1. Resumen: Quemaduras
Expositores:
Catherinne Alcántara 08-0136
Vanessa Burgos 08-0392
Melissa Flaquer 09-0339
Ginel C. Mesa Contreras 09-0470
Arnold R. Quiroz Tejada 09-0550
Minerva S. Ramírez González 09-0552
Asignatura:
Terapéutica y Emergencia Pediátrica
Docente:
Dra. Cristina Contreras
Sección:
01
2. Las quemaduras son un riesgo presente en todo hogar; un niño puede quemarse por lavarse con
agua demasiado caliente o por derramar una taza de café. En realidad, las quemaduras, en
especial las escaldaduras provocadas por agua y líquidos calientes, son uno de los accidentes
infantiles más comunes. Si bien las quemaduras leves no representan un problema serio y es
posible tratarlas sin riesgos en el hogar, las quemaduras más graves requieren atención médica
inmediata
Fisiopatología: Las quemaduras pueden darse de diferentes formas como las quemaduras
térmicas, por escaldaduras, por fuego o por contacto directo, por radiación, quemaduras químicas
o quemaduras eléctricas. Todos estos tipos afectan en primera instancia a la piel, un órgano
complejo responsable de múltiples de funciones, en las que se incluyen homeostasis de los
fluidos corporales, regulación de la temperatura y medio de barrera para agentes infecciosos o
injuriantes.
El paciente quemado es considerado un paciente politraumatizado, el cuerpo reacciona a la
quemadura como lo hace hacia cualquier otro tipo de trauma liberando citoquinas y mediadores
tisulares tanto de piel sana como de piel afectada desatando un estado crítico en el organismo.
Esto se debe a que el calor causa una necrosis por coagulación que activa las cascadas de
inflamación a nivel sistémico y local.
El organismo pasa a un estado de catabolismo agudo y la tasa de gasto energético puede
aumentarse hasta en un 100% sobre el valor estándar para la edad, sexo, peso y estatura del
paciente. El metabolismo de la glucosa eleva drásticamente y un aumento en la secreción de
insulina, hay un aumento de tanto la glucogenólisis como de la gluconeogénesis lo que conlleva
a un aumento de la glucemia a pesar del estado hiperinsulinemico.
Conjunto a esto hay un proceso de lipolisis que supera los requerimientos del organismo
causando que estos sean esterificados nuevamente por el cuerpo, formando triglicéridos que
terminan depositándose y acumulándose en el hígado. También ocurre una proteólisis elevada
que se traduce a un aumento de la urea en la orina, eso junto a la gluconeogénesis aumentada
provoca un agotamiento de la reserva de aminoácidos en el músculo esquelético.
La permeabilidad capilar esta elevada a causa de las catecolaminas aumentadas y de la pérdida
de la integridad del endotelio vascular por la lesión. Por lo que hay una extravasación de fluidos
y proteínas, que se manifiesta con un edema que afecta tanto áreas de la piel quemada como la
piel sana y ampollas a nivel del tejido afectado. El edema tisular es de suma importancia clínica a
nivel de las vías respiratorias altas, si hubo inhalación de humo o aire caliente; a nivel de
extremidades en quemaduras que cubran la circunferencia total o casi total del miembro; y a
nivel del tronco si cubren gran parte o la totalidad de la circunferencia del tórax.
Otros mediadores liberados deprimen la actividad miocárdica, disminuyendo el gasto cardiaco.
Además se observa una hemolisis aguda de hasta un 15% de la masa eritrocitaria. El conjunto de
estas lesiones pone al paciente en un estado de shock que puede en poner en riesgo la vida
3. Sumándose a lo anteriormente descrito, el tejido afectado por la quemadura representa un área
expuesta rica en proteínas que generalmente es colonizada por bacterias que habitan
normalmente la piel produciendo infecciones, que pueden concluir en un shock séptico.
