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PARED TORÁCICA / 77
Esqueleto de la pared torácica / 77
Orificios torácicos / 84
Articulaciones de la pared torácica / 86
Movimientos de la pared torácica / 90
ANATOMÍA DE SUPERFICIE DEL ESQUELETO DE LA PARED
TORÁCICA / 91
Músculos de la pared torácica / 93
Fascia de la pared torácica / 98
Nervios de la pared torácica / 99
Vascularización de la pared torácica /102
Mamas/ 105
ANATOMÍA DE SUPERFICIE DE LOS MÚSCULOS DE LA PARED
TORÁCICA Y LAS MAMAS / 111
VÍSCERAS DE LA CAVIDAD TORÁCICA / 112
Pleura y pulmones / 114
ANATOMÍA DE SUPERFICIE DE LA PLEURA Y
LOS PULMONES / 133
Mediastino / 135
Pericardio / 137
Corazón y grandes vasos / 141
ANATOMÍA DE SUPERFICIE DEL CORAZÓN Y LOS GRANDES
VASOS / 167
Mediastino superior / 169
Mediastino posterior / 177
Mediastino anterior / 184
TÉCNICAS DE IMAGEN DEL TÓRAX / 185
Radiografía convencional / 185
Ecocardiografía / 191
TC y RM / 191
Tórax1
E
l tórax es la parte superior del tronco, situada entre el
cuello y el abdomen. Comúnmente, el término pecho
es usado como sinónimo de tórax, pero nuestro con-
cepto de pecho (parte alta del torso) va más allá de la
pared y cavidad torácicas que contiene. Suele pensarse en el
tórax como más ancho en su parte superior. Esto se debe a la
cintura escapular u hombro (formado por la clavículas y las
escápulas), y la musculatura pectoral y escapular (miembro
superior). Nosotros consideramos que un tórax bien forma-
do es el que es más angosto en su parte inferior (cintura) y
que, en las mujeres adultas, es más grande a nivel de las
mamas.
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 75
(A) Visión anterior
1a vértebra torácica
1a costilla Clavícula
Escápula
Mitad
izquierda
de la
cintura
escapular
Sincondrosis de la 1a costilla
Manubrio
Ángulo
esternal
Esternón
Articulación
costocondral
Cuerpo
del esternón
Cartílago
costal
Apófisis
xifoides
Espacio intercostal (6°)
Ángulo infraesternal
(subcostal)
Disco intervertebral
8a costilla
10a costilla
12a vértebra
torácica
Costillas flotantes
(libres) (11-12)
Costillasfalsas(vertebrocondrales)(8-10)Costillasverdaderas(vertebrocostales)(1-7)
Bordes costales
2a costilla y
cartílago
costal
Figura 1.1. Esqueleto torácico. A y B. La caja torácica osteocartilaginosa incluye el esternón, 12 pares de costillas y cartí-
lagos costales y 12 vértebras torácicas y discos intervertebrales. Las clavículas y las escápulas forman la cintura escapular. La
línea discontinua indica la posición del diafragma, que separa las cavidades torácica y abdominal. La cavidad torácica es mucho
más pequeña que la caja torácica que la rodea. (Continúa)
La cavidad torácica y su pared tienen la forma opuesta.
Tienen forma de cono truncado, más estrecho en la parte
superior, y la circunferencia aumenta progresivamente hacia
su parte inferior y alcanza su diámetro máximo en la zona de
unión con la porción abdominal del tronco. La pared de la
cavidad torácica es relativamente delgada, tiene el mismo gro-
sor que su esqueleto. El esqueleto torácico tiene forma de
jaula de pájaros abovedada, la caja torácica (parrilla costal),
con las barras horizontales formadas por las costillas y los car-
tílagos costales sujetos al esternón, que tiene una disposición
vertical, y a las vertebras torácicas (Fig.1.1). Además, el suelo
de la cavidad torácica (el diafragma) se invagina (es decir, es
empujado hacia arriba) por la presencia de las vísceras en la
cavidad abdominal. En consecuencia, casi la mitad inferior de
la pared torácica rodea y protege las vísceras abdominales y las
torácicas. Por esto, el tórax y especialmente la cavidad toráci-
76 1 / TÓRAX
Clavícula
Escápula
Ángulo inferior de la
escápula
Mitad
izquierda
de la
cintura
escapular
7a costilla
Ángulo de la costilla
12a costilla
Costillas flotantes (libres)
(11-12)
1a vértebra torácica
1a costilla
Espina de la escápula
Espacio intercostal
(9°)
(B) Visión posterior
12a vértebra
torácica
Figura 1.1. (Continuación)
ca es mucho más pequeño de lo esperado según su apariencia
externa.
El tórax contiene los órganos primarios de los sistemas respi-
ratorio y cardiovascular. La cavidad torácica se divide en tres
grandes espacios. El compartimento central o mediastino alberga
las estructuras de conducción de las vísceras torácicas, excepto los
pulmones. Los pulmones ocupan los compartimentos laterales o
cavidades pulmonares que se sitúan a ambos lados del mediastino.
De esta manera, la mayor parte de la cavidad torácica está ocupa-
da por los pulmones, que se encargan del intercambio de oxíge-
no y dióxido de carbono entre el aire y la sangre, y la mayoría de
las otras estructuras están relacionadas con la conducción del aire
y la sangre hacia y desde los pulmones. Los nutrientes (comida)
cruzan la cavidad torácica a través del esófago, pasando desde el
órgano de ingesta (la boca), al lugar de la digestión y absorción
(abdomen).
A pesar de que en términos de función y desarrollo las glán-
dulas mamarias se relacionan con el sistema reproductivo, están
localizadas en la pared torácica, y por eso se incluyen en este
capítulo.
PUNTOS CLAVE. El tórax consiste en la cavidad torácica, su
contenido y la pared que lo rodea, y es la parte del tronco
situada entre el cuello y el abdomen. La forma y el tamaño de
la cavidad torácica y su pared son diferentes (especialmente
más pequeña) que el tórax, puesto que el último incluye algu-
nos huesos y músculos del miembro superior y, en mujeres
adultas, las mamas.
Pared torácica
La verdadera pared torácica incluye la caja torácica, los múscu-
los que se extienden entre estos elementos, además de la piel,
tejido subcutáneo, músculos, y la fascia que cubre su cara ante-
rolateral; las mismas estructuras que cubren su cara posterior se
consideran pertenecientes a la espalda. Las glándulas mamarias
están situadas en el tejido subcutáneo de la pared torácica. Sin
embargo, los hombros son claramente parte de los miembros
superiores; los músculos toracoapendiculares anterolaterales
(véase Capítulo 6) que cubren la caja torácica y forman el lecho
del pecho (pectoral mayor y serrato anterior, distintos de los
músculos del miembro superior basándonos en su función e
inervación) se encuentran en la pared torácica, por lo que pue-
den ser considerados parte de ella (aunque nos referiremos a
ellos de forma breve aquí). Lo mismo ocurre con los músculos
toracoapendiculares posteriores (trapecio y dorsal ancho) que
han sido considerados comúnmente músculos superficiales de
la espalda, a pesar de que en términos funcionales son clara-
mente músculos del miembro superior (y también están descri-
tos en el Capítulo 6).
La forma abovedada de la caja torácica le proporciona una
importante rigidez y, dado que sus componentes son livianos, es
capaz de:
• Proteger los orgános vitales internos torácicos y abdominales
(la mayoría rellenos de aire o fluidos) de las fuerzas externas.
• Resistir las presiones negativas internas (subatmosféricas)
generadas por el retroceso elástico de los pulmones y de los
movimientos inspiratorios.
• Aportar sujeción y soporte del peso de los miembros supe-
riores.
• Aportar anclaje (origen) a la mayoría de los músculos que
mueven y mantienen la posición de los miembros superio-
res respecto al tronco además de aportar inserciones para
los músculos del abdomen, cuello, espalda y respiratorios.
A pesar de que la forma de la caja torácica aporta rigidez, sus
articulaciones y la delgadez y flexibilidad de las costillas apor-
tan una flexibilidad importante que permite absorber el
impacto de golpes externos y compresiones sin provocar frac-
turas, así como cambiar su forma conforme sea necesario para
la respiración. Dado que las estructuras más importantes del
interior del tórax (corazón, grandes vasos, pulmones y trá-
quea), así como su suelo y paredes están en continuo movi-
miento, el tórax es una de las regiones con mayor dinamismo
del cuerpo. Con cada respiración, los músculos de la pared
torácica –trabajando conjuntamente con el diafragma y los
músculos de la pared abdominal– modifican el volumen de la
cavidad torácica, y así permiten la expansión de los pulmones
con la entrada de aire, para después (principalmente por la
elasticidad pulmonar y la relajación muscular) disminuir el
volumen de la cavidad, comprimir los pulmones y permitir la
expulsión del aire.
Esqueleto de la pared torácica
El esqueleto torácico forma la caja torácica osteocartilaginosa
(Fig. 1.1), que protege las vísceras torácicas y algunos de los
órganos abdominales. El esqueleto torácico incluye 12 pares de
costillas y los correspondientes cartílagos costales, 12 vértebras
torácicas y los discos intervertebrales (IV) interpuestos entre
ellas, y el esternón. Las costillas y los cartílagos costales forman
la parte más importante de la caja torácica.
Costillas, cartílagos costales y espacios intercostales
Las costillas (lat. costae) son huesos curvos y planos que forman
la mayor parte de la caja torácica (Figs. 1.1 y 1.2). Son extrema-
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 77
Dolor torácico
A pesar de que el dolor torácico puede ser secundario a un
proceso respiratorio, es probablemente el síntoma más
importante de patología cardíaca (Swartz, 2002). Sin
embargo, el dolor torácico también puede presentarse en
patología intestinal, de vesícula biliar y musculoesqueléti-
ca. Cuando evaluamos a un paciente con dolor torácico, el
examen clínico debe discriminar entre las causas más gra-
ves y las menos importantes de dolor. La gente que ha
tenido un ataque cardíaco usualmente lo describe como un
dolor subesternal aplastante (por debajo del esternón) que
no desaparece con el reposo. b
damente ligeras de peso y muy resistentes. Cada costilla tiene un
interior esponjoso que contiene médula ósea (tejido hematopo-
yético), formadora de células sanguíneas. Hay tres tipos de cos-
tillas:
• Costillas verdaderas (vertebrocostales) (1ª-7ª costillas): se
fijan directamente en el esternón a través de sus cartílagos
costales.
• Costillas falsas (vertebrocondrales) (8ª, 9ª y en ocasiones 10ª
costillas): sus cartílagos están unidos a los cartílagos de las
costillas superiores, por lo que la fijación al esternón es indi-
recta.
• Costillas flotantes (vertebrales o libres) (11ª, 12ª y en oca-
siones 10ª costillas): los cartílagos rudimentarios no se fijan
al esternón y finalizan en la musculatura abdominal poste-
rior.
Las costillas típicas (3ª-9ª) tienen los siguientes componentes:
• Cabeza: en forma de cuña y con dos carillas articulares, sepa-
radas por la cresta de la cabeza (Figs. 1.2 y 1.3), una carilla
para articularse con la vértebra correspondiente (que lleva el
mismo número) y una para la vértebra superior.
• Cuello: une la cabeza con el cuerpo a nivel del tubérculo.
• Tubérculo: en la zona de unión de la cabeza con el cuello;
tiene una parte articular lisa, para articularse con la apófi-
sis transversa de la vértebra correspondiente, y una parte
no articular rugosa, para unirse al ligamento costotrans-
verso.
• Cuerpo (tallo): delgado, plano y más curvo en su ángulo cos-
tal, donde la costilla gira en dirección anterolateral (también
punto límite lateral de la inserción de los músculos erectores
de la columna a las costillas; véase Capítulo 4); la superficie
cóncava interna del cuerpo tiene una hendidura costal para-
lela al borde inferior de la costilla, que aporta protección a
nervios y vasos intercostales.
Las costillas atípicas (1ª, 2ª y 10ª-12ª) son distintas (Fig.1.3):
• La 1ª costilla es la más ancha (su cuerpo es ancho y prácti-
camente horizontal), más corta y con forma más curvada
de las siete costillas verdaderas. Tiene una sola carilla arti-
cular en su cabeza para articularse con la vértebra T1 y dos
surcos transversos en la cara superior por donde transcu-
rren vasos subclavios; los surcos están separados por el
tubérculo del escaleno y su cresta, en el cual se inserta
el músculo escaleno anterior.
• La 2ª costilla es más típica; su cuerpo es más delgado, menos
curvado y bastante más largo que la 1ª costilla, y su cabeza
tiene dos carillas para articularse con los cuerpos de las vérte-
bras T1 y T2; su principal rasgo atípico es un área rugosa en
su superficie superior, la tuberosidad del serrato anterior, en
la cual se origina parte de este músculo.
• Las costillas 10a
-12a
, como la 1ª costilla, sólo tienen una
carilla en sus cabezas y se articulan con una vértebra.
• La 11a
y 12a
costillas son cortas y no tienen cuello ni tu-
bérculo.
Los cartílagos costales prolongan la costilla por su cara anterior
y contribuyen a la elasticidad de la pared torácica, aportando
una unión flexible en sus terminaciones anterior o distal (pun-
tas). Los primeros siete cartílagos aumentan su tamaño de
forma progresiva y después disminuyen gradualmente. Estos
cartílagos (y en ocasiones el 8º; Fig. 1.6) se unen directa e inde-
pendientemente al esternón; los 8º, 9º y 10º se articulan con los
cartílagos costales situados justo por encima de ellos, formando
un borde costal cartilaginoso continuo y articulado (Fig. 1.1A).
Los 11º y 12º cartílagos forman uniones en las terminaciones
78 1 / TÓRAX
Cuello
(A) Visiones posteriores (B)
Cabeza
Carilla superior
Cresta de la
cabeza
Carilla inferior
Ángulo costal
Cuerpo (tallo)
Hueso compacto
Médula ósea
(tejido
hematopoyético)
Surco
costal
Surco costal
Cara externa
Cara interna
Porción articular
Porción no articular
Tubérculo
Sitio de
articulación
con el
cartílago
costal
6a costilla
8a costilla
Figura 1.2. Costillas tipo. A. Las costillas 3a-9a tienen características comunes. Cada costilla tiene una cabeza, cuello, tubér-
culo y cuerpo (tallo). B. Sección transversa de una costilla en la parte media de su cuerpo.
anteriores de esas costillas y no se unen ni alcanzan otro hueso
o cartílago. El cartílago costal de las costillas 1-10 fija la ter-
minación anterior (punta) de la costilla al esternón y limita,
en términos generales, movimientos tales cómo la rotación del
extremo posterior alrededor del eje transversal de la costilla
(Fig.1.5).
Los espacios intercostales separan las costillas y sus cartíla-
gos costales unos de otros (Fig.1.1A). Los espacios se nombran
de acuerdo con la costilla que forma el borde superior del espa-
cio, por ejemplo, el 4º espacio intercostal está entre la 4ª y la
5ª costillas. Hay 11 espacios intercostales y 11 nervios inter-
costales. Los espacios intercostales están ocupados por los
músculos y las membranas intercostales y dos grupos (princi-
pal y colateral) de vasos sanguíneos y nervios intercostales,
identificados por el mismo número que se asigna al espacio. El
espacio situado debajo de la 12ª costilla no tiene otra costilla
debajo y nos referimos a él como el espacio subcostal; el ramo
anterior del nervio espinal T12 es el nervio subcostal. Los
espacios intercostales son más anchos en sentido anterolateral
y aumentan con la inspiración. Pueden aumentar más con la
extensión y/o flexión lateral de la columna vertebral torácica
hacia el lado contralateral.
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 79
Carilla única sobre la cabeza
Tubérculo
Cabeza
Cuello
Tubérculo
Tubérculo
Carilla
articular
superior
Cresta de
la cabeza
Ángulo
Cabeza
Ángulo costal
Tuberosidad para el
músculo serrato anterior
Cuerpo (tallo) de la costilla
Costillas
atípicas
Costillas
atípicas
Costilla
típica
Tubérculo y cresta
para el músculo
escaleno
anterior
Surcos
para
Vena
subclavia
Arteria
subclavia
1a
costilla
2a
costilla
11a costilla
8a costilla
12a costilla
Visiones superiores
Figura 1.3. Costillas atípicas. Las costillas atípicas 1a, 2a, 11a y 12a difieren de las costillas típicas (p. ej. la 8a costilla, mos-
trada en el centro). La 1a
costilla es corta y plana y el tubérculo se fusiona en el ángulo. El cuerpo de la 2a
costilla tiene una tube-
rosidad para la inserción del serrato anterior. Las 11a
y 12a
costillas no tienen cuello ni tubérculo, y la 12a
es más corta que las
demás.
80 1 / TÓRAX
Fracturas costales
La 1ª costilla es corta y ancha y su localización es poste-
roinferior en relación con la clavícula. No suele fracturarse
debido a que está protegida por su ubicación (no es posible
palparla). Cuando se fractura, puede dañar el plexo nervio-
so braquial y las venas subclavias. Las costillas medias son
las que se fracturan con mayor frecuencia. Las fracturas cos-
tales usualmente resultan de impactos o traumatismos por
aplastamiento. La parte más débil de la costilla es justo
por delante de su ángulo, por lo que un traumatismo direc-
to violento podría fracturar una costilla en cualquier punto
y el extremo fracturado podría dañar órganos internos tales
como el pulmón o el bazo. Las fracturas de las costillas bajas
pueden desgarrar el diafragma y provocar una hernia dia-
fragmática (véase Capítulo 2). Las fracturas costales son
dolorosas porque el hueso fracturado se desplaza durante la
respiración, tos, risa y estornudos.
