1. GONZÁLEZ MUÑOZ, MANOLO (1993),
"BASES PARA UNA EDUCACIÓN FÍSICA PAIDOLÓGICA",
EN FUNDAMENTOS DE EDUCACIÓN FÍSICA PARA
ENSEÑANZA PRIMARIA,
VOL. 1, BARCELONA, INDE, PP. 71-79.
2. 1. BASES PARA UNA EDUCACIÓN FÍSICA PAIDOLÓGICA
Capítulo aparte merece, por el ámbito de esta obra y por su trascendental importancia, el
quehacer paidológico de la Educación Física, que recibe distintas consideraciones en cada país. En
algunos lugares es admitida como una importante tarea docente; en otros, como el nuestro, es
claramente descuidado por las instituciones responsables de la educación en todos sus estamentos. En
la práctica los programas de nuestros centros escolares, y sirva esto como indicador, vienen
subsistiendo de las migajas del horario que deja una -pese a todo- vieja distribución escolar sumamente
intelectualizada.
Un análisis de las causas de tales descuidos lleva, a nuestro juicio, a la conclusión de que -incluso
cuando políticos y educadores otorgamos importantes valores a la actividad física como elemento
formativo desde los planteamientos teóricos de la educación infantil y juvenil, desde la realidad de la
organización: escolar- no se ha tenido suficientemente en cuenta la importancia que esta ciencia
entraña en la tarea educativa de esas edades. Edades tan necesitadas siempre y tan imposibilitadas
ahora de una adecuada educación de la conducta motriz; ahora que los individuos la necesitan tanto, y
tanto las mediatizaciones sociales la dificultan. Un problema que, tal vez, quede sin resolver en su justa
medida con las actuales reformas educativas; pero tal duda hallará su respuesta en las dotaciones
(horarias, de material, de instalaciones e incluso de profesorado cualificado) que se establezcan en
general, y para cada centro en particular.
Recordamos ahora las palabras de un viejo director de colegio a los futuros maestros, con las
que pretendía estimular la práctica de la actividad física en la programación escolar, incluso fuera de los
módulos horarios oficiales: "¡Por su magnitud formativa la Educación Física se escapa de los horarios
escolares, por bien que éstos la traten, obligación ésta que en justicia tienen...!"
Seguir con paciencia y con respeto el proceso de maduración del niño, y al tiempo preparar y
orientar su desarrollo integral; en esto consiste la acción educativa: en la acción de la naturaleza y la
reacción del maestro. Y así desde los primeros años de edad.
Los procesos educativos en cualquier etapa de la vida de las personas, sujetos de la educación,
se hallan estrechamente relacionados con los procesos del desarrollo. Algunas consideraciones acerca
del desarrollo evolutivo de las edades correspondientes a la etapa educativa que nos ocupa
contribuirían a las reflexiones realizadas hasta el momento, en la tarea de esbozar las bases para una
Educación Física Paidológica en el contexto escolar. Es ésta una cuestión que, con el ánimo de aclarar
nuestra concepción teórica de la Educación Física, creemos conveniente abordar, y más al ser dichas
bases aspectos de carácter constitutivo en la elaboración de los proyectos curriculares del centro.
En el niño de seis a doce años se observan, en general, las características psíquicas, motrices y
de comportamiento que a continuación enunciamos, aunque existan ciertas diferencias acerca de
determinados aspectos, en el caso de los niños de primer y último años de esta etapa.
La conducta intelectual se caracteriza por la capacidad de reflexión sobre sus propios actos,
inteligencia que permite el análisis, la objetividad mental.
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3. En el comportamiento afectivo social, se observa estabilidad emocional, comprensión de las
reglas, gran desarrollo social debido a sus intereses colectivos, preocupación por mejorar sus
destrezas motrices y por la competición.
En su desarrollo físico-motor, se constata madurez casi total de los centros nerviosos, dominio
de la postura, estructuración definitiva del esquema corporal, fina coordinación y adaptación
espacio- temporal de las acciones motrices, sentido del ritmo, limitada capacidad de fuerza y
limitada capacidad anaeróbica. Podría decirse que pasa de "ser dominado por sus movimientos"
a "dominar su motricidad".
En cuanto al crecimiento físico, hacia los seis años se producen cambios en la configuración
corporal, manifestados en el crecimiento de piernas y tronco, aplanamiento del tórax y
delimitación tronco-abdomen. Hacia los 9 o 10 tiene lugar el segundo ensanchamiento
corporal, que dota al niño de una mayor fuerza muscular que necesitará experimentar en busca
del rendimiento y la competición.
