AÑO DE LA MISIÓN TERRITORIAL
“El Evangelio en el corazón de Magallanes” (Mt., 28, 20)
Queridos hermanos y hermanas en el Señor,
Al inicio de la cuaresma, tiempo de reflexión y conversión que nos prepara al gran Misterio de nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección del Señor; me dirijo a cada uno de Ustedes, para motivarlos a vivir el tiempo de la “Misión Territorial”, que nace de nuestra común vocación de ser “discípulos y misioneros” de Jesucristo el Señor.
Misión Territorial en Magallanes Carta del Obispo 2014
1. DIÓCESIS DE PUNTA ARENAS - CHILE
COMUNIDAD DEL SANTUARIO DE JESÚS NAZARENO
MISIÓN TERRITORIAL
“El Evangelio en el corazón de Magallanes”
(Mateo 28, 19 - 20)
2. 2014
AÑO DE LA MISIÓN TERRITORIAL
“El Evangelio en el corazón de Magallanes”
(Mateo 28, 19 - 20)
3. Queridos hermanos y hermanas en el Señor,
Al inicio de la cuaresma, tiempo de reflexión y
conversión que nos prepara al gran Misterio de
nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección del Señor;
me dirijo a cada uno de Ustedes, para motivarlos a
vivir el tiempo de la “Misión Territorial”, que nace
de nuestra común vocación de ser “discípulos y
misioneros” de Jesucristo el Señor.
5. 1.- Este año nuestra Iglesia que peregrina en Chile,
nos invita a realizar la misión territorial. Es otro paso
dentro de esta Gran Misión Continental que el Papa
Benedicto XVI, nos ha invitado a “una misión
evangelizadora que convoque todas las fuerzas vivas
de este inmenso rebaño” que es pueblo de Dios en
América Latina: “sacerdotes, religiosos, religiosas y
laicos que se prodigan, muchas veces con inmensas
dificultades, para la difusión de la verdad
evangélica”. Es un afán y anuncio misioneros que
debe pasar de persona a persona, de casa en casa, de
comunidad a comunidad…
6. 2.- Esa misión evangelizadora abraza con el amor de Dios, a
todos y especialmente a los pobres y los que sufren. Por eso, no
puede separarse de la caridad con los necesitados y de su
promoción humana integral: “Pero si las personas encontradas
están en una situación de pobreza – nos dice el Papa - es
necesario ayudarlas, como hacían las primeras comunidades
cristianas, practicando la caridad, para que se sientan amadas de
verdad. El pueblo pobre de las periferias urbanas o del campo
necesita sentir la proximidad de la Iglesia, sea en el socorro de sus
necesidades más urgentes, como también en la defensa de sus
derechos y en la promoción común de una sociedad
fundamentada en la justicia y en la paz. Los pobres son los
destinatarios privilegiados del Evangelio y un Obispo, modelado
según la imagen del Buen Pastor, debe estar particularmente
atento en ofrecer el divino bálsamo de la fe, sin descuidar el “pan
material” (Aparecida, 550 y 551).
7. 3.- En este tiempo de Misión Continental, hemos vivido algunos
momentos significativos:
• Junto con toda la Iglesia chilena, escribimos el “Evangelio de Chile” (2009),
que tenía como gran objetivo unir a los chilenos en torno a la Palabra de
Dios, como lugar de encuentro con el Señor. Fueron miles de compatriotas
que copiaron a mano el Nuevo Testamento en todo el territorio nacional,
llegando en nuestra Diócesis hasta el continente blanco: la Antártica.
• Luego, tuvimos la Visita de Nuestra Señora del Carmen (2010), imagen
regalada por el Papa Benedicto XVI y que recorrió toda nuestra Diócesis,
trayendo el “Evangelio de Chile” y su bendición para nuestros hogares,
nuestras ciudades y nuestros lugares de trabajo.
• Durante el año 2012, realizamos “el año de los jóvenes”, que son “el
presente y el futuro de la Iglesia”. Durante este tiempo nos hemos centrado
en el cuidado y en la atención que debemos brindar a nuestros muchachos
y muchachas. Como conclusión de este tiempo, cada Diócesis ha tallado un
cubo para armar en el Santuario de Santa Teresa de los Andes, una gran
cruz que quedara como recuerdo de este tiempo.
8. Algunas preguntas para profundizar:
El Papa Benedicto XVI, habla de las periferias, ¿A
qué se refiere?
Podemos identificar algunas “periferias”, en nuestra
comunidad, en el barrio, en la parroquia y en la
ciudad.
¿Recuerdo haber participado en algunos momentos
significativos de la Misión Continental?
