Este cuento narra la relación entre una nieta y su abuelo. El abuelo le cuenta historias a la nieta sobre cómo era su vida en el pasado, incluyendo juegos como el trompo que ya no son comunes hoy en día. La nieta escucha con curiosidad las historias de su abuelo y le hace preguntas que lo llevan a contar más detalles sobre su infancia y el mundo de aquel entonces.
2. Prólogo
“Mi Abuelo y Yo” es una historia que se inspira
gracias a la llegada de un nuevo miembro de la familia.
Llega una nieta y cambia el ritmo de vida de una pareja
que ya llevaba casi cuarenta años de compartir la vida
juntos y para quienes ya su forma de llevar la vida estaba
enmarcada de una manera similar a como la iniciaron.
Juntos los dos sin más compañía, con la diferencia de
años compartidos, dos perritos de mascotas y las visitas
cotidianas de sus hijos a la casa materna. Aunque el
proceso del crecimiento de los hijos es de cierto modo
paulatino, no es fácil adaptarse a los cambios, después de
haberlos visto crecer, jugar, correr, pelear, llevar
amiguitos a la casa y la algarabía en la mesa a la hora de
comer, ahora el destino los volvía a sentar a los dos en la
mesa y en una casa vacía.
Este pequeño libro se desarrolla dentro de un
mundo real e imaginario, sin tiempo ni distancia en un
diálogo y el relato de cuentos de como era la vida en
tiempos pasados y que el abuelo hoy comparte con su
nieta.
Esta niña incursiona con su abuelo en un diálogo
sobre sus vivencias, el cual inevitablemente lo hace
regresar al pasado y a la vez permanecer en el presente.
El abuelo se ve obligado por la inocencia de las preguntas
de su nieta a recordar historias y plasmarlas en ese
pequeño pero mágico mundo de la niña, ella escucha e
interrumpe con ansias de saber más de cómo y porqué era
tan distinto su mundo al del abuelo.
3. Esta historia real e imaginaria combina la fantasía
con la realidad, llevando así al lector por un mundo que
bien puede ser parte de su historia vivida o tal vez los
sumerge en una dimensión que no conoció pero escuchó,
leyó o posiblemente vio en videos.
La niña escucha con atención los relatos de su
abuelo y trata de transportarse a ese mundo cuidando
cada detalle para viajar en su imaginación y en el tiempo
a esos lugares y recrearlos tal y como se los describe su
abuelo. El abuelo para hacer sus relatos más coloridos y
llamativos, les imprime unas pinceladas de fantasía en la
descripción de los lugares y les da un toque aromático a
las vivencias para mantener a su nieta cautivada y
sumergida en ese misterio.
Así de forma paulatina, a paso lento por los detalles
de los relatos el autor lleva de la mano al lector hacia un
mundo tierno y fresco como una mañana primaveral hasta
visualizar con la imaginación y la lectura esa relación de
un abuelo con su nieta, combinando distintas
circunstancias y distintas épocas de la vida, diferentes
momentos pero con relaciones similares, la bella relación
de una nieta con su abuelo y es así como nace esta
historia de “ Mi Abuelo y Yo”.
4. La Historia de “Mi abuelo y yo”.
En mi camino por la vida, siempre he encontrado
un ángel en la vía, dándome la mano, indicándome el
camino, ayudándome a tomar decisiones correctas para
continuar y alcanzar mis objetivos. Pero esta vez
caminaba en una nueva avenida desconocida para mí,
comenzaba a oscurecer y en cada esquina que pasaba me
encontraba un grupo de personas que como un pequeño
escenario presentaba de forma teatral las distintas etapas
de mi vida y entre el grupo podía verme a mi mismo
disfrutando, sonriendo, llorando y luchando para poder
continuar.
La verdad no entendía lo que estaba pasando si era
un sueño, una realidad o me había transportado a otra
dimensión. De pronto al mirar hacia adelante me
sorprendí. Ya no había nada más que mirar, era como si
ahí mismo se terminaba toda la existencia y forma
viviente. En esa incertidumbre estaba, era un 24 de Julio
de 2015, cuando de pronto fijé la mirada en el fondo
infinito frente a mí que era muy oscuro e incierto y
alcancé a ver una pequeña pero radiante lucecita, un
rayito de luz que se acercaba cada vez, moviéndose en
todas direcciones a una velocidad indescriptible.
