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TEMA 21. LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO Y MEDIO EN EL
NOROESTE
1.- MESETA NORTE
Hasta hace poco, la escasez de información ha hecho que en esta zona se consideraban la
cerámica campaniforme Ciempozuelos y algunos hallazgos de espadas y objetos metálicos
argáricos y atlánticos, lo más representativo. Por otro lado, la aparición de cerámicas incisas,
excisas y de boquique con ricos motivos, incluidos en la denominación Cogotas, fueron
consideradas como continuación del campaniforme para, en los 70, atribuirlas a la Edad del Hierro,
relacionadas con invasiones de los Campos de Urnas. En los 80 este grupo se considera Bronce final
y, actualmente se establecen varias etapas diferenciadas.
1.1.- Cronología y periodización
• Abarquero propone Fase Protocogotas (1750-1500 a.C.), una segunda de Bronce Pleno o
Cogotas I (1500-1150/1100 a.C.) y una tercera o Cogotas I evolucionado (Bronce final,
1100-950 a.C.).
• Blasco establece Bronce antiguo, caracterizado por horizonte de cerámicas lisas
(1700-1500 a.C.). En 1500 a.C. tendría lugar lo que la misma Blasco y otros denominan
Protocogotas o fase inicial de esa etapa (Bronce medio), con fechas entre 1450-último
tercio de s.XII a.C.). Etapa de plenitud de horizonte Cogotas I es Bronce final (siglos XI
y X a.C.).
• Algo similar indica Eiroa con Bronce antiguo, paralelo a Ferradeira y Montelavar,
con fechas entre 1780-1420 a.C., dataciones proporcionadas por yacimiento de La Loma
del Lomo (Guadalajara), y Bronce medio definido por complejo Cogotas I (también
denominado Protocogotas o Cogeces en esa etapa).
• Jimeno también denomina Protocogotas al Bronce medio (1700-1500 a.C.) con
segunda fase de generalización de Cogotas I entre 1550-1350 a.C. y una tercera
ampliada al área del Tajo.
• Galán propone tres fases para Cogotas I en función de dataciones radio carbónicas
calibradas, primera fase 2050-1700 a.C. aprox., segunda fase 1700-1550 a.C. aprox., y
tercera fase 1550-625 a.C. aprox.
1.2.- Asentamientos
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La característica principal del hábitat en el II milenio en esta área es la precariedad. Los restos
de las escasas estructuras conservadas son construcciones de materiales perecederos (postes
hincados en el suelo, cubiertas de barro y ramas).
Poblados más representativos son los ubicados en llanura con ausencia de estructuras aéreas,
caracterizados por los restos excavados en suelo, en forma de “fondos de cabaña”, silos, fosas, etc.,
denominados como campos de hoyos. No representan novedad respecto a etapas anteriores pero
ofrecen diferencias. En Bronce antiguo son de mayor extensión, hay gran concentración de
hoyos y son de mayores dimensiones que los anteriores; en Bronce medio son aún mayores los
asentamientos pero el tamaño de los hoyos disminuye.
Respecto a su ubicación, están próximos a cursos de agua, pero se advierten diferencias según la
etapa.
o En Bronce antiguo aparecen en ocasiones en lugares ocupados previamente, aunque
también los hay de nueva planta, y en zonas (Alto Duero) pasan de ocupar zonas de pastos a
tierras agrícolas.
o En Bronce medio se abandonan los lugares ocupados en etapa anterior y se crean
nuevos poblados en zonas próximas, aún más bajas y cercanas a los cauces. Algunos
son refundaciones sobre antiguos hábitats neolíticos, como el caso del Arenero de los
Vascos (Madrid).
Se carece de información casi sobre el número de cabañas, su tamaño o localización, al igual
que sobre las posibles delimitaciones y recintos internos. De lo poco conocido se deduce que las
plantas son de tendencia oval y de pequeño tamaño y que aparecen hogares aislados de barro
endurecido. Se conservan algunos tramos de zanjas en Las Matillas (Alcalá de Henares, Madrid),
que parecen formar parte de recinto circundante, junto a la disposición de los hoyos, hace pensar
en localización de viviendas en la periferia, con zona central del recinto dedicado al
almacenamiento, actividades artesanales o de transformación de alimentos.
Es difícil conocer la evolución y duración de los poblados dadas las superposiciones de
fondos, ya que no siempre se sabe el tiempo que transcurre entre ellas. Pensamos en la
existencia de extensas agrupaciones de cabañas con espacios intermedios, donde se abren los hoyos
con diversas finalidades (silos, basureros, contenedores, etc). Sí es seguro el uso de algunos como
tumbas pero, al igual que los usados como basureros, fueron ocupaciones secundarias, no fueron
construidos para esos fines, sino reutilizados. La aparición de restos enfoscados o revocos
manifiesta que fueron construidos como silos de almacenamiento.
Yacimientos destacables: La Loma del Lomo en Cogollado (Guadalajara) y el Tejar del Sastre
(Madrid) son los mejor conocidos, también se puede mencionar Aldeagordillo y Sonsoles en Ávila y
Los Tolmos de Caracena en Soria, ubicado en zona elevada. El Caserío de Perales y el Arenero de los
Vascos en la cuenca del Manzanares y El Negralejo en la vega del Jarama son representativos del
Bronce medio.
Ubicados en altura, en zonas estratégicas e incluso con fortificaciones, hay algunos poblados como
la Plaza y el Castillo de Rábano en Valladolid. El pequeño poblado de altura de Cogeces del
Monte, también en Valladolid, ha dado lugar para algunos autores al “horizonte de Cogeces”, para
definir fase entre campaniforme Ciempozuelos y Cogotas I.
También, en zonas montañosas de los Sistemas ibérico y Central perviven hábitats en cueva:
Pedro Fernández en Estremera (Madrid), la Cueva de la Vaquera en Torreiglesias (Segovia) o la
Cueva del Asno (Soria).
