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Portada: Cromolitografía “La malagueña y el torero”
                                Lámina del siglo XVIII, realizada por MEYER, en Berlín, como
                                ilustración malagueña para las cajas de pasas del siglo XIX.
                                Pertenece a la colección de Manuel Molina en el Museo del Vino.
                                          TELÉFONO DE CONTACTO PARA CUALQUIER CONSULTA
     REDACCIÓN                                                          617.23.84.70
Director                                                             MUY IMPORTANTE
Diego Ceano González            Según la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio
Subdirector                     Electrónico (LSSI-CE), y de la Ley Orgánica 15/1999 del 12/12/1999 de Protección
José Antonio Barberá            de Datos Española, le informamos que tiene derecho a que se proceda a la cance-
Consejo de redacción            lación de sus datos. Si desea no recibir la revista, sólo tiene que enviarnos un co-
José Antonio Barberá            rreo manifestando su deseo y de inmediato se borrarán de nuestra base de datos.
Juan G. Arrabal Granados
Redactores
Diego Ceano González
Alfonso Villegas Lermo        Índice
Jesús Hurtado Navarrete
José Antonio Barberá          Editorial .......................................................... 3
José Manuel Frías             Historias malagueñas...................................... 4
Juan Hernández Pérez          Desde la osera................................................. 6
Francisco Collado
Juan José Palop               Enigmas .......................................................... 9
Juan G. Arrabal Granados      Torre del Atabal............................................ 10
Vicente Manchado              El otro Jabegote ............................................ 12
Luis Azuaga                   Málaga en el colegio..................................... 14
Mª José Villaverde Morilla    De chupitira .................................................. 15
Esteban Alcántara Alcaide
Manuel Martínez Molina        Ilustrados por el vino .................................... 16
Mercedes Ramos Jiménez        Historias del deporte en Málaga ................... 23
Manuel Garrido                La jabalina .................................................... 25
Isabel Gómez Alcázar          El ajilibujili ................................................... 26
Luis A. Utrera Madroñero      Mirador del Cerrado ..................................... 27
Ricardo Luque Rando
Fotógrafos                    La ventana soleada ....................................... 28
Manuel D. Aranda Salmerón     Nuestras fiestas ............................................. 29        Si desean que sus
Lola A. Carretero Vaquer      Nuestros pueblos .......................................... 30           amistades     reciban
Corrector                     Puerto de la Torre ......................................... 32          directamente la re-
Alfonso C. García Molina      El correo del lector ....................................... 34
Dto. de informática                                                                                    vista El Avisador
Carlos Fernández Montañés     Tierras de Antikaria ...................................... 35           Malagueño, sólo tie-
José Carlos Jiménez Estrada   Flamenquerías............................................... 37
                                                                                                       nen que solicitárnos-
D.P. MA-1771-05               Málaga cultural ............................................. 38
elavisador@acmal.org          Haciendo puñetas.......................................... 41            lo e indicarnos el
   www.acmal.org              La cocina de “La buena uva”........................ 42                   correo electrónico.
                              El coleccionable............................................ 43



                                                         Si desea bajarse las revistas atrasadas,
                                                                  puede hacerlo desde:
                                                                     www.acmal.org

                                                                                                                          2
Editorial
       Como es el último número antes de las vacaciones de verano haremos una especie de gazpacho
editorial por aquello de sus frescos y variados ingredientes. En primer lugar habrá que tocar el del 2016,
la tan traída y llevada capitalidad cultural. La cultura es una práctica de tiempo y en el tiempo; es instruir-
nos, trabajarnos, igual que se hace con la tierra, adquiriendo conocimientos que contribuyan a nuestro
mejor desarrollo y ofrezcamos a la sociedad lo mejor de nosotros mismos en las artes, las letras, y en
nuestros oficios o carreras. Nada más transcurrida la Semana Santa, nuestro centro histórico se convirtió
en un pequeño Hollywood. Paneles en calle Larios mostraban una cargada cartelera de filmes pretéritos y
futuros y público mayoritariamente joven e histérico se arracimaba entorno a los lugares frecuentados por
actores y cineastas. Otros, probablemente sobre los que tengamos que sustentar la capitalidad cultural, se
entretenían en destrozar y eliminar las teclas de la herramienta más significativa de un escritor o guionis-
ta, la máquina de escribir, esa enorme máquina que presidía a la entrada de nuestra emblemática vía, una
alfombra roja y una serie de gigantescas hojas de guión y proyectos de secuencias para rodar que yacían
pegados al suelo. La próxima edición del Festival de Cine de Málaga estará más cerca de la elección de
Málaga como capital europea de la cultura, pero, sinceramente, ¿estamos preparados?
       Simultáneamente a este evento se ha venido celebrando también la III Feria Intercultural. Danza,
música, gastronomía y artesanía han sido los cuatro pilares sobre los que se ha sustentado la muestra, muy
concurrida por cierto, pero desde el agradecimiento a los mentores y ejecutores de esta edición, es mo-
mento de ir pensando en una mejor selección de participantes. El lugar es bueno y en un futuro no muy
lejano, en el puerto, puede ser aun mejor, con lo que invita a superar ediciones anteriores. Los resultados
económicos pese al éxito de público se desconocen pero es fácil pensar que con una buena concurrencia
los participantes habrán obtenido algún beneficio.
       No quisiéramos cerrar página sin tocar un e-mail que ha circulado a finales de abril y durante
mayo, relativo a la reivindicación de los Baños del Carmen para uso ciudadano. No es frecuente encontrar
junto al mar un pulmón de árboles de la familia de las mirtáceas (Eucalyptus), planta oriunda de Australia
y de la que se pueden distinguir alrededor de 700 especies. Estos terrenos ganados para la ciudad como
balneario en 1918, sustituyendo a los hasta entonces conocidos como baños públicos, han sido punto de
encuentro obligado para varias generaciones de malagueños. Allí se ubicó el primer campo de fútbol; se
celebró el primer torneo de tenis y las primeras competiciones hípicas de saltos. Los teatros de verano
contaron con espectáculos de primer orden tanto en la escena como en ballet y conciertos. Y hasta en un
tiempo y por iniciativa de la Vinícola Malagueña existió una fuente de la que manaba vino en vez de
agua. Su grandiosa pista de baile concentró a los más jóvenes de dos épocas en sus famosas verbenas y
hasta el carnaval fue verdadero protagonista en ese complejo que el arquitecto Andrés Escassi, en 1953,
dotó de un camping donde se podían albergar 300 almas para combatir el estío.
       La degradación lo está llevando hasta sus últimas consecuencias y es momento de que si en Má-
laga oeste se cuenta con un parque, en el este se tenga otro, con características distintas, que en la varie-
dad está el gusto. Además, éste está en el rebalaje y por tanto tiene que ser marinero. Esta es una iniciati-
va que se podría agregar a la capitalidad cultural de la ciudad, una ciudad a la orilla y de cara al mar, que
muchas veces no parece ni nostrum. La Málaga cultural pasa por muchas cosas, pero una de ellas es recu-
perar de forma masiva nuestra típica jábega; que cada barrio tenga la suya y en noble competencia, en la
época que se estime oportuna, sus proas corten el agua en disputa de ola tras ola por todo el litoral de
nuestra bendita tierra. Pensemos en ello en nuestras vacaciones y cuando comencemos el nuevo curso,
tengamos claro qué ciudad queremos. Hasta septiembre si Dios quiere, y que ustedes lo pasen bien.



     Este Nº 36 de El Avisador Malagueño,                            12.033 correos directos
               ha sido enviado a:                                    y a (+-) 48.000 indirectos

                                                                                                             3
Historias malagueñas
Por Diego Ceano González

                     UN NOVIO UN POCO BRUTO

         No sé con certeza si esta historia es fruto de la realidad o de alguna
mente desocupada y creativa, pero sea como sea, es una historia simpática y
que a mí me hizo pasar un buen rato cuando me la contaron.
         Allá por esos años de la dura posguerra, en la que según dicen los más
viejos “se quitaban el hambre a tortazos”, sucedió la historia que paso a relatarles. Vivía en una cortijada,
a legua y media de distancia de la jurisdicción de El Palo, un campesino con su esposa y su única hija. Él
era rudo de modales, bastante desconfiado y desmañado en atuendos y andares, hábil en las tareas propias
de la granja y la campiña, duro trabajador y obtuso en las relaciones humanas. Su esposa era la típica
hembra de entonces, callada, sumisa y bizarra trabajadora, una mujer todo terreno, que lo mismo cocina-
ba, cosía, ordeñaba las vacas o cargaba
sobre sus hombros, haces de leña con que
mantener confortable su humilde hogar,
una mujer dura en el trabajo y tierna en el
amor. Su hija era una jovencita de diecio-
cho años, discípula de la denodada ama
de casa. Se veía agraciada en lo físico,
pero nada refinada y demasiado aficiona-
da a los encantos del sexo opuesto, según
sus cautelosos progenitores.
         Cada tres días subía a la casa de
campo que ellos tenían, un joven de vein-
te años, un pollito que venía a comprar
huevos y otros frutos de granja y que lue-
go vendía en el mercado de Atarazanas en
el centro de Málaga. Este mozo se había
percatado de la existencia de la joven            Dibujo de Enrique García
campesina y la moza le observaba con
interés y tal vez presintiendo que aquel
efebo sería algún día el padre de sus hijos.
         El día en que el joven subía a aquella casa para aprovisionarse, los celosos padres de la joven, pro-
curaban que ambos adolescentes no estuvieran cerca el uno del otro o por lo menos a dos o tres metros de
distancia.
         Un día, el mozo pidió al padre de Sebastiana, esa era la gracia de la joven, que le permitiera rela-
ciones con su hija y éste después de deliberar aquella petición con su esposa y su hija, aceptó de buena
gana. Pese a ser bastante bruto el padre de Sebastiana, notó que el joven no se le quedaba atrás en lo cerril
de ideas, pero a la hija le gustaba y según decían ellos, más valía malo conocido que bueno por conocer.
         Las relaciones comenzaron y la distancia física entre los novios se acortó ostensiblemente, pero
eso si, siempre estaba la madre en medio de los dos engolosinados y zangolotinos amantes.
         Ahora, el joven, subía casi todos los días a ver a Sebastiana. Él se esforzaba por parecer más listo
más educado o más fino en sus maneras, pero lo que no podía, por más que lo intentaba, era disimular lo
brutísimo que era.
         Un día que se encontraba de visita en la casa de su novia, el cielo se cubrió con un velo oscuro de
nubes que presagiaban una fuerte y segura tormenta. El padre de Sebastiana que como buen hombre de
campo sabía lo que se aproximaba le sugirió al joven que se marchara lo más pronto posible para que no


                                                                                                            4
le cogiera el temporal; pero éste estaba muy a gusto con la charla de su amante novia y no tenía la inten-
ción de marcharse por miedo a un poco de agua.
        Un trueno les avisó de que ya era tarde para regresar a su casa. Tras un primer trueno, otro mayor,
las luces acompañaban la tronada, el viento agitaba fuertemente la arboleda y hacía que las gotas de lluvia
se estrellaran sobre los transparente y limpios cristales del tragaluz.
        El padre de Sebastiana, pese a ser muy bruto tenía un gran corazón y le dijo a su esposa:
        - “Er muchacho se debería queá a pasar la noche, no está er tiempo como pa da una camina-
            ta por er campo”.

       Todos estuvieron de acuerdo, el muchacho se quedaría a pasar la noche, pero tendría que acostarse
en el pajar, ya que ellos no creían que fuera decente el que ambos novios compartieran el mismo techo
antes de estar casados.
       El padre de Sebastiana acomodó al novio de su hija en el pajar y se volvió a la casa. Había pasado
más de una hora y el matrimonio seguía insomne, mirando al techo de su alcoba, sin poder conciliar el
sueño debido a la gran virulencia de la tempestad que tenían encima.
       La esposa estaba preocupada por el novio de su hija. Ésta le decía a su marido que tal vez el mu-
chacho tuviera frío:
       “Deberías llevarle una manta ar muchacho, a lo peó tiene frío”.

        Con muy pocas ganas y refunfuñando, el papá de Sebastiana cogió una manta y se la echó por
encima y con otra bajo el brazo salió de la casa en medio de la tempestad para darle la otra manta al pre-
tendiente de su criatura.
        Cuando hubo caminado un primer tramo hacia la entrada del pajar y estaba a punto de entrar, notó
cómo una figura se le acercaba desde el camino. Al principio no sabía de quién se trataba, el viento hacía
que el agua le golpeara como un látigo en la cara y no le dejara ver con claridad. Cuando estuvo cerca de
aquel personaje pudo ver con sorpresa de que se trataba del joven y bruto novio de su hija. El muchacho
presentaba una apariencia lamentable, estaba empapado de agua, en su rostro alternaban el agua y el barro
y sus ropas parecían un estropajo mojado.
        El hombre al ver al mozo en tal lamentable guisa le preguntó:
        ¿“Pero hombre que jaces ahí afuera con lo que está cayendo”?

      El joven sin inmutarse y con una sonrisa en los labios le manifestó:
     “Es que he ío a mi casa pa decirle a mis padres que no se preocupen, que me voy a queá en su
     casa a pasá la noche por curpa de la tormenta”.

      Como dije en un principio, no sé si la historia sucedió realmente o es una invención popular, pero
de lo que no me cabe duda es que casos más grandes se han dado.




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Desde la osera
Por José Antonio Barberá

                               BOBASTRO
        Antonio Canca, mi recordado amigo, gustaba de preparar excursiones
con grupos de amigos con destino a cualquiera de los múltiples lugares de
interés que tiene nuestra tierra, y a las que él, como “director de la empresa”,
bautizó como “Cancatours”.
        En las que tuve oportunidad de acompañarles, la programación cierto
es que nunca nos defraudó, ya que a la belleza e importancia del lugar visitado, se unía la siempre culta y
amena palabra de Antonio.
        En la ocasión a que me voy a refe-
rir, nos propuso una agradable y explicada
visita al histórico emplazamiento de Bo-
bastro, o Barbaxter, como le nombraban
los historiadores más antiguos, del que
decían era un resto del viejo municipio
barbastrense, según conjeturas de Rein-
hart Dozy, quien para ello se fundó en la
inscripción “munic sing barb”, es decir
Municipium Singiliense Barbastrense que
se encontró en el sitio que fuese denomi-
nado “el Castillón” cerca de los pueblos
de Teba y Ardales, siendo de este dato de
donde el orientalista dedujo que Bobaxter
debió estar donde estaba el Castillón,
aunque otros historiadores pusieron el asiento en las Mesas de Villaverde, cercano a Carratraca.
        Para llegar hasta el lugar donde tuvo su residencia y plaza de armas el famoso caudillo de los mo-
zárabes y muladíes Omar Ben Hafsún, musulmán nuevo o muladí, por ser descendiente de hispanos visi-
godos convertidos al Islam y señor de medio Al Andalus, era necesario desplazarnos hasta el término mu-
nicipal de Ardales, donde se encuentran las Mesas de Villaverde, y cerca, en una de sus laderas se pueden
ver los vestigios de la basílica de Bobastro.
        No hicimos probablemente lo que el combativo caudillo popular Ben Hafsún debió realizar en in-
finidad de ocasiones al regreso de sus correrías y algaradas: tomar la vieja calzada romana que unía Cór-
doba con Málaga. Nuestros caballos, no comedores de pienso, sí consumidores de gasolina, rodaron ca-
mino de Antequera a través de asfaltada carretera, donde iniciamos el camino que conduce al Torcal, para
poco antes de llegar a él, tomar una carretera estrecha, de montaña, que nos hizo bordear los embalses de
Guadalteba, de Guadalhorce y del Conde de Guadalhorce. Cercano a este último, camino hacia Ardales,
tomamos un desvío a la izquierda que nos condujo en principio hasta las Mesas de Villaverde y de conti-
nuar, poco después al desfiladero de los Gaitanes, ya en las inmediaciones de El Chorro.
        Al llegar al sitio deseado, dejamos a nuestros briosos corceles de cinco ruedas descansar en la la-
dera, sobre el espacio más cercano a las ruinas, ya que por esa época Antonio debía acompañarse en su
caminar por el buen apoyo de un bastón, que una vez pasado el inconveniente de bajadas y subidas, usaba
como extensión de su brazo para señalar e indicarnos determinados detalles.
        Antes de dar lugar a que nos escabullésemos cada cual por la zona a mirar o hacer fotos; en escena
rememorativa de aula de colegio, con él como profesor convertido en el punto central de miradas y oídos,
dio lugar a su gozosa tarea de enseñante, comenzando por indicarnos que el templo, que se integraba en
un monasterio, debió ser construido antes de la llegada del que fue pesadilla de los emires de Córdoba,
quien indudablemente hizo en él grandes obras de defensa, mejorando y reforzando las ya existentes mu-
rallas y torres, además de un alcázar, una almunia y algunas iglesias para uso de los cristianos. Continuó
                                                                                                          6
Canca llevándonos hasta el espacio central del conjunto monástico, donde se apreciaban los interesantes
restos de lo que hubo de ser un amplio patio, probablemente el claustro, del que aún se podía observar el
aljibe en el que se almacenaba agua, y algunos silos para cereales. Llegados a uno de los lados de ese pa-
tio, contemplamos los restos de la basílica, donde muy probablemente habría sido convertido al cristia-
nismo Ben Hafsún, que tomaría el nombre de Samuel en el año 899 al profesar su nueva religión.
        Esos restos que estábamos visitando, constituyen una muestra de arquitectura rupestre excavada
en la roca, posiblemente continuando la tradición eremítica del entorno, donde motivado por el alejamien-
to de lugares habitados, el anacoreta, que buscaba en unión con la naturaleza la parte de verdad que le
correspondía a sus dudas, tan sólo estaba
acompañado por la gran belleza del entorno y,
cómo no, de sus pensamientos.
        Contemplamos que el templo de Bo-
bastro tiene una planta de tipo basilical y está
dotado de tres naves, siendo la central la de
mayor dimensión. De este interesante edifi-
cio, cabe destacar el lugar destinado a los
ritos mistéricos de la liturgia mozárabe, y las
cancelas que separan las diversas naves y
ábsides; sobresaliendo la jerarquización de los
espacios, adaptados al desnivel del terreno.
Debajo de la basílica al parecer se intentó
construir una especie de cripta, dedicada po-
siblemente al eterno descanso de los restos de Samuel o Ibn Hafsun.
        A la hora que era de haber iniciado esta resumida plática, algunos se habían despegado un tanto
del grupo y habían comenzado a tomar fotos del lugar, habiendo quien se había subido hasta la planta
superior, sitio ocupado por una tribuna, labrada también en la roca y decorada con magníficos arcos de
herradura, con la idea de permitir el paso de la luz durante el día a la sala.
        Después subimos hasta la zona más elevada de la Mesa, donde estuvo situado el castillo de Omar,
que por la altura del enclave más parecía lugar donde anidar águilas, que hábitat de humanos. La altura de
los tajos y estar bordeado de precipicios que cercan la elevada meseta, le ofreció celebérrima memoria en
las historias árabes, ya que los autores de esa nacionalidad le dieron como el más fuerte e inexpugnable
castillo de todo Al Andalus, por estar precisamente enclavado en la cima de un picacho rocoso que hizo
de este encastillado lugar, sitio fácilmente defendible, como demuestra la historia, ya que resistió más de
cincuenta años los ataques del poder cordobés, hasta el 19 de enero de 928 en que fue tomado y asolado
por los guerreros de Abd al Rahman III, profanándose los restos del caudillo, que fueron desenterrados y
trasladados a Córdoba como trofeo y escarmiento.
        En ese paraje de increíble belleza no pudimos apreciar más que muros de sillarejos y vestigios de
estuco con decoración a la almagra. El tiempo hizo su labor y al parecer, la mano humana le ayudó bas-
tante. Según se dice, cuando se construyó el embalse de la Encantada se destruyeron multitud de vestigios
arquitectónicos, por ser el lugar donde hubieron de estar parte de las defensas y viviendas de Bobastro.
        Ese decir, posiblemente tuviese visos de realidad, según nos comentó Antonio, ya que por las la-
deras del picacho abundan los vestigios de viviendas rupestres, unas naturales y otras readaptadas, dados
por la propia naturaleza del terreno calizo, donde abundan los abrigos y covachas.
        En derredor de Bobastro había fortificado Omar muchos castillos, puestos en su mayor parte sobre
las cumbres y sitios pronunciados, a fin de dificultar la entrada a las huestes cordobesas hasta la capital de
sus estados, pudiendo bien comunicarse con las ciudades de Ronda, Archidona, Málaga y otras importan-
tes de la época. Entre otros, estaban los castillos de Sajra (la roca de) Hardarex, al oeste de Bobastro, hoy
Ardales; Hins Cannith, hoy Cañete la Real; Hins Camara, despoblado entre Antequera y Casarabonela;
Cars Bonaira, hoy Casarabonela; Hins Xanti Bither, que fue castillo deshabitado de Sancti Petri, en el
camino hacia Álora, junto al río del mismo nombre.
        Los autores árabes que hablan sobre aquellas guerras, mencionan un mínimo de catorce castillos
más, puestos en lugares cerca de Bobaxter, cuya actual situación debo suponer difícil de fijar aún a pesar
                                                                                                            7
de conocerse sus nombres como Thlackira o Talahira; Gebal Alhachara, o Monte de las Piedras; Hins
Bonith, o Castillo Bonito; o Medina Belda, por ejemplo.
        Entre explicaciones y paseos el tiempo pasaba tan amenamente que, casi no apreciamos la caída
de la otoñal tarde, pero sí notamos la pronta aparición del frío,
que hizo pensar en el camino de retorno; y tras haber pasado
unas gratas horas, el regreso se realizó por diferente camino para
poder contemplar, aunque de pasada el cercano desfiladero de
los Gaitanes y el Chorro, haciendo boca para el próximo Canca-
tour, ya que observándolo a lo lejos, el amigo Canca comenzaba
a discernir cómo acercarnos al Caminito del Rey, lugar tan poco
apto para la excursión y el paseo por su muy deteriorado estado;
aunque conociéndole, seguro que ya se las ingeniaría y buscaría
rutas que a él nos acercara y por donde él pudiese asimismo ca-
minar.
        Tras este grato recuerdo de vivencia, en el que por unos
momentos, en esta remembranza vuelves a la vida humana, (la
que dejaste tres años se cumplirán el próximo 29 de julio) mí
querido amigo, estoy seguro que actualmente todas las calles del
cielo estarán bien señalizadas, con sus correspondientes rótulos
sin faltas de ortografía, y que los archivos Akásicos tendrán aña-
dido alguna que otra nota tuya.
        A saber la de cosas importantes que podrás estar reali-
zando en ese otro no visible lugar de la vida, pero sobre todo, Antonio, confío en que la luz, la paz y el
amor estén en continua armonía contigo.




