El documento resume el libro de Patricia Chávez titulado "¿De la colorida minoría a una mayoría gris? Presencia indígena en el legislativo" sobre la presencia indígena en el Parlamento boliviano entre 2002-2010. El libro recoge testimonios de legisladores indígenas que muestran cómo su presencia pasó de ser una minoría a una mayoría dominante y luego gris subordinada a los intereses del partido gobernante. El documento también destaca cómo el libro demuestra el fracaso ético de la actual conducción política y
1. Provocación en ritmo de tres (x tres)
Patricia Chávez es una joven socióloga boliviana que sufre y sueña su país. Y quizá por
ello acaba de escribir un libro sobre la presencia indígena en el Parlamento en la primera
década de este siglo (2002-2010) que ha titulado así: “¿De la colorida minoría a una
mayoría gris? Presencia indígena en el legislativo”1.
En estas líneas, que quieren ser una provocación para introducirse en las páginas del libro
de Patricia, se busca, en principio, y partir de tres “condiciones” básicas (o prerrequisitos),
prefigurar al imaginario y potencial lector del texto. Y esos tres prerrequisitos son:
(1): Debiera ser el lector, primero, alguien a quien le interesan los avatares del país;
(2): Debiera ser el lector, también, alguien a quien, acicateado por los hechos políticos de
la todavía reciente historia del país, algo le provoca esa idea —esa poderosa idea—
del indio en el poder;
(3): Debiera ser, finalmente, un lector absolutamente convencido —hasta el hartazgo—
de la omnipresente, penosa y mayoritaria levedad de la escena mediática nacional
(periódicos, radios y televisiones son ámbitos muy humanos donde el libro,
precisamente, es un objeto en extinción).
Y si ése es el imaginario y potencial lector del libro de Patricia (¿será difícil hallarlo?), van
aquí, siempre en ritmo de tres, tres ideas sobre lo que el libro es y no es:
(1): No es el libro, y no quiere serlo —¡felizmente!—, un libro que repite el ya tan ajado
“análisis” político o sociológico que nos ofrecen, sin pudor, los “especialistas” de
todos los días;
(2): El libro recoge y contextualiza paciente, cuidadosa y respetuosamente, los
testimonios que ofrecen esos hombres y mujeres que llegaron al Parlamento en tres
momentos: cuando la presencia indígena en el que fuera Congreso Nacional era
absolutamente minoritaria (2002-2005), cuando pasaron a ser una mayoría
dominante (2006-2009), y cuando, ya en la nombrada Asamblea Legislativa
Plurinacional (2010), se convierten en una mayoría aplastante;
(3): La sustancia de la que está hecho el libro son, pues, esos testimonios, testimonios de
vida de unos hombres y mujeres bolivianos que, a partir de su trayectoria, previa a
su llegada al Parlamento y mayoritariamente signada por su pertenencia a
organizaciones no partidarias, cuentan su experiencia en un escenario —los pasillos
1 Es un libro publicado bajo el patrocinio de la Fundación Friedrich Ebert, más conocida como ILDIS. Y
algo más: al título parecen sobrarle los signos de interrogación.
2. del poder— que siempre les fue ajeno. Ahí radica el acierto de Patricia: recoger y
contextualizar, inteligentemente, la vida, las frustraciones, angustias y esperanzas de
esos bolivianos que, como tantos otros, sintieron que había llegado la hora del
“cambio”.
Pero si esos son los contenidos sustanciales del libro, a este lector del texto le toca decir —
siempre en ritmo de tres— lo que el libro de Patricia le ha dejado: una certeza, una
constatación y un testimonio:
(1): La certeza: la “presencia”, la “emergencia” o, mejor, la “política indígena” en el
escenario nacional —tal como se la nombra en el prólogo del libro— ha
democratizado hondamente vastos espacios de la sociedad boliviana antes intocados
y dominados por la discriminación y el racismo; el Parlamento nacional es uno de
esos espacios, sin embargo, esa fuerza democratizadora ha tocado sus límites;
(2): La constatación: los testimonios que presenta el libro constituyen, en conjunto, un
más amplio y demoledor testimonio del fracaso ético de la actual conducción política
de esto que todavía insiste en llamarse “proceso de cambio”: la presencia indígena
en la Asamblea Legislativa ha sido recluida, sometida y subordinada a los más
elementales intereses del partido, como ha ocurrido siempre. Esa colorida y
minoritaria “bancada” indígena del año 2002, se ha convertido, apenas ocho años
después —y tal como señala el título del libro— en una masa oscura y gris, devorada
por el poder.
(3): El testimonio: el de uno de los congresistas indígenas del periodo 2006-2009 en el que
diferencia, primero, a los “parlamentarios de debate” y a los “parlamentarios de
choque”, y cuenta, después, con amargura, cómo —en medio de las trifulcas entre
parlamentarios que en ese tiempo eran frecuentes (gritos, empellones y alguno que
otro puñetazo fallido)—, uno de sus colegas, compañero de partido y “hermano”
oficialista, pero mestizo, empujaba a los indios a la primera línea de la confrontación,
tal y como ha sucedido siempre, en la Colonia y en la “desaparecida” República.
Macario Lugones