Con respecto a sus disposiciones para los aprendizajes motores, podrían, a partir de los datos
expuestos, enunciarse las siguientes conclusiones:
Debido a su nivel de maduración nerviosa y a que su inteligencia le permite el análisis y la
objetividad mentales alcanzados, aumentan notablemente el control motor, la precisión en
los movimientos, la rapidez de ejecución y, en general, la riqueza de conductas motrices. Es la
época de la fina coordinación y adaptación al espacio y al tiempo de las acciones motrices.
Su inteligencia analítica le permite localizar los movimientos y el dominio motor de los
diferentes segmentos corporales, por lo que sus acciones motrices se hacen
progresivamente más económicas y eficaces.
Los aspectos cuantitativos del movimiento se van haciendo gradualmente más patentes: corre
más, salta más, lanza con mayor potencia y precisión, aguanta un esfuerzo durante más tiempo,
etc. La maduración del neocortex, la experiencia y las motivaciones de estos niños permite que
sus aprendizajes se realicen con rapidez. Y la gran estabilidad emocional de estas edades les
capacita para un aprendizaje bastante sistemático.
En definitiva, es la época cuando aparecen los aprendizajes técnicos (tanto para las
capacidades como por los intereses de estos niños). Estamos ante el ineludible período
crítico del aprendizaje de las técnicas de ejecución motriz.
Su comprensión de las reglas y el pleno desarrollo de sus intereses sociales les llevan a
preferir, puntualmente, los juegos reglamentados de asociación, ya que en ello satisface sus
necesidades de relación social.
Las investigaciones acerca del desarrollo motor coinciden en que en algunos momentos de la
vida en los que, por concurrir en los sujetos determinados factores de maduración y ambientales, el
entrenamiento de una destreza produce los máximos niveles de eficacia: son los denominados
"períodos críticos" o "períodos sensitivos"
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4. Los resultados de investigaciones, que han sido recogidos en la bibliografía especializada –Keogh
1975), Johnson, 1962, Glasglow y Kruse (1960), Hanson (1965), Cratty (1982), etc. -, coinciden en afirmar
que entre los 7 y los 12 años se producen los mayores incrementos en la eficacia Con que realizan las
llamadas destrezas y habilidades motrices básicas.
Los datos apuntados entre otros, nos permitirían afirmar que en las edades comprendidas en la
etapa de educación primaria se encuentra un período determinante para adquirir la eficiencia mecánica
en las habilidades básicas del comportamiento motor (correr, saltar, girar, lanzar, transportar,
equilibrarse...), aunque siempre en el contexto de su utilización lúdica, táctica, creativa, etc. A partir de
los 10 años esas habilidades básicas se irán aproximando a los gestos específicos de los deportes,
porque los intereses del niño así lo reclaman.
Como las investigaciones y las experiencias de los profesores demuestran, el hecho de no
aprovechar esta etapa para la fijación y perfeccionamiento de los aspectos mecánicos y funcionales de
las habilidades básicas, implicaría, al menos, que se produjese un retraso motor en el dominio de tales
habilidades a raíz del cual los sujetos no llegarían nunca alcanzar el nivel que podrían haber alcanzado
de haberlas aprendido en el momento adecuado. Y no entramos a considerar aquí los perjuicios que
para el desarrollo de otros aspectos de la conducta personal presente y futura dicho retraso motor
acarrearía, pero a nadie se le oculta que quedarían afectados todos aquellos aspectos personales que
se benefician de la actividad motriz.
A partir de las deducciones extraídas de los estudios sobre el desarrollo de las directrices para la
distribución de contenidos presentadas por Sánchez Bañuelos (1986), de acuerdo con estudios de otros
autores; y de la línea conceptual que sobre la Educación Física escolar venimos exponiendo, cabría
concretarlas siguientes sugerencias para la programación didáctica:
Proporcionar, mediante el ejercicio de las habilidades matrices básicas una organización
más completa del esquema corporal, mejor equilibrio y mejor capacidad de control del
movimiento (coordinación motriz).
Aprender la correcta ejecución técnica de las habilidades motrices básicas, así como su
utilización funcional en tareas de progresiva complejidad. El proceso no incluirá ninguna
exigencia técnica de deporte hasta los 10 años: entre esta edad y los 12 años, se llevará a cabo
una progresiva aproximación a las técnicas más elementales, específicas de los deportes.
Enseñar elementos complejos de ejecución, así como movimientos complejos resultantes de
la combinación de habilidades y destrezas básicas que poseen una significación funcional.
Desarrollar la condición física de forma global y también como subproducto de la significativa
intensidad de esfuerzo que han de suponer tanto las tareas que se realicen como el ritmo con el
que la clase sea conducida.
