Los aparatos de aire acondicionado consumen electricidad y producen energía térmica. Aprovechan la temperatura del ambiente para ofrecer más energía que la recibida: por cada kWh eléctrico precisado rinden de tres a cuatro kWh térmicos. La UE considera esta aportación de energía como renovable y en España se produce suficiente como para cubrir las necesidades de un millón de hogares.