10. 4.- Nuestra común vocación de “discípulos
misioneros” nace del encuentro personal con el Señor
Jesús en la fuente bautismal. Este acontecimiento
decisivo marca toda nuestra existencia, pues nos hace
hijos del Padre Eterno, miembros de la gran familia
de Dios, del Cuerpo de Cristo y templos del Espíritu
Santo.
11. 5.- El año pasado profundizamos el don del
bautismo, celebrando el “año de la fe”, que al igual
que nuestro Papa Francisco fuimos invitados a
conocer el día y el lugar de la recepción de éste
Sacramento, para agradecer a Dios el regalo
inestimable de nuestra fe. Como le dijo el Cardenal
Bergoglio al Párroco donde fue bautizado:
“Vengo a rezar aquí frente a esta pila bautismal, por el
don de la fe, pues en ella mis padres me regalaron la
fe”.
Por otro lado, profundizamos las verdades de nuestra
fe, repitiendo domingo a domingo el Credo Niceno –
Constantinopolitano.
12. 6.- Para nosotros, la certeza de que somos hijos e
hijas muy amados de Dios, es la recepción del
Bautismo. Sacramento que nos hace a todos iguales,
donde recibimos el crisma, óleo perfumado, que
significa el don del Espíritu Santo, que hace del
cristiano católico un “ungido”, dignificado como
Cristo, sacerdote, profeta y rey.
13. 7.- Por el Bautismo, hemos sido incorporados a
la Iglesia, como “piedras vivas” para la “edificación
de un edificio espiritual, para un sacerdocio
santo”(1Pe 2, 5). Por el Bautismo participamos del
sacerdocio de Cristo, de su misión profética y real,
somos “linaje elegido, sacerdocio real, nación santa,
pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de
aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz
admirable” (1 Pe 2, 9)
14. 8.- Nuestra realeza se funda en que participamos
de la dignidad de nuestra filiación con Dios; somos
sacerdotes, pues participamos de la oración de la
Iglesia, ofreciendo a Dios nuestra vida y la de los
demás. Es por medio del sacerdocio bautismal que
podemos santificar nuestra vida y damos testimonio
de nuestra fe. La profecía, nos hace participar del
mandato del Señor, de “ir y predicar a todos el
evangelio”.
15. 9.- Señala el Concilio Vaticano II, que por el
nacimiento como hijos de Dios, estamos invitados a
dar testimonio delante de los hombres de nuestra
fe y de participar en la actividad apostólica y
misionera del Pueblo de Dios (Cf. LG 11; 17 y AG
7, 23).
16. Algunas preguntas para profundizar:
• Durante el “año de la fe”, ¿Me preocupé por
averiguar la fecha y el lugar de mi bautismo? Si tu
respuesta es positiva, comparte los sentimientos
que esto te produjo.
• ¿Tengo clara conciencia de lo que significa el
bautismo en mi vida cristiana?.
• ¿Qué me dice la afirmación: “por el bautismo
participamos del sacerdocio de Cristo, de su misión
profética y real”?.
18. 10.- Nuestra Misión Territorial, se contextualiza
también, dentro de las próximas Orientaciones Pastorales
de nuestra Iglesia Chilena, que han sido fruto de
evaluación y preparación en cada Diócesis, que concluyó
con el trabajo en la pasada Segunda Asamblea Eclesial,
celebrada en Junio de 2013 y que lleva por título: “Una
Iglesia que escucha, anuncia y sirve”, cuyo texto bíblico
inspirador es Mt. 14, 22 – 33.
19. 11.- El Papa Francisco nos ha recordado, que
“la alegría del Evangelio llena el corazón y la
vida entera de los que se encuentran con Jesús.
Quienes se dejan salvar por Él son liberados
del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y
renace la alegría”.
Francisco, Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium. 24
Noviembre, 2013, N.1
20. 12.- Cada uno de nosotros, necesita renovar cada
día, “su encuentro personal con Jesucristo o, al
menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por
Él”. No hay razón para que alguien piense que esta
invitación no es para él, porque “nadie queda
excluido de la alegría reportada por el Señor”. Al que
arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien
da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya
esperaba su llegada con los brazos abiertos.
Francisco, Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium. 24
Noviembre, 2013, N.2
21. 13.- Los “discípulos misioneros”, debemos ser
hombres y mujeres, que con su testimonio de vida y
su alegría profunda contagien a los demás. El Papa
Francisco, nos recuerda que “hay cristianos cuya
opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua”.
22. 14.- Por consiguiente, señala el Papa, un
evangelizador no debería tener permanentemente
cara de funeral. Recobremos y acrecentemos el
fervor, “la dulce y confortadora alegría de
evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre
lágrimas […] Y ojalá el mundo actual –que busca a
veces con angustia, a veces con esperanza– pueda
así recibir la Buena Nueva, no a través de
evangelizadores tristes y desalentados, impacientes
o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio,
cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido,
ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo”.
