Empresas como tecnología para el desarrollo humano
1. PROPUESTA DE ANÁLISIS DE “LA EMPRESA” CON
ENFOQUE DE TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO
HUMANO
ANTECEDENTES
La empresa es una de las unidades de gestión socioeconómica más importantes que se
podrían considerar a priori como “tecnología” (incluyendo su gobernanza) de implementación del
modelo económico actual. Aunque existen desde hace mucho, nunca habían tenido tanta
importancia como actualmente (con la caída de la autoabastecimiento doméstico).
La definición más aceptada de “empresa” es entidad creada para proporcionar bienes y/o
servicios que cubran unas necesidades o deseos con el fin de lograr un beneficio. Aquí es esa
definición la que emplean. También se menciona en varias definiciones (como aquí o aquí), en vez
de obtención de beneficio, la palabra “lucro” o “utilidades” (como aquí). Algunos autores no
consideran lucro lo mismo que utilidad o que beneficio económico, ni beneficio lo mismo que
ganancia. El ánimo de lucro de las empresas en general se asocia simplemente (y, según algunos
autores, con carácter peyorativo) con la ganancia de dinero, siendo el objetivo principal en las
empresas privadas que funcionan en base al modelo capitalista imperante (según wikipedia).
Se han descrito 4 grandes finalidades de las empresas (wikipedia):
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Finalidad económica externa, que es la producción de bienes o servicios para
satisfacer necesidades de la sociedad.
Finalidad económica interna, que es la obtención de un valor agregado para
remunerar a los integrantes de la empresa. A unos en forma de utilidades o dividendos
y a otros en forma de sueldos, salarios y prestaciones. Esta finalidad incluye la de abrir
oportunidades de inversión para inversionistas y de empleo para trabajadores. Se ha
discutido mucho si una de estas dos finalidades está por encima de la otra. Ambas son
fundamentales, están estrechamente vinculadas y se debe tratar de alcanzarlas
simultáneamente. La empresa está para servir a los hombres de afuera (la sociedad) y a
los hombres de adentro (sus integrantes).
Finalidad social externa, que es contribuir al pleno desarrollo de la sociedad, tratando
que en su desempeño económico no solamente no se vulneren los valores sociales y
personales fundamentales, sino que en lo posible se promuevan.
Finalidad social interna, que es contribuir, en el seno de la empresa, al pleno
desarrollo de sus integrantes, tratando de no vulnerar valores humanos fundamentales,
sino también promoviéndolos.
Nadie niega la importancia de la sostenibilidad económica de la actividad empresarial, pero
cuando el objetivo principal es aumentar la plusvalía se llega a la tendencia de esquilmar RRNN y
pasar por encima de los derechos humanos. Esto ocurre cuando la finalidad económica interna
prima sobre el resto, convirtiendo a las otras finalidades en meras declaraciones de intenciones (y
no en finalidades reales). Con las definiciones que se han ido viendo, podemos comprobar que por
lo general se ha asociado tradicionalmente a las empresas privadas con la finalidad económica
interna, generación de lucro más allá del “precio justo” con un afán de “acumulación capitalista”.
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2. Esto es especialmente nocivo cuando se habla de que el precio viene dado muchas veces por
la demanda más que por el valor del trabajo usado en producir el bien o servicio. En el caso de
servicios o mercancías básicas para la vida (por ejemplo, el maíz para comer), el hecho de que
haya una demanda desde zonas o personas con capacidad de pagar más (incluso para usos que no
sean básicos, como producir biocombustibles), implica peligrosos sesgos en el acceso a estos bienes
y servicios básicos. Por ello deberían dejarse fuera del mercado y no participar en mercados
globales.
