2. En aquel tiempo, se acercaban a Jesús
todos los publicanos y los pecadores
para oírle. Y los fariseos y los escribas
murmuraban, diciendo: Éste acoge a los
pecadores y come con ellos. Jesús les
dijo esta parábola: Un hijo tenía un
padre y una madre; pero estos se
separaron, y el padre dijo a la madre:
"Madre, dame la parte de la hacienda
que me corresponde." Y ella repartió la
hacienda y se quedó con el hijo. Pocos
días después el padre estaba viviendo
con otra y malgastó su hacienda con ella.
3. Cuando hubo gastado todo, la otra le
dio puerta y él comenzó a dejar de
pagar la pensión alimenticia de su hijo.
Al poco dejó de trabajar para que no le
embargaran el sueldo, y se quedó
cobrando el paro, que eso sí que no se
lo embargaban, y se dedicó a hacer
trabajillos bajo cuerda cobrando en
dinero negro.
Visitaba cada vez menos a su hijo y dejó
de hacerle regalos o llevarlo al cine.
Entonces se echó una novia por Internet
y se marchó a vivir con ella a otra
ciudad.
4. Tampoco casi nunca llamaba a su
hijo, para no tener que oír las
quejas de la madre. Esta, mientras
tanto, trabajaba, cuidaba de la
casa y del niño, pagaba guarderías,
ortodoncia, academias y demás;
llevaba a la niño al colegio, a los
médicos, al dentista, a las
actividades extraescolares, le
preparaba sus comidas, le leía por
las noches, lo ayudaba a estudiar, lo
consolaba cuando estaba triste o
enfermo, le dejaba los reyes, le
celebraba los cumpleaños....
5. Así pasaron los años, y el niño se hizo
mayor y terminó una carrera universitaria.
Y entonces el padre, al que ya había
dejado la décima novia, volvió por la
ciudad donde vivían. Y, al volver, quiso
ver a su hijo y le llamó y concertaron una
cita. Estando él todavía lejos, vio a su
padre y, conmovido, corrió, se echó a su
cuello y le besó efusivamente. El padre le
dijo: "Hijo, sé que no te he dedicado
mucho tiempo; ya no merezco ser llamado
padre tuyo." Pero el hijo estaba contento
y se fueron a tomar unas cervezas.
6. Y a partir de ahí se veían casi todos los
días, y cuando llegó el día del padre, el
hijo, que ya cobraba su buen sueldo,
compró un reloj estupendo para
regalárselo a su padre. La madre estaba
en su trabajo y, cuando llegó, vio el
paquete. Y preguntó al hijo qué era
aquello. Y el hijo le contó. Y ella dijo:
"Hace tantos años que te cuido, y jamás
dejé de atender a tus necesidades, pero
nunca me has hecho un regalo por el día
de la madre. ¡ahora que ha venido ese
padre tuyo, que ha devorado tu hacienda
con sus novias, has comparado para él un
magnífico regalo!"
7. Pero él le dijo: "Madre,
tú siempre estás conmigo,
y todo lo mío es tuyo;
pero convenía celebrar
una fiesta y alegrarse,
porque este padre estaba
muerto, y ha vuelto a la
vida; estaba perdido, y ha
sido hallado."