3. el Renacimiento
La pintura italiana de los siglos XV y XVI no es
ni unitaria ni homogénea; se caracteriza por la
variedad, como consecuencia de la
individualidad de los artistas y de la multiplicidad
de escuelas.
4. el Renacimiento
Caracteres generales
Temas: religiosos (aunque reciben un tratamiento secularizador, de modo que importa más la
belleza formal que el sentimiento religioso), mitología pagana, alegorías, retratos, hechos
históricos, etc.
Técnicas. pintura mural al fresco. La pintura de caballete la realizan al temple sobre tabla, sobre
todo en el siglo XV. Pasada la mitad del siglo, se introduce el óleo, procedente de Flandes,
primero sobre tabla y en el siglo XVI sobre lienzo.
Realismo: se pretende captar la realidad, aunque no copiándola, sino sublimándola mediante la
racionalización y la idealización.
Valoran la expresión, intentando reflejar los estados de ánimo, el temperamento y los valores.
Representación del espacio mediante la perspectiva lineal. El descubrimiento de la
perspectiva se debió a Brunelleschi, quien proporcionó a los pintores los medios para crear un
espacio racional. El primero que la formuló por escrito fue Alberti. El Quattrocento fue una época
de tanteos e investigación, pero que aún adolecía de imperfecciones. Se suele señalar a
Leonardo da Vinci como el creador definitivo de la representación del espacio: en su Tratado de
la Pintura sistematiza los logros de sus antecesores, y la perfecciona con dos nuevos elementos,
la perspectiva del color, o difuminado de los colores en relación con la distancia, y la perspectiva
menguante o pérdida de determinación de las formas en la lejanía (perspectiva aérea)
5. el Renacimiento
Caracteres generales
Representan la luz natural, no simbólica, que se distribuye de manera uniforme, crea volumen en
las figuras y da sensación de profundidad.
Interés por el movimiento. Consideran que el movimiento corporal refleja el equilibrio interior, y
por ello prefieren que sea majestuoso y equilibrado. Para conseguir soluciones verosímiles
estudian y representan escorzos:
El estudio compositivo se hace en función de la unidad de la obra. La composición establece el
nexo entre todos los elementos creando una sensación de equilibrio y armonía. Los pintores
aplican esquemas geométricos, con preferencia triangulares y circulares, en los que inscriben las
formas.
Concepción unitaria: La obra constituye una unidad indivisible, que se intenta conseguir
mediante la armonía y el equilibrio de las partes. El artista no detiene al espectador en los
detalles, al contrario le obliga a abarcar simultáneamente la totalidad de la obra. Por eso conjuga
composición, luz, espacio, marco arquitectónico, volumen, etc., en un fin común.
6. el Renacimiento
Pintura del Quattrocento
La pintura del Quattrocento continuó
siendo en buena parte de carácter
religioso, pero se introdujeron con
fuerza temas de la mitología clásica
(hasta el punto de que algunos
temas religiosos son tratados como
fueran temas mitológicos), que
contribuyeron a desarrollar la
representación del desnudo humano.
7. el Renacimiento
El soporte dominante siguió siendo el
soporte sobre tabla aunque se empezará a
usar el lienzo en Venecia y, con el tiempo
en toda Italia.
11. el Renacimiento
Avances en el
empleo de la luz,
con la que
conseguirán mostrar
el volumen de los
objetos o seres
representados y que
se apreciaran los
planos de
profundidad.
12. el Renacimiento
Primera generación florentina
Masaccio retomó el interés de Giotto por el
volumen y la monumentalidad de los
cuerpos, a los que añadió los hallazgos que
en otras ramas artísticas aplicaban
Brunelleschi y Donatello. En colaboración
con Brunelleschi investigó sobre
perspectiva. Su actividad pictórica se
desarrolló entre 1422 y 1428 (murió a los
veintisiete años) creando un nuevo sistema
de representación basado en la aplicación
de la perspectiva lineal, en la proporción y
en el análisis de la incidencia de la luz sobre
los cuerpos, para articular los volúmenes y
situarlos en el espacio. Asimismo ordenaba
con minucioso cuidado la disposición
compositiva. Con él arranca, en sentido
estricto, la pintura del Renacimiento. Entre
sus obras destacan La Trinidad, en Santa
María Novella y los frescos de la Capilla
Brancaci, en la iglesia del Carmen, ambas
en Florencia.
13. el Renacimiento
La Trinidad, fresco para Santa María Novella, es
la primera obra pictórica arquetípicamente
renacentista: la perspectiva convierte la imagen
en un trompe l’oeil (engaño visual) que confunde
los límites del espacio real y del pintado.