Ese rayito de luz se acercaba a mí sin sufrir ningún
cambio en su tamaño ni en la intensidad de su brillo,
solamente alternaba haciendo cambios de colores, era un
rayito de luz que en su avanzar dejaba un destello de oro
tan brillante como el mismo sol.
5. Finalmente llegó nuestro encuentro, yo firme y un
poco nervioso lo esperaba ansioso y el rayito de luz que
no paraba ni por un instante moviéndose en todas
direcciones, comenzó a recorrer toda mi existencia, era un
silencio profundo, pero con melodía sinfónica, de pronto
se detuvo a la altura de mis ojos y comenzó nuevamente a
cambiar su brillo en tonalidad y colores, el silencio se
hizo presente y un una voz angelical me dijo: Hola
abuelo, no te asustes voy en camino, todo va a estar bien,
ya pronto estaré en tus brazos.
Este fue mi primer encuentro con mi primera y
única nieta que tengo hasta la fecha, fue la primera vez
que gracias al avance de la tecnología logré mirarla por
medio de una pantalla grande de un televisor en la que se
mostraba el ultra sonido, vi sus movimientos y escuché
los latidos de su pequeño y frágil corazóncito.
Esta historia nace en un lugar donde se mezcla la
fantasía con la realidad y el tiempo deja de ser el factor
que rige el ritmo de la vida. Eran las cuatro de la tarde,
comenzaba a marcarse en el azul celeste el fin del día. La
niña y su abuelo estaban acostados en la grama del patio
trasero de la casa con la mirada esparcida en todo el
firmamento, descubriendo las distintas formas que
tomaban las nubes mientras se desplazaban según la
voluntad del viento.
La niña comenzaba a relacionar la forma de las
nubes con algún animal o escena de alguna película que
había visto, el abuelo dándole crédito a lo que la niña
expresaba ampliaba más su imaginación y le cantaba
6. canciones de niños relacionadas con lo que ella
imaginaba. Ella miraba a su abuelo y le seguía el ritmo
de la melodía, la cantaba pero le inventaba la letra hasta
que al final los dos cerraban el canto con carcajadas y
palabras que invitaban a buscar otra figura formada por
las nubes.
Entre risas y muecas continuaban la conversación
que por la curiosidad de la nieta, quien escuchaba y
preguntaba se fue convirtiendo más bien en algo parecido
a un monólogo. Esto por que la intervención de la niña
obligaba al abuelo a una larga exposición con matices y
pinceladas para dibujar la respuesta de la mejor manera y
así su nieta logrará comprender la respuesta a su
pregunta.
Mira, mira esa nube dijo el abuelo, parece un
trompo, la niña suelta una carcajada al escuchar esa
palabra y repite, ¡Un trompo! Vuelve sus ojos hacia el
firmamento como buscando la nube con la figura que le
dijo el abuelo y a los pocos segundos mira fijamente al
abuelo y le pregunta. ¿Qué es un trompo? El abuelo al
instante se da cuenta que el trompo para la niñez actual ha
dejado de ser juguete que todo niño quiere tener, que hoy
en día la mayoría de los juegos son electrónicos y con
muy, pero muy poca actividad física y que el trompo es
hoy un juguete de muy poca aceptación y prácticamente
ya extinguido.
Entonces el abuelo respondió invitándola a sentarse
en la grama y en una parte que no había grama solo tierra
le dibujó un trompo y le dijo: Los trompos con los que
jugábamos en aquellos tiempos eran de madera, era como
7. un cono redondo, ancho en la parte de arriba y se hacía
angosto en la parte de abajo hasta terminar en una punta.
¿Y cómo jugaban eso? Preguntó la niña.