Epidemiología: Alrededor de 1.2 millones de personas en los Estados Unidos requieren
asistencia médica por lesiones por quemaduras cada año, y 51.000 de ellas, requieren
hospitalización. 30- 40 % de estos pacientes son menores de 15 años de edad, con una edad
promedio de 32 meses. El fuego sigue siendo el principal causante de mortalidad en los niños y
causa un 34% de los accidentes mortales en menores de 16 años. Las Escaldaduras suponen el
85% de las lesiones totales y son más frecuentes en niños menores de 4 años de edad. El
tratamiento de quemaduras conlleva a una serie de actividades diversas: prevención, cuidados
inmediatos y reanimación, tratamiento de la herida, alivio del dolor, reparación, rehabilitación y
adaptación psicosocial. Los niños con quemaduras masivas requieren un apoyo psicosocial
adecuado y precoz, además de la reanimación. El desbridamiento quirúrgico, el cierre de la
herida y los esfuerzos rehabilitadores deben instaurarse de forma simultánea para obtener una
rehabilitación óptima.
Prevención: El objetivo es una reducción constante del número de lesiones graves por
quemaduras. Unos primeros auxilios y una clasificación eficaz pueden disminuir tanto la
extensión (superficie) y la gravedad (profundidad) de las lesiones. Las unidades dedicadas al
tratamiento de niños con lesiones por quemaduras tienen la ventaja de que prestan una asistencia
médica eficaz al paciente, mejora la supervivencia, y consigue aumentar la rentabilidad. La
supervivencia de al menos 80% de los pacientes con quemaduras de 90% de la superficie del
cuerpo es ahora usual; supervivencia global de los niños con quemaduras de todos los tamaños es
99%. Los pediatras pueden jugar un papel importante en la prevención de las quemaduras más
comunes mediante la educación de los padres y cuidadores en las medidas de prevención
orientadas a las distintas etapas del desarrollo del niño. Ropa apropiada, detectores de humo, y
las rutas previstas para salida de emergencia desde la casa son las medidas preventivas sencillas,
eficaces, eficientes y rentables. El abandono infantil y el abuso deben ser seriamente
considerados cuando la historia de la lesión y la distribución de la quemadura no coinciden.
Tratamiento, reanimación y evaluación
INDICACIONES DE INGRESO
Quemaduras que cubren más de un 10-15% del área total de superficie corporal,
Quemaduras asociadas con la inhalación de humo,
Quemaduras resultantes de lesiones de alta tensión eléctrica
Quemaduras asociadas con sospecha de abuso infantil o negligencia
4. Pequeñas quemaduras de primer y segundo grado en las manos, pies, cara, el periné y las
superficies articulares también requieren ingreso si un seguimiento minucioso y de
cuidado es difícil de proporcionar.
Los niños que han estado en incendios en espacio cerrado y los que tienen
quemaduras en la cara y el cuello deben ser hospitalizados durante al menos 24 horas
de observación para detectar efectos de la anoxia del envenenamiento por monóxido
de carbono o efectos pulmonares por inhalación de humo.
PRIMEROS AUXILIOS
Alejar al niño de la fuente de calor.
En casos de quemaduras menores se puede reducir notablemente la afección tisular al
aplicar agua fría en los 30 minutos luego de que haya ocurrido la afección. Se ha
comprobado que esta medida detiene el daño térmico y contribuye a prevenir el edema.
OJO aplicar agua helada produce dolor y puede empeorar la condición de la herida
Evitar poner sustancias aceitosas, pomadas, grasa o mantequilla sobre la herida pues estas
funcionan como aislantes del calor y previenen que este se disipe, además de que pueden
causar contaminación del tejido
Cubrir las lesiones con vendajes o paños y evitar romper las ampollas
Las quemaduras menores pueden ser tratadas de manera ambulatoria o en el hogar con
vendajes y antibióticos tópicos.
En casos de quemaduras mayores o que afecten áreas sensibles como periné, cara y
cuello, manos, pies o articulaciones: olvidarse de las lesiones por las quemaduras y
revisar si las vías aéreas están permeables, la respiración y circulación del niño
Transporte rápido a un hospital u otro centro de salud.
Retirar toda la ropa apretada, joyas para evitar compromiso vascular a causa del edema.
También debe tenerse en cuenta que algunos materiales como los textiles sintéticos
pueden adherirse a la piel al calentarse sobre la misma.