1.3.- Enterramientos
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Existe, en algunas zonas, una pervivencia de enterramientos en sepulturas megalíticas y en
cuevas, pero lo más generalizado son las inhumaciones individuales o dobles dentro de poblados y en
diversidad de espacios, habitualmente en hoyos o fosas sellados con grandes piedras. Los
inhumados se colocan en posición flexionada. Este enterramiento aparece en Bronce antiguo y
medio aunque con diferencias como inhumaciones infantiles en pithoi, que aparecen sólo en el
antiguo.
En cuanto al ajuar, la mayoría carece de él o tiene sólo un vaso cerámico. Es frecuento la
existencia de restos de animales (grandes o completos) pero no se puede afirmar, salvo algún caso,
que sean parte del ajuar. Igual ocurre con presencia en fosas de objetos domésticos en desuso
(fragmentos de coladores, restos de fundición, etc), que pudieron caer de forma casual a las fosas sin
ser parte constitutiva del enterramiento.
Los más representativos son el Tejar del Sastre, las Matillas o la Fábrica de Euskalduna, todos
en Madrid. El ejemplo más conocido y completo es la loma del Lomo de Cogollado, Guadalajara, con
24 enterramientos repartidos en 20 fosas. Del Bronce medio hay que mencionar la inhumación triple
de Los Tolmos de Caracena en Soria y un enterramiento infantil doble en el Caserío de Perales. En
este último sí hay restos de un perro colocados a los pies, así como fragmentos cerámicos junto a la
cabeza.
1.4.- Actividad económica
Es difícil de concretar dado lo amplio y variado de la zona geográfica y con la poca información de
que se dispone cuales fueron las bases económicas de la región en el II milenio a.C. Contamos con
restos animales y vegetales, y también se parte de la distribución y características de las zonas
diversas. De ello se deduce que la agricultura y ganadería fueron fundamentales.
o El pastoreo de ganado sería la fuente principal de recursos en piedemontes de
sistemas montañosos de cuenca del Duero y el Sistema Central, zonas de pastos para el
ganado (ovicápridos, bóvidos, algunos cerdos). La certificación de sacrificios de bueyes y
caballos adultos hace pensar en su uso como fuerza motriz de trabajo.
o En zonas de valles, sobre todo en tierras sedimentarias de cuencas del Duero y el Tajo,
existe agricultura de cereales (trigo y cebada), leguminosas como las habas, lino, posible
cultivo de olivos y nogales y recolección de bellotas. Hay continuo incremento de
ocupación de tierras agrícolas de la Meseta, con explotación continuada y abandono
ante el agotamiento de las tierras.
o Se relacionan algunos asentamientos de Zamora con explotaciones de salinas y se
documenta la caza de ciervos, conejos y jabalíes, en el Bronce medio, al menos.
La producción de alimentos era la actividad principal de las comunidades pero también se
fabricaban útiles líticos y cerámica dentro del ámbito doméstico como testimonian los talleres del
Ventorro. Las materias primas (sílex y arcilla), se obtenían en el entorno cercano.
La metalurgia se documenta en algunos asentamientos (Las Pozas, El Ventorro y Tejar del
Sastre) por existencia de crisoles y otros restos, que debió ser a pequeña escala, de ámbito
doméstico. Hay escasos hallazgos de objetos metálicos y en horizonte Protocogotas perduran
tradiciones antiguas con tipos sencillos en cobre arsenical natural. En Cogotas I, además de
los tipos anteriores, se incorporan tipos nuevos (atlánticos) y aleaciones cobre-estaño. El
mineral procede de yacimientos cercanos, aunque la Meseta es pobre en minerales. Fragmentos
de recipientes, hornos, crisoles, restos de fundición manifiestan actividad metalúrgica.
1.5.- Cultura material
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En industria lítica tallada (con soporte de sílex, cuarcita y cuarzo), son representativos los
dientes de hoz, sobre lasca. También hay hojas, lascas y, más raro, puntas de flecha simple o
de aletas con pedúnculo. Por lo general, las lascas laminares de los primeros momentos dan paso a
soportes más anchos e irregulares. En el Bronce medio aparecen puntas, raspadores y denticulados
en láminas de sílex.
En piedra pulida hay molinos barquiformes y manos de molino, hachas, afiladeras y
machacadores. En hueso hay punzones, espátulas, agujas circulares, esquirlas perforadas
¿colgantes? En barro cocido hay pesas de telar.
En metal (cobre arsenical) y en etapa Protocogotas, lo más frecuente son punzones de
sección cuadrada, puntas de flecha Palmela, puñales de lengüeta y hachas planas. Poco a
poco se van abandonando tipos arcaicos como lengüetas de puñales en favor de los remaches.
Aparecen algunos modelos de tipología atlántica como alabardas tipos Carrapatás. En el depósito de
la Finca de la Paloma aparecen dos alabardas de este tipo junto a cuatro puntas Palmela y demás
utillaje metálico.
En el Bronce medio son características las hachas planas, punzones, puñales de remache,
puntas de flecha con pedúnculo y varillas pero la variación está en la aparición de cobre con estaño.
En cerámica hay vasos de cocina y almacenaje, toscos
y de acabados poco cuidado. Son de paredes gruesas y
dimensiones grandes y medianas. Sus formas son ollas y
orzas globulares, también vasos troncocónicos o
bitroncocónicos con cordones lisos o decorados con
digitaciones o ungulaciones. La del Bronce antiguo tiene
acabados espatulados en cerámica lisa, con formas
carenadas y, en ocasiones, mamelones en la línea de
carena.
En horizonte Protocogotas o Cogeces o fase inicial de
Cogotas I, la cerámica es más cuidada con formas
carenadas más suaves y altas y vasos de perfil en S. La
decoración es incisa e impresa con incrustaciones y
motivos a base de espigas, reticulados, zigzags, líneas
oblicuas u onduladas, ángulos con puntillados, habitualmente dispuestas en bandas simples bajo
borde o carena.
