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EVALUACIÓN HIDROLÓGICA Y DE CAUDALES PICO DE LA TORMENTA EXTRAORDINARIA DE 1999 EN EL ESTADO VARGAS

Mar. 25, 2023
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EVALUACIÓN HIDROLÓGICA Y DE CAUDALES PICO DE LA TORMENTA EXTRAORDINARIA DE 1999 EN EL ESTADO VARGAS

  1. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 93 II. APORTES AL CONOCIMIENTO DE PROCESOS FÍSICOS Y SOCIALES
  2. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 94
  3. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 95 EVALUACIÓN HIDROLÓGICA Y DE CAUDALES PICO DE LA TORMENTA EXTRAORDINARIA DE 1999 EN EL ESTADO VARGAS Marcelo González Sanabria1 y José Rafael Córdova1,2 1 Universidad Simón Bolívar – 2 Universidad Central de Venezuela mgonzalez47@yahoo.es, jcordova@usb.ve RESUMEN Este trabajo tiene como objetivo investigar la producción de caudales máximos, sin considerar el efecto de los aludes torrenciales, en las cuencas del Litoral Central del estado Vargas, en Venezuela, afectadas por las tormentas extremas que se produjeron en diciembre de 1999. Este análisis se realiza utilizando un modelo de cálculo de hidrogramas basado en la teoría de la onda cinemática, el cual por el efecto de las grandes pendientes que hay en la zona se adapta muy bien a las condiciones de movimiento del agua en las laderas y cauces de estas cuencas. La aplicación de este modelo supone previamente un estudio cuidadoso de la lluvia en la zona, de manera de tratar de representar lo mejor posible el tipo de tormenta que genera los máximos caudales en estas cuencas. Los resultados de este estudio representan el insumo básico que se utiliza en la referencia Córdova y González (2003), para la estimación de los hidrogramas totales que consideran el efecto de los aludes torrenciales. HYDROLOGY AND FLOOD PEAK ASSESSMENT OF THE 1999 EXTREME STORM IN VARGAS STATE ABSTRACT The objective of this study was the estimation of extreme discharge water hydrographs, not considering the solid phase, in most basins of the Vargas state of Venezuela, where severe storms caused the December 1999 natural disasters. Extreme flow analysis was accomplished using kinematics wave rainfall-runoff simulation models, which are very well suited to high mountain slopes and existing topographic information in the region. Application of this type of rainfall-runoff modeling requires previous estimation of the type of storms which are common to this very particular region. The results of this study are then used as input to the Córdova and González (2003) debris flow analysis, which estimates extreme debris flow hydrographs. PALABRAS CLAVE: Crecidas, tormentas extremas, catástrofe de Vargas.
  4. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 96 INTRODUCCIÓN Las crecidas que se producen en los torrentes o quebradas que drenan la Cordillera de la Costa venezolana, en la vertiente litoral del estado Vargas, desde la cuenca del río Maya hasta la cuenca del río Chuspa, traen consigo serios problemas de deposicióndeescombrosenelfondodelasquebradas en sus tramos inferiores. Este fenómeno se observó en la catástrofe de diciembre de 1999, cuando los aludes torrenciales produjeron una reducción de las secciones del flujo de las quebradas con el consiguiente desborde lateral generando grandes conos de deyección. El origen de la ocurrencia de estos caudales con altas concentraciones de lodo, piedras y árboles, es producto de la presencia de grandes volúmenes de precipitación que se traducen en un alto escurrimiento superficial sobre las laderas, produciendo deslizamientos en masas y el movimiento, por efectos gravitacionales, de un flujo muy denso en los canales de las cuencas. Para la estimación teórica, de los caudales totales de agua y escombros, que se producen en los conos de deyección de las cuencas, se pueden diferenciar dos etapas en el proceso de cálculo; la primera corresponde al análisis de las tormentas de diseño y estimación de los hidrogramas de agua que generan estas tormentas, y una segunda etapa, corresponde a la estimación de los hidrogramas totales, que además del agua, incluyen el efecto de los aludes torrenciales. Este trabajo tiene como objetivo investigar la producción de caudales máximos, sin considerar el efecto de los aludes torrenciales, utilizando un modelo de cálculo de hidrogramas basado en la teoría de la onda cinemática, el cual por el efecto de las grandes pendientes que hay en la zona se adapta muy bien a las condiciones de movimiento del agua en las laderas y cauces de estas cuencas. La aplicación de este modelo supone previamente un estudio