2. René Descartes nació el año 1596 en La Haye, Francia. Hijo de
un miembro de la baja nobleza, es enviado a los 8 años a una
escuela jesuita en La Fleche, donde permanece 8 años. Es ahí,
donde junto a los típicos estudios clásicos, Descartes recibe las
enseñanzas de matemáticas y escolasticismo, con el afán de
orientar la razón humana para comprender la doctrina cristiana. El
catolicismo ejerce una gran influencia en él a lo largo de toda su
vida. Al concluir sus estudios en la escuela, cursó derecho en la
Universidad de Poitiers, y se licenció en 1616. Sin embargo,
nunca ejerció la profesión jurídica. También, en 1618, entra al
servicio del Príncipe Mauricio I, con la intención de seguir una
carrera militar. Descartes sirvió a muchos ejércitos, pero su real
interés estaba en los problemas matemáticos y filosóficos, a los
que dedicó el resto de su vida.
3. • Esta teoría no es exclusiva de la filosofía cartesiana
pues se encuentra con mayor o menor claridad en toda
la filosofía anterior. Lo peculiar del enfoque cartesiano es
que llega a ella a partir del ejercicio de la duda metódica
y que la expresa con absoluta radicalidad: el cuerpo y la
mente son substancias totalmente distintas, con
características, procesos y modelos explicativos distintos.
En la “Sexta Meditación”, Descartes nos presenta el
argumento utilizado para postular la radical diferencia
entre el cuerpo y el alma:
aquello que podemos concebir con claridad y distinción
como correspondiendo a una cosa le pertenece
realmente, aquello que no se presenta con claridad y
distinción no le pertenece realmente;
tengo claridad y distinción de que nada pertenece a mi
esencia excepto que soy una cosa pensante e inextensa;
tengo una idea clara y distinta del cuerpo como una cosa
extensa y no-pensante;
conclusión: mi alma es absolutamente distinta de mi
cuerpo y puede existir sin él.
4. • Descartes parece identificar nuestro yo con nuestra
mente, y no con el compuesto mente-cuerpo. Pero
también indica que la relación que mantiene nuestra alma
o mente con nuestro propio cuerpo es una relación
peculiar, distinta a la que mantiene con el resto de los
cuerpos. Nos dice que no podemos entender esta relación
como la que existe entre un piloto y su nave. La nave es
algo exterior al piloto por lo que el conocimiento de lo que
ocurre en el barco lo tiene el piloto como lo tiene del
resto de cosas físicas. Sin embargo nosotros no
experimentamos nuestro cuerpo de la misma manera
pues las modificaciones que éste sufre las sentimos
“desde dentro”.
5. • René admite que el alma y el cuerpo se relacionan
causalmente (cambios en el cuerpo producen cambios en
el alma, cambios en el alma producen cambios en el
cuerpo). Como consecuencia de la estrecha relación que
tienen ambas substancias en cada hombre concreto, en
algunos textos se expresa de un modo un tanto parecido
a Santo Tomás: el alma y el cuerpo, nos dice en las
“Respuestas a las Cuartas Objeciones”, pueden
considerarse como substancias incompletas ya que
parecen relacionarse y necesitarse mutuamente, y
formar, juntas, la unidad que llamamos hombre
concreto.
6. La duda Universal y Metódica
Comienza en la primera meditación con una actitud crítica
de todo el saber. Al considerar no fiables todos los
conocimientos, intentará librarse de todo tipo de
prejuicios, para lo cual utiliza como instrumento de
trabajo la Duda Metódica: no es una duda real escéptica
sino el planteamiento de si hay motivos para dudar del
conocimiento.
Es metódica porque no duda de cada conocimiento
individual, idea o creencia que tiene, sino que el objeto
del análisis son las razones en las que se fundó para
darlos por válidos, por lo que plantea el camino a seguir
para encontrar la verdad.
La duda es también provisional ya que en cuanto haya
encontrado un principio evidente la podrá abandonar para
construir un conocimiento certero.
Así, cree encontrar los motivos por los cuales dudar de
todo:
7. El conocimiento Sensible es engañoso: considera la
incertidumbre de los datos sensibles puesto que no todo
lo que sentimos es cierto; nada más hay que pensar que
en ocasiones se nos presentan errores de percepción
debidos a débiles estímulos.
Imperfección de las ciencias compuestas: no son
infrecuentes los errores de razonamiento, ya que las
conclusiones tradicionalmente aceptadas son muchas
veces erróneas.
Imposibilidad de distinguir entre el sueño y la
vigilia: ante esta imposibilidad podría darse que todos
nuestros pensamientos, así como cuanto vemos y
vivimos, fuesen en realidad un sueño.
La hipótesis del genio maligno: si nuestro
entendimiento pudiese ser influido por cierto genio
maligno (eufemismo que utiliza para poder dudar de la
bondad de Dios y evadir la Inquisición) que quisiera
llevarnos a considerar evidentes cosas que no lo son nos
podríamos estar engañando continuamente si saberlo.
8. La primera verdad: El
descubrimiento del Cogito
Descartes llega al punto en el que hay algo de lo que no
puede dudar: de que dudo, y como dudar es una forma
de pensar, si dudo existo ('Cogito ergo zum').
Dedica la segunda meditación a la esencia de ese yo
pensante: "no soy un conjunto de miembros, un cuerpo,
ni un aire delicado un alma; sino que soy un espíritu que
piensa, o lo que es lo mismo: una conciencia".
Esta es una intuición inmediata, cierta e indudable porque
se presenta con total claridad y distinción.