Por otro lado, en un entorno limitado, el crecimiento indefinido que es la premisa
general para mejorar la calidad de vida de una población cada vez mayor, no se sostiene en
absoluto (incluso para las personas que son “optimistas tecnológicas” y defienden que con mayor
eficiencia se puede lograr crecer con menos). La realidad es que la desigualdad va en aumento a
medida que se van alcanzando esos límites (y además se pone en peligro el entorno de todas las
personas, aunque quienes primero lo sufrirán serán las más vulnerables). Las empresas, por tanto,
están definitivamente influidas y orientadas por el modelo dominante y sus valores de acumulación
de capital, que es algo que tratamos de cambiar hacia un modelo de desarrollo humano sostenible
donde las personas estén en el centro.
Además, existe un derecho de las personas al desarrollo, tanto a elegirlo como a
protagonizarlo. Por ello, el enfoque TpDH tiene además otros elementos claves sobre “el camino”
para lograr los objetivos (hablando de desarrollo no debemos olvidar que éste es un proceso, o sea,
un camino, y por tanto “los medios” y “las formas” adquieren una importancia definitiva).
Por todo esto, desde un enfoque TpDH, a las empresas se las puede analizar, como a
cualquier tipo de tecnología, tanto por la gobernanza (la forma o el “camino”) como por la
utilidad/finalidad de lo que produce (el fondo o fin). Los bienes o servicios producidos pueden
adaptarse más o menos al concepto de tecnología para el desarrollo humano, pero la manera de
“gobernar” la producción y comercialización de los mismos en la mayoría de los casos es la clave.
EJEMPLO: no nos parecería adecuado la colaboración con una empresa que produzca energía
nuclear basada en uranio enriquecido, aunque fuera una cooperativa muy transparente y
participativa que incluso apoyara a las comunidades en su entorno, ya que en este caso el
bien/servicio producido es claramente incompatible con un enfoque de TpDH (por su riesgo para
las personas en caso de mal manejo, baja sostenibilidad, creación de dependencia tecnológica y
de materias primas que son escasas y finitas, impacto ambiental, alto riesgo de monopolio por ser
necesaria gran inversión o, lo que puede ser peor, gran inversión con fondos públicos para que
luego ganen dinero empresas privadas que la operan).
EJEMPLO: tecnología de manipulación genética de semillas para granos básicos, donde la
manera de trabajar las empresas causa más impactos negativos en el desarrollo de muchas
personas que el propio bien/servicio que proveen. En su día, se analizó este tema también con el
enfoque de Tecnología para el Desarrollo Humano.
Desde un punto de vista de transformación social, las finalidades social y económica
externas y la social interna son las que más impacto pueden tener, y si bien las otras dos son
necesarias, posiblemente no debieran ser en ningún momento objetivos al mismo nivel, sino sólo
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3. medios.
LAS EMPRESAS COMO TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO HUMANO
Basándonos en todo lo anterior, y en el enfoque de tecnología para el desarrollo humano con
sus diversos componentes, intentaremos definir qué tipos de empresas podrían cumplir mejor
con esos componentes de impulso a los procesos de desarrollo.
Desde el punto de vista de los tres principios básicos del desarrollo humano, tal como lo
entiende el Indice de Desarrollo Humano:
- Cubrir los derechos y servicios básicos con equidad. Parece complicado impulsar este punto
visto lo comentado anteriormente sobre la importancia de separar los servicios básicos de la lógica
del mercado. Por otro lado, si se trata de empresas multinacionales o deslocalizadas, sin apego
territorial ni conocimiento de las realidades socioeconómicas de las personas que deberían acceder a
esos servicios o bienes básicos. Además del mencionado ejemplo del maíz, véase lo que ocurre con
la gestión de aguas por multinacionales como Suez en muchos lugares. Las empresas públicas
podrían tener potencial aquí, pero si no hay una transparencia y rendición de cuentas pueden
convertirse en “chiringuitos”, con lo peor de la gestión pública (poca rendición de cuentas) y lo peor
de la privada (flexibilidad en contrataciones y transparencia). Pueden ser buenas opciones las
cooperativas de acceso al agua o juntas de agua (que se constituyen como tal y en algunos países
tienen reconocimiento de empresa, más allá de su “especificidad”), por su capacidad de “regulación
comunitaria” (preveer situaciones de dificultad de pago y solidaridad comunitaria, aunque pueden
tener limitaciones de escala, que deberían solventarse con la coordinación con unas
administraciones públicas transparentes y realmente democráticas).
