El aloe se cultiva para usos medicinales y decorativos. Contiene proteínas, minerales, vitaminas y enzimas que pueden usarse para tratar enfermedades del riñón, diabetes, afecciones gastrointestinales y respiratorias. Las decocciones y infusiones de las semillas, raíces, corteza y frutos del aloe se usan tradicionalmente para tratar una variedad de condiciones como la debilidad, la malaria, la hepatitis y la gonorrea.