1. Había una vez una niña llamada Cenicienta, su madre se había
muerto y su padre se había casado con otra mujer,
abandonándola.
La madrastra era muy mala, las hermanastras también, porque la
hacían limpiar la casa.
Un día se lo tomó libre y jugó al Nintendo (ds).
Ese día de noche le llegó una carta que decía que estaban
invitadas a un baile.
Pasó un tiempo, faltando dos días para el gran baile, y ella no
tenía aún vestido. Los ratoncitos al verla triste le hicieron uno.
Ella no lo sabía, entonces los ratoncitos la llamaron para
mostrarle el vestido, y preguntarle si le gustaba.
Le gustó mucho, se lo probó y le encantó como le quedaba. Pero,
tampoco había encontrado un par de zapatos para ponérselos, y
de repente apareció un hada y le consiguió un par.
Ella quedó muy linda, pero le dijo que solamente duraba hasta las
12:00 de la noche, y la Cenicienta aceptó el trato, entonces el
hada le dijo que iba a conseguirle una carroza, entonces convirtió
a todos sus amigos en animales y en una calabaza que hacia de
carroza con dos caballos que cinchaban de el.
La Cenicienta se subió a la calabaza y se fue al baile.
Cuando llegó al baile se encontró con el príncipe, le gustó mucho y
quería que la eligiera para bailar. Su deseo fue conseguido,
porque pudo bailar con él.
Al príncipe le gustó mucho bailar con ella.
De pronto se hicieron las 12:00 y la cenicienta salió corriendo
para su casa, y al otro día el padre del príncipe fue a la casa de
la Cenicienta para probarle a ella y a sus hermanastras el zapato
de cristal. A ninguna de sus hermanastras le entró el zapato pero
a ella sí.