Tórax inestable
Las fracturas costales múltiples podrían permitir que un deter-
minado segmento de la pared torácica anterior y/o lateral se
mueva libremente. Este segmento de la pared tiene un movi-
miento paradójico (hacia adentro en la inspiración y hacia
afuera en la espiración). El tórax inestable es un patología
muy dolorosa que afecta la ventilación, y en consecuencia la
oxigenación de la sangre. Durante el tratamiento, el segmen-
to afectado a menudo se fija con ganchos y/o alambres para
inmovilizarlo.
Toracotomía, incisiones en
el espacio intercostal, escisión
costal e injerto óseo
La realización de una vía quirúrgica de entrada a la cavidad
pleural a través de la pared torácica se llama toracotomía ᭤
Esófago
Tráquea
Vena cava
superior
6a costilla
(seccionada)
6a costilla
(seccionada)
Hilio del
pulmón
Pericardio
Nervio
frénico
Periostio
Pulmón
Separador
costal
Separador
quirúrgico
Separador
quirúrgico
EscápulaPleura parietal
(seccionada)
Pleural
parietal
(seccionada)
Incisión en
el periostio
Incisión
Figura RA1.1
Vértebras torácicas
Las vértebras torácicas son vértebras típicas que tienen un cuer-
po, un arco vertebral y siete apófisis para uniones musculares y
articulares (Figs. 1.4 y 1.5). Los rasgos característicos de las vér-
tebras torácicas son:
• Carillas costales bilaterales (hemicarillas) en su cuerpo, fre-
cuentemente en pares superiores e inferiores, para articularse
con las cabezas de las costillas.
• Carillas costales en sus apófisis transversas para articularse
con los tubérculos de las costillas, excepto para las dos o tres
vértebras torácicas inferiores.
• Apófisis espinosas largas inclinadas hacia abajo.
Las carillas costales superior e inferior, la mayoría de las cuales en
realidad son hemicarillas, sólo presentan un componente de la
superficie articular. Son superficies planas, apareadas bilateral-
mente sobre los bordes posterolaterales superior e inferior de una
vértebra torácica típica (T2-T9). Desde el punto de vista funcio-
nal, las carillas se articulan en pares sobre las vértebras adyacen-
tes, flanqueando un disco IV interpuesto: una (hemi)carilla infe-
rior de la vértebra superior y una (hemi)carilla superior de la vér-
tebra inferior. Típicamente, dos hemicarillas se unen de esta
manera y el borde posterolateral del disco IV que existe entre
ellas forman una cavidad única para recibir la cabeza de la costi-
lla a la que se asigna el mismo número que la vértebra inferior.
Las vértebras torácicas atípicas tienen carillas costales completas
en lugar de hemicarillas:
• Las carillas costales superiores de la vértebra T1 no son hemi-
carillas porque no las hay en la vértebra C7 superior, y la 1ª
costilla se articula con la vértebra T1. T1 sí tiene una típica
(hemi) carilla costal inferior.
• T10 tiene sólo un par de carillas costales bilaterales (enteras)
localizadas en parte sobre su cuerpo y en parte sobre sus
pedículos.
• T11 y T12 también sólo tienen un único par de carillas cos-
tales (enteras) localizadas en sus pedículos.
Las apófisis espinosas que salen de los arcos vertebrales de las vér-
tebras torácicas típicas son largas y se inclinan hacia abajo, alcan-
zando la vértebra inferior (Fig. 1.4D). Cubren los intervalos
entre las láminas de la vértebras adyacentes, para así prevenir
que objetos punzantes tales como cuchillos puedan penetrar en
el conducto vertebral medular y dañar la médula espinal. Las cari-
llas articulares superiores de las apófisis articulares superiores se
orientan principalmente hacia atrás y ligeramente de forma late-
ral, mientras que las carillas articulares inferiores de las apófisis
articulares inferiores se orientan sobre todo hacia adelante y
ligeramente en dirección medial. Las articulaciones planas bila-
terales entre las respectivas carillas articulares de las vértebras
adyacentes describen un arco, centrado en un eje de rotación
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 81
(Fig. RA1.1). Una toracotomía anterior se realiza a través de
una incisión en forma de H a través del pericondrio de uno
o más cartílagos costales y después se separan los segmentos
de cartílago costal para poder penetrar en la cavidad torácica
(Fig. 1.16). Las caras posterolaterales de los 5º-7º espacios
intercostales son los lugares de incisión para las toracotomías
posteriores. En general, el abordaje lateral es el más satisfacto-
rio para ingresar en la caja torácica. Con el paciente en decú-
bito sobre el lado contralateral, el miembro superior se colo-
ca en abducción y se sitúa el brazo detrás de la cabeza del
paciente. Esto eleva y rota lateralmente el ángulo inferior de
la escápula, permitiendo el acceso hasta el 4º espacio intercos-
tal. Los cirujanos usan una incisión en forma de H para pene-
trar hasta la cara superficial del periostio que envuelve la cos-
tilla, despegar el periostio de la costilla y a continuación eli-
mina un segmento costal ancho para obtener un mejor acce-
so a la cavidad torácica y, por ejemplo, extirpar un pulmón
(pneumectomía). Una vez que se retiró la costilla, se puede
penetrar en la cavidad torácica a través de la superficie pro-
funda de la vaina perióstica entre los músculos intercostales
adyacentes. Después de la intervención, los fragmentos de
costillas extraídos se regeneran a partir del periostio intacto,
aunque de forma imperfecta. En ocasiones los cirujanos usan
esas porciones de costilla extraídas como injerto óseo autogé-
nico en procedimientos como reconstrucción mandibular
después de una escisión tumoral.
Costillas supernumerarias
En condiciones normales tenemos 12 costillas en cada lado,
pero este número puede aumentar por la presencia de costi-
llas cervicales y/o lumbares extra, o disminuir por la ausencia
del 12º par (véase Capítulo 4 para detalles). Las costillas cer-
vicales son relativamente frecuentes (0,5-2%), no así las lum-
bares. Las costillas cervicales pueden interferir con las estruc-
turas neurovasculares del orificio torácico superior (véase
“Síndromes del orificio torácico superior” en el Capítulo 6).
Las costillas supernumerarias también tienen significación clí-
nica, ya que pueden confundir la identificación de los niveles
vertebrales en las radiografías y otros medios de diagnóstico
por la imagen.
Función protectora y envejecimiento
de los cartílagos costales
Los cartílagos costales aportan resistencia a la caja torácica, pro-
tegiéndola de fracturas esternales y/o costales. Debido a la gran
elasticidad de las costillas y los cartílagos costales en niños, la
compresión del pecho puede provocar lesiones en el tórax inclu-
so en ausencia de fracturas costales. En gente anciana, los cartí-
lagos costales pierden parte de su elasticidad y se tornan más vul-
nerables a las fracturas; pueden calcificarse y en estos casos apa-
recen radiopacos en las radiografías. b
82 1 / TÓRAX
Lámina
Fosita para
el tubérculo
de la costilla
Cuerpo
Carilla
articular
Pedículo
Apófisis
transversa
Foramen
vertebral
Apófisis
espinosa
Fosita costal
superior
Carilla para
el tubérculo
de la 7a costilla
T6
T7
Apófisis articular
superior
Hemifositas para
la cabeza de
la 7a costilla
Apófisis
espinosa Fosita costal inferior
(C) T12, visión superior
(B) T6, visión superior
(A) T1, visión superior
(D) T6, T7, visión lateral
Arco definido
por las carillas
articulares
Eje de rotación
Figura 1.4. Vértebra torácica. A. T1 tiene un foramen vertebral y un cuerpo similares a los de una vértebra cervical. B. Las
vértebras T5-T9 tienen las características de una vértebra torácica típica. C. T12 tiene apófisis óseas y un cuerpo de tamaño
similar al de una vértebra lumbar. Los planos de las carillas articulares de las vértebras torácicas definen un arco (línea roja)
centrada en un eje que cruza el cuerpo vertebral en dirección vertical. D. Las carillas (hemicarillas) costales superior e inferior
del cuerpo vertebral, las carillas costales de las apófisis transversas y las largas apófisis espinosas inclinadas son característi-
cas de las vértebras torácicas.
Carillas articulares
superiores
Apófisis espinosa
de la vértebra T6
Hemicarilla costal para
la cabeza de la 6a costilla
Apófisis transversas
de la vértebra T7
Carilla articular para
el tubérculo de
la 6a costilla
Articulaciones
costovertebrales:
Cuerpo de la vértebra
superior a la costilla
Disco intervertebral
Cabeza de la costilla
(cresta)
Cuerpo de la vértebra
del mismo número
que la costilla
Apófisis transversa
de la vértebra del
mismo número que la costilla
Tubérculo de la costilla
Eje de rotación costal
Componentes
de la
articulación
de la cabeza
de la costilla
Articulación
costo-
transversa
6a costilla
T6
T7
Visión posterolateral izquierda Descenso
Elevación
Figura 1.5. Articulaciones costovertebrales de una costilla típica. Las articulaciones costovertebrales se forman por
la articulación de la cabeza de la costilla, en la que la cabeza se articula con los dos cuerpos vertebrales adyacentes y el disco
intervertebral existente entre ellos, y la articulación costotransversa, en la que el tubérculo de la costilla se articula con la apófi-
sis transversa de la vértebra. La costilla se desplaza (sube y baja) alrededor de un eje que cruza la cabeza y el cuello de la cos-
tilla (flechas).
con el cuerpo vertebral (Fig.1.4A-C). Estos pequeños movi-
mientos rotatorios están presentes entre las vértebras adyacentes,
pero limitados por la unión a la parrilla costal.
El esternón
El esternón (gr. sternon, pecho) es el hueso delgado y alargado,
que forma la mitad de la parte anterior de la caja torácica
(Fig.1.6). Tiene tres partes: manubrio, cuerpo y apófisis xifoides.
El manubrio (lat. manubrium, mango, como el mango de una
espada, el cuerpo esternal formando el filo) es un hueso trapezoi-
dal y rugoso. El manubrio es la parte más gruesa y ancha de las
tres partes del esternón. El centro cóncavo que se palpa con faci-
lidad en el borde superior del manubrio corresponde a la escota-
dura yugular (escotadura supraesternal). La escotadura se hace
más profunda en un esqueleto articulado (y en un individuo
vivo) por los extremos mediales (esternales) de la clavículas, los
cuales son más largos que las relativamente pequeñas escotaduras
claviculares del manubrio, formando las articulaciones esterno-
claviculares (SC). Por debajo y por fuera de la escotadura clavicu-
lar, el cartílago costal de la 1ª costilla está muy unido al borde
lateral del manubrio, la sincondrosis de la primera costilla (Fig.
1.1A). El manubrio y el cuerpo del esternón están en planos lige-
ramente distintos por arriba y por debajo de su articulación, la
articulación manubrioesternal (Fig.1.6A y B), por lo que su
unión forma un ángulo esternal (de Louis) que protruye.
El cuerpo del esternón, que es más largo, más estrecho y más
delgado que el manubrio, se localiza a nivel de las vértebras T5-T9
(Fig.1.6A-C). Su anchura varía debido a sus bordes laterales esca-
lonados por las escotaduras costales. En gente joven, son obvias
cuatro esternebras (segmentos primordiales del esternón). Las ester-
nebras se articulan con cada una de las articulaciones cartilagino-
sas primarias (sincondrosis esternales). Estas articulaciones empiezan
a fusionarse desde el extremo inferior y el proceso termina entre la
pubertad (maduración sexual) y los 25 años. La superficie plana
anterior del cuerpo del esternón en adultos está marcada por tres
crestas transversales variables (Fig.1.6A) que representan las líneas
de fusión (sinostosis) de estas cuatro esternebras (originalmente
separadas).
La apófisis xifoides, la parte más pequeña y variable del ester-
nón, es delgada y alargada. Se encuentra a nivel de la vértebra
T10. A pesar de que suele ser puntiaguda, la apófisis puede ser
roma, bífida, curvada o estar desviada hacia afuera o hacia ade-
lante. Es cartilaginosa en gente joven pero más o menos osifica-
da en adultos de más de 40 años. En los ancianos, la apófisis
xifoides puede fusionarse con el cuerpo esternal.
La apófisis xifoides es un punto de referencia importante en
el plano medio por:
• Su unión con el cuerpo esternal en la articulación xifoesternal
corresponde al límite inferior de la parte central de la cavidad
torácica proyectada en el interior de la pared corporal anterior;
esta articulación corresponde también al ángulo infraesternal
(ángulo subcostal) del orificio torácico inferior (Fig.1.1).
• Es un marcador en la línea media para el límite superior del
hígado, del tendón central del diafragma y del borde inferior
del corazón.
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 83
Cuerpo
del
esternón
Apófisis
xifoides
Manubrio
Plano
transverso
del tórax
1a
Escotadura
clavicular
2a
1a
2a
3a
4a
2a
Escotadura
clavicular
3a
7a
4a
5a
6a
(A) Visión anterior (B) Visión lateral
Apófisis
xifoides
Sínfisis xifoesternal
Apófisis
xifoides
Sínfisis
xifoesternal
Cuerpo del esternón
Crestas
transversales
Sincondrosis
de la 1a costilla
Ángulo esternal
(articulación
manubrioesternal)
Manubrio
Cartílago
costal de la
1a costilla
Escotadura yugular
Cuerpo del
esternón
(esternebras)
Escotaduras
costales
Escotadurascostales
Ligamentos
esterno-
costales
radiados
Ángulo
esternal
Manubrio
(C) Visión lateral
3a
4a
5a
6a
7a
T2
T3
T4
T5
T8
T9
T7
T6
Figura 1.6. Esternón. A. En el lado superior derecho de la digura se muestra la cubierta del esternón, formada por delgadas
y finas bandas membranosas de los ligamentos esternocostales radiados que pasan desde los cartílagos costales a las super-
ficies anterior y posterior del hueso. B. Obsérvese el grosor del tercio superior del manubrio entre las escotaduras claviculares.
C. Se muestra la relación entre el esternón y la columna vertebal.
PUNTOS CLAVE. Las funciones de la pared torácica son las de
proteger el contenido de la cavidad torácica, aportar la mecáni-
ca de la respiración, y la unión con el cuello, espalda, miembro
superior y musculatura abdominal. Su forma abovedada dota a
la caja torácica de la fuerza necesaria, y sus livianas y relativa-
mente flexibles estructuras osteocartilaginosas y articulaciones le
aportan la flexibilidad necesaria especialmente para la respira-
ción. En la parte posterior, la caja torácica consta de 12 vértebras
torácicas y sus discos IV interpuestos. Hacia adelante y los costa-
dos, tiene 12 costillas, la mayoría seguidas de un cartílago costal
anterior que se articula directamente o indirectamente con el
esternón. Las costillas, los espacios intercostales que están entre
ellas y las líneas verticales extrapolables desde estructuras visibles
o palpables aportan una cuadrícula de precisión para la localiza-
ción de estructuras o patologías relacionadas.
Orificios torácicos
La caja torácica proporciona una pared periférica completa y está
abierta en las partes superior e inferior. El orificio superior es el
más pequeño y es un paso que permite la comunicación entre
el cuello y el miembro superior. El orificio inferior es mayor y
forma el anillo en el que se origina el diafragma, el cual cierra
completamente la apertura y el desplazamiento de éste, que con-
trola primariamente el volumen y la presión interna de la cavi-
dad torácica, aportando la base para la respiración.
84 1 / TÓRAX
Apofisis xifoides osificada
Muchas personas notan, aproximadamente a los 40 años, una
masa dura en la “boca del estómago” (fosa epigástrica) y consul-
tan al médico. Esta formación corresponde a la apófisis xifoides
parcialmente osificada. Debido a que nunca antes habían nota-
do la presencia de esta estructura, temen haber desarrollado un
tumor como, por ejemplo, un “cáncer de estómago”.
Fracturas esternales
A pesar de la localización subcutánea del esternón, las fracturas
esternales son poco frecuentes. Las lesiones por aplastamiento
pueden ocurrir después de una compresión traumática de la
pared torácica en accidentes automovilísticos cuando el pecho
del conductor impacta contra el volante. La instalación y
uso del air bag en los vehículos ha reducido el número de frac-
turas esternales. Las fracturas del cuerpo del esternón suelen
ser fracturas conminutas (el esternón se rompe en múltiples
fragmentos). El desplazamiento de los fragmentos óseos es raro
porque el esternón está rodeado por una fascia profunda (con-
tinuidad de las fibras de los ligamentos esternocostales radia-
dos; Fig. 1.6A) y por la unión al músculo pectoral mayor. El
punto más común de fractura esternal es el ángulo esternal,
sobre todo en personas mayores, debido a que la articulación
manubrioesternal ya está fusionada. Esto causa una luxación de
la articulación manubrioesternal.
En lesiones esternales, la importancia no radica en la frac-
tura sino en la posibilidad de provocar una lesión cardíaca
(contusión miocárdica, rotura cardíaca, taponamiento) o una
lesión pulmonar. La mortalidad (tasa de mortalidad) asocia-
da a la fractura esternal es del 25-45%, la mayoría de las veces
asociada a estas lesiones subyacentes. Todos los pacientes con
contusión esternal deberían ser evaluados para descartar posi-
bles lesiones viscerales subyacentes (Rosen, 1998).
Esternotomía media
Para facilitar el acceso a la cavidad torácica en la cirugía del
mediastino, por ejemplo para un bypass de arterias corona-
rias, se corta el esternón en el plano medio y se retira. La
flexibilidad de las costillas y los cartílagos costales permiten
separar las mitades del esternón. La escisión del esternón
también aporta la exposición necesaria para la exéresis de
tumores de los lóbulos superiores del pulmón. Después de
la cirugía, se vuelven a unir ambas mitades del esternón
(por ejemplo con suturas con alambre).