cuidadoso de la lluvia en la zona, de manera de tratar de representar lo mejor posible el tipo de tormenta que genera los máximos caudales en estas cuencas. La región conocida como cuencas del Litoral Central, a efectos de este trabajo, comprende el área ubicadaentreelparteaguadelacordilleradelaCosta, el límite oeste de la cuenca del río Maya y el límite este de la cuenca del río Chuspa. Según se observa de la Figura 1, esta zona drena numerosas cuencas con áreas que varían entre los 3 y 100 km2 , y se asemeja a un rectángulo donde la extensión costera tiene unos 100 kilómetros de longitud y un ancho, entre la cima de la cordillera y la descarga en el mar, entre 5 y 15 kilómetros. Para 1999, cuando ocurrió la última catástrofe, apenas estuvieron activas las estaciones de medición de lluvia de Mamo y Maiquetía. A partir de entonces se han instrumentado con mediciones hidroclimáticas las cuencas de la quebrada Tacagua, Mamo y La Zorra en la zona occidental del estado Vargas (Proyecto PREDERES, 2007). También se instrumentó la cuenca del río Galipán o Macuto, y se colocaron estaciones de lluvia en Caraballeda y Camurí (Proyecto IMF-UCV, 2000). Sin embargo, la información registrada no es lo suficientemente larga para permitir una actualización del estudio hidrológico descrito en González y Córdova (2003), por este motivo, el presente trabajo se basa en esta última referencia y representa un resumen de la misma. Las condiciones de algunas cuencas del litoral Varguense, antes y después de los deslaves de 1999, se pueden observar en la foto de la Figura 2. En esta figura se observan dos fotos, la primera es una foto SPOT Pancromática del 22-12-1999, la cual comprende la zona de deslaves desde la quebrada Osorio hasta Chuspa, y la segunda fue tomada en una fecha anterior a la ocurrencia del deslave. ESTIMACIÓN DE LAS TORMENTAS DE DISEÑO Paralaestimacióndelastormentasdediseñosobrelas cuencas del Litoral Central se utilizó la información de lluvia de las estaciones pluviométricas, cuyas características se muestran en la Tabla 1. En estas estaciones se procesaron tanto la lluvia total anual y mensual como los datos de láminas de lluvias máximas anuales desde 5 minutos hasta 1 mes. Adicionalmente, se recopilaron las curvas de IDF procesadas en el trabajo elaborado por el INOS (1969), correspondiente a Análisis de Intensidad- Duración-Frecuencia de Lluvias de Venezuela. En la Figura 1 se muestra la ubicación de la mayoría de las
  5. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 97 Figura 1. Ubicación de cuencas y estaciones hidroclimáticas.
  6. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 98 Figura 2. Fotos del Satélite SPOT del Litoral Central entre Guanape y Anare. Tabla 1. Características de las estaciones pluviométricas.
  7. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 99 estaciones de lluvia utilizadas en este trabajo, en la referencia CGR Ingeniería (2000), se presentan los valores de lluvias máximas anuales de las estaciones usadas en el análisis de crecidas. Además de esta información se recopilaron los datos de eventos de lluvia de gran magnitud de las cuales se tiene algún recuento histórico, dichos datos fueron extraídos de la publicación de la CAF (2000) y de la referencia Sardi (1980). En la Tabla 2 se presentan los datos que se han recopilado, sobre las lluvias del 14 al 16 de diciembre de 1999, en la estación de Mamo ubicada en la Escuela Naval. En el caso de la estación Maiquetía, la lluvia entregada es un resultado de la medición realizada por la FAV (Fuerza Aérea Venezolana). La medición se inició el día 14 de diciembre, a las 8 de la mañana, hasta las 8 de la mañana del día 15 de diciembre de 1999. Estos valores de precipitación se presentan en la Tabla 3. Adicionalmente, en dicha tabla se incluyen los valores reportados por García et al. (2000), descritas en un estudio donde participaron las FAV, Armada Venezolana, MARN, EDELCA y otras instituciones relacionadas. Posteriormente se pudo disponer de los datos diarios de la estación Maiquetía FAV, a través de la División de Hidrología del MARN, estos datos se incluyen en la Tabla 3. La incertidumbre sobre los valores de lluvia observados en Maiquetía, en los días 15 y 16 de diciembre de 1999, gravita fuertemente sobre muchas de las conclusiones que se han hecho y se realizarán sobre el problema de crecidas en la zona. Se agrega en este trabajo un mínimo de nuevas Tabla 2. Magnitudes de la lluvia en estación Mamo entre el 14 y 16 de diciembre de 1999. Tabla 3. Magnitudes de la lluvia (mm) observada en la estación de Maiquetía entre el 14 y 16 de diciembre de 1999.
