Sara eligió un abeto pequeño y seco para su árbol de Navidad porque era diferente a los demás. Lo cuidó en su casa regándolo y abonándolo, y lo decoró con adornos navideños. Aunque su hermana pensó que era una pérdida de tiempo, el árbol creció y se puso verde, enseñando a Sara que con esfuerzo y cariño se pueden lograr grandes cosas.