TRATAMIENTO DE URGENCIA
Medidas de soporte vital debe incluir lo siguiente:
Asegurar y mantener una vía aérea adecuada y proporcionar oxígeno humidificado con
mascarilla o intubación endotraqueal. Este último puede ser necesario en los niños que
tienen quemaduras faciales o quemaduras sufridas en un espacio cerrado, antes que el
edema facial o faríngeo se haga evidente. Si la intoxicación por monóxido de carbono o
hipoxia se sospecha, debe utilizarse oxigeno al 100%.
Examinar rápidamente el estado cardiovascular y pulmonar y documentar las lesiones o
patologías prexistentes
5. Los niños con quemaduras mayores de 15% de superficie corporal requieren reposición
de líquidos por vía intravenosa para mantener una perfusión adecuada. Se utiliza solución
de Ringer Lactato, 10-20 ml/kg/h (el suero salino fisiológico se puede utilizar si Ringer
Lactato no está disponible), mientras se calcula la cantidad de líquidos exacta que hay
que reponer se consultara con una unidad de quemados especializada para coordinar todo
lo concerniente al esquema terapéutico de ese paciente.
Evaluar las lesiones asociadas, que son comunes en los pacientes con antecedentes de
quemadura eléctrica de alta tensión. Hay un riesgo muy alto de alteraciones cardíacas,
incluyendo taquicardia ventricular o fibrilación ventricular, resultante de la conductividad
de las corrientes eléctricas de alto voltaje.
La reanimación cardiopulmonar debe instituirse inmediatamente en el lugar del suceso, y
el paciente debe ser colocado en un monitor cardíaco a su llegada al servicio de
urgencias.
Los niños con quemaduras superiores al 15% de superficie corporal no debe recibir
líquidos por vía oral (en un principio), ya que pueden desarrollar íleo. Estos niños
requieren la inserción de una sonda nasogástrica en el servicio de urgencias para evitar la
aspiración.
Se debe insertar un catéter Foley para controlar la producción de orina en todos los niños
que requieren reanimación con líquidos por vía intravenosa.
Todas las heridas deben ser envueltos con toallas estériles hasta que se tome una decisión
sobre si se debe tratar de forma ambulatoria o remitir al paciente a un centro de
tratamiento especializado.
Clasificación de las quemaduras: La clasificación y tratamiento adecuado de lesiones por
quemaduras requieren de una evaluación de la extensión y profundidad de la lesión.
Las quemaduras de primer grado involucran sólo la epidermis y se caracterizan por
inflamación, eritema y dolor (similar a una quemadura solar leve). El daño en los tejidos
es normalmente mínimo, no hay formación de ampollas y el dolor desaparece en 48-72
horas.
Una quemadura de segundo grado ocasiona daño a toda la epidermis y una parte variable
de la capa dérmica (vesículas y en la formación de ampollas son característicos de
quemaduras de segundo grado). Una quemadura de segundo grado superficial es
extremadamente dolorosa porque un gran número de terminaciones nerviosas viables
restantes están expuestas. Las quemaduras superficiales de segundo grado se curan en 7-
14 días a medida que el epitelio se regenere en ausencia de infección.
6. Quemaduras de todo el espesor de la piel o tercer grado implican la destrucción de toda
la epidermis y la dermis, sin dejar células de la epidermis residuales para la repoblación
de la zona dañada. La
herida no puede epitelizar
y pueden curar sólo
con retracción de la
herida o injertos de piel.
La ausencia de
sensación dolorosa
y llenado capilar
demuestra la
pérdida de
elementos
nerviosos y
capilares.
Estimación de la superficie
corporal quemada: Para
calcular la superficie corporal
afectada por una quemadura se
deben utilizar las graficas adecuadas correspondientes a los distintos grupos de edad de los niños.
El volumen de líquidos necesario en la reanimación se calcula a partir de la estimación de la
extensión y profundidad de la superficie afectada. La tasa de crecimiento variable de la cabeza y
las extremidades durante la infancia hace que sea necesario el uso de gráficas de superficie
corporal, como la grafica modificada por Lund y Brower o la gráfica utilizada en el Hospital
Shriners en Boston. La "regla de los nueve" que se utiliza en los adultos puede ser utilizado sólo
en niños mayores de 14 años de edad o como una estimación muy aproximada para iniciar un
tratamiento antes de su traslado a un centro de quemados.
