2. La educación en la infancia ha atraído una enorme atención
en la última década. Esto ha sido impulsado en parte por la
investigación que indica la importancia de las experiencias
tempranas de calidad en el desarrollo cognitivo, social y
emocional a corto plazo de los niños, así como, también
sobre su éxito a largo plazo en la escuela y en su vida
posterior.
El acceso equitativo a la educación y a la atención
preescolar de calidad ha sido reconocido como clave
para estableces las bases para el aprendizaje a lo largo
de toda la vida para los niños y para el apoyo de las
amplias necesidades educacionales y sociales de las
familias.
3. La neurociencia no será capaz de proporcionar soluciones a todos los desafíos que enfrentan
la educación y el cuidado de la infancia, pero cabe esperar que los descubrimientos
neurocientíficos proporcionen percepciones útiles para la toma de decisiones infomadas en
este campo.
En la mayoría de los países de la OCDE, la
tendencia es la de dar a todos los niños por
lo menos dos años de atención de
educación pública gratis antes del inicio de
la educación obligatoria; así es como los
gobiernos buscan mejorar la capacitación
de las personas y las condiciones laborales,
así como, también desarrollar marcos
pedagógicos apropiados para los niños
pequeños.
4. Cuando nacemos, no tenemos la información cerrada, ni
aprendida, por el contrario, aunque ya sabemos que en el
útero el cerebro del feto va grabando diferentes estímulos
mientras continua su desarrollo. Aprendemos una vez que
hemos nacido y, poco a poco, vamos construyendo nuestro
mapa de la realidad gracias a las personas que nos rodean
a la sociedad y a la cultura, que no es sino la suma de todos
los pensamientos que han generado circuitos cerebrales
compartidos.
La psicología del desarrollo ha identificado tres factores
sociales que son esenciales en este aprendizaje durante los
primeros meses después del nacimiento: la imitación, la
atención compartida y la comprensión empática.
5. Es precisamente la imitación el elemento principal en este aprendizaje,
acelerándolo y multiplicando las oportunidades de aprender. Este
aprendizaje por observación directa de hechos que realizan las personas
con las que está vinculado emocionalmente, es el mecanismo de
aprendizaje más potente, y no solo en esa etapa de la vida.
La atención compartida, es decir, dos personas mirando un mismo objeto,
evento o fenómeno, es una base importante para la comunicación y el
aprendizaje de todo lo que sucede en el entorno del niño. Es un proceso y
mecanismo que une a los adultos y a los niños pequeños y les hace compartir
el mundo de la percepción, lo que facilita el aprendizaje no sólo de significados,
sino el aprendizaje de las palabras y la comunicación social.
6. Quizás podrían aplicarse los conocimientos de cómo los niños aprenden en
los primeros meses de esa manera tan rápida, eficiente y sin esfuerzo para
mejorar la educación y el aprendizaje en los colegios en los años posteriores.
Saber cómo aprende el niño antes de entrar en la escuela permitirá
diseñar programas que puedan mejorar la enseñanza posterior. Estudios
de neuroimagen realizados a niños de seis años indican que las
diferencias en las oportunidades de aprender que el niño haya tenido
antes de entrar en el colegio se correlacionan con diferencias cerebrales
que pueden afectar el aprendizaje posterior.
7. Y la tercera habilidad social es la
comprensión empática. Esta
capacidad de sentir las emociones de
los demás es esencial en la maduración
del cerebro humano.
8. Hay experimentos que muestran cómo los niños muy pequeños,
mucho antes de saber hablar, ya expresan conductas empáticas
y altruistas. Estos códigos cerebrales que vienen heredados son
también modulados por el entorno cultural, el entrenamiento y
la percepción de la conducta de los otros, sobre todo de los
padres.
El acercamiento emocional a otro, puede ser una puerta que abre la
conocimiento del otro y la capacidad de establecer relaciones
humanas satisfactorias.
9. A los tres o cuatro años ya hay muchísimas conexiones o circuitos creados, y se
produce un aprendizaje acelerado, pues, todo nos impacta, nos provoca curiosidad y
necesidad de explorar.
Los niños de muy corta edad son capaces de desarrollar un comprensión sofisticada de
los fenómenos que les rodean; son “aprendice activos” (US National Research Council,
1999). Aún en el momento del nacimiento, el cerebro del infante no es una tabula
rasa.Los niños desarrollan teorías acerca del mundo muy temprano y las
reconsideran a la luz de su experiencia.
Sin embargo, es importante comprender que un niño no comienza a aprender con ideas
y conceptos abstractos sino con percepciones, emociones, sensaciones, y
movimiento, todo ello en relación al mundo sensorial real.
10. Por lo tanto, es el mundo real y lo que hay en él lo que primero aprende el
niño, y ese primer aprendizaje es básico no solo en la infancia, sino para el
resto de su vida escolar, pues estas sensaciones y percepciones, además de
sus experiencias, van a ser los cimientos de su futuro aprendizaje
abstracto.
Los primeros aprendizajes se producen mediante procesos de repetición
constantes con los que el niño construye recuerdos inconscientes, que
darán paso más adelante a procesos de aprendizaje conscientes.
