Este documento es una serie de diálogos y reflexiones entre Yo y Juli sobre temas como la soledad, la introspección, la escritura y la relación entre las dos. Se menciona que Juli ayuda a sobrellevar la soledad de Yo y que su voz tiene un efecto sanador.
Diálogo interior sobre la soledad y la imaginación
1. HAHA- SI- AH.
Pero que impredecible puede ser la soledad, si es pues, como la conozco, en el caer
de la tarde, la soledad se transforma en instantes como el de escribir esto, ya que no
puedo contarlo a nadie. Por eso del desierto, venga, cuantas veces voy a mencionarlo.
Poder escribirlo desnuda, sintiendo el frio del plástico enganchado a mis nalgas, a tres
de volumen y teniendo la bocina justo al lado mío.
La voz de Silvio rodríguez siempre recordando a roma, siempre tan hundida, tan
ardiente, tan absurdamente intensa.
Hoy conocí a ese ángel del que todos alardean tener, ¿cuándo les ha pasado? ¿Si ven
porque he tenido que escribirlo? vengo de un tiempo soleado, con ese sol de dos de la
tarde que te rostiza los vellos, que te estalla en la cabeza y te hace cerrar los ojos.
Vengo de tiempos vanos de constancia, de momentos dócilmente fugaces, de
enterrarme, de dejarme a costilla de otros, de olvidarme.
Pasé la noche desvelada, ahora entiendo la señal del insomnio cuando no deja de
hablarme sin coherencia alguna, cuando pequeños soniditos de mosquitos pasan cerca
de tu oído, es frustrante, pero que bien recompensada he sido.
Merece un par de toques.
Que incomodo son las visitas cuando me encuentro en este estado.
Es Juli.
Estoy segura que esta asomada detrás de la ventana y ya sabe que estoy escribiendo
sobre ella, no sé cómo lo hace, pero en esas piernas hay un parpadear mágico, un
ocaso interminable, es sumisa y temida a la verdad. Con quien discuto cosas por las
que nadie discute jamás, me ayuda a sobrellevarme, puede consigo y conmigo a la vez.
Es una galaxia que siempre llega y nunca termina de irse.
Me hace falta vida para escribir a Juli.
2. Juli: ¿De qué vida hablas?
Yo: La vida en la que me estoy sumergiendo, me gusta, entre más intuiciones más se
comprende.
Juli: ¿Ya comiste? te reposas un poquito.
Yo: No he visto a Jean hoy.
Juli: Esta en cauca.
Ella es castaña y lleva sus zapatos rojos.
Yo: Aun no término de leer, sería bueno que leyéremos juntas, haré café.
Juli: ¿A dónde vas?
Yo: A orinar, ¿trajiste agua?
Juli: Me la tome.
Se acerca el festival “Partio` en dos” me cago en todo su puto protocolo, mi cabeza se
pone loca, como si no pudiera pensar en nada más, me ahogo, me entra una ardua
desesperación que solo su voz gruesa, esa que solo quiere cantar, me alivia, lo es por
todo chica bonita, que voz sanadora tienes.
Yo: Pienso que tenemos que investigar.
Juli: ¿del equilibrio en acción?
Yo: Del cuerpo dilatado.
Juli: Como un aporte al desarrollo, tiene que ser breve, cotidiano técnicamente. Te
propongo algo a ti y a Brayan.
Yo: Nena este ejercicio…
Juli: Creo que cuando uno no lo piensa, se escribe más, se escribe mejor, se escribe
sincero y transparente, a diferencia de cuando es planeado.
Yo: Esta misma semana, abajo.
Juli: ¿Qué hay que hacer?
Yo: Sin justificaciones, ¿por qué no hacerlo?
3. Juli: ¡Presta atención!
Yo: Quisiera escribir lo tuyo
Juli: ¿Lo mío?
Yo: si, lo que dice el tatuaje de tu espalda.
Juli: Que no es un tatuaje, es una cicatriz. Yo la empecé, tú termínala.
Yo: Te quiero llevar conmigo a marruecos.
Juli: ponle un nombre.
Yo: “Camaleònera”
He terminado, sigo desnuda, pero ahora sentada en el piso, las palabras de Juli siempre
me dejan saciada, le gusta cantarme canciones del ayer, quitarme el sin sabor de la
boca, me seduce con su voz, siento las vibraciones de su cuello cuando canta, que
magia, que don, consigue mantenerme fascinada, mareada, solo a mí, pues soy la
única que puede escucharla. O al menos eso dicen los hombres de traje blanco, pero
son ellos quienes la traen en un pinchazo de mi brazo, con mucha energía pero sin
dolor.
Yo: Gracias por venir.
Juli: Eres tan triste y sola.
Ustedes solo pueden sentirla a través de este intento de léxicos, les tocó resignarse sin
respirar, además puede ser peligroso, suele herir lentamente. Con solo pensar que no
existe nada más que en mis brotes psicóticos… Maldito calvo, eso lo tendrá tu madre...
me provoca un deseo de muerte, de asfixie, me es inevitable siempre querer volver a
escucharla, no me importa su rostro, me importa su cielo, me importan sus pieles y sus
besos bruscos, mi heroína, mi camaleón, vuelve a besarme y ruega por nuestra alma.
“Ángel de la guarda mi dulce compañía.¨
P. de Lunas.