Pero la cerámica más representativa del periodo es la cerámica fina decorada conocida como
Cogotas, que ha servido para establecer periodizaciones. Está caracterizada por el aumento de
motivos de boquique en guirnaldas formadas por zigzags, líneas paralelas y círculos
concéntricos. Disminuyen incisiones e impresiones apareciendo la excisión. La decoración se extiende
por todo el vaso, las formas son cuencos bajos y vasos globulares. Durante todo el período hay
coladores y queseras.
2.- MESETA SUR
Es conocido como Bronce de La Mancha. Es un periodo con rasgos en común con Bronce
valenciano y con el Argar, especialmente. De hecho, al inicio de las investigaciones sobre el
Bronce se consideró como extensión de la cultura argárica, más conocida y definida. También
tiene puntos en común con otras zonas como el Bronce del suroeste o el del valle del Guadalquivir.
Actualmente se la considera un área con personalidad propia, que abarca las provincias de Ciudad
Real, Albacete, Cuenca y Toledo.
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Las primeras referencias sobre estos yacimientos del Bronce en la región se remontan a 1899,
cuando Hervás publica noticias sobre la Motilla de Torralba, creyendo que era un túmulo
megalítico. En la década de los cuarenta Sánchez Jiménez da a conocer yacimientos en Albacete
similares a las motillas de Ciudad Real.
En los años sesenta Pellicer y Schüle localizan varias motillas en Alcázar de San Juan,
considerándolas túmulos de enterramiento o lugares de habitación del Bronce pleno
asentados sobre antiguos megalitos. En los setenta la Universidad de Granada comienza un
proyecto de excavación sobre el Bronce de la Mancha y una campaña de prospección. Desde 1977,
la Universidad de Madrid excava en el Cerro de la Encantada y desde 1984 en la Motilla de
Santa María del Retamar.
En los ochenta, Fernández Miranda comienza sus trabajos en Albacete: excavaciones en la Morra
del Quintanar, Munera y en El Acequión y campañas de prospección sobre el patrón de
asentamiento.
2.1.- Cultura material
Nájera y Molina consideran la duración de esta etapa entre 2200 y 1500 aC, estableciendo un
Bronce antiguo, otro pleno y otro tardío. En el Bronce antiguo se inicia un proceso de
nuclearización de la población y aparecen las motillas como modelo de asentamiento, con
campaniforme tardío en alguna de ellas. En la etapa plena se consolida el sistema ocupacional
del territorio con asentamientos en llanura (las motillas), ubicadas en vegas de los ríos o junto a
lagunas, y poblados en altura en las serranías. En Bronce tardío se inician cambios profundos en
región con aparición de cerámicas tipo Cogotas y continuidad de motillas y abandono de estas al final
del periodo.
o Eiroa cita dos facies paralelas, entre 1700 y 1300 a.C.: poblados en llanura o motillas y
poblados en altura, morras o castillejos.
o Sánchez Meseguer y Galán establecen periodización mediante dataciones radio carbónicas
para el Cerro de la Encantada, situando el inicio del asentamiento sobre el 2500 a.C. y su
abandono a mitad del II milenio a.C.
o Por su parte, Fernández-Posse, Gilman y Martín establecen las fases de los yacimientos
de la Morra del Quintanar y El Acequión, en Albacete ambos, con ayuda del C14. Su
determinación para la Morra del Quintanar es como inicio 2000 cal BC y segunda fase entre
1700 y 1500 cal BC. Para El Acequión determinan fases I y II entre 2200 BC y 2050 BC, y
una tercera fase 2050 BC a 1950 BC. Ocupación final sería entre 1950 – 1850 cal BC. Estos
investigadores determinan que el 90% de las fechas radio carbónicas en Bronces antiguo y
medio manchego están entre 2200 y 1500 BC pero, consideran que su subdivisión está
basada en fechas de C14, careciendo de contenido arqueológico definido, planteando la
necesidad de establecer periodizaciones con contenido arqueológico. Así mismo,
destacan que hay pocos asentamientos calcolíticos en la zona que indican que no hubo un
substrato anterior en los yacimientos y que, por lo general, los asentamientos del Bronce
desaparecen antes del Bronce tardío, salvo excepciones.
Para Cuenca se propone secuencia de tres periodos según los tipos cerámicos:
• Bronce Inicial � Cerámica Dornajos,
• Bronce Medio � Cerámica lisa
• y Bronce Final � Cerámica Cogotas I.
Con posterioridad, Díaz Andréu establece un Bronce inicial con poblados en llano y altura y un
Bronce medio con poblados en zonas altas y sistemas defensivos artificiales. Carrobles, Muñoz y
Rodríguez establecen que en Toledo los inicios del Bronce están muy ligados al final del
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campaniforme y que no es posible diferenciar un Bronce antiguo. Proponen una etapa formativa
sobre la cual evolucionan diferentes tipos de asentamientos.
2.2.- Asentamientos
Se documenta en esta zona una ocupación estable
desde el Bronce antiguo con alta densidad
demográfica en Bronce pleno. Los asentamientos
ofrecen variedad que da lugar al establecimiento de
diversas facies dentro del bronce manchego, siendo los
primeros en definirlas Nieto y Sánchez Meseguer,
sobre las excavaciones en el Cerro de la Encantada, en
Ciudad Real. Hay asentamientos en llanura: motillas
y escasos fondos de cabaña, y en altura: cerros o
castellones y morras. También algunas cuevas,
aunque de carácter minoritario.
