2. La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas tecnológicas
en las que tradicionalmente se ha subdividido la Prehistoria . Por
definición, es el período que siguió a la Edad de Piedra y durante el
cual el hombre empezó a fabricar objetos de metal fundido.
La Edad de los Metales comenzaría con las primeras
evidencias de fundición del cobre, que son del VI milenio a. C.
y acabaría con la progresiva entrada en la Historia de cada
región (en Europa esto se produjo durante el I milenio a. C.).
3. Los primeros indicios de metalurgia en Europa
proceden del área de los Balcanes, a mediados del V
milenio a.C. Para el resto del continente las
evidencias aparecen durante la segunda mitad del
IV milenio a.C., aunque su generalización y el
consecuente abandono de la piedra como elemento
básico para la fabricación de artefactos sólo se
materializó
con
la
llegada
del
hierro.
4. Europa, Oriente Medio y Asia
Esta etapa en Eurasia se ha subdividido tradicionalmente en Edad del
Cobre o Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro. De manera
simplificada, el Calcolítico coincide en la mayor parte de Europa con
la segunda mitad del IV milenio a.C. y casi todo el III milenio; el
Bronce correspondería al II milenio a.C.; y el Hierro con el I milenio
a.C., época en la que el continente entró en la Historia
El cobre
El cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales
utilizados en la Prehistoria, tal vez porque, a veces, aparece en forma
de pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más antiguo conocido
hasta el momento es un colgante oval
Varios siglos después se descubrió que el cobre podía ser extraído de
diversos minerales por medio de la fusión en hornos especiales, en
los que se insuflaba oxígeno (soplando por largos tubos o con fuelles)
para superar los 1000 °C de temperatura..
6. La técnica de fundición del cobre es relativamente sencilla, siempre que los
minerales utilizados sean carbonatos de cobre extraídos de algún yacimiento
metalífero; la clave está en que el horno alcance la temperatura adecuada, lo
cual se conseguía inyectando aire soplando o con fuelles a través de largas
toberas. Este sistema se denomina «reducción del metal». Se mezclaba el
mineral triturado, por ejemplo, malaquita (carbonato de cobre), con carbón
de leña. Con el calor las impurezas van liberándose en forma
de monóxido y dióxido de carbono, reduciendo el mineral a un cobre
relativamente puro; al alcanzar los 1000 °C, el metal se licúa depositándose en
la zona inferior del horno. Un orificio en el fondo del horno permite que el
líquido candente fluya hacia el exterior, donde se recoge en moldes; parte de
la escoria queda en el horno y las impurezas del mineral flotan en el metal
fundido, por lo que es fácil eliminarlas con un utensilio llamado escoriador.
Como el cobre podía volver a fundirse muchas veces, éste solía convertirse en
lingotes, a veces con una forma. El cobre es muy maleable y dúctil, podía
martillarse en frío o en caliente, con lo que se duplicaba su consistencia y
dureza..
7.
8. Estos primeros metales se difundieron por la Europa central y
mediterránea durante el III milenio a. C., asociados al vaso
campaniforme
y
a
la
cerámica
cordada.
En Asia central u oriental no puede hablarse de una Edad del Cobre
con entidad suficiente, dada su corta duración, ya que el desarrollo
de la metalurgia en lugares como la India o China comenzó
realmente
con
el
bronce.
9. El bronce
El bronce es el resultado de la aleación de cobre y estaño en una proporción
variable (en la actualidad se le añaden otros metales como el zinc o el plomo,
creando los llamados bronces complejos).
El empleo del bronce se inició en Mesopotamia. Coincidiendo con la
transición del III milenio a.C. al II en el Próximo Oriente se implantó la
aleación de bronce y se establecieron las bases de las primeras sociedades
estatales complejas, que comenzaron a generar una gran demanda de estaño.
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11. El hierro
El hierro es el cuarto elemento más abundante en la corteza terrestre,17 sin embargo, su
utilización práctica comenzó 7000 años más tarde que el cobre y 2500 años después del
bronce. Este retraso no se debe al desconocimiento de este metal, puesto que los
antiguos conocían el hierro y lo consideraban más valioso que cualquier otra joya, pero
se trataba de «hierro meteórico», es decir, procedente de meteoritos.
Fabricar hierro seguía un procedimiento muy distinto al del cobre y el bronce (para
empezar el metal no se licuaba), primero porque había que conseguir hornos con gran
capacidad calórica: el mineral machacado debía estar totalmente rodeado de carbón de
leña (que se consumía en enormes cantidades) y numerosos fuelles que, a través de
toberas, insuflaban oxígeno continuamente.
Hierro meteórico o sideral.