Mirar, oír, oler, tocar, sobre todo a través del juego, es el primer
aprendizaje sólido infantil. Pero hoy en día el niño se enfrenta, cada vez más
temprano, con el aprendizaje de ideas y conceptos alejados de aquelllos
estímulos sensoriales que activan los códigos más genuinos del cerebro, y esto
debe hacernos reflexionar.
11. Los dominios del aprendizaje temprano incluyen la lingüística, la psicología, la
biología y la física; también cómo funcionan el lenguaje, la gente, los
animales, las plantas y los objetos. La educación temprana necesita tener en
cuenta el cerebro distinto y la conceptualización individual de los niños y esto
habrá de ayudar a identificar las modalidades individuales del aprendizaje, por
ejemplo, mediante juegos.
De acuerdo con Allison Gopnik ( en el foro coorganizado por el CERI y el Sackler
Institute sobre “Mecanismos del cerebro y aprendizaje temprano”, 2000), los
niños ya vienen equipados para aprender el lenguaje. Pero también aprenden
cómo la gente que los rodea piensa y siente, y cómo esto se relaciona con
sus propios pensamientos y sentimientos. Los niños aprenden la psicología
cotidiana, cómo es cada persona y si esas personas le dan confianza o no.
12. También aprenden física cotidiana, cómo se mueven los objetos y cómo
interactuar con ellos, y biología del día a día, al observar cómo se comportan
los seres vivos, las plantas y los animales. Ellos dominan estos conocimientos
complejos antes de que tenga lugar cualquier escolaridad oficial.
Howard Gardner también ha explorado las capacidades artísticas y creativas de
los niños pequeños, demostrando que es uno de los campos donde la
escolarización, en lugar de promover y desarrollar estas capacidades, las debilita.
Sería interesante ver si las prácticas escolares pueden construirse directamente
sobre el conocimiento que los niños han acumulado en sus ambientes previos. Por
ejemplo, la escuela inicial podría enseñar psicología del día a día. En el caso de la
física y de la biología, las escuelas podrían iniciar la enseñanza infantil a partir de
sus concepciones naturales (y errores de concepción) acerca de la realidad, a fin
de lograr una comprensión más profunda de los conceptos científicos que la
describen.
13. Las escuelas podrían capitalizar de mejor
manera el juego, la exploración espontánea, la
predicción y la retroalimentación, que son tan
poderosos en el aprendizaje espontáneo del
hogar. Las escuelas deberían estar
proporcionando la oportunidad de ser
científicos incluso a los niños más pequeños y
no solamente hablarles acerca de la ciencia.
Los niños son competentes también en los
números. Las investigaciones han indicado que
niños muy pequeños, en los primeros meses de
vida, ya atienden a la cantidad de objetos
existentes en su ambiente. También hay
evidencia de que pueden operar con números
(Dehaene, 1997).
14. Ellos desarrollan
habilidades númericas
mediante la interacción e
el ambiente, construyendo
sobre su sentido inicial de
los números.
Por lo tanto, la pregunta
educacional es cómo
construir de mejor
manera sobre la
competencia infantil ya
existente. ¿Hay un
momento oportuno u
óptimo, y hay modos de
aprendizaje preferidos?
15. Por mucho tiempo ha existido la creencia generalizada entre los no especialistas
de que entre el nacimiento y la edad de tres años los niños están al máximo de
su receptividad al aprendizaje (Bruer, 1999). Ya sabemos que es un mito.
De acuerdo con este punto de vista, si los niños no han sido expuestos total y
completamente a varios estímulos, como hemos dicho anteriormente, no serán
capaces de recobrar los beneficios del estímulo temprano más adelante en la
vida.
Sin embargo, incluso en el caso de las destrezas para las cuales existen períodos
sensibles, la capacidad de aprendizaje no se perderá aún después del
período sensible. Si bien no hay evidencia científica de que la
sobreestimulación de un niño normal y sano tenga un efecto beneficioso,
hay evidencia de que podría ser una pérdida de tiempo (Sebastián, 2004).
16. Los descubrimientos sobre los cuales están basados estos
argumentos están relacionados con funcionamientos muy
básicos, tales como, la visión; no sería lo apropiado aplicar
esto directamente a las habilidades del aprendizaje o a las
cognitivas. Para una comprensión más cabal de cómo la
experiencia durante la infancia temprana afecta el
desarrollo posterior, se requeriría un estudio más amplio.
Es cierto que existen períodos de sensibilidad en ciertas
áreas del aprendizaje, como la adquisición del lenguaje.
Esto no quiere decir que sea imposible aprender un idioma
extranjero luego de cierta edad, y los estudios han
demostrado que la efectividad del aprendizaje depende
del aspecto del idioma en cuestión. Neville (2000).
17. Por mucho tiempo ha existido la creencia generalizada entre los no especialistas
de que entre el nacimiento y la edad de tres años los niños están al máximo de
su receptividad al aprendizaje (Bruer, 1999). Ya sabemos que es un mito.