  8. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 100 interpretaciones de lo que ocurrió en diciembre de 1999, sin el ánimo de crear mayores dudas a las ya existentes. Los principales planteamientos se refieren a la repartición de la magnitud de los valores de lluvia en las cuencas entre Piedra Azul y Camurí Grande y la magnitud de la lluvia del día 15 y 16 o lo que es lo mismo, el total de lluvia acumulada en 2 y 3 días. Si de las fotos aéreas se comparan los conos de deyección de los ríos Camurí Chico y de El Cojo, se puede observar que la magnitud de los conos de deyección de 1999 fue mucho mayor que la del año 1951. En la referencia Matute (2000) se cita el plano de isoyetas elaborado por el Ing. Posewitz, donde se estableció que la tormenta de los días 15 al 18 de febrero de 1951, cuya duración fue de 60 horas, produjo 250 milímetros en Maiquetía y 500 milímetros en el centro de la misma en el Infiernito (cabeceras de la cuenca del río Piedra Azul). Los estimadosdePosewitzhacialascuencasdeSanJulián y Naiguatá no tienen el respaldo de mediciones. Por otra parte, en la referencia INOS (1954) sobre la canalización del río Guaire, donde se presenta un plano de Isoyetas, se observa mas nítidamente como la tormenta del 15 al 17 de febrero de 1951 se ubicó hacia el Infiernito, afectando menos a las cuencas al este de Cerro Grande. Las cuencas cercanas a Los Caracas fueron impactadas por otra tormenta, muy local, que cayó en ese mismo mes de febrero de 1951 pero en los días 23 y 24. En el caso de 1999 todo parece indicar que la tormenta fue menos concentrada que la de 1951, aunque con una magnitud más uniforme sobre toda la zona entre Maiquetía y Camurí Grande, donde el valor de 24 horas de Maiquetía (410 mm, según las FAV) puede aplicársele al resto de las cuencas entre Osorio y Uria. La evidencia de los deslaves parece indicar que dentro de la zona de mayor precipitación entre Maiquetía y Camurí Grande, hubo una región entre Camurí Chico y Uria donde la tormenta se concentró con mayor fuerza, desde la cota 1500 hasta el nivel del mar. Resulta muy difícil establecer los valores de la lluvia en Maiquetía de los días 15 y 16 de diciembre de 1999. Sin embargo, sí se sabe que por los videos de TV y los testigos en la zona, CAF (2000), que a partir del mediodía del día 16 la tormenta disminuyó notablemente. Hacia la tarde del día 16 ya no se registraron las grandes oleadas de escombros y caudales que se sucedieron la noche anterior. En este trabajo se estima razonable que para dos días, la lluvia de Maiquetía en diciembre de 1999, fuera de unos 700 milímetros (es decir del orden de 410 el día 15 y de unos 290 milímetros el día 16), por lo que el valor para 3 días sería del orden de los 820 milímetros en lugar de los 910 milímetros que se han manejado hasta ahora. Es muy difícil discriminar los milímetros que cayeron en cada hora de los días 15 y 16, particularmente entre las 12 del mediodía del 15 y las 12 del mediodía del 16. En ese lapso de 24 horas la lluvia pudo haber sido superior a los 410 milímetros que se asignan como la lluvia máxima en 24 horas de esta tormenta. Si se toma la lluvia máxima de las 24 horas críticas entre los días 14 al 16 en Mamo, donde sí hay registros confiables, el valor de los 139 milímetros de la Tabla 2 pasaría a 172 milímetros. Si se guardan las mismas proporciones para Maiquetía se pasaría de 410 hasta 507 milímetros. La diferencia de la distribución espacial de la lluvia en 1951 y en 1999, es que en el caso del año 1999, se supone que la lluvia de la estación Maiquetía representó a la lluvia sobre el área de las cuencas al este de Osorio, mientras que en 1951 el patrón de lluvia fue concentrado sobre la zona del Infiernito. Esto significa que los eventos de lluvia de diciembre de 1999 pudieron tener períodos de retorno menores en las cuencas de Piedra Azul, Curucutí y las ubicadas al este de Uria. En el estudio de la FAV se plantea la posibilidad de que el efecto de bloqueo de las masas de aire contra la montaña, supone que la lluvia en las cuencas es mayor que la registrada en Maiquetía. Como fue sugerido por CGR Ingeniería (2000), también es posible que el efecto de la orografía en este caso se traduzca en que ella permite la permanencia de las masashúmedaspormayortiempoenlazonaevitando su dispersión. Sin embargo, el agua precipitable en un punto determinado en el Litoral es mayor a nivel del mar que a cotas superiores donde la columna de humedad es menor, por lo que, para este tipo de lluvia que se centra en la costa, la lluvia hacia la costa y en el mar puede ser superior que en las alturas de la montaña. El hecho que en la montaña prácticamente no hay estaciones con registros de
  9. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 101 precipitación a mediano o largo plazo confiables, hace imposible llegar a una conclusión definitiva sobre todas estas especulaciones. El trabajo de Newman y Faría (2000), concluye también abriendo la posibilidad que este tipo de lluvias tenga igual o mayor magnitud en la costa que en la montaña. Tormentas de 24 horas de duración Al analizar los datos de las lluvias máximas, hasta la duración de 24 horas, se puede concluir que de las estaciones entre la zona de Catia La Mar y Naiguatá, la estación de Maiquetía puede tomarse como representativa de las lluvias máximas de esa región costera. De la zona entre Naiguatá y Chuspa, la estación de Los Caracas es suficiente, mientras que al oeste de Maiquetía se pueden utilizar los datos de Carayaca, Pto. Uricao, Pto. Cruz, La Guitarrita y Choroní. Como se mencionó anteriormente, dado que no se pudo medir la lluvia que ocurrió en diferentes lugares de la zona en los deslaves de diciembre de 1999, este hecho continuará pesando sobre cualquier estudio de lluvias de la zona, puesto que la inclusión de los valores de lluvia de esta tormenta en los análisis de IDF hacen una gran diferencia en los resultados para duraciones mayores a las 12 horas. A título de ejemplo, obsérvese que Tabla 4. Comparación de láminas máximas en 24 horas según magnitud de lluvia máxima diaria del año 1999 (mm). Tabla 5. Láminas de lluvias máximas (mm) en tormentas de varios días de duración. si para 1999 se usa un valor del orden de los 200 milímetros en lugar de los 410 milímetros del informe de la FAV, las magnitudes de la lluvia para los períodos de retorno se reducen drásticamente. La Tabla 4 tiene una comparación de las láminas de cada período de retorno en el caso que se use o no el dato de 410 milímetros de diciembre de 1999, en la lluvia de 24 horas. En este trabajo se ha decidido incluir en el cálculo de los parámetros de la distribución de Gumbel el valor proporcionado por la FAV, de 410 milímetros en 24 horas en Maiquetía y también se incluyó un valor de 78 milímetros en 1 hora para el máximo anual de 1999. En el resto de las estaciones usadas como representativas de la lluvia en la región Litoral la situación no es tan crítica como en el caso de Maiquetía, debido a que la lluvia de diciembre de 1999, en las otras estaciones, no fue tan extraordinaria como la que ocurrió en el sector entre Camurí Grande y Maiquetía. Como se mencionó anteriormente las informaciones de las personas que pudieron observar estos deslaves en las adyacencias de los canales concuerdan todas en que realmente hubo varias “arremetidas” de los ríos o quebradas.
