La Revolución Industrial transformó la sociedad y la economía a través de la mecanización de la producción y el uso de nuevas fuentes de energía como el vapor y la electricidad. Esto llevó al surgimiento de fábricas, la formación de la clase obrera y condiciones de trabajo miserables. Los obreros comenzaron a organizarse en sindicatos y movimientos socialistas y anarquistas para mejorar sus condiciones de vida y derechos.