Las motillas aparecen por llanura manchega en los cauces fluviales, con distribución regular
y distancia entre ellas de 4-5 Km, también a veces junto a lagunas. El tamaño va desde las 0,25 a 1,0
Ha, salvo algunas mayores como Los Palacios con 2
Ha. Son asentamientos con fortificación central
y poblado en torno a ella, algunas con
necrópolis en zona de hábitat. La fortificación la
constituye una torre central con sus accesos; un
patio con estructuras hidráulicas y los muros
maestros de la fortificación. En todas las
motillas aparecen estos elementos. El poblado se
extiende al exterior de la fortificación hasta un radio
de 50m y viviendas ovales o rectangulares con
divisiones internas y, a veces, paredes medianeras
(El Azuer).
Los castellones (asentamientos en altura), están
ubicados por lo general en lugares defendibles y
cuentan con sistemas de fortificación, dominando
territorios de los valles del Tajo y el Jabalón,
rodeados de zonas cultivables y de pastoreo. Su gran
visibilidad permite el control de vías de comunicación (casos de Cerro del Bu en Toledo o Cerro
de la Encantada en Ciudad Real). En otras ocasiones hay un poblado y una atalaya o torre (Cerro
del Peñón). Por otro lado, el Cerro de la Encantada es un doble promontorio con inmejorable
situación estratégica, dominando pasos hacia Despeñaperros, valle de la Alcudia y sierra de Alcaraz.
Hay defensas naturales y artificiales, a veces hasta triple recinto, silos-torreones que configuran
lienzos de murallas. Las viviendas son chozas adaptadas a la topografía, con postes de madera
en los primeros momentos y, después, con zócalos de piedra y paredes de tapial, predominando líneas
rectas. En Cerro de la Encantada se documenta un posible horno de fundición y dos de
fusión, uno de ellos en un recinto dedicado a la metalurgia ya que aparecen elementos propios de
esta actividad. En este yacimiento se han identificado estructuras interpretadas como edificios de
culto cuyo carácter ritual se relaciona con algunas sepulturas y se les considera templos funerarios.
En Cerro del Bu hay cabañas circulares u ovales con zócalos de piedras y paredes y techos de
ramajes y barro.
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En Cuenca, Díaz-Andreu observa cambio en
los patrones de asentamiento con progresivo
aumento de elección de emplazamientos
defensivos desde Calcolítico al Bronce
medio. Ve diferencias de tamaño y distribución
espacial, planteando para la zona conquense un
modelo ocupacional con concentración de
población en poblados grandes, con hasta
cinco tamaños de poblados.
Poblados en altura hay por comarca de
Almansa, en zonas con agua, tierras agrícolas y
pastos. Hay de todos los tamaños estando, los
grandes, rodeados por varios pequeños. Son
cerros de forma cónica o amesetada con
construcciones en la cima o laderas, con
defensas naturales y artificiales. El Cerro del Cuchillo presenta complejo sistema de acceso y tres
líneas defensivas con puertas de acceso. Hay dos edificios representativos, uno de 8,5x5,25 m y
puerta de acceso con tres cubetas de muros de barro en interior y cubierta de losas de piedra. El otro
es una habitación de cuatro pisos.
Las Morras se localizan en pequeñas elevaciones, con fortificaciones considerables. El
estudio más detallado se llevó a cabo por campañas de prospección intensivas en zona septentrional
de provincia de Albacete y en excavaciones en El Acequión y la Morra del Quintanar en Munera.
Cerca de 300 yacimientos con estructuras y materiales del periodo 2250-1500 a.C. Se documentan,
repartidos por el territorio prospectado, siendo de dos tipos: Morras y Castellones. Su ubicación
responde a lugares con fácil acceso a las tierras agrícolas o de pastos permanentes, dos terceras
partes de poblados están en lagunas, cursos de agua o cañadas de cultivo. Son importantes los
aspectos defensivos: la mayoría están en promontorios, riscos o cerros con fuertes pendientes. No
son lugares con ocupaciones anteriores ni posteriores y se aprecia una clara diferencia de
tamaño, desde los 3.300 m2 de la Dehesa de las Carnes a los 160 m2 de Castillejo del Jardín.
Hay un evidente desfase entre el tamaño de los yacimientos y los recursos agrícolas del
entorno. Los dos tipos de yacimientos cubren la gama completa de tamaños y no hay diferencias
funcionales.
Las morras responden a sistema de construcción de planta central y recintos circulares
concéntricos, los poblados suelen ser mayores que ellas. Morras y poblados se asientan en cerros
aislados o puntos altos de laderas y también en emplazamientos bajos.
Como representativo de fondos de cabaña, se debe mencionar el yacimiento de Las Saladillas
(Alcázar de San Juan), donde se han excavado 25 fondos de cabañas de sección cilíndrica con paredes
rectas y sección en forma de tronco de cono invertido. Las plantas son de tendencia circular. Estas
estructuras se consideran como parte de otras más amplias que no han dejado evidencias
arqueológicas al haber sido construidas con materiales perecederos.
2.3.- Enterramientos
En la Motilla del Azuer aparecen en zona de hábitat, donde se excavan más de 29 sepulturas con
restos de más de 40 individuos. Son en fosas simples o revestidas de mampostería o lajas hincadas,
que a veces se adosan a muros de casas o paramentos exteriores de la fortificación, de inhumación
individual y escaso y pobre ajuar.
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Yacimiento que proporciona mayor información es el Cerro de la Encantada, con enterramientos
en fosas, grietas de canchales o roquedos, en sepulturas construidas con lajas verticales o con
mampostería y pithoi. Se debe añadir los enterramientos adscritos a lugares de culto. El rito es
inhumación y en ajuares aparecen cerámicas, puñales de remaches de bronce, adornos en metal y
piedra (brazaletes, cuentas de collar, colgantes), también molederas, dientes de hoz,...
En zona de Almansa sólo se documenta en Cerro de La Cueva Alta Septentrional un
enterramiento de inhumación individual en grieta; una cista en la Morra de la Cueva de la Paja y
otra en Cabezo C.