Era muy fácil mi pequeña. Le enrollábamos una
manila que era como un cablecito de abajo hacia arriba y
luego lo tirábamos con fuerza hacia la tierra y comenzaba
a bailar. Al escuchar esa expresión, la niña vuelve con otra
carcajada, se pone de pie y simulando un baile le dice, así,
así bailaba tu trompo abuelo mientras seguía con su risa.
El abuelo al ver la ocurrencia de su nieta también soltó en
carcajadas y luego él sentado y la niña parada a su lado
simulaban bailar y se hacían muecas el uno al otro sin
parar de reír. El abuelo continuó diciendo, bailar el
trompo le decíamos cuando lo tirabamos al suelo y al
desenrollarse de la manila comenzaba a dar vueltas. En mi
barrio todos los niños jugabamos trompo en la calle. Por
lo general lo jugabamos en las tardes después de clase y
de haber hecho nuestras tareas escolares.
¿Y cómo jugaban en las calles con tantos carros
que pasan abuelo?
Ay mi niña de ojos color de mar. En aquellos que
fueron mis tiempos de niño y en ese pueblo que me vio
nacer hace ya más de 50 años, no existían muchos carros,
uno que otro pasaba de vez en cuando por donde
estábamos jugando. Y sabes, no se por qué, pero el
tiempo de jugar con los trompos era en invierno, es como
si la lluvia llevara los trompos a las tiendas de mi pueblo.
8. Algunas tiendas los ponían en las puertas de
entrada en canastos, otros los amarraban uno a uno de tal
forma que parecía un tren de trompos, colocaban un clavo
en el marco de la puerta de entrada y ahí los colgaban
para que los viéramos y llegáramos a comprar. Los
mejores eran los que hacían de un árbol de madera dura y
sólida que se llama guayacán. Los más caros y los
mejores bailando eran esos.
La niña interviene y le dice: Yo no tengo un trompo
abuelo, pero si muñecas y cocinas de baterías que
parecieran que de verdad estoy cocinando, también
juegos electrónicos y a veces cuando voy a tu casa la Tita
(nombre cariñoso como llamaba a su abuela) me presta su
celular en el que veo videos y también disfruto los juegos
electrónicos. ¿Tú que jugabas cuando tu abuela te
prestaba su celular?.
Al escuchar esa pregunta, el abuelo la miró
fijamente y soltó una carcajada de esas que no puedes
parar de reír, como cuando escuchas un buen chiste. Fue
tan espontánea y alarmante que la nieta se asustó. Cuando
por fin pudo contener su risa le dijo.
Mi niña, en mis tiempos ni siquiera nos
imaginábamos que los celulares llegarían a existir. En mi
pequeño pueblo quizás existían unos 50 teléfonos
convencionales en las casas y ahora ya ni en las casas los
usamos, todos tenemos celulares. Esos teléfonos de mis
tiempos había que darles vuelta a una ruedita que tenían
al frente, esta ruedita tenía los números del 0 al 9. Si
tenías que llamar al número 16, ponías el dedo primero en
9. el número 1 y hacías girar la ruedita hasta una marca que
tenían y luego hacías los mismo con el 6 y así estabas
llamando a la casa que tenía el teléfono número 16. Si por
alguna razón no te podías comunicar o no sabías el
número al que querías llamar, entonces llamabas a la
central de telefonía, ahí te contestaba un trabajador de las
comunicaciones y te preguntaba con quién querías hablar,
tú le dabas el nombre de la persona y él llamaba desde su
oficina a esa persona y así te comunicaba para que
pudieras hablar. Era solo para hablar, te ponías un aparato
más o menos como un plátano, con una punta en la oreja
para escuchar lo que te decían y la otra cerca de la boca
para contestar o hablar con esa persona. JaJajaja esta niña
con sus preguntas, celulares en tiempos de mi abuela.
Solo ocurrencias sos mi pequeño ángel.
Luego de la plática de trompos y celulares se
volvieron a acostar en la grama en busca de más nubes
para encontrar a que se parecían. Hubo un silencio,
ambos callaban mirando al firmamento, hasta que
finalmente la niña le dijo: esa nube tiene forma de
unicornio.
10. Después de haber dicho lo que según ella tenía
forma esa nube. Volteó a ver a su abuelo y le preguntó.