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Enigmas
Por José Manuel Frías

            LIENZO MÁGICO EN POZOS DULCES
        Una mañana de julio del año 1645, se formó un gran revuelo en tor-
no a la casa de Catalina Vejarano, ubicada en la calle Pozos Dulces; aquel
alboroto se debía a que una señora que intentaba sacar agua del pozo, que la
dueña cedía amablemente a sus conciudadanos, no podía extraer el agua
debido al peso que parecía tener el cubo. Aunque fueron varios los hombres
los que, a la vez, tiraron fuertemente de la cuerda, no lograron izar el cubo. Llegó al momento Catalina y,
ante el asombro de todos, tomó la cuerda y subió el cubo sin ningún esfuerzo. Cuando éste apareció, en su
interior no había agua, sino un lienzo enrollado. Descu-
brieron que se trataba de una imagen de la Virgen María.
Aquel hecho causó tal la devoción que se creó en torno a
la pintura, que Catalina erigió un pequeño y humilde
retablo con el lienzo en el exterior de su casa.
        Pasó el tiempo y Catalina se casó, y fruto de este
matrimonio nació un hijo. Éste, cuando fue adulto, deci-
dió seguir su vocación de soldado, alistándose para com-
batir en Portugal. Tras su marcha pasaron dos años sin
que nadie supiera nada del muchacho, y aquello supuso
para Catalina un duro golpe, dado que la cual le daba ya
casi por muerto. Una noche se arrodilló como era cos-
tumbre ante la imagen de la Virgen, y le rogó por la vida
de su hijo, pidiéndole que regresara con vida del comba-
te. De pronto quedaron sus ojos fijos en el cuadro del
retablo y un grito ascendió a los labios de la mujer. La
imagen de la Virgen había desaparecido para dar paso a
la de su hijo, que desde el lienzo le sonreía. Aquella im-
presión le causó un desmayo. Hasta la mañana siguiente
quedó inconsciente, hasta que las mujeres fueron a auxi-
liarla. En el momento en que contaba aturdida lo que
había visto horas antes, un joven apuesto cruzaba el umbral de la puerta. Madre e hijo se miraron extasia-
dos. Durante muchos años la imagen de la Virgen estuvo expuesta en aquel mismo lugar, mostrada a la
devoción de la gente, pero en 1749 se erigió una capilla mucho más grande y “oficial”, en la que se vene-
raba una imagen de talla que sustituyó al lienzo original. La capilla, construida en el lugar donde estuvo la
casa de Catalina, fue destruida en los primeros años del siglo XIX, y desde entonces no se sabe nada del
lienzo.
www.limitesdelarealidad.com




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Torre del Atabal
Por Fran Collado

             EL IMPERIO DE ORIENTE EN MÁLAGA
        Málaga fue colonia fenicia, ciudad cartaginesa y urbe romana. Posterior-
mente, ha conocido la presencia de los pueblos godos, el paso de la cultura islá-
mica y la reconquista por parte de castellanos y aragoneses. Pese a toda esta dilatada experiencia, Málaga
también ha sido ciudad de la cultura oriental de influjo teocrático, colores dorados y herencia griega. En
algún breve intervalo, la ciudad malacitana estuvo bajo el dominio del Imperio de Oriente.
        Tras la caída del Imperio Romano de Occidente entre finales del siglo IV y principios del V, la
provincia de Hispania recibió sucesivas invasiones de los pueblos germánicos. Hordas de bárbaros proce-
dentes de Europa Central que aprovecharon la debilidad de Roma para caer sobre sus denostadas colum-
nas. En concreto, los vándalos silingos representan el pueblo que tras continuas migraciones ocupó la
zona de Málaga en torno al siglo V.
        No obstante, la caída de Roma no fue la pérdida del
legado romano que continuarían los visigodos en su ver-
sión occidental, mientras que en el extremo oriental Bizan-
cio planeaba la reconquista de manos de los bárbaros. Con
esta intención, el emperador Justiniano I recuperó la costa
mediterránea desde Cádiz hasta Valencia, con el control
del área oriental de la actual Castilla-La Mancha en torno a
finales del siglo V. Estos dominios bajo el estandarte bi-
zantino fueron denominados con el nombre de la provincia
de Spania.
        Ciertamente, no existen datos exactos y concretos
sobre la conquista bizantina de la región mediterránea de la
Península Ibérica. Tan sólo, algunas notas desordenadas y
caóticas de san Isidoro de Sevilla hablan de la conquista
visigoda de las fortalezas bizantinas. En un principio, la
conquista de Ceuta por las fuerzas orientales en torno al Atanagildo.
546 marca el comienzo de la campaña. Así, tras la caída de
la costa norte de África y del sur de Italia en manos bizantinas, Justiniano procedía al acceso a la penínsu-
la. Al respecto, san Isidoro señala que para el 552 el noble visigodo Atanagildo firmó un acuerdo con Jus-
tiniano para recibir ayuda militar contra su enemigo el rey Agila I. Posiblemente y aunque no se explicita,
este pacto conllevase la cesión de tierras a los bizantinos. Probablemente, eso explique que ese mismo
año, las tropas bizantinas ocupasen las ciudades de Gades y Carthago Nova, bajo el mando del general
Liborio.
        Las fuerzas romanas orientales habían llegado hacia la Bética. Esta zona visigoda estaba al mando
de las élites hispanorromanas que tenían una cultura latina y detestaban la presencia de los conquistadores
bárbaros. Así, diversas ciudades se vieron animadas por la presencia del pueblo romano oriental y se pro-
dujeron las primeras revueltas para favorecer el acceso a los bizantinos. Especialmente, Córdoba fue uno
de los puntos más agitados durante estos años.
        A partir de estas coordenadas, las expediciones bizantinas ocuparon Malaca y Baza en el año 552,
llegando hasta Sevilla y posiblemente a Mérida. Pese a ello, la victoria de Atanagildo sobre su rival polí-
tico permitió que los germanos se unieran en torno a él y avanzasen hacia el área de interior bizantina
para el año 555. Rápidamente, los romanos orientales se replegaron hasta sus dominios costeros que in-
cluían las Islas Baleares y fundaron la provincia de Spania bajo la que se encontraba Málaga. Los innu-
merables frentes que los bizantinos mantenían abiertos en todo el Mediterráneo y la falta de tropas les
obligaron a encerrarse en sus puertos amurallados, mientras los visigodos campaban a sus anchas. Se des-
conoce cuál fue su capital, aunque las tesis existentes apuntan a la ciudad malacitana o Cartagena. Un
                                                                                                           10
líder político y militar era el responsable del gobierno de esta provincia que se mantuvo con una relativa
estabilidad hasta el 565 con la muerte de Justiniano.
        A la muerte de Atanagildo, los dominios pasan a manos de sus descendientes, Liuva I y Leovigil-
do I, quienes acosaron con escaramuzas constantes a los bizantinos. Mientras tanto, los romanos llegaron
a conquistar puntualmente las ciudades de Almería y Murcia. Aunque, la conquista progresiva de los
germanos ya sería imparable.
        Finalmente, el caudillo visigodo Sisebuto acomete con dos campañas contra los bizantinos. De es-
ta forma, la ciudad de Málaga cae en manos de los germanos para el año 615, coincidiendo con el segun-
do cónclave del clero visigótico. Un año más tarde, Cartagena era destruida y perdía el obispado visigodo
que se le había concedido antes de la ocupación bizantina. Exactamente, el apoyo de los hispanorromanos
a los visigodos, que se había convertido al catolicismo, fue el elemento favorecedor frente a los bizantinos
que en el 624 abandonaban sus últimos puestos en las costas españolas.


Un libro para el verano.-
        Con el título de “Cuentos de la Alcazaba”, el
escritor malagueño Diego Ceano, acaba de presentar un
libro de relatos, en los que se conjugan, cuentos inéditos
sobre la vida de los malagueños musulmanes con la
historia clásica de este pueblo que tanto aportó a la cultura
de Málaga y los malagueños.
        Este libro nos introduce en aquellas calles
malacitanas y su Alcazaba, donde todo transcurría a
intramuros de la ciudad y a extramuros de las casas.
        A través de estos veintidós cuentos, además de de-
jarse imbuir el lector en un cúmulo de placenteras sensa-
ciones, nos trasmite un conocimiento preciso de cómo eran
aquellos antiguos malagueños, sus costumbres, su arte, su
cultura, sus calles, su comercio su discurrir diario, en fin
que nos mete en un ambiente del que conocemos poco y
que con la lectura de estos cuentos, podremos decir que
sabemos ahora más de estos antepasados nuestros.
        Este libro es el primero de la trilogía “Cuentos de la
Alcazaba”. A él le seguirán “El rey de las
jákaras” y “El vendedor de sueños”.
        Esta obra ha sido editada por la
editorial Aladena – Agapea y puede ser
adquirida en las librerías del centro de
Málaga, especialmente en la librería
Luces, de la Alameda Principal (Junto a la
antigua taberna “Casa de Guardia”) igual-
mente puede ser adquirido solicitándolo
por internet a www.aladena.com
        En la foto Diego Ceano junto a su
presentador y responsable de prensa de la
editorial, el periodista y escritor Francisco
Contreras, en el acto de presentación y
firma que se celebró en la librería Luces,
el pasado día 21 de mayo.


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El otro Jabegote
Por Juan G. Arrabal Granados

                              LOS GUAPOS
        Bueno, como persona agradecida debo comenzar dando las gracias a to-
das/os los que me han echado de menos. En realidad no he dejado de colaborar
en El Avisador; como pueden ver en la lista de créditos, sólo me había tomado
un receso puesto que tengo trabajo acumulado en dos libros que estoy escri-
biendo y están atrasados. Pero a la vista de lo acontecido, tendré que hacer un esfuerzo extra y ser puntal
a mi cita con ustedes. Gracias por el interés y cariño demostrado pero, para su información, no me había
ido.
        Hoy quiero traer a colación un artículo encontrado casualmente en la segunda página de la Unión
Mercantil fechado el 6 de abril de 1890 y que tiene mucho que ver con los tiempos actuales en lo tocante
a la violencia y a la posesión de armas de la ciudadanía, especialmente esa que va perdonando la vida por
calles, plazas, espectáculos y cualquier manifestación de tipo cultural, especialmente si la razón no le
asiste. El articulista comienza con un célebre dicho que nos caracterizó hace muchos años y que nos venía
como una especie de credencial en lo que a cultura y formación cívica se refería en cierto modo:
        “Málaga ciudad bravía,” / la de las mil tabernas/ y
una sola librería.
        El artículo continúa así…
        “Así como Egipto tuvo sus plagas, nosotros tenemos
esta de los guapos, que no es floja”.
        Al hablar de guapo no me refiero, como parece des-
prenderse del sentido de la palabra, a esos chicos que se
rizan el pelo, y se dan purpurina en las mejillas y en los
labios, que pasan horas ante el espejo, antes de lanzarse a
la calle, y llevan el chaquet muy ceñidito para lucir el talle,
no; esos son unos infelices que llevan en el pecado la
penitencia, porque su misma necedad los castiga; me
refiero a los otros, a los guapos de oficio, fruta que abunda
y …daña, a pesar del aforismo en contra”.
        Hoy estos guapos de oficio, o de los otros, creo que
se están llamando metrosexuales, aunque las vestimentas
sean distintas pero conservando en común aquello de mar-
car otras lindezas corporales. Hoy van en vaqueros ajusta-
dos, camisetas, pelos engominados, etc. Los tiempos y las
modas cambian pero no el problema de fondo. Sigamos…
        “El guapo, el verdadero guapo, el legítimo guapo es
por regla general (para vea V. lo que son las cosas) feo
como Picio, lo cual, aunque parezca mentira, lo hace
aparecer como más guapo ante sus admiradoras”.
        “Con una cara de perro de presa y una pistola de a
                                                                         Grabados de Gustavo Doré.
quince o catorce reales de faca (términos de la guapeza),
¿Quién es el ciudadano que se atreve a toser delante de uno de
estos caballeros?”
        “Por lo demás, ellos no arman bronca con nadie a menos que el blanco seco o el aguardiente no
se le haya subido a la cabeza; pero una vez que el alcohol ha hecho su efecto, entonces son temibles las
consecuencias de la borrachera”.
        Seguimos igual que ayer aunque a estas alturas, son los combinados, la cerveza, el vino y otras
cuestiones más serias las que hacen perder la razón porque, en el fondo, estos guapos necesitan del estí-
                                                                                                        12
mulo de permanecer bajo el efecto de alguna sustancia sea alcohol u otra cosa, para dar rienda suelta a su
agresividad y chulería.
        “Raro es el guapo de estos que no ha sido protagonista de algún drama sangriento, de que de
cuenta la prensa en su crónica negra; los hay que nunca se han visto en faenas de esta clase, a pesar de
lo cual gozan fama de guapos; pero estos son los menos, y no están muy bien vistos entre la creme de la
guapeza”.
        El sello de guapo se adquiere en cualquiera de las Universidades de Ceuta o Granada, y el que
llega a alcanzarlo lo ostenta con un orgullo tan legítimo, como el que logra una cruz de Carlos III”.
        Esto ha existido hasta hace muy poco entre la clase baja. Nadie ha sido profeta en su tierra y ha
tenido que emigrar y venir con la “aureola” ganada. Este caso se daba muy especialmente en la prostitu-
ción, había que ir a Marruecos o Canarias para venir licenciada (las llamaban redondas) en todas las “ar-
tes y oficios” de la profesión. Los guapos tenían que ganar su prestigio en lugares, como Ceuta, el Campo
de Gibraltar o Granada (esta última por los gitanos). Hoy no es necesario, los barrios marginales están a la
orden del día y son facultades lo suficientemente aptas para “graduar” a cualquiera, ya se encargan de eso
las mafias y clanes. Pero el doctorado cum laude es como relata nuestro articulista…
        “Ahí es nada ser proclamado guapo en un presidio, donde por razón natural reside lo mejorcito
de la clase”.
        “El guapo goza del favor de cierta clase de gente: mozas de partido, como decía Cervantes, due-
ños de chirlata, señoritos chulos, y demás podredumbre de la sociedad, y entre ellos es mirado como un
rey absoluto, y sus órdenes cumplidas cual si se tratase de un ukases”.
        Sin embargo, el oficio tiene sus quiebras, y sucede que a veces el guapo tropieza con la horma de
su zapato, es decir, que se encuentra con otro más guapo
que él, y todos le vuelven la espalda, para aclamar al ven-
cedor y ponerse a sus órdenes, y servirlo en todo cuanto al
héroe le venga en gana”.
        Salvando las distancias y las modas como ya he di-
cho antes, la foto no puede ser más parecida. Hasta la ley de
sucesión sigue funcionando igual: tanto tienes tanto vales,
nada ha cambiado salvo los tejidos y los peinados; la gomi-
na por la laca; la purpurina por los aceites y bronceados
ratifícales, y la falta de formación y de educación que aun-
que parecidas son bien distintas. Se puede tener la desgracia
de no estar formado pero se puede ser educado y respetuo-
so.
        “Por eso, por temor a estas alternativas, hoy que
tanto predomina entre nosotros el elemento bravucón que
hay quien se ha hecho tarjetas con la leyenda: Fulano de
tal,/ guapo de oficio.
        El articulista concluye… “yo he mandado imprimir
unas pocas, donde se lee: MIGUEL LEBRON,/ feo de na-
cimiento.
        Parece mentira que transcurridos ciento diecinueve
años de este artículo, hoy estemos leyendo una noticia que
salvo el decorado, puede ser perfectamente de actualidad.
Una actualidad que en este caso estaba referida a nuestra ciudad Grabados de Gustavo Doré.
pero que ahora, y creo que igual que entonces, pese a las mil tabernas, bares, etc., y haber crecido en el
número de librerías estamos sumidos en un mundo de violencia e intolerancia que abarca cualquier nacio-
nalidad, aunque lo que más nos duela sea lo nuestro, seamos “feos” de nacimiento que ya se encargará
nuestro corazón de derramar la hermosura de la comprensión, la solidaridad, el amor y el respeto a nues-
tros semejantes.



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Málaga en el colegio
Por J. Alfonso Villegas Lermo
        Era una ciudad completamente inexpugnable. Restos arqueológicos catalo-
gados: loma Roja (restos medievales), cerro de San Antón, despoblado de Santo
Pitar, despoblado de Jotrón, despoblado de Reyna, despoblado de La Cabreriza,
alquería de gálica, alquería de Juncares, despoblado de Cupiana, Macharalbornoz
(casa morica), despoblado de Macharagaspar, Macharotán (Parque clavero), alque-
ría de Mena (Campanillas), Alcazaba, castillo de Gibralfaro, muralla nazarí (de la
Alcazaba a Carretería) y muro portuario, Atarazanas, restos de la Mezquita Mayor, Guadalmedina (restos
de un puente medieval), edificaciones califales (calles Salinas, San Juan, Almacenes, etc.), necrópolis
islámica de Yabal Faruh, ruda en la plaza de Capuchinos, arrabal medieval de Attabanim (Santo Domingo
y Mármoles), arrabal medieval de Fontanalla, El Ciprés (necrópolis islámica), conducción de agua me-
dieval en Churriana, etc. Actualmente, la plaza frente a la Alcazaba, tiene el nombre de Hamet el Zegrí,
último caudillo musulmán en defender la ciudad. Igualmente varias calles o lugares llevan el nombre de
las distintas puertas de la ciudad amurallada islámica y en los mismos emplazamientos: Puerta Oscura,
Puerta del Mar, Torre-Gorda, Puerta Nueva, Puerta de Antequera, Puerta de Buenaventura y Puerta de
Granada. En algunos puntos del recorrido
urbano entre los lugares mencionados es visi-
ble aún restos de la antigua muralla.

LA CONQUISTA DE MÁLAGA POR
LOS REYES CATÓLICOS: En 1348,
mientras la peste negra asolaba toda Europa,
la Alcazaba y castillo de Gibralfaro toman su
forma definitiva. La ciudad dispone de varias
puertas que permiten el paso a través del re-
cinto amurallado, cuyos nombres siguen per-
durando hoy: Puerta Oscura, Puerta del Mar
La conquista del reino de Granada comienza
con la toma de Alhama por los cristianos en
febrero de 1482. A los pocos meses, Muley
Hacen se refugia en Málaga al ser destronado por su hijo Boabdil con el apoyo de los abencerrajes que
habían regresado del exilio. Durante la Reconquista los árabes construyeron gran cantidad de torres de
defensa para la ciudad; así, al oeste Torremolinos, al norte Puerto de la Torre (antiguo camino a Anteque-
ra), al noroeste las 11 torres de Alhaurín de la Torre (de las que no quedan restos) y la torre de Alhaurín el
Grande y al este la de Torre de Benagalbón. La conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos
en agosto de 1487 supuso un episodio sangriento en la guerra final por la conquista del Reino de Granada.
Después de un largo asedio cortando las entradas de agua y víveres a la ciudad, desde el 5 de mayo al 18
de agosto, el poderoso ejército castellano formado por 12.000 jinetes, 25.000 infantes y 8.000 soldados
más de apoyo, logró tomar la ciudad defendida por 15.000 gomeres africanos y guerreros malagueños. El
asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista, duró 6 meses y cortó el suministro de
alimentos, rindiéndose estos el 13 de agosto de 1487, la población fue castigada a la esclavitud o a pena
de muerte, con excepción de veinticinco familias que pudieron permanecer en Málaga, como mudéjares,
en el recinto de la morería. La conquista de Málaga supuso un durísimo y definitivo golpe para el reino
nazarí de Granada que perdía así su principal puerta marítima. El rey Fernando de Aragón decidió aplicar
un castigo excepcional y se negó a conceder una capitulación honrosa para los vencidos. Excepto el grupo
del mercader Alí Dordux que rindió la ciudad a espaldas del arraez Hamad al Tagrí o El Zegrí que resisti-
ría en el castillo de Gibralfaro unos días más, los 15.000 supervivientes fueron convertidos en esclavos.
Entre 5.000 y 6.000 cristianos repoblaron la provincia (1.000 la capital).

                                                                                                           14
De chupitira
Por Juan José Palop

   COMPÁS DE LA VICTORIA: ECOS DEL BALCÓN Y CASA DE
       PILATOS EN LA SEMANA SANTA DE MÁLAGA

        Transcurrida ya la animada Semana Santa de Málaga, que en esta edi-
ción de 2009 ha registrado un número excepcional de visitantes, con una ocu-
pación hotelera al máximo y la utilización de los autobuses municipales por parte de un millón de usua-
rios, con unos incondicionales semanasanteros agrupados en familias para presenciar todos juntos el paso
de los tronos, abordamos para el acontecer histórico de nuestra Semana Santa un tema relacionado con las
manifestaciones y escenificaciones sacrofestivas de hace un siglo en Málaga, que se enmarcaban en torno
al Balcón, y por extensión, a la Casa de Pilatos en el número 2 del Compás de la Victoria.
        Sobre este tema, el escritor
costumbrista Diego Ceano González,
presidente que fue de la Asociación
Malagueña de Escritores y vicepresi-
dente de Siglo XXI, manifestó al que
esto escribe hace ya tiempo que, tras
consultar una extensa bibliografía y
preguntar a historiadores locales, na-
da se había encontrado con referencia
documental sobre la curiosa denomi-
nación del mencionado inmueble,
salvo un dato obtenido tras la charla
con un vecino del barrio victoriano.
Según José de Labordeta, antiguo
morador de la zona, el origen del nombre Balcón y Casa de Pilatos le venía al inmueble de las representa-
ciones del Vía Crucis que se escenificaban el Viernes Santo en la confluencia de la Plaza de la Victoria
con el Camino Nuevo, representaciones que se sucedían en procesión partiendo de la iglesia de San Láza-
ro, y discurrían por calle Amargura camino del Monte Calvario.
        Por la década de los años 20 del siglo XX, sobre todo, y en el marco de las mencionadas escenifi-
caciones del Viernes Santo con el Vía Crucis como fondo, la primera estación penitencial se hacía a las
puertas del templo de San Lázaro, junto a la cruz de piedra que aún permanece allí intacta desde el año
1753. Y ante el vecino edificio de enfrente de la iglesia que señalamos como la Casa de Pilatos con su
balconada en el primer piso, tenía lugar la representación semanasantera.
        En esa grande y bella balconada del edificio, que formaba esquina con el comienzo de calle
Amargura, un hombre vestido de “Pilatos” se lavaba las manos ante la multitud de personas allí reunidas
–en este caso fieles-, al hilo de la narración evangélica de la Pasión de Cristo. Por esa circunstancia, los
vecinos de entonces dieron en llamar a la balconada “Balcón de Pilatos”, y por extensión “Casa de Pilatos
a todo el edificio. En aquellas escenificaciones del Viernes Santo, además de romanos y hebreos, no fal-
taban entre la muchedumbre los comerciantes ambulantes que voceaban lo mismo limones para subir al
Calvario, que papas de menta, cañadú o madroños.
        ¿Qué fue de aquella “Casa de Pilatos” levantada en la época en que se construyó el Compás de la
Victoria sobre 1870, tras la desamortización de Mendizábal que acabó en el barrio victoriano con el con-
vento de Frailes Mínimos –luego Hospital Militar y hoy Hospital Doctor Pascual- y con su compás mona-
cal bordeado de álamos? La casa fue comprada por el publicista y periodista malagueño Antonio Bueno
Muñoz en la cantidad de 900.000 pesetas al asesor mercantil León Sanz Jiménez. Antonio Bueno, a través
de la constructora Vita, convirtió ese número 2 del Compás de la Victoria, de sólo dos plantas altas
entonces, en el actual edificio moderno de nueve plantas altas, en cuyos bajos figura una sucursal que fue
primero de la Caja de Ahorros de Ronda, entidad hoy integrada en Unicaja.
                                                                                                          15
Ilustrados por el vino
Por Manuel Martínez Molina

LA COPLA EN MÁLAGA. SUS ORÍGENES. TRÍO DE ASES.
        La copla, también llamada canción española, como acontecimiento ibé-
rico de naturaleza y esencia andaluzas, no tiene fecha ni creador; es un hecho
que ha estado madurando durante siglos, porque ya en la Andalucía romana,
según referencias de Plínio y otros autores latinos, se formaban coros de canto y baile, que desde Gades,
Malaca y otros puertos, embarcaban hacia Roma, donde mostraban el arte exclusivo e inimitable de la
Bética, para emperadores y nobles en fiestas y bacanales.