Biopsia esternal
El cuerpo esternal a menudo es usado para la punción biop-
sia de médula ósea por su amplitud y localización subcutá-
nea. La aguja penetra la delgada capa cortical del hueso y
entra en el hueso trabecular vascular. La biopsia esternal se
usa para obtener muestras de médula ósea para trasplantes y
para la detección de metástasis y discrasias sanguíneas (anor-
malidades).
Anomalías esternales
En ocasiones, las mitades cartilaginosas del esternón fetal
(placas esternales) no se fusionan debido a defectos en la osi-
ficación. La hendidura esternal completa no es común. La hen-
didura esternal, que incluye el manubrio y la mitad superior
del cuerpo en forma de V o U, pueden ser reparados duran-
te la infancia por aposición directa o fijación de las mitades
cartilaginosas esternales.
En ocasiones, existe una perforación (foramen esternal)
en el cuerpo del esternón debido a la fusión incompleta de
las placas esternales fetales. No es clínicamente significativo,
sólo hay que sospechar su posible presencia para no malin-
terpretar una imagen similar a la de una herida de bala en la
radiografía de tórax. A pesar de que la apófisis xifoides con
frecuencia está perforada en gente anciana debido a los
cambios relacionados con la edad, esta perforación no tiene
significado clínico. De forma similar, la protrusión de la
apófisis xifoides en los niños es frecuente y no requiere tra-
tamiento. b
Orificio torácico superior
El orificio torácico superior, la entrada torácica anatómica, está
limitado (Fig. 1.7):
• Por detrás, por la vertebra T1 (protrusión o límite de la con-
vexidad posterior).
• Por afuera, por el 1er
par de costillas y sus cartílagos costa-
les.
• Por adelante, por el borde superior del manubrio (límite
anterior).
Las estructuras que pasan entre la cavidad torácica y el cuello
a través del espacio oblicuo con forma arriñonada que deter-
mina el orificio torácico superior incluyen la tráquea, el esó-
fago, nervios, y vasos que irrigan y drenan la cabeza, cuello y
los miembros superiores. El orificio torácico superior en el
adulto tiene aproximadamente 6,5 cm del diámetro antero-
posterior y 11 cm de diámetro transverso. Por la oblicuidad
del 1er par de costillas, el orificio se inclina en sentido ante-
roinferior.
Orificio torácico inferior
El orificio torácico inferior, o la salida torácica anatómica, tiene
los siguientes límites:
• Por detrás, por la 12a vértebra (límite posterior).
• En dirección posterolateral, por el 11º y 12º par de costi-
llas.
• En dirección anterolateral, por los cartílagos costales unidos
a las costillas 7-10, formando los bordes costales.
• Por adelante, por la articulación xifoesternal (límite ante-
rior).
El orificio torácico inferior es mucho más espacioso que el
superior y a grandes rasgos es irregular. También es oblicuo
porque la pared torácica posterior es más larga que la anterior.
Cerrando el orificio torácico inferior, el diafragma separa las
cavidades torácica y abdominal casi completamente. Las
estructuras que pasan del tórax al abdomen o en sentido inver-
so lo hacen a través de orificios que diafragmáticos (p. ej. esó-
fago y vena cava inferior), o pasan por detrás del diafragma (p.
ej. la arteria aorta).
En ocasiones se sobrevalora el tamaño de la cavidad torácica
(o su contenido). Suele medirse de forma incorrecta su extensión
inferior (correspondiente al límite entre las cavidades torácica y
abdominal) porque el orificio torácico inferior no coincide con
el diafragma, que es el suelo de la cavidad torácica, en los indi-
viduos vivos. A pesar de que el diafragma se origina a partir de
las estructuras que forman el orificio torácico inferior, las cúpulas
del diafragma llegan a nivel del 4º espacio intercostal, y las vís-
ceras abdominales, incluidos el hígado, el bazo y el estómago se
sitúan por encima del plano del orificio torácico inferior, con la
pared torácica (Fig. 1.1 A y B).
PUNTOS CLAVE. A pesar de que la pared torácica es completa
en la periferia, la caja torácica se abre por las partes superior e
inferior. El orificio torácico superior es una vía relativamente
pequeña para el paso de estructuras desde y hacia el cuello y los
miembros superiores, y el orificio torácico inferior aporta el
borde al que se une el diafragma.
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 85
Vértebra
torácica
12a
Costilla 12a
Apófisis xifoides
Cartílago
costal de
la 12a costilla
Ángulo infraesternal
(subcostal)
Cuerpo del esternón
Borde superior
del manubrio
1a costilla y
cartílago costal
Orificio torácico superior
Orificio torácico
inferior
Sínfisis xifoesternal
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10 Arco costal
(remarcado)
Visión anterior
Figura 1.7. Orificios torácicos. El orificio torácico superior
es la puerta existente entre la cavidad torácica y el cuello y el
miembro superior. El orificio torácico inferior (salida torácica)
aporta sujeción para el diafragma, el cual protuye hacia arriba
de manera que las vísceras abdominales más altas quedan
protegidas por la caja torácica. La barra cartilaginosa continua
formada por los cartílagos articulados de la 7a
-10a
(falsa) cos-
tillas forman el borde costal.
Síndrome del orificio torácico
superior
Los anatomistas se refieren al orificio torácico superior
como la entrada torácica porque las sustancias no circulan-
tes (aire y comida) pueden entrar en el tórax sólo a través
de esta apertura. Cuando los clínicos se refieren al orificio
torácico superior como la salida torácica, se refieren a las
arterias y los nervios espinales de T1 que emergen del
tórax a través de esta apertura para entrar en la parte baja
del cuello y los miembros superiores. Por esto, varios tipos
de síndrome del orificio torácico superior (TOS por sus
siglas en inglés) se producen cuando las estructuras emer-
gentes se ven afectadas por obstrucciones a nivel del orifi-
cio torácico superior (Rowland, 2000). A pesar de que el
TOS implica una localización torácica, la obstrucción se
produce fuera del orificio, en la raíz del cuello (véase
Capítulo 8), y las manifestaciones de este síndrome se
observan los miembros superiores (véase Capítulo 6). b
Articulaciones de la pared torácica
A pesar de que las articulaciones de la pared torácica se mueven
con frecuencia –por ejemplo con la respiración normal– la
amplitud de movimiento de cada articulación es relativamente
pequeños; por ese motivo, cualquier alteración que reduce su
movilidad interfiere con la respiración. Durante la respiración
profunda, los desplazamientos de la caja torácica (en dirección
anterior, superior o lateral) son considerables. Con la extensión
de la columna vertebal aumenta el diámetro anteroposterior
(AP) del tórax. Las articulaciones de la pared torácica (Cuadro
1.1) ocurren entre:
• Vértebras (articulaciones intervertebrales).
• Costillas y vértebras (articulaciones costovertebrales: articula-
ciones de las cabezas de las costillas y articulaciones costo-
transversas).
• Costillas y cartílagos costales (articulaciones costocondrales).
• Cartílagos costales (articulaciones intercondrales).
• Esternón y cartílagos costales (articulaciones esternocostales).
• Esternón y clavícula (articulaciones esternoclaviculares).
• Partes del esternón (articulaciones manubrioesternales y
xifoesternales) en gente joven (la articulación manubrioes-
ternal –y en ocasiones la xifoesternal– suelen fusionarse en
la vejez).
Las articulaciones intervertebrales entre los cuerpos de vértebras
adyacentes están unidas por los ligamentos longitudinales y los
discos intervertebrales. Estas articulaciones se describen junto
con la espalda en el Capítulo 4; las articulaciones esternoclavi-
culares en el Capítulo 6. Las articulaciones manubrioesternales
y xifoesternales se mencionan al principio de este capítulo, con
el esternón.
Articulaciones costovertebrales
Una costilla típica se articula con la columna vertebral en dos
puntos: las articulaciones de las cabezas de las costillas y las arti-
culaciones costotransversas (Fig.1.8).
Articulaciones de las cabezas de las costillas. La cabeza de
cada costilla típica se articula con las hemicarillas o carillas
costales de dos vértebras torácicas adyacentes (Fig.1.4) y los
discos IV entre ellas. La cabeza se articula con la parte supe-
rior de la vértebra correspondiente (que tiene la misma nume-
ración), la parte inferior de la vértebra superior y el disco IV
adyacente que une las dos vértebras. Por ejemplo, la cabeza de
la 6ª costilla se articula con la parte superior del cuerpo de la
vértebra T6, la parte inferior de T5 y el disco IV entre dichas
vértebras (Fig.1.8). La cresta de la cabeza de la costilla se une
al disco IV dentro de la articulación por un ligamento intraar-
ticular, que divide el espacio cerrado en dos cavidades sino-
viales. Excepciones a este esquema general son la 1ª, en oca-
siones la 10ª y frecuentemente la 11a y 12a costillas, las cua-
les sólo se articulan con su cuerpo vertebral correspondiente
(cuerpos del mismo número que la costilla). En estos casos,
no existe ligamento intraarticular y la cavidad articular no
está dividida.
Una cápsula articular rodea cada articulación y une la cabeza
de la costilla con la circunferencia de la cavidad articular. La capa
fibrosa de la cápsula es más fuerte en la parte anterior, donde
forma el ligamento esternocostal radiado que se extiende en forma
de abanico desde el borde anterior de la cabeza de la costilla a los
lados de los cuerpos de dos vértebras y el disco IV entre ellas. Las
cabezas de las costillas se unen tan cerca de los cuerpos vertebra-
les que se producen ligeros movimientos de desplazamiento en
las (hemi)carillas (pivotando alrededor del ligamento intraarti-
cular) de las articulaciones de las cabezas de las costillas; por otro
lado, incluso leves movimientos aquí podrían determinar gran-
des desplazamientos del extremo distal de la costilla (esternal o
anterior).
Articulaciones costotransversas. El tubérculo de una costilla
típica se articula con la carilla costal de la apófisis transversa de
la vértebra correspondiente (vértebra del mismo número). Esas
pequeñas articulaciones sinoviales están rodeadas por una fina
cápsula articular que unen los bordes de las carillas articulares. El
ligamento costotransverso que pasa desde el cuello de la
costilla a la apófisis transversa y el ligamento costotransverso
lateral que pasa desde el tubérculo de la costilla al extremo de la
apófisis transversa refuerzan las caras anterior y posterior de
la articulación, respectivamente. El ligamento costotranverso
superior es una banda ancha que une la cresta del cuello de la
costilla a la apófisis tranversa superior a ésta. El espacio entre este
ligamento y la vértebra permite el paso del nervio espinal y la
rama posterior de la arteria intercostal. El ligamento costotrans-
verso superior se divide en un ligamento costotransverso anterior
fuerte y un ligamento costotransverso posterior débil. Los ligamen-
tos costotransversos fuertes que rodean estas articulaciones limi-
tan sus movimientos a un ligero deslizamiento. Por otro lado, las
superficies articulares de los tubérculos de las 6 costillas superio-
res son convexos y adaptados a las concavidades de las apófisis
transversas (Fig.1.8C). Esto provoca la rotación alrededor de un
eje transversal que cruza el ligamento intraarticular y la cabeza y
cuello de la costilla (Fig.1.8A y B). Se producen así movimien-
tos de elevación y descenso del extremo distal (esternal) de las
costillas (y el esternón al que se une) en el plano sagital (movi-
miento de bombeo hacia arriba y hacia abajo) (Fig.1.9A y C). Las
superficies articulares planas del tubérculo y las apófisis transver-
sas de la 7ª-10ª costillas permiten deslizamientos (Fig.1.8C),
resultando en elevación y depresión de las porciones más latera-
les de esas costillas en el plano transversal (movimiento en asa de
cubo) (Fig.1.9B y C).
Las costillas flotantes 11a
y 12a
no se articulan con las apó-
fisis transversas y, por lo tanto, tienen más libertad de movi-
miento.
Articulaciones costocondrales
Las articulaciones costocondrales son articulaciones de cartílago
hialino. Cada costilla tiene una depresión en forma de copa en
su extremo esternal que se une al cartílago costal (Cuadro 1.1).
La costilla y su cartílago están firmemente rodeados por la con-
tinuidad del periostio de la costilla con el pericondrio del cartí-
lago. Normalmente no se produce movimiento en estas articula-
ciones.
Articulaciones intercondrales
Las articulaciones intercondrales, entre los bordes adyacentes
de los 6º y 7º, 7º y 8º, y 8º y 9º cartílagos costales, son articu-
86 1 / TÓRAX
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 87
Cuadro 1.1. Músculos de la pared torácica
Articulación
costocondral
Articulación
esternoclavicular
Articulación
manubrioesternal
Articulación
xifoesternal
Articulación
intercondral
Tubérculo de la 5a costilla
Articulación costotransversa
Apófisis transversa de T5
Ligamento longitudinal
anterior
Ligamento radiado
Ligamento
costotransverso
superior
Ligamento intraarticular
Cabeza de la 6a
costilla (seccionada)
Escotadura clavicular
Escotadura yugular
Cartílago costal
de la 1a
costilla
Manubrio
Ángulo esternal
Apófisis transversa
Articulación
costotransversa
Articulación de la
cabeza de la costilla
Ligamento costotransverso
lateral
Tubérculo de la costilla
Ligamento costotransverso
POSTERIOR
ANTERIOR
(A) Visión lateral desde la izquierda
(C) Visión anterior
(B) Visión superior
(D) Visión anterior
Ligamentos
esternocostales
radiados
Articulación
Intervertebral
Costovertebrales
de la cabeza de
la costilla
Costotransversa
Costocondral
Intercondral
Esternocostal
Esternoclavicular
Manubrioesternal
Xifoesternal
Tipo
Sínfisis (cartilaginosa
secundaria)
Sinovial plana
Cartilaginosa
primaria
Sinovial plana
1a
: cartilaginosa pri-
maria (sincondrosis)
2a
-7a
: sinovial plana
Sinovial en silla de
montar
Cartilaginosa
secundaria (sínfisis)
Cartilaginosa prima-
ria (sincondrosis)
Superficie articular
Cuerpos vertebrales adyacentes unidos
por el disco IV
Cabeza de cada costilla con la
(hemi)carilla costal del correspondiente
cuerpo vertebral y la (hemi)carilla
costal del cuerpo vertebral superior
Tubérculo de la costilla con la
apófisis transversa de la vértebra
correspondiente
Borde lateral del cartílago costal con el
extremo esternal de la costilla
Entre los cartílagos costales de la 6a y 7a,
7a
y 8a
, y 8a
y 9a
costillas
1er
cartílago costal con el manubrio del
esternón
2o
-7o
pares de cartílagos costales con el
esternón
Borde esternal de la clavícula con el
manubrio esternal y el 1er cartílago costal
Manubrio y cuerpo del esternón
Apófisis xifoides y el cuerpo del esternón
Ligamentos
Longitudinales anterior
y posterior
Intraarticular y radiado de
la cabeza de la costilla
Costotransversos lateral
y superior
Cartílago y hueso
cubiertos por el periostio
Intercondrales
Esternocostales radiados
anterior y posterior
Esternoclaviculares
anterior y posterior y
costoclaviculares
Comentarios
Cabezas de las 1a
, 11a
y
12a costillas (a veces la
10a) se articulan sólo con
el cuerpo vertebral
correspondiente
11a
y 12a
costillas no se
articulan con las apófisis
transversas de las vérte-
bras correspondientes
Normalmente no hay
movimiento en esta
articulación
La articulación entre los
cartílagos de la 9a
y 10a
costilla es fibrosa
La articulación se divide
en dos compartimentos
por un disco articular
Esta articulación a menu-
do se fusiona en los
ancianos y se convierte
en una sinostosis
laciones sinoviales planas (Cuadro 1.1). Cada una de ellas tiene
una cavidad sinovial que está rodeada por una cápsula articu-
lar. Estas articulaciones están reforzadas por los ligamentos
intercondrales. La articulación entre los cartílagos costales 9º y
10º es fibrosa.
Articulaciones esternocostales
Las 1ª-7ª costillas se articulan a través de sus cartílagos costales
con los bordes laterales del esternón; en los adultos maduros, las
articulaciones son (Fig. 1.1; Cuadro 1.1):
• El 1er par de cartílagos sólo con el manubrio.
• El 2º par de cartílagos con el manubrio y el cuerpo del ester-
nón (con componentes de la articulación manubrioesternal).
• Los 3º-6º pares de cartílagos con el cuerpo del esternón.
• El 7º par de cartílagos con el cuerpo del esternón y la apófi-
sis xifoides (con los componentes de la articulación xifoes-
ternal).
El 1er
par de cartílagos costales se articulan con el manubrio a tra-
vés de una fina pero densa capa de un fibrocartílago adherente
estrechamente interpuesto entre el cartílago y el manubrio, la sin-
condrosis de la 1ª costilla (Williams y col., 1995). El 2º-7º pares
de cartílagos costales se articulan con el esternón mediante articu-
laciones sinoviales con superficies articulares fibrocartilaginosas de
las caras condral y esternal, permitiendo el movimiento durante la
respiración. Las cápsulas articulares fuertes de esas articulaciones
se refuerzan en sus partes anterior y posterior para formar los liga-
mentos esternocostales radiados. Éstos continúan como bandas
membranosas delgadas y anchas que pasan desde los cartílagos
costales a las superficies anterior y posterior del esternón, forman-
do una cubierta que cubre este hueso (Fig. 1.6A; Cuadro 1.1).