Representa una gran hornacina, con una bóveda
de cañón decorada con casetones, en perspectiva
con el punto de fuga bajo. En la parte inferior, en
primer plano, se simula un altar y, sobre un
pedestal, aparecen los donantes. En el segundo
plano, dentro de la capilla hornacina que se abre
bajo un arco de medio punto, aparece el
Crucificado flanqueado por la Virgen y San Juan;
tras ellos, en tercer plano, está la figura de Dios
Padre. La iluminación proyectada de frente
acentúa las formas y el volumen de las figuras.
Este fresco constituyó una experiencia orientada a
configurar un sistema de representación clásico,
científico y universal, pues muchos de los
aspectos en él desarrollados fueron recogidos y
sistematizados posteriormente por Alberti en su
tratado DellaPittura(1436).
14. el Renacimiento
Fra Angélico, fraile del
convento florentino de San
Marcos, entiende la pintura
como una forma de oración.
Su estilo tiene mucho del
goticismo medieval de la
Escuela de Siena, al que
añade elementos del
Renacimiento como la
perspectiva. Su obra más
conocida es La Anunciación
y en ella encontramos lo
más significativo de su
estilo:
figuras estilizadas,
detallismo, colorido
ornamental, ternura en las
expresiones, abundancia de
oros, todo ello ambientado
en un espacio renacentista.
16. el Renacimiento
Segunda generación florentina
Sandro Botticelli gozó de la protección de los
Medici y estuvo muy influido por los ambientes
neoplatónicos. No estuvo preocupado por las
conquistas técnicas. Es característico su dibujo
de trazos nerviosos, el movimiento que agita a
sus figuras, las formas ondulantes, la tristeza y
melancolía de sus rostros, los paisajes
primaverales, la profundidad, la glorificación del
cuerpo humano desnudo, la belleza idealizada.
Las figuras parecen desplazarse flotando. Los
ropajes que las envuelven se agitan como
movidos por la brisa. Los rostros son bellos y
delicados, sin expresiones dramáticas. No le
interesa el espacio ni la perspectiva, el fondo
es sólo un pretexto decorativo. El cielo aparece
en azules y grises fríos y distantes. Con todo,
en el último decenio del XV ha desaparecido la
visión optimista y esperanzada de sus
alegorías mitológicas, para dar paso a un
trasfondo temático más oscuro e inquietante.
19. el Renacimiento
Es característico su dibujo
de trazos nerviosos, el
movimiento que agita a sus
figuras, las formas
ondulantes, la tristeza y
melancolía de sus rostros,
los paisajes primaverales, la
profundidad, la glorificación
del cuerpo humano desnudo.
No le interesa el espacio ni
la perspectiva, el fondo es
sólo un pretexto decorativo.
La apariencia misteriosa e
indeterminada de Venus por
influencia del neoplatonismo.
20. el Renacimiento
Pintura del Cinquecento
Se continúa el camino de experimentación iniciado en el siglo anterior, destacando ahora
los avances en el tratamiento de la luz, así como la introducción de la perspectiva
aérea, en la que se simula el efecto atmosférico que la luz ejerce sobre los objetos,
dependiendo de donde se encuentren (por ello los más alejados se ven con menor nitidez).
Como en la arquitectura y la pintura, se aprecia asimismo una evolución a lo largo del
siglo:
A comienzos del XVI se desarrolla un gusto clasicista, buscándose la monumentalidad y
la belleza ideal. Continúa el gusto por el desnudo.
A lo largo del siglo los escenarios dejaron de ser ambientes en los que aplicar las leyes de
la perspectiva y se convirtieron en espacios en los que se realzara la monumentalidad de
las figuras, que pasan a ser la principal preocupación de los creadores. En las escenas se
prescindirá de lo accesorio.
A partir de la tercera década se buscó un mayor movimiento y expresividad que
desembocará en el Manierismo.
21. el Renacimiento
Escuela florentino-romana
Leonardo da Vinci (1452-1519) fue el
creador del clasicismo renacentista.
Estableció tres tipos de perspectiva, la
lineal, la menguante y la del color, con lo
que puso las bases de la perspectiva
aérea.
Aplicó la técnica del sfumato o difuminado
de las formas, creando la sensación de que
las figuras quedan sumergidas en la
atmósfera del cuadro, como si emergieran
sutilmente de la luz, lo que les confiere un
aire poético de misterio.