- Asegurar las posibilidades de producción y participación social (vinculación con el acceso a
recursos como medio para desarrollar una vida digna). Las empresas familiares pequeñas,
autónomos y cooperativas son posiblemente las más adecuadas para impulsar este punto.
- Facilitar la sostenibilidad y la autonomía a través del aumento de la capacidad de gestión de
conocimientos sobre el medio físico, social, cultural, tecnológico... (vinculación en el acceso a
conocimientos). En este caso las más integradas a nivel geográfico (pequeñas empresas familiares,
cooperativas) o sectorial, con una política de transferencia tecnológica y cultura libre
desarrollada, son las que mejor contribuirían a este punto.
Según los principios de tecnología apropiada (que el enfoque tpdh incluye y supera, como
se explica en esta reflexión):
- Bajo coste, requieren menos inversión de dinero que las tecnologías intensivas de capital (lo
pequeño es hermoso). Pequeñas empresas familiares, autónomos, cooperativas que reparten trabajo
y gastos. Las empresas con varios socios con desigual participación podrían encajar aquí, aportando
según posibilidades (si bien en otros puntos como capacidad de decisión no funcionarían tan bien,
porque a más aporte más poder de decisión, salvo raras excepciones).
- Priorizan el uso de materiales o conocimientos disponibles fácilmente, lo que facilita el
mantenimiento, reparación, réplica y mejora. Las más integradas a nivel geográfico (pequeñas
empresas familiares, cooperativas) o sectorial (pequeñas empresas MIPYMES).
- Pequeña escala, para ser sufragables y gobernables por familias individuales o grupos
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4. pequeños de familias y personas. Pequeñas empresas familiares, autónomos, cooperativas que
reparten trabajo y gastos. Las empresas con varias personas socias con desigual participación
podrían encajar aquí, aportando según posibilidades (si bien en otros puntos como capacidad de
decisión no funcionarían tan bien, porque a más aporte más poder de decisión, a no ser que prevean
mecanismos para paliar este sesgo de poder).
- Fácil utilización, control y mantenimiento por la población sin uno alto nivel de calificación
específica. Pequeñas empresas familiares, autónomos, cooperativas que reparten trabajo y gastos.
Dentro de la complejidad que hay en la gestión empresarial, son las más “accesibles” a personas sin
necesidad de enorme especialización en gestión (aunque sí puede ser necesario cierto nivel según
los bienes y servicios que se oferten). También es importante que se prevea formación (las
cooperativas deben preverla por ley si quieren acceder a las ventajas fiscales que tienen).
- Sostenibilidad, pueden utilizarse sin dañar el medio ambiente. En este tema los bienes y servicios
producidos son clave, pero también los procesos empleados en generarlos. Las políticas ambientales
declaradas y procedimientos reales son un aspecto a valorar en las empresas (sistemas de calidad,
sellos y también datos sobre conflictos ambientales, denuncias, etc.).
- Flexibilidad, varían dependiendo del entorno sociocultural, lugar y circunstancias cambiantes.
Una tecnología apropiada en un contexto puede no serlo en otro. En general posiblemente estarán
más integradas las más apegadas al terreno o a la comunidad (que puede ser virtual). Cooperativas
de nuevo parecen las más adecuadas (sobre todo las de trabajo), aunque también las pequeñas
empresas con socios igualitarios (tipo Sociedad Limitada Laboral). Las familiares también cumplen
este punto, dado que estarán adaptadas al lugar y cultura de la familia que las desarrolla. A mayor
tamaño y centralización/deslocalización, mayores problemas habrá para respetar este punto.
- Son relativamente intensivas en mano de obra, pero más productivas que muchas tecnologías
tradicionales. Claramente las cooperativas de trabajo o las S.L.L. parten con ventaja, así como las
familiares con cierta modernización (e igualdad en la gestión, superando prácticas patriarcales). El
resto priorizará la productividad sobre la generación de puestos trabajo, incluso en períodos de
ganancia (hay muchos ejemplos a nuestro alrededor, curiosamente en muchísimos casos en las
empresas más grandes).
