiar…, qué significado tienen, qué vivencias
evocan…?
– ¿Qué objetos cargados de sentido me acompañan a
mí aquí, ahora; con qué me comunican, qué
sentimientos me producen?
40. • Cuando las cosas “hablan”, surge el
edificio sacramental.
• Deja de ser “cosa” para transformarse en
un “símbolo”, que me remite a otro
sentido; sentido que él encarna y expresa.
• El vínculo interno tenido con el objeto lo
ha transformado en un “sacramento
familiar”.
41. • Cuando más profundamente se relacione
el hombre con el mundo y con las cosas
de su mundo, más aparece la
sacramentalidad y el lenguaje simbólico
42. SÍMBOLO
Deriva del griego y significa “volver a unir,
reunir, poner en común, reconocer-se”.
Asume una triple función mediadora:
* es una mediación de mutuo reconocimiento.
* es mediación de encuentro / comunicación.
* es mediación de un compromiso asumido,
como un pacto o un testimonio.
43. El lenguaje simbólico es un modo de expresión
• El lenguaje simbólico es la forma de expresión
que canaliza las intenciones y los sentimientos
interiores; permite reconocerlos, actualizarlos, y
manifestarlos. El fenómeno expresivo (un gesto
de amor, una sonrisa...) es una acción que
expresa una disposición interior.
44. La liturgia asume este modo de expresión
• Los sacramentos en la liturgia pertenecen a este
orden de los fenómenos expresivos:
– expresan la acción gratuita de Dios
– expresan también la fe de la Iglesia y del cristiano
• El sacramento es realidad de este mundo que
sin dejar de serlo habla de “otro mundo”,el
mundo de lo divino, del Reino de Dios y los hace
entrar en comunión en un solo mundo.
45. • En la liturgia utilizamos el término “signos” para
designar estos fenómenos expresivos que los
sacramentos utilizan: objetos y acciones
sensibles que remiten a otra verdad y además
la contienen.
• Por ej. “pan” no solo significa alimento en
general sino que además es alimento. La acción
de “partirlo y compartirlo” gesto que expresa la
disposición de entrar en comunión con el otro y
de hecho me hace entrar en comunión.
46. • El lenguaje de la liturgia es:
• Narrativo: se trata de “contar un encuentro”
• E-vocativo: remite a un pasado y pero no es
nostálgico
• Pro-vocativo: lanza hacia un futuro, no es
intimista
• Con-vocativo: llama a la construcción de la
historia presente, no es alienante
47. • El sacramento transforma el mundo, lo
modifica
• “Encarna el espíritu y espiritualiza la
materia”
• La materia se convierte en transparencia
de otra realidad.
• El Misterio irrumpe en la materia y la
vuelve transparente.
48. El hombre al entrar en contacto con esta materia
“cargada de densidad divina”, le transparenta y
comunica el Misterio que la habita:
• “el pan que yo daré es mi carne para la Vida
del mundo” (Jn. 6, 51)
y le hace entrar en contacto con él:
• “el que come mi carne permanece en mi y yo en
él” (Jn. 6, 56)
49. • A esto llamamos MISTAGOGÍA: “la
entrada en el Misterio por medio de los
signos.”
• La liturgia es el momento adecuado para
entrar en contacto con el misterio
salvador de Dios y no simplemente con el
rito sino a través del rito, con el misterio
de Cristo, llamado a transformar nuestra
vida.
50. Ejercicio mistagógico:
niveles de significación, transparencia y
dinamismo.
• PAN
• Nivel biológico:
• Nivel humano:
• Nivel religioso-trascendente:
• SEXUALIDAD
• Nivel biológico:
• Nivel humano
• Nivel religioso-trascendente
51. 4. La liturgia, juego sagrado que libera e
integra.
Los rituales como expresión del
alma y del Misterio de Salvación.
La liturgia “no es un trabajo sino un juego.
Jugar ante Dios, no crear,
sino ser uno mismo la obra de arte,
he ahí la esencia de la liturgia”
R. Guardini
52. • A ciertas experiencias solo se llega
cuando se hacen determinados gestos.
• Los gestos en acción son ritos o rituales
semejantes a un juego.
• En la liturgia el juego esta previsto, está
como si dijéramos, ritualizado.
53. • Los ritos de la liturgia pueden sanar el
alma
San Jerónimo:
• “En la iglesia, la alegría del espíritu busca
una expresión en el gesto del cuerpo”
54. La celebración litúrgica “ámbito
liberador” de la vida cotidiana.
El sentido de la fiesta.
• Al celebrar, el hombre rompe
conscientemente con la rutina cotidiana
para poder así superarla de nuevo.
• En la fiesta bebe de la fuente de la vida
55. La fiesta une al hombre con sus propias raíces
Ayuda a no perder la memoria histórica y comunitaria. Por medio
del rito el misterio se graba mas hondo en el corazón
Los mayores relacionaron la fiesta con algo que estuviera fuera de
ellos, con una obra de Dios o un acontecimiento redentor. Y en la
fiesta querían participar de esta acción salvadora: querían
renovarse, nacer de nuevo gracias a esta fiesta.