Consigue mediante expresiones, miradas y
gestos, una perfecta unidad emocional; la
gracia de sus actitudes y las expresiones
de sus personajes transmiten una dulzura
que fue unánimemente alabada por sus
contemporáneos.
23. el Renacimiento
Suponemos que la modelo es
Mona (apócope de Madonna, es
decir, señora) Madonna Elisa
Gherardini, nacida en Florencia el
1479 y casada el 1495 con el
banquero napolitano Francesco di
Bartolommeo di Zanobi, marqués
del Giocondo. La combinación de la
perspectiva aérea y de la técnica
del sfuma to consiguen una
estupenda sensación tridimensional
y de profundidad. Los críticos de
arte coinciden en afirmar que lo
mejor del cuadro son las manos y
por supuesto la enigmática sonrisa.
Leonardo dibujó el esbozo del
cuadro y después aplicó el óleo
diluido en aceite esencial.
24. el Renacimiento
La modelo carece de cejas y pestañas,
posiblemente por una restauración demasiado
agresiva en siglos pasados, en la cual, se habrían
barrido las veladuras o leves trazos con que se
pintaron. El personaje dirige la mirada ligeramente
a la izquierda y muestra una sonrisa francamente
enigmática. Sobre la cabeza lleva un velo, signo de
castidad y atributo frecuente en los retratos de
esposas. El brazo izquierdo descansa sobre una
butaca. La mano derecha se posa encima de este
brazo.
Esta postura transmite la impresión de serenidad y
de que el personaje retratado domina sus
sentimientos. La técnica de Leonardo da Vinci se
aprecia con más facilidad gracias a la "inmersión"
de la modelo en la atmósfera y el paisaje que la
rodean, potenciada además por el avance en la
perspectiva atmosférica del fondo, que sería logro
final del Barroco, y en la que los colores tienden al
azulado y la transparencia, aumentando la
sensación de profundidad.
26. el Renacimiento
Rafael Sanzio (1483-1520)
desempeñó un doble papel
en la pintura del siglo XVI
pues, por un lado, fue un
enardecido defensor del
Clasicismo, y por otro su
capacidad de síntesis de la
obra de Leonardo y de
Miguel Ángel le acercó, en
algunas de sus últimas
obras, a los principios del
Manierismo. Su maestro
Perugino le enseñó el
orden simétrico de las
composiciones. En
Florencia conoció la obra de
Leonardo del que supo
asimilar el sfumato.
27. el Renacimiento
En 1508 se instaló en
Roma, bajo el
mecenazgo de Julio II,
para el que decoró las
estancias del Vaticano.
La más destacada es la
Estancia de la Signatura,
cuyo programa
iconológico presenta la
concordancia entre el
espíritu cristiano y el
mundo de la Antigüedad,
bajo la dirección de los
Papas. En estas obras se
aprecia la influencia de
Miguel Ángel (mayor
monumentalidad de sus
figuras y composiciones).
29. el Renacimiento
Miguel Ángel (1475-
1564) repitió en su
pintura los mismos tipos
de la escultura. Creador
de cuerpos de robusta
complexión física y de
almas impetuosas,
concentraba la energía
en el modelado de las
formas. Dio gran
importancia al dibujo y
utilizó el color como
auxiliar para dotar de
volumen a los cuerpos,
hasta el punto de que
parecen esculturas
(especialmente los
desnudos). Empleó
violentos escorzos con la
intención de obtener
dinamismo.
31. el Renacimiento
Entre 1508 y 1512, por encargo de Julio
II, pintó la Bóveda de la Capilla Sixtina.
Finge elementos arquitectónicos
(pilastras, cornisas) en relieve para
dividir la enorme y compleja superficie
de la bóveda; en este marco dispone
unas trescientas cincuenta figuras, de
tamaño mayor que el natural, plenas de
fuerza vital. La unidad procede del
programa iconográfico cuyo tema es la
creación y el pecado del hombre y, como
consecuencia, la necesidad de la
Redención. Unifica el mensaje profético
del mundo pagano, representado por
Sibilas, con el anuncio cristiano de la
venida del Mesías que hicieron los
Profetas. Las escenas centrales sacadas
del Génesis, como la Creación del
Hombre y El Diluvio Universal, narran la
historia de la creación hasta la caída en
el pecado. Los Desnudos (Ignudi),
representan al hombre en su desnudez y
en su tragedia tras la culpa.
