Hace unos días estuve dando una conferencia a un grupo de estudiantes que hacían la defensa final de su proyecto para emprender su plan de negocio, es decir, querían convertir su idea en realidad, su juego en un negocio. Durante la conferencia, intenté transmitir que esto de emprender es duro, les dije que posiblemente dicho proyecto fracasaría y, además, que consideraba que para conseguir que su idea se convirtiera en realidad y se acercara lo más posible al éxito, era necesario mucho rigor y mucha disciplina.