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El sujeto investigador en la epistemología de la complejidad
1.
2. El Sujeto Investigador en la Epistemología de la Complejidad
Jesús Leal Gutiérrez
Debemos concebir que una gran parte de la conducta
biológica…Está más allá del principio de utilidad de
homeostasis, de estímulo-respuesta”
Von Bertalanffy
Antes de considerar el pensamiento de lo complejo propugnado por Morín y
otros autores es necesario reflexionar y tener presente que no se trata de
reemplazar una visión científica incorrecta y obsoleta por otra actualizada y que
sería perfectamente correcta e inmutable por el resto de la historia. Por eso es
indispensable recordar que el cambio en las ideas es constante y en cada
momento del futuro puede haber distintos valores, creencias, mitos y/o
cosmovisiones.
La aparición de nuevos enfoques puede representar una crisis paradigmática
en la visión mecanicista reduccionista que aún predomina en nuestro tiempo, para
dar paso a la construcción de una perspectiva sistémica-ecológica-holística. Sin
embargo, el arraigo del paradigma simplificador es tan fuerte que Morín (1999) lo
expresa con angustia cuando dice: “El pensamiento mutilado que se considera
experto y la inteligencia ciega que se considera racional, siguen reinando” (p.197).
Por ello el sujeto investigador ha de esforzarse para crear una atmósfera
apropiada e irse desconectando de las pautas y configuraciones que prevalecen
en su mente: de los conceptos, principios, valores y leyes que le impiden
adentrarse en la cosmovisión de la complejidad e iniciar el camino con
atrevimiento, a despecho de las burlas, no solamente exteriores, sino también, las
peores, las interiores, que nos reclaman el retorno al viejo paradigma donde
hemos sido formados planteándonos la duda de si estamos haciendo ciencia o
pseudociencia.
3. Todo este proceso reflexivo lo ayuda a “deconstruir” las viejas concepciones
que lo han hecho perderse en el mundo, un mundo discriminatorio, formulador de
juicios y evaluaciones; desde la niñez nos han inculcado la idea de lo bueno y lo
malo, la idea del bien y del mal; toda clase de deberías y no deberías.
El mundo reduccionista necesita de personas autómatas y desde niños nos
adiestran para ello; de esta manera nos perdemos cada vez más en un lenguaje
de palabras y pensamientos mediatizados impidiéndonos encontrar el camino de
una conciencia no discriminatoria. Por lo tanto, reflexionar sobre todos estos
aspectos ayuda al sujeto investigador a comprender mejor la realidad como un
conjunto de relaciones e interrelaciones; e irse dando cuenta que la ciencia no
posee cimientos firmes ni fundamentos.
Mientras los principios tradicionales hablan de las leyes fundamentales,
refiriéndose a la base del conocimiento; el pensamiento de lo complejo concibe a
la realidad como una red interconectada de fenómenos, donde no hay elementos
primarios ni secundarios, no hay cimientos; ninguna de las propiedades del
entramado es fundamental. Todas dependen de las demás.
En esta concepción, el sujeto investigador como ente activo se vuelve
consciente de la multidimensionalidad, de la presencia de lo contradictorio,
reconoce lo inconcluso del pensamiento, lo inacabado y negocia con la
incertidumbre.
Ve a la naturaleza como una red dinámica que incluye al ser humano como
componente integral. Se plantea una nueva visión ontológica. Todas las cosas se
ven como interdependientes e inseparables. Le emerge la conciencia de la unidad
e interrelación mutua de todas las partes y acontecimientos.
4. Sumergido en la complejidad, el sujeto investigador experimenta un cambio: de
pensar en función de la estructura, pasa a pensar en función del proceso. La
realidad es intrínsecamente dinámica. Por lo tanto, todo lo que observamos son
modelos dinámicos que cambian continuamente uno dentro del otro, una continua
danza de energías.
En este diálogo con la realidad fenoménica, el sujeto se funde con el objeto de
estudio; no es posible separar el observador de lo observado, dando paso a la
subjetividad e intersubjetividad. Esto indica el advenimiento de diferentes lógicas y
de una nueva coherencia. Es el cambio desde una verdad objetiva absoluta a
descripciones aproximadas. El paradigma de la complejidad reconoce que todas
las teorías y conceptos son aproximados y limitados. “La ciencia avanza a través
de respuestas tentativas” dice Pasteur.
Finalmente, dentro de la epistemología de la complejidad, el sujeto investigador
experimenta un verdadero cambio de conciencia, adquiere una conciencia
ecológica, una actitud dialógica de no control ni dominio; esto le permite
comprender, construir conocimiento, transformar la realidad y ser transformado por
ella. Es el estar siempre abiertos a todas las posibilidades con una postura no
violenta. Morín (2002) lo confirma cuando señala:
“Ecologizar nuestro pensamiento de la vida,
del hombre, de la sociedad, del espíritu, nos hace
repudiar para siempre jamás todo concepto cerrado,
toda definición autosuficiente, toda cosa “en sí”, toda
causalidad unidimensional, toda determinación univoca,
toda reducción achatante, toda simplificación de
principio”. (p. 144).