1. Carolina Estrada Díez 30 de agosto de 2012
Teoría Avanzada de la Gestión
Especialización en Gestión Empresarial
SOCIEDADES POSTMODERNAS, REDES DE CONOCIMIENTO ARTICULADAS RESPONDIENDO A
NECESIDADES PARTICULARES
En esta ocasión quisiera empezar citando al economista Adam Smith,que plantea al hombre como
un ser egoísta, pero que a pesar de esta naturaleza hay algunos elementos que lo hacen
interesarse por otros, aunque de ese beneficio no obtenga nada.
El ser humano desde que nace su instinto lo lleva a la supervivencia y a priorizar sus necesidad por
encima de los demás, con el tiempo va modelando su carácter y forma de ser que con una
disciplina adecuada se va formando para encajar bajo unos parámetros sociales.
De la forma como se dio la modernidad podemos decir que su proceso fue similar al que
experimenta el ser humano. Nace como respuesta a la crisis de la edad media, donde el hombre
cansado de la manipulación y control de la religión decide romper con las ideas impuestas y va en
busca de su propia verdad y libertad. A partir de este momento el controla todo, la economía, la
producción, la sociedad, la cultura, el saber, es más hasta el desgaste de la naturaleza.
La modernidad se planteaba entonces en una vía directa hacia el progreso basada en la ciencia y
su método. Comienza entonces un camino sin descanso – que aúnconstruimos - hacia el
conocimiento y la verdad para entenderla y dominarla.
Algunos teóricos plantean el fin de la modernidad por la década de los 70 y la historia se da un giro
hacia la postmodernidad, el autor Jean-François Lyotard plantea la existencia de dos grandes
relatosantes de la postmodernidad que buscan “legitimar el saber”, uno de ellos plantea que el
pueblo tiene derecho al saber y su construcción hacia el progreso, el saber se legitima no solo
porque busca la verdad sino que también busca lo justo conducido hacia un bienestar anhelado. El
segundo relato plantea que la única función del saber es la formación espiritual y moral del
pueblo.
De acuerdo a lo planteado por Lyotard estos dos relatos se agotan y surge la postmodernidad, la
humanidad se encuentra en un punto de incertidumbre, la ciencia había planteado el progreso y
en este punto comienza a quedarse corta. Ante esa incertidumbre muchas ciencias comienzan a
desaparecerse y aparecen otras; ya no es importante la búsqueda de lo verdadero o de lo justo, lo
que importa es la eficiencia, conseguir la mayor cantidad de resultado con el menor número de
recursos. La idea es ahora entre más conocimiento se acumula es más factible tener la razón”, es
entonces cuando se da surgimiento a las especialidades, que les da “plus” a unos sobre otros y así
ser más eficiente y competente y de esta forma tomar una posición dominante, soportada en el
poder que les da su conocimiento.
“El obrero que fabrica todos los días la misma pieza y el jefe que trata constantemente los mismos
negocios, adquieren una habilidad, una seguridad y una precisión que acrecen su rendimiento... La
división del trabajo permite reducir el número de objetos sobre los cuales deben aplicarse la
atención y el esfuerzo. Se reconoce que es el mejor medio de obtener el máximo provecho de los

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individuos y de las colectividades”. (Fayol, 1841). Así como lo plantea Fayol, Hanley y ya mucho
antes Smith la división del trabajo permite la generación de conocimientos especializados y
específicos que se desarrollan y potencian en pro de la sociedad, produciendo más con el menor
esfuerzo. Tal situación se hace visible en las empresas que cuentan con los recursos para cumplir a
cabalidad con sus funciones, pero en muchas ocasiones podemos ver como las empresas no hacen
análisis detenido y permanente de sus recursos, identificando sus capacidades y al mismo tiempo
potencializándolas, ni tampoco hacen análisis proactivos que permitan ir adaptando sus
estructuras a los cambios que supone el entorno, lo que desemboca en muchas ocasiones en
empresas obsoletas y resistentes al cambio, porque no cuentan con las herramientas para
adaptarse y su salida del mercado es inminente.