De acuerdo con este punto de vista, si los niños no han sido expuestos total
y completamente a varios estímulos, como hemos dicho anteriormente, no
serán capaces de recobrar los beneficios del estímulo temprano más
adelante en la vida.
Sin embargo, incluso en el caso de las destrezas para las cuales existen
períodos sensibles, la capacidad de aprendizaje no se perderá aún
después del período sensible. Si bien no hay evidencia científica de que lo
sobreestimulación de un niño normal y sano tenga un efecto beneficioso, hay
evidencia de que podría ser una pérdida de tiempo (Sebastián, 2004).
18. Los descubrimientos sobre los cuales están basados estos argumentos están
relacionados con funcionamientos muy básicos, tales como la visión; no sería lo
apropiado aplicar esto directamente a las habilidades del aprendizaje o a las
cognitivas. Para una comprensión más cabal de cómo la experiencia durante la
infancia temprana afecta el desarrollo posterior, se requeriría un estudio más
amplio.
Es cierto que existen períodos de sensibilidad en ciertas áreas del
aprendizaje, como la adquisición del lenguaje.
Esto no quiere decir que sea imposible aprender un idioma extranjero luego
de cierta edad, y los estudios han demostrado que la efectividad del
aprendizaje depende del aspecto del idioma en cuestión. Neville (2000) ha
notado que el aprendizaje de un segundo idioma involucra tanto la
comprensión como la producción, y exige el dominio de diferentes procesos.
19. Dos de estos -el procesamiento gramatical y el
procesamiento semántico- dependen de diferentes sistemas
neuronales dentro del cerebro. El procesamiento gramatical
depende más de las regiones frontales del hemisferio
izquierdo, mientras que el procesamiento semántico (por
ejemplo, aprendizaje de vocabulario) activa las regiones
laterales posteriores de ambos hemisferios: izquierdo y
derecho. Mientras más tarde se aprende la gramática, más
activo está el cerebro en el proceso de aprendizaje.
En vez de procesar la información gramatical solo con el hemisferio izquierdo, los estudiantes
tardíos procesan la misma información en ambos hemisferios.
Esto indica que retardar la exposición al lenguaje conduce a que el cerebro use una estrategia
diferente al procesar la gramática. Adicionalmente, estudios confirmatorios han demostrado que
los sujetos con esta activación bilateral del cerebro tenían significativamente mayores dificultades
para emplear la gramática correctamente. La activación bilateral, pues indica mayor dificultad en
el aprendizaje.
20. Así, cuanto antes se exponga al niño a la gramática
de un idioma extranjero, más fácil y rápido será su
dominio. Sin embargo, el aprendizaje semántico
continúa lo largo de la vida y no está constreñido
por el tiempo.
Otro ejemplo de los períodos sensibles se produce
durante la adquisición de los sonidos del habla. Los
estudios muestran que en los primeros meses de
vida los niños pequeños son capaces de discriminar
las sutiles, pero relevantes diferencias entre las
consonantes de sonido similar y entre las vocales
con sonidos similares, para idiomas nativos o
extranjeros.
21. Los bebés recién nacidos pueden aprender a discriminar
contrastes difíciles en sonidos del habla en un par de horas
aún cuando están durmiendo, en oposición a la visión de
que el sueño es un estado sedentario en donde
capacidades tales como la atención y el aprendizaje están
reducidas o ausentes (Cheour et al., 2002)
Durante el primer año de vida, sin embargo, esta capacidad
con relación a idiomas no nativos disminuye a medida que
aumenta la sensibilidad a los sonidos de su idioma nativo.
Esta declinación en la percepción no nativa tiene lugar durante el primer año de vida, con una
disminución más acentuada entre los ocho y diez meses de edad. Este cambio aumenta la
eficiencia de la función cerebral al adaptarse al ambiente natural.
22. Debería notarse que no basta solo con hacer que los niños escuche idiomas
extranjeros, a fin de mantener la sensibilidad a los sonidos de idiomas
extranjeros.
Debemos tener en cuenta que la adquisición de sonidos del lenguaje no nativo
es posible fuera del período sensible. Cheour y su equipo han demostrado
que niños de entre tres y seis años también pueden aprender a distinguir
los sonidos del lenguaje no nativo en un ambiente de lenguaje natural en
un período de dos meses, siin ningún entrenamiento especial.
Sabemos también que las intervenciones que se producen antes de la
adolescencia tienen un impacto más duradero que las que se producen
después de la adolescencia.
23. En concreto, el desarrollo del autocontrol tiene que ver con
la maduración de la corteza prefrontal, región situada en la
parte delantera del cerebro, detrás de la frente y de los ojos.
Esta zona sigue desarrollándose hasta los 23 años, más o
menos, pero se ha demostrado que el aprendizaje
emocional que se produzca en la etapa anterior a la
pubertad, va a posibilitar mejores resultados.
También parece probable que haya una transición entre los 5 y
los 7 años. Hay motivos para creer que las intervenciones que se
hagan antes de ese período de transición serán especialmente
eficaces a la hora de sentar las bases de habilidades que serán a
su vez las bases de otras nuevas. Podríamos hablar de
andamios y de estructura.