En Toledo sólo conocemos la necrópolis del Cerro del Obispo en Castillo de Bayuela. Son
inhumaciones en pithoi rodeadas por bloques de granito que conforman caja exterior con
torta cerámica que cubre la estructura. Dentro del pithos está el inhumado y su ajuar es a
base de objetos de sílex, hachas de piedra pulimentada, brazaletes de arquero, ídolos,
fusayolas, crisoles, leznas, vasos, etc. Entre pithos y caja de granito hay cerámica sin usar y restos de
fauna.
2.4.- Actividad económica
La presencia de trigo, escanda, cebada y leguminosas como guisantes o lentejas, hacen
pensar en agricultura cerealista extensiva de secano con rotación en la motilla del Azuer.
Almacenamiento de los cereales se hacía por separado ¿cultivo en campos diferentes? No hay
espiguillas ni raquis, lo que indica que trillado se hacía en otro lugar.
La ganadería es la segunda actividad económica del yacimiento, con pequeños rumiantes,
bóvidos, caballos, cerdos, perros. Se explotaron productos secundarios (leche y lana) dada la
presencia de queseras y pesas de telar.
En el Cerro de la Encantada hay testimonios de agricultura y ganadería a pequeña escala,
con presencia mayoritaria de ovicápridos y bueyes y, en menor medida, cerdos y caballos. Su base
económica fundamental tuvo que ser la prospección y las actividades metalúrgicas junto con
el control del comercio del metal.
La explotación agrícola intensiva parece haber sido la base económica común en los
yacimientos albaceteños, así como la ganadería, con asentamientos en zonas de pastos
permanentes.
De esta diversidad de actividades se deduce actualmente un sistema complementario entre los
asentamientos. Nájera y Molina creen que clases dirigentes del Bronce manchego no residieron en
motillas sino en los principales asentamientos de altura (como Cerro de la Encantada). Esto
permite hipótesis de existencia de este sistema complementario con interrelación entre poblados de
altura (residencia de elites) y asentamientos en llanura, con función dirigida a explotación,
almacenamiento y gestión de los recursos agropecuarios.
En el corredor de Almansa se constatan la agricultura, la ganadería y la metalurgia,
documentándose tareas agrícolas y de transformación en la Morra del Quintanar. El metal es
escaso y hace pensar en sistema de producción de mercantil.
Debió tener gran importancia la industrial textil, puesto que en esta misma Morra hay una
construcción con abundantes pesas de telar de gran tamaño.
2.5.- Cultura material
o En piedra tallada, los dientes de hoz aparecen en casi todos los yacimientos y, más
esporádicamente, hay restos de talla, lascas y láminas. En piedra pulida lo más habitual son
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hachas y azuelas, junto con molinos, por lo general, barquiformes. Martillos de minería,
moldes para fundición así como crisoles y brazaletes de arquero completan el apartado.
o En hueso o concha hay presencia de punzones, agujas y espátulas así como botones con
perforación en V, colgantes y cuentas de collar.
o El marfil abunda en Morra del Quintanar y El Acequión plasmado en botones en V y
en una barrita preparada para fabricarlos (esta última en el Quintanar).
Por lo general, el metal empleado es el cobre habiendo puntas de flecha de largo pedúnculo y puñales
en las motillas. En comarca de Almansa hay puñales de remaches, puntas Palmela y en el Cerro
del Cuchillo hay, también, escorias, hachas planas, cuchillos, punzones y adornos. En el Cerro de
la Encantada se documentan tres hornos, uno de ellos en un recinto que aparece ser dedicado a
la metalurgia, ya que junto a él apareen fragmentos de moldes y un crisol con escoria; se constatan
puntas de fecha lanceoladas con pedúnculo, punzones, cinceles, puñales de remache,
zarcillos y brazaletes (estos últimos de plata).
En las Saladillas (Alcázar de San Juan), la cerámica se hace a mano, alisada y rara vez bruñida.
Por lo general es lisa, excepto algunas digitaciones en el borde, un cordón y alguna incisión. Las
formas son cuencos semiesféricos, vasos globulares con cuello, ollas y fragmentos de queseras.
Destacan los vasos carenados con asa y alguno con cazoleta del Cerro del Cuchillo. También
en Toledo predominan las cerámicas lisas con alguna incisión o impresión en el borde; sus formas son
de cuencos semiesféricos, ollas globulares, vasos carenados y grandes recipientes de almacenaje, así
como queseras y cucharas.
En las motillas abundan los cuencos bajos y abiertos, vasos de carena baja y grandes vasijas
carenadas en cerámicas espatuladas o bruñidas, por lo general, lisas. En Cerro de la Encantada
hay cerámica a mano lisa con algunos bordes decorados, con mamelones, cordones, relieves y
surcos.
3.- NOROESTE PENINSULAR
3.1.- Cronología y periodización
El Bronce antiguo abarca desde 1800 al 1500 aC y el medio desde 1500 a 1200 aC. Existen
varios intentos de periodización (Harrison, Almagro Gorbea y Ruiz Gálvez), siendo evidente que
este periodo se inicia tras una fase calcolítica con fuerte desarrollo megalítico.
Bajo esta clasificación se incluye Galicia, norte de Portugal y zona occidental de Asturias. Lo
mejor conocido son los depósitos de materiales, hallazgos sin contexto arqueológico, por lo que las
periodizaciones se han realizado sobre la base de las distintas tipologías. Partiendo de Harrison y
Almagro, Ruiz Gálvez marca tres etapas:
o Etapa inicial o de formación (1800-1700 aC). Fuerte substrato campaniforme, contactos
atlánticos reflejados en alabardas Carrapatás y los rituales de enterramiento. Se
comienzan a individualizar las características del periodo.
o Etapa de desarrollo (1750/1700-1600 aC). Ya están definidas las características de la
zona, con una primera explotación intensiva del oro aluvial y de recursos mineros.