  10. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 102 motivo, se consideró conveniente realizar un análisis probabilístico de la secuencia de estos eventos extremosquepermitieralaobtencióndehietogramas diarios asociados a diferentes períodos de retorno. Para analizar la secuencia de llegadas de tormentas y la persistencia por varios días de estos frentes fríos en la zona, se decidió estudiar las lluvias máximas para tiempos mayores a 24 horas, desde 2 hasta 10 días. A los fines de estructurar los hietogramas diarios que tuviesen asociados a períodos de retorno específicos, se procedió al ajuste de distribuciones de probabilidades Tipo I (Gumbel) a las láminas de lluvias máximas acumuladas en 1, 2, 3, … hasta 10 días de agregación. En la Tabla 5, se presentan los resultados de las láminas de lluvias máximas de la estación Maiquetía para los diferentes períodos de Significando con esto, que posiblemente se trató de tormentas con lluvias que aumentaban y disminuían sus intensidades a lo largo del día y la noche del 15 al 16. Esto se observó en la información horaria de los datos de lluvia de la estación Mamo que se presentaron en la Tabla 2. Análisis de tormentas secuenciales de varios días de duración Lastormentasocurridasdurantelosdíasdediciembre del 1999, muestran que las mismas ocurren en forma agrupada (grupos de eventos, clusters), este tipo de régimen de lluvia es el que parece estar más asociado a la producción de los grandes deslaves que se observan en el Litoral Central. Por este Tabla 6. Láminas de lluvias máximas (mm). Período de retorno de 100 años. Figura 3. Distribución temporal de la lluvia acumulada a nivel diario.
  11. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 103 retorno. En el caso de Maiquetía, que es la estación que se usa en el cálculo de las crecidas complejas en la zona de los deslaves de 1999, se incluyeron los valores de la lluvia de varios días de 1999. Luego, con las láminas asociadas a los diferen– tes niveles de agregación y a un período de retorno específico se procedió a desagregar las mismas a nivel diario y a construir los hietogramas siguiendo la metodología de bloques alternos descrita en (Chow et al., 1994). Uno de los criterios mas im– portantes que se deben definir en estos estudios de crecidas en zonas donde algunas tormentas tienden a estacionarse en la zona por varios días, es el de la duración de las secuencias de las tormentas. En la Figura 3 se muestra la distribución temporal de la lluvia centenaria, acumulada a nivel diario respecto al total estimado en diez días. En esta figura se observa que en el caso de la estación Maiquetía, en tres días ha precipitado el 85% del total correspondiente a diez días. En función de estos resultados se estableció como criterio general, para las lluvias en varios días, utilizar una tormenta de 3 días de duración, puesto que es hasta ese número de días donde se concentra la mayor parte de la lluvia en estos intervalos de tiempo tan extensos. Para tener una mejor idea de cómo se comparan estas lluvias en cada estación, en la Tabla 6 se presentan los datos de cada estación, para la lluvia de período de retorno de 100 años y duraciones que van desde 15 minutos hasta 10 días. ESTIMACIÓN DE HIDROGRAMAS DE CRECIDAS Información hidrométrica En la zona del litoral Central desde Chuspa hasta la costa de Puerto Cabello prácticamente no existen estaciones hidrométricas donde se tengan regis– tros de caudales máximos instantáneos realmente confiables. En la zona oeste del Litoral, en las cuencas de los ríos Morón, Alpargatón y Sanchón existe alguna información de este tipo, la cual se recopiló para efectos de este trabajo. A pesar de que en el río Grande en Los Caracas, Limón en Puerto Cruz y Chuspa en Dos Bocas, existen datos de caudales diarios, la información de crecidas es poco confiable, pues estas estaciones se instalaron más con la intención de cuantificar los estiajes que el caudal medio y máximo de estas cuencas. Es muy difícil estimar los caudales que ocurrieron los días 15 y 16 de diciembre en las cuencas de la zona afectada por los deslaves. Las informaciones de las personas que pudieron observar estos deslaves, en las adyacencias de los canales, concuerdan todas en que realmente hubo varias “arremetidas” de los ríos o quebradas. Significando con esto que, posiblemente, se trató de varios hidrogramas de crecidas secuenciales producidas por lluvias que aumentaban y disminuían su intensidad, a lo largo del día y de la noche, del 15 al 16 de diciembre de 1999. Por otra parte, los caudales de este tipo de eventos con escombros van depositándose en el cono de deyección o en el cauce principal hasta colmatarlo, para luego, en la siguiente crecida, desviarse hacia los lados de manera de ir formando un abanico de escombros que, realmente, no corresponde a un único caudal pico. En el informe del CAS-UCV-MARN (2000), se establece con mucho detalle la ocurrencia de varios Tabla 7. Estimados de caudal líquido de estudios Internacionales en el año 2000.