¿En tus tiempos había unicornios, tú los conociste o
tuviste uno?
El abuelo pensó un poco antes de contestar, pues no
quería destruir esa ilusión o sueño que tenía la niña sobre
ese animal mitológico, pero a la vez quería que entendiera
la diferencia entre la mitología y la vida real, pero al verla
tan pequeña e inocente prefirió contarle una historia para
evadir la respuesta a la pregunta.
Mira mi niña, te voy a contar un cuento. Este
cuento tiene que ver con lo que ha pasado en nuestro
planeta y la presencia de nosotros los humanos al ir más
allá de las fronteras naturales.
¿Y cómo se llama el cuento abuelo? Preguntó la
niña.
El cuento se llama “El bosque encantado”, le
respondió el abuelo.
Este era un bosque, un bosque que si tú lo vieras
pensarías que está encantado o como extraído de una
película como esas que tú ves, en el permanecía la
armonía, paz y dicha entre los animales, la flora se
encargaba de adornar los distintos sitios luciéndose con
sus creaciones en distintos paisajes y en distintas épocas
del año que en la actualidad serían la envidia de cualquier
pintor. Los animalitos se protegían con tanta flora ya que
esto les servía de camuflaje y la fauna le ponía el encanto
11. musical con cantos de pájaros, rugidos de fieras,
maullidos de crías, etc.
Un día el bosque sufrió un cambio que terminó con
la tranquilidad de sus habitantes, esto ocurrió gracias a la
llegada del hombre quien con su fuerza desmedida y
destructiva comenzó a desplazar la frontera de la
naturaleza por su afán de conquistar la tierra manteniendo
así la supremacía humana sobre todo el reino animal y
vegetal.
Pero, ¿ Que fue lo que pasó abuelo ?, preguntó la
nieta.
Bien mi niña, el hombre en su ambición de
conquista se cegó y esto a la vez lo hizo olvidarse que
tanto el ser humano como el reino animal y vegetal se
deben espacio en la faz de la tierra y que el respeto a
estos espacios mantiene el equilibrio ecológico.
Resultó que un buen día el hombre avanzaba en su
conquista cambiando las selvas naturales por selvas de
cemento y la naturaleza indefensa ante los hechos
esperaba con paciencia e incertidumbre que esa mano
criminal tuviera un poco de piedad para con ella. Pero ese
día hombre y naturaleza lograron hablar mágicamente en
el mismo lenguaje, todos los habitantes del bosque
hablaban con el hombre y viceversa, fue entonces que el
hombre comprendió que los animales no atacan al ser
humano por instinto asesino y que estos a su vez nos
proveen alimento,
que la flora además de adornar nuestro mundo con un sin
número de colores, nos permite extraer de ella
12. medicamentos y que no podemos alterar el orden de la
naturaleza sin sufrir sus efectos negativos.
Así, el hombre llegó a comprender que los
animales atacan al hombre para conservarse y subsistir,
que no fue la naturaleza quién alteró el orden, que más
bien fue el hombre quien invadió sin medidas ni
contemplaciones el normal hábitat de los animales y
finalmente ambos comprendieron que aunque el hombre
es el ser más inteligente sobre la tierra, no lo fue
suficiente para comprender que no podemos alterar el
orden de la naturaleza sin causar efectos negativos al
medio ambiente, que irremediablemente con el pasar del
tiempo el ser humano también sufrirá las graves y
trágicas consecuencias de sus actos.
Un río que surcaba el bosque durante su caída hacia
su desembocadura dando saltos al pasar los distintos
niveles que recorría, entonaba infinitas melodías durante
su trayectoria, melodías nunca antes armonizadas por
orquesta alguna. Pero esa vez también habló al hombre
con voz ronca y firme, le hizo ver que los árboles que
nacen en sus orillas necesitan de él para desarrollarse y
sobrevivir, para así poder brindar alimento y protección a
los animales, que de igual forma él necesita de su sombra
para evitar la evaporación o su muerte y así poder
mantener su caudal y lograr llegar a las lagunas, lagos y
al mismo mar para alimentarlo.
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