El comunicado expresa su pesar por el secuestro y expulsión del sacerdote jesuita Juan Antonio de la Vega por parte del gobierno. Critica esta acción arbitraria como parte de una campaña persecutoria contra la Iglesia. Insta al gobierno a deponer actitudes de violencia y represión contra la Iglesia y a buscar la verdad y el bien común por encima de intereses personales. La Iglesia no busca privilegios sino el reconocimiento de sus libertades para cumplir su misión de anunciar el Evangelio.
Comunicado ante el secuestro y expulsión del Padre Juan Antonio de la Vega
1. Comunicado ante el secuestro y expulsión del
Padre Juan Antonio de la Vega
Con mucha pena hemos sido sorprendidos con la ingrata noticia del
secuestro y posterior expulsión del país del sacerdote jesuita Juan
Antonio de la Vega el lunes 25 de julio en horas de la siesta, en un
hecho a todas luces arbitrario que merece la repulsa e indignación de
la ciudadanía honesta del país.
Este hecho, basado en la calumnia y la intriga nacida de la mentira,
se suma a la sugestiva propaganda del gobierno que de varias maneras
ha estado buscando empañar la labor que cumple la Iglesia en nuestro
país. Ante tales hechos cabe preguntarnos y preguntar a los
responsables de la condución del país sobre la motivación real de
esta campaña persecutoria contra la Iglesia, cuando aún resuenan en
nuestros oídos y aún perduran en nuestras retinas los maravillosos
días de jubílo vividos en ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II.
¿Es tanto el temor que se tiene a la Iglesia, a la predica del Evangelio
y al consecuente magisterio de la verdad?. "No temáis, abrid las
puertas a Cristo!" decía Juan Pablo II al inicio de su pontificado.
¿Por qué tener mierdo a la Iglesia?, agregaríamos nosotros. Ella quiere
ser fiel a su misión y ahora más que nunca con el llamado a una
Nueva Evangelización exhorta a una nueva expresión y a un nuevo
ardor en el anuncio de la Buena Nueva. Ella busca siempre el bien,
mediante la prédica del amor y no apoya y nunca apoyará la violencia.
Es nuestro deber por lo tanto, instar a los hombres de Gobierno a
deponer actitudes de violencia y de represión a la Iglesia que nada
bueno presagian para el futuro del país, animándoles a una búsqueda
serena de la verdad, sin engaños y subordinando intereses personales
en favor del bien común. Es necesario que todos, Iglesia, Gobierno,
Partidos Políticos, responsables de los poderes públicos, Empresarios,
Obreros, Estudiantes colaboremos para construir un Paraguay mejor,
dando cada uno lo mejor de sí, promoviendo el respeto a la dignidad
de la persona, imagen y creatura de Dios.
La Iglesia por su parte, no espera ni exige privilegios, sino
fundamentalmente su reconocimiento y la garantía de sus libertades
de acción de organización que abarca desde el culto hasta la enseñanza
y el testimonio de la fé, hasta el derecho de proclamar públicamente
las exigencias de la moral y de la religión con respeto a los intereses
temporales y a la acción de los poderes públicos.(1)
Es urgente en nuestro país restablecer el sentido del respeto a la verdad
2. y a la dignidad de la persona humana, y en ese espíritu y en permanente
actitud de denuncia y defensa de todos los hombres, la Iglesia del
Paraguay reafirma su intransferible responsabilidad de ser guía y
maestra de quienes buscan en comunión, construir el reino de Dios
aquí en la tierra. De aqui que toda crítica y denuncia de situaciones
de insjusticia y de pecado la hacemos en cumplimiento de esta misión
y porque creemos que nuestro pueblo es capaz de superar y vecer
estas situaciones iluminado con la Palabra de Dios.
Convocamos a todos nuestros hermanos sacerdotes, a los religiosos
y religiosas y personas de vida consagrada, a los laicos que con sus
oraciones y su trabajo nos acompañan en la cotidiana tarea de anunciar
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(1) Confrontar La Reforma Constitucional- Hablan los Obispos del Paraguay
Orientaciones Doctrinales de la CEP nº 3- Cap. IV Apartado 2. 25 de diciembre de
1.966
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el Evangelio, a estrechar filas en torno a sus Pastores. Confiamos,
apoyamos y alentamos con corazón agradecido, el trabajo pastoral
que realizan generosa y desinteresadamente en beneficio de la Iglesia
y de nuestro país los sacerdotes y religiosos de otras nacionalidades.
Exhortamos a nuestro pueblo católico a una permanente actitud de
oración y reflexión y discernimiento en estas circunstancias, iluminados por el
Espíritu.
La Federación de Religiosos del Paraguay (FERELPAR) en comunión
con sus pastores, hace suyas las reflexiones y las orientaciones de este
comunicado.
27 de julio de 1988
Mons. Ismael Rolón
Arbozispo de Asunción y Presidente de la CEP