7. Tratamiento
TRATAMIENTO AMBULATORIO DE QUEMADURAS LEVES
Las quemaduras de primer y segundo grado que tengan menos de 10% de superficie de área
quemada (BSA) se puede tratar de forma ambulatoria. Estos pacientes ambulatorios no
requieren un refuerzo contra el tétanos o terapia profiláctica de Penicilina. Los niños que no
están al día con las vacunas debe completarse su esquema de vacunación. Las ampollas deben
dejarse intactas y taparlas con Bacitracina o crema de Sulfadiazina de Plata. Los apósitos se
deben cambiar una vez al día, después la herida se debe lavar con agua templada para eliminar
cualquier resto de crema que quede de la aplicación anterior.
Desbridamiento de la piel desvitalizada se indica cuando las ampollas se rompen. La gran
mayoría de las quemaduras superficiales curan en 10-20 días. Quemaduras profundas de segundo
grado tardan más en sanar y pueden beneficiarse de polvo Polisporina colocado sobre la herida y
cubierta con pomada de Colagenasa. El control del dolor debe llevarse a cabo mediante el uso de
Paracetamol con Codeína 1 hora antes de los cambios de los apósitos.
LA REPOSICIÓN DE LÍQUIDOS
Para la mayoría de los niños la fórmula de Parkland es una pauta de partida adecuada para la
reposición con líquidos (4 ml de Ringer Lactato/kg/% de BSA quemado). La mitad de la
solución calculada se imparte en las primeras 8 horas, y la segunda mitad se imparte en las
siguientes 16 horas. El pulso y la presión arterial debe volver a la normalidad, y una producción
adecuada. Los pacientes con quemaduras de 30% de BSA requieren de un acceso venoso grande
(línea central) para suministrar el fluido requerido sobre las primeras 24 horas. Los pacientes con
quemaduras superiores al 60% de BSA puede requerir un catéter venoso central multilumen,
estos pacientes son mejor atendidos en una unidad de quemados especializada.
Durante las segundas 24 horas después de la quemadura, los pacientes comienzan a reabsorber el
edema y a mejorar la diuresis. Los niños menores de 5 años pueden requerir la adición de
dextrosa al 5% en las primeras 24 horas de resucitación. Se prefiere utilizar una solución coloide
en la etapa inicial de la resucitación con líquidos si la quemadura es mayor que 85% de BSA
total, sin embargo estos suele ser instituido 8-24 horas después de la lesión por quemadura. En
niños menores de 12 meses de edad, la tolerancia al sodio es limitada, la concentración y la
cantidad de sodio de la solución de resucitación debe ser disminuida si la concentración de sodio
urinaria está en aumento. Canalización de la vena femoral es un acceso seguro para la
reanimación con líquidos, especialmente en lactantes y niños.
La suplementación oral puede comenzar tan pronto como 48 horas post-quemadura. Como se
vayan tolerando los fluidos orales, así mismo deberán irse reduciendo los fluidos intravenosos
para mantener la ingesta total de líquido constante.
8. Se usa Albúmina al 5% para mantener los niveles de albúmina sérica en una deseada 2 g/dL.
Infusión de paquetes globulares se recomienda si el hematocrito desciende por debajo de 24%
(hemoglobina ≤ 8 g/dL).
PREVENCIÓN DE LA INFECCIÓN Y TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LA
QUEMADURA
En algunas unidades de un curso de 5 días el tratamiento con Penicilina se utiliza para todas las
quemaduras agudas; dosis estándar de Penicilina Cristalina se administra por vía oral o por vía
intravenosa en cuatro dosis divididas. La Eritromicina puede ser utilizada como una alternativa
en los niños alérgicos a la Penicilina. Otras unidades han descontinuado el uso profiláctico de la
terapia con Penicilina sin un aumento en la tasa de infección. Se recomienda que el catéter
venoso central se sustituya y se traslade cada 7 días, incluso si el sitio no está inflamado y no hay
sospecha de sepsis relacionada con el catéter.
El tratamiento tópico de la herida utilizando solución de Nitrato de Plata al 0.5%, crema de
Sulfadiazina de Plata y el uso de polvo de Polisporina y ungüento de Colagenasa, apunta a la
prevención de la infección. Los últimos tres agentes tienen la capacidad de penetración del
tejido.