  12. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 104 hidrogramas secuenciales en las descargas de los ríos Uria y Cerro Grande, reconstruidos según los datos de personas que vivieron este fenómeno y los rastros dejados en los cauces principales. En la Tabla 7 se incluyen algunos estimados de caudal líquido de los diferentes reportes de organismos internacionales, que han colaborado con estudios de las crecidas de diciembre de 1999, y con anteproyectos para el futuro control de algunas de estas cuencas. Estimación de hidrogramas de crecidas Debido a que no se dispuso de información de caudales máximos anuales instantáneos, en las cuencas del Litoral Central, y que la configuración de estas cuencas, con altas pendientes y laderas bien definidas,constituyeunexcelentecasoparaaplicarun modelo basado en el método de la onda cinemática, se uso o esta metodología para reproducir, en función de parámetros hidráulicos, los hidrogramas de caudales máximos de estas cuencas. Conocidas las tormentas para diferentes períodos de retorno se determinó el exceso de lluvia o lluvia efectiva, en cada segmento o ladera de la cuenca. Para ello se utilizaron valores de número de curva, NC, del método del SCS obtenidos en estudios de cuencas similares con registros, donde dichos números fueron calibrados. El estudio de las tormentas de diseño se realizó para eventos de lluvia de duraciones desde 5 minutos hasta varios días, de manera de evaluar la ocurrencia de crecidas complejas. Para identificar las numerosas cuencas que drenan a la cordillera de la Costa en el Litoral Central, entre el río Maya y el río Chuspa, se procedió a delimitar cada cuenca en planos 1:25.000. En la Tabla 8, se presentan las características de cada una de estas cuencas en las condiciones previas a los deslaves de diciembre de 1999. Resulta interesante observar que, a partir de la cuenca de Miquelena hacia Chuspa y al oeste de Mamo, las pendientes de las cuencas son inferiores a 15%, mientras que en la zona donde ocurrieron los catastróficos deslaves de 1999 las pendientes son superiores a dicho valor. Condiciones hidrográficas previas a deslaves de diciembre de 1999 Para estimar los parámetros de NC de las cuencas de la zona, previos a los deslaves de 1999, se utilizaron calibraciones realizadas en cuencas similares reportados en estudios anteriores de Tabla 8. Características de las cuencas del Litoral Central.
  13. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 105 Tabla 9. Valores calibrados de número de curva en cuencas cercanas y/o similares a las del Litoral Central. CGR Ingeniería y dos crecidas recopiladas en el río Chuspa. En la Tabla 9, se recogen estas estimaciones para cuencas que pudieran tener alguna similitud hidrográfica con las aquí estudiadas. También se evaluaron las condiciones naturales de las cuencas tal y como se observaban en las fotos de Cartografía Nacional escala 1:25.000. Principalmente al este de la cuenca de Galipán hasta Caruao, la intervención de las laderas por encima de la cota 100 msnm, es mínima. Al oeste de Galipán hasta la cuenca de Maya se puede observar una mayor intervención tanto en las cabeceras de las cuencas como en las zonas cercanas de las descargas al mar. Se supuso que al oeste de Mamo y al este de Anare la tormenta de 1999 no alteró, sustancialmente, las condiciones de intercepción e infiltración en las laderas y, por lo tanto, los coeficientes de escorrentía de estas cuencas. Condiciones posteriores a deslaves de diciembre de 1999 Para determinar el nivel de afectación de la cobertura vegetal de las cuencas posteriormente a los deslaves de 1999, y tratar de inferir las condiciones de intercepción e infiltración en que quedó la misma luego de estos eventos, se decidió procesar las imágenes del satélite SPOT del 22- 12-1999 donde se pueden diferenciar los sitios afectados antes y después de la tragedia. Como se observó de la imagen de la Figura 2, las tonalidades blancas aparecen identificando zonas sin cobertura vegetal que antes tenían vegetación. Utilizando estas imágenes de satélite para la zona comprendida entre la quebrada Guanape y Chuspa, se identificaron las zonas de deslaves. En estos planos se le ha puesto sombra a las áreas con deslaves, de manera de introducir en el modelo de simulación, a nivel de cada subcuenca, las modificaciones de los números de curva, NC, antes y después del deslave de 1999. Paralelamente, se realizó un trabajo de medición directa de estas mismas imágenes del satélite SPOT, donde se cuantificaron digitalmente los colores claros de dichas imágenes de manera de estimar el porcentaje de las cuencas con deslaves. En la Tabla 10 se indican, en las principales cuencas, para las diferentes tonalidades de blanco, el porcentaje de área del total que sufrió deslaves. Para la región entre Guanape y La Zorra, se dispuso de las fotografías aéreas antes y después de los deslaves de 1999, y se hizo un trabajo de identificación de estos deslaves. Tabla 10. Porcentajes de áreas deslavadas según fotos de satélite.