88 1 / TÓRAX
Apófisis transversa
(seccionada)
6a costilla
(seccionada)
Costillas
(seccionadas) Elevación
Depresión
Apófisis transversa
(seccionada)
Rota
Se
desliza
6
7
9
10
Apófisis
transversa Cuello de
la costilla
Costilla
Eje transverso
de rotación
costal
(A) Visión lateral
(C) Visiones laterales derechas
POSTERIOR
Tubérculo de la 5a
costilla
Articulación
costotransversa
Apófisis
transversa
de T5
T6
Cabeza de
la 6a costilla
(seccionada)
Ligamento
intra-
articular
T5
Ligamento
costotransverso
superior
Ligamento
radiado
Ligamento
longitudinal
anterior
ANTERIOR
Ligamento costotransverso
lateral POSTERIOR
Apófisis
transversa
(B) Visión superior
Ligamento
costotransverso
= Eje “transverso” de rotación costal
Tubérculo de
la costilla
Articulación
costotransversa
Articulación de la
cabeza de la costilla
ANTERIOR
Figura 1.8. Articulaciones costovertebrales. A. y B. Los ligamentos de las articulaciones costovertebrales con los ejes
transversos de la rotación costal (marcasos con asteriscos y líneas de puntos). C. La formación de las superficies articulares,
mostradas en secciones sagitales de las articulaciones costotransversas, demuestra cómo las 1a
-7a
costillas rotan alrededor de
un eje que discurre en dirección longitudinal a través del cuello de la costilla para modificar el volumen torácico en la respiración
(izquierda), mientras que la 8a-10a costilla se deslizan (derecha).
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 89
Inspiración forzada Espiración forzada
Espiración
Inspiración
(A) Costillas superiores (B) Costillas inferiores
(D) (E) (F)
(C) Visión oblicua anterior izquierda
Combinación de movimientos costales
Visión lateral derecha
Visión superior Visión superior
Visión anterior
Visiones anteriores
Vértebra
Columna
vertebral
Costilla
Esternón
Esternón
Eje del movimiento
Eje del movimiento
Eje del movimiento
Costilla
Figura 1.9. Movimientos de la pared torácica. A. Cuando las costillas superiores se elevan, aumenta el diámetro AP del
tórax (movimiento de bombeo manual), con un mayor desplazamiento (aumento) en la parte inferior, al final del bombeo. B. Las
porciones medias de las costillas inferiores se desplazan lateralmente cuando se elevan y aumentan el diámetro transverso
(movimiento en asa de cubo). C. La combinación de movimientos de las costillas (flechas) que ocurre durante la inspiración for-
zada aumenta los diámetros AP y transverso de la caja torácica. D. El tórax se expande durante la inspiración forzada mientras
las costillas se elevan (flechas). E. El tórax se estrecha durante la espiración mientras las costillas descienden (flechas). F. El
movimiento primario de la inspiración (en reposo o forzada) es la contracción del diafragma, que aumenta el diámetro vertical de
la cavidad torácica (flechas). Cuando el diafragma se relaja, la descompresión de las vísceras abdominales empuja el diafrag-
ma hacia arriba, reduciendo el diámetro vertical en la espiración.
Movimientos de la pared torácica
Los movimientos de la pared torácica y el diafragma durante la
inspiración provocan aumento del volumen intratorácico y los
diámetros del tórax (Fig. 1.9D y F). En consecuencia, se produ-
cen cambios en la presión del aire que ingresa alternativamente
en los pulmones (inspiración) a través de la nariz, boca, laringe
y tráquea y expulsado de los pulmones (espiración) siguiendo el
mismo recorrido. Durante la espiración pasiva, el diafragma, los
músculos intercostales y otros músculos se relajan, disminuyen-
do el volumen intratorácico y aumentando la presión intratoráci-
ca (Fig. 1.9E y C). Paralelamente, la presión intraabdominal dis-
minuye y las vísceras abdominales se descomprimen. Esto es
posible por el retroceso elástico del tejido pulmonar, lo que
expulsa la mayor parte del aire.
El tamaño del eje vertical (altura) de la parte central de la cavi-
dad torácica aumenta durante la inspiración, ya que la contrac-
ción del diafragma provoca su descenso, comprimiendo las vís-
ceras abdominales (Fig. 1.9F). Durante la espiración, dicho
tamaño vuelve a su posición neutra a través del retroceso elásti-
co de los pulmones que determina una presión subatmosférica
en las cavidades pleurales, entre los pulmones y la pared toráci-
ca. Como resultado de esto y la ausencia de resistencia en las vís-
ceras previamente comprimidas, las cúpulas del diafragma
ascienden y disminuye el tamaño vertical. El tamaño AP del
tórax aumenta considerablemente cuando los músculos intercos-
tales se contraen: el movimiento de las costillas (primero de 2ª-
6ª) en las articulaciones costovertebrales alrededor de un eje que
pasa a través de los cuellos de las costillas hace que los extremos
anteriores de las costillas asciendan: movimiento de bomba
manual (Fig. 1.9A y C). Debido a que las costillas se inclinan
hacia abajo, su elevación también provoca un movimiento en
dirección anteroposterior del esternón, especialmente su extre-
mo inferior, con un leve movimiento de la articulación manu-
brioesternal que, en gente joven, aún no se ha sinostosado.
El tamaño transverso del tórax también aumenta progresiva-
mente cuando los músculos intercostales se contraen, alcan-
zando la parte media (la parte más lateral) de las costillas
(especialmente las más bajas): movimiento en asa de cubo (Fig.
1.9B y C). La combinación de estos movimientos desplaza la
caja torácica hacia adelante, hacia arriba y en dirección lateral
(Fig. 1.9C y F).
PUNTOS CLAVE. Los movimientos de la mayoría de las costillas
se producen alrededor de un eje transverso que pasa a través de
la cabeza, el cuello y el tubérculo de las mismas. Este eje, más la
inclinación y la curvatura de las costillas, provoca movimientos
en asa de cubo que alteran el diámetro transverso del tórax y
movimientos del tipo bomba manual que alteran el diámetro AP.
Aunque lo más importante es la contracción y relajación de la
convexidad superior del diafragma, que altera el tamaño del eje
vertical. El aumento de este tamaño produce la inhalación y la
disminución produce la exhalación.
90 1 / TÓRAX
Luxaciones costales
Una luxación costal (síndrome de la costilla deslizante) es el
desplazamiento de un cartílago costal del esternón, luxación
de una articulación esternocostal, o desplazamiento de las
articulaciones intercondrales. Las luxaciones costales son
comunes en deportes de contacto, y sus complicaciones
podrían resultar por presión sobre los nervios, vasos y mús-
culos más próximos o lesiones en estas estructuras. Los des-
plazamientos de las articulaciones intercondrales normalmen-
te son unilaterales y se producen en las costillas 8, 9 y 10.
Un traumatismo que desplaza esas articulaciones a menudo
provoca lesiones en estructuras subyacentes como el dia-
fragma o el hígado, causando dolor severo principalmente
durante los movimientos de inspiración profunda. Las
lesiones provocan una deformidad similar a un bulto en el
punto del desplazamiento.
Separación de las costillas
La separación costal se refiere a la luxación de una articula-
ción costocondral entre la costilla y su cartílago costal. En
separaciones de las 3ª-10ª costillas se producen frecuente-
mente desgarros en el pericondrio y el periostio. Como
resultado, la costilla podría moverse hacia arriba, superan-
do la costilla superior y causando dolor. b
Parálisis del diafragma
La parálisis de la mitad del diafragma (una cúpula o hemi-
diafragma) a causa de una lesión de la inervación motora
del nervio frénico no afecta la otra mitad ya que cada cúpu-
la recibe inervación por separado. Uno puede detectar una
parálisis diafragmática por radiología, por la presencia de
un movimiento paradójico. En lugar de descender durante
la inspiración, como corresponde por la contracción dia-
fragmática (Fig.RA1.2A y B), la cúpula paralizada asciende
ya que es empujada hacia arriba por las vísceras abdomina-
les que están comprimidas por la cúpula contralateral que
sí funciona (Fig.RA1.2B). En lugar de ascender durante la
espiración, la cúpula paralizada desciende en respuesta a
la presión positiva de los pulmones. b
(A) Inspiración normal (B) Parálisis del
hemidiafragma derecho
Inspiración
normal
Inspiración Reposo (espiración normal)
Inspiración
paralizada
Reposo
Figura RA1.2
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 91
Anatomía de superficie del
esqueleto de la pared torácica
Las clavículas (“huesos del collar”) yacen subcutáneamente y
forman un borde óseo en la zona de unión del tórax con el
cuello (Fig. SA1.1). Pueden ser palpadas con facilidad en casi
toda su longitud, especialmente donde sus bordes internos se
articulan con el manubrio del esternón. Las clavículas marcan
el límite que permite separar zonas de drenaje linfático: por
encima de las clavículas, la linfa drena hacia los ganglios lin-
fáticos yugulares inferiores; por debajo, la linfa parietal (de la
pared corporal y el miembro superior) drena a los ganglios
linfáticos axilares.
El esternón yace subcutáneamente en la línea media ante-
rior y se palpa en toda su extensión. Entre las prominencias
de los extremos mediales de las clavículas en las articulaciones
esternoclaviculares, se puede palpar la escotadura yugular a
nivel del manubrio entre los extremos mediales prominentes
de las clavículas. La escotadura está a nivel del borde inferior
del cuerpo de la vértebra T2 y el espacio entre la 1ª y 2ª apó-
fisis espinosas torácicas.
El manubrio, de aproximadamente 4 cm de largo, está a
nivel de los cuerpos de las vértebras T3 y T4 (Fig. AS1.2). El
ángulo esternal se palpa y a menudo es visible en gente joven
debido al ligero movimiento de la articulación manubrioes-
ternal durante la respiración forzada. El ángulo esternal está
a nivel del disco IV T4-T5 y el espacio entre la 3ª y 4ª apó-
fisis espinosas torácicas. El ángulo esternal indica el nivel del
2º par de cartílagos costales. El lado izquierdo del manubrio
es anterior al arco de la aorta, y su lado derecho está por
encima de la fusión de las venas braquiocefálicas para formar
la vena cava superior (VCS). Puesto que en la práctica clíni-
ca es habitual insertar catéteres en la VCS para alimentar
pacientes muy graves u otros propósitos (Ger y cols.,
1996), es esencial conocer la superficie anatómica de esta
vena grande. La VCS pasa por detrás y por debajo del manu-
brio y la articulación manubrioesternal pero se proyecta en
el margen derecho a un dedo de las estructuras óseas. La
VCS entra en la aurícula derecha del corazón a nivel del 3er
cartílago costal.
El cuerpo del esternón, de aproximadamente 10 cm de
largo, se sitúa por delante del borde derecho del corazón y las
vértebras T5-T9. El surco intermamario (depresión en la
línea media o escote entre los pechos de la mujer madura)
está por encima del cuerpo esternal. La apófisis xifoides está
en una depresión suave, la fosa epigástrica, en la que conver-
gen los márgenes costales del ángulo infraesternal. Este
ángulo se usa en reanimación cardiopulmonar (RCP) para
situar en la correcta posición la mano en la parte inferior del
cuerpo esternal. Es posible notar la articulación xifoesternal,
a menudo vista como una cresta, al mismo nivel que el borde
inferior de la vértebra T9.
Los márgenes costales, formados por la unión de los cartí-
lagos costales 7-10, son fácilmente palpables porque se extien-
den en dirección inferolateral desde la articulación xifoester-
nal. Los márgenes costales forman los bordes del ángulo
infraesternal.
Las costillas y los espacios intercostales aportan una base
para localizar o describir la posición de estructuras o zonas de
traumatismos o patologías en la superficie o profundidad ᭤
Escotadura yugular
Clavícula
Pliegue axilar anterior
Manubrio
Ángulo esternal y
sínfisis manubrioesternal
Costilla
Cuerpo del esternón
Sínfisis xifoesternal
Ángulo infrasternal (subcostal)
Margen costal
Línea medioclavicular
Arco
costal
(A) (B)
Figura AS1.1
92 1 / TÓRAX
de la pared torácica, tal como se usan las líneas de latitud en
navegación. Por ejemplo “el latido de la válvula mitral del cora-
zón puede ser oído colocando el estetoscopio en el espacio
intercostal entre la 5a y 6a costilla por debajo del pezón izquier-
do”. Debido a que la 1a
costilla no se palpa, durante el examen
físico se comienza a contar las costillas a partir de la 2a
, fácil-
mente palpable en el ángulo esternal a nivel subcutáneo.
Para contar las costillas y los espacios intercostales anterio-
res, hay que deslizar los dedos lateralmente desde el ángulo
esternal al 2º cartílago costal, se empiezan a contar las costi-
llas y los espacios moviendo los dedos desde aquí. El 1er
espa-
cio intercostal está por encima del 2º cartílago costal, es decir,
los espacios intercostales tienen un mismo número las costi-
llas que se encuentran por encima. Generalmente, es más
fácil contar los espacios intercostales deslizando la yema de
los dedos en los huecos existentes entre las costillas. Un dedo
puede permanecer en su lugar mientras que se usa otro para
localizar el espacio siguiente. Usando todos los dedos, es posi-
ble localizar cuatro espacios al mismo tiempo. Los espacios
son más anchos en sentido anterolateral (aproximadamente
en la línea medioclavicular). Si los dedos se retiran de la pared
torácica mientras se cuentan los espacios, se puede cometer el
error de contar el mismo espacio dos veces. En la parte pos-
terior, el extremo medial de la espina de la escápula está por
encima de la 4ª costilla.
Mientras las costillas y los espacios intercostales aportan la
“latitud” para la navegación y localización sobre la pared torá-
cica, muchas líneas imaginarias facilitan descripciones anató-
micas y clínicas para aportar la “longitud”. Las líneas siguien-
tes son extrapoladas sobre la pared torácica basándose en
características superficiales visibles o palpables:
• La línea media anterior (medioesternal) (LMA) indica la
intersección en el plano medio con la pared torácica ante-
rior (Fig. AS1.3A).
• La línea medioclavicular (LMC) pasa a través del punto
medio de la clavícula, paralela a la LMA.
• La línea axilar anterior (LAA) discurre verticalmente a
lo largo del pliegue axilar anterior, formado por el borde
inferolateral del pectoral mayor mientras se expande
desde la caja torácica hasta el húmero en el brazo (Fig.
AS1.3B).
• La línea axilar media (LAM) discurre desde el vértice
(parte más profunda) de la fosa axilar, paralela a la LAA.
• La línea axilar posterior (LAP), también paralela a la
LAA, se dibuja verticalmente a lo largo el pliegue axilar
posterior formado por los músculos dorsal ancho y
redondo mayor mientras se expanden desde la espalda
hacia el húmero.
• La línea media posterior (mediovertebral) (LMP) es una
línea vertical que discurre a lo largo de las puntas de las
apófisis espinosas de las vértebras (Fig. AS1.3C).
• La línea escapular (LE) es paralela a la línea media poste-
rior y se cruza con el ángulo inferior de la escápula.
Otras líneas adicionales (no ilustradas) se extrapolan a partir
de los bordes de las formaciones óseas palpables tales como el
esternón y la columna vertebral, como las líneas paraesternal y
paravertebral (gr. para, a lo largo, adyacente a). b
Línea media
posterior
(mediovertebral)
Escotadura
yugular
(supraesternal)
Ángulo esternal
Línea
media
anterior
(medioesternal)
Líneas
medio-
claviculares
Fosa axilar
Línea
axilar
anterior
Línea axilar
media
Línea axilar
posterior
Apófisis
espinosa
de C7
Líneas
escapulares
(A) (B) (C)
Figura AS1.3
* Plano transverso del tórax
Corazón
T9
2a costilla
Escotadura yugular
Arco aórtico
Manubrio
*
Ángulo esternal en
la sínfisis manubrio-
esternal
Cuerpo del esternón
Sínfisis xifoesternal
Fosa epigástrica
Apófisis xifoides
Diafragma
T2
T3
T4
T5
T6
T7
T8
Figura AS1.2
Músculos de la pared torácica
Muchos de los músculos de los miembros superiores se unen a la
caja torácica, como los músculos pectoral menor, subclavio y
serrato anterior en su cara anterior y el músculo dorsal ancho en
la posterior, además de los músculos abdominales anterolaterales
y algunos de la espalda y el cuello (Fig. 1.10). Los músculos tora-
coapendiculares normalmente actúan en el miembro superior
(véase Capítulo 6). Pero muchos, incluyendo el pectoral mayor
y el pectoral menor y la parte inferior del serrato anterior pue-
den actuar como músculos accesorios de la respiración, ayudan-
do a elevar las costillas en la expansión de la cavidad torácica
cuando la inspiración es profunda y forzada (p ej., después de
100m lisos). Los músculos escalenos del cuello, que descienden
hasta la 1ª y 2ª costillas, también son músculos respiratorios
accesorios ya que fijan estas costillas permitiendo a los músculos
unidos a las costillas inferiores ser más eficaces en la elevación de
las costillas más bajas durante la inspiración forzada.
El serrato posterior, los elevadores de las costillas, intercosta-
les, subcostales y el transverso del tórax son músculos de la pared
torácica (Cuadro 1.2).
Los músculos serratos posteriores, que se extienden desde las vérte-
bras a las costillas, han sido descritos tradicionalmente como mús-
culos inspiratorios, pero los estudios electromiográficos u otros no
aportan evidencia sobre esta función muscular. El serrato posterior
superior está en la zona de unión del cuello y la espalda. Surge de
la parte inferior del ligamento nucal (lat. ligamentum nuchae) en el
cuello y las apófisis espinosas de C6 o C7 hasta las vértebras T2 o
T3. Este músculo discurre en dirección inferolateral y se inserta a
través de digitaciones en los bordes superiores de la 2ª-5ª costillas,
lateral a sus ángulos. Sobre la base de su inserción y disposición, se
dice que el serrato posterior superior eleva las cuatro costillas supe-
riores, lo cual aumenta el diámetro AP del tórax y eleva el esternón.