La fiesta seria un espejo en el cual mirarnos
La diferenciación de fiestas es lo que va dando riqueza y liberando
de lo que puede ser mono-tono, un plus a lo cotidiano que lo
enriquece con otros tonos diversos.
56. • La liturgia al ser un espacio de juego y de
fiesta se hace “ámbito liberador”, lugar
donde se celebra lo gratuito en acción de
gracias.
• Es expresión también de abundancia y
re-creación.
57. • La celebración litúrgica también puede ser
un “ámbito integrador”
Experimentamos en la cultura actual una
superproducción de actividades que favorece
una ruptura entre:
» ser – hacer
» contemplación – acción
» gratuidad – laboriosidad
• Se produce una disociación, entre misterio y
vida, la vida se des-integra
58. • La liturgia integra el antes y el después,
en el ahora celebrativo
• Y nos hace volver a las acciones
cotidianas con todo su sentido, re-
significándolas porque las re-integra, las
re-significa y las re-valoriza
• Al darle dimensión religiosa, las re-liga
60. • Cada uno de nosotros seguramente practica sus
propios rituales diarios
• Estos pueden ser saludables o enfermantes
• Los ritos de la liturgia pretenden acuñar también
los ritos de nuestro quehacer cotidiano y así
traer bienestar a nuestra vida diaria
• Un ejemplo bíblico: El sueño de Jacob.
Génesis 28, 10 -22
61. ¿Qué aprendemos de la experiencia de
Jacob?
• Hay una iniciativa de Dios de comunicarse
irreversiblemente al hombre a través de experiencias de
salvación.
• Hay una respuesta que el hombre ha dado a esta
iniciativa divina, respuesta fragil, pero sostenida por la
presencia infalible del Espíritu.
• Los ritos son genuinos si expresan el misterio y lo
vinculan a la historia : expresión de una vida realizada
en el amor, celebración de una presencia misteriosa
reconocida y reconocible, anticipo de una esperanza
soñada en medio de una lucha compartida.
• Historia, lugar de notificación de la irrupción definitiva
de la gracia de Dios en el mundo.
62. – Expresión de una historia vivida no como
escape al cielo sino como lugar donde se
acepta la vida con todo su vértigo y su riesgo
– No sujeto al devenir del frágil actuar humano,
sino lugar donde también encontramos
anticipos de la plenitud del cielo.
– Una historia que llegara a su plenitud mas
allá de la historia.
65. Certeza que nos lleva a una
“conversión pastoral” :
¿Nuestras liturgias y sus ritos,
expresan con gestos y palabras una
espiritualidad así?
66. 5. Liturgia, celebración de la vida
cristiana como existencia pascual.
El itinerario pascual de Jesús,
“paso” de la muerte a la vida.
“… por el bautismo
fuimos sepultados con Cristo en la muerte,
para que así como Cristo resucitó,
también nosotros vivamos una vida nueva.
Porque si nos hemos identificado con Cristo
por una muerte semejante a la suya,
también nos identificaremos con él
en la resurrección” (Rom. 6,4-5).
67. • Queremos llevar a la vida espiritual propia
lo que nos ofrece la espiritualidad litúrgica
profundamente integradora y liberadora
de la vida.
• Estas dos “claves” de la espiritualidad
litúrgica se fundamentan a partir del
dinamismo del Misterio Pascual que
celebra la liturgia en cuanto éste es la
síntesis de toda la revelación-salvación.
68. • En la liturgia el acontecimiento celebrado
es la Pascua de Cristo, su “paso”
• Participar de este acontecimiento es
vivirlo y sólo viviéndolo es salvador.
• Por la celebración, el creyente queda
implicado, injertado y comprometido en el
vivir de Cristo, en su misterio pascual.
69. El itinerario salvífico de Jesús.
La liturgia como celebración de este
Itinerario.
“Antes de la fiesta de Pascua,
sabiendo Jesús que había llegado
su hora de pasar de este mundo al Padre,
él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo,
los amó hasta el fin.
…sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos
y que él había venido de Dios y volvía a Dios,…”
Jn. 13, 1.3
70. Este "itinerario pascual" abarca tres
tiempos o “pasos”
1. la encarnación: envío desde Padre al
mundo
2. su ministerio público: la existencia en la
historia de los hombres
3. la pascua: el retorno del mundo al Padre
71. • En los evangelios, particularmente en Juan,
Jesús manifiesta una clara conciencia de este
itinerario salvífico que procediendo del Padre
recorre el mundo para volver al Padre llevando
al mundo
• Jesús sabe de dónde viene y a dónde va, por
eso sabe su misión en este mundo, lo que tiene
que hacer. Tiene clara así su identidad y misión
dándole un sentido definido
72. • Jesús es el enviado del Padre, sale de Dios.