Dos duquesas se disputan/ los amores de un torero,                 Cada vez que te veo/ los zinogiles,
no se llama Pepe-Hillo/, se llama Pedro Romero.                    se me ponen los ojos/ como candiles.

        Las dos estrofas precedentes, son tonadillas
populares del siglo XVIII; sin embargo no las hemos
escuchado como coplas, durante los años dorados del
siglo XX, ni cuando el mayor apogeo de la canción
española como acontecimiento artístico, ni como
suceso cinematográfico o teatral, aunque no nos sor-
prenderíamos si se nos dijese que formaron parte de
repertorios amplios y selectos como los de Concha
Piquer, Miguel de Molina o Juana Reina, siendo muy
probable, que de haberlas conocido tan extraordina-
rios intérpretes, las habrían exigido a sus letristas y
compositores. Las dos duquesas existieron, fueron
anfitrionas en infinidad de reuniones lúdicas, y ejes
de la diversión en la corte, organizando fiestas inolvidables en sus correspondientes palacios y jardines de
Osuna y de Alba con asistencia de reyes, nobles, intelectuales, toreros y artistas como María Antonia Va-
llejo Fernández, “La Caramba”, figura deslumbrante y señera en aquel Madrid castizo, recuperada para la
inmortalidad por una copla inolvidable de doña Concha Piquer, compuesta para ella por Rafael de León y
Manuel Quiroga, o como la malagueña Lorenza Núñez
Correa, aquella artista que brilló con luz propia en la
tonadilla popular española y con tan extraordinario timbre
de voz, que solicitada para espectáculos de ópera, siguió
carrera como gran diva y “Prima Donna” de la lírica,
inspirando en Italia al mismísimo Rossini, que compuso
una ópera para ella, consiguiendo pasear por toda Europa
el portento de su voz. A ella se refieren los carteles y
periódicos de la época, suprimiendo su apellido paterno,
para citarla como Lorenza Correa, interpretando con tan
gran éxito en París, que hasta el emperador Napoleón I,
encantado con tan importante descubrimiento, repitió
asistencia a sus actuaciones, durante diecisiete actuaciones
seguidas. En el siglo XIX y acompañando a los bailes
populares del fandango, el bolero, las seguirillas, las
malagueñas o las tonadillas en las celebraciones familiares, reuniones festivas o bailes de candil, a coro o
en grupo, se cantaban y bailaban alegres pasos de fiesta y galanteo satirizantes, exaltadoras, moralizantes,
pícaras y también patrióticas, con clarísimas alusiones a los invasores franceses de la Guerra de la Inde-

                                                                                                         16
pendencia, casi siempre víctimas de la astucia de algún chulo español, o de una maja que les envenenaba
la rueda de tejeringos o el chocolate.

Llevan las cigarreras/ en el roete,           No nos queemos en casa/ solo por farta e dineros
Un cigarrillo habano/ para su Pepe.           cuando er barrio toito/ entero se va a meter en la plasa.

        Extraordinarias letras llenas de poética picardía, para poner salero y gracia a la intervención de las
flamencas, aderezando la escena con alegre y rítmica coreografía, como corresponde a dos textos que
procedentes de la sabiduría popular, sonaban en ferias,
romerías, plazoletas, verbenas, lavaderos y corralones,
cantadas y bailadas como elementos de pícara diver-
sión, narrando situaciones casi imposibles, porque las
cigarreras no salían de la fábrica de tabacos hasta el
final de la jornada, pudiendo amamantar a sus niños, si
eran madres, en un espacio interior y registradas a la
salida. Más complicada es la situación que narra la
siguiente letra, donde la maja, a sabiendas de la escasez
de recursos que padece el bandolero al que ama, no
encuentra inconveniente en exigirle que la lleve a los
toros, el más importante espectáculo en aquella España
de mediados del XIX, insinuándole en la parte del texto
no reproducida, el empeño de un reloj conseguido con
malas artes, o cualquier otra fórmula prohibida impropia de personas decentes, que parece habitual en la
pareja, con tal de no perderse la corrida, y es que seguramente, la muchachada de aquella España, bebía
los vientos por Pedro Romero, aquel apuesto torero rondeño, que tantas coplas, bailes y fervores popula-
res despertaba, capaz de apartar de su camino a los mismísimos Pepe-HIllo y Costillares, también favori-
tos de buena parte del pueblo llano, así como de la manolería, la chispería, la nobleza y la corona.

                                  Cuando Pedro Romero/ pisa la plaza,
                            no hay otro hombre en el mundo/ de mejor planta.

        Hasta encontrar el texto que antecede, he intentado sondear en los albores de la copla, aquellos
principios necesarios para llegar a la constatación de una realidad imparable, gracias a la decisión sobera-
na del pueblo, que demandando un aumento en los cre-
cientes resortes folklóricos del cuplé y las variedades,
desemboca en la llegada a escena de una legión de can-
cioneras graciosas, guapas y chulas con voces, miradas,
gestos y matices casi exclusivos de Andalucía, también
cancioneros, orquestas de incomparable sonoridad,
guitarristas, cantaores, pianistas, bailarines y palmeros
que realzan la escenografía, capaces de poner teatrali-
dad, efectismo, atractivo y animación en las actuacio-
nes, porque cada copla que se canta es un drama, un
romance o una fiesta popular con exposición, nudo y
desenlace, como cualquier composición teatral, conta-
da en el brevísimo espacio de tres o cuatro minutos, en
los que letra, voz y gestos son los elementos principa-
les, pero la puesta en escena tiene casi el mismo rango,
considerándose primordial la vestimenta castiza, sin olvidar mantones, batas de cola, castañuelas o esti-
lismo taurino y campero.
        Estamos en la primera mitad del siglo XX y el arte musical del pueblo sencillo y llano, pasa de las
calles, plazas y saraos populares, a ser puesto en escena sobre los escenarios de muchos teatros en España
                                                                                                           17
y América, donde el público ha de pagar por disfrutar de veladas incomparables, con artistas y elencos
que gozan del fervor popular, consagrados por la sabiduría del pueblo, y para los que trabajan maestros
compositores de talla incuestionable, como los ya citados León y
Quiroga, además de Quintero, Solano, Clavero, Valerio, Ochaita, y
una larga nómina para la nostalgia, resultando determinante el
hecho de que los Hermanos Machado, ya han escrito y estrenado
con gran éxito “La Lola se va a los Puertos” en 1929 con Lola
Membrives, pero que además han publicado una extraordinaria
cantidad de letras cantables por sevillanas, malagueñas, soleares,
polos, seguirillas, boleros y tonadillas, con la calidad y la gracia que
les identifica, como la que sigue que es una soleá de Manuel:
 Ojitos de terciopelo,/ labios de color morado;/ dame gitanilla un
beso./ Dame un beso gitanilla,/ que pierda el conocimiento.
        Durante la época republicana y la guerra del 36, transición
del género ínfimo, las variedades y el cuplé hacia la nueva era del
espectáculo que augura un esplendoroso porvenir en el arte musical
llamado copla, se comienzan a gestar los acoplamientos de artistas,
músicos y sobre todo empresarios que eligiendo entre las grandes
voces disponibles, organizan temporadas fijas en las principales
ciudades, o giras con arreglo a los repertorios de cada artista, para
que en los años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta del pasado
siglo XX, España sea un mosaico de canciones famosas, muchas de ellas obras maestras del género, en
gargantas privilegiadas y capacidades escénicas como corresponde a la importancia de Concha Piquer,
Miguel de Molina, Juana Reina, Estrellita Castro, Imperio Argentina, Lola Flores, Manolo Caracol, An-
tonia Moreno, Miguel de los Reyes, Marifé de Triana, Rafael Farina, La Niña de La Puebla, Antonio Mo-
lina, Juanito Valderrama, La Argentinita, Angelillo, Pepe Pinto, El príncipe Gitano, Rocío Jurado, Mano-
lo Escobar, Manolo El Malagueño, Isabel Pantoja, Luís Lucena y muchos más, porque las estrellas de este
firmamento brillaron, lucen y suenan gracias a la magia de la radio y a la fuerza de sugestión que sobre
las masas tiene la imagen televisiva, formando una relación tan extensa que hará inevitable que algunos
lectores, los más interesados y los más entendidos echen en falta a principalísimas figuras, que tienen el
mismo rango o tal vez mayor, que algunas de las citadas aquí, porque con este trabajo no pretendo contar
tan apasionante historia, sino aproximarme respetuosamente como lo que soy: un modesto aficionado.
        En Málaga, el teatro Cervantes y el Café de Chinitas fueron los principales santuarios por los que
desfilaron casi todas las estrellas de esta galaxia, sin excluir a otros locales y carpas, donde también se
gozó con la magia de la copla española. Aquí abrieron el telón de las maravillas, artistas de la talla de
Lola Membrives, Pilar López y su hermana Encarnación la Argentinita, Candelaria Medina, Pastora Im-
perio, Dora la Cordobesita y Amalia Molina, grandes triunfadoras que sirvieron de espejos a las nuevas
divas del folklore, que haremos desfilar por un hipotético escenario, que se abre para regalo de nuestros
sentidos, con actuación estelar de nuestra histórica diva Lorenza Correa, (1875 - 1935 ?) que enamorada y
rendida de sueño, susurra a nuestro oído esta nana extraída de su repertorio:

                     Cuando me duermo,/ el majo que me vela/ me quita el sueño.
                       Son sus caricias/ mi bien más preciado/ y mis albricias.

        CONCHA PIQUER: Descúbrase el universo ante esta completísima valenciana, que llegó al gé-
nero ínfimo desde los Estados Unidos, precedida de la buena fama conquistada con sus portentosas cuali-
dades y mediante un lanzamiento inusual en Europa, pero es que lo merecía un currículum tan espectacu-
lar en el teatro y el cine norteamericanos. Tras varios años en las variedades y pruebas convincentes en
espectáculos mixtos al estilo tonadilla-copla-cuplé, Concha toma posesión de su reino, mandando y do-
minando con la autoridad de su aterciopelada y potente voz de oro, repleta de variadísimos tonos y ener-
gías de mujer fuerte insuperable. Lo que canta ella, puede considerarlo perdido quien se le haya anticipa-
do, y sus creaciones tienen vocación de eternidad: Ella fue La Lirio, la enamorada de un desconocido,
                                                                                                        18
hermoso y rubio marinero, que le confía sus descalabros amorosos, entre sorbos del aguardiente que ex-
pende un tabernucho del puerto con “Tatuaje“; también fue “La Parrala”, “ La Caramba”, “La Petenera”,
la que pone a hervir nuestra sangre patriótica “En tierra ex-
traña”, la que ama apasionadamente al bandolero “Luís Can-
delas”, “Lola Puñales”, “La Ruiseñora”, “Lola Clavijo”, “Do-
lores la Piconera”, “Trece de mayo”, “No me llames Dolo-
res” y el palomo ladrón que estrenó “Ojos Verdes”, compues-
ta para Miguel de Molina. Concha Piquer lo fue todo en su
imperio y para agrandarlo conquistó Málaga, entregándose
desde el teatro Cervantes en sucesivas ocasiones, aunque
también desde el Vital Aza transformándose en una malague-
ña más, como reza el cuarteto que sigue:

La niña de Puerta Oscura/ a verlo no ha vuelto ma,/ y Má-
      laga la murmura/ del Palo hasta el Limonar.

        MIGUEL DE MOLINA: Pronto abandonó Miguel
los aires mediterráneos de su Málaga natal, para ir al encuen-
tro de las candilejas en ambientes más curtidos en el arte de
Talía como Barcelona, Madrid, Valencia o Sevilla, porque Miguelito Frías Molina era un espectáculo
andante, una flauta mágica, una sorpresa permanente en su espíritu in-
novador. Costurero y bordador de su vestuario, que colapsaba las cer-
canías de los teatros, porque era el artista total, dotado de unas excelen-
cias que levantaba pasiones no solo en las coplas y los bailes, sino tam-
bién en las miradas, los plantes y las estampas fijas, debido a su gran
afán por la variedad, el estilismo y la creación de escenas con asombro-
sa belleza plástica, como en el baile de “La Malagueña y el Torero”,
una actuación en la que aparecía de chispero con capa y montera, para
la que exigía a su pareja femenina riguroso atuendo de rebocillo y ca-
ramba, como rezaba el canon clásico de este baile en sus principios.
Miguel fue un monstruo irrepetible, imposible de imitar, fracasando
todos los que lo intentaron, entre los que hay que citar a Tomás de An-
tequera, que se conformó con mimetizar su vestuario y colgarse exage-
radísimos caireles en las castañuelas y las botas.
        Miguel Frías de Molina, el mito que alejado de sus incondicio-
nales españoles para siempre contra su voluntad y la nuestra, convirtió
a la Argentina en su patria de adopción, gracias al amparo del general
Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte, a los que dedicaba siempre que podía: “La otra”, pieza pre-
ferida del matrimonio presidencial. Desde Buenos Aires se proyectó a toda América, que lo adora y lo
venera como la propia España, en donde él se creía olvidado, aunque se le recuerda, se le venera, y cada
vez se le conoce mejor, tributándole frecuentes y encendidos homenajes.
        Para él se creó la composición “OJOS VERDES”, inolvidable pieza maestra de la música lírica en
español, mantenida siempre en su repertorio, que todos y todas cantaron, aunque su maestría no la ha po-
dido superar nadie, así como “La bien pagá”, “Los Piconeros”, “Mari-Cruz”, “Don Triquitraque”, “Tri-
niá”, “ La otra”, “Agüita del querer”, “Mi Rita bonita”, “La Caracola, “Café de Chinitas”, y tantas otras
piezas inolvidables, que forjaron un personaje irrepetible, tan importante que hasta Manuel Falla lo eligió
para representar “El Amor Brujo” con Pastora Imperio y Antonia Mercé, en gira por España y América.
Formó parejas de baile con Pilar Calvo, Adelina Durán y Soledad Miralles, muy efímeras todas a causa de
sus exigencias y caprichos de divo, siempre reconocidos, hasta desembocar en contrataciones de un solo
uso. Reclamado por la gran pantalla, también hizo algunas películas, abriendo de par en par las puertas
del celuloide a la canción española, que se prodigó en estrenos y éxitos cinematográficos de todas las es-

                                                                                                        19
trellas del género, como iremos descubriendo, así como en un éxito creciente del negocio discográfico,
porque el malagueño más universal de la música era un imán conectando desde las tablas:
                     Por ti yo sería capaz de matar/ por ti contaría la arena del mar,/
        y que si te miento/ me castigue Dios./ Eso con la mano/ sobre el Evangelio,/ te lo juro yo.

        JUANITA REINA: Completísima artista sevillana de la canción, el teatro y el cine, que todo lo
hizo bien, entregándonos gracia andaluza a raudales en cada actuación.
Quien la contempló en vivo, no olvidará sus paseos al compás de zam-
bras o tangos, viviendo el pasodoble en cada centímetro del escenario,
deslizándose sobre el suelo con una majestuosidad imposible para las
demás; es otra reina con mayúsculas, que pone más vida donde ya la
hay; su poder sobre las tablas es omnímodo, e imposible que no nos
atrape “La Ventolera”, o no bailemos física y mentalmente al alegre
ritmo taurino que marca su “Capote de grana y oro”, incomparable
pieza maestra igual que su hermana “Francisco Alegre”, que han hecho
vivir a muchos millones de personas, durante muchos millones de
horas, la alegría del pasodoble español; dos canciones que hicieron
millonaria a Juanita Reina su creadora, en tiempos de estrecheces eco-
nómicas y alimentarias, imprescindibles en antologías, películas, con-
ciertos, verbenas, cruces de mayo y corridas, dignas de representar a
España en cualquier foro.
        Es la más cualificada folklórica en la pantalla, opinando algu-
nos entendidos que si su presencia no hubiese sido tan importante en la
copla y el teatro, podría haber vivido del cine, en el que nos dejó su
“Lola la Piconera”, “Serenata española”, “La Blanca Paloma”, “Canelita en rama”, “La Lola se va a los
puertos” y algunas más, dando prueba también de sus prodigiosas dotes escénicas en innumerables giras
teatrales, visitando Málaga para ofrecerse desde el Teatro Cervantes, ante un público rendido a sus encan-
tos, su arte escénico y sobre todo a un inmejorable repertorio cantado con maestría e impecable dicción.
Esta gran dama de voz inmortal que nos ofreció Sevilla, vive entre los malagueños, porque sigue sonando
en las canciones citadas, además de algunas otras como Madrina, Yo soy esa, Soberana, Una cantaora,
Canastero y muchas más en un repertorio cinematográfico y teatral para la historia.
                     Cantado la Lola,/ se va por los mares…,/ se va por los mares…,/
                     pero no murmures,/ de que vaya sola…,/ voy con mis cantares…/

         Tras una dilatadísima carrera de éxitos y algunos paréntesis, con espaciadas salidas a escena junto
al bailarín Caracolillo su marido, con Pepe Pinto u otros artistas de éxito, doña Juana Reina Castrillo, ya
prácticamente retirada, volvió al espectáculo “AZABACHE” de la exposición universal de Sevilla, donde
pudo comprobar que su aureola de heroína seguía intacta, sus adoradores igual de fieles, los aplausos in-
terminables, pero su voz le recordaría cada noche, la sabia decisión de retirada que no debió interrumpir,
aunque el evento fuese tan importante y tan universal, como realmente fue la “Expo”, porque en aquel
teatro cantó la queridísima, muy celebrada e inolvidable “Reina Juana”, pero hasta ella misma debió sen-
tir añoranza por aquella Juanita Reina de pocos años antes… la que se fue con sus cantares… se fue por
los mares Juanita Reina… o tal vez ascendió hasta las estrellas.
NOTAS:
         La ilustración gráfica del debut de Concha Piquer en el teatro Vital Aza, pertenece a la colección
de don Joaquín Millán Molina, por cuya gentileza se incluye en este escrito.
         La segunda parte de esta trilogía de La Copla, continuará en el mes de septiembre con el siguiente
título: “ TODA LA COPLA EN MÁLAGA: CUADRO DE HONOR ”
         Feliz verano a los lectores de El Avisador.

Fe de erratas.- En el artículo anterior cometimos un error de transcripción, por lo que donde dice: “Panis Noster” debe decir:
“Panem Nostrum”.

