Este cuento habla sobre una manada de elefantas donde las crías solo comían anémonas y peonias para volverse de color rosa. Solo Margarita no se volvió rosa, prefiriendo jugar fuera del jardín. Las otras elefantas la envidiaron pero luego también salieron del jardín, dejando de comer las flores y vistiendo ropa rosa. Al final, los elefantes ya no se distinguían por su color.