Este documento analiza el cultivo de soja en Argentina, su origen en el sudeste asiático hace miles de años, y cómo se convirtió en un cultivo importante en Argentina en las décadas de 1950 y 1960 debido a las condiciones agroclimáticas y la disponibilidad de mano de obra. Actualmente, Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de soja y sus derivados. Sin embargo, la dependencia excesiva de un solo cultivo podría exponer al país a riesgos futuros.
2. Origen de la soja
Tiene su origen el Sudeste
asiático y su uso como alimento
aparece documentado en el año
1800 a. C. Las religiones
orientales prohibieron el
consumo de carne animal y la
soja se impuso como cultivo
para suministrar las proteínas.
3. Características.
La soja es una planta anual.
● Tallo: erecto cubierto de pilosidad marrón.
● Hoja: trífoliadas.
● Flores: blanquecinas- violetas.
● Frutos: legumbres con una o cuatro
semillas.
4. Condiciones que favorecieron la
introducción del cultivo en Argentina
1- Condiciones agroclimáticas.
2- Disponibilidad de mano de obra.
3- Estructura portuaria.
5. Requerimientos ambientales.
● Necesita suelos de escasos o nulos
nutrientes.
● Se desarrolla en suelos neutros o ácidos PH
6.
● Temperatura entre 20° y 30°.
● Es resistente a heladas.
● Necesita 300 mm de agua.
6.
7. Cultivos (1971-1975)
Hacia 1956 en la Argentina
no se conocían aún los
aspectos básicos de la soja
como cultivo. Los fracasos
en la implantación hicieron
que fuese considerada para
esa época como cultivo
“tabú”. La primera vez que
Argentina exportó soja fue el
5 de Julio de 1962.
8. Cultivos (2006-2010).
La cosecha 2009/10 sería de
un récord de 54 millones de
toneladas.
Argentina es el tercer
exportador mundial de la
oleaginosa y el principal
proveedor internacional de
su aceite, harina y derivados.
12. Conclusión
José Martí (1853-1895) indicaba que "el pueblo que se dedica a
una sola producción, se suicida" y es de ello, de donde Argentina
velozmente debe salirse. La coyuntura no puede superar a la
planificación de país. Habrá que darse cuenta que la falta de
definiciones sobre una política agropecuaria nacional, que
propende a una administración sustentable de los recursos
naturales y humanos involucrados, pueden exponernos a riesgos
innecesarios.