La arquitectura paleocristiana se originó en Siria y Egipto entre los siglos III y VI d.C., empleando catacumbas, domus ecclesiae, basílicas y baptisterios. La arquitectura bizantina surgió en el siglo VI d.C. en Constantinopla, desarrollando las basílicas y destacando iglesias como Santa Irene, Santos Sergio y Baco, y la iglesia de Santa Sofía.