El hacer de Jesús es “misión” y “signo”
• Jesús “amo hasta el fin a los que estaban
en el mundo”. Hay un querer definido, una
orientación y fin claro, un proyecto en
sintonía con el plan que Dios le confía. El
hacer de Jesús es un hacer organizado.
• Jesús vuelve al Padre llevando al mundo
consigo. El hacer de Jesús es una “misión
cumplida”. El sentido de su vida y misión en
fidelidad hacen fecunda su obra.
73. Este itinerario es lineal pero también cíclico, se
repite cada día.
• Es lineal porque empieza en el Padre y termina
en Él y es cíclico porque se repite o actualiza
cada día:
• La repetición cotidiana de este itinerario salvífico
le permite a Jesús cumplir su misión, pero
también hacer memoria cordial y amorosa de su
identidad, Él es el Hijo muy amado del Padre.
74. Estas acciones cotidianas en Jesús, se expresan en
actitudes afectivas y espirituales muy concretas:
• La conciencia de procedencia: provoca una actitud de
alabanza y acción de gracias (“Yo te alabo Padre”...
“Padre, te doy gracias porque me escuchaste”)
• La conciencia de retorno: despierta una actitud de
ofrenda (“Nadie me quita la vida, yo la entrego
libremente”; ”En tus manos te encomiendo mi espíritu”)
• La experiencia del contacto con los hombres en lo
cotidiano: provoca una actitud de intercesión (“Yo
ruego por ellos…”; “Todo lo que pidan al Padre en mi
nombre...”.)
75. Esta existencia integradora de Jesucristo
la hacemos nuestra por celebración
• Este itinerario salvífico expresa una actitud
filial constante de Jesús
• La voluntad de Dios es que entremos en este
itinerario filial que salva. Ser “hijos en el Hijo”
• ¿Cómo ingresamos en este itinerario
salvífico del Hijo?
76. • Por la celebración litúrgica ingresamos
en este itinerario y quedamos insertos en
él, principalmente por el bautismo y la
eucaristía.
• Por el bautismo somos incorporados al
Hijo y reproducimos en nuestra vida el
mismo itinerario. La eucaristía nos nutre y
anima en este camino.
77. • Encontramos en la celebración litúrgica
acciones o movimientos que responden a las
actitudes afectivas y espirituales de Jesús.
• Podemos identificar en su itinerario movimientos
de tipo
– descendente desde el Padre,
– circular que colecta la existencia con los hombres y
– ascendente hacia el Padre.
78. Itinerario Actitud Actitud Acción
existencial espiritual litúrgica
descendente Conciencia Alabanza, Se recibe
de acción de
“desde” procedencia gracias
horizontal/ Colecta las Intercesión, Se comparte
Circular actividades comunión
“con” cotidianas
Ascendente Conciencia ofrenda Se ofrece
de retorno entrega
“hacia”
79. Se recibe, se comparte y se ofrece.
Son los "movimientos en el juego” de la
liturgia expresados sobretodo en la
celebración eucarística.
Si nuestra existencia queda configurada
por este misterio, todo nuestro ser y hacer
queda "atravesado" por un sentido y una
pertenencia que unifica e integra todo.
80. Está significado y contenido:
• En el bautismo
• En la eucaristía dominical
• En el año litúrgico y sus fiestas
• En la liturgia de las horas
• En la “lectio divina” y la oración personal
81. Una consecuencia espiritual-existencial:
• Espiritualidad litúrgica significa entonces vivir las
celebraciones como un
– “ámbito integrador”, un “lugar” donde orientar, llevar y
ofrecer todo lo que uno ha hecho y con ello todo lo que uno
es.
– “ámbito liberador” donde convertir las propias acciones y la
propia vida en ofrenda de manera que “nada se pierda” (Jn,
6) , que recupera sentido por la ofrenda que Dios recibe,
purifica y renueva ofreciéndose Él mismo a la vez como
don, para que así hombre y Dios entren en comunión.
82. Y una consecuencia ética:
• Al quedar insertos en este itinerario, todo obrar humano – gestos,
palabras, acciones- se hace trasparencia del obrar al modo del
Hijo.
• Comenzamos a vivir un “estilo de vida sacramental” : modo
cristiano de vivir lo humano.
• Jesús no es simplemente un modelo externo a seguir que nos
obliga desde afuera, que nos evalúa, premia y castiga y donde el
acento esta en nuestras propias obras.
• El modo de vida cristiano no es un ajuste de la conducta a una serie
de mandamientos y normas morales, sino expresar
sacramentalmente el despliegue de una realidad interior, la
presencia divina del Espíritu de Jesús que nos anima.
83. Espiritualidad litúrgica
• es vivir sacramentalmente, ser transparencia y
prolongación de Cristo en el mundo.
• ser una “liturgia viva”, nuestra identidad de
bautizados, hijos en el Hijo.
“Vivo yo pero no soy yo,
sino Cristo en mi”
(Gal. 2, 20).