El serrato posterior inferior está en la zona de unión de las
regiones torácica y lumbar (véase Capítulo 4). Surge de las apó-
fisis espinosas de las dos últimas vértebras torácicas, las dos pri-
meras vértebras lumbares y la fascia toracolumbar. Discurre en
dirección superolateral y se inserta en el borde inferior de las tres
o cuatro costillas inferiores, lateral a sus ángulos. Sobre la base
de sus inserciones y disposición, se dice que el serrato posterior
inferior desciende las costillas inferiores, evitando que sean arras-
tradas hacia arriba por el diafragma. Por otro lado, estudios
recientes (Vilensky y cols., 2001) sugieren que estos músculos,
los cuales se extienden a los orificios torácicos superior e inferior,
además de las transiciones desde la relativamente poco flexible
columna vertebral torácica a los más flexibles segmentos cervica-
les y lumbares de la columna, podrían no tener una función
principalmente motora. Estos músculos, particularmente el
superior, se han relacionado en síndromes de dolor miofascial
como causa de dolor crónico.
Los músculos elevadores de las costillas se insertan en las
apófisis transversas de las vértebras C7 y T1-11 (Fig. 1.14) y
pasan inferolateral para unirse a las costillas, cerca de sus tubér-
culos. Tal como su nombre indica, esos 12 músculos en forma
ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 93
Pectoral menor
Extremos cortados
(inserciones proximal
y distal) de la porción
esternocostal del
pectoral mayor
Intercostal externo
Serrato anterior
Subclavio
Extremo cortado de la
porción clavicular del
pectoral mayor
Escaleno
Pectoral mayor
Serrato
anterior
Oblicuo
externo
Músculos
abdominales
anterolaterales
Recto del
abdomen
Dorsal
ancho
Visión anterior
Figura 1.10. Músculos toracoapendiculares y abdominales anterolaterales situados sobre la pared torácica. El
pectoral mayor ha sido retirado en el lado izquierdo para exponer el pectoral menor, el subclavio y los músculos intercostales
externos. Cuando los músculos del miembro superior son retirados, se distingue la forma de cúpula de la caja torácica.

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  • 1. PARED TORÁCICA / 77 Esqueleto de la pared torácica / 77 Orificios torácicos / 84 Articulaciones de la pared torácica / 86 Movimientos de la pared torácica / 90 ANATOMÍA DE SUPERFICIE DEL ESQUELETO DE LA PARED TORÁCICA / 91 Músculos de la pared torácica / 93 Fascia de la pared torácica / 98 Nervios de la pared torácica / 99 Vascularización de la pared torácica /102 Mamas/ 105 ANATOMÍA DE SUPERFICIE DE LOS MÚSCULOS DE LA PARED TORÁCICA Y LAS MAMAS / 111 VÍSCERAS DE LA CAVIDAD TORÁCICA / 112 Pleura y pulmones / 114 ANATOMÍA DE SUPERFICIE DE LA PLEURA Y LOS PULMONES / 133 Mediastino / 135 Pericardio / 137 Corazón y grandes vasos / 141 ANATOMÍA DE SUPERFICIE DEL CORAZÓN Y LOS GRANDES VASOS / 167 Mediastino superior / 169 Mediastino posterior / 177 Mediastino anterior / 184 TÉCNICAS DE IMAGEN DEL TÓRAX / 185 Radiografía convencional / 185 Ecocardiografía / 191 TC y RM / 191 Tórax1
  • 2. E l tórax es la parte superior del tronco, situada entre el cuello y el abdomen. Comúnmente, el término pecho es usado como sinónimo de tórax, pero nuestro con- cepto de pecho (parte alta del torso) va más allá de la pared y cavidad torácicas que contiene. Suele pensarse en el tórax como más ancho en su parte superior. Esto se debe a la cintura escapular u hombro (formado por la clavículas y las escápulas), y la musculatura pectoral y escapular (miembro superior). Nosotros consideramos que un tórax bien forma- do es el que es más angosto en su parte inferior (cintura) y que, en las mujeres adultas, es más grande a nivel de las mamas. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 75 (A) Visión anterior 1a vértebra torácica 1a costilla Clavícula Escápula Mitad izquierda de la cintura escapular Sincondrosis de la 1a costilla Manubrio Ángulo esternal Esternón Articulación costocondral Cuerpo del esternón Cartílago costal Apófisis xifoides Espacio intercostal (6°) Ángulo infraesternal (subcostal) Disco intervertebral 8a costilla 10a costilla 12a vértebra torácica Costillas flotantes (libres) (11-12) Costillasfalsas(vertebrocondrales)(8-10)Costillasverdaderas(vertebrocostales)(1-7) Bordes costales 2a costilla y cartílago costal Figura 1.1. Esqueleto torácico. A y B. La caja torácica osteocartilaginosa incluye el esternón, 12 pares de costillas y cartí- lagos costales y 12 vértebras torácicas y discos intervertebrales. Las clavículas y las escápulas forman la cintura escapular. La línea discontinua indica la posición del diafragma, que separa las cavidades torácica y abdominal. La cavidad torácica es mucho más pequeña que la caja torácica que la rodea. (Continúa)
  • 3. La cavidad torácica y su pared tienen la forma opuesta. Tienen forma de cono truncado, más estrecho en la parte superior, y la circunferencia aumenta progresivamente hacia su parte inferior y alcanza su diámetro máximo en la zona de unión con la porción abdominal del tronco. La pared de la cavidad torácica es relativamente delgada, tiene el mismo gro- sor que su esqueleto. El esqueleto torácico tiene forma de jaula de pájaros abovedada, la caja torácica (parrilla costal), con las barras horizontales formadas por las costillas y los car- tílagos costales sujetos al esternón, que tiene una disposición vertical, y a las vertebras torácicas (Fig.1.1). Además, el suelo de la cavidad torácica (el diafragma) se invagina (es decir, es empujado hacia arriba) por la presencia de las vísceras en la cavidad abdominal. En consecuencia, casi la mitad inferior de la pared torácica rodea y protege las vísceras abdominales y las torácicas. Por esto, el tórax y especialmente la cavidad toráci- 76 1 / TÓRAX Clavícula Escápula Ángulo inferior de la escápula Mitad izquierda de la cintura escapular 7a costilla Ángulo de la costilla 12a costilla Costillas flotantes (libres) (11-12) 1a vértebra torácica 1a costilla Espina de la escápula Espacio intercostal (9°) (B) Visión posterior 12a vértebra torácica Figura 1.1. (Continuación)
  • 4. ca es mucho más pequeño de lo esperado según su apariencia externa. El tórax contiene los órganos primarios de los sistemas respi- ratorio y cardiovascular. La cavidad torácica se divide en tres grandes espacios. El compartimento central o mediastino alberga las estructuras de conducción de las vísceras torácicas, excepto los pulmones. Los pulmones ocupan los compartimentos laterales o cavidades pulmonares que se sitúan a ambos lados del mediastino. De esta manera, la mayor parte de la cavidad torácica está ocupa- da por los pulmones, que se encargan del intercambio de oxíge- no y dióxido de carbono entre el aire y la sangre, y la mayoría de las otras estructuras están relacionadas con la conducción del aire y la sangre hacia y desde los pulmones. Los nutrientes (comida) cruzan la cavidad torácica a través del esófago, pasando desde el órgano de ingesta (la boca), al lugar de la digestión y absorción (abdomen). A pesar de que en términos de función y desarrollo las glán- dulas mamarias se relacionan con el sistema reproductivo, están localizadas en la pared torácica, y por eso se incluyen en este capítulo. PUNTOS CLAVE. El tórax consiste en la cavidad torácica, su contenido y la pared que lo rodea, y es la parte del tronco situada entre el cuello y el abdomen. La forma y el tamaño de la cavidad torácica y su pared son diferentes (especialmente más pequeña) que el tórax, puesto que el último incluye algu- nos huesos y músculos del miembro superior y, en mujeres adultas, las mamas. Pared torácica La verdadera pared torácica incluye la caja torácica, los múscu- los que se extienden entre estos elementos, además de la piel, tejido subcutáneo, músculos, y la fascia que cubre su cara ante- rolateral; las mismas estructuras que cubren su cara posterior se consideran pertenecientes a la espalda. Las glándulas mamarias están situadas en el tejido subcutáneo de la pared torácica. Sin embargo, los hombros son claramente parte de los miembros superiores; los músculos toracoapendiculares anterolaterales (véase Capítulo 6) que cubren la caja torácica y forman el lecho del pecho (pectoral mayor y serrato anterior, distintos de los músculos del miembro superior basándonos en su función e inervación) se encuentran en la pared torácica, por lo que pue- den ser considerados parte de ella (aunque nos referiremos a ellos de forma breve aquí). Lo mismo ocurre con los músculos toracoapendiculares posteriores (trapecio y dorsal ancho) que han sido considerados comúnmente músculos superficiales de la espalda, a pesar de que en términos funcionales son clara- mente músculos del miembro superior (y también están descri- tos en el Capítulo 6). La forma abovedada de la caja torácica le proporciona una importante rigidez y, dado que sus componentes son livianos, es capaz de: • Proteger los orgános vitales internos torácicos y abdominales (la mayoría rellenos de aire o fluidos) de las fuerzas externas. • Resistir las presiones negativas internas (subatmosféricas) generadas por el retroceso elástico de los pulmones y de los movimientos inspiratorios. • Aportar sujeción y soporte del peso de los miembros supe- riores. • Aportar anclaje (origen) a la mayoría de los músculos que mueven y mantienen la posición de los miembros superio- res respecto al tronco además de aportar inserciones para los músculos del abdomen, cuello, espalda y respiratorios. A pesar de que la forma de la caja torácica aporta rigidez, sus articulaciones y la delgadez y flexibilidad de las costillas apor- tan una flexibilidad importante que permite absorber el impacto de golpes externos y compresiones sin provocar frac- turas, así como cambiar su forma conforme sea necesario para la respiración. Dado que las estructuras más importantes del interior del tórax (corazón, grandes vasos, pulmones y trá- quea), así como su suelo y paredes están en continuo movi- miento, el tórax es una de las regiones con mayor dinamismo del cuerpo. Con cada respiración, los músculos de la pared torácica –trabajando conjuntamente con el diafragma y los músculos de la pared abdominal– modifican el volumen de la cavidad torácica, y así permiten la expansión de los pulmones con la entrada de aire, para después (principalmente por la elasticidad pulmonar y la relajación muscular) disminuir el volumen de la cavidad, comprimir los pulmones y permitir la expulsión del aire. Esqueleto de la pared torácica El esqueleto torácico forma la caja torácica osteocartilaginosa (Fig. 1.1), que protege las vísceras torácicas y algunos de los órganos abdominales. El esqueleto torácico incluye 12 pares de costillas y los correspondientes cartílagos costales, 12 vértebras torácicas y los discos intervertebrales (IV) interpuestos entre ellas, y el esternón. Las costillas y los cartílagos costales forman la parte más importante de la caja torácica. Costillas, cartílagos costales y espacios intercostales Las costillas (lat. costae) son huesos curvos y planos que forman la mayor parte de la caja torácica (Figs. 1.1 y 1.2). Son extrema- ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 77 Dolor torácico A pesar de que el dolor torácico puede ser secundario a un proceso respiratorio, es probablemente el síntoma más importante de patología cardíaca (Swartz, 2002). Sin embargo, el dolor torácico también puede presentarse en patología intestinal, de vesícula biliar y musculoesqueléti- ca. Cuando evaluamos a un paciente con dolor torácico, el examen clínico debe discriminar entre las causas más gra- ves y las menos importantes de dolor. La gente que ha tenido un ataque cardíaco usualmente lo describe como un dolor subesternal aplastante (por debajo del esternón) que no desaparece con el reposo. b
  • 5. damente ligeras de peso y muy resistentes. Cada costilla tiene un interior esponjoso que contiene médula ósea (tejido hematopo- yético), formadora de células sanguíneas. Hay tres tipos de cos- tillas: • Costillas verdaderas (vertebrocostales) (1ª-7ª costillas): se fijan directamente en el esternón a través de sus cartílagos costales. • Costillas falsas (vertebrocondrales) (8ª, 9ª y en ocasiones 10ª costillas): sus cartílagos están unidos a los cartílagos de las costillas superiores, por lo que la fijación al esternón es indi- recta. • Costillas flotantes (vertebrales o libres) (11ª, 12ª y en oca- siones 10ª costillas): los cartílagos rudimentarios no se fijan al esternón y finalizan en la musculatura abdominal poste- rior. Las costillas típicas (3ª-9ª) tienen los siguientes componentes: • Cabeza: en forma de cuña y con dos carillas articulares, sepa- radas por la cresta de la cabeza (Figs. 1.2 y 1.3), una carilla para articularse con la vértebra correspondiente (que lleva el mismo número) y una para la vértebra superior. • Cuello: une la cabeza con el cuerpo a nivel del tubérculo. • Tubérculo: en la zona de unión de la cabeza con el cuello; tiene una parte articular lisa, para articularse con la apófi- sis transversa de la vértebra correspondiente, y una parte no articular rugosa, para unirse al ligamento costotrans- verso. • Cuerpo (tallo): delgado, plano y más curvo en su ángulo cos- tal, donde la costilla gira en dirección anterolateral (también punto límite lateral de la inserción de los músculos erectores de la columna a las costillas; véase Capítulo 4); la superficie cóncava interna del cuerpo tiene una hendidura costal para- lela al borde inferior de la costilla, que aporta protección a nervios y vasos intercostales. Las costillas atípicas (1ª, 2ª y 10ª-12ª) son distintas (Fig.1.3): • La 1ª costilla es la más ancha (su cuerpo es ancho y prácti- camente horizontal), más corta y con forma más curvada de las siete costillas verdaderas. Tiene una sola carilla arti- cular en su cabeza para articularse con la vértebra T1 y dos surcos transversos en la cara superior por donde transcu- rren vasos subclavios; los surcos están separados por el tubérculo del escaleno y su cresta, en el cual se inserta el músculo escaleno anterior. • La 2ª costilla es más típica; su cuerpo es más delgado, menos curvado y bastante más largo que la 1ª costilla, y su cabeza tiene dos carillas para articularse con los cuerpos de las vérte- bras T1 y T2; su principal rasgo atípico es un área rugosa en su superficie superior, la tuberosidad del serrato anterior, en la cual se origina parte de este músculo. • Las costillas 10a -12a , como la 1ª costilla, sólo tienen una carilla en sus cabezas y se articulan con una vértebra. • La 11a y 12a costillas son cortas y no tienen cuello ni tu- bérculo. Los cartílagos costales prolongan la costilla por su cara anterior y contribuyen a la elasticidad de la pared torácica, aportando una unión flexible en sus terminaciones anterior o distal (pun- tas). Los primeros siete cartílagos aumentan su tamaño de forma progresiva y después disminuyen gradualmente. Estos cartílagos (y en ocasiones el 8º; Fig. 1.6) se unen directa e inde- pendientemente al esternón; los 8º, 9º y 10º se articulan con los cartílagos costales situados justo por encima de ellos, formando un borde costal cartilaginoso continuo y articulado (Fig. 1.1A). Los 11º y 12º cartílagos forman uniones en las terminaciones 78 1 / TÓRAX Cuello (A) Visiones posteriores (B) Cabeza Carilla superior Cresta de la cabeza Carilla inferior Ángulo costal Cuerpo (tallo) Hueso compacto Médula ósea (tejido hematopoyético) Surco costal Surco costal Cara externa Cara interna Porción articular Porción no articular Tubérculo Sitio de articulación con el cartílago costal 6a costilla 8a costilla Figura 1.2. Costillas tipo. A. Las costillas 3a-9a tienen características comunes. Cada costilla tiene una cabeza, cuello, tubér- culo y cuerpo (tallo). B. Sección transversa de una costilla en la parte media de su cuerpo.
  • 6. anteriores de esas costillas y no se unen ni alcanzan otro hueso o cartílago. El cartílago costal de las costillas 1-10 fija la ter- minación anterior (punta) de la costilla al esternón y limita, en términos generales, movimientos tales cómo la rotación del extremo posterior alrededor del eje transversal de la costilla (Fig.1.5). Los espacios intercostales separan las costillas y sus cartíla- gos costales unos de otros (Fig.1.1A). Los espacios se nombran de acuerdo con la costilla que forma el borde superior del espa- cio, por ejemplo, el 4º espacio intercostal está entre la 4ª y la 5ª costillas. Hay 11 espacios intercostales y 11 nervios inter- costales. Los espacios intercostales están ocupados por los músculos y las membranas intercostales y dos grupos (princi- pal y colateral) de vasos sanguíneos y nervios intercostales, identificados por el mismo número que se asigna al espacio. El espacio situado debajo de la 12ª costilla no tiene otra costilla debajo y nos referimos a él como el espacio subcostal; el ramo anterior del nervio espinal T12 es el nervio subcostal. Los espacios intercostales son más anchos en sentido anterolateral y aumentan con la inspiración. Pueden aumentar más con la extensión y/o flexión lateral de la columna vertebral torácica hacia el lado contralateral. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 79 Carilla única sobre la cabeza Tubérculo Cabeza Cuello Tubérculo Tubérculo Carilla articular superior Cresta de la cabeza Ángulo Cabeza Ángulo costal Tuberosidad para el músculo serrato anterior Cuerpo (tallo) de la costilla Costillas atípicas Costillas atípicas Costilla típica Tubérculo y cresta para el músculo escaleno anterior Surcos para Vena subclavia Arteria subclavia 1a costilla 2a costilla 11a costilla 8a costilla 12a costilla Visiones superiores Figura 1.3. Costillas atípicas. Las costillas atípicas 1a, 2a, 11a y 12a difieren de las costillas típicas (p. ej. la 8a costilla, mos- trada en el centro). La 1a costilla es corta y plana y el tubérculo se fusiona en el ángulo. El cuerpo de la 2a costilla tiene una tube- rosidad para la inserción del serrato anterior. Las 11a y 12a costillas no tienen cuello ni tubérculo, y la 12a es más corta que las demás.
