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CADI: Un punto de vista sobre las políticas públicas de apoyo al diseño
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CADI: Un punto de vista sobre las políticas públicas de apoyo al diseño

  1. 1 CADI: Un punto de vista sobre las políticas públicas de apoyo al diseño De cara a encuadrar las líneas que vienen a continuación se quiere resaltar el hecho de que el CADI, Centro aragonés de diseño industrial ha pertenecido a los diferentes Departamentos de Industria del Gobierno de Aragón, que han promovido el apoyo al diseño durante los últimos 25 años. Pero, ¿qué apoyo, concretado en qué y con arreglo a qué objetivos? Hay un primer posicionamiento a destacar que resulta básico, los instrumentos de apoyo al diseño en Aragón, se han entendido siempre dentro de un contexto empresarial. El sector del diseño puede tener importancia en el contexto social y cultural a través del papel que juegan los medios de comunicación, pero la experiencia demuestra que eso no garantiza necesariamente una incidencia o mejor, una penetración consistente en el sector económico, y no la tendrá o esta no será suficientemente significativa en tanto no sea una actividad cotidiana y sistemática de las empresas. El sector del diseño en España es, a nuestro juicio, un sector en el que todavía hoy, demasiados diseñadores no hablan casi nunca de empresa, porque no piensan en su actividad como parte de ese contexto, y a su vez es un sector en el que demasiadas empresas todavía no hablan nunca de diseño, porque no piensan en esa actividad como herramienta útil para su gestión. Todo lo realizado y por realizar parte pues de esa premisa: conseguir la diseminación del diseño en el entramado empresarial. Y ello ¿qué implica? A nuestro juicio son necesarias herramientas o fórmulas de cambio para las empresas pero también para los diseñadores. Efectivamente las empresas deben cambiar planteamientos y métodos de gestión para abrirse al diseño, pero convendría no olvidar que de igual manera los diseñadores deben revisar si su manera de trabajar es coincidente con los parámetros de prestación de un servicio a la empresa,
  2. 2 en condiciones de calidad, fiabilidad y transparencia, y de adaptabilidad a objetivos y estrategias previamente definidos. Esta problemática quedaba ya expuesta en las dos primeras jornadas organizadas desde el Departamento de Industria del Gobierno de Aragón, allá por el año 1.990, se titulaban: ‘El diseñador y la empresa. Claves para una relación óptima’ y ‘El diseño en la industria: factor de éxito’. Pero, ¿era, es realmente necesario actuar desde el ámbito público para influir en ambos lados de la relación, la empresa y los diseñadores? Estamos de acuerdo en que si algo no es sentido como necesario por las empresas, estas no variarán su comportamiento, por tanto, se puede dejar que ellas junto al desarrollo endógeno del mercado evolucionen hasta valorar por sí mismas dicha necesidad, o se puede tratar de influir en su comportamiento para acelerar esa evolución. Nuestra respuesta fue apostar por la segunda opción. Esto, que tradicionalmente se ha denominado el estímulo por el lado de la demanda, se ha traducido en la puesta en marcha de algunas actuaciones en el ámbito de la difusión: programas de propagación de los beneficios del diseño en las empresas; abordar proyectos demostrativos y asumir el compromiso de su realización con éxito; y la exhibición, también al publico en general, o la edición de los resultados obtenidos y de la forma de conseguirlos. En este apartado de la difusión se nota un gran punto de inflexión en cuanto a la credibilidad del mensaje, en el momento en que los casos de éxito o ejemplos de buenas prácticas presentados, dejan de ser de grandes empresas o empresas del extranjero y pasan a ser casos locales, el efecto imitación se dispara, por lo menos así sucede en el ámbito regional. Se ha contado para ello con la complicidad de los principales medios de comunicación aragoneses, y aquí conviene resaltar un matiz, a
  3. 3 través de sus secciones de economía y negocios, en lugar de las más habituales secciones de cultura. Dejamos para el final el otro gran eje de actuaciones públicas con respecto al estimulo de la demanda empresarial de diseño en ciernes, las ayudas económicas o subvenciones. La conclusión con respecto a ellas es que una ayuda económica para el logro del cambio en la empresa puede ser una condición necesaria (puede no serlo) pero desde luego no es una condición suficiente. Si la empresa y sus responsables no están convencidos no materializarán el proyecto. A veces ni aunque se subvencionen no solo los costes del diseño sino también los costes de su desarrollo o implantación. La convicción interna resulta fundamental y ese debe ser el objetivo. Pero para ello existe todavía un gran reto: poder convencer a la empresa sobre el valor del diseño con datos objetivos. Y si bien existen a nivel internacional, intentos de desarrollo de herramientas de medida del valor económico y/o empresarial del diseño, estas no terminan de traspasar el terreno de lo cualitativo. No obstante logran establecer con claridad una relación evidente, que consiste en que las empresas con mejores datos económicos o un mayor valor en los mercados bursátiles, son también más avanzadas en el desarrollo y penetración del diseño en sus organizaciones, sus procesos, sus recursos y/o sus estrategias. Los sucesivos Departamentos de Industria del Gobierno de Aragón y el CADI han recorrido estos caminos de estímulo a la empresa, y lo han hecho de manera persistente, se han asumido compromisos con las empresas para realizar proyectos, se han realizado exposiciones y publicaciones, ha habido continuidad en la subvención de costes de diseño, se ha colaborado con la facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza para aportar resultados sobre el valor del diseño…