Quemaduras profundas de segundo grado con un BSA mayor de 10% y las quemaduras de tercer
grado se benefician de la escisión temprana y colocación de un injerto. Esto puede ser logrado
mediante autoinjertos (mejor opción), aloinjertos (proveniente de otra persona), xenoinjertos
(provenientes de otra especie) e incluso sintéticos.
APOYO NUTRICIONAL
Apoyar las necesidades energéticas crecientes de una quemadura es una alta prioridad. La lesión
por quemadura produce una respuesta hipermetabólica caracteriza por catabolismo de proteínas y
de las grasas. Los niños con un 40% de BSA total requieren aproximadamente 50% por encima
del gasto energético basal previsto para su edad.
Gasto de energía adicional es causada por el estrés por frío si la humedad ambiental y
temperatura no se controla, lo que es especialmente cierto en los niños pequeños, en los que la
superficie corporal es mayor. Las unidades especiales para el control de la temperatura ambiente
y la humedad puede ser necesario para los niños que tienen grandes superficies quemadas.
Intervalos apropiados de sueño son necesarios y deben ser parte del régimen.
Multivitaminas, en particular el grupo de la vitamina B, vitamina C, vitamina A y zinc, son
también necesarias. La alimentación debe iniciarse tan pronto como sea posible, tanto oral como
por vía intravenosa, para satisfacer todas las necesidades calóricas y mantener el tracto
gastrointestinal activa después de la fase de resucitación.
LESIÓN POR INHALACIÓN
9. Esta lesión es grave en el recién nacido y el niño, sobre todo si las condiciones prexistentes
pulmonares están presentes. La exposición al humo puede causar la degradación de surfactante y
disminuir su producción, lo que resulta en la atelectasia. La lesión por inhalación y lesión por
quemadura son sinérgicos, y el efecto combinado puede aumentar la morbilidad y la mortalidad.
Las complicaciones pulmonares de quemaduras e inhalación se pueden dividir en tres síndromes
con distintas manifestaciones clínicas y los patrones temporales:
1. A principios intoxicación por monóxido de carbono, obstrucción respiratoria, edema
pulmonar y son las principales preocupaciones.
2. El síndrome de dificultad respiratoria aguda por lo general se vuelve clínicamente evidente
después, a las 24-48 horas, aunque puede ocurrir incluso después (véase el capítulo 58).
3. Las complicaciones tardías (días a semanas) son la neumonía y embolia pulmonar.
El tratamiento se centró inicialmente en el establecimiento y mantenimiento de una vía aérea a
través de la intubación endotraqueal rápida y una adecuada ventilación y oxigenación. Las
sibilancias son comunes, y agonistas β-aerosoles o los corticosteroides inhalados son útiles. En
los niños con lesiones por inhalación o quemaduras en la cara y el cuello, obstrucción de la vía
aérea superior se puede desarrollar rápidamente, la intubación endotraqueal se convierte en una
intervención que salva vidas.
Los signos de lesión del SNC de hipoxemia debido a asfixia o intoxicación por monóxido de
carbono pueden variar desde irritabilidad a la depresión. La intoxicación por monóxido de
carbono puede ser leve (<20% COHb), con disnea leve y disminución de la agudeza visual y las
funciones cerebrales superiores; moderada (20-40% COHb), con irritabilidad, náuseas, visión
borrosa, alteraciones en el juicio, y la fatiga rápida; o grave (40-60% COHb), produciendo
confusión, alucinaciones, ataxia, colapso, acidosis y coma. El Envenenamiento por monóxido de
carbono se trata con oxigeno hiperbarico al 100%.
Alivio del dolor y adaptación psicológica: Es importante la administración de una
analgesia adecuada, ansiolítico y soporte psicológico para poder disminuir el riesgo de un posible
síndrome de estrés postraumático, reducir el estrés metabólico precoz y para permitir una futura
rehabilitación y estabilización física y psicológica del paciente.