33. el Renacimiento
Destaca la Creación de Adán, donde el gesto creador de Dios se proyecta a través del contacto
eléctrico de los dedos, presentándonos el acto de la creación con una grandeza jamás igualada. La
Creación de Adán sigue el mismo método de representación que la Creación de Eva, fingiendo dos
planos de realidad, uno de los cuales es la misma realidad del espectador. Dios, tras haber creado
luz y agua, fuego y tierra, a todos los animales y seres vivos, decide crear un ser a su imagen y
semejanza, crearse de nuevo a sí mismo. Dios llega a la tierra en una nube arrebatada, rodeado
de ángeles y envuelto en turbulencias que crea su mismo poder irresistible.
37. el Renacimiento
Manierismo
A partir de la tercera década del siglo, el
Manierismo llega también a la pintura,
definiéndose especialmente por:
Ruptura de la verosimilitud, mediante
formas rebuscadas, luces irreales, tonos
cromáticos irreales, muchas veces fríos
y de apariencia de porcelana, engaños
visuales (trompe l’oeil), etc.
Destrucción del espacio unitario, con
puntos de fuga desplazados y múltiples
e introduciendo elementos anecdóticos.
Desequilibrio de las composiciones.
Formas serpenteantes (serpentinatas),
alargamiento del canon, figuras
deformadas, posturas inestables.
Temas y estilo refinados, lo que limitó
este movimiento a la sociedad culta.
39. el Renacimiento
Escuela veneciana
Las circunstancias históricas y geográficas de la
República veneciana hicieron posible que
surgiera una escuela con características propias.
Venecia era una rica y cosmopolita metrópoli
comercial, en la que el lujo y el boato estaban a
la orden del día. Debido al comercio, tenía una
relación con el Mediterráneo oriental, que no
tuvieron otros estados italianos. Ese exotismo de
los lejanos países está presente en muchas
obras venecianas. Si la Escuela florentino
romana concedía aún gran importancia a la línea,
la Escuela veneciana rinde culto al color,
olvidándose incluso del dibujo previo. Y junto a
ello:
•Se plasma un mundo alegre enmarcado en
escenarios lujosos.
•Se representa una atmósfera luminosa y llena
de color.
•Las técnicas más utilizadas eran la pincelada
suelta y el sfumato.
•Se introdujo un tipo de desnudo femenino
delicado y sensual.
40. el Renacimiento
Tiziano (¿1488?-1576) es uno de los
pintores más famosos y prolíficos de la
historia del Arte. Su larga vida le permitió
pasar por numerosas fases teniendo en
sus comienzos una visión de la naturaleza
vital e idealizada, para llegar en sus obras
finales a un apasionamiento interpretativo
y una libertad de pincelada que le
aproxima al Barroco. El prestigio que
alcanzó en vida le permitió retratar a las
más altas personalidades de su época,
como al emperador Carlos V, Felipe II, al
Papa Paulo III, etc. De sus pinceles
salieron temas religiosos, mitológicos,
alegóricos, retratos, etc. La atmósfera de
sutil luz dorada que baña sus obras, da
suntuosidad a las composiciones que, en
el caso de los temas mitológicos, se
realza por la sensualidad de los desnudos.
En el retrato consiguió efigies de
imponente grandiosidad en las que la
importancia concedida al papel social del
modelo, visible en atuendos, insignias o
riquezas, no oculta la hondura psicológica
del retratado.
43. el Renacimiento
En España, en el primer tercio se
dio una paulatina introducción de
las formas italianas pero sobre
una sólida base de pintura
flamenca (caso de Pedro
Berruguete); en el segundo
tercio, continúa el proceso,
dominado ahora por el clasicismo
rafaelesco y el Manierismo
(Alonso Berruguete, Luis de
Morales…). En el último tercio
llega la influencia de Miguel Ángel
y la pintura veneciana (Juan
Fernández Navarrete, entre
otros).
44. el Renacimiento
El Greco (1541- 1614) quien
durante su formación estuvo en
contacto con la pintura bizantina,
la veneciana, la de Miguel Ángel y
la manierista, supo forjar un estilo
muy personal, reflejo de sus
crecientes inquietudes
espirituales. En su obra española,
las figuras se alargan y se
retuercen cada vez más
(tendencia que acentuó en los
últimos años, con lo que logró
una gran espiritualización en su
pintura, que preludia futuros
estilos artísticos del siglo XX),
llegando a parecer que los
personajes no pesan y flotan en
el espacio. Sus composiciones
son complejas y abigarradas, con
un tratamiento del color cercano a
los pintores venecianos. Es
asimismo un maestro en el uso
de la luz.