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LA EXPOSICIÓN FILATÉLICA MALAGUEÑA
Por Manuel Martínez Molina

         En los salones del Ateneo malagueño, esa gran institución cultural de calle Compañía tan arrai-
gada en la ciudad, hemos podido disfrutar entre los días 13 al 17 de mayo de una interesantísima exposi-
ción filatélica, con nutrida concurrencia de público y participantes. Es un evento que nos ha presentado
el casi desaparecido “Círculo Filatélico y Numismático”, refundado por nuevas personas entusiastas,
amantes del coleccionismo de sellos, monedas y sus abundantes complementos, pero con una visión
desencorsetada, dinámica y abierta, poco habitual en la Málaga filatélica que hemos conocido en pasa-
dos tiempos, aunque a partir de ahora, el círculo se abre de par en par a un coleccionismo libre de intere-
sados controles estatales y despotismos mercantiles.
          Ante esta nueva forma de hacer camino y por un propósito tan laudable, se brindó con Quitape-
nas, que puso al alcance de todos, una copa del buen vino que cría en sus bodegas, ofrecido por una
guapísima flamenca y magistral escanciadora que con profesionalidad y elegancia en el arte de la Ve-
nencia, invitaba a la degustación.
         La filatelia es por cantidad, calidad y universalidad una generosa matrona, que está mirando a
todos los que buscan elementos de cultura gráfica en otras fuentes. Esta enseñanza que la exposición nos
ha ofrecido, predicando con el ejemplo y también buscando elementos de concordia por caminos no
filatélicos, sólo puede
añadir pluses de catego-
ría, elegancia y buenas
maneras, en un mundo
sobrado de prepotencia.
         El Círculo se nos
presenta en esta muestra
como una asociación sin
fronteras ni tabiques co-
lectores, como una orga-
nización sin complejos,
ante la posibilidad real
de que algún día pueda
contar en su junta direc-
tiva con algún miembro
no filatelista, porque en
definitiva, la esencia
argumental de este coleccionismo es coincidente en la búsqueda de pequeños tesoros de papel impreso,
que unos encuentran en las emisiones periódicas programadas por la Fábrica Nacional de Moneda y
Timbre, y otros en múltiples yacimientos dispersos por infinidad de rincones, donde esperan una mano
con mentalidad nostálgica, que los rescate del olvido y los incorpore a una nueva vida útil, en la cons-
trucción de historias o episodios que puedan trascender, hermanándolos entre sí o junto a tarjetas máxi-
mas, sobres primer día, enteropostales, sellos o matasellos, aunque no estén dentados ni en bloques, ni
en pliegos, ni matasellados, pero que forman parte del mundo íntimo de personas con inquietudes, que
viven las particulares ilusiones y emociones que el coleccionismo proporciona.
         Los visitantes hemos podido disfrutar con interesantísimos cuadros de filatelia, preparados por
inquietos coleccionistas de diferentes edades y profesiones; algunos hemos tomado notas de aquellos
detalles que nos han parecido novedosos y acordes con la nueva era de renovación anunciada y plasma-
da en algunos de los paneles expuestos; yo para contarlo a los lectores de esta revista, pero también para
felicitar al nuevo presidente don Antonio Torres y su equipo directivo, deseándoles buenos augurios en
nombre propio y también en el de “El Avisador Malagueño”.
         “MI QUERIDA ESPAÑA”. Sellos, Censuras y Marcas Militares.(1931-1945) Con este título se
ha manifestado el coleccionista José Francisco Suárez Onrubia, planteando un inteligente hermanamien-
to entre la forma tradicional de presentar los sellos del tema que le apasiona: “República, Guerra y Pos-
                                                                                                         21
guerra”, con un gran valor añadido, consistente en la exposición intimista de sus reflexiones personales,
a través de textos concisos y claros, así como documentos relativos al hecho histórico que quiere servir-
nos a través de su colección, en la que están todas las piezas filatélicas y no filatélicas que interesan al
buen fin de su historia.
        Los cuadros de José Francisco son dignos de contemplar en su conjunto y detalladamente, por-
que ilustra sus comentarios con encomiable esencia filatélica, patente en viñetas patrióticas, rarísimas
censuras, pequeña cartelería y elementos propagandísticos de los dos bandos con muy adecuada varie-
dad iconográfica, junto a una narración a ráfagas, entre aviones, submarinos, barcos, trenes, camiones,
trincheras y cuerpos militares de Infantería, Caballería, Legionarios, Regulares, Brigadas Rojas o Legión
Cóndor y símbolos como banderas y escudos de uno y otro bando, sin que falten a la cita aquellos nom-
bres propios de tan relevantes acontecimientos como Franco, Azaña, Largo Caballero, Calvo Sotelo,
Pasionaria, Unamuno, Pablo Iglesias, Alcalá Zamora, Sanjurjo o Queipo de Llano por citar a algunos,
porque son muy pocos los protagonistas ausentes en esta cita.
        El coleccionista ha sabido aflorar una historia, que relata sin decantamientos ni favoritismos per-
sonales, con un afán de equilibrio conciliador que le honra, y en definitiva con mentalidad abierta y li-
bre, porque para él, aquella época que vivieron sus abuelos, terminó también hace muchos años; por eso
nos habla en el tramo final, de manos tendidas
para la reconstrucción de aquella su “Querida
España”, hecha añicos y hambrienta.
        En esta muestra del Ateneo se han de
abrir dos caminos para la contemplación; el
primero conduciría al mundo filatélico, que nos
ofreció colecciones muy bien estructuradas por
personas con oficio como Gabriel Fernández
Soto, que aborda muy inteligentemente el juego
del ajedrez y su historia en un buen trabajo titu-
lado “Mosaico ajedrecístico”. Vale la pena re-
crearse con Luis Alemany Indarte, que cuenta
con piezas, bloques, pliegos y valiosísimas
pruebas dignas de conocer, nada raro si se mira
el impresionante palmarés que le adorna, o se
analiza el extraordinario material que expone
sobre el XIX Centenario del Pilar, aunque en general se puede apreciar en casi todos los participantes el
ya tradicional hábito aseado, ordenado y pulcro de hacer las cosas de manera uniforme, con arreglo a una
disciplina casi militar, seguida por todos como si de un dogma se tratara.
        La otra vía que conduce al coleccionismo “libre”, se presenta como un maremagno para salir del
paso, que no se ha sabido conducir razonablemente, porque no todo vale en una exposición, donde se ha
de convocar al disfrute de algo especial, sorprendente o aleccionador, que agrade al que lo contemple,
para que lo transmita con interés, contagiando el deseo por acudir al encuentro con agradables sensacio-
nes. Sabemos que existen muy buenas colecciones que se han de localizar, para ofrecer a sus titulares la
oportunidad de participar, cosa que a lo mejor están deseando, como también resulta imprescindible
contar con un comisario o grupo, que separando lo bueno de lo que no lo es, se encargue de la adecuada
selección, porque es también ineludible el respeto por la gente.
        Lo más digno de este apartado, flojo en su conjunto, es la brecha que Francisco Bravo apunta
desde una participación interesante que sabe a poco por su brevedad; este coleccionista muestra sus tar-
jetas postales de buenos ilustradores universales, que ordenadas adecuadamente, no sólo hablan del arte
cromolitográfico, sino que nos cuentan la historia del correo en el mundo, mostrándonos escenas huma-
nas coleccionables, típicas en el siglo XIX, entre escudos, monedas o sellos de asombrosa maestría grá-
fica, junto a un cuadro de nostálgicas tarjetas postales con más de un siglo de antigüedad, que nos
hablan de atávicos recuerdos en tranvías tirados por mulas o a tracción mecánica, circulando por la Má-
laga del ayer.

                                                                                                         22
Historias del deporte en Málaga
Por Jesús Hurtado Navarrete

             “NITA” LA FOOTBALLIER DEL SPORTING

        “Nita” tenía una peculiar afición, que para la época en que vivió, era
toda una locura. Jugar al foot-ball.
        Anita Carmona Ruiz había nacido en el popular barrio malagueño de
Capuchinos el 16 de mayo de 1908, desde ya muy pequeña “Nita” que era su
apodo al ser la menor de cuatro hermanos, vio cómo en plazas, jardines y
explanadas de su barrio el nuevo deporte de “pelota con el pie” crecía a modo imparable.
Su padre Andrés, trabajaba en el puerto de Málaga en tareas de estibador y fue allí donde en más de una
ocasión y de la mano de su madre, vio jugar al fútbol en las amplias explanadas del muelle. La mayoría
de aquellos pioneros “footballiers” eran marinos ingleses que se ejercitaban propinando patadas a una
reluciente pelota redonda.
        Una afición a este deporte que poco a poco “Nita”
fue superando ante el entones absurdo cliché según el cual,
el fútbol era cosa de los hombres.
        Calamidades no pasó, pero sí castigos morales y nu-
merosas descalificaciones, cuando ya en edad juvenil parti-
cipaba en los partidos que se disputaban en la explanada cer-
cana al cuartel de Artillería y a lo que años más tarde, en
1925, se convertiría en el campo de las Escuelas Salesianas
(Oratorio Festivo) del Padre Francisco Míguez Fernández,
hoy día popular campo de Segalerva.
        En ciertas ocasiones y a consecuencia de los diversos
arañazos y magulladuras que se llevaba entre tantas patadas
y empujones con los chicos, sus padres la castigaban durante
un tiempo prohibiéndole salir de casa.
        Todo venía además forzado por el consejo moral del
entorno vecinal, que por el hecho de que se le asociara más
con niños y con la agresión y la competitividad del fútbol,
contribuyó a que se le considerara inadecuado para el proce-
der de una dama. Siendo además su tío médico de la familia
el que aseverara constantemente que lo que hacía era perju- “Nita” Carmona, foto archivo familia
                                                                  Ruiz Domínguez.
dicial para la estructura corporal de la mujer. Ni caso hizo…
        Anita Carmona para no ser descubierta y castigada, se recogía el pelo con las típicas gorrillas y
boinas que utilizaban los jugadores para no llevarse cortes con las correillas del balón y se vendaba el
pecho con el fin de aparentar ser un chico y así no ser descubierta por todos aquellos que le reprobaban su
afición descarada por un sport machista. Si en aquellos tiempos, el ver a una persona sudorosa correr tras
una pelota estaba ya mal visto, imagínense en una mujer.
        La llegada del Padre Míguez sobre 1921 al barrio capuchinero, fue sin duda la mejor vía de escape
y su gran oportunidad para jugar al fútbol. Míguez nacido en la localidad de Corvillón (Orense) era un
enamorado de este deporte y al amparo de las directrices educativas salesianas, fundaría el Sporting de
Málaga, equipo que con el tiempo sería uno de los más representativos de la ciudad.
        Un equipo que tenía el lema salesiano de “El deporte fortalecía el cuerpo y que el espíritu se en-
trenaba en el estadio de la Santa Misión” destinaba todos lo beneficios económicos para adquirir ropas,
calzado y obsequios para los colegiales y niños más necesitados del barrio y que cada domingo disfruta-
ban de los muchos partidos que se disputaban en esos terrenos entonces propiedad del cercano Sanatorio.
        Con la inauguración de este campo de fútbol, “Nita” Carmona, pudo vincularse en el Sporting,
primero como colaboradora del masajista, Juanito Marteache y encargada de lavar la equipación, cosa que
                                                                                                        23
hacía a escondidas en casa de su mejor cómplice, su abuela Ana. Después como jugadora en algunos par-
tidos que su equipo disputaba fuera del barrio para así no ser reconocida.
        Su aspecto fornido y tosco le permitía desempeñar un buen papel en la delantera del Sporting Club
y que a tenor de la vestimenta deportiva de por entonces, con calzones largos, medias altas y camisetas en
cierta medida holgadas, apenas se podía distinguir sus formas femeninas.
        Según Miguel Ángel Carmona, familiar lejano de
Anita, tiene conocimientos de que esta pionera jugadora
de fútbol fue muchas veces invitada por José Del Pino,
fundador del Victoria Eugenia para jugar encuentros en
el Rosaleda Stadium, campo de fútbol que por entonces
existía cercano al hoy día Estadio de La Rosaleda.
        Con el nacimiento de la Federación Sur y la Junta
local de árbitros, la prohibición de poder jugar una mujer
en una competición para hombres, limitaría la presencia
de “Nita” en los campos de fútbol hasta el punto que
algunos guardias urbanos controlaban, a demanda Fede-
rativa, los partidos que se disputaban en Segalerva por si
ella salía a jugar y así ser denunciada. En algunos en-
cuentros pasaría por alto por su constitución fuerte y
aguerrida, en otros tuvo que retirarse del terreno de juego
al ser descubierta o delatada por los que todavía no lo
veían con buen criterio.
        Entrada la II República, y a partir de la aplicación
del artículo 40 de la Constitución de 1931, se eliminó la diferencia sexual en la consideración de las dis-
ciplinas deportivas y, en consecuencia, surgieron varia-
das asociaciones femeninas de deporte.
        Se dio importancia al comentario técnico sobre el
frívolo en la prensa y se impulsó la práctica de la nata-
ción, tenis en los Baños del Carmen, así como excursio-
nismo y atletismo, llegándose a celebrar diversos cam-
peonatos en Málaga coincidiendo casi siempre con su
Feria.
        Esta pundonorosa mujer, todavía una gran desco-
nocida en el deporte malagueño, abriría el denominado
fenómeno del proceso de inscripción de la emancipación
de la mujer en el deporte.
        Anita Carmona fallecería joven, a la edad de 32
años víctima de una fiebre exantemática, la conocida por
entonces como “el piojo verde”. Fue enterrada con la
camiseta del Sporting de Málaga en el cementerio de San
Rafael en presencia de muchos jugadores y compañeros
que compartieron con ella partidos y alineaciones “secre-
tas”.
        De su valedor, el Padre Míguez, apodado “el pa-
dre de los pobres” se sabe que murió cuatro años antes,
en agosto de 1936, tras ser fusilado por tropas milicianas
en el conocido “Camino Suárez”.
        Fue Beatificado por Benedicto XVI junto con otros 497 mártires el 28 de octubre de 2007 en Ro-
ma.




                                                                                                        24
La jabalina
Por Vicente Manchado

                 LOS CONCURSOS JUVENILES
                DE FORMACIÓN PROFESIONAL
         Este mes cierra, como se diría en lenguaje futbolístico, una temporada
que se inició en septiembre del 2008, y por ser el último mes, no deseo que
nos marchemos de vacaciones sin dedicarle un cariñoso recuerdo a los com-
pañeros con quienes compartimos clases y cursos en la antigua ISFF, hoy
Instituto Rosaleda y a un evento a
nivel nacional, que en esos años se
celebraba en el mes de mayo. Era
el Concurso Juvenil de Formación
Profesional Industrial y Artesano,
en el que todos los alumnos de las
diferentes escuelas de Formación
Profesional de España tenían la
opción de participar, tras haber
destacado en los trabajos realiza-
dos a lo largo del curso.
         Aunque este certamen tuvo muchos años de vida, voy a referirme concretamente al del curso esco-
lar de 1963 en que la fase andaluza de las XVII Olimpiadas de Trabajo se celebró en Huelva. Los profe-
sores de nuestros talleres llevaban meses mirando y comprobando los trabajos y piezas que cada alumno
iba realizando ya fuese en torno, chapa, automovilismo, artes gráficas o cualquier otra actividad profesio-
nal que estudiábamos y practicábamos, con miras a rea-
lizar la selección de los mejores. Una vez elegidos, estos
realizarían unas pruebas más específicas, siendo los me-
jores de cada una de ellas los seleccionados para repre-
sentar a nuestra escuela y a Málaga en el concurso de
Andalucía; alcanzando la final nacional, que ese año se
celebraría en Málaga, la ciudad andaluza cuyo centro
ganase. Seguramente entre los compañeros que nos va-
mos a reunir en almuerzo de hermandad, el próximo día
seis de junio en la venta de El Túnel, en la primera con-
vocatoria del año y a la que asistirán como de costumbre
algunos de los profesores que tuvimos, habrá alguno que
participara en el concurso, ya que ese año, la conocida
como escuela de Franco, tuvo siete campeones juveniles
a nivel nacional que recibieron sus medallas acreditati-
vas, el 1 de mayo de 1963,en la recepción celebrada tras
la tabla de gimnasia conmemorativa del día de los traba-
jadores, realizada en el campo del real Madrid, Santiago
Bernabeu, de manos de Francisco Franco, jefe del esta-
do del anterior régimen.
         En la sección de Artes Gráficas éramos seis
alumnos ese año: un fotograbador, Adolfo Toro; tres tipógra-              Don José Luis Manso
fos, Francisco Gutiérrez, José Luis Manso Tro, y el que sus-
cribe, Vicente Manchado; así como un maquinista y un encuadernador, de quienes no recuerdo sus nom-
bres. Todos bajo la tutela de los profesores don Manuel Mahave y don Enrique Galveño. En la selección
A, de jóvenes de 17 años, tuve la gran satisfacción de ser seleccionado, y ruego me disculpen por lo que
                                                                                                        25
se pueda malinterpretar como vanidad, que no es tal, sino un gran y cariñoso recuerdo; y en la B, menores
de 16 años, José Luis Manso Tro. Ambos fuimos llevados a Huelva en la antigua furgoneta de pasajeros
de la escuela, donde se celebró la primera fase del campeonato, siendo José Luis Manso, tras ser el prime-
ro en la modalidad que ambos representábamos, quien conseguiría un lugar en la final que se celebraría
en mayo en nuestra ciudad. Desafortunadamente no recuerdo quiénes fueron los otros seis alumnos de la
escuela que también llegaron a la final y la ganaron, por ello me referiré tan sólo a que llegó a ser el cam-
peón nacional de la convocatoria en su especialidad tras pasar la prueba ortográfica y el dificultoso plan-
teamiento del dibujo a realizar, consistente en un castillo de letras, tipografiado con las ya casi desconoci-
das letras de plomo, que colocadas una tras otra, una a una, se iban formado las palabras y los textos con
que por entonces se hacían todos los libros e impresos.
        José Luis hizo una gran final, destacando sobre los demás aspirantes, dándole a nuestra escuela la
satisfacción de ser uno de los siete malagueños que dejaron constancia del buen hacer de la enseñanza en
ella, logrando la medalla que muestra orgulloso en la foto y que mantiene en lugar preferente en su casa,
junto a los trofeos ganados como deportista en esos años.



                                          El ajilibujili
                              ¿CÓMO HABLA EL MALAGUEÑO?
Por Diego Ceano

Con mi recuerdo emocionado a mi gran amigo Juan Cepas (q.e.p.d.), del que tanto aprendí.
        Con la “D”, he de comenzar este mes y creo que peco de Desagerao (exagerado) si digo que esta
sección va Dabuten (esplendida).
        Si vemos que el día esta lluvioso, seguro que escuchamos a algún marengo decir que el día está
Daguacielo; si está ladeado, nosotros decimos que está daleao; y si son dos en vez de decir ambos, deci-
mos dambos dos; nos dan castaña cuando nos engañan; dan un plante, cuando hacemos un desaire; dar
uñate o dar matarile, cuando matan; es un decir o es un poner, es por ejemplo; una mujer degollanta,
es una mujer orgullosa; dejarse caer, ir algún sitio; dejuro es como decir te lo juro; y dende, en vez de
desde; desaborío le decimos al antipático; y desangelao al que tiene muy poca gracia o algún espacio
vacío; si está desbalagao, está estropeado; decimos desbarajuste cuando se ha producido un desarreglo;
desconcharse, cuando se estropea algo y de la pared cae un trozo y se desconcha el que invita; descua-
jaringao, cuando se produce un desajuste; si corres sin ton ni son pueden decirte que vas deslocá o des-
bocá; y si vas mal vestido pueden decirte que estás desmangarillao; una desmanotá es una manirrota;
decimos que es un despechugao a la persona que van sin camisa, pero si se queda desnudo totalmente,
decimos que se ha despelotao; y si vemos a uno que esta espeluchao, puede ser que esté despeinado o
bien que se esté muriendo. Según el escritor Relosillas, a un afeitado se le dice despiltrafe; y decimos
que es un despiporre, en vez de decir que la cosa ha llegado al máximo; en los ambientes rurales podía-
mos escuchar la palabra desvestía, que era la que se empleaba para decir que el obrero, el hombre de la
casa había vuelto después de muchos días de faena fuera de su hogar y en un tiempo que no solían cam-
biarse de ropa hasta no llegar a su casa; la diabla o la diablesa, eran carromatos tirados por caballerías,
carrozas, caravanas, etc. a los guardias municipales del siglo XIX, le decíamos los disgustaos por la cara
que ponían estando de servicio o golillas; las ventas a crédito las hacía el ditero e iba de casa en casa con
los artículos a vender y una libretilla; cuando te comías algo con gusto, decías que te habías doblao lo que
fuera “esta tarde me he doblao un plato de callos”; a esa persona chismosa y mequetrefe se le decía do-
minguillo; en vez de damisela, le decíamos a la mujer joven y hacendosa damiseda; una dorá era el pez
dorada; y decíamos de una caja de pasas de mediana calidad, que era una dos caras.




                                                                                                           26
Mirador del Cerrado
Por Luis Azuaga

LA FLORA DEL CERRADO Y LOS NOMBRES DE LAS CALLES

        Los árboles escaseaban en Cerrado de Calderón, la antigua finca de re-
creo de los marqueses de Larios, cuando se adquirieron esos terrenos para des-
tinarlos a una nueva zona residencial.
        La única casa existente era el cortijo, que finalizaría siendo el Liceo Francés y el acceso a ella,
desde el Morlaco, era un sendero rodeado de cipreses altos y al bor-
de del arroyo de El Leñar, chopos y algún álamo. Alrededor del cor-
tijo, árboles frutales; y, dispersos en la mitad más baja de la finca,
algunos olivos, algarrobos, almendros y eucaliptos. Característicos
han sido siempre los pinos en su ladera este. En la parte más alta de
la finca los árboles eran casi inexistentes, por lo que calificamos
como una iniciativa feliz y acertada la repoblación con pinos de esos
terrenos. El resultado fue muy agradable. Lo que sí había, aparte de
los restos de antiguas plantaciones de uva moscatel, era muchos
arbustos y otras especies vegetales propias de la flora malacitana.
Consciente de que la actuación urbanística y las posteriores cons-
trucciones anularían parte importante de la flora existente, aunque se preveían actuaciones reparadoras, la
promotora tomó la iniciativa de crear una guía florística o inventario de la zona y tomó contacto con pro-
fesionales de la Universidad. El catedrático don Alfredo Asensi
Marfil y la adjunta doña Blanca Díez Carretas aceptaron el encargo
y ellos recolectaron, herborizaron y catalogaron las casi cien espe-
cies vegetales más características de la zona. Las fotografías y el
catálogo sirvieron como base para los nombres de calles, conjuntos
y sociedades (Alcaparra, Retama, Eucaliptos, Cardos, Olivos, Adel-
fas, Cantueso, Matagallo, Cardo Cuco, Altabaca, Candilitos y otros).
En este contesto, se podría señalar que, desde un principio, se inten-
tó escoger nombres para las calles, inspirados en la misma finca y lo
que allí había de particular en el principio. Pencas, Pino Padre,
Higueras, Asperonales, Liebre, Chopera, Poniente, Meridiana, Ce-
rrajera, y solamente andaluces y flamencos aportaban alguna referencia a los promotores. Cuando ya no
pudimos intervenir en escoger nombres, aparecieron los del “librito municipal”, como calle Cáceres, Juan
Vázquez, Juan Cabanillas, Cueva Piletas o Cayetano Utrera Rabassa, seguramente por ser quien inauguró
en 1972 el nuevo acceso a la urbanización. En la “Guía Florística” antes mencionada, queda mucha inspi-
ración para los que busquen nombres originales para su casa o calle, como Tomillo, Resbalavieja, Cuer-
necillos, Rascavieja, Boca de Dragón, Pie de Liebre, Pepinillo del Diablo, Tetillas, Manzanilla Bastarda,
Castañuela o Zarzaparrillas y otras muchas que en estos momentos no me vienen a la memoria.
        Queridos amigos, ahora, en junio con este escrito, debo considerar concluida mi etapa como cola-
borador mensual de esta revista tan singular y entrañable como es El Avisador Malagueño. Así pues, llega
el momento de dejar este espacio libre, para otra pluma; lo que no es óbice para que en alguna futura oca-
sión podamos volver a encontrarnos en estas páginas, siempre que haya algo interesante que contar.
        Al igual que nunca podré olvidar la gran experiencia y el enriquecimiento personal que me ofreció
la enseñanza y el contacto con la juventud, tampoco olvidaré este año, nuevamente pasado entre letras e
historias malagueñas que, forman ya parte de esos recuerdos imborrables que cada uno guardamos.
        Muchas gracias a todos.
Nota de redacción: Desde El Avisador Malagueño, queremos mostrar todo nuestro reconocimiento
a don Luis Azuaga por el meritorio trabajo que nos ha ofrecido y que tanto nos ha ilustrado.
Muchas gracias y hasta siempre.
                                                                                                        27
La ventana soleada
Por Mercedes Sophía Ramos Jiménez

                            María Teresa Campos
       Mª Tere Campos, ¿qué decir? Para empezar, una de las voces más bonitas
que ha dado el gremio para los medios de comunicación en general, su desparpajo
y desenvolvimiento ante un micrófono convence a todos por su talante magistral a
la hora de comunicar, su catedral es su espontaneidad, su sabiduría es saber salir airosa antes de que el
reloj marque el próximo segundo, sellando la figura de una gran profesional.
       Mª Tere está acostumbrada a su público y su público también está acostumbrado a ella, es la unión
perfecta e imprescindible para que pueda nacer una estrella, un mito divino que forma parte de una gene-
ración y se entrega a ella. Sabe dejar atónitos con su palabra serena, a la vez sabe observar las injusticias,
exponiéndolas de manera categórica, así se denomina a una mujer atenta y resuelta ante toda aquella alte-
ración que falte al sentido de la equidad, ser así, comprometida con la igualdad y con todo lo que facilite
bienes comunes y sociales ha favorecido su genialidad, por
todo ello, Mª Teresa representa mucho más que lo que la pa-
labra presentadora o locutora anuncia.
       Campos, empieza muy joven su carrera en Málaga al
lado del gran maestro Diego Gómez, personalmente la co-
nozco como admiradora y a través de mi hermano Adolfo
Ramos, músico y compositor, ella trabajaba en Radio Juven-
tud y dirigía un programa que se llamaba -“Español Pop”-,
recuerdo perfectamente cuando sobre las 14.30h. llamaba a
mi hermano por teléfono para concretar asuntos relacionados
con su programa y recuerdo que para mí era muy importante
que una locutora tan famosa llamase a casa.
       Teresa, desde su espacio promocionaba nuevos valores
artísticos y musicales, haciendo una gran labor, tal vez
irrepetible en Málaga, ese trabajo pionero que hacía Mª
Teresa desde su pequeño ámbito, ha sido de alguna manera
copiado a grandes niveles y por otros medios de mayor
poder, sin embargo su trabajo queda en la historia de Málaga
como uno de los más innovadores, renovando los conceptos
anticuados y creando un antes y un después en la música
“Pop” y de autor en nuestra ciudad.
       Todos los malagueños conocemos la trayectoria profe-
sional de Mª Teresa, cuando ella se marchó a Madrid, se nos quedó la radio un poco vacía, abocada a no
tener en la antena malagueña su magnífica presencia, muchos fuimos los que enviamos cartas llenas de
admiración y buenos deseos para su futura andadura como presentadora en T.V.
       Sin entrar en años y tiempos, sus grandes éxitos los hemos hecho nuestros y sin dudar en su faceta y
trayectoria todavía no tenemos a nadie parecida. La muchacha de voz cristalina, de agua clara, de regis-
tros que nos pasea por fuentes y cascadas, se convirtió tal y como estaba predestinado en una de las pri-
meras comunicadoras de nuestro país.
       Compartiendo hoy su gran derroche de cualidades por territorios más amplios y recreando de ello a
toda España, para el orgullo de todo malagueño.