La percepción del dolor depende de la profundidad que tenga la quemadura, su fase de curación,
la edad del paciente (ya que en niños con quemaduras, la intensidad del dolor varia mucho y con
frecuencia). Desde que se inicia el tratamiento es de suma importancia aliviar el dolor de forma
preventiva. Es esencial prescribir los opiáceos a las dosis y en el momento adecuado para que el
efecto analgésico coincida con el momento de realizar las curas. El problema de una medicación
insuficiente es más prevalente en adolescentes, en los que el temor a la dependencia puede influir
de modo negativo en el tratamiento.
Se recomienda administrar Sulfato de Morfina por vía oral a dosis regulares de 0,3-0,6 mg/kg
cada 4-6 horas al principio y hasta que se cubra la herida. Los bolos intravenosos de Sulfato de
10. Morfina a una dosis de 0,05-0,1 mg/kg cada 2 horas se administra en los pacientes mayores
usando un protocolo de analgesia controlada por el paciente. Para la ansiedad se prescribe
Lorazepam según la pauta regular de 0,05-0,1 mg/kg/dosis cada 8 horas. Para controlar el dolor
durante una cura, se administra Morfina oral a dosis de 0,3-0,6 mg/kg 1-2 horas antes
complementada con un bolo de Morfina intravenosa a una dosis de 0,05-0,1 mg/kg
inmediatamente antes del procedimiento. Para tratar la ansiedad antes del procedimiento se
recomienda administrar Lorazepam a una dosis de 0,04 mg/kg por vía oral o, si es necesario,
intravenosa.
Reconstrucción y rehabilitación: Para asegurar un mejor resultado estético y funcional, se
debe comenzar la terapia ocupacional y física el mismo día del ingreso, continuarla durante toda
la hospitalización y, en algunos pacientes, incluso tras el alta. Es necesario realizar terapia de
presión para así disminuir la formación de cicatrices hipertróficas. Esto se logra gracias a la
existencia de prendas de ropas prefabricadas que producen una compresión homogénea sobre las
zonas en proceso de cicatrización y reducen el tiempo que tardan en formarse las cicatrices,
disminuyen el grosor, el enrojecimiento y prurito asociados.
Situaciones especiales: Existen tres tipos de quemaduras eléctricas:
Quemaduras menores/poco importantes
Quemaduras de alta tensión
Quemaduras por fulguración
Las quemaduras menores suelen darse porque los niños muerden los cables. Produce
quemaduras localizadas en el área donde estuvo expuesto al cable pudiéndose así presentar
quemadura de la boca, labios mayores y menores, comisura bucal. Las quemaduras de alta
tensión son un tipo más grave y estas nos obligan a hospitalizar al paciente para así poder
observarlo de cerca, en este tipo de quemadura es típico lesión profunda que al principio no
puede ser evaluada correctamente. El desbridamiento precoz facilita el cierre de las heridas.
Las quemaduras por fulguración esta son producidas por una corriente de alto voltaje
descargada directamente en una persona o un objeto cercano. Observamos una quemadura
escalonada, las de peor pronóstico son las lesiones en cabeza o las piernas y frecuente el daño de
órganos internos. El patrón en forma de plumas o arborescente es característico de las lesiones
por fulguración. Complicaciones internas se encuentran parada cardiaca por asistolia,
hipertensión transitoria, extrasístoles ventriculares, fibrilación ventricular e isquemia miocárdica
y las que afectan el SNC son edema cerebral, hemorragia, convulsiones, cambios de humor,
depresión y parálisis de las extremidades inferiores.
Insuficiencia renal en quemaduras: Esta es clasificada según el momento de la aparición
después de la quemadura en la mayoría de casos presentan insuficiencia renal no obligatoria. La
consideración especial de la IR en un niño son el escape capilar de la fase inicial que dificulta la
11. reanimación, el intenso estrés catabólico aumenta el riesgo de hiperpotasemia y la rápida
aparición de azoemia.
La insuficiencia renal puede presentarse de forma precoz o tardía tras 1-3 semanas. La IR precoz
suele ocurrir justo después de la quemadura si se ha realizado una reanimación tardía seguida de
hipovolemia. Esto se asocia a un estrés catabólico precoz elevado y a menudo el paciente es
sometido a diálisis para mantener la circulación. La IR tardía puede deberse a sepsis o a
toxicidad por fármacos.