  14. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 106 De acuerdo a este análisis de fotointerpretación, se puede concluir que los procesos geodinámicos iban en creciendo de oeste a este con las siguientes características: – En alturas superiores a los 1.000 msnm, se concentraron los mayores focos de avalanchas de escombros en forma de grandes peñones debido al afloramiento de la Formación Peña de Mora, constituida por una litología que se encuentra muy fracturada y fallada, y donde la estructura de la roca favoreció las caídas de bloques y rocas, que al rodar por las vertientes arrastraronenormescantidadesdesueloresidual desde las cuencas medias, que al incorporarse a los cauces, los ensancharon provocando las alteraciones de estos. Al mismo tiempo se produjeron represamientos originados por la acumulación de rocas y troncos de árboles en secciones angostas de los ríos, pero que al romperse aumentaban las velocidades del flujo y por ende la capacidad de socavación de fondo y márgenes. – Las características morfométricas de una cuenca influyen en las velocidades que adquiere elflujo,amayoralargamientoymenorsinuosidad de los drenajes, mayor será la velocidad de la descarga. – La densidad de cobertura vegetal parece no haber influido en la activación de movimientos de masa ya que se identificaron numerosos deslizamientos bajo bosque. – En los sectores donde afloran las formaciones Tacagua y Las Brisas se produjeron mayor número de flujos y lavas torrenciales de ladera debido a los suelos residuales arcillosos que se desarrollan en las mismas. – En los sitios donde aflora la Formación Peña de Mora quedaron expuestas enormes cantidades de rocas fracturadas en situación inestable, que son factibles de desplomarse en las próximas lluvias, tomando en consideración que el agua es un elemento lubricante entre las fracturas y diaclasas. – Las características de anisotropía presente en las rocas metamórficas de la Cordillera de la Costa permiten la activación de cualquier tipo de movimiento de masa desde flujos, por la presencia de arcillas, como de derrumbes por la presencia de rocas gnéisicas que son muy porosas y fracturadas. – Las cuencas al este de Galipán revelan una mayor inestabilidad tal como se observó en Los Corales y Uria, entre otras. Se ha supuesto en este trabajo que al este de AnarehastaChuspa,yaloestedeLaZorrahastaelrío Maya, las condiciones de intercepción, infiltración y percolación de las cuencas son las mismas que antes de los eventos de 1999. Caudales máximos e hidrogramas de las cuencas en los sitios de interés para tormentas de duraciones hasta 24 horas Con el modelo ajustado en cada cuenca, se simularon los caudales de las mismas cargando las tormentas en toda la cuenca, y simulando para cada período de retorno los hidrogramas de crecida. En las tablas 11 y 12 se presentan los caudales máximos estimados en cada cuenca para los diferentes períodos de retorno antes y después de los deslaves. Adicionalmente a las definiciones de los hidrogramas de crecidas, se estimaron, para las cuencas entre Curucutí y Camurí Grande, los volúmenes líquidos asociados a cada uno de estos eventos, obteniéndose para el caso de las crecidas de 100, 500 y 1.000 años, los valores que se presentan en la Tabla 13 Allí se incluyen también los correspondientes coeficientes de escorrentía del total de la tormenta. Hidrogramas complejos para tormentas con duraciones de lluvia mayores a 24 horas Desde el punto de vista del diseño y la operación, de las obras que deberán controlar los futuros deslaves que se produzcan en estas cuencas, interesa mucho estudiar el problema del volumen de los detritos o escombros que se producen durante los eventos extraordinarios que pudiesen ocurrir en esta región.
  15. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 107 Tabla 11. Caudales máximos instantáneos en cuencas del Litoral Central en m3 /s. (Estimados para condiciones naturales previas a deslaves de diciembre 1999).
  16. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 108 Tabla 12. Caudales máximos instantáneos en cuencas del Litoral Central en m3 /s. (Estimados para condiciones posteriores a deslaves de diciembre 1999).
  17. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 109 Son estos importantes volúmenes de caudal líquido y sólidos, los que pueden rellenar o bloquear las descargas de los ríos hacia el mar y, por lo tanto, hacer colapsar las obras de control de torrentes y/o los canales de descarga. Dado que estos hidrogra– mas complejos de agua y escombro sólo interesan para las condiciones de proyecto de períodos de retorno desde 25 hasta 100 años, los cálculos hidrológicos, en cada cuenca, fueron realizados para los hidrogramas complejos de períodos de retorno 25, 50 y 100 años. El primer paso para la estimación de los hidrogramas secuenciales totales o hidrogramas con detritos o escombros, fue calcular los caudales líquidos. Los cálculos de estos hidrogramas complejos se realizaron para las cuencas donde se produjeron los mayores deslaves en Litoral Central en diciembre de 1999, en la zona ubicada entre los ríos Mamo y Anare. También se incluyen los hidrogramas complejos para Los Caracas y Chuspa. Como se estableció, preliminarmente, en González y Córdova (2003), las cuencas al oeste de Mamo no presentan unas condiciones tan severas de lluvias secuenciales de gran magnitud, como lo presentan las cuencas al este de Mamo. Obsérvese la Figura 4 con los valores de la lluvia centenaria, de varias estaciones al este y oeste de Mamo, donde se puede apreciar las diferencias de órdenes de magnitud entre una y otra zona. Estimados de hidrogramas de varios días de duración en sitios de interés A continuación se presentan los resultados de la estimación de hidrogramas complejos que tengan varios días de duración y que representen secuencias de eventos extremos producidos por la ocurrencia conjunta y secuencial de grupos de tormentas (clusters). A los fines de estructurar estos hidrogra– mas complejos, se procedió a aplicarle a la cuenca las lluvias diarias e interdiarias, de forma tal, que en un mismo hietograma complejo, cada uno de los intervalos de tiempo tuviese una magnitud de la lluvia asociado a un mismo período de retorno. En la Tabla 14 se presentan los volúmenes totales de los hidrogramas para el período de retorno de 100 años. A título de ejemplo se presenta en la Figura 5 el hidrograma de período de retorno de 100 años del río Camurí Grande. Tabla 13. Volúmenes de crecidas en cuencas del Litoral Central en hm3 . (Estimados para condiciones posteriores a deslaves de diciembre 1999).