  4. 4 Pero a la vez se ha querido ser más ambicioso, se ha querido romper la barrera de entrada del diseño en la empresa, logrando romper también la de su permanencia. Así se puso en marcha un modelo propio para la mejora de la gestión del diseño en las empresas. Se trataba no solo de ayudar en el coste de un proyecto sino de favorecer la experiencia de adoptar mecanismos de organización y gestión diferentes tanto en diseño como en marketing y tanto en producto como en marca. E implicaba la formación y participación de personas de la empresa en la puesta en práctica de metodologías sobre el proceso de diseño. Todo ello fue desarrollado entre 2002 y 2010 con los proyectos Diseña y Diseña más. Pero todo lo que se haga desde el lado de la empresa no tendrá ningún éxito si se olvida, como ya se ha dicho, el otro lado de la ecuación, los profesionales del diseño. Estos deben serlo, y deben resultar fiables en su ejercicio, no dando argumentos a la empresa de que el diseño es algo que no se puede incorporar porque es una actividad que se hace por medio de un proceso no controlable por ella, poco participativo y que ofrece con frecuencia resultados superfluos o irrealizables. Esto por desgracia, todavía se sigue pensando del diseño e ignorarlo no conducirá a su solución. Hace falta normalizar la profesión, ¿qué hace un diseñador, cómo lo realiza, qué cabe esperar de él y qué no, cuál es su precio…?1 Formarse y abrazar los métodos de trabajo que garanticen un servicio de calidad a sus clientes es una tarea imprescindible para el lado de la oferta del diseño. Hace falta una cultura del buen diseño, del diseño de calidad, innovador, eficaz y siempre que se pueda eficiente, atractivo y diferenciador, proveedor de buenas experiencias para sus usuarios… y todo esto no se consigue sino es a base de una buena formación y mucha experiencia real, 'a pie de obra'. 1 Encuesta: El Diseño en las empresas aragonesas, julio 2014. En líneas generales, el sector servicios da mayor importancia al valor del diseño en la empresa que la industria. Así, todavía un 17,8% de las industrias no sabe lo que puede aportarle en concreto, y casi otro 24% lo infravalora. En ambos sectores existen dudas sobre la profesionalidad y el alcance real del diseño debido a la disparidad de precios existente. Más del 80% en la industria piensa así frente a un 64% en los servicios.
  5. 5 En la formación de los profesionales del diseño y también de la empresa ha invertido muchos esfuerzos el CADI, los primeros cursos y seminarios son del año 1.992 y se han desarrollado programas formativos de manera prácticamente ininterrumpida hasta la actualidad, siendo esta línea uno de los pilares de su actividad. El resultado es que nuestras empresas no están en los museos pero se ha conseguido, y en ello reclamamos nuestra pequeña parte de influencia, subir su nivel medio en materia de diseño. Algunos datos lo acreditan. Así, según los resultados de esa encuesta realizada en julio del año pasado por las Cámaras de Comercio en Aragón en colaboración con el CADI, se deduce que más de la mitad de las empresas consideran el diseño como algo cada vez más importante que contribuye a innovar y a diferenciarse en el mercado. Siendo ya el 30% de los industriales encuestados quienes manifiestan que realizan de una u otra forma una gestión sistematizada de esta actividad. Y en torno al 15% de las empresas aragonesas tienen un departamento interno de diseño. Y, ¿de cara al futuro? Tres parecen los frentes que se abren en este entramado empresarial del diseño, la empresa tradicional, las nuevas iniciativas empresariales con el auge del emprendimiento y la economía digital. En primer lugar y en los tres frentes son de aplicación los mismos argumentos que se acaban de describir hasta ahora, quizá merecería una especial consideración el segmento de las nuevas iniciativas empresariales, puestas en marcha la mayor parte de las veces con escasez de medios económicos, para favorecer que puedan contemplar desde las primeras etapas de su actividad la problemática del diseño, y esto sin planes específicos de apoyo económico parece complicado, aunque podrían estudiarse fórmulas como la publicación de guías u otros fórmulas de asesoramiento básico a través de los programas ya existentes en la mayoría de organizaciones empresariales e instituciones dedicadas al emprendimiento.
  6. 6 Coincidiendo con el desarrollo digital ha irrumpido el denominado diseño estratégico, de aplicación no solo en este entorno sino también en los otros dos citados ámbitos empresariales. Con respecto a esta irrupción convendría ser prudente, no es creíble que ahora cualquier diseñador pueda hacer diseño estratégico cuando en la mayoría de las escuelas no existe ni formación al respecto. Si complicado es hacer ver a una empresa que un diseñador puede mejora su producto y/o su marca, ni que decir tiene lo complicado que será hacerle ver que puede ayudarle a variar el enfoque de su negocio. Convendría dar pasos para situar la problemática que se abre en su justo término, a menos que se quiera introducir un nuevo factor de confusión en el mensaje que se lanza al sector empresarial. Los programas de formación (learning by doing) de la mano con consultores de empresa, y los programas de explicación y sensibilización serán vitales también en este campo. Todo ello acompañado en el largo plazo, de la mejora tanto de la formación en las escuelas de negocio con respecto al diseño como de la formación en contenidos empresariales de los diseñadores. Mejorando así mismo el conocimiento de la disciplina del diseño ya por los jóvenes estudiantes de secundaria y bachillerato. Y para el final una última reflexión: es vital para la mejora de la acogida del diseño en el contexto empresarial la incorporación de éste al discurso de los líderes empresariales y representantes del ámbito económico, en una forma similar a como ha sucedido con el término innovación. ¿Qué tal si apostamos por un nuevas siglas que sustituyan a las 'archiconocidas' I+D+i, y empezamos a hablar de I+D+i+d, Investigación mas desarrollo, innovación y diseño?, en nuestras manos está. Zaragoza 8 de junio de 2015 Juan Manuel Ubiergo Castillo Director del CADi
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