Prevenir posturas incorrectas al caminar, correr, sentarse, etc., y velar por una adecuada
educación respiratoria.
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5. Utilizar el juego competitivo como medio de introducir al niño en la resolución de problemas
motores en cooperación o en competencia con un adversario (persona o equipo), fundamento
del posterior aprendizaje lógico-táctico de los deportes.
El componente de adopción de decisiones se irá introduciendo paulatinamente asociado a la
aplicación funcional de las habilidades y destrezas.
Paralelamente introducir al alumno con las técnicas específicas y en la comprensión de la
lógica interna de los deportes que aprenda. Para ello se propiciará la elección de acciones
individuales que sean útiles para que él mismo u otro compañero consiga el tanto, y se
establecerá la oportuna adaptación de las reglas para adecuarlas a las posibilidades de ejecución
de los alumnos.
En general, el cometido de la Educación Física en esta etapa escolar es el de fomentar un
significativo aumento en la operatividad para desplazarse, saltar, girar, lanzar, recoger y manejar
objetos, transportar, equilibrarse, etc.
El fundamento de la Educación Física en la etapa de educación primaria consiste -en líneas muy
generales- en añadir a la diversión propia del juego la progresión metódica en el aprendizaje de las
destrezas y habilidades motrices fundamentales (correr, saltar, lanzar, girar, transportar, equilibrarse...),
tanto en los aspectos de ejecución técnica como en su utilización eficaz y creativa para resolver
problemas motores. Con el concurso de la afición natural del niño por la actividad en grupo y por la
competición, se conducirá la diversión gratuita -cuya presencia no debe obviarse-, hacia la cooperación,
el respeto a las reglas, el esfuerzo por superar las dificultades, la autonomía y la alegría por la tarea bien
hecha. Asimismo se facilitará que cada niño pueda sentir el placer de ejecutar correctamente lo que se
le ha pedido que realice.
El juego motor es una actividad en la que intervienen todas las potencias físicas (cognitivas,
afectivas y sociales) del individuo, provocando su desarrollo y permitiendo su despliegue espontáneo,
pleno y alegre. Mientras juega, el niño explora el mundo físico y el ambiente social, perfecciona los
conceptos, amplía y enriquece el vocabulario, ejercita su capacidad de atención y memoria, da impulso a
la imaginación y al pensamiento productor, mejora su condición física y su capacidad para la aplicación
funcional de destrezas y habilidades motrices en las más diversas situaciones, etc. Pero no el juego
motor en general, como a veces se presume, sino aquellos juegos escogidos por sus particulares
características, tras una cuidadosa selección y a propósito de una lógica progresión didáctica.
El juego, como todo recurso didáctico y metodológico no es la panacea universal de los
problemas de enseñanza-aprendizaje; pues presenta sus ventajas y también sus inconvenientes "sirve
para lo que sirve". Así, es un mal instrumento para el aprendizaje de elementos de ejecución compleja,
pero, por poner un ejemplo supone un recurso muy adecuado -por su fundamento de búsqueda para
aprender la utilización funcional de las destrezas y habilidades motrices en situaciones diversas, en las
que la habilidad perceptiva y la adopción de decisiones cobran una importancia relevante.
Amplia es la variedad de funciones que la actividad física tiene, dentro y fuera del currículo
escolar, en orden a sus objetivos de aplicación. Pero en su caso, la educación primaria delega en la
actividad física serias responsabilidades que, de forma a veces compartida, una verdadera Educación
Física debería afrontar con éxito. Entre las más importantes es posible enumerar las siguientes:
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6. Desarrollo de las habilidades perceptivas-motrices. A partir de la actividad física el individuo
adquiere conciencia de su propio cuerpo, se orienta y toma referencia del mundo físico que lo
rodea; fundamento todo ello de la elaboración de sus esquemas motores. Así, mejora
progresivamente su habilidad perceptiva en los aprendizajes propioceptivos y exteroceptivos;
siempre conectados éstos con la capacidad para la adopción de decisiones adecuadas y la
elaboración de respuestas motrices eficaces.
Desarrollo anatómico-funcional. El ejercicio físico mejora la estructura y función del aparato
locomotor, cardiovascular, respiratorio y sistema nervioso. Sus efectos podrán resumirse en un
apoyo al crecimiento y la maduración, mayor eficiencia, mayor resistencia a la fatiga y
recuperación tras el esfuerzo, mayor aptitud y eficacia motriz en las destrezas y habilidades.
