Una mirada hacia como está la situación de la mujer en cuanto a sus derechos. Asimismo, se enaltece a la mujer y la importancia que tiene dentro de una sociedad democrática.
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1. Situación de los derechos de las mujeres en Colombia
Si bien las violaciones de los derechos humanos afectan tanto a los hombres como las
mujeres, su impacto varía de acuerdo con el sexo de la víctima. Los estudios sobre la
materia permiten afirmar que toda agresión perpetrada contra una mujer tiene alguna
característica que permite identificarla como violencia de género. Esto significa que está
directamente vinculada a la desigual distribución del poder y a las relaciones asimétricas
que se establecen entre varones y mujeres en nuestra sociedad, que perpetúan la
desvalorización de lo femenino y su subordinación a lo masculino. Lo que diferencia a
este tipo de violencia de otras formas de agresión y coerción es que el factor de riesgo o
de vulnerabilidad es el solo hecho de ser mujer. La violencia de género puede adoptar
diversas formas, lo que permite clasificar el delito, de acuerdo con la relación en que ésta
se enmarca y el ejercicio de poder que supone, en las siguientes categorías: violación
sexual e incesto, asedio sexual en el trabajo y en las instituciones de educación, violencia
sexual contra mujeres detenidas o presas, actos de violencia contra las mujeres
desarraigadas, tráfico de mujeres y violencia doméstica.
En los últimos años ha dado origen a nuevas e importantes instituciones y enmiendas de
las legislaciones a nivel internacional, y en torno a ella se han articulado acciones
colectivas de las mujeres. La falta de datos estadísticos que podrían revelar la verdadera
magnitud del fenómeno en América Latina y el Caribe es un obstáculo que dificulta la
mejor comprensión de la problemática de la violencia de género. Aunque su incidencia
es mucho más alta que lo consignado en los registros oficiales, los estudios del tema
permiten inferir su carácter epidemiológico. La mayor parte de los datos que se conocen
sobre estas violaciones de derechos de la mujer, provienen de investigaciones y
documentos de organizaciones no gubernamentales y de organismos internacionales
que han hecho investigaciones en esta área en los últimos años. Indudablemente es
obligación del Estado de proteger estos derechos y garantizarlos, y en la convicción de
que el respeto de los derechos humanos también es una condición esencial para el
desarrollo de nuestros países y el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos de toda la
población. Es importante analizar el tema de los derechos humanos y de la violencia de
2. género desde una perspectiva que ofrezca posibilidades de cambios culturales
estructurales que conlleven el respeto de los derechos de las mujeres y cuestionen la
inevitabilidad de la violencia en las relaciones de género.
Situación de los derechos de las mujeres en Colombia
En las últimas décadas Colombia ha alcanzado importantes conquistas en relación a la
promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, si bien aún hay
brechas relevantes por reducir.
Colombia ha ratificado todos los tratados internacionales vigentes sobre derechos
humanos y derechos de las mujeres, y ha hecho un progreso significativo en el desarrollo
de leyes para promover la igualdad de género y garantizar los derechos humanos de las
mujeres. Algunos ejemplos son los Lineamientos de la Política Pública para la Equidad
de Género para las Mujeres y el Plan Integral para garantizar a las mujeres una vida libre
de violencias aprobados en 2012, y la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, aprobada
en 2011, con disposiciones importantes sobre la igualdad de género, así como la Ley
1257 "Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas
de violencia y discriminación contra las mujeres", de 2008 y la Ley 1719 por la cual se
adoptan medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia
sexual, en especial la violencia sexual con ocasión del conflicto armado, de 2014, entre
otras.
Si bien estas normas proporcionan un marco sólido para avanzar en derechos de las
mujeres, siguen existiendo desafíos para su plena aplicación, como muestran los datos
sobre las brechas de género.