Hay progresivo aumento de tipos metálicos y evidentes contactos con núcleo metalúrgico del
sureste, sirviendo como puente entre éste y regiones atlánticas. Contactos con Bretaña.
o Etapa de transición (1600-1500 aC). Contactos intensos con Bretaña y más difusos con
Wessex e Irlanda.
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Eiroa también establece tres fases:
1) Bronce antiguo A (1800-1700 aC). Fuertes tradiciones locales. Paralelo a horizonte de
Ferradeira. Se conoce como Horizonte de Montelavar o Roufeiro.
2) Bronce antiguo B (1700-1600 aC). Se desarrollan algunos tipos anteriores así como la
orfebrería. Se denomina fase Atios.
3) Bronce antiguo C (1600-1500 aC). Transición hacia Bronce medio con transformación cultural.
Se denomina a esta fase Caldas de Reyes.
La etapa siguiente, Bronce medio, se encuadra entre 1500 y 1200 aC, se conoce como Horizonte de
Barcelós (o Codeseda-Melide), definido por algunos objetos metálicos (aleados o no): hachas de
talón con reborde sin anillas.
En Asturias, de Blas Cortina propone dos fases, una inicial con influjos campaniformes pero
sin esta cerámica (Gamonedo, Frieres y Cueva del Cuélebre son los yacimientos más
representativos), y otra de desarrollo (depósito de Siego en Cabrales entre otros, con largas hachas
planas tipo Cabrales, muy difundidas en otras zonas de la península).
La introducción de metalurgia se conoce por estos depósitos, además de por restos de materiales
que muestran explotación en minas de Aramo en Mieres y El Milagro en Onís. de Blas opina
que, ante la intensidad de explotación de las minas y la escasez de objetos manufacturados, se puede
hablaar de una exportación de mineral a otras zonas.
3.2.- Asentamientos
Es escasa la documentación en este apartado. La casi ausencia de asentamientos atribuibles a
esta etapa hasta hace bien poco hizo pensar en un descenso demográfico a causa de una crisis. En la
actualidad se tiende a pensar en una continuidad de la población pero con mayor movilidad motivada
por la importancia de la ganadería.
Los poblados estables tienden a desaparecer. Lo más frecuente son estructuras como silos o
basureros o agujeros para postes. También hay recintos para encerrar ganado y son claras las
ocupaciones estacionales. La situación de los asentamientos sirve de base para afirmar la
importancia de la ganadería, también se cree que la presencia de petroglifos y hallazgos de espadas
descontextualizadas pueden interpretarse como marcadores de zonas de paso o rutas (Fabregas
relaciona estos hallazgos con otros de la Meseta, Zamora y Salamanca, cuya ubicación
controlando salinas o rutas trashumantes, confirma la interpretación de cría de ganado.
3.3.- Enterramientos
Perduran, aunque escasas, las reutilizaciones de construcciones megalíticas, pero hay
aumento y desarrollo de la individualización y pérdida de monumentalidad en tumbas, con las cistas
como más representativo, sean solas o agrupadas en necrópolis. Destacan Tarayo de Cerqueda en
San Cristóbal (Coruña), Atios en Porriño (Pontevedra) y Sao Bento de Bulagaes. Son muy
insuficientes los enterramientos conocidos, aún más en Bronce medio, lo que lleva a pensar que
no es el ritual usado para toda la población. Para interpretar este vacío, se piensa en la
existencia de estructuras funerarias tan poco significativas que no se puedan atribuir con claridad ni
cultural ni cronológicamente (fosas, pequeños túmulos).
Esta no visibilidad del mundo de los muertos, propia de otras zonas atlánticas trata de
explicarse como el resultado de intencionalidad simbólica en la que se primaría otro tipo de
manifestaciones. Esta desaparición de evidencias podría relacionarse con la existencia de
depósitos y con distribución de petroglifos u otros símbolos, que serían reflejo de ceremonias
que canalizaran el simbolismo.
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Se piensa en ritos funerarios vinculados con los depósitos. Ruiz Gálvez relaciona tránsito que
implica la muerte con enterramiento de depósitos en cursos fluviales o rutas de paso, que
delimitarían derechos de uso o control de gran importancia en esta etapa en la que las vías
naturales se usaban de forma intensa, consecuencia de la creciente circulación de ideas y materias
primas. Los ajuares de algunas de las pocas tumbas conocidas son ricos, con objetos metálicos como
puñales, puntas Palmela, espirales de plata y oro, diademas de oro, brazaletes de
arquero...
3.4.- Cultura material
Bronce antiguo supone inicio de actividades metalúrgicas (con cobre sin alear o aleación natural
de arsénico) y mineras en región. Los objetos metálicos abundan, siendo lo más representativo en
este periodo. Aparecen puñales con lengüeta y puñales de remaches, alabardas, hachas y
espadas, algunos de estos bien representados en depósito de Roufeiro (Ourense). El tipo de hacha
plana de Roufeiro evoluciona a hachas también planas pero más grandes y gruesas. Aparecen
algunas relacionadas con tipos irlandeses en Lugo que pueden ser importadas. Al final del periodo
hay algunas de influencia argárica trapezoidales. También hay brazaletes y espadas, destacando las
de tipo Santiago y Pinhal de Melos, y las de Cuevallusa, casi de transición con Bronce medio,
relacionadas con el tipo bretón de Saint Brandan, pero de producción local.
La orfebrería se desarrolla según avanza el período, con diademas, espirales y bandas de
oro en primeros momentos con tipos locales e importados de espirales largas, gargantillas de
tiras y algunas lúnulas en norte de Portugal. El hallazgo más famoso es el de Caldas de Reyes
(Pontevedra), de final del Bronce antiguo o inicios del medio, con gargantillas de tiras, brazaletes,
torques, varas y un peine. También hay piezas de influencia bretona como espirales de plata y
cobre. Un conjunto destacable en plata es el de Antas de Ulla, consistente en un gran aro del que
cuelgan seis espirales, cada una de ellas con cinco eslabones de dos o tres vueltas.