                                                                                                           28
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El Avisador - Junio 09

  • 1.
  • 2. Portada: Cromolitografía “La malagueña y el torero” Lámina del siglo XVIII, realizada por MEYER, en Berlín, como ilustración malagueña para las cajas de pasas del siglo XIX. Pertenece a la colección de Manuel Molina en el Museo del Vino. TELÉFONO DE CONTACTO PARA CUALQUIER CONSULTA REDACCIÓN 617.23.84.70 Director MUY IMPORTANTE Diego Ceano González Según la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Subdirector Electrónico (LSSI-CE), y de la Ley Orgánica 15/1999 del 12/12/1999 de Protección José Antonio Barberá de Datos Española, le informamos que tiene derecho a que se proceda a la cance- Consejo de redacción lación de sus datos. Si desea no recibir la revista, sólo tiene que enviarnos un co- José Antonio Barberá rreo manifestando su deseo y de inmediato se borrarán de nuestra base de datos. Juan G. Arrabal Granados Redactores Diego Ceano González Alfonso Villegas Lermo Índice Jesús Hurtado Navarrete José Antonio Barberá Editorial .......................................................... 3 José Manuel Frías Historias malagueñas...................................... 4 Juan Hernández Pérez Desde la osera................................................. 6 Francisco Collado Juan José Palop Enigmas .......................................................... 9 Juan G. Arrabal Granados Torre del Atabal............................................ 10 Vicente Manchado El otro Jabegote ............................................ 12 Luis Azuaga Málaga en el colegio..................................... 14 Mª José Villaverde Morilla De chupitira .................................................. 15 Esteban Alcántara Alcaide Manuel Martínez Molina Ilustrados por el vino .................................... 16 Mercedes Ramos Jiménez Historias del deporte en Málaga ................... 23 Manuel Garrido La jabalina .................................................... 25 Isabel Gómez Alcázar El ajilibujili ................................................... 26 Luis A. Utrera Madroñero Mirador del Cerrado ..................................... 27 Ricardo Luque Rando Fotógrafos La ventana soleada ....................................... 28 Manuel D. Aranda Salmerón Nuestras fiestas ............................................. 29 Si desean que sus Lola A. Carretero Vaquer Nuestros pueblos .......................................... 30 amistades reciban Corrector Puerto de la Torre ......................................... 32 directamente la re- Alfonso C. García Molina El correo del lector ....................................... 34 Dto. de informática vista El Avisador Carlos Fernández Montañés Tierras de Antikaria ...................................... 35 Malagueño, sólo tie- José Carlos Jiménez Estrada Flamenquerías............................................... 37 nen que solicitárnos- D.P. MA-1771-05 Málaga cultural ............................................. 38 elavisador@acmal.org Haciendo puñetas.......................................... 41 lo e indicarnos el www.acmal.org La cocina de “La buena uva”........................ 42 correo electrónico. El coleccionable............................................ 43 Si desea bajarse las revistas atrasadas, puede hacerlo desde: www.acmal.org 2
  • 3. Editorial Como es el último número antes de las vacaciones de verano haremos una especie de gazpacho editorial por aquello de sus frescos y variados ingredientes. En primer lugar habrá que tocar el del 2016, la tan traída y llevada capitalidad cultural. La cultura es una práctica de tiempo y en el tiempo; es instruir- nos, trabajarnos, igual que se hace con la tierra, adquiriendo conocimientos que contribuyan a nuestro mejor desarrollo y ofrezcamos a la sociedad lo mejor de nosotros mismos en las artes, las letras, y en nuestros oficios o carreras. Nada más transcurrida la Semana Santa, nuestro centro histórico se convirtió en un pequeño Hollywood. Paneles en calle Larios mostraban una cargada cartelera de filmes pretéritos y futuros y público mayoritariamente joven e histérico se arracimaba entorno a los lugares frecuentados por actores y cineastas. Otros, probablemente sobre los que tengamos que sustentar la capitalidad cultural, se entretenían en destrozar y eliminar las teclas de la herramienta más significativa de un escritor o guionis- ta, la máquina de escribir, esa enorme máquina que presidía a la entrada de nuestra emblemática vía, una alfombra roja y una serie de gigantescas hojas de guión y proyectos de secuencias para rodar que yacían pegados al suelo. La próxima edición del Festival de Cine de Málaga estará más cerca de la elección de Málaga como capital europea de la cultura, pero, sinceramente, ¿estamos preparados? Simultáneamente a este evento se ha venido celebrando también la III Feria Intercultural. Danza, música, gastronomía y artesanía han sido los cuatro pilares sobre los que se ha sustentado la muestra, muy concurrida por cierto, pero desde el agradecimiento a los mentores y ejecutores de esta edición, es mo- mento de ir pensando en una mejor selección de participantes. El lugar es bueno y en un futuro no muy lejano, en el puerto, puede ser aun mejor, con lo que invita a superar ediciones anteriores. Los resultados económicos pese al éxito de público se desconocen pero es fácil pensar que con una buena concurrencia los participantes habrán obtenido algún beneficio. No quisiéramos cerrar página sin tocar un e-mail que ha circulado a finales de abril y durante mayo, relativo a la reivindicación de los Baños del Carmen para uso ciudadano. No es frecuente encontrar junto al mar un pulmón de árboles de la familia de las mirtáceas (Eucalyptus), planta oriunda de Australia y de la que se pueden distinguir alrededor de 700 especies. Estos terrenos ganados para la ciudad como balneario en 1918, sustituyendo a los hasta entonces conocidos como baños públicos, han sido punto de encuentro obligado para varias generaciones de malagueños. Allí se ubicó el primer campo de fútbol; se celebró el primer torneo de tenis y las primeras competiciones hípicas de saltos. Los teatros de verano contaron con espectáculos de primer orden tanto en la escena como en ballet y conciertos. Y hasta en un tiempo y por iniciativa de la Vinícola Malagueña existió una fuente de la que manaba vino en vez de agua. Su grandiosa pista de baile concentró a los más jóvenes de dos épocas en sus famosas verbenas y hasta el carnaval fue verdadero protagonista en ese complejo que el arquitecto Andrés Escassi, en 1953, dotó de un camping donde se podían albergar 300 almas para combatir el estío. La degradación lo está llevando hasta sus últimas consecuencias y es momento de que si en Má- laga oeste se cuenta con un parque, en el este se tenga otro, con características distintas, que en la varie- dad está el gusto. Además, éste está en el rebalaje y por tanto tiene que ser marinero. Esta es una iniciati- va que se podría agregar a la capitalidad cultural de la ciudad, una ciudad a la orilla y de cara al mar, que muchas veces no parece ni nostrum. La Málaga cultural pasa por muchas cosas, pero una de ellas es recu- perar de forma masiva nuestra típica jábega; que cada barrio tenga la suya y en noble competencia, en la época que se estime oportuna, sus proas corten el agua en disputa de ola tras ola por todo el litoral de nuestra bendita tierra. Pensemos en ello en nuestras vacaciones y cuando comencemos el nuevo curso, tengamos claro qué ciudad queremos. Hasta septiembre si Dios quiere, y que ustedes lo pasen bien. Este Nº 36 de El Avisador Malagueño, 12.033 correos directos ha sido enviado a: y a (+-) 48.000 indirectos 3
  • 4. Historias malagueñas Por Diego Ceano González UN NOVIO UN POCO BRUTO No sé con certeza si esta historia es fruto de la realidad o de alguna mente desocupada y creativa, pero sea como sea, es una historia simpática y que a mí me hizo pasar un buen rato cuando me la contaron. Allá por esos años de la dura posguerra, en la que según dicen los más viejos “se quitaban el hambre a tortazos”, sucedió la historia que paso a relatarles. Vivía en una cortijada, a legua y media de distancia de la jurisdicción de El Palo, un campesino con su esposa y su única hija. Él era rudo de modales, bastante desconfiado y desmañado en atuendos y andares, hábil en las tareas propias de la granja y la campiña, duro trabajador y obtuso en las relaciones humanas. Su esposa era la típica hembra de entonces, callada, sumisa y bizarra trabajadora, una mujer todo terreno, que lo mismo cocina- ba, cosía, ordeñaba las vacas o cargaba sobre sus hombros, haces de leña con que mantener confortable su humilde hogar, una mujer dura en el trabajo y tierna en el amor. Su hija era una jovencita de diecio- cho años, discípula de la denodada ama de casa. Se veía agraciada en lo físico, pero nada refinada y demasiado aficiona- da a los encantos del sexo opuesto, según sus cautelosos progenitores. Cada tres días subía a la casa de campo que ellos tenían, un joven de vein- te años, un pollito que venía a comprar huevos y otros frutos de granja y que lue- go vendía en el mercado de Atarazanas en el centro de Málaga. Este mozo se había percatado de la existencia de la joven Dibujo de Enrique García campesina y la moza le observaba con interés y tal vez presintiendo que aquel efebo sería algún día el padre de sus hijos. El día en que el joven subía a aquella casa para aprovisionarse, los celosos padres de la joven, pro- curaban que ambos adolescentes no estuvieran cerca el uno del otro o por lo menos a dos o tres metros de distancia. Un día, el mozo pidió al padre de Sebastiana, esa era la gracia de la joven, que le permitiera rela- ciones con su hija y éste después de deliberar aquella petición con su esposa y su hija, aceptó de buena gana. Pese a ser bastante bruto el padre de Sebastiana, notó que el joven no se le quedaba atrás en lo cerril de ideas, pero a la hija le gustaba y según decían ellos, más valía malo conocido que bueno por conocer. Las relaciones comenzaron y la distancia física entre los novios se acortó ostensiblemente, pero eso si, siempre estaba la madre en medio de los dos engolosinados y zangolotinos amantes. Ahora, el joven, subía casi todos los días a ver a Sebastiana. Él se esforzaba por parecer más listo más educado o más fino en sus maneras, pero lo que no podía, por más que lo intentaba, era disimular lo brutísimo que era. Un día que se encontraba de visita en la casa de su novia, el cielo se cubrió con un velo oscuro de nubes que presagiaban una fuerte y segura tormenta. El padre de Sebastiana que como buen hombre de campo sabía lo que se aproximaba le sugirió al joven que se marchara lo más pronto posible para que no 4
  • 5. le cogiera el temporal; pero éste estaba muy a gusto con la charla de su amante novia y no tenía la inten- ción de marcharse por miedo a un poco de agua. Un trueno les avisó de que ya era tarde para regresar a su casa. Tras un primer trueno, otro mayor, las luces acompañaban la tronada, el viento agitaba fuertemente la arboleda y hacía que las gotas de lluvia se estrellaran sobre los transparente y limpios cristales del tragaluz. El padre de Sebastiana, pese a ser muy bruto tenía un gran corazón y le dijo a su esposa: - “Er muchacho se debería queá a pasar la noche, no está er tiempo como pa da una camina- ta por er campo”. Todos estuvieron de acuerdo, el muchacho se quedaría a pasar la noche, pero tendría que acostarse en el pajar, ya que ellos no creían que fuera decente el que ambos novios compartieran el mismo techo antes de estar casados. El padre de Sebastiana acomodó al novio de su hija en el pajar y se volvió a la casa. Había pasado más de una hora y el matrimonio seguía insomne, mirando al techo de su alcoba, sin poder conciliar el sueño debido a la gran virulencia de la tempestad que tenían encima. La esposa estaba preocupada por el novio de su hija. Ésta le decía a su marido que tal vez el mu- chacho tuviera frío: “Deberías llevarle una manta ar muchacho, a lo peó tiene frío”. Con muy pocas ganas y refunfuñando, el papá de Sebastiana cogió una manta y se la echó por encima y con otra bajo el brazo salió de la casa en medio de la tempestad para darle la otra manta al pre- tendiente de su criatura. Cuando hubo caminado un primer tramo hacia la entrada del pajar y estaba a punto de entrar, notó cómo una figura se le acercaba desde el camino. Al principio no sabía de quién se trataba, el viento hacía que el agua le golpeara como un látigo en la cara y no le dejara ver con claridad. Cuando estuvo cerca de aquel personaje pudo ver con sorpresa de que se trataba del joven y bruto novio de su hija. El muchacho presentaba una apariencia lamentable, estaba empapado de agua, en su rostro alternaban el agua y el barro y sus ropas parecían un estropajo mojado. El hombre al ver al mozo en tal lamentable guisa le preguntó: ¿“Pero hombre que jaces ahí afuera con lo que está cayendo”? El joven sin inmutarse y con una sonrisa en los labios le manifestó: “Es que he ío a mi casa pa decirle a mis padres que no se preocupen, que me voy a queá en su casa a pasá la noche por curpa de la tormenta”. Como dije en un principio, no sé si la historia sucedió realmente o es una invención popular, pero de lo que no me cabe duda es que casos más grandes se han dado. 5
  • 6. Desde la osera Por José Antonio Barberá BOBASTRO Antonio Canca, mi recordado amigo, gustaba de preparar excursiones con grupos de amigos con destino a cualquiera de los múltiples lugares de interés que tiene nuestra tierra, y a las que él, como “director de la empresa”, bautizó como “Cancatours”. En las que tuve oportunidad de acompañarles, la programación cierto es que nunca nos defraudó, ya que a la belleza e importancia del lugar visitado, se unía la siempre culta y amena palabra de Antonio. En la ocasión a que me voy a refe- rir, nos propuso una agradable y explicada visita al histórico emplazamiento de Bo- bastro, o Barbaxter, como le nombraban los historiadores más antiguos, del que decían era un resto del viejo municipio barbastrense, según conjeturas de Rein- hart Dozy, quien para ello se fundó en la inscripción “munic sing barb”, es decir Municipium Singiliense Barbastrense que se encontró en el sitio que fuese denomi- nado “el Castillón” cerca de los pueblos de Teba y Ardales, siendo de este dato de donde el orientalista dedujo que Bobaxter debió estar donde estaba el Castillón, aunque otros historiadores pusieron el asiento en las Mesas de Villaverde, cercano a Carratraca. Para llegar hasta el lugar donde tuvo su residencia y plaza de armas el famoso caudillo de los mo- zárabes y muladíes Omar Ben Hafsún, musulmán nuevo o muladí, por ser descendiente de hispanos visi- godos convertidos al Islam y señor de medio Al Andalus, era necesario desplazarnos hasta el término mu- nicipal de Ardales, donde se encuentran las Mesas de Villaverde, y cerca, en una de sus laderas se pueden ver los vestigios de la basílica de Bobastro. No hicimos probablemente lo que el combativo caudillo popular Ben Hafsún debió realizar en in- finidad de ocasiones al regreso de sus correrías y algaradas: tomar la vieja calzada romana que unía Cór- doba con Málaga. Nuestros caballos, no comedores de pienso, sí consumidores de gasolina, rodaron ca- mino de Antequera a través de asfaltada carretera, donde iniciamos el camino que conduce al Torcal, para poco antes de llegar a él, tomar una carretera estrecha, de montaña, que nos hizo bordear los embalses de Guadalteba, de Guadalhorce y del Conde de Guadalhorce. Cercano a este último, camino hacia Ardales, tomamos un desvío a la izquierda que nos condujo en principio hasta las Mesas de Villaverde y de conti- nuar, poco después al desfiladero de los Gaitanes, ya en las inmediaciones de El Chorro. Al llegar al sitio deseado, dejamos a nuestros briosos corceles de cinco ruedas descansar en la la- dera, sobre el espacio más cercano a las ruinas, ya que por esa época Antonio debía acompañarse en su caminar por el buen apoyo de un bastón, que una vez pasado el inconveniente de bajadas y subidas, usaba como extensión de su brazo para señalar e indicarnos determinados detalles. Antes de dar lugar a que nos escabullésemos cada cual por la zona a mirar o hacer fotos; en escena rememorativa de aula de colegio, con él como profesor convertido en el punto central de miradas y oídos, dio lugar a su gozosa tarea de enseñante, comenzando por indicarnos que el templo, que se integraba en un monasterio, debió ser construido antes de la llegada del que fue pesadilla de los emires de Córdoba, quien indudablemente hizo en él grandes obras de defensa, mejorando y reforzando las ya existentes mu- rallas y torres, además de un alcázar, una almunia y algunas iglesias para uso de los cristianos. Continuó 6
  • 7. Canca llevándonos hasta el espacio central del conjunto monástico, donde se apreciaban los interesantes restos de lo que hubo de ser un amplio patio, probablemente el claustro, del que aún se podía observar el aljibe en el que se almacenaba agua, y algunos silos para cereales. Llegados a uno de los lados de ese pa- tio, contemplamos los restos de la basílica, donde muy probablemente habría sido convertido al cristia- nismo Ben Hafsún, que tomaría el nombre de Samuel en el año 899 al profesar su nueva religión. Esos restos que estábamos visitando, constituyen una muestra de arquitectura rupestre excavada en la roca, posiblemente continuando la tradición eremítica del entorno, donde motivado por el alejamien- to de lugares habitados, el anacoreta, que buscaba en unión con la naturaleza la parte de verdad que le correspondía a sus dudas, tan sólo estaba acompañado por la gran belleza del entorno y, cómo no, de sus pensamientos. Contemplamos que el templo de Bo- bastro tiene una planta de tipo basilical y está dotado de tres naves, siendo la central la de mayor dimensión. De este interesante edifi- cio, cabe destacar el lugar destinado a los ritos mistéricos de la liturgia mozárabe, y las cancelas que separan las diversas naves y ábsides; sobresaliendo la jerarquización de los espacios, adaptados al desnivel del terreno. Debajo de la basílica al parecer se intentó construir una especie de cripta, dedicada po- siblemente al eterno descanso de los restos de Samuel o Ibn Hafsun. A la hora que era de haber iniciado esta resumida plática, algunos se habían despegado un tanto del grupo y habían comenzado a tomar fotos del lugar, habiendo quien se había subido hasta la planta superior, sitio ocupado por una tribuna, labrada también en la roca y decorada con magníficos arcos de herradura, con la idea de permitir el paso de la luz durante el día a la sala. Después subimos hasta la zona más elevada de la Mesa, donde estuvo situado el castillo de Omar, que por la altura del enclave más parecía lugar donde anidar águilas, que hábitat de humanos. La altura de los tajos y estar bordeado de precipicios que cercan la elevada meseta, le ofreció celebérrima memoria en las historias árabes, ya que los autores de esa nacionalidad le dieron como el más fuerte e inexpugnable castillo de todo Al Andalus, por estar precisamente enclavado en la cima de un picacho rocoso que hizo de este encastillado lugar, sitio fácilmente defendible, como demuestra la historia, ya que resistió más de cincuenta años los ataques del poder cordobés, hasta el 19 de enero de 928 en que fue tomado y asolado por los guerreros de Abd al Rahman III, profanándose los restos del caudillo, que fueron desenterrados y trasladados a Córdoba como trofeo y escarmiento. En ese paraje de increíble belleza no pudimos apreciar más que muros de sillarejos y vestigios de estuco con decoración a la almagra. El tiempo hizo su labor y al parecer, la mano humana le ayudó bas- tante. Según se dice, cuando se construyó el embalse de la Encantada se destruyeron multitud de vestigios arquitectónicos, por ser el lugar donde hubieron de estar parte de las defensas y viviendas de Bobastro. Ese decir, posiblemente tuviese visos de realidad, según nos comentó Antonio, ya que por las la- deras del picacho abundan los vestigios de viviendas rupestres, unas naturales y otras readaptadas, dados por la propia naturaleza del terreno calizo, donde abundan los abrigos y covachas. En derredor de Bobastro había fortificado Omar muchos castillos, puestos en su mayor parte sobre las cumbres y sitios pronunciados, a fin de dificultar la entrada a las huestes cordobesas hasta la capital de sus estados, pudiendo bien comunicarse con las ciudades de Ronda, Archidona, Málaga y otras importan- tes de la época. Entre otros, estaban los castillos de Sajra (la roca de) Hardarex, al oeste de Bobastro, hoy Ardales; Hins Cannith, hoy Cañete la Real; Hins Camara, despoblado entre Antequera y Casarabonela; Cars Bonaira, hoy Casarabonela; Hins Xanti Bither, que fue castillo deshabitado de Sancti Petri, en el camino hacia Álora, junto al río del mismo nombre. Los autores árabes que hablan sobre aquellas guerras, mencionan un mínimo de catorce castillos más, puestos en lugares cerca de Bobaxter, cuya actual situación debo suponer difícil de fijar aún a pesar 7
  • 8. de conocerse sus nombres como Thlackira o Talahira; Gebal Alhachara, o Monte de las Piedras; Hins Bonith, o Castillo Bonito; o Medina Belda, por ejemplo. Entre explicaciones y paseos el tiempo pasaba tan amenamente que, casi no apreciamos la caída de la otoñal tarde, pero sí notamos la pronta aparición del frío, que hizo pensar en el camino de retorno; y tras haber pasado unas gratas horas, el regreso se realizó por diferente camino para poder contemplar, aunque de pasada el cercano desfiladero de los Gaitanes y el Chorro, haciendo boca para el próximo Canca- tour, ya que observándolo a lo lejos, el amigo Canca comenzaba a discernir cómo acercarnos al Caminito del Rey, lugar tan poco apto para la excursión y el paseo por su muy deteriorado estado; aunque conociéndole, seguro que ya se las ingeniaría y buscaría rutas que a él nos acercara y por donde él pudiese asimismo ca- minar. Tras este grato recuerdo de vivencia, en el que por unos momentos, en esta remembranza vuelves a la vida humana, (la que dejaste tres años se cumplirán el próximo 29 de julio) mí querido amigo, estoy seguro que actualmente todas las calles del cielo estarán bien señalizadas, con sus correspondientes rótulos sin faltas de ortografía, y que los archivos Akásicos tendrán aña- dido alguna que otra nota tuya. A saber la de cosas importantes que podrás estar reali- zando en ese otro no visible lugar de la vida, pero sobre todo, Antonio, confío en que la luz, la paz y el amor estén en continua armonía contigo. 8
