España tiene una singularidad geográfica que combina unidad y diversidad. Su forma maciza, elevada altitud media y relieve periférico le dan un aspecto montañoso equilibrado con llanuras. Sin embargo, también hay diversidad debido al aislamiento de la meseta central y su situación entre las placas euroasiática y africana, lo que provocó una gran variedad de unidades geomorfológicas y paisajes naturales y humanos desiguales.