1. LA FE EN LA IGLESIA
APOSTÓLICA
Los cristianos de hoy conocemos nuestras doctrinas a modo de fórmulas.
Tenemos los llamados “credos”— de la palabra creo— que datan a partir del
siglo II D.C.
Los más conocidos son el credo apostólico, el de Atanasio, el niceno y romano
antiguo.
En nuestras congregaciones por lo general tenemos un marco doctrinal que
llamamos “confesión” o bien “declaración de fe” por la cual en modo muy breve
se señalan los principales elementos doctrinales que guían la predicación y
enseñanza.
¿Cómo era la doctrina en la iglesia de los tiempos apostólicos?
Es una pregunta muy necesaria por cuanto nos ayuda a pensar más en el valor
de nuestros principales elementos que son materia de fe y de práctica. En este
capítulo trataremos en forma muy breve algunos de los asuntos más relevantes.
2. 1. SITUACIÓN DE TRANSICIÓN Y CONFLICTO
• Conviene situarnos en la perspectiva histórica al momento de surgir
la iglesia cristiana.
• El conflicto entre los sacerdotes, los escribas, los fariseos y los
saduceos. Con ellos Jesús, primeramente, y luego los apóstoles,
tuvieron serios conflictos (Mt 16:1, 6; 21:45; Mr 8:31; Hch 5:17).
• período en que en que fueran escritos los libros del Nuevo
Testamento.
Y aun cuando éstos ya se habían escrito, no eran conocidos en su
totalidad, ni todas las iglesias los poseían, pues los manuscritos iban
dirigidos a alguna congregación y de allí pasaban a otra, lo que
implica que llevó mucho tiempo para que fueran conocido
3. Superar el gran “vacío” escritural, y en la medida que se fueron dando los libros del
Nuevo Testamento y fijando con ellos algunos contenidos doctrinales, igualmente se
fue dando un conflicto mayor con la fe judía, así como con ideas religiosas y filosóficas
de los ambientes gentiles.
Además muchos de ellos venían de trasfondos idolátricos, pues tanto los griegos como los
romanos y gentes de otras procedencias abundaban en este tipo de religiosidad.
Se daban en el ambiente diferentes géneros de filosofías que imprimían cierta interpretación
a la vida y a las cosas que entraban en conflicto con la cosmovisión del evangelio.
Una de ellas, indirectamente citada en muchas de las cartas apostólicas, la filosofía gnóstica,
causó daño a las congregaciones. (1 Co 8:7; 12, 2; 1 Ts 1:9; 1 Jn 5:21; Col 2:8).
El conflicto de los gentiles convertidos al evangelio también presentaron situaciones
conflictivas.
A los cuales llegó el evangelio, el nombre de Jesucristo les era por completo desconocido, y
les parecía ser un nuevo dios, entre tantos otros (Hch 17:18).
Igualmente los conceptos sobre moral que reinaban en el ambiente entraban en conflicto
con la nueva fe.
4. 2. JESUCRISTO Y SU EVANGELIO
Para los judíos que habitaban Jerusalén, Judea y lugares cercanos, lo que Jesús
enseñó y predicó, además de las sanidades, liberación de endemoniados y milagros
que hizo, grabó en las gentes una imagen muy definida de su persona. (Jn 2:11; 3:14,
15, 30, 36; 4:14; 5:22–24; 6:27, 35; 7:37–39; 8:12, 36; 10:7–14; 11:25; 14:6).
Los apóstoles lo comprendieron también.
El día de Pentecostés, después de explicar en forma breve el acontecimiento de las
lenguas de fuego.
Pedro ocupa el resto del tiempo para hablar de Jesús y llevar a las personas a creer en él.
Destaca sus obras, su crucifixión y resurrección, lo que lo acreditaba como Mesías y
Señor (Hch 2:22–36).
La sanidad del paralitico (Hch 3:6, 14, 18).
La predicación de Felipe al Eunuco en Samaria(Hch 8:5, 35–37).
El mensaje de Pedro a Cornelio y a los que estaban en su casa (Hch 10:36–43).