  • 9. Enigmas Por José Manuel Frías LIENZO MÁGICO EN POZOS DULCES Una mañana de julio del año 1645, se formó un gran revuelo en tor- no a la casa de Catalina Vejarano, ubicada en la calle Pozos Dulces; aquel alboroto se debía a que una señora que intentaba sacar agua del pozo, que la dueña cedía amablemente a sus conciudadanos, no podía extraer el agua debido al peso que parecía tener el cubo. Aunque fueron varios los hombres los que, a la vez, tiraron fuertemente de la cuerda, no lograron izar el cubo. Llegó al momento Catalina y, ante el asombro de todos, tomó la cuerda y subió el cubo sin ningún esfuerzo. Cuando éste apareció, en su interior no había agua, sino un lienzo enrollado. Descu- brieron que se trataba de una imagen de la Virgen María. Aquel hecho causó tal la devoción que se creó en torno a la pintura, que Catalina erigió un pequeño y humilde retablo con el lienzo en el exterior de su casa. Pasó el tiempo y Catalina se casó, y fruto de este matrimonio nació un hijo. Éste, cuando fue adulto, deci- dió seguir su vocación de soldado, alistándose para com- batir en Portugal. Tras su marcha pasaron dos años sin que nadie supiera nada del muchacho, y aquello supuso para Catalina un duro golpe, dado que la cual le daba ya casi por muerto. Una noche se arrodilló como era cos- tumbre ante la imagen de la Virgen, y le rogó por la vida de su hijo, pidiéndole que regresara con vida del comba- te. De pronto quedaron sus ojos fijos en el cuadro del retablo y un grito ascendió a los labios de la mujer. La imagen de la Virgen había desaparecido para dar paso a la de su hijo, que desde el lienzo le sonreía. Aquella im- presión le causó un desmayo. Hasta la mañana siguiente quedó inconsciente, hasta que las mujeres fueron a auxi- liarla. En el momento en que contaba aturdida lo que había visto horas antes, un joven apuesto cruzaba el umbral de la puerta. Madre e hijo se miraron extasia- dos. Durante muchos años la imagen de la Virgen estuvo expuesta en aquel mismo lugar, mostrada a la devoción de la gente, pero en 1749 se erigió una capilla mucho más grande y “oficial”, en la que se vene- raba una imagen de talla que sustituyó al lienzo original. La capilla, construida en el lugar donde estuvo la casa de Catalina, fue destruida en los primeros años del siglo XIX, y desde entonces no se sabe nada del lienzo. www.limitesdelarealidad.com 9
  • 10. Torre del Atabal Por Fran Collado EL IMPERIO DE ORIENTE EN MÁLAGA Málaga fue colonia fenicia, ciudad cartaginesa y urbe romana. Posterior- mente, ha conocido la presencia de los pueblos godos, el paso de la cultura islá- mica y la reconquista por parte de castellanos y aragoneses. Pese a toda esta dilatada experiencia, Málaga también ha sido ciudad de la cultura oriental de influjo teocrático, colores dorados y herencia griega. En algún breve intervalo, la ciudad malacitana estuvo bajo el dominio del Imperio de Oriente. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente entre finales del siglo IV y principios del V, la provincia de Hispania recibió sucesivas invasiones de los pueblos germánicos. Hordas de bárbaros proce- dentes de Europa Central que aprovecharon la debilidad de Roma para caer sobre sus denostadas colum- nas. En concreto, los vándalos silingos representan el pueblo que tras continuas migraciones ocupó la zona de Málaga en torno al siglo V. No obstante, la caída de Roma no fue la pérdida del legado romano que continuarían los visigodos en su ver- sión occidental, mientras que en el extremo oriental Bizan- cio planeaba la reconquista de manos de los bárbaros. Con esta intención, el emperador Justiniano I recuperó la costa mediterránea desde Cádiz hasta Valencia, con el control del área oriental de la actual Castilla-La Mancha en torno a finales del siglo V. Estos dominios bajo el estandarte bi- zantino fueron denominados con el nombre de la provincia de Spania. Ciertamente, no existen datos exactos y concretos sobre la conquista bizantina de la región mediterránea de la Península Ibérica. Tan sólo, algunas notas desordenadas y caóticas de san Isidoro de Sevilla hablan de la conquista visigoda de las fortalezas bizantinas. En un principio, la conquista de Ceuta por las fuerzas orientales en torno al Atanagildo. 546 marca el comienzo de la campaña. Así, tras la caída de la costa norte de África y del sur de Italia en manos bizantinas, Justiniano procedía al acceso a la penínsu- la. Al respecto, san Isidoro señala que para el 552 el noble visigodo Atanagildo firmó un acuerdo con Jus- tiniano para recibir ayuda militar contra su enemigo el rey Agila I. Posiblemente y aunque no se explicita, este pacto conllevase la cesión de tierras a los bizantinos. Probablemente, eso explique que ese mismo año, las tropas bizantinas ocupasen las ciudades de Gades y Carthago Nova, bajo el mando del general Liborio. Las fuerzas romanas orientales habían llegado hacia la Bética. Esta zona visigoda estaba al mando de las élites hispanorromanas que tenían una cultura latina y detestaban la presencia de los conquistadores bárbaros. Así, diversas ciudades se vieron animadas por la presencia del pueblo romano oriental y se pro- dujeron las primeras revueltas para favorecer el acceso a los bizantinos. Especialmente, Córdoba fue uno de los puntos más agitados durante estos años. A partir de estas coordenadas, las expediciones bizantinas ocuparon Malaca y Baza en el año 552, llegando hasta Sevilla y posiblemente a Mérida. Pese a ello, la victoria de Atanagildo sobre su rival polí- tico permitió que los germanos se unieran en torno a él y avanzasen hacia el área de interior bizantina para el año 555. Rápidamente, los romanos orientales se replegaron hasta sus dominios costeros que in- cluían las Islas Baleares y fundaron la provincia de Spania bajo la que se encontraba Málaga. Los innu- merables frentes que los bizantinos mantenían abiertos en todo el Mediterráneo y la falta de tropas les obligaron a encerrarse en sus puertos amurallados, mientras los visigodos campaban a sus anchas. Se des- conoce cuál fue su capital, aunque las tesis existentes apuntan a la ciudad malacitana o Cartagena. Un 10
  • 11. líder político y militar era el responsable del gobierno de esta provincia que se mantuvo con una relativa estabilidad hasta el 565 con la muerte de Justiniano. A la muerte de Atanagildo, los dominios pasan a manos de sus descendientes, Liuva I y Leovigil- do I, quienes acosaron con escaramuzas constantes a los bizantinos. Mientras tanto, los romanos llegaron a conquistar puntualmente las ciudades de Almería y Murcia. Aunque, la conquista progresiva de los germanos ya sería imparable. Finalmente, el caudillo visigodo Sisebuto acomete con dos campañas contra los bizantinos. De es- ta forma, la ciudad de Málaga cae en manos de los germanos para el año 615, coincidiendo con el segun- do cónclave del clero visigótico. Un año más tarde, Cartagena era destruida y perdía el obispado visigodo que se le había concedido antes de la ocupación bizantina. Exactamente, el apoyo de los hispanorromanos a los visigodos, que se había convertido al catolicismo, fue el elemento favorecedor frente a los bizantinos que en el 624 abandonaban sus últimos puestos en las costas españolas. Un libro para el verano.- Con el título de “Cuentos de la Alcazaba”, el escritor malagueño Diego Ceano, acaba de presentar un libro de relatos, en los que se conjugan, cuentos inéditos sobre la vida de los malagueños musulmanes con la historia clásica de este pueblo que tanto aportó a la cultura de Málaga y los malagueños. Este libro nos introduce en aquellas calles malacitanas y su Alcazaba, donde todo transcurría a intramuros de la ciudad y a extramuros de las casas. A través de estos veintidós cuentos, además de de- jarse imbuir el lector en un cúmulo de placenteras sensa- ciones, nos trasmite un conocimiento preciso de cómo eran aquellos antiguos malagueños, sus costumbres, su arte, su cultura, sus calles, su comercio su discurrir diario, en fin que nos mete en un ambiente del que conocemos poco y que con la lectura de estos cuentos, podremos decir que sabemos ahora más de estos antepasados nuestros. Este libro es el primero de la trilogía “Cuentos de la Alcazaba”. A él le seguirán “El rey de las jákaras” y “El vendedor de sueños”. Esta obra ha sido editada por la editorial Aladena – Agapea y puede ser adquirida en las librerías del centro de Málaga, especialmente en la librería Luces, de la Alameda Principal (Junto a la antigua taberna “Casa de Guardia”) igual- mente puede ser adquirido solicitándolo por internet a www.aladena.com En la foto Diego Ceano junto a su presentador y responsable de prensa de la editorial, el periodista y escritor Francisco Contreras, en el acto de presentación y firma que se celebró en la librería Luces, el pasado día 21 de mayo. 11
  • 12. El otro Jabegote Por Juan G. Arrabal Granados LOS GUAPOS Bueno, como persona agradecida debo comenzar dando las gracias a to- das/os los que me han echado de menos. En realidad no he dejado de colaborar en El Avisador; como pueden ver en la lista de créditos, sólo me había tomado un receso puesto que tengo trabajo acumulado en dos libros que estoy escri- biendo y están atrasados. Pero a la vista de lo acontecido, tendré que hacer un esfuerzo extra y ser puntal a mi cita con ustedes. Gracias por el interés y cariño demostrado pero, para su información, no me había ido. Hoy quiero traer a colación un artículo encontrado casualmente en la segunda página de la Unión Mercantil fechado el 6 de abril de 1890 y que tiene mucho que ver con los tiempos actuales en lo tocante a la violencia y a la posesión de armas de la ciudadanía, especialmente esa que va perdonando la vida por calles, plazas, espectáculos y cualquier manifestación de tipo cultural, especialmente si la razón no le asiste. El articulista comienza con un célebre dicho que nos caracterizó hace muchos años y que nos venía como una especie de credencial en lo que a cultura y formación cívica se refería en cierto modo: “Málaga ciudad bravía,” / la de las mil tabernas/ y una sola librería. El artículo continúa así… “Así como Egipto tuvo sus plagas, nosotros tenemos esta de los guapos, que no es floja”. Al hablar de guapo no me refiero, como parece des- prenderse del sentido de la palabra, a esos chicos que se rizan el pelo, y se dan purpurina en las mejillas y en los labios, que pasan horas ante el espejo, antes de lanzarse a la calle, y llevan el chaquet muy ceñidito para lucir el talle, no; esos son unos infelices que llevan en el pecado la penitencia, porque su misma necedad los castiga; me refiero a los otros, a los guapos de oficio, fruta que abunda y …daña, a pesar del aforismo en contra”. Hoy estos guapos de oficio, o de los otros, creo que se están llamando metrosexuales, aunque las vestimentas sean distintas pero conservando en común aquello de mar- car otras lindezas corporales. Hoy van en vaqueros ajusta- dos, camisetas, pelos engominados, etc. Los tiempos y las modas cambian pero no el problema de fondo. Sigamos… “El guapo, el verdadero guapo, el legítimo guapo es por regla general (para vea V. lo que son las cosas) feo como Picio, lo cual, aunque parezca mentira, lo hace aparecer como más guapo ante sus admiradoras”. “Con una cara de perro de presa y una pistola de a Grabados de Gustavo Doré. quince o catorce reales de faca (términos de la guapeza), ¿Quién es el ciudadano que se atreve a toser delante de uno de estos caballeros?” “Por lo demás, ellos no arman bronca con nadie a menos que el blanco seco o el aguardiente no se le haya subido a la cabeza; pero una vez que el alcohol ha hecho su efecto, entonces son temibles las consecuencias de la borrachera”. Seguimos igual que ayer aunque a estas alturas, son los combinados, la cerveza, el vino y otras cuestiones más serias las que hacen perder la razón porque, en el fondo, estos guapos necesitan del estí- 12
  • 13. mulo de permanecer bajo el efecto de alguna sustancia sea alcohol u otra cosa, para dar rienda suelta a su agresividad y chulería. “Raro es el guapo de estos que no ha sido protagonista de algún drama sangriento, de que de cuenta la prensa en su crónica negra; los hay que nunca se han visto en faenas de esta clase, a pesar de lo cual gozan fama de guapos; pero estos son los menos, y no están muy bien vistos entre la creme de la guapeza”. El sello de guapo se adquiere en cualquiera de las Universidades de Ceuta o Granada, y el que llega a alcanzarlo lo ostenta con un orgullo tan legítimo, como el que logra una cruz de Carlos III”. Esto ha existido hasta hace muy poco entre la clase baja. Nadie ha sido profeta en su tierra y ha tenido que emigrar y venir con la “aureola” ganada. Este caso se daba muy especialmente en la prostitu- ción, había que ir a Marruecos o Canarias para venir licenciada (las llamaban redondas) en todas las “ar- tes y oficios” de la profesión. Los guapos tenían que ganar su prestigio en lugares, como Ceuta, el Campo de Gibraltar o Granada (esta última por los gitanos). Hoy no es necesario, los barrios marginales están a la orden del día y son facultades lo suficientemente aptas para “graduar” a cualquiera, ya se encargan de eso las mafias y clanes. Pero el doctorado cum laude es como relata nuestro articulista… “Ahí es nada ser proclamado guapo en un presidio, donde por razón natural reside lo mejorcito de la clase”. “El guapo goza del favor de cierta clase de gente: mozas de partido, como decía Cervantes, due- ños de chirlata, señoritos chulos, y demás podredumbre de la sociedad, y entre ellos es mirado como un rey absoluto, y sus órdenes cumplidas cual si se tratase de un ukases”. Sin embargo, el oficio tiene sus quiebras, y sucede que a veces el guapo tropieza con la horma de su zapato, es decir, que se encuentra con otro más guapo que él, y todos le vuelven la espalda, para aclamar al ven- cedor y ponerse a sus órdenes, y servirlo en todo cuanto al héroe le venga en gana”. Salvando las distancias y las modas como ya he di- cho antes, la foto no puede ser más parecida. Hasta la ley de sucesión sigue funcionando igual: tanto tienes tanto vales, nada ha cambiado salvo los tejidos y los peinados; la gomi- na por la laca; la purpurina por los aceites y bronceados ratifícales, y la falta de formación y de educación que aun- que parecidas son bien distintas. Se puede tener la desgracia de no estar formado pero se puede ser educado y respetuo- so. “Por eso, por temor a estas alternativas, hoy que tanto predomina entre nosotros el elemento bravucón que hay quien se ha hecho tarjetas con la leyenda: Fulano de tal,/ guapo de oficio. El articulista concluye… “yo he mandado imprimir unas pocas, donde se lee: MIGUEL LEBRON,/ feo de na- cimiento. Parece mentira que transcurridos ciento diecinueve años de este artículo, hoy estemos leyendo una noticia que salvo el decorado, puede ser perfectamente de actualidad. Una actualidad que en este caso estaba referida a nuestra ciudad Grabados de Gustavo Doré. pero que ahora, y creo que igual que entonces, pese a las mil tabernas, bares, etc., y haber crecido en el número de librerías estamos sumidos en un mundo de violencia e intolerancia que abarca cualquier nacio- nalidad, aunque lo que más nos duela sea lo nuestro, seamos “feos” de nacimiento que ya se encargará nuestro corazón de derramar la hermosura de la comprensión, la solidaridad, el amor y el respeto a nues- tros semejantes. 13
  • 14. Málaga en el colegio Por J. Alfonso Villegas Lermo Era una ciudad completamente inexpugnable. Restos arqueológicos catalo- gados: loma Roja (restos medievales), cerro de San Antón, despoblado de Santo Pitar, despoblado de Jotrón, despoblado de Reyna, despoblado de La Cabreriza, alquería de gálica, alquería de Juncares, despoblado de Cupiana, Macharalbornoz (casa morica), despoblado de Macharagaspar, Macharotán (Parque clavero), alque- ría de Mena (Campanillas), Alcazaba, castillo de Gibralfaro, muralla nazarí (de la Alcazaba a Carretería) y muro portuario, Atarazanas, restos de la Mezquita Mayor, Guadalmedina (restos de un puente medieval), edificaciones califales (calles Salinas, San Juan, Almacenes, etc.), necrópolis islámica de Yabal Faruh, ruda en la plaza de Capuchinos, arrabal medieval de Attabanim (Santo Domingo y Mármoles), arrabal medieval de Fontanalla, El Ciprés (necrópolis islámica), conducción de agua me- dieval en Churriana, etc. Actualmente, la plaza frente a la Alcazaba, tiene el nombre de Hamet el Zegrí, último caudillo musulmán en defender la ciudad. Igualmente varias calles o lugares llevan el nombre de las distintas puertas de la ciudad amurallada islámica y en los mismos emplazamientos: Puerta Oscura, Puerta del Mar, Torre-Gorda, Puerta Nueva, Puerta de Antequera, Puerta de Buenaventura y Puerta de Granada. En algunos puntos del recorrido urbano entre los lugares mencionados es visi- ble aún restos de la antigua muralla. LA CONQUISTA DE MÁLAGA POR LOS REYES CATÓLICOS: En 1348, mientras la peste negra asolaba toda Europa, la Alcazaba y castillo de Gibralfaro toman su forma definitiva. La ciudad dispone de varias puertas que permiten el paso a través del re- cinto amurallado, cuyos nombres siguen per- durando hoy: Puerta Oscura, Puerta del Mar La conquista del reino de Granada comienza con la toma de Alhama por los cristianos en febrero de 1482. A los pocos meses, Muley Hacen se refugia en Málaga al ser destronado por su hijo Boabdil con el apoyo de los abencerrajes que habían regresado del exilio. Durante la Reconquista los árabes construyeron gran cantidad de torres de defensa para la ciudad; así, al oeste Torremolinos, al norte Puerto de la Torre (antiguo camino a Anteque- ra), al noroeste las 11 torres de Alhaurín de la Torre (de las que no quedan restos) y la torre de Alhaurín el Grande y al este la de Torre de Benagalbón. La conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos en agosto de 1487 supuso un episodio sangriento en la guerra final por la conquista del Reino de Granada. Después de un largo asedio cortando las entradas de agua y víveres a la ciudad, desde el 5 de mayo al 18 de agosto, el poderoso ejército castellano formado por 12.000 jinetes, 25.000 infantes y 8.000 soldados más de apoyo, logró tomar la ciudad defendida por 15.000 gomeres africanos y guerreros malagueños. El asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista, duró 6 meses y cortó el suministro de alimentos, rindiéndose estos el 13 de agosto de 1487, la población fue castigada a la esclavitud o a pena de muerte, con excepción de veinticinco familias que pudieron permanecer en Málaga, como mudéjares, en el recinto de la morería. La conquista de Málaga supuso un durísimo y definitivo golpe para el reino nazarí de Granada que perdía así su principal puerta marítima. El rey Fernando de Aragón decidió aplicar un castigo excepcional y se negó a conceder una capitulación honrosa para los vencidos. Excepto el grupo del mercader Alí Dordux que rindió la ciudad a espaldas del arraez Hamad al Tagrí o El Zegrí que resisti- ría en el castillo de Gibralfaro unos días más, los 15.000 supervivientes fueron convertidos en esclavos. Entre 5.000 y 6.000 cristianos repoblaron la provincia (1.000 la capital). 14
  • 15. De chupitira Por Juan José Palop COMPÁS DE LA VICTORIA: ECOS DEL BALCÓN Y CASA DE PILATOS EN LA SEMANA SANTA DE MÁLAGA Transcurrida ya la animada Semana Santa de Málaga, que en esta edi- ción de 2009 ha registrado un número excepcional de visitantes, con una ocu- pación hotelera al máximo y la utilización de los autobuses municipales por parte de un millón de usua- rios, con unos incondicionales semanasanteros agrupados en familias para presenciar todos juntos el paso de los tronos, abordamos para el acontecer histórico de nuestra Semana Santa un tema relacionado con las manifestaciones y escenificaciones sacrofestivas de hace un siglo en Málaga, que se enmarcaban en torno al Balcón, y por extensión, a la Casa de Pilatos en el número 2 del Compás de la Victoria. Sobre este tema, el escritor costumbrista Diego Ceano González, presidente que fue de la Asociación Malagueña de Escritores y vicepresi- dente de Siglo XXI, manifestó al que esto escribe hace ya tiempo que, tras consultar una extensa bibliografía y preguntar a historiadores locales, na- da se había encontrado con referencia documental sobre la curiosa denomi- nación del mencionado inmueble, salvo un dato obtenido tras la charla con un vecino del barrio victoriano. Según José de Labordeta, antiguo morador de la zona, el origen del nombre Balcón y Casa de Pilatos le venía al inmueble de las representa- ciones del Vía Crucis que se escenificaban el Viernes Santo en la confluencia de la Plaza de la Victoria con el Camino Nuevo, representaciones que se sucedían en procesión partiendo de la iglesia de San Láza- ro, y discurrían por calle Amargura camino del Monte Calvario. Por la década de los años 20 del siglo XX, sobre todo, y en el marco de las mencionadas escenifi- caciones del Viernes Santo con el Vía Crucis como fondo, la primera estación penitencial se hacía a las puertas del templo de San Lázaro, junto a la cruz de piedra que aún permanece allí intacta desde el año 1753. Y ante el vecino edificio de enfrente de la iglesia que señalamos como la Casa de Pilatos con su balconada en el primer piso, tenía lugar la representación semanasantera. En esa grande y bella balconada del edificio, que formaba esquina con el comienzo de calle Amargura, un hombre vestido de “Pilatos” se lavaba las manos ante la multitud de personas allí reunidas –en este caso fieles-, al hilo de la narración evangélica de la Pasión de Cristo. Por esa circunstancia, los vecinos de entonces dieron en llamar a la balconada “Balcón de Pilatos”, y por extensión “Casa de Pilatos a todo el edificio. En aquellas escenificaciones del Viernes Santo, además de romanos y hebreos, no fal- taban entre la muchedumbre los comerciantes ambulantes que voceaban lo mismo limones para subir al Calvario, que papas de menta, cañadú o madroños. ¿Qué fue de aquella “Casa de Pilatos” levantada en la época en que se construyó el Compás de la Victoria sobre 1870, tras la desamortización de Mendizábal que acabó en el barrio victoriano con el con- vento de Frailes Mínimos –luego Hospital Militar y hoy Hospital Doctor Pascual- y con su compás mona- cal bordeado de álamos? La casa fue comprada por el publicista y periodista malagueño Antonio Bueno Muñoz en la cantidad de 900.000 pesetas al asesor mercantil León Sanz Jiménez. Antonio Bueno, a través de la constructora Vita, convirtió ese número 2 del Compás de la Victoria, de sólo dos plantas altas entonces, en el actual edificio moderno de nueve plantas altas, en cuyos bajos figura una sucursal que fue primero de la Caja de Ahorros de Ronda, entidad hoy integrada en Unicaja. 15
