1. REPOR TÁNDOSE La siguiente es una historia que nos habla del compañerismo que se puede experimentar con Jesús, cuando deseamos ir más allá de nuestros prejuicios y nuestros pesares. Espero te haga reflexionar como lo hizo conmigo.
2. Una vez un sacerdote estaba dando un recorrido por la Iglesia al mediodía. Al pasar por el altar decidió quedarse cerca para ver quién había venido a orar. En ese momento se abrió la puerta y el sacerdote frunció el entrecejo al ver a un hombre acercándose por el pasillo; este hombre estaba sin afeitarse desde hacía varios días, vestía una camisa rasgada y traía el abrigo tan gastado que sus bordes habían comenzado a deshilacharse.
3. El hombre se arrodilló, inclinó la cabeza, luego se levantó y se fue. Durante los siguientes días el mismo hombre, siempre al mediodía, llegaba a la Iglesia cargando una maleta, se arrodillaba brevemente y luego volvía a salir.
4. El sacerdote, un poco temeroso, empezó a sospechar que se tratase de un ladrón, por lo que un día se puso en la puerta de la Iglesia y cuando el hombre se disponía a salir le preguntó: "¿Qué haces aquí?" El hombre le explicó que trabajaba en una fábrica camino de la iglesia, que sólo tenía media hora libre para comer y que aprovechaba también ese momento para orar , -"S ó lo me quedo unos instantes, sabe, porque la fábrica queda un poco lejos, así que sólo me arrodillo y digo: "Señor, vine nuevamente para contarte cuán feliz me siento cuando me liberas de mis pecados; no se muy bien orar, pero pienso en ti todos los días... así que señor Jesús, este es tu hijo Juan, reportándose".
5. El sacerdote, sintiéndose un tonto, le dijo a Juan que estaba bien y que viniese a la Iglesia cuantas veces quisiera. Cuando este hombre salió, el sacerdote se arrodilló ante el altar, sintiendo en su corazón el deseo de buscar a Dios tal como lo hacía el humilde trabajador que todos los días visitaba su iglesia. En su ruego encontró a Jesús, y mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, en su corazón repetía la plegaria de Juan: "SOLO VINE PARA DECIRTE, SEÑOR, CUAN FELIZ SOY DESDE QUE TE ENCONTRÉ A TRAVÉS DE MIS SEMEJANTES Y ME LIBERASTE DE MIS PECADOS, NO SE MUY BIEN COMO ORAR, PERO PIENSO EN TI TODOS LOS DIAS, ASI QUE JESÚS, SOY YO TU SIERVO, REPORTÁNDOME".
6. Cierto día el sacerdote notó que el viejo Juan no había venido. Los días siguieron pasando sin que Juan volviese para orar. Como continuaba ausente, el sacerdote comenzó a preocuparse. Cierto día decidió ir a la fábrica a preguntar por él; allí le dijeron que Juan estaba enfermo, y que pese al diagnóstico negativo de los médicos ellos todavía creían que tenía una posibilidad de sobrevivir.
7. La semana que Juan estuvo en el hospital trajo muchos cambios para otros, pues él sonreía todo el tiempo y su alegría era contagiosa. La Jefa de enfermeras no podía entender la razón por la que Juan estaba siempre tan feliz. El nunca había recibido flores, ni tarjetas, ni visitas, ni siquiera la llamada telefónica de alguien.
8. El sacerdote se acercó al lecho de Juan junto con la enfermera, y ésta le dijo: "Ningún amigo ha venido a visitarlo, no tiene parientes a quien recurrir". Al oír esto, el viejo Juan, un tanto sorprendido, dijo con una sonrisa:
9. la señorita enfermera está equivocada, pues ella cree que estoy sólo y no puede saber que todos los días, desde que llegue aquí, al mediodía viene un querido y viejo amigo mío, se sienta aquí en la cama, me toma de las manos, se inclina sobre mí, acerca su pecho para que me recueste sobre él, y me dice al oído: "HIJO: SÓLO VINE PARA ANIMARTE, PARA DECIRTE CUÁN IMPORTANTE ERES PARA MI Y LO FELIZ QUE SOY DESDE QUE ENCONTRÉ TU AMISTAD Y PERDONÉ TUS PECADOS. SIEMPRE ME HA GUSTADO OIR TUS PLEGARIAS EN LA IGLESIA. PIENSO EN TI CADA DÍA, POR ESO ESTOY AQUÍ CONTIGO. ASI QUE JUAN, ESTE ES TU AMIGO JESÚS, REPORTÁNDOSE".
10. Comparte este mensaje. Estarás regalando vida. Que Dios te bendiga este día. No perdamos la oportunidad de decirle cada día a Jesús: Aquí estoy Señor, reportándome... Haz tu voluntad hoy en mi vida.