El apóstol en un fervoroso creyente, en Jesucristo y dedicó su vida a la proclamación de
su nombre después de haber sido un celos fariseo de la ley .
5. La predicación centrada en Jesucristo, su llamado al arrepentimiento y la fe en
él, los beneficios que las personas recibían, y el modelo de Jesús para la
vida, constituían la buena noticia o el evangelio.
Jesucristo y evangelio van inseparablemente juntos (Hch 8:4, 12, 25; 11:20; 13:32;
14:21; 15:35; Ro 1:15; 1 Co 2:1; 2 Co 10:15; Col 1:25; 1 Ts 2:2).
Se puede decir que esto fue lo característico de la nueva fe. Los judíos creían en
Dios, pero muchos rechazaron a su Hijo.
Los que creyeron en él le tomaron como la plena revelación del Padre (Jn 1:18).
Jesús entonces vino a ser proclamado y creído, básicamente, como el Salvador, el
Señor, el Mesías, el mediador entre Dios y los hombres, el maestro y modelo para
las personas (Lc 1:69; 2:11; Jn 4:42; Hch 5:31; 13:23).
No hubo nada tan específico en la iglesia del tiempo de los apóstoles como la
centralidad de Jesucristo. Esto marcó la característica de ella para siempre, su
mensaje y su misión.
Por lo cual le corresponde anunciarlo, vivirlo y transmitirlo sin añadiduras ni
modificaciones, solamente que sea en el poder del Espíritu Santo (1 Co 1:17–25;
2:1–5).
6. 3. EL REINO DE DIOS
• Este aspecto lo resaltan en modo especial los evangelios.
• La proclamación de Juan el Bautista empezó con este anuncio dando énfasis a la
inminencia del juicio divino y por lo tanto a la necesidad del arrepentimiento y de
los buenos frutos en la vida.
• También lo vincula a la aparición de uno que habría de bautizar en el Espíritu
Santo y en fuego (Mt 3:1–12).
• Jesús también empezó su ministerio anunciando el reino de Dios (Mt 4:17).
• Juan miraba el reino de Dios hacia el futuro pero Jesús indicaba algo que ya
estaba presente, tanto por su presencia como por las cosas que sucedían.
• Jesús presento el reino de Dios con dimensiones presentes en una forma
espiritual. (Hch. 5:12; 8:12; 19:8; 28:23, 31; Ro. 14:17; 1 Co. 4:20).
• El reino de Dios tiene también su dimensión futura cuando se manifieste en forma
plena con el advenimiento del Señor Jesús, el cual tomará el control de todos los
poderes y establecerá justicia, orden, paz y amor en todo el orbe (1 Co. 15:23–28;
Dn. 7:13, 14; 2 Ped. 3:1–13).
7. 4. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
• Entre los judíos un sector profesaba creer en la resurrección de los muertos y
otros no (Mt 22:23–33).
• Pero Jesús enseñó a los suyos no sólo que habría resurrección, sino que él
mismo la encarnaba (Jn. 11:25)
• Los primeros sermones relatados en los Hechos insisten en este aspecto como clave de la
fe, de lo cual los apóstoles se habían constituido en sus más fieles y autorizados testigos
(Mt 28:1–10; Mr 16:1–14; Lc 24:1–43; Jn 20:1–29; Hch 1:22; 2:32; 3:15; 4:10, 33; 10:41;
13:33; 26:8; Ro 1:4; 4:25; 6:4, 9).
• la resurrección no sólo fundamentaba el mensaje del evangelio sino que era la gran
esperanza de la gente. San Pablo dedica una amplia explicación a este asunto cuando les
escribió a los corintios y se refiere a él en otras de sus epístolas (1 Co 15:1–58; Ro 6:5; Fil
3:10, 11; 2 Ti 2:18)
• La muerte siempre ha sido un elemento causante de preocupación y de dolor en la
humanidad
• La fe cristiana vino a resolver este grave problema humano, pues promete
una resurrección no sólo espiritual sino del cuerpo y en forma gloriosa a
aquellos que han creído en Jesucristo, el primero en resucitar de entre los
muertos