  • 16. Ilustrados por el vino Por Manuel Martínez Molina LA COPLA EN MÁLAGA. SUS ORÍGENES. TRÍO DE ASES. La copla, también llamada canción española, como acontecimiento ibé- rico de naturaleza y esencia andaluzas, no tiene fecha ni creador; es un hecho que ha estado madurando durante siglos, porque ya en la Andalucía romana, según referencias de Plínio y otros autores latinos, se formaban coros de canto y baile, que desde Gades, Malaca y otros puertos, embarcaban hacia Roma, donde mostraban el arte exclusivo e inimitable de la Bética, para emperadores y nobles en fiestas y bacanales. Dos duquesas se disputan/ los amores de un torero, Cada vez que te veo/ los zinogiles, no se llama Pepe-Hillo/, se llama Pedro Romero. se me ponen los ojos/ como candiles. Las dos estrofas precedentes, son tonadillas populares del siglo XVIII; sin embargo no las hemos escuchado como coplas, durante los años dorados del siglo XX, ni cuando el mayor apogeo de la canción española como acontecimiento artístico, ni como suceso cinematográfico o teatral, aunque no nos sor- prenderíamos si se nos dijese que formaron parte de repertorios amplios y selectos como los de Concha Piquer, Miguel de Molina o Juana Reina, siendo muy probable, que de haberlas conocido tan extraordina- rios intérpretes, las habrían exigido a sus letristas y compositores. Las dos duquesas existieron, fueron anfitrionas en infinidad de reuniones lúdicas, y ejes de la diversión en la corte, organizando fiestas inolvidables en sus correspondientes palacios y jardines de Osuna y de Alba con asistencia de reyes, nobles, intelectuales, toreros y artistas como María Antonia Va- llejo Fernández, “La Caramba”, figura deslumbrante y señera en aquel Madrid castizo, recuperada para la inmortalidad por una copla inolvidable de doña Concha Piquer, compuesta para ella por Rafael de León y Manuel Quiroga, o como la malagueña Lorenza Núñez Correa, aquella artista que brilló con luz propia en la tonadilla popular española y con tan extraordinario timbre de voz, que solicitada para espectáculos de ópera, siguió carrera como gran diva y “Prima Donna” de la lírica, inspirando en Italia al mismísimo Rossini, que compuso una ópera para ella, consiguiendo pasear por toda Europa el portento de su voz. A ella se refieren los carteles y periódicos de la época, suprimiendo su apellido paterno, para citarla como Lorenza Correa, interpretando con tan gran éxito en París, que hasta el emperador Napoleón I, encantado con tan importante descubrimiento, repitió asistencia a sus actuaciones, durante diecisiete actuaciones seguidas. En el siglo XIX y acompañando a los bailes populares del fandango, el bolero, las seguirillas, las malagueñas o las tonadillas en las celebraciones familiares, reuniones festivas o bailes de candil, a coro o en grupo, se cantaban y bailaban alegres pasos de fiesta y galanteo satirizantes, exaltadoras, moralizantes, pícaras y también patrióticas, con clarísimas alusiones a los invasores franceses de la Guerra de la Inde- 16
  • 17. pendencia, casi siempre víctimas de la astucia de algún chulo español, o de una maja que les envenenaba la rueda de tejeringos o el chocolate. Llevan las cigarreras/ en el roete, No nos queemos en casa/ solo por farta e dineros Un cigarrillo habano/ para su Pepe. cuando er barrio toito/ entero se va a meter en la plasa. Extraordinarias letras llenas de poética picardía, para poner salero y gracia a la intervención de las flamencas, aderezando la escena con alegre y rítmica coreografía, como corresponde a dos textos que procedentes de la sabiduría popular, sonaban en ferias, romerías, plazoletas, verbenas, lavaderos y corralones, cantadas y bailadas como elementos de pícara diver- sión, narrando situaciones casi imposibles, porque las cigarreras no salían de la fábrica de tabacos hasta el final de la jornada, pudiendo amamantar a sus niños, si eran madres, en un espacio interior y registradas a la salida. Más complicada es la situación que narra la siguiente letra, donde la maja, a sabiendas de la escasez de recursos que padece el bandolero al que ama, no encuentra inconveniente en exigirle que la lleve a los toros, el más importante espectáculo en aquella España de mediados del XIX, insinuándole en la parte del texto no reproducida, el empeño de un reloj conseguido con malas artes, o cualquier otra fórmula prohibida impropia de personas decentes, que parece habitual en la pareja, con tal de no perderse la corrida, y es que seguramente, la muchachada de aquella España, bebía los vientos por Pedro Romero, aquel apuesto torero rondeño, que tantas coplas, bailes y fervores popula- res despertaba, capaz de apartar de su camino a los mismísimos Pepe-HIllo y Costillares, también favori- tos de buena parte del pueblo llano, así como de la manolería, la chispería, la nobleza y la corona. Cuando Pedro Romero/ pisa la plaza, no hay otro hombre en el mundo/ de mejor planta. Hasta encontrar el texto que antecede, he intentado sondear en los albores de la copla, aquellos principios necesarios para llegar a la constatación de una realidad imparable, gracias a la decisión sobera- na del pueblo, que demandando un aumento en los cre- cientes resortes folklóricos del cuplé y las variedades, desemboca en la llegada a escena de una legión de can- cioneras graciosas, guapas y chulas con voces, miradas, gestos y matices casi exclusivos de Andalucía, también cancioneros, orquestas de incomparable sonoridad, guitarristas, cantaores, pianistas, bailarines y palmeros que realzan la escenografía, capaces de poner teatrali- dad, efectismo, atractivo y animación en las actuacio- nes, porque cada copla que se canta es un drama, un romance o una fiesta popular con exposición, nudo y desenlace, como cualquier composición teatral, conta- da en el brevísimo espacio de tres o cuatro minutos, en los que letra, voz y gestos son los elementos principa- les, pero la puesta en escena tiene casi el mismo rango, considerándose primordial la vestimenta castiza, sin olvidar mantones, batas de cola, castañuelas o esti- lismo taurino y campero. Estamos en la primera mitad del siglo XX y el arte musical del pueblo sencillo y llano, pasa de las calles, plazas y saraos populares, a ser puesto en escena sobre los escenarios de muchos teatros en España 17
  • 18. y América, donde el público ha de pagar por disfrutar de veladas incomparables, con artistas y elencos que gozan del fervor popular, consagrados por la sabiduría del pueblo, y para los que trabajan maestros compositores de talla incuestionable, como los ya citados León y Quiroga, además de Quintero, Solano, Clavero, Valerio, Ochaita, y una larga nómina para la nostalgia, resultando determinante el hecho de que los Hermanos Machado, ya han escrito y estrenado con gran éxito “La Lola se va a los Puertos” en 1929 con Lola Membrives, pero que además han publicado una extraordinaria cantidad de letras cantables por sevillanas, malagueñas, soleares, polos, seguirillas, boleros y tonadillas, con la calidad y la gracia que les identifica, como la que sigue que es una soleá de Manuel: Ojitos de terciopelo,/ labios de color morado;/ dame gitanilla un beso./ Dame un beso gitanilla,/ que pierda el conocimiento. Durante la época republicana y la guerra del 36, transición del género ínfimo, las variedades y el cuplé hacia la nueva era del espectáculo que augura un esplendoroso porvenir en el arte musical llamado copla, se comienzan a gestar los acoplamientos de artistas, músicos y sobre todo empresarios que eligiendo entre las grandes voces disponibles, organizan temporadas fijas en las principales ciudades, o giras con arreglo a los repertorios de cada artista, para que en los años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo XX, España sea un mosaico de canciones famosas, muchas de ellas obras maestras del género, en gargantas privilegiadas y capacidades escénicas como corresponde a la importancia de Concha Piquer, Miguel de Molina, Juana Reina, Estrellita Castro, Imperio Argentina, Lola Flores, Manolo Caracol, An- tonia Moreno, Miguel de los Reyes, Marifé de Triana, Rafael Farina, La Niña de La Puebla, Antonio Mo- lina, Juanito Valderrama, La Argentinita, Angelillo, Pepe Pinto, El príncipe Gitano, Rocío Jurado, Mano- lo Escobar, Manolo El Malagueño, Isabel Pantoja, Luís Lucena y muchos más, porque las estrellas de este firmamento brillaron, lucen y suenan gracias a la magia de la radio y a la fuerza de sugestión que sobre las masas tiene la imagen televisiva, formando una relación tan extensa que hará inevitable que algunos lectores, los más interesados y los más entendidos echen en falta a principalísimas figuras, que tienen el mismo rango o tal vez mayor, que algunas de las citadas aquí, porque con este trabajo no pretendo contar tan apasionante historia, sino aproximarme respetuosamente como lo que soy: un modesto aficionado. En Málaga, el teatro Cervantes y el Café de Chinitas fueron los principales santuarios por los que desfilaron casi todas las estrellas de esta galaxia, sin excluir a otros locales y carpas, donde también se gozó con la magia de la copla española. Aquí abrieron el telón de las maravillas, artistas de la talla de Lola Membrives, Pilar López y su hermana Encarnación la Argentinita, Candelaria Medina, Pastora Im- perio, Dora la Cordobesita y Amalia Molina, grandes triunfadoras que sirvieron de espejos a las nuevas divas del folklore, que haremos desfilar por un hipotético escenario, que se abre para regalo de nuestros sentidos, con actuación estelar de nuestra histórica diva Lorenza Correa, (1875 - 1935 ?) que enamorada y rendida de sueño, susurra a nuestro oído esta nana extraída de su repertorio: Cuando me duermo,/ el majo que me vela/ me quita el sueño. Son sus caricias/ mi bien más preciado/ y mis albricias. CONCHA PIQUER: Descúbrase el universo ante esta completísima valenciana, que llegó al gé- nero ínfimo desde los Estados Unidos, precedida de la buena fama conquistada con sus portentosas cuali- dades y mediante un lanzamiento inusual en Europa, pero es que lo merecía un currículum tan espectacu- lar en el teatro y el cine norteamericanos. Tras varios años en las variedades y pruebas convincentes en espectáculos mixtos al estilo tonadilla-copla-cuplé, Concha toma posesión de su reino, mandando y do- minando con la autoridad de su aterciopelada y potente voz de oro, repleta de variadísimos tonos y ener- gías de mujer fuerte insuperable. Lo que canta ella, puede considerarlo perdido quien se le haya anticipa- do, y sus creaciones tienen vocación de eternidad: Ella fue La Lirio, la enamorada de un desconocido, 18
  • 19. hermoso y rubio marinero, que le confía sus descalabros amorosos, entre sorbos del aguardiente que ex- pende un tabernucho del puerto con “Tatuaje“; también fue “La Parrala”, “ La Caramba”, “La Petenera”, la que pone a hervir nuestra sangre patriótica “En tierra ex- traña”, la que ama apasionadamente al bandolero “Luís Can- delas”, “Lola Puñales”, “La Ruiseñora”, “Lola Clavijo”, “Do- lores la Piconera”, “Trece de mayo”, “No me llames Dolo- res” y el palomo ladrón que estrenó “Ojos Verdes”, compues- ta para Miguel de Molina. Concha Piquer lo fue todo en su imperio y para agrandarlo conquistó Málaga, entregándose desde el teatro Cervantes en sucesivas ocasiones, aunque también desde el Vital Aza transformándose en una malague- ña más, como reza el cuarteto que sigue: La niña de Puerta Oscura/ a verlo no ha vuelto ma,/ y Má- laga la murmura/ del Palo hasta el Limonar. MIGUEL DE MOLINA: Pronto abandonó Miguel los aires mediterráneos de su Málaga natal, para ir al encuen- tro de las candilejas en ambientes más curtidos en el arte de Talía como Barcelona, Madrid, Valencia o Sevilla, porque Miguelito Frías Molina era un espectáculo andante, una flauta mágica, una sorpresa permanente en su espíritu in- novador. Costurero y bordador de su vestuario, que colapsaba las cer- canías de los teatros, porque era el artista total, dotado de unas excelen- cias que levantaba pasiones no solo en las coplas y los bailes, sino tam- bién en las miradas, los plantes y las estampas fijas, debido a su gran afán por la variedad, el estilismo y la creación de escenas con asombro- sa belleza plástica, como en el baile de “La Malagueña y el Torero”, una actuación en la que aparecía de chispero con capa y montera, para la que exigía a su pareja femenina riguroso atuendo de rebocillo y ca- ramba, como rezaba el canon clásico de este baile en sus principios. Miguel fue un monstruo irrepetible, imposible de imitar, fracasando todos los que lo intentaron, entre los que hay que citar a Tomás de An- tequera, que se conformó con mimetizar su vestuario y colgarse exage- radísimos caireles en las castañuelas y las botas. Miguel Frías de Molina, el mito que alejado de sus incondicio- nales españoles para siempre contra su voluntad y la nuestra, convirtió a la Argentina en su patria de adopción, gracias al amparo del general Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte, a los que dedicaba siempre que podía: “La otra”, pieza pre- ferida del matrimonio presidencial. Desde Buenos Aires se proyectó a toda América, que lo adora y lo venera como la propia España, en donde él se creía olvidado, aunque se le recuerda, se le venera, y cada vez se le conoce mejor, tributándole frecuentes y encendidos homenajes. Para él se creó la composición “OJOS VERDES”, inolvidable pieza maestra de la música lírica en español, mantenida siempre en su repertorio, que todos y todas cantaron, aunque su maestría no la ha po- dido superar nadie, así como “La bien pagá”, “Los Piconeros”, “Mari-Cruz”, “Don Triquitraque”, “Tri- niá”, “ La otra”, “Agüita del querer”, “Mi Rita bonita”, “La Caracola, “Café de Chinitas”, y tantas otras piezas inolvidables, que forjaron un personaje irrepetible, tan importante que hasta Manuel Falla lo eligió para representar “El Amor Brujo” con Pastora Imperio y Antonia Mercé, en gira por España y América. Formó parejas de baile con Pilar Calvo, Adelina Durán y Soledad Miralles, muy efímeras todas a causa de sus exigencias y caprichos de divo, siempre reconocidos, hasta desembocar en contrataciones de un solo uso. Reclamado por la gran pantalla, también hizo algunas películas, abriendo de par en par las puertas del celuloide a la canción española, que se prodigó en estrenos y éxitos cinematográficos de todas las es- 19
  • 20. trellas del género, como iremos descubriendo, así como en un éxito creciente del negocio discográfico, porque el malagueño más universal de la música era un imán conectando desde las tablas: Por ti yo sería capaz de matar/ por ti contaría la arena del mar,/ y que si te miento/ me castigue Dios./ Eso con la mano/ sobre el Evangelio,/ te lo juro yo. JUANITA REINA: Completísima artista sevillana de la canción, el teatro y el cine, que todo lo hizo bien, entregándonos gracia andaluza a raudales en cada actuación. Quien la contempló en vivo, no olvidará sus paseos al compás de zam- bras o tangos, viviendo el pasodoble en cada centímetro del escenario, deslizándose sobre el suelo con una majestuosidad imposible para las demás; es otra reina con mayúsculas, que pone más vida donde ya la hay; su poder sobre las tablas es omnímodo, e imposible que no nos atrape “La Ventolera”, o no bailemos física y mentalmente al alegre ritmo taurino que marca su “Capote de grana y oro”, incomparable pieza maestra igual que su hermana “Francisco Alegre”, que han hecho vivir a muchos millones de personas, durante muchos millones de horas, la alegría del pasodoble español; dos canciones que hicieron millonaria a Juanita Reina su creadora, en tiempos de estrecheces eco- nómicas y alimentarias, imprescindibles en antologías, películas, con- ciertos, verbenas, cruces de mayo y corridas, dignas de representar a España en cualquier foro. Es la más cualificada folklórica en la pantalla, opinando algu- nos entendidos que si su presencia no hubiese sido tan importante en la copla y el teatro, podría haber vivido del cine, en el que nos dejó su “Lola la Piconera”, “Serenata española”, “La Blanca Paloma”, “Canelita en rama”, “La Lola se va a los puertos” y algunas más, dando prueba también de sus prodigiosas dotes escénicas en innumerables giras teatrales, visitando Málaga para ofrecerse desde el Teatro Cervantes, ante un público rendido a sus encan- tos, su arte escénico y sobre todo a un inmejorable repertorio cantado con maestría e impecable dicción. Esta gran dama de voz inmortal que nos ofreció Sevilla, vive entre los malagueños, porque sigue sonando en las canciones citadas, además de algunas otras como Madrina, Yo soy esa, Soberana, Una cantaora, Canastero y muchas más en un repertorio cinematográfico y teatral para la historia. Cantado la Lola,/ se va por los mares…,/ se va por los mares…,/ pero no murmures,/ de que vaya sola…,/ voy con mis cantares…/ Tras una dilatadísima carrera de éxitos y algunos paréntesis, con espaciadas salidas a escena junto al bailarín Caracolillo su marido, con Pepe Pinto u otros artistas de éxito, doña Juana Reina Castrillo, ya prácticamente retirada, volvió al espectáculo “AZABACHE” de la exposición universal de Sevilla, donde pudo comprobar que su aureola de heroína seguía intacta, sus adoradores igual de fieles, los aplausos in- terminables, pero su voz le recordaría cada noche, la sabia decisión de retirada que no debió interrumpir, aunque el evento fuese tan importante y tan universal, como realmente fue la “Expo”, porque en aquel teatro cantó la queridísima, muy celebrada e inolvidable “Reina Juana”, pero hasta ella misma debió sen- tir añoranza por aquella Juanita Reina de pocos años antes… la que se fue con sus cantares… se fue por los mares Juanita Reina… o tal vez ascendió hasta las estrellas. NOTAS: La ilustración gráfica del debut de Concha Piquer en el teatro Vital Aza, pertenece a la colección de don Joaquín Millán Molina, por cuya gentileza se incluye en este escrito. La segunda parte de esta trilogía de La Copla, continuará en el mes de septiembre con el siguiente título: “ TODA LA COPLA EN MÁLAGA: CUADRO DE HONOR ” Feliz verano a los lectores de El Avisador. Fe de erratas.- En el artículo anterior cometimos un error de transcripción, por lo que donde dice: “Panis Noster” debe decir: “Panem Nostrum”. 20
  • 21. LA EXPOSICIÓN FILATÉLICA MALAGUEÑA Por Manuel Martínez Molina En los salones del Ateneo malagueño, esa gran institución cultural de calle Compañía tan arrai- gada en la ciudad, hemos podido disfrutar entre los días 13 al 17 de mayo de una interesantísima exposi- ción filatélica, con nutrida concurrencia de público y participantes. Es un evento que nos ha presentado el casi desaparecido “Círculo Filatélico y Numismático”, refundado por nuevas personas entusiastas, amantes del coleccionismo de sellos, monedas y sus abundantes complementos, pero con una visión desencorsetada, dinámica y abierta, poco habitual en la Málaga filatélica que hemos conocido en pasa- dos tiempos, aunque a partir de ahora, el círculo se abre de par en par a un coleccionismo libre de intere- sados controles estatales y despotismos mercantiles. Ante esta nueva forma de hacer camino y por un propósito tan laudable, se brindó con Quitape- nas, que puso al alcance de todos, una copa del buen vino que cría en sus bodegas, ofrecido por una guapísima flamenca y magistral escanciadora que con profesionalidad y elegancia en el arte de la Ve- nencia, invitaba a la degustación. La filatelia es por cantidad, calidad y universalidad una generosa matrona, que está mirando a todos los que buscan elementos de cultura gráfica en otras fuentes. Esta enseñanza que la exposición nos ha ofrecido, predicando con el ejemplo y también buscando elementos de concordia por caminos no filatélicos, sólo puede añadir pluses de catego- ría, elegancia y buenas maneras, en un mundo sobrado de prepotencia. El Círculo se nos presenta en esta muestra como una asociación sin fronteras ni tabiques co- lectores, como una orga- nización sin complejos, ante la posibilidad real de que algún día pueda contar en su junta direc- tiva con algún miembro no filatelista, porque en definitiva, la esencia argumental de este coleccionismo es coincidente en la búsqueda de pequeños tesoros de papel impreso, que unos encuentran en las emisiones periódicas programadas por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, y otros en múltiples yacimientos dispersos por infinidad de rincones, donde esperan una mano con mentalidad nostálgica, que los rescate del olvido y los incorpore a una nueva vida útil, en la cons- trucción de historias o episodios que puedan trascender, hermanándolos entre sí o junto a tarjetas máxi- mas, sobres primer día, enteropostales, sellos o matasellos, aunque no estén dentados ni en bloques, ni en pliegos, ni matasellados, pero que forman parte del mundo íntimo de personas con inquietudes, que viven las particulares ilusiones y emociones que el coleccionismo proporciona. Los visitantes hemos podido disfrutar con interesantísimos cuadros de filatelia, preparados por inquietos coleccionistas de diferentes edades y profesiones; algunos hemos tomado notas de aquellos detalles que nos han parecido novedosos y acordes con la nueva era de renovación anunciada y plasma- da en algunos de los paneles expuestos; yo para contarlo a los lectores de esta revista, pero también para felicitar al nuevo presidente don Antonio Torres y su equipo directivo, deseándoles buenos augurios en nombre propio y también en el de “El Avisador Malagueño”. “MI QUERIDA ESPAÑA”. Sellos, Censuras y Marcas Militares.(1931-1945) Con este título se ha manifestado el coleccionista José Francisco Suárez Onrubia, planteando un inteligente hermanamien- to entre la forma tradicional de presentar los sellos del tema que le apasiona: “República, Guerra y Pos- 21
