El Concilio Vaticano II retomó el tema de la virtud debido a que en la era moderna la sociedad se alejó de una concepción teocéntrica y la categoría de la virtud perdió importancia. El Concilio enfatizó la importancia de las virtudes teológicas de la fe, la esperanza y la caridad en varios documentos y también reconoció la existencia de virtudes morales y sociales necesarias para la vida en sociedad.
4. OBJETIVO Que el alumno tome conciencia de la decadencia que llegó a tener la reflexión entorno a la virtud, que renacerá con el Concilio Vaticano II siguiendo la Tradición de la Iglesia y aportando nuevas orientaciones a futuro.
5. ¿POR QUÉ FUE NECESARIO RETOMAR EL TEMA DE LA VIRTUD POR PARTE DEL CONCILIO VATICANO II?
6. EL RETORNO DE LA VIRTUD Después de que el ser humano, en la Época Moderna, se alejara de una concepción Teocéntrica de la Sociedad, y particularmente de la religión cristiana; se vuelve a una visión Antropocéntrica y se aleja de todo aquello que refiera a una supuesta concepción del hombre como ser “oprimido” por un Dios que no existe y de existir se ha olvidado del hombre.
7. La categoría “virtud” vuelve a ganar prestancia y actualidad , tanto en la filosofía contemporánea (Víctor Frankl, Karol Wojtyla, etc), como en los pronunciamientos recientes del Magisterio de la Iglesia (Vaticano II, Magisterio de Juan Pablo II y de Benedicto XVI) y en la reflexión teológica.
8. LA VIRTUD EN LOS TEXTOS CONCILIARES El Concilio Vaticano II menciona repetidas veces las virtudes teologales como claves fundamentales para un estilo de vida cristiana. Así lo expresa en Constitución sobre la Divina Revelación Dei Verbum (Palabra de Dios) No. 1:
9. “Este Concilio quiere proponer la doctrina auténtica sobre la revelación y su transmisión para que todo el mundo la escuche y crea, creyendo espere, esperando Ame.
10. En la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium (Luz de las Gentes), refiriéndose a todos los fieles, afirma: “Cada uno debe caminar sin vacilación por el camino de la fe viva, que engendra la esperanza y obra por la caridad, según los dones y funciones que le son propios” (No. 41 a.
11. Por su parte, en el Decreto sobre el Apostolado de los Seglares ApostólicamActuositatem (La Acción Apostólica), en el No. 4b se afirma que la vida espiritual del laico “exige ejercicio continuo de la fe, de la esperanza y de la caridad”.
12. Cabe resaltar que se encuentran numerosas alusiones a las tres virtudes teologales en diversos lugares de los textos conciliares (LG 31b; GS 48b; AG 14e; PC 25; AA 3b). Así mismo, es interesante que se mencione la existencia de “virtudes morales y sociales” (GS 30). De modo que se trasciende el esquema tradicional de las virtudes cardinales y
13. se da una apertura al horizonte de la responsabilidad moral al amplio panorama de la vida social. Además, no se dejará de insistir en que a la luz de la fe y la experiencia cristiana, también esas virtudes requieren el auxilio necesario de la gracia divina.