  18. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 110 Tabla 14. Volúmenes de crecidas en cuencas del Litoral Central en millones m3 . (Estimados para condiciones posteriores a deslaves de diciembre 1999). Figura 4. Lluvias acumuladas en varios días. Período de retorno centenario. Figura 5. Hidrogramas complejos del río Camurí Grande
  19. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 111 CONCLUSIONES La principal fuente de incertidumbre hidrológica que se debió superar, en este trabajo, tiene que ver con las magnitudes de las lluvias máximas y su distribución en el espacio. El estudio se fundamenta, principalmente, en la información de lluvia de la estación Maiquetía, para la obtención de los estimados de caudales máximos en las cuencas más afectadas por los deslaves de diciembre de 1999. Igualmente, se considera muy importante, para los estimados de caudal total (caudal líquido mas detritos), los cálculos de los volúmenes que se depositaron en los conos de deyección durante las crecidas de 1999. La información, obtenida de las fotografías aéreas y satelitales, resultó muy importante, tanto para determinar las condiciones de intercepción, infiltración y percolación de las cuencas hacia el futuro, como para diferenciar lo ocurrido en 1951 con lo de 1999. A su vez, esta diferenciación entre la extensión de los deslaves de estos años permitió una mejor estimación de los períodos de retorno del evento de 1999. Se puede decir, de esta comparación, que si los 160 y 250 milímetros que cayeron en Maiquetía en 1951 (en 1 y 3 días) tienen período de retorno de unos 10 años; esta vez, en 1999, la lluvia en Maiquetía (410 y 910 milímetros ) tiene un período de retorno de casi 1.000 años. Para el caso de la lluvia en la parte alta del Ávila, en 1951, el período de retorno de la lluvia -en El Infiernito- fue del orden de los 100 años, mientras que ahora en 1999 el mismo estuvo entre 100 y 500 años. Donde más se pueden observar las diferencias de lo ocurrido en 1951 y 1999 es en la zona entre Guanape y Naiguatá, en las fotos se puede diferenciar el nivel de afectación de ambos eventos. Tal y como se supuso en el estudio del INOS (1954), la tormenta de 1951 no afectó tanto las cuencas al este de Guanape pudiéndose estimar el período de retorno de esas lluvias, en dicha zona menor, a 50 años, mientras que en 1999 este período puede haber estado en el orden de los 1.000 años. Estas variaciones sobre la ubicación de los centros de máxima lluvia en la zona este del Litoral conllevó a suponer, en este estudio que, para efectos de los caudales máximos totales en las cuencas al este de Mamo, es aceptable aplicar los datos de lluvia de Maiquetía como representativos de la ubicación del centro de la tormenta en dichas cuencas. Las cuencas al este de Los Caracas y al oeste de Mamo fueron modeladas con las lluvias de estaciones ubicadas en estas regiones, puesto que en esos casos ya Maiquetía no parece ser tan representativa. Otra conclusión interesante de estas relaciones se puede plantear si se observa cómo las estaciones ubicadas al oeste de Maiquetía (Carayaca, Oricao, Guitarrita, Rancho Grande, etc.) siempre tienen relaciones, con la lluvia de 24 horas, mayores que las de las estaciones ubicadas al este de Maiquetía. Esto se traduce en que las tormentas en la zona este son menos concentradas en el tiempo que las del oeste. Tratando de asociar esta última consideración, con la forma como la precipitación se infiltra en estas cuencas, este tipo de diferencia en las distribuciones de la lluvia dentro de una tormenta conlleva a que en las cuencas del este la lluvia percola más que en las del oeste, puesto que la uniformidad de su distribución así lo permite. En las lluvias muy concentradas en el tiempo rápidamente se satura la capa superficial del suelo y de allí en adelante sólo hay escorrentía superficial. En el caso de lluvias mas permanentes, al no alcanzarse la saturación, los suelos van incrementando el caudal subsuperficial, y por lo tanto, van cargándose hasta que llegan a condiciones de máximo peso y mínima fricción por efecto del agua retenida, produciendo los deslaves. También se pudo comprobar estas lluvias de larga duración o continuas tienen magnitudes absolutas en 24 horas muy superiores a las de la zona oeste. Por ejemplo, de la Tabla 6 se tiene que las láminas centenarias acumuladas en Carayaca, Oricao y Guitarrita, son del orden de los 150 milímetros; mientras que en Los Caracas y Chuspa están por encima de los 300 milímetros. Obviamente que si al problema de saturación progresiva le añadimos que la lluvia también es mayor en 24 horas, es lógico suponer que al cabo de 24 horas de lluvias, en las cuencas del este, los suelos tienen mayores espesores saturados que los del oeste. Lo que parece evidenciarse a la luz de este análisis, en forma muy preliminar, es que efectivamente existe una diferencia entre el tipo de tormentas que llega a la zona Central del Litoral y las que llegan al resto de la cordillera de la Costa, tanto hacia los valles de Caracas, Guarenas Guatire,