  • 7. 80 1 / TÓRAX Fracturas costales La 1ª costilla es corta y ancha y su localización es poste- roinferior en relación con la clavícula. No suele fracturarse debido a que está protegida por su ubicación (no es posible palparla). Cuando se fractura, puede dañar el plexo nervio- so braquial y las venas subclavias. Las costillas medias son las que se fracturan con mayor frecuencia. Las fracturas cos- tales usualmente resultan de impactos o traumatismos por aplastamiento. La parte más débil de la costilla es justo por delante de su ángulo, por lo que un traumatismo direc- to violento podría fracturar una costilla en cualquier punto y el extremo fracturado podría dañar órganos internos tales como el pulmón o el bazo. Las fracturas de las costillas bajas pueden desgarrar el diafragma y provocar una hernia dia- fragmática (véase Capítulo 2). Las fracturas costales son dolorosas porque el hueso fracturado se desplaza durante la respiración, tos, risa y estornudos. Tórax inestable Las fracturas costales múltiples podrían permitir que un deter- minado segmento de la pared torácica anterior y/o lateral se mueva libremente. Este segmento de la pared tiene un movi- miento paradójico (hacia adentro en la inspiración y hacia afuera en la espiración). El tórax inestable es un patología muy dolorosa que afecta la ventilación, y en consecuencia la oxigenación de la sangre. Durante el tratamiento, el segmen- to afectado a menudo se fija con ganchos y/o alambres para inmovilizarlo. Toracotomía, incisiones en el espacio intercostal, escisión costal e injerto óseo La realización de una vía quirúrgica de entrada a la cavidad pleural a través de la pared torácica se llama toracotomía ᭤ Esófago Tráquea Vena cava superior 6a costilla (seccionada) 6a costilla (seccionada) Hilio del pulmón Pericardio Nervio frénico Periostio Pulmón Separador costal Separador quirúrgico Separador quirúrgico EscápulaPleura parietal (seccionada) Pleural parietal (seccionada) Incisión en el periostio Incisión Figura RA1.1
  • 8. Vértebras torácicas Las vértebras torácicas son vértebras típicas que tienen un cuer- po, un arco vertebral y siete apófisis para uniones musculares y articulares (Figs. 1.4 y 1.5). Los rasgos característicos de las vér- tebras torácicas son: • Carillas costales bilaterales (hemicarillas) en su cuerpo, fre- cuentemente en pares superiores e inferiores, para articularse con las cabezas de las costillas. • Carillas costales en sus apófisis transversas para articularse con los tubérculos de las costillas, excepto para las dos o tres vértebras torácicas inferiores. • Apófisis espinosas largas inclinadas hacia abajo. Las carillas costales superior e inferior, la mayoría de las cuales en realidad son hemicarillas, sólo presentan un componente de la superficie articular. Son superficies planas, apareadas bilateral- mente sobre los bordes posterolaterales superior e inferior de una vértebra torácica típica (T2-T9). Desde el punto de vista funcio- nal, las carillas se articulan en pares sobre las vértebras adyacen- tes, flanqueando un disco IV interpuesto: una (hemi)carilla infe- rior de la vértebra superior y una (hemi)carilla superior de la vér- tebra inferior. Típicamente, dos hemicarillas se unen de esta manera y el borde posterolateral del disco IV que existe entre ellas forman una cavidad única para recibir la cabeza de la costi- lla a la que se asigna el mismo número que la vértebra inferior. Las vértebras torácicas atípicas tienen carillas costales completas en lugar de hemicarillas: • Las carillas costales superiores de la vértebra T1 no son hemi- carillas porque no las hay en la vértebra C7 superior, y la 1ª costilla se articula con la vértebra T1. T1 sí tiene una típica (hemi) carilla costal inferior. • T10 tiene sólo un par de carillas costales bilaterales (enteras) localizadas en parte sobre su cuerpo y en parte sobre sus pedículos. • T11 y T12 también sólo tienen un único par de carillas cos- tales (enteras) localizadas en sus pedículos. Las apófisis espinosas que salen de los arcos vertebrales de las vér- tebras torácicas típicas son largas y se inclinan hacia abajo, alcan- zando la vértebra inferior (Fig. 1.4D). Cubren los intervalos entre las láminas de la vértebras adyacentes, para así prevenir que objetos punzantes tales como cuchillos puedan penetrar en el conducto vertebral medular y dañar la médula espinal. Las cari- llas articulares superiores de las apófisis articulares superiores se orientan principalmente hacia atrás y ligeramente de forma late- ral, mientras que las carillas articulares inferiores de las apófisis articulares inferiores se orientan sobre todo hacia adelante y ligeramente en dirección medial. Las articulaciones planas bila- terales entre las respectivas carillas articulares de las vértebras adyacentes describen un arco, centrado en un eje de rotación ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 81 (Fig. RA1.1). Una toracotomía anterior se realiza a través de una incisión en forma de H a través del pericondrio de uno o más cartílagos costales y después se separan los segmentos de cartílago costal para poder penetrar en la cavidad torácica (Fig. 1.16). Las caras posterolaterales de los 5º-7º espacios intercostales son los lugares de incisión para las toracotomías posteriores. En general, el abordaje lateral es el más satisfacto- rio para ingresar en la caja torácica. Con el paciente en decú- bito sobre el lado contralateral, el miembro superior se colo- ca en abducción y se sitúa el brazo detrás de la cabeza del paciente. Esto eleva y rota lateralmente el ángulo inferior de la escápula, permitiendo el acceso hasta el 4º espacio intercos- tal. Los cirujanos usan una incisión en forma de H para pene- trar hasta la cara superficial del periostio que envuelve la cos- tilla, despegar el periostio de la costilla y a continuación eli- mina un segmento costal ancho para obtener un mejor acce- so a la cavidad torácica y, por ejemplo, extirpar un pulmón (pneumectomía). Una vez que se retiró la costilla, se puede penetrar en la cavidad torácica a través de la superficie pro- funda de la vaina perióstica entre los músculos intercostales adyacentes. Después de la intervención, los fragmentos de costillas extraídos se regeneran a partir del periostio intacto, aunque de forma imperfecta. En ocasiones los cirujanos usan esas porciones de costilla extraídas como injerto óseo autogé- nico en procedimientos como reconstrucción mandibular después de una escisión tumoral. Costillas supernumerarias En condiciones normales tenemos 12 costillas en cada lado, pero este número puede aumentar por la presencia de costi- llas cervicales y/o lumbares extra, o disminuir por la ausencia del 12º par (véase Capítulo 4 para detalles). Las costillas cer- vicales son relativamente frecuentes (0,5-2%), no así las lum- bares. Las costillas cervicales pueden interferir con las estruc- turas neurovasculares del orificio torácico superior (véase “Síndromes del orificio torácico superior” en el Capítulo 6). Las costillas supernumerarias también tienen significación clí- nica, ya que pueden confundir la identificación de los niveles vertebrales en las radiografías y otros medios de diagnóstico por la imagen. Función protectora y envejecimiento de los cartílagos costales Los cartílagos costales aportan resistencia a la caja torácica, pro- tegiéndola de fracturas esternales y/o costales. Debido a la gran elasticidad de las costillas y los cartílagos costales en niños, la compresión del pecho puede provocar lesiones en el tórax inclu- so en ausencia de fracturas costales. En gente anciana, los cartí- lagos costales pierden parte de su elasticidad y se tornan más vul- nerables a las fracturas; pueden calcificarse y en estos casos apa- recen radiopacos en las radiografías. b
  • 9. 82 1 / TÓRAX Lámina Fosita para el tubérculo de la costilla Cuerpo Carilla articular Pedículo Apófisis transversa Foramen vertebral Apófisis espinosa Fosita costal superior Carilla para el tubérculo de la 7a costilla T6 T7 Apófisis articular superior Hemifositas para la cabeza de la 7a costilla Apófisis espinosa Fosita costal inferior (C) T12, visión superior (B) T6, visión superior (A) T1, visión superior (D) T6, T7, visión lateral Arco definido por las carillas articulares Eje de rotación Figura 1.4. Vértebra torácica. A. T1 tiene un foramen vertebral y un cuerpo similares a los de una vértebra cervical. B. Las vértebras T5-T9 tienen las características de una vértebra torácica típica. C. T12 tiene apófisis óseas y un cuerpo de tamaño similar al de una vértebra lumbar. Los planos de las carillas articulares de las vértebras torácicas definen un arco (línea roja) centrada en un eje que cruza el cuerpo vertebral en dirección vertical. D. Las carillas (hemicarillas) costales superior e inferior del cuerpo vertebral, las carillas costales de las apófisis transversas y las largas apófisis espinosas inclinadas son característi- cas de las vértebras torácicas. Carillas articulares superiores Apófisis espinosa de la vértebra T6 Hemicarilla costal para la cabeza de la 6a costilla Apófisis transversas de la vértebra T7 Carilla articular para el tubérculo de la 6a costilla Articulaciones costovertebrales: Cuerpo de la vértebra superior a la costilla Disco intervertebral Cabeza de la costilla (cresta) Cuerpo de la vértebra del mismo número que la costilla Apófisis transversa de la vértebra del mismo número que la costilla Tubérculo de la costilla Eje de rotación costal Componentes de la articulación de la cabeza de la costilla Articulación costo- transversa 6a costilla T6 T7 Visión posterolateral izquierda Descenso Elevación Figura 1.5. Articulaciones costovertebrales de una costilla típica. Las articulaciones costovertebrales se forman por la articulación de la cabeza de la costilla, en la que la cabeza se articula con los dos cuerpos vertebrales adyacentes y el disco intervertebral existente entre ellos, y la articulación costotransversa, en la que el tubérculo de la costilla se articula con la apófi- sis transversa de la vértebra. La costilla se desplaza (sube y baja) alrededor de un eje que cruza la cabeza y el cuello de la cos- tilla (flechas).
  • 10. con el cuerpo vertebral (Fig.1.4A-C). Estos pequeños movi- mientos rotatorios están presentes entre las vértebras adyacentes, pero limitados por la unión a la parrilla costal. El esternón El esternón (gr. sternon, pecho) es el hueso delgado y alargado, que forma la mitad de la parte anterior de la caja torácica (Fig.1.6). Tiene tres partes: manubrio, cuerpo y apófisis xifoides. El manubrio (lat. manubrium, mango, como el mango de una espada, el cuerpo esternal formando el filo) es un hueso trapezoi- dal y rugoso. El manubrio es la parte más gruesa y ancha de las tres partes del esternón. El centro cóncavo que se palpa con faci- lidad en el borde superior del manubrio corresponde a la escota- dura yugular (escotadura supraesternal). La escotadura se hace más profunda en un esqueleto articulado (y en un individuo vivo) por los extremos mediales (esternales) de la clavículas, los cuales son más largos que las relativamente pequeñas escotaduras claviculares del manubrio, formando las articulaciones esterno- claviculares (SC). Por debajo y por fuera de la escotadura clavicu- lar, el cartílago costal de la 1ª costilla está muy unido al borde lateral del manubrio, la sincondrosis de la primera costilla (Fig. 1.1A). El manubrio y el cuerpo del esternón están en planos lige- ramente distintos por arriba y por debajo de su articulación, la articulación manubrioesternal (Fig.1.6A y B), por lo que su unión forma un ángulo esternal (de Louis) que protruye. El cuerpo del esternón, que es más largo, más estrecho y más delgado que el manubrio, se localiza a nivel de las vértebras T5-T9 (Fig.1.6A-C). Su anchura varía debido a sus bordes laterales esca- lonados por las escotaduras costales. En gente joven, son obvias cuatro esternebras (segmentos primordiales del esternón). Las ester- nebras se articulan con cada una de las articulaciones cartilagino- sas primarias (sincondrosis esternales). Estas articulaciones empiezan a fusionarse desde el extremo inferior y el proceso termina entre la pubertad (maduración sexual) y los 25 años. La superficie plana anterior del cuerpo del esternón en adultos está marcada por tres crestas transversales variables (Fig.1.6A) que representan las líneas de fusión (sinostosis) de estas cuatro esternebras (originalmente separadas). La apófisis xifoides, la parte más pequeña y variable del ester- nón, es delgada y alargada. Se encuentra a nivel de la vértebra T10. A pesar de que suele ser puntiaguda, la apófisis puede ser roma, bífida, curvada o estar desviada hacia afuera o hacia ade- lante. Es cartilaginosa en gente joven pero más o menos osifica- da en adultos de más de 40 años. En los ancianos, la apófisis xifoides puede fusionarse con el cuerpo esternal. La apófisis xifoides es un punto de referencia importante en el plano medio por: • Su unión con el cuerpo esternal en la articulación xifoesternal corresponde al límite inferior de la parte central de la cavidad torácica proyectada en el interior de la pared corporal anterior; esta articulación corresponde también al ángulo infraesternal (ángulo subcostal) del orificio torácico inferior (Fig.1.1). • Es un marcador en la línea media para el límite superior del hígado, del tendón central del diafragma y del borde inferior del corazón. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 83 Cuerpo del esternón Apófisis xifoides Manubrio Plano transverso del tórax 1a Escotadura clavicular 2a 1a 2a 3a 4a 2a Escotadura clavicular 3a 7a 4a 5a 6a (A) Visión anterior (B) Visión lateral Apófisis xifoides Sínfisis xifoesternal Apófisis xifoides Sínfisis xifoesternal Cuerpo del esternón Crestas transversales Sincondrosis de la 1a costilla Ángulo esternal (articulación manubrioesternal) Manubrio Cartílago costal de la 1a costilla Escotadura yugular Cuerpo del esternón (esternebras) Escotaduras costales Escotadurascostales Ligamentos esterno- costales radiados Ángulo esternal Manubrio (C) Visión lateral 3a 4a 5a 6a 7a T2 T3 T4 T5 T8 T9 T7 T6 Figura 1.6. Esternón. A. En el lado superior derecho de la digura se muestra la cubierta del esternón, formada por delgadas y finas bandas membranosas de los ligamentos esternocostales radiados que pasan desde los cartílagos costales a las super- ficies anterior y posterior del hueso. B. Obsérvese el grosor del tercio superior del manubrio entre las escotaduras claviculares. C. Se muestra la relación entre el esternón y la columna vertebal.