La especialización de las funciones separa los poderes y crea jerarquías, tal como lo plantea
Drucker “hace 125 años, cuando aparecieron por primera vez las empresas muy grandes, el único
modelo de estructura organizativa que se les ofrecía era el ejército: Jerárquico, de mando y
control, de línea de estado mayor" (DRUCKER, 1993: 324). La disciplina militar ha sido patrón o
modelo de gestión referente para muchas organizaciones y modernas; la ética del deber o de la
obediencia al superior inmediato, la racionalidad formal, el sujeto disciplinario y un discurso físico
o científico de lo real, son elementos que al integrarse constituyen lo que Kiechel plantea como
orden de poder institucional. A este tipo de organización esa ética de obediencia y racionalidad
corresponde un sujeto disciplinado, susceptible a ser producto de las influencias de las masas, con
un carácter dócil que se forja fácilmente y se acomoda a las definiciones de la sociedad.
Las organizaciones funcionan como redes al ser estructuras basadas en la división y especialización
del trabajo. Cada función o tarea se vuelve indispensable dentro una organización su ejecución
depende de la realización de otra tarea al tiempo que se vuelve insumo de otras, su función es en
cadena. Cada una de esas funciones son destrezas que dependen unas de otras para alcanzar los
resultados en una organización, al hablar en este sentido nos referimos entonces a un tipo de
“estructura orgánica de movimientos precisos y rígidos, que dibujan una real de acero donde el
sujeto queda atrapado y convertido en masa” (Kiechel,1994).
El reconocimiento de un sujeto está dado por el logro de resultados, éxitos alcanzados y
conocimientos adquiridos, y es cuando el hombre cree que ha logrado su propia satisfacción y
realización, cuando en realidad está siendo un reflejo de lo que un modelo social o en este caso
una organización ha querido hacer de él, “Cada individuo acaba siendo la encarnación de los
valores de la empresa y los otros le ven como símbolos del éxito, de la excelencia” (Kiechel, 1994).
Que es lo que ha pasado entonces con el sujeto cuando su tiempo de vida terminó transformado
en tiempo de trabajo, y su fuerza en fuerza de trabajo productiva y más preocupante aun cuando
él considera que su propia realización está basada en la realización personal bajo estas premisas.
El hombre es el resultado de lo que la sociedad espera de él, de sus valores, hábitos y costumbres,
con paradigmas impuestos y en muchas ocasiones carente de criterio para liberarse de ellos y
crear nuevas ideas, obstáculos epistemológicos en la construcción de nuevas ideas, sesgado por

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sus vivencias y formaciones pasadas. Salirse de este esquema es incluso impensable, nos realizan
planteamientos de cómo deben ser las cosas y si acaso nuestro comportamiento no se asemeja, la
exclusión y el marginamiento son alternativas que la sociedad adopta. Donde queda entonces la
autodeterminación del hombre para tomar sus propias decisiones e implantar sus propios
modelos de pensamiento, así estos no se acomoden a los definidos, su capacidad de salirse y
romper esquemas, pero vuelve a aparecer el concepto de sociedad excluyente, son pocos los que
tienen acceso al conocimiento y los que a partir de este pueden crear y con el poder de
conocimiento persuadir, creando simplemente un ejercicito de seguidores que se acomodan
fácilmente a su esquema.
Vivimos en una sociedad excluyente y egoísta donde ciertos poderes (en manos de pocos)
concedidos por el conocimiento son los que determinan la dinámica de la sociedad y sus
organizaciones - empresariales, educativas, ambientales, etc.-, dirimen las necesidades de una
sociedad que es manipulada y sosegada, en una sociedad capitalista donde el conocimiento es
privilegio de pocos y la información es manipulada y acomodada a la conveniencia de algunos y el
poder de masas queda una vez más anulado, al no contar con el poder del conocimiento.