El Bronce medio aporta como novedad el uso del bronce y supone un periodo con pocas
innovaciones que preludia lo que será el siguiente: Bronce final, momento de esplendor de la región
convertida en gran foco metalúrgico de Europa occidental del denominado Bronce atlántico.
Se inician explotaciones intensivas de minerales, siendo posible la comercialización del metal,
así parece indicar la existencia del bloque de cobre de Lamela (Pontevedra). En cuanto a tipos
nuevos, se pueden citar espadas de tipo argárico, espadas estoques, hachas con reborde y talón y
hachas tipo Bojôes-Barcelos, con el filo abierto y algunas decoradas. También hay que mencionar
la existencia de moldes de fundición y cerámica decorada con incisiones geométricas sobre pasta
blanca tosca en Lavapês (Pontevedra).
En arte rupestre hay que mencionar el espectacular ídolo de Peña Tu en Llanes (Asturias), el
más representativo megalitoestela del Noroeste. Es un gran bloque de caliza con decoración pintada
y grabada de figuras humanas muy esquemáticas. En el extremo derecho destaca el ídolo
propiamente dicho, que es una representación geometrizada de un ser antropomorfo de 1,1m
de alto, a la izquierda del mismo está representada una espada, aparentemente, que aludiría a la
masculinidad del individuo y a su dignidad como jefe o guerrero.
4.- NOROESTE PENINSULAR
Se pueden destacar tres regiones con manifestaciones culturales diversas: Aragón, Cataluña y
País Vasco.
4.1.- Aragón
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La información es fragmentada e insuficiente: a partir de un Calcolítico poco conocido,
tampoco se sabe mucho de los inicios del Bronce. Burillo y Picazo hacen una periodización en tres
fases, partiendo de fechas C14 y de seis yacimientos:
• Bronce antiguo (1950-1600 aC/2450-1900 cal BC)
• Bronce medio (1600-1300 aC/1900-1400 cal BC)
• Bronce tardío (1300-1100 aC/1500-1150 cal BC)
Estos seis yacimientos se extienden por sierras y depresiones del sur de Teruel, al límite con
provincias de Valencia y Castellón.
Según Andrés Rupérez, los límites cronológicos de esta etapa son los tradicionales en la
historiografía aragonesa, no coincidiendo con la Edad de bronce propiamente dicha, por un
lado estaría incluido el Calcolítico, unido al Bronce inicial en la región, y por otro, se excluye el
Bronce final, el cual es inseparable del Hierro inicial abarcando un marco temporal de 2500 a 1200
aC.
Según los yacimientos excavados en cuenca del río Alfambra (Teruel), Picazo Millán
sintetiza los aspectos más relevantes al Bronce antiguo. Hay un primer momento de ocupación en el
cerro del Castillo de Frías sobre el 2075 aC, el cual sirve como referencia de transición del Calcolítico
a primeros asentamientos del Bronce. Poco después existen numerosos asentamientos típicos del
Bronce (Las Toscas, 1930 aC).
4.1.1.- Asentamientos
Hay poblados estables en zonas estratégicas de altura pero perviven las cuevas de hábitat en
zonas altas de Huesca (La Espluga), y algunos poblados como Moncín (Zaragoza). Relacionados con
Bronce valenciano están El Castillo de Frías (Teruel), Uncastillo y La Muela (Zaragoza). Son
poblados estables en zonas estratégicas con casas ubicadas en la cima y, sobre todo, en las laderas,
con plantas rectangulares y zócalo de piedra. Son ya del Bronce medio y, la existencia de medianeras
testimonia una organización del espacio. En su interior hay hogares, enlucidos y estructuras
adosadas a las paredes, vasares.
Hay silos o basureros y cabañas cuadrangulares en barro al aire libre, sobre todo en el Bajo
Aragón. Moncín tiene secuencia desde Calcolítico a Bronce tardío con fechas de C14 desde mitad del
III milenio hasta el 1300/1200 BC. Es un poblado ganadero agrícola y aparecen cerámicas con
apéndice de botón también presentes en otros lugares del mismo Bajo Aragón.
Parece claro que cuencas de ríos Cinca, Jalón y Jiloca desempeñan un importante papel
como vías de comunicación con el sur de Francia y con la Meseta. Partiendo de variaciones
cerámicas y su distribución geométrica, Burillo y Picazo proponen para Bronce medio la existencia de
dos zonas articuladas en torno a un poblado (El Castillo), ubicado en la cuenca del Alfambra, lo que
reflejaría un proceso de jerarquización.
Sin embargo, no hay continuidad en Bronce tardío ya que la mayoría de los poblados se
abandona. Los cambios se interpretan como resultado de una crisis que desemboca en
despoblamiento del territorio y que se observa en otros poblados que se deshabitan o que se pasa
de casas a fondos de cabaña. El proceso de jerarquización también se observa en algunos de los
grandes poblados del Bronce valenciano. Hay que destacar, ya en Bronce tardío, la presencia de
cerámica Cogotas I en los poblados, especialmente en zonas próximas al Ebro y otros ríos, por lo
general.
4.1.2.- Economía
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Se basa en la ganadería, tanto para la obtención de carne como productos secundarios.
Existen sobre todo ovicápridos y bóvidos, menor número de cerdos. La caza es muy importante y
la agricultura está poco documentada pero se acepta la existencia de agricultura de secano con
barbechos.
4.2.- País Vasco
Perviven algunos campaniformes y, en momento avanzado aparecen elementos de Cogotas I
llegados desde la Meseta. Grupo de Los Husos (Álava) es el mejor definido. El nombre deriva de la
cueva del mismo nombre con tres niveles de ocupación del Bronce y evidencias de la introducción
de metalurgia en País Vasco. Es un grupo más ganadero que agrícola, con útiles de sílex de
tipologías antiguas con hojas de hoz, lascas y hojas. Abunda la industria ósea con adornos.