  • 22. guerra”, con un gran valor añadido, consistente en la exposición intimista de sus reflexiones personales, a través de textos concisos y claros, así como documentos relativos al hecho histórico que quiere servir- nos a través de su colección, en la que están todas las piezas filatélicas y no filatélicas que interesan al buen fin de su historia. Los cuadros de José Francisco son dignos de contemplar en su conjunto y detalladamente, por- que ilustra sus comentarios con encomiable esencia filatélica, patente en viñetas patrióticas, rarísimas censuras, pequeña cartelería y elementos propagandísticos de los dos bandos con muy adecuada varie- dad iconográfica, junto a una narración a ráfagas, entre aviones, submarinos, barcos, trenes, camiones, trincheras y cuerpos militares de Infantería, Caballería, Legionarios, Regulares, Brigadas Rojas o Legión Cóndor y símbolos como banderas y escudos de uno y otro bando, sin que falten a la cita aquellos nom- bres propios de tan relevantes acontecimientos como Franco, Azaña, Largo Caballero, Calvo Sotelo, Pasionaria, Unamuno, Pablo Iglesias, Alcalá Zamora, Sanjurjo o Queipo de Llano por citar a algunos, porque son muy pocos los protagonistas ausentes en esta cita. El coleccionista ha sabido aflorar una historia, que relata sin decantamientos ni favoritismos per- sonales, con un afán de equilibrio conciliador que le honra, y en definitiva con mentalidad abierta y li- bre, porque para él, aquella época que vivieron sus abuelos, terminó también hace muchos años; por eso nos habla en el tramo final, de manos tendidas para la reconstrucción de aquella su “Querida España”, hecha añicos y hambrienta. En esta muestra del Ateneo se han de abrir dos caminos para la contemplación; el primero conduciría al mundo filatélico, que nos ofreció colecciones muy bien estructuradas por personas con oficio como Gabriel Fernández Soto, que aborda muy inteligentemente el juego del ajedrez y su historia en un buen trabajo titu- lado “Mosaico ajedrecístico”. Vale la pena re- crearse con Luis Alemany Indarte, que cuenta con piezas, bloques, pliegos y valiosísimas pruebas dignas de conocer, nada raro si se mira el impresionante palmarés que le adorna, o se analiza el extraordinario material que expone sobre el XIX Centenario del Pilar, aunque en general se puede apreciar en casi todos los participantes el ya tradicional hábito aseado, ordenado y pulcro de hacer las cosas de manera uniforme, con arreglo a una disciplina casi militar, seguida por todos como si de un dogma se tratara. La otra vía que conduce al coleccionismo “libre”, se presenta como un maremagno para salir del paso, que no se ha sabido conducir razonablemente, porque no todo vale en una exposición, donde se ha de convocar al disfrute de algo especial, sorprendente o aleccionador, que agrade al que lo contemple, para que lo transmita con interés, contagiando el deseo por acudir al encuentro con agradables sensacio- nes. Sabemos que existen muy buenas colecciones que se han de localizar, para ofrecer a sus titulares la oportunidad de participar, cosa que a lo mejor están deseando, como también resulta imprescindible contar con un comisario o grupo, que separando lo bueno de lo que no lo es, se encargue de la adecuada selección, porque es también ineludible el respeto por la gente. Lo más digno de este apartado, flojo en su conjunto, es la brecha que Francisco Bravo apunta desde una participación interesante que sabe a poco por su brevedad; este coleccionista muestra sus tar- jetas postales de buenos ilustradores universales, que ordenadas adecuadamente, no sólo hablan del arte cromolitográfico, sino que nos cuentan la historia del correo en el mundo, mostrándonos escenas huma- nas coleccionables, típicas en el siglo XIX, entre escudos, monedas o sellos de asombrosa maestría grá- fica, junto a un cuadro de nostálgicas tarjetas postales con más de un siglo de antigüedad, que nos hablan de atávicos recuerdos en tranvías tirados por mulas o a tracción mecánica, circulando por la Má- laga del ayer. 22
  • 23. Historias del deporte en Málaga Por Jesús Hurtado Navarrete “NITA” LA FOOTBALLIER DEL SPORTING “Nita” tenía una peculiar afición, que para la época en que vivió, era toda una locura. Jugar al foot-ball. Anita Carmona Ruiz había nacido en el popular barrio malagueño de Capuchinos el 16 de mayo de 1908, desde ya muy pequeña “Nita” que era su apodo al ser la menor de cuatro hermanos, vio cómo en plazas, jardines y explanadas de su barrio el nuevo deporte de “pelota con el pie” crecía a modo imparable. Su padre Andrés, trabajaba en el puerto de Málaga en tareas de estibador y fue allí donde en más de una ocasión y de la mano de su madre, vio jugar al fútbol en las amplias explanadas del muelle. La mayoría de aquellos pioneros “footballiers” eran marinos ingleses que se ejercitaban propinando patadas a una reluciente pelota redonda. Una afición a este deporte que poco a poco “Nita” fue superando ante el entones absurdo cliché según el cual, el fútbol era cosa de los hombres. Calamidades no pasó, pero sí castigos morales y nu- merosas descalificaciones, cuando ya en edad juvenil parti- cipaba en los partidos que se disputaban en la explanada cer- cana al cuartel de Artillería y a lo que años más tarde, en 1925, se convertiría en el campo de las Escuelas Salesianas (Oratorio Festivo) del Padre Francisco Míguez Fernández, hoy día popular campo de Segalerva. En ciertas ocasiones y a consecuencia de los diversos arañazos y magulladuras que se llevaba entre tantas patadas y empujones con los chicos, sus padres la castigaban durante un tiempo prohibiéndole salir de casa. Todo venía además forzado por el consejo moral del entorno vecinal, que por el hecho de que se le asociara más con niños y con la agresión y la competitividad del fútbol, contribuyó a que se le considerara inadecuado para el proce- der de una dama. Siendo además su tío médico de la familia el que aseverara constantemente que lo que hacía era perju- “Nita” Carmona, foto archivo familia Ruiz Domínguez. dicial para la estructura corporal de la mujer. Ni caso hizo… Anita Carmona para no ser descubierta y castigada, se recogía el pelo con las típicas gorrillas y boinas que utilizaban los jugadores para no llevarse cortes con las correillas del balón y se vendaba el pecho con el fin de aparentar ser un chico y así no ser descubierta por todos aquellos que le reprobaban su afición descarada por un sport machista. Si en aquellos tiempos, el ver a una persona sudorosa correr tras una pelota estaba ya mal visto, imagínense en una mujer. La llegada del Padre Míguez sobre 1921 al barrio capuchinero, fue sin duda la mejor vía de escape y su gran oportunidad para jugar al fútbol. Míguez nacido en la localidad de Corvillón (Orense) era un enamorado de este deporte y al amparo de las directrices educativas salesianas, fundaría el Sporting de Málaga, equipo que con el tiempo sería uno de los más representativos de la ciudad. Un equipo que tenía el lema salesiano de “El deporte fortalecía el cuerpo y que el espíritu se en- trenaba en el estadio de la Santa Misión” destinaba todos lo beneficios económicos para adquirir ropas, calzado y obsequios para los colegiales y niños más necesitados del barrio y que cada domingo disfruta- ban de los muchos partidos que se disputaban en esos terrenos entonces propiedad del cercano Sanatorio. Con la inauguración de este campo de fútbol, “Nita” Carmona, pudo vincularse en el Sporting, primero como colaboradora del masajista, Juanito Marteache y encargada de lavar la equipación, cosa que 23
  • 24. hacía a escondidas en casa de su mejor cómplice, su abuela Ana. Después como jugadora en algunos par- tidos que su equipo disputaba fuera del barrio para así no ser reconocida. Su aspecto fornido y tosco le permitía desempeñar un buen papel en la delantera del Sporting Club y que a tenor de la vestimenta deportiva de por entonces, con calzones largos, medias altas y camisetas en cierta medida holgadas, apenas se podía distinguir sus formas femeninas. Según Miguel Ángel Carmona, familiar lejano de Anita, tiene conocimientos de que esta pionera jugadora de fútbol fue muchas veces invitada por José Del Pino, fundador del Victoria Eugenia para jugar encuentros en el Rosaleda Stadium, campo de fútbol que por entonces existía cercano al hoy día Estadio de La Rosaleda. Con el nacimiento de la Federación Sur y la Junta local de árbitros, la prohibición de poder jugar una mujer en una competición para hombres, limitaría la presencia de “Nita” en los campos de fútbol hasta el punto que algunos guardias urbanos controlaban, a demanda Fede- rativa, los partidos que se disputaban en Segalerva por si ella salía a jugar y así ser denunciada. En algunos en- cuentros pasaría por alto por su constitución fuerte y aguerrida, en otros tuvo que retirarse del terreno de juego al ser descubierta o delatada por los que todavía no lo veían con buen criterio. Entrada la II República, y a partir de la aplicación del artículo 40 de la Constitución de 1931, se eliminó la diferencia sexual en la consideración de las dis- ciplinas deportivas y, en consecuencia, surgieron varia- das asociaciones femeninas de deporte. Se dio importancia al comentario técnico sobre el frívolo en la prensa y se impulsó la práctica de la nata- ción, tenis en los Baños del Carmen, así como excursio- nismo y atletismo, llegándose a celebrar diversos cam- peonatos en Málaga coincidiendo casi siempre con su Feria. Esta pundonorosa mujer, todavía una gran desco- nocida en el deporte malagueño, abriría el denominado fenómeno del proceso de inscripción de la emancipación de la mujer en el deporte. Anita Carmona fallecería joven, a la edad de 32 años víctima de una fiebre exantemática, la conocida por entonces como “el piojo verde”. Fue enterrada con la camiseta del Sporting de Málaga en el cementerio de San Rafael en presencia de muchos jugadores y compañeros que compartieron con ella partidos y alineaciones “secre- tas”. De su valedor, el Padre Míguez, apodado “el pa- dre de los pobres” se sabe que murió cuatro años antes, en agosto de 1936, tras ser fusilado por tropas milicianas en el conocido “Camino Suárez”. Fue Beatificado por Benedicto XVI junto con otros 497 mártires el 28 de octubre de 2007 en Ro- ma. 24
  • 25. La jabalina Por Vicente Manchado LOS CONCURSOS JUVENILES DE FORMACIÓN PROFESIONAL Este mes cierra, como se diría en lenguaje futbolístico, una temporada que se inició en septiembre del 2008, y por ser el último mes, no deseo que nos marchemos de vacaciones sin dedicarle un cariñoso recuerdo a los com- pañeros con quienes compartimos clases y cursos en la antigua ISFF, hoy Instituto Rosaleda y a un evento a nivel nacional, que en esos años se celebraba en el mes de mayo. Era el Concurso Juvenil de Formación Profesional Industrial y Artesano, en el que todos los alumnos de las diferentes escuelas de Formación Profesional de España tenían la opción de participar, tras haber destacado en los trabajos realiza- dos a lo largo del curso. Aunque este certamen tuvo muchos años de vida, voy a referirme concretamente al del curso esco- lar de 1963 en que la fase andaluza de las XVII Olimpiadas de Trabajo se celebró en Huelva. Los profe- sores de nuestros talleres llevaban meses mirando y comprobando los trabajos y piezas que cada alumno iba realizando ya fuese en torno, chapa, automovilismo, artes gráficas o cualquier otra actividad profesio- nal que estudiábamos y practicábamos, con miras a rea- lizar la selección de los mejores. Una vez elegidos, estos realizarían unas pruebas más específicas, siendo los me- jores de cada una de ellas los seleccionados para repre- sentar a nuestra escuela y a Málaga en el concurso de Andalucía; alcanzando la final nacional, que ese año se celebraría en Málaga, la ciudad andaluza cuyo centro ganase. Seguramente entre los compañeros que nos va- mos a reunir en almuerzo de hermandad, el próximo día seis de junio en la venta de El Túnel, en la primera con- vocatoria del año y a la que asistirán como de costumbre algunos de los profesores que tuvimos, habrá alguno que participara en el concurso, ya que ese año, la conocida como escuela de Franco, tuvo siete campeones juveniles a nivel nacional que recibieron sus medallas acreditati- vas, el 1 de mayo de 1963,en la recepción celebrada tras la tabla de gimnasia conmemorativa del día de los traba- jadores, realizada en el campo del real Madrid, Santiago Bernabeu, de manos de Francisco Franco, jefe del esta- do del anterior régimen. En la sección de Artes Gráficas éramos seis alumnos ese año: un fotograbador, Adolfo Toro; tres tipógra- Don José Luis Manso fos, Francisco Gutiérrez, José Luis Manso Tro, y el que sus- cribe, Vicente Manchado; así como un maquinista y un encuadernador, de quienes no recuerdo sus nom- bres. Todos bajo la tutela de los profesores don Manuel Mahave y don Enrique Galveño. En la selección A, de jóvenes de 17 años, tuve la gran satisfacción de ser seleccionado, y ruego me disculpen por lo que 25
  • 26. se pueda malinterpretar como vanidad, que no es tal, sino un gran y cariñoso recuerdo; y en la B, menores de 16 años, José Luis Manso Tro. Ambos fuimos llevados a Huelva en la antigua furgoneta de pasajeros de la escuela, donde se celebró la primera fase del campeonato, siendo José Luis Manso, tras ser el prime- ro en la modalidad que ambos representábamos, quien conseguiría un lugar en la final que se celebraría en mayo en nuestra ciudad. Desafortunadamente no recuerdo quiénes fueron los otros seis alumnos de la escuela que también llegaron a la final y la ganaron, por ello me referiré tan sólo a que llegó a ser el cam- peón nacional de la convocatoria en su especialidad tras pasar la prueba ortográfica y el dificultoso plan- teamiento del dibujo a realizar, consistente en un castillo de letras, tipografiado con las ya casi desconoci- das letras de plomo, que colocadas una tras otra, una a una, se iban formado las palabras y los textos con que por entonces se hacían todos los libros e impresos. José Luis hizo una gran final, destacando sobre los demás aspirantes, dándole a nuestra escuela la satisfacción de ser uno de los siete malagueños que dejaron constancia del buen hacer de la enseñanza en ella, logrando la medalla que muestra orgulloso en la foto y que mantiene en lugar preferente en su casa, junto a los trofeos ganados como deportista en esos años. El ajilibujili ¿CÓMO HABLA EL MALAGUEÑO? Por Diego Ceano Con mi recuerdo emocionado a mi gran amigo Juan Cepas (q.e.p.d.), del que tanto aprendí. Con la “D”, he de comenzar este mes y creo que peco de Desagerao (exagerado) si digo que esta sección va Dabuten (esplendida). Si vemos que el día esta lluvioso, seguro que escuchamos a algún marengo decir que el día está Daguacielo; si está ladeado, nosotros decimos que está daleao; y si son dos en vez de decir ambos, deci- mos dambos dos; nos dan castaña cuando nos engañan; dan un plante, cuando hacemos un desaire; dar uñate o dar matarile, cuando matan; es un decir o es un poner, es por ejemplo; una mujer degollanta, es una mujer orgullosa; dejarse caer, ir algún sitio; dejuro es como decir te lo juro; y dende, en vez de desde; desaborío le decimos al antipático; y desangelao al que tiene muy poca gracia o algún espacio vacío; si está desbalagao, está estropeado; decimos desbarajuste cuando se ha producido un desarreglo; desconcharse, cuando se estropea algo y de la pared cae un trozo y se desconcha el que invita; descua- jaringao, cuando se produce un desajuste; si corres sin ton ni son pueden decirte que vas deslocá o des- bocá; y si vas mal vestido pueden decirte que estás desmangarillao; una desmanotá es una manirrota; decimos que es un despechugao a la persona que van sin camisa, pero si se queda desnudo totalmente, decimos que se ha despelotao; y si vemos a uno que esta espeluchao, puede ser que esté despeinado o bien que se esté muriendo. Según el escritor Relosillas, a un afeitado se le dice despiltrafe; y decimos que es un despiporre, en vez de decir que la cosa ha llegado al máximo; en los ambientes rurales podía- mos escuchar la palabra desvestía, que era la que se empleaba para decir que el obrero, el hombre de la casa había vuelto después de muchos días de faena fuera de su hogar y en un tiempo que no solían cam- biarse de ropa hasta no llegar a su casa; la diabla o la diablesa, eran carromatos tirados por caballerías, carrozas, caravanas, etc. a los guardias municipales del siglo XIX, le decíamos los disgustaos por la cara que ponían estando de servicio o golillas; las ventas a crédito las hacía el ditero e iba de casa en casa con los artículos a vender y una libretilla; cuando te comías algo con gusto, decías que te habías doblao lo que fuera “esta tarde me he doblao un plato de callos”; a esa persona chismosa y mequetrefe se le decía do- minguillo; en vez de damisela, le decíamos a la mujer joven y hacendosa damiseda; una dorá era el pez dorada; y decíamos de una caja de pasas de mediana calidad, que era una dos caras. 26
  • 27. Mirador del Cerrado Por Luis Azuaga LA FLORA DEL CERRADO Y LOS NOMBRES DE LAS CALLES Los árboles escaseaban en Cerrado de Calderón, la antigua finca de re- creo de los marqueses de Larios, cuando se adquirieron esos terrenos para des- tinarlos a una nueva zona residencial. La única casa existente era el cortijo, que finalizaría siendo el Liceo Francés y el acceso a ella, desde el Morlaco, era un sendero rodeado de cipreses altos y al bor- de del arroyo de El Leñar, chopos y algún álamo. Alrededor del cor- tijo, árboles frutales; y, dispersos en la mitad más baja de la finca, algunos olivos, algarrobos, almendros y eucaliptos. Característicos han sido siempre los pinos en su ladera este. En la parte más alta de la finca los árboles eran casi inexistentes, por lo que calificamos como una iniciativa feliz y acertada la repoblación con pinos de esos terrenos. El resultado fue muy agradable. Lo que sí había, aparte de los restos de antiguas plantaciones de uva moscatel, era muchos arbustos y otras especies vegetales propias de la flora malacitana. Consciente de que la actuación urbanística y las posteriores cons- trucciones anularían parte importante de la flora existente, aunque se preveían actuaciones reparadoras, la promotora tomó la iniciativa de crear una guía florística o inventario de la zona y tomó contacto con pro- fesionales de la Universidad. El catedrático don Alfredo Asensi Marfil y la adjunta doña Blanca Díez Carretas aceptaron el encargo y ellos recolectaron, herborizaron y catalogaron las casi cien espe- cies vegetales más características de la zona. Las fotografías y el catálogo sirvieron como base para los nombres de calles, conjuntos y sociedades (Alcaparra, Retama, Eucaliptos, Cardos, Olivos, Adel- fas, Cantueso, Matagallo, Cardo Cuco, Altabaca, Candilitos y otros). En este contesto, se podría señalar que, desde un principio, se inten- tó escoger nombres para las calles, inspirados en la misma finca y lo que allí había de particular en el principio. Pencas, Pino Padre, Higueras, Asperonales, Liebre, Chopera, Poniente, Meridiana, Ce- rrajera, y solamente andaluces y flamencos aportaban alguna referencia a los promotores. Cuando ya no pudimos intervenir en escoger nombres, aparecieron los del “librito municipal”, como calle Cáceres, Juan Vázquez, Juan Cabanillas, Cueva Piletas o Cayetano Utrera Rabassa, seguramente por ser quien inauguró en 1972 el nuevo acceso a la urbanización. En la “Guía Florística” antes mencionada, queda mucha inspi- ración para los que busquen nombres originales para su casa o calle, como Tomillo, Resbalavieja, Cuer- necillos, Rascavieja, Boca de Dragón, Pie de Liebre, Pepinillo del Diablo, Tetillas, Manzanilla Bastarda, Castañuela o Zarzaparrillas y otras muchas que en estos momentos no me vienen a la memoria. Queridos amigos, ahora, en junio con este escrito, debo considerar concluida mi etapa como cola- borador mensual de esta revista tan singular y entrañable como es El Avisador Malagueño. Así pues, llega el momento de dejar este espacio libre, para otra pluma; lo que no es óbice para que en alguna futura oca- sión podamos volver a encontrarnos en estas páginas, siempre que haya algo interesante que contar. Al igual que nunca podré olvidar la gran experiencia y el enriquecimiento personal que me ofreció la enseñanza y el contacto con la juventud, tampoco olvidaré este año, nuevamente pasado entre letras e historias malagueñas que, forman ya parte de esos recuerdos imborrables que cada uno guardamos. Muchas gracias a todos. Nota de redacción: Desde El Avisador Malagueño, queremos mostrar todo nuestro reconocimiento a don Luis Azuaga por el meritorio trabajo que nos ha ofrecido y que tanto nos ha ilustrado. Muchas gracias y hasta siempre. 27
  • 28. La ventana soleada Por Mercedes Sophía Ramos Jiménez María Teresa Campos Mª Tere Campos, ¿qué decir? Para empezar, una de las voces más bonitas que ha dado el gremio para los medios de comunicación en general, su desparpajo y desenvolvimiento ante un micrófono convence a todos por su talante magistral a la hora de comunicar, su catedral es su espontaneidad, su sabiduría es saber salir airosa antes de que el reloj marque el próximo segundo, sellando la figura de una gran profesional. Mª Tere está acostumbrada a su público y su público también está acostumbrado a ella, es la unión perfecta e imprescindible para que pueda nacer una estrella, un mito divino que forma parte de una gene- ración y se entrega a ella. Sabe dejar atónitos con su palabra serena, a la vez sabe observar las injusticias, exponiéndolas de manera categórica, así se denomina a una mujer atenta y resuelta ante toda aquella alte- ración que falte al sentido de la equidad, ser así, comprometida con la igualdad y con todo lo que facilite bienes comunes y sociales ha favorecido su genialidad, por todo ello, Mª Teresa representa mucho más que lo que la pa- labra presentadora o locutora anuncia. Campos, empieza muy joven su carrera en Málaga al lado del gran maestro Diego Gómez, personalmente la co- nozco como admiradora y a través de mi hermano Adolfo Ramos, músico y compositor, ella trabajaba en Radio Juven- tud y dirigía un programa que se llamaba -“Español Pop”-, recuerdo perfectamente cuando sobre las 14.30h. llamaba a mi hermano por teléfono para concretar asuntos relacionados con su programa y recuerdo que para mí era muy importante que una locutora tan famosa llamase a casa. Teresa, desde su espacio promocionaba nuevos valores artísticos y musicales, haciendo una gran labor, tal vez irrepetible en Málaga, ese trabajo pionero que hacía Mª Teresa desde su pequeño ámbito, ha sido de alguna manera copiado a grandes niveles y por otros medios de mayor poder, sin embargo su trabajo queda en la historia de Málaga como uno de los más innovadores, renovando los conceptos anticuados y creando un antes y un después en la música “Pop” y de autor en nuestra ciudad. Todos los malagueños conocemos la trayectoria profe- sional de Mª Teresa, cuando ella se marchó a Madrid, se nos quedó la radio un poco vacía, abocada a no tener en la antena malagueña su magnífica presencia, muchos fuimos los que enviamos cartas llenas de admiración y buenos deseos para su futura andadura como presentadora en T.V. Sin entrar en años y tiempos, sus grandes éxitos los hemos hecho nuestros y sin dudar en su faceta y trayectoria todavía no tenemos a nadie parecida. La muchacha de voz cristalina, de agua clara, de regis- tros que nos pasea por fuentes y cascadas, se convirtió tal y como estaba predestinado en una de las pri- meras comunicadoras de nuestro país. Compartiendo hoy su gran derroche de cualidades por territorios más amplios y recreando de ello a toda España, para el orgullo de todo malagueño. 28