- Suponen que las personas trabajarán juntas para acercar avances a la comunidad. También
las cooperativas, con más contacto en sus comunidades, sobre todo si tienen una estrategia de
difusión de conocimiento y transferencia de I+D (en España también las cooperativas tienen que
impulsar la difusión en temas relacionados con el cooperativismo y su actividad para acceder a las
ventajas fiscales que tienen).
Según características propias del enfoque TpDH
- Es necesario que los procesos de desarrollo incorporen el aumento de las capacidades de
generación/reconfiguración del conocimiento, evitando así la dependencia de los que que las
detentan. Cultura libre, difusión, licencias libres con conceptos que si una empresa tiene
interiorizados hacen realmente que se impulse este punto. Suelen ser empresas pequeñas, donde los
trabajadores son socios de la empresa (sean cooperativa o no). No es un desempeño muy habitual,
ni siquiera entre entidades que se consideran de economía social.
- Para que el desarrollo sea humano, es necesario que tanto ese proceso de desarrollo como el
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5. conocimiento en si permitan y faciliten ganar libertad y autonomía, tanto de forma individual
cómo colectiva. Empresas como cooperativas o pequeñas empresas con socios trabajadores,
empresas familiares, autónomos y empresas con una política laboral adecuada con implicación y
valoración de sus personas trabajadoras son las que más pueden impulsar este punto de autonomía y
corresponsabilidad.
- Lo que habitualmente se entiende por difusión y transferencia de tecnología debe ser, en realidad,
un acompañamiento en la gestión de la propia tecnología y conocimiento tecnológico, buscando
la cogeneración en pro del desarrollo endógeno de los participantes involucrados. En las
actuaciones de desarrollo es necesario superar el enfoque de aprender y pasar al "de generar
conocimiento adaptado al contexto cambiante", de forma que los participantes aumenten en
capacidades reales de transformación, así como de autodesarrollo y en aumentar las opciones de
vida. Esto implica una promoción de la cultura de ciudadanía global. En este caso, las empresas que
promueven una participación real de las personas trabajadoras (y ninguna mejor que las
cooperativas, donde las opciones para participar son mayores, aunque no siempre se aprovechen, o
las sociedades limitadas igualitarias).
Si alguien quiere apostar por una empresa porque le atrae su sector, cree que puede
contribuir a mejorar la sociedad o simplemente le apetece, es preferible que dedique su tiempo
trabajando en ella o done sus fondos si le parece un proyecto de interés social (mecenazgo). Pero
cuando se invierte con un simple afán de acumulación monetaria, el concepto de desarrollo humano
se pone en peligro (no todo el mundo se puede enriquecer en un mundo finito, con lo cual si todo el
mundo hiciera esta apuesta con el fin de enriquecerse, no se cumpliría el imperativo kantiano). Ello
llega a extremos peores en el caso de empresas del tipo sociedades anónimas, donde las personas
aportan capital con esperanza de multiplicarlo de forma especulativa, simplemente por haber
“arriesgado” dinero, pero con muy poca responsabilidad sobre los impactos que puede llegar a
producir la empresa y en la mayoría de los casos con nula posibilidad de participar en su gestión.
Posiblemente al final el lema debiera ser “la empresa para quien la trabaja”. En mi opinión, cuanto
mayor sean las empresas y más verticales se puede dar más tanto el “fenómeno” de que la empresa
se convierta en una psicópata (como cuenta en el documental “The Corporation”), por la
despersonalización existente. Pero no solo eso, lo que me parece peor es que también se da ese
fenómeno en las personas trabajadoras en la empresa, al más puro estilo “experimento de Miller”.
Yo es que soy un profesional, no es nada personal y demás frases que sirven para aliviar la mala
conciencia, han sido consecuencia de este fenómeno.
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