Desarrollo de las cualidades cognitivas. La práctica de tareas motrices en las que intervenga un
contenido suficiente de adopción de decisiones potencia el desarrollo de la "lógica motriz"
fundamento de la táctica individual), el elemento más representativo de las cualidades
pensantes, cognitivas, en la actividad motriz. El fundamento de la mejora de las cualidades
cognitivas más específico de nuestra disciplina reside en el desarrollo de la utilización funcional
de la capacidad de adoptar decisiones que aparece implicada en el sistema senso-motor.
La mejora de estas cualidades constituye lo más específico que nuestra materia aporta al
currículo escolar. Sin dichas metas la Educación Física carecería de sentido como Área curricular.
Prevención de la salud corporal. El ejercicio físico ayuda definitivamente a optimizar el
desarrollo normal del organismo, de su estructura y actitud corporales, de su condición
biológica, etc. y también a prevenir ciertas enfermedades merced a la adaptación al esfuerzo de
los aparatos cardiovasculares, respiratorio, locomotor... Se trata de crear hábitos higiénicos y
saludables que aseguren la eficiencia corporal y el bienestar psicofísico, además de prevenir las
actitudes sedentarias. En síntesis, se trata de asumir la responsabilidad de velar por la salud.
Enriquecimiento de las cualidades estéticas y expresivas. El movimiento humano es forma
cimera de expresión y de estética. La educación motriz debe desarrollar las habilidades
expresivas y comunicativas en todas sus formas (expresión corporal, danza, mimo, gimnasia
rítmica...), y proporcionar instrumentos que permitan enriquecer la expresión, la creatividad y la
sensibilidad estética, así como la valoración de las mismas.
Creación de actitudes positivas hacia el ejercicio físico. La actividad física es en sí, fuente de
disfrute para el niño, como también lo es la consecución de mejoras en las destrezas que se
aprenden. A la Educación Física escolar le corresponde la tarea de disponer de elementos
didácticos convenientes para lograr aprendizajes exigentes, significativos y fruitivos. De este
modo se logrará la creación de actitudes positivas y hábitos de práctica que hagan posible un
sobreaprendizaje, una forma de ocupación positiva del tiempo libre en el presente y en futuro.
Educación en el esfuerzo. La eficiencia corporal los logros existentes en el quehacer motor
solamente se consiguen tras un proceso de práctica que requiere capacidad de esfuerzo; y ese
esforzado proceso es escuela de valores humanos, no siempre bien atendidos por la educación
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7. formal durante la niñez. En esa escuela la Educación Física puede enseñar el espíritu de lucha y
autosuperación a valorar la satisfacción por la tarea bien hecha, la constancia en el quehacer a
saber ganar y a saber perder controlando las emociones y aprendiendo del éxito y del fracaso, el
conocimiento de las propias posibilidades y limitaciones, la confianza en sí mismo... En esa
escuela se puede forjar la voluntad.
Afirmación de un autoconcepto positivo. La actividad motriz hace posible la percepción
funcional del propio cuerpo y, por su componente agonístico, estimula a la persona a competir y
a superar dificultades, a demostrar su destreza y a comprobar su resistencia, como a conocerse
a sí mismo. Todo ello redunda en el desarrollo de la conciencia corporal. Mediante el desarrollo
de la conciencia corporal y las estrategias pedagógicas adecuadas, la actividad física programada
debe procurar la aceptación del cuerpo propio y una autoimagen positiva, factores
coadyuvantes de la seguridad y confianza en uno mismo, de la autonomía personal y, en
definitiva, del equilibrio personal.
Relación con los demás. Mediante la práctica de juegos y deportes colectivos y en la convivencia
que ello comporta, el alumno debe aprender el acatamiento a las reglas, el espíritu de equipo, la
cooperación, el liderazgo y el respeto a los derechos de los demás.
Por todo ello la Educación Física debe reportar un sólido apoyo a la educación primaria, porque
tiene una repercusión básica en todos los aspectos de la formación integral del individuo, ya que no
procede de ejecutar a menudo del comportamiento humano; en efecto la Educación Física no busca
únicamente objetivos, sino un ser creador y con autocontrol. Se puede mencionar un aspecto de la
afirmación de H. Altroch recogida por Cagigal [1967]:
"La Educación Física ha de ser uno de los principios integradores de manera total, de la cual no debe
estar separada".
Nos gustaría concluir diciendo que el ejercicio físico constituye la base de la salud física y mental
que el movimiento es al niño, como la libertad y que el sedentarismo es el cáncer la sociedad
mecanizada. La Educación Física tiene asignada una trascendental tarea y para realizarla los educadores
hemos de prepararnos convenientemente. Sería una lástima que impedidos por estructuras rutinarias
no supiéramos estar a la altura de las circunstancias.
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