Este documento ofrece consejos para ayudar a los niños a desarrollar su atención y autonomía desde casa. Recomienda no recoger las cosas que los niños dejan tiradas para que aprendan a ser responsables de ellas. También sugiere enseñarles a esperar su turno, a obedecer órdenes a la primera y a cumplir sus responsabilidades sin supervisión constante. Finalmente, propone esperar a que pidan ayuda en lugar de ofrecerla inmediatamente y animarles a resolver problemas por sí mismos antes de

1. ¿CÓMO PODEMOS AYUDAR DESDE CASA A FAVORECER LA ATENCIÓN? Adaptado de Orjales, I.(1995) “ Déficit de atención con hiperactividad. Manual para padres y educadores ”. Ed. Cepe

2. Muchas veces nos preocupamos por los problemas de atención que tienen los alumnos en clase, pero pocas veces nos damos cuenta de que la sobreprotección que pueden tener en casa dificulta el desarrollo de estos procesos de atención. Desde el punto de vista de la psicología, la atención es una cualidad de la percepción con la cual seleccionamos los estímulos más relevantes para percibirlos "mejor”.

3. Veamos un ejemplo: “ José tiene 8 años. Cuando llega del colegio, entra en casa como un vendaval, deja la cartera en la entrada y el abrigo en el primer lugar que encuentra. Después exige, sin demora, el bocadillo. Tras la merienda, mamá recoge el abrigo, lo cuelga en el armario y lleva la cartera de José a su cuarto. A veces le regaña diciendo: “Eres un desastre, siempre lo dejas todo por ahí tirado”. Cuando consigue que José acuda a su cuarto, la madre saca los libros del colegio, lee la agenda y dispone los materiales para que José haga los deberes. Después, se sienta a su lado para ayudarle. Tras los deberes, mamá le dice a José que se ponga el abrigo que está en el armario para ir de compras.”

4. Situaciones parecidas son frecuentes en muchos hogares. Recoger el abrigo de José no le ayuda a que la próxima vez recuerde dónde lo dejó. ¿Cuál debe ser el comportamiento de su madre? En primer lugar, no recoger lo que José ha tirado . Si a la hora de salir, no recuerda dónde lo dejó, podemos ayudarle dándole pistas como: “Piensa dónde lo dejaste al entrar”. De ese modo, José tendrá que retroceder mentalmente sobre sus pasos para descubrir dónde “inconscientemente” lo tiró. Este ejercicio de concentración, además de favorecer su maduración, le hará tener más en cuenta dónde deja las cosas la próxima vez.

5. Si cuando llego a casa puedo dejar el abrigo tirado en cualquier lado y “milagrosamente” aparece en el armario, no tengo la necesidad de prestar atención a lo que hago . Mi conducta no tiene consecuencias en el tiempo. Yo puedo tirar el abrigo sin fijarme dónde, porque este hecho no va a tener trascendencia después. Simplemente, cuando lo necesite alguien me recordará: primero, que lo necesito y, segundo, dónde puedo encontrarlo.

6. En la actualidad la falta de autonomía de los niños es un problema común a todos los padres , especialmente en familias poco numerosas. Esto se debe, por una parte a que carecen de orientaciones concretas sobre qué es lo que deben saber hacer sus hijos y a qué edad es normal hacerlo y, por otra, porque al tener que dedicarse sólo a un niño tienen tiempo suficiente para hacerles las cosas, lo que dificulta que se den cuenta de la necesidad de darle al niño las oportunidades oportunas para practicar.

8. Algunas conductas concretas que podemos hacer desde casa y que van a favorecer el desarrollo de esta autonomía y por tanto de atención y concentración son las siguientes:

9. Enseñarle a esperar Es frecuente que cuando los padres están hablando por teléfono, charlando con otro adulto o realizando una tarea los niños acudan demandando atención inmediata. Ante estas conductas es importante enseñarle a esperar. Le enseñaremos a interrumpir solo un momento para decir: “mamá/papá cuando puedas”. Cuando ya lo haga le haremos esperar un momento y le atenderemos antes de que se desespere. Es importante que le felicitemos por saber esperar. Poco a poco se pueden ir ampliando los momentos de espera. Si aún diciéndole que espere no lo hace debemos ignorarle hasta que terminemos nuestra tarea, después le llevamos a su cuarto, explicándole que como no sabe esperar tiene que entrenarse en su cuarto 5 minutos y que cada vez que interrumpa de malos modos tendrá una sesión de entrenamiento en su cuarto. Si le chillamos, dejamos lo que estamos haciendo o le dedicamos mucha atención, encontrará útil su conducta y la repetirá una y otra vez.

10. Enseñarle a obedecer las órdenes a la primera Uno de los errores más frecuentes es que los hijos se han acostumbrado a que los padres les llamen nueve veces sin consecuencias antes de lo que parece ser la llamada real: “el último grito”. De esta manera se acostumbran a que es la número 10 la llamada que hay que atender y las otras se pueden ignorar y no pasa nada, por otro lado se acostumbran a que siempre va a venir alguien a por ellos sin que tenga que poner nada de su parte para estar atento. Acostumbradles a que cuando se les llame para algo sólo habrá dos ocasiones para obedecer . Si no acuden de inmediato vamos a buscarlos y lo traemos. Otra cosa que podemos hacer es que tenga una consecuencia natural (ej. si no vienen a cenar, cuando lleguen y se pongan a cenar les podemos decir que no hay tiempo para el postre, o hacer que cenen solos porque no ha querido venir a cenar con el resto).

11. Enseñarle a cumplir sus responsabilidades Es importante que estas responsabilidades no sean una colaboración ocasional , sino una obligación que no va a hacer nadie por él (hacer la cama, poner la mesa, recoger el baño, sacar la basura…). Exigirle que se haga responsable de sus cosas: es él quien tiene que saber dónde ha dejado su abrigo, la cartera, los patines, las gafas…, y ocuparse de colocarlos en su sitio, si lo deja todo tirado y nosotros vamos por detrás colocándolo, va a ser muy difícil que algún día se haga responsable de ello.

12. Enseñarle a que pida ayuda Debemos esperar a que pidan ayuda antes de ofrecérsela . Muchas veces están intentando hacer algo y antes de que terminen ya se lo hemos hecho nosotros. Además deben acostumbrarse a que la ayuda no la van a recibir siempre inmediatamente (igual que cuando nos piden atención), y deben aprender a esperar a que ésta llegue. Finalmente, cuando ya nos han pedido ayuda, es bueno que les preguntemos primero qué soluciones se les ocurren a ellos, muchas veces sólo necesitan un poco de reflexión.

13. El trabajo diario, con estas pautas, desde el colegio y desde casa, en una misma dirección, se verá reflejado en la actitud de nuestros hijos. La responsabilidad, la mesura de atención, la espera paciente y la resolución de problemas antes de pedir ayuda, son aspectos necesarios a trabajar desde todos los ámbitos en los que se desenvuelve el niño.