En cerámica hay vasos carenados y troncocónicos con decoraciones incisas, digitadas, a
peine,... Restos de tejido y un puñal metálico con dos remaches. Hay una fecha del 1710 aC para la
Cueva de Gobaederra (Álava). También hay otros poblados como La Hoya (Álava) con campaniforme
todavía.
Es menos conocido el grupo de Santimamiñe en Vizcaya, con serie de cuevas en las que vivieron
grupos dedicados a la agricultura y ganadería. También se conocen: una fecha de 1760 aC para la
Cueva de las Pajucas (Álava) y datos sobre un depósito, perdido en la actualidad, el de Kutxinobaso
(Vizcaya), hallazgos esporádicos con hacha tipo Barcelós en Guipúzcoa y materiales en dólmenes de
Auski o Aralar, encasillados en el Bronce medio.
4.3 Cataluña
En varias zonas pervive el megalitismo, sobre todo al oeste de la cuenca del Llobregat con
caracteres arcaizantes e influjos transpirenaicos, y el campaniforme. Los comienzos del Bronce están
marcados por la presencia de cerámica epicampaniforme tipo Arboli, nombre derivado de las
cuencas tarraconenses donde aparece. Actualmente se engloba dentro del grupo de noreste. Sus
formas son cuencos, tazas, jarras con perfil en S y vasos carenados, la decoración es a base de
incisiones de guirnaldas, flecos o festones. Las dataciones son del último cuarto del III milenio e
indican el fin de las decoraciones campaniformes.
En el norte destaca la presencia de cerámicas con apéndices de botón en contextos de
Bronce antiguo, medio y posterior. Hay evidentes influencias del sur de Francia y norte de
Italia, y se distribuyen por toda la región llegando al valle del Ebro o a Soria y Guadalajara,
siendo más numerosas en Gerona y en el interior de Cataluña. Se evidencia la ruta norte sur de esta
difusión. Por lo general son cerámicas lisas que proceden de contextos funerarios. La presencia de
estas en un entorno geográfico casi coincidente con el posterior Campo de Urnas se ha interpretado
como inicio de penetraciones norpirenaicas. Está clara la existencia de relaciones e intercambios. Las
formas son tazas y vasos carenados lisos.
4.3.1.- Cronología
Se establece una división en tres etapas:
1. Bronce Antiguo (1800-1500 a.C.)
2. Bronce Medio (1500-1250 a.C.)
3. Bronce Final (1250-700 a.C.)
Para Maya y Petit determinan en esta zona una única etapa, previa a Campos de Urnas, que
englobaría Bronces antiguo y medio, abarcando desde 2300 al 1300 a.C.
4.3.2.- Asentamientos
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No se documentan cambios respecto a la etapa anterior. Perduran algunas cuevas en zonas
de montaña, hay asentamientos al aire libre con estructuras perecederas en zonas altas de tierras
de pasto, en tierras agrícolas llanas parecen complementarse, aunque con importancia creciente de
ganadería. Se recuperan antiguas cuevas neolíticas como Santa Creu de Olorde o Roca del
Frare. Aparecen talleres de sílex en regiones como El Priorato o El Penedés.
La dispersión geográfica es similar la anterior, ocupándose zonas nuevas como el norte de
Gerona y cuencas del Alto y Bajo Segre, y el Cinca, donde a estructuras perecederas se unen las
de adobe y tapial o piedra., incluso. La mayor extensión de las estructuras parece indicar
estabilidad de población. En algunos casos (Instituto Manlleu en Osona) hay abundancia de
estructuras abarcando unas 6 Has de extensión.
4.3.3.- Enterramientos
Existe continuidad en algunas cuevas y megalitos, incluso se construyen algunos nuevos. Aparecen
en éstos, enterramientos secundarios y restos óseos quemados. Sin embargo, la tendencia es a
enterramientos individuales o dobles. En ocasiones hay inhumaciones individuales, dobles o
cuádruples en estructuras excavadas en el suelo, en asentamientos al aire libre, similares a silos,
que debieron ser reutilizadas con fines funerarios.
Aparecen cistas de tradición megalítica pero de rito individual como Cueva del Toll en Moia
(Barcelona), datado sobre el 1850 a.C. Sepulturas individuales en cueva aparecen en Rocallaura, con
un ajuar de objetos arcaicos y otras muy avanzadas. También hay enterramientos en fosa cubiertas
por losa con materiales de pervivencia calcolítica.
4.3.4.- Actividad económica
Hay pocas diferencias respecto a etapa anterior: en cuanto a los cereales, perduras el trigo y la
cebada y aparece el mijo en la Bruma del Serrat del Pont. Están poco documentadas las leguminosas
(guisantes, lentejas y arvejas). En ganadería predominan ovicápridos, después los cerdos y en
menor número los bóvidos. Perduran caza y recolección.
En cuanto al metal, esta es zona con pocos recursos mineros por lo que actividad metalúrgica
tiene poco desarrollo, pero ofrece una mayor complejidad que implica la extracción del mineral,
reducción, aleación y fundición. Tanto producción como demanda debieron ser a pequeña escala
según el bajo número de objetos (algunos adornos y útiles como hachas planas) y la inexistencia de
espadas y objetos de prestigio.
En yacimiento tarraconense de Porta Lloret están más claras las evidencias de actividad
metalúrgica, con presencia de masas de fundición, crisoles, moldes. Testimonian la
transformación del mineral. Por otro lado, hay útiles mineros en Cueva de Tartareu en Lérida. Los
objetos metálicos encontrados son punzones, puntas de flecha con aletas y pedúnculo,
puñales y hachas planas.
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