  • 11. PUNTOS CLAVE. Las funciones de la pared torácica son las de proteger el contenido de la cavidad torácica, aportar la mecáni- ca de la respiración, y la unión con el cuello, espalda, miembro superior y musculatura abdominal. Su forma abovedada dota a la caja torácica de la fuerza necesaria, y sus livianas y relativa- mente flexibles estructuras osteocartilaginosas y articulaciones le aportan la flexibilidad necesaria especialmente para la respira- ción. En la parte posterior, la caja torácica consta de 12 vértebras torácicas y sus discos IV interpuestos. Hacia adelante y los costa- dos, tiene 12 costillas, la mayoría seguidas de un cartílago costal anterior que se articula directamente o indirectamente con el esternón. Las costillas, los espacios intercostales que están entre ellas y las líneas verticales extrapolables desde estructuras visibles o palpables aportan una cuadrícula de precisión para la localiza- ción de estructuras o patologías relacionadas. Orificios torácicos La caja torácica proporciona una pared periférica completa y está abierta en las partes superior e inferior. El orificio superior es el más pequeño y es un paso que permite la comunicación entre el cuello y el miembro superior. El orificio inferior es mayor y forma el anillo en el que se origina el diafragma, el cual cierra completamente la apertura y el desplazamiento de éste, que con- trola primariamente el volumen y la presión interna de la cavi- dad torácica, aportando la base para la respiración. 84 1 / TÓRAX Apofisis xifoides osificada Muchas personas notan, aproximadamente a los 40 años, una masa dura en la “boca del estómago” (fosa epigástrica) y consul- tan al médico. Esta formación corresponde a la apófisis xifoides parcialmente osificada. Debido a que nunca antes habían nota- do la presencia de esta estructura, temen haber desarrollado un tumor como, por ejemplo, un “cáncer de estómago”. Fracturas esternales A pesar de la localización subcutánea del esternón, las fracturas esternales son poco frecuentes. Las lesiones por aplastamiento pueden ocurrir después de una compresión traumática de la pared torácica en accidentes automovilísticos cuando el pecho del conductor impacta contra el volante. La instalación y uso del air bag en los vehículos ha reducido el número de frac- turas esternales. Las fracturas del cuerpo del esternón suelen ser fracturas conminutas (el esternón se rompe en múltiples fragmentos). El desplazamiento de los fragmentos óseos es raro porque el esternón está rodeado por una fascia profunda (con- tinuidad de las fibras de los ligamentos esternocostales radia- dos; Fig. 1.6A) y por la unión al músculo pectoral mayor. El punto más común de fractura esternal es el ángulo esternal, sobre todo en personas mayores, debido a que la articulación manubrioesternal ya está fusionada. Esto causa una luxación de la articulación manubrioesternal. En lesiones esternales, la importancia no radica en la frac- tura sino en la posibilidad de provocar una lesión cardíaca (contusión miocárdica, rotura cardíaca, taponamiento) o una lesión pulmonar. La mortalidad (tasa de mortalidad) asocia- da a la fractura esternal es del 25-45%, la mayoría de las veces asociada a estas lesiones subyacentes. Todos los pacientes con contusión esternal deberían ser evaluados para descartar posi- bles lesiones viscerales subyacentes (Rosen, 1998). Esternotomía media Para facilitar el acceso a la cavidad torácica en la cirugía del mediastino, por ejemplo para un bypass de arterias corona- rias, se corta el esternón en el plano medio y se retira. La flexibilidad de las costillas y los cartílagos costales permiten separar las mitades del esternón. La escisión del esternón también aporta la exposición necesaria para la exéresis de tumores de los lóbulos superiores del pulmón. Después de la cirugía, se vuelven a unir ambas mitades del esternón (por ejemplo con suturas con alambre). Biopsia esternal El cuerpo esternal a menudo es usado para la punción biop- sia de médula ósea por su amplitud y localización subcutá- nea. La aguja penetra la delgada capa cortical del hueso y entra en el hueso trabecular vascular. La biopsia esternal se usa para obtener muestras de médula ósea para trasplantes y para la detección de metástasis y discrasias sanguíneas (anor- malidades). Anomalías esternales En ocasiones, las mitades cartilaginosas del esternón fetal (placas esternales) no se fusionan debido a defectos en la osi- ficación. La hendidura esternal completa no es común. La hen- didura esternal, que incluye el manubrio y la mitad superior del cuerpo en forma de V o U, pueden ser reparados duran- te la infancia por aposición directa o fijación de las mitades cartilaginosas esternales. En ocasiones, existe una perforación (foramen esternal) en el cuerpo del esternón debido a la fusión incompleta de las placas esternales fetales. No es clínicamente significativo, sólo hay que sospechar su posible presencia para no malin- terpretar una imagen similar a la de una herida de bala en la radiografía de tórax. A pesar de que la apófisis xifoides con frecuencia está perforada en gente anciana debido a los cambios relacionados con la edad, esta perforación no tiene significado clínico. De forma similar, la protrusión de la apófisis xifoides en los niños es frecuente y no requiere tra- tamiento. b
  • 12. Orificio torácico superior El orificio torácico superior, la entrada torácica anatómica, está limitado (Fig. 1.7): • Por detrás, por la vertebra T1 (protrusión o límite de la con- vexidad posterior). • Por afuera, por el 1er par de costillas y sus cartílagos costa- les. • Por adelante, por el borde superior del manubrio (límite anterior). Las estructuras que pasan entre la cavidad torácica y el cuello a través del espacio oblicuo con forma arriñonada que deter- mina el orificio torácico superior incluyen la tráquea, el esó- fago, nervios, y vasos que irrigan y drenan la cabeza, cuello y los miembros superiores. El orificio torácico superior en el adulto tiene aproximadamente 6,5 cm del diámetro antero- posterior y 11 cm de diámetro transverso. Por la oblicuidad del 1er par de costillas, el orificio se inclina en sentido ante- roinferior. Orificio torácico inferior El orificio torácico inferior, o la salida torácica anatómica, tiene los siguientes límites: • Por detrás, por la 12a vértebra (límite posterior). • En dirección posterolateral, por el 11º y 12º par de costi- llas. • En dirección anterolateral, por los cartílagos costales unidos a las costillas 7-10, formando los bordes costales. • Por adelante, por la articulación xifoesternal (límite ante- rior). El orificio torácico inferior es mucho más espacioso que el superior y a grandes rasgos es irregular. También es oblicuo porque la pared torácica posterior es más larga que la anterior. Cerrando el orificio torácico inferior, el diafragma separa las cavidades torácica y abdominal casi completamente. Las estructuras que pasan del tórax al abdomen o en sentido inver- so lo hacen a través de orificios que diafragmáticos (p. ej. esó- fago y vena cava inferior), o pasan por detrás del diafragma (p. ej. la arteria aorta). En ocasiones se sobrevalora el tamaño de la cavidad torácica (o su contenido). Suele medirse de forma incorrecta su extensión inferior (correspondiente al límite entre las cavidades torácica y abdominal) porque el orificio torácico inferior no coincide con el diafragma, que es el suelo de la cavidad torácica, en los indi- viduos vivos. A pesar de que el diafragma se origina a partir de las estructuras que forman el orificio torácico inferior, las cúpulas del diafragma llegan a nivel del 4º espacio intercostal, y las vís- ceras abdominales, incluidos el hígado, el bazo y el estómago se sitúan por encima del plano del orificio torácico inferior, con la pared torácica (Fig. 1.1 A y B). PUNTOS CLAVE. A pesar de que la pared torácica es completa en la periferia, la caja torácica se abre por las partes superior e inferior. El orificio torácico superior es una vía relativamente pequeña para el paso de estructuras desde y hacia el cuello y los miembros superiores, y el orificio torácico inferior aporta el borde al que se une el diafragma. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 85 Vértebra torácica 12a Costilla 12a Apófisis xifoides Cartílago costal de la 12a costilla Ángulo infraesternal (subcostal) Cuerpo del esternón Borde superior del manubrio 1a costilla y cartílago costal Orificio torácico superior Orificio torácico inferior Sínfisis xifoesternal 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Arco costal (remarcado) Visión anterior Figura 1.7. Orificios torácicos. El orificio torácico superior es la puerta existente entre la cavidad torácica y el cuello y el miembro superior. El orificio torácico inferior (salida torácica) aporta sujeción para el diafragma, el cual protuye hacia arriba de manera que las vísceras abdominales más altas quedan protegidas por la caja torácica. La barra cartilaginosa continua formada por los cartílagos articulados de la 7a -10a (falsa) cos- tillas forman el borde costal. Síndrome del orificio torácico superior Los anatomistas se refieren al orificio torácico superior como la entrada torácica porque las sustancias no circulan- tes (aire y comida) pueden entrar en el tórax sólo a través de esta apertura. Cuando los clínicos se refieren al orificio torácico superior como la salida torácica, se refieren a las arterias y los nervios espinales de T1 que emergen del tórax a través de esta apertura para entrar en la parte baja del cuello y los miembros superiores. Por esto, varios tipos de síndrome del orificio torácico superior (TOS por sus siglas en inglés) se producen cuando las estructuras emer- gentes se ven afectadas por obstrucciones a nivel del orifi- cio torácico superior (Rowland, 2000). A pesar de que el TOS implica una localización torácica, la obstrucción se produce fuera del orificio, en la raíz del cuello (véase Capítulo 8), y las manifestaciones de este síndrome se observan los miembros superiores (véase Capítulo 6). b
  • 13. Articulaciones de la pared torácica A pesar de que las articulaciones de la pared torácica se mueven con frecuencia –por ejemplo con la respiración normal– la amplitud de movimiento de cada articulación es relativamente pequeños; por ese motivo, cualquier alteración que reduce su movilidad interfiere con la respiración. Durante la respiración profunda, los desplazamientos de la caja torácica (en dirección anterior, superior o lateral) son considerables. Con la extensión de la columna vertebal aumenta el diámetro anteroposterior (AP) del tórax. Las articulaciones de la pared torácica (Cuadro 1.1) ocurren entre: • Vértebras (articulaciones intervertebrales). • Costillas y vértebras (articulaciones costovertebrales: articula- ciones de las cabezas de las costillas y articulaciones costo- transversas). • Costillas y cartílagos costales (articulaciones costocondrales). • Cartílagos costales (articulaciones intercondrales). • Esternón y cartílagos costales (articulaciones esternocostales). • Esternón y clavícula (articulaciones esternoclaviculares). • Partes del esternón (articulaciones manubrioesternales y xifoesternales) en gente joven (la articulación manubrioes- ternal –y en ocasiones la xifoesternal– suelen fusionarse en la vejez). Las articulaciones intervertebrales entre los cuerpos de vértebras adyacentes están unidas por los ligamentos longitudinales y los discos intervertebrales. Estas articulaciones se describen junto con la espalda en el Capítulo 4; las articulaciones esternoclavi- culares en el Capítulo 6. Las articulaciones manubrioesternales y xifoesternales se mencionan al principio de este capítulo, con el esternón. Articulaciones costovertebrales Una costilla típica se articula con la columna vertebral en dos puntos: las articulaciones de las cabezas de las costillas y las arti- culaciones costotransversas (Fig.1.8). Articulaciones de las cabezas de las costillas. La cabeza de cada costilla típica se articula con las hemicarillas o carillas costales de dos vértebras torácicas adyacentes (Fig.1.4) y los discos IV entre ellas. La cabeza se articula con la parte supe- rior de la vértebra correspondiente (que tiene la misma nume- ración), la parte inferior de la vértebra superior y el disco IV adyacente que une las dos vértebras. Por ejemplo, la cabeza de la 6ª costilla se articula con la parte superior del cuerpo de la vértebra T6, la parte inferior de T5 y el disco IV entre dichas vértebras (Fig.1.8). La cresta de la cabeza de la costilla se une al disco IV dentro de la articulación por un ligamento intraar- ticular, que divide el espacio cerrado en dos cavidades sino- viales. Excepciones a este esquema general son la 1ª, en oca- siones la 10ª y frecuentemente la 11a y 12a costillas, las cua- les sólo se articulan con su cuerpo vertebral correspondiente (cuerpos del mismo número que la costilla). En estos casos, no existe ligamento intraarticular y la cavidad articular no está dividida. Una cápsula articular rodea cada articulación y une la cabeza de la costilla con la circunferencia de la cavidad articular. La capa fibrosa de la cápsula es más fuerte en la parte anterior, donde forma el ligamento esternocostal radiado que se extiende en forma de abanico desde el borde anterior de la cabeza de la costilla a los lados de los cuerpos de dos vértebras y el disco IV entre ellas. Las cabezas de las costillas se unen tan cerca de los cuerpos vertebra- les que se producen ligeros movimientos de desplazamiento en las (hemi)carillas (pivotando alrededor del ligamento intraarti- cular) de las articulaciones de las cabezas de las costillas; por otro lado, incluso leves movimientos aquí podrían determinar gran- des desplazamientos del extremo distal de la costilla (esternal o anterior). Articulaciones costotransversas. El tubérculo de una costilla típica se articula con la carilla costal de la apófisis transversa de la vértebra correspondiente (vértebra del mismo número). Esas pequeñas articulaciones sinoviales están rodeadas por una fina cápsula articular que unen los bordes de las carillas articulares. El ligamento costotransverso que pasa desde el cuello de la costilla a la apófisis transversa y el ligamento costotransverso lateral que pasa desde el tubérculo de la costilla al extremo de la apófisis transversa refuerzan las caras anterior y posterior de la articulación, respectivamente. El ligamento costotranverso superior es una banda ancha que une la cresta del cuello de la costilla a la apófisis tranversa superior a ésta. El espacio entre este ligamento y la vértebra permite el paso del nervio espinal y la rama posterior de la arteria intercostal. El ligamento costotrans- verso superior se divide en un ligamento costotransverso anterior fuerte y un ligamento costotransverso posterior débil. Los ligamen- tos costotransversos fuertes que rodean estas articulaciones limi- tan sus movimientos a un ligero deslizamiento. Por otro lado, las superficies articulares de los tubérculos de las 6 costillas superio- res son convexos y adaptados a las concavidades de las apófisis transversas (Fig.1.8C). Esto provoca la rotación alrededor de un eje transversal que cruza el ligamento intraarticular y la cabeza y cuello de la costilla (Fig.1.8A y B). Se producen así movimien- tos de elevación y descenso del extremo distal (esternal) de las costillas (y el esternón al que se une) en el plano sagital (movi- miento de bombeo hacia arriba y hacia abajo) (Fig.1.9A y C). Las superficies articulares planas del tubérculo y las apófisis transver- sas de la 7ª-10ª costillas permiten deslizamientos (Fig.1.8C), resultando en elevación y depresión de las porciones más latera- les de esas costillas en el plano transversal (movimiento en asa de cubo) (Fig.1.9B y C). Las costillas flotantes 11a y 12a no se articulan con las apó- fisis transversas y, por lo tanto, tienen más libertad de movi- miento. Articulaciones costocondrales Las articulaciones costocondrales son articulaciones de cartílago hialino. Cada costilla tiene una depresión en forma de copa en su extremo esternal que se une al cartílago costal (Cuadro 1.1). La costilla y su cartílago están firmemente rodeados por la con- tinuidad del periostio de la costilla con el pericondrio del cartí- lago. Normalmente no se produce movimiento en estas articula- ciones. Articulaciones intercondrales Las articulaciones intercondrales, entre los bordes adyacentes de los 6º y 7º, 7º y 8º, y 8º y 9º cartílagos costales, son articu- 86 1 / TÓRAX
  • 14. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 87 Cuadro 1.1. Músculos de la pared torácica Articulación costocondral Articulación esternoclavicular Articulación manubrioesternal Articulación xifoesternal Articulación intercondral Tubérculo de la 5a costilla Articulación costotransversa Apófisis transversa de T5 Ligamento longitudinal anterior Ligamento radiado Ligamento costotransverso superior Ligamento intraarticular Cabeza de la 6a costilla (seccionada) Escotadura clavicular Escotadura yugular Cartílago costal de la 1a costilla Manubrio Ángulo esternal Apófisis transversa Articulación costotransversa Articulación de la cabeza de la costilla Ligamento costotransverso lateral Tubérculo de la costilla Ligamento costotransverso POSTERIOR ANTERIOR (A) Visión lateral desde la izquierda (C) Visión anterior (B) Visión superior (D) Visión anterior Ligamentos esternocostales radiados Articulación Intervertebral Costovertebrales de la cabeza de la costilla Costotransversa Costocondral Intercondral Esternocostal Esternoclavicular Manubrioesternal Xifoesternal Tipo Sínfisis (cartilaginosa secundaria) Sinovial plana Cartilaginosa primaria Sinovial plana 1a : cartilaginosa pri- maria (sincondrosis) 2a -7a : sinovial plana Sinovial en silla de montar Cartilaginosa secundaria (sínfisis) Cartilaginosa prima- ria (sincondrosis) Superficie articular Cuerpos vertebrales adyacentes unidos por el disco IV Cabeza de cada costilla con la (hemi)carilla costal del correspondiente cuerpo vertebral y la (hemi)carilla costal del cuerpo vertebral superior Tubérculo de la costilla con la apófisis transversa de la vértebra correspondiente Borde lateral del cartílago costal con el extremo esternal de la costilla Entre los cartílagos costales de la 6a y 7a, 7a y 8a , y 8a y 9a costillas 1er cartílago costal con el manubrio del esternón 2o -7o pares de cartílagos costales con el esternón Borde esternal de la clavícula con el manubrio esternal y el 1er cartílago costal Manubrio y cuerpo del esternón Apófisis xifoides y el cuerpo del esternón Ligamentos Longitudinales anterior y posterior Intraarticular y radiado de la cabeza de la costilla Costotransversos lateral y superior Cartílago y hueso cubiertos por el periostio Intercondrales Esternocostales radiados anterior y posterior Esternoclaviculares anterior y posterior y costoclaviculares Comentarios Cabezas de las 1a , 11a y 12a costillas (a veces la 10a) se articulan sólo con el cuerpo vertebral correspondiente 11a y 12a costillas no se articulan con las apófisis transversas de las vérte- bras correspondientes Normalmente no hay movimiento en esta articulación La articulación entre los cartílagos de la 9a y 10a costilla es fibrosa La articulación se divide en dos compartimentos por un disco articular Esta articulación a menu- do se fusiona en los ancianos y se convierte en una sinostosis
  • 15. laciones sinoviales planas (Cuadro 1.1). Cada una de ellas tiene una cavidad sinovial que está rodeada por una cápsula articu- lar. Estas articulaciones están reforzadas por los ligamentos intercondrales. La articulación entre los cartílagos costales 9º y 10º es fibrosa. Articulaciones esternocostales Las 1ª-7ª costillas se articulan a través de sus cartílagos costales con los bordes laterales del esternón; en los adultos maduros, las articulaciones son (Fig. 1.1; Cuadro 1.1): • El 1er par de cartílagos sólo con el manubrio. • El 2º par de cartílagos con el manubrio y el cuerpo del ester- nón (con componentes de la articulación manubrioesternal). • Los 3º-6º pares de cartílagos con el cuerpo del esternón. • El 7º par de cartílagos con el cuerpo del esternón y la apófi- sis xifoides (con los componentes de la articulación xifoes- ternal). El 1er par de cartílagos costales se articulan con el manubrio a tra- vés de una fina pero densa capa de un fibrocartílago adherente estrechamente interpuesto entre el cartílago y el manubrio, la sin- condrosis de la 1ª costilla (Williams y col., 1995). El 2º-7º pares de cartílagos costales se articulan con el esternón mediante articu- laciones sinoviales con superficies articulares fibrocartilaginosas de las caras condral y esternal, permitiendo el movimiento durante la respiración. Las cápsulas articulares fuertes de esas articulaciones se refuerzan en sus partes anterior y posterior para formar los liga- mentos esternocostales radiados. Éstos continúan como bandas membranosas delgadas y anchas que pasan desde los cartílagos costales a las superficies anterior y posterior del esternón, forman- do una cubierta que cubre este hueso (Fig. 1.6A; Cuadro 1.1). 88 1 / TÓRAX Apófisis transversa (seccionada) 6a costilla (seccionada) Costillas (seccionadas) Elevación Depresión Apófisis transversa (seccionada) Rota Se desliza 6 7 9 10 Apófisis transversa Cuello de la costilla Costilla Eje transverso de rotación costal (A) Visión lateral (C) Visiones laterales derechas POSTERIOR Tubérculo de la 5a costilla Articulación costotransversa Apófisis transversa de T5 T6 Cabeza de la 6a costilla (seccionada) Ligamento intra- articular T5 Ligamento costotransverso superior Ligamento radiado Ligamento longitudinal anterior ANTERIOR Ligamento costotransverso lateral POSTERIOR Apófisis transversa (B) Visión superior Ligamento costotransverso = Eje “transverso” de rotación costal Tubérculo de la costilla Articulación costotransversa Articulación de la cabeza de la costilla ANTERIOR Figura 1.8. Articulaciones costovertebrales. A. y B. Los ligamentos de las articulaciones costovertebrales con los ejes transversos de la rotación costal (marcasos con asteriscos y líneas de puntos). C. La formación de las superficies articulares, mostradas en secciones sagitales de las articulaciones costotransversas, demuestra cómo las 1a -7a costillas rotan alrededor de un eje que discurre en dirección longitudinal a través del cuello de la costilla para modificar el volumen torácico en la respiración (izquierda), mientras que la 8a-10a costilla se deslizan (derecha).