Colombia está mostrando señales importantes de crecimiento económico como una
oportunidad para el progreso social, así como los avances en los indicadores de
desarrollo humano. Pero todavía hay brechas de género, en particular en las esferas
política y económica.
3. En cuanto a los indicadores relacionados con el género, la participación política de las
mujeres ha aumentado del 6% al 11% en los cargos de elección popular, y del 7% al
21% en las elecciones del Congreso en los últimos 20 años. Sin embargo, es uno de los
países de América Latina con la menor representación de las mujeres en la política. En
2015 son tan sólo el 14% de concejalas, el 17% de diputadas, el 10% de alcaldesas y el
9% de gobernadoras. Cifras aún muy por debajo de la paridad que haría justicia a la
proporción de mujeres dentro de la sociedad. En relación a los derechos económicos, el
acceso de las mujeres al empleo formal y su participación en el Mercado laboral, si bien
ha ido creciendo, es aún limitada.
En 2013 la brecha de participación laboral fue del 20,94% (frente al 26,63% en 2001); la
brecha de desempleo era de 5,30% (frente al 7,38 en 2001); y 2012 brecha salarial de
género fue 23,28% (frente al 17,61% en 2002).
En educación, se ha logrado un gran progreso. Mujeres colombianas tienen una tasa
más alta de educación que los hombres. Sin embargo, las mujeres aún enfrentan
importantes dificultades de acceso al empleo, y cuando entran en el mercado laboral, se
enfrentan a diferencias salariales significativas y trabajan en los altos niveles de
informalidad.
Colombia ha visto una disminución en la tasa de mortalidad materna; pero todavía hay
500 mujeres que mueren cada año a causa del embarazo y del parto.
Se han promulgado numerosas leyes nacionales para prevenir y sancionar la violencia
contra las mujeres, como la Ley 1257 de 2008. No obstante, las cifras siguen siendo
alarmantes. Según el informe del Instituto Nacional de Medicina Legal en Colombia
(INMLCF) en el 2014 fueron asesinadas 1.007 mujeres, se registraron 37.881 casos de
violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja y 16.088 casos de violencia sexual
fueron contra mujeres, el 86% del total de las víctimas de este delito, siendo además las
niñas y las adolescentes las principales afectadas por esta forma de violencia.
La violencia se agrava en países en conflicto como Colombia. Los efectos de la violencia
contra la mujer y de la violación de sus derechos humanos en tal contexto los
experimentan mujeres de todas las edades. Son víctimas de actos de amenazas,
4. asesinato, terrorismo, torturas, desapariciones involuntarias, esclavitud sexual,
violaciones, abuso sexual, embarazos y abortos forzados. Datos oficiales indican
que más de 400.000 mujeres han sido víctimas de homicidio en el marco del conflicto
armado, y hay más de 57.000 mujeres víctimas de desplazamiento forzado. Entre 1995
y 2011, la violencia en el conflicto armado ha generado el desplazamiento interno de más
de 2.700.000 mujeres (cerca de 6% de la población total del país y el 51% del total de
personas desplazadas). 15,8% de las mujeres desplazadas declaran haber sido víctimas
de violencia sexual. Las mujeres pertenecientes a grupos étnicos indígenas y
afrocolombianas se han visto afectados de manera desproporcionada por la violencia
derivada del conflicto; de 3.445 casos de homicidios de personas indígenas y
afrocolombianas, el 65,5% eran mujeres.
En Colombia se están llevando a cabo actualmente históricas conversaciones de paz
entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP. Los Diálogos de Paz comenzaron en
septiembre de 2012 en La Habana, Cuba, y han continuado hasta la fecha. El proceso
de paz y transición en Colombia es una oportunidad única para avanzar en la
participación plena de las mujeres, así como a realizar esfuerzos adicionales para la
igualdad de género. También es una oportunidad para abordar las causas estructurales
de la desigualdad y promover un cambio sustantivo en los niveles normativo y de
ejecución para la transformación social y la inclusión.