ESCUELA DE CIUDADANÍA DE INCIDE: ESTA ES NUESTRA PROPUESTA
Correo del Caroni
1. LA EXPROPIACIÓN DE LA VOLUNTAD INDIVIDUAL/José Carlos Blanco Rodríguez
09 de noviembre 2010
No queda ninguna duda de que el proceso político que lidera el presidente Chávez no se conforma
con cambiar las instituciones, sino que quiere cambiar la sociedad y la forma de vivir de los
venezolanos. Hay una gran preocupación por el destino del país, ya que nadie puede saber a
ciencia cierta a dónde va a parar esta aventura política. En los últimos días crece el nerviosismo y
la incertidumbre por la ola de expropiaciones y el destino de los bienes de los ciudadanos ante el
peligro de la desaparición del derecho a la propiedad privada. Pero hay algo más grave, que
todavía no percibe claramente el ciudadano común: este torrente revolucionario no sólo pone en
peligro lo que tiene o puede llegar a tener, sino que también coloca en situación de riesgo el
derecho a decidir en forma autónoma e individual sobre sus relaciones privadas. En efecto, para la
revolución pareciera que no existe el principio de la autonomía de la voluntad, que es el pilar
fundamental del derecho privado.
Todo ordenamiento jurídico que pretenda garantizar los derechos subjetivos de carácter privado,
tienen que establecer el principio de la autonomía de la voluntad, que es la capacidad de los
sujetos de autorregular sus relaciones en la forma que deseen. En un sistema de libertad individual,
los particulares tienen la libre disposición de sus derechos y pueden dar a los mismos el destino
que estimen conveniente, siempre dentro de los límites que les establezcan las leyes, la moral y las
buenas costumbres. Lo ideal, es que el Estado actué para proteger el interés colectivo y a la vez
garantice los espacios de libertad individual. El ejercicio de la autonomía de la voluntad es el
ejercicio de la libertad; sin autonomía de la voluntad difícilmente puede haber libertad.
Pero en nuestro país y en los tiempos que corren, la libertad individual no es autónoma, como
debería serlo de acuerdo con la Constitución; pareciera que como dicen algunos posmodernos,
tenemos una libertad sin voluntad. El control de la voluntad individual se torna cada vez más
intenso: los requisitos legales para realizar cualquier acto de disposición de bienes o creación de
empresas, son tan exagerados que a veces lo hacen imposible; en días pasados en un programa
radial se comentaban proyectos de leyes que establecen como condición para la venta de los
inmuebles, ofrecérselos previamente al Estado, a los familiares o a los vecinos; una señora de
Maracaibo denunciaba por las redes sociales que para viajar con sus hijos le pedían una
autorización de los consejos comunales; el colmo de todo esto, es que inclusive para realizar
trámites ante el Ministerio de Vivienda y Hábitat los solicitantes deben tener el visto bueno de los
consejos comunales.
Si las cosa siguen así, dentro de poco en Venezuela el ciudadano común no podrá hacer nada sin
pedir permiso y obtener autorización previa.
El respeto a la autonomía de la voluntad individual es una conquista del hombre, que todos los
estados de derecho modernos reconocen. Nosotros la tenemos establecida formalmente en el
ordenamiento jurídico, pero en la práctica se está destruyendo. La mejor forma de defenderla es
exigir que se respete y no aceptar los hechos que la menoscaben. Si dejamos que nos
“expropien” la voluntad es porque no entendemos que los derechos son más
importantes que los bienes. Jblanco@ucab.edu.ve