  20. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 112 como hacia el parque Henry Pittier y la zona de Puerto Cabello- Morón. Es importante profundizar sobre el efecto de disipación que tienen los abras de la quebrada Tacagua y de Mamo, sobre el clima, y particularmente, sobre las corrientes de humedad que llegan a esta zona y que encuentran, en estas dos cuencas, unos abras que permiten el paso de las tormentas hacia el Sur de la cordillera de la Costa, produciéndose la disipación de las mismas, en lugar de descargar contra la montaña, como suele suceder en la zona ubicada entre Piedra Azul hasta Los Caracas. Igualmente parece evidente que para los casos de las tormentas que provienen de frentes fríos del Norte, los valles de Caracas y de Guarenas están protegidos por las grandes alturas de la fila del Avila, razón por la cual, los deslaves de las cuencas desde Catuche hasta Pacairigua y Guatire, son de menor cuantía (períodos de retorno bastante mayores) que los del flanco Norte. Esta conclusión sobre la supuesta existencia de una diferencia entre los regímenes de precipitaciones máximas de las cuencas del llamado Litoral Central (al Este de Maiquetía) y el resto de la Cordillera de la Costa, tiene que ser profundizada y para ello es indispensable fortalecer a los organismos encargados de instalar, recopilar y procesar la información de lluvia. Otra de las cuestiones controversiales en este trabajo fue la decisión de usar distribuciones de extremos para la lluvia del tipo Gumbel, LogNor– mal o Pearson, tratando a las lluvias de 1999 como valores fuera de los ajustes probabilísticos (outliers). Se mantuvo el uso de los ajustes tipo Gumbel a las lluvias máximas aunque los valores de 1999 se usaron para el estimado de los parámetros y sobre todo de las varianzas de dichas distribuciones. Los resultados de las estimaciones de caudales máximos sin deslaves en todas las cuencas del litoral Central, desde Maya hasta Chuspa, indican que, en general, esta zona produce importantes magnitudes de caudales instantáneos. Es interesante observar como el módulo de los mismos para períodos de retorno de 100 años varía entre 12 m3 /s/km2 hasta 20 m3 /s/km2 . REFERENCIAS CAF-PNUD (2000), “Efecto de las lluvias caídas en Venezuela en diciembre de 1999”. CDB Publicaciones. CAS, UCV-MARN (2000), “Research report debris disasters mitigation in Cerro Grande and Uria in Vargas in Venezuela”. Institute of Mountain Hazards and Environmental Chinese. Academy of Science (CAS), Instituto de Mecánica de Fluidos UCV, MARN. CGR Ingeniería (2000), “Estudio de rendimiento de lluvias máximas en el Litoral Central”. HIDROVEN-PROHIDRA. Chow, VT., Maidment, D. y Mays, L. (1988), “Applied Hydrology”. MacGraw Hill, New York. Córdova J.R. y González, M. (2003), “Estimación de los volúmenes y caudales máximos que produje- ron los aludes torrenciales ocurridos en diciembre de 1999 en cuencas del Litoral Central del estado Vargas”, Venezuela. Acta Científica, Vol. 54, Suple- mento N° 1. García, F. y Perdomo, E. (2000), “Situación meteo- rológica generadora de las inundaciones y flujo de lodos en el norte centro de Venezuela, con espe- cial énfasis en la costa norte (16 de Diciembre de 1999)”. ARMADA, CONICIT, CVG-EDELCA, FONAIAP, MARN, SEMETFAV, UCV Y VENEHMET. González, M. y Córdova, J.R. (2003). “Estimación de hidrogramas de crecidas en cuencas del Litoral del norte de Venezuela, luego de los aludes torren- ciales de diciembre de 1999”. Acta Científica, Vol. 54, Suplemento N° 1. IMF-UCV (2000), “Instrumentación con estaciones hidroclimaticas de la cuenca del rio San José de Galipán”. IMF. Informe Interno. INOS. (1954), “Estudio de canalización del río Guaire”.
  21. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA 113 INOS (1969), “Análisis de intensidad-duración- frecuencia de lluvias en Venezuela”. Departamento de estudios de proyecto. División de Hidrología. Caracas. Matute, M., Pérez, R.I., Reina, J. C. y Limongi, S. (2000), “Desastre natural de diciembre de 1999 zona norte-centro-costera de Venezuela”. Aspectos Climatológicos. MARNR. Newman, A. y Faría, C. (2000), “Distribución de probabilidades de las precipitaciones extremas de Vargas: ¿Un fenómeno Log-Gumbell?” En: Seminario Internacional. Los aludes torrencia- les de diciembre de 1999 en Venezuela. Universidad Central de Venezuela Facultad de Ingeniería. 2000. PREDERES. (2007), “Instrumentación con estacio- nes hidroclimaticas de las cuencas de las quebradas Tacagua, La Zorra y Mamo”. UE, Informe Interno Corpovargas. Sardi, V y Martínez, C. (1980), “Proyecto de em- baulamiento de la Qda. Tacagua”. MOP.
  22. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos 114
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