  • 16. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 89 Inspiración forzada Espiración forzada Espiración Inspiración (A) Costillas superiores (B) Costillas inferiores (D) (E) (F) (C) Visión oblicua anterior izquierda Combinación de movimientos costales Visión lateral derecha Visión superior Visión superior Visión anterior Visiones anteriores Vértebra Columna vertebral Costilla Esternón Esternón Eje del movimiento Eje del movimiento Eje del movimiento Costilla Figura 1.9. Movimientos de la pared torácica. A. Cuando las costillas superiores se elevan, aumenta el diámetro AP del tórax (movimiento de bombeo manual), con un mayor desplazamiento (aumento) en la parte inferior, al final del bombeo. B. Las porciones medias de las costillas inferiores se desplazan lateralmente cuando se elevan y aumentan el diámetro transverso (movimiento en asa de cubo). C. La combinación de movimientos de las costillas (flechas) que ocurre durante la inspiración for- zada aumenta los diámetros AP y transverso de la caja torácica. D. El tórax se expande durante la inspiración forzada mientras las costillas se elevan (flechas). E. El tórax se estrecha durante la espiración mientras las costillas descienden (flechas). F. El movimiento primario de la inspiración (en reposo o forzada) es la contracción del diafragma, que aumenta el diámetro vertical de la cavidad torácica (flechas). Cuando el diafragma se relaja, la descompresión de las vísceras abdominales empuja el diafrag- ma hacia arriba, reduciendo el diámetro vertical en la espiración.
  • 17. Movimientos de la pared torácica Los movimientos de la pared torácica y el diafragma durante la inspiración provocan aumento del volumen intratorácico y los diámetros del tórax (Fig. 1.9D y F). En consecuencia, se produ- cen cambios en la presión del aire que ingresa alternativamente en los pulmones (inspiración) a través de la nariz, boca, laringe y tráquea y expulsado de los pulmones (espiración) siguiendo el mismo recorrido. Durante la espiración pasiva, el diafragma, los músculos intercostales y otros músculos se relajan, disminuyen- do el volumen intratorácico y aumentando la presión intratoráci- ca (Fig. 1.9E y C). Paralelamente, la presión intraabdominal dis- minuye y las vísceras abdominales se descomprimen. Esto es posible por el retroceso elástico del tejido pulmonar, lo que expulsa la mayor parte del aire. El tamaño del eje vertical (altura) de la parte central de la cavi- dad torácica aumenta durante la inspiración, ya que la contrac- ción del diafragma provoca su descenso, comprimiendo las vís- ceras abdominales (Fig. 1.9F). Durante la espiración, dicho tamaño vuelve a su posición neutra a través del retroceso elásti- co de los pulmones que determina una presión subatmosférica en las cavidades pleurales, entre los pulmones y la pared toráci- ca. Como resultado de esto y la ausencia de resistencia en las vís- ceras previamente comprimidas, las cúpulas del diafragma ascienden y disminuye el tamaño vertical. El tamaño AP del tórax aumenta considerablemente cuando los músculos intercos- tales se contraen: el movimiento de las costillas (primero de 2ª- 6ª) en las articulaciones costovertebrales alrededor de un eje que pasa a través de los cuellos de las costillas hace que los extremos anteriores de las costillas asciendan: movimiento de bomba manual (Fig. 1.9A y C). Debido a que las costillas se inclinan hacia abajo, su elevación también provoca un movimiento en dirección anteroposterior del esternón, especialmente su extre- mo inferior, con un leve movimiento de la articulación manu- brioesternal que, en gente joven, aún no se ha sinostosado. El tamaño transverso del tórax también aumenta progresiva- mente cuando los músculos intercostales se contraen, alcan- zando la parte media (la parte más lateral) de las costillas (especialmente las más bajas): movimiento en asa de cubo (Fig. 1.9B y C). La combinación de estos movimientos desplaza la caja torácica hacia adelante, hacia arriba y en dirección lateral (Fig. 1.9C y F). PUNTOS CLAVE. Los movimientos de la mayoría de las costillas se producen alrededor de un eje transverso que pasa a través de la cabeza, el cuello y el tubérculo de las mismas. Este eje, más la inclinación y la curvatura de las costillas, provoca movimientos en asa de cubo que alteran el diámetro transverso del tórax y movimientos del tipo bomba manual que alteran el diámetro AP. Aunque lo más importante es la contracción y relajación de la convexidad superior del diafragma, que altera el tamaño del eje vertical. El aumento de este tamaño produce la inhalación y la disminución produce la exhalación. 90 1 / TÓRAX Luxaciones costales Una luxación costal (síndrome de la costilla deslizante) es el desplazamiento de un cartílago costal del esternón, luxación de una articulación esternocostal, o desplazamiento de las articulaciones intercondrales. Las luxaciones costales son comunes en deportes de contacto, y sus complicaciones podrían resultar por presión sobre los nervios, vasos y mús- culos más próximos o lesiones en estas estructuras. Los des- plazamientos de las articulaciones intercondrales normalmen- te son unilaterales y se producen en las costillas 8, 9 y 10. Un traumatismo que desplaza esas articulaciones a menudo provoca lesiones en estructuras subyacentes como el dia- fragma o el hígado, causando dolor severo principalmente durante los movimientos de inspiración profunda. Las lesiones provocan una deformidad similar a un bulto en el punto del desplazamiento. Separación de las costillas La separación costal se refiere a la luxación de una articula- ción costocondral entre la costilla y su cartílago costal. En separaciones de las 3ª-10ª costillas se producen frecuente- mente desgarros en el pericondrio y el periostio. Como resultado, la costilla podría moverse hacia arriba, superan- do la costilla superior y causando dolor. b Parálisis del diafragma La parálisis de la mitad del diafragma (una cúpula o hemi- diafragma) a causa de una lesión de la inervación motora del nervio frénico no afecta la otra mitad ya que cada cúpu- la recibe inervación por separado. Uno puede detectar una parálisis diafragmática por radiología, por la presencia de un movimiento paradójico. En lugar de descender durante la inspiración, como corresponde por la contracción dia- fragmática (Fig.RA1.2A y B), la cúpula paralizada asciende ya que es empujada hacia arriba por las vísceras abdomina- les que están comprimidas por la cúpula contralateral que sí funciona (Fig.RA1.2B). En lugar de ascender durante la espiración, la cúpula paralizada desciende en respuesta a la presión positiva de los pulmones. b (A) Inspiración normal (B) Parálisis del hemidiafragma derecho Inspiración normal Inspiración Reposo (espiración normal) Inspiración paralizada Reposo Figura RA1.2
  • 18. ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 91 Anatomía de superficie del esqueleto de la pared torácica Las clavículas (“huesos del collar”) yacen subcutáneamente y forman un borde óseo en la zona de unión del tórax con el cuello (Fig. SA1.1). Pueden ser palpadas con facilidad en casi toda su longitud, especialmente donde sus bordes internos se articulan con el manubrio del esternón. Las clavículas marcan el límite que permite separar zonas de drenaje linfático: por encima de las clavículas, la linfa drena hacia los ganglios lin- fáticos yugulares inferiores; por debajo, la linfa parietal (de la pared corporal y el miembro superior) drena a los ganglios linfáticos axilares. El esternón yace subcutáneamente en la línea media ante- rior y se palpa en toda su extensión. Entre las prominencias de los extremos mediales de las clavículas en las articulaciones esternoclaviculares, se puede palpar la escotadura yugular a nivel del manubrio entre los extremos mediales prominentes de las clavículas. La escotadura está a nivel del borde inferior del cuerpo de la vértebra T2 y el espacio entre la 1ª y 2ª apó- fisis espinosas torácicas. El manubrio, de aproximadamente 4 cm de largo, está a nivel de los cuerpos de las vértebras T3 y T4 (Fig. AS1.2). El ángulo esternal se palpa y a menudo es visible en gente joven debido al ligero movimiento de la articulación manubrioes- ternal durante la respiración forzada. El ángulo esternal está a nivel del disco IV T4-T5 y el espacio entre la 3ª y 4ª apó- fisis espinosas torácicas. El ángulo esternal indica el nivel del 2º par de cartílagos costales. El lado izquierdo del manubrio es anterior al arco de la aorta, y su lado derecho está por encima de la fusión de las venas braquiocefálicas para formar la vena cava superior (VCS). Puesto que en la práctica clíni- ca es habitual insertar catéteres en la VCS para alimentar pacientes muy graves u otros propósitos (Ger y cols., 1996), es esencial conocer la superficie anatómica de esta vena grande. La VCS pasa por detrás y por debajo del manu- brio y la articulación manubrioesternal pero se proyecta en el margen derecho a un dedo de las estructuras óseas. La VCS entra en la aurícula derecha del corazón a nivel del 3er cartílago costal. El cuerpo del esternón, de aproximadamente 10 cm de largo, se sitúa por delante del borde derecho del corazón y las vértebras T5-T9. El surco intermamario (depresión en la línea media o escote entre los pechos de la mujer madura) está por encima del cuerpo esternal. La apófisis xifoides está en una depresión suave, la fosa epigástrica, en la que conver- gen los márgenes costales del ángulo infraesternal. Este ángulo se usa en reanimación cardiopulmonar (RCP) para situar en la correcta posición la mano en la parte inferior del cuerpo esternal. Es posible notar la articulación xifoesternal, a menudo vista como una cresta, al mismo nivel que el borde inferior de la vértebra T9. Los márgenes costales, formados por la unión de los cartí- lagos costales 7-10, son fácilmente palpables porque se extien- den en dirección inferolateral desde la articulación xifoester- nal. Los márgenes costales forman los bordes del ángulo infraesternal. Las costillas y los espacios intercostales aportan una base para localizar o describir la posición de estructuras o zonas de traumatismos o patologías en la superficie o profundidad ᭤ Escotadura yugular Clavícula Pliegue axilar anterior Manubrio Ángulo esternal y sínfisis manubrioesternal Costilla Cuerpo del esternón Sínfisis xifoesternal Ángulo infrasternal (subcostal) Margen costal Línea medioclavicular Arco costal (A) (B) Figura AS1.1
  • 19. 92 1 / TÓRAX de la pared torácica, tal como se usan las líneas de latitud en navegación. Por ejemplo “el latido de la válvula mitral del cora- zón puede ser oído colocando el estetoscopio en el espacio intercostal entre la 5a y 6a costilla por debajo del pezón izquier- do”. Debido a que la 1a costilla no se palpa, durante el examen físico se comienza a contar las costillas a partir de la 2a , fácil- mente palpable en el ángulo esternal a nivel subcutáneo. Para contar las costillas y los espacios intercostales anterio- res, hay que deslizar los dedos lateralmente desde el ángulo esternal al 2º cartílago costal, se empiezan a contar las costi- llas y los espacios moviendo los dedos desde aquí. El 1er espa- cio intercostal está por encima del 2º cartílago costal, es decir, los espacios intercostales tienen un mismo número las costi- llas que se encuentran por encima. Generalmente, es más fácil contar los espacios intercostales deslizando la yema de los dedos en los huecos existentes entre las costillas. Un dedo puede permanecer en su lugar mientras que se usa otro para localizar el espacio siguiente. Usando todos los dedos, es posi- ble localizar cuatro espacios al mismo tiempo. Los espacios son más anchos en sentido anterolateral (aproximadamente en la línea medioclavicular). Si los dedos se retiran de la pared torácica mientras se cuentan los espacios, se puede cometer el error de contar el mismo espacio dos veces. En la parte pos- terior, el extremo medial de la espina de la escápula está por encima de la 4ª costilla. Mientras las costillas y los espacios intercostales aportan la “latitud” para la navegación y localización sobre la pared torá- cica, muchas líneas imaginarias facilitan descripciones anató- micas y clínicas para aportar la “longitud”. Las líneas siguien- tes son extrapoladas sobre la pared torácica basándose en características superficiales visibles o palpables: • La línea media anterior (medioesternal) (LMA) indica la intersección en el plano medio con la pared torácica ante- rior (Fig. AS1.3A). • La línea medioclavicular (LMC) pasa a través del punto medio de la clavícula, paralela a la LMA. • La línea axilar anterior (LAA) discurre verticalmente a lo largo del pliegue axilar anterior, formado por el borde inferolateral del pectoral mayor mientras se expande desde la caja torácica hasta el húmero en el brazo (Fig. AS1.3B). • La línea axilar media (LAM) discurre desde el vértice (parte más profunda) de la fosa axilar, paralela a la LAA. • La línea axilar posterior (LAP), también paralela a la LAA, se dibuja verticalmente a lo largo el pliegue axilar posterior formado por los músculos dorsal ancho y redondo mayor mientras se expanden desde la espalda hacia el húmero. • La línea media posterior (mediovertebral) (LMP) es una línea vertical que discurre a lo largo de las puntas de las apófisis espinosas de las vértebras (Fig. AS1.3C). • La línea escapular (LE) es paralela a la línea media poste- rior y se cruza con el ángulo inferior de la escápula. Otras líneas adicionales (no ilustradas) se extrapolan a partir de los bordes de las formaciones óseas palpables tales como el esternón y la columna vertebral, como las líneas paraesternal y paravertebral (gr. para, a lo largo, adyacente a). b Línea media posterior (mediovertebral) Escotadura yugular (supraesternal) Ángulo esternal Línea media anterior (medioesternal) Líneas medio- claviculares Fosa axilar Línea axilar anterior Línea axilar media Línea axilar posterior Apófisis espinosa de C7 Líneas escapulares (A) (B) (C) Figura AS1.3 * Plano transverso del tórax Corazón T9 2a costilla Escotadura yugular Arco aórtico Manubrio * Ángulo esternal en la sínfisis manubrio- esternal Cuerpo del esternón Sínfisis xifoesternal Fosa epigástrica Apófisis xifoides Diafragma T2 T3 T4 T5 T6 T7 T8 Figura AS1.2
  • 20. Músculos de la pared torácica Muchos de los músculos de los miembros superiores se unen a la caja torácica, como los músculos pectoral menor, subclavio y serrato anterior en su cara anterior y el músculo dorsal ancho en la posterior, además de los músculos abdominales anterolaterales y algunos de la espalda y el cuello (Fig. 1.10). Los músculos tora- coapendiculares normalmente actúan en el miembro superior (véase Capítulo 6). Pero muchos, incluyendo el pectoral mayor y el pectoral menor y la parte inferior del serrato anterior pue- den actuar como músculos accesorios de la respiración, ayudan- do a elevar las costillas en la expansión de la cavidad torácica cuando la inspiración es profunda y forzada (p ej., después de 100m lisos). Los músculos escalenos del cuello, que descienden hasta la 1ª y 2ª costillas, también son músculos respiratorios accesorios ya que fijan estas costillas permitiendo a los músculos unidos a las costillas inferiores ser más eficaces en la elevación de las costillas más bajas durante la inspiración forzada. El serrato posterior, los elevadores de las costillas, intercosta- les, subcostales y el transverso del tórax son músculos de la pared torácica (Cuadro 1.2). Los músculos serratos posteriores, que se extienden desde las vérte- bras a las costillas, han sido descritos tradicionalmente como mús- culos inspiratorios, pero los estudios electromiográficos u otros no aportan evidencia sobre esta función muscular. El serrato posterior superior está en la zona de unión del cuello y la espalda. Surge de la parte inferior del ligamento nucal (lat. ligamentum nuchae) en el cuello y las apófisis espinosas de C6 o C7 hasta las vértebras T2 o T3. Este músculo discurre en dirección inferolateral y se inserta a través de digitaciones en los bordes superiores de la 2ª-5ª costillas, lateral a sus ángulos. Sobre la base de su inserción y disposición, se dice que el serrato posterior superior eleva las cuatro costillas supe- riores, lo cual aumenta el diámetro AP del tórax y eleva el esternón. El serrato posterior inferior está en la zona de unión de las regiones torácica y lumbar (véase Capítulo 4). Surge de las apó- fisis espinosas de las dos últimas vértebras torácicas, las dos pri- meras vértebras lumbares y la fascia toracolumbar. Discurre en dirección superolateral y se inserta en el borde inferior de las tres o cuatro costillas inferiores, lateral a sus ángulos. Sobre la base de sus inserciones y disposición, se dice que el serrato posterior inferior desciende las costillas inferiores, evitando que sean arras- tradas hacia arriba por el diafragma. Por otro lado, estudios recientes (Vilensky y cols., 2001) sugieren que estos músculos, los cuales se extienden a los orificios torácicos superior e inferior, además de las transiciones desde la relativamente poco flexible columna vertebral torácica a los más flexibles segmentos cervica- les y lumbares de la columna, podrían no tener una función principalmente motora. Estos músculos, particularmente el superior, se han relacionado en síndromes de dolor miofascial como causa de dolor crónico. Los músculos elevadores de las costillas se insertan en las apófisis transversas de las vértebras C7 y T1-11 (Fig. 1.14) y pasan inferolateral para unirse a las costillas, cerca de sus tubér- culos. Tal como su nombre indica, esos 12 músculos en forma ANATOMÍA CON ORIENTACIÓN CLÍNICA 93 Pectoral menor Extremos cortados (inserciones proximal y distal) de la porción esternocostal del pectoral mayor Intercostal externo Serrato anterior Subclavio Extremo cortado de la porción clavicular del pectoral mayor Escaleno Pectoral mayor Serrato anterior Oblicuo externo Músculos abdominales anterolaterales Recto del abdomen Dorsal ancho Visión anterior Figura 1.10. Músculos toracoapendiculares y abdominales anterolaterales situados sobre la pared torácica. El pectoral mayor ha sido retirado en el lado izquierdo para exponer el pectoral menor, el subclavio y los músculos intercostales externos. Cuando los músculos del miembro superior son retirados, se distingue la forma de cúpula de la caja torácica.