Idem, 10
23. 15.- Nuestra tarea, es ser una Iglesia en “salida”. “La Iglesia en salida es
la comunidad de discípulos misioneros que “primerean”, que se involucran,
que acompañan, que fructifican y festejan… La comunidad evangelizadora
experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf.
1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo,
salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos
para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar
misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del
Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como
consecuencia, la Iglesia sabe “involucrarse”.
Idem N 24
Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr
hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el
paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar
a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A
veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas
abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.
Cfr. Evangelii Gaudium N. 46
24. 16.- Queremos ser una Iglesia, que antes de
anunciar, escuche al hermano. Para ello, debemos
cultivar la humildad y paciencia. Ciertamente
muchos nos enrostrarán los pecados de nuestros
sacerdotes y laicos, la lejanía de la comunidad en
momentos de sufrimiento y dolor, las riquezas del
vaticano y de los Obispos, algunas opciones sociales y
políticas, etc. Sin embargo, allí es cuando debemos
abrir nuestros brazos y ser la Iglesia que está
llamada a ser siempre una casa abierta y acogedora.
Cfr. Idem, N. 47
25. Algunas preguntas para profundizar:
• Estamos hablando de las nuevas Orientaciones Pastorales,
¿recuerdo las orientaciones pastorales que están
terminando y que abarcaba los años 2008 a 2012? ¿Qué
título llevaban?.
• En general, ¿los cristianos transmitimos la alegría de
nuestra fe?.
• Compartamos entre nosotros, ¿en qué hacemos consistir
nuestro encuentro personal con Jesucristo?.
• ¿Qué significa que deseemos ser una Iglesia que escucha,
anuncia y sirve? ¿Qué entiende del Papa Francisco por una
Iglesia en “salida”?.
27. 17.- En el orden del conocimiento de la
realidad, somos invitados a mirarla desde
el corazón de Dios. Así veremos que hay
rasgos de la presencia de Dios en todas las
realidades humanas.
28. 18.- El Papa Francisco, nos ha recordado que el
gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y
abrumadora oferta de consumo, es una tristeza
individualista que brota del corazón cómodo y
avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres
superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la
vida interior se clausura en los propios intereses,
ya no hay espacio para los demás, ya no entran los
pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se
goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el
entusiasmo por hacer el bien..
29. 19.- Los creyentes también corren ese riesgo,
cierto y permanente. Muchos caen en él y se
convierten en seres resentidos, quejosos, sin
vida. Ésa no es la opción de una vida digna y
plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros,
ésa no es la vida en el Espíritu que brota del
corazón de Cristo resucitado.
Idem, 2
30. 20.- Por ello, nuestra tarea como creyentes y
miembros de la Iglesia es insertarnos en el momento
actual y discernir los signos de los tiempos, para ver
cuales tienen mayor relevancia para el anuncio del
Reinado de Dios. Tenemos que realizar este ejercicio
para saber asumir “las grandes oportunidades que este
profundo cambio de época nos ofrece”.
OOPP., Una Iglesia que escucha, anuncia y sirve. N.5
31. 21.- La Misión Territorial necesita de la
multiplicación y auténtica edificación eclesial de
verdaderas comunidades cristianas (CEB,
Capillas, Grupos y Nuevas Comunidades...) para
implantar la presencia y misión católicas en
ambientes territoriales y sociales en donde están
ausentes.
32. 22.- Las pequeñas comunidades eclesiales
son un ámbito propicio para escuchar la
palabra de Dios, para vivir la fraternidad,
para animar la oración, para profundizar
procesos de formación en la fe y para
fortalecer el exigente compromiso de ser
apóstoles en la sociedad de hoy (Aparecida
38).
Francisco, Evangelii Gaudium N. 29
33. “Las demás instituciones eclesiales, pequeñas
comunidades, los movimientos y otras formas de
asociación, son una riqueza de la Iglesia que el
Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y
sectores. Muchas veces aportan un nuevo fervor
evangelizador y una capacidad de diálogo con el
mundo que renuevan a la Iglesia. Pero es muy sano
que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica de
la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente
en la pastoral orgánica de la Iglesia particular. Esta
integración evitará que se queden sólo con una parte
del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en
nómadas sin raíces”.
Francisco, Evangelii Gaudium N. 29
34. Las CEB son expresión del amor preferencial
de la Iglesia por el pueblo sencillo; en ellas se
expresa, se valora y purifica la fe y se da la
posibilidad concreta de participación en la
tarea eclesial y en el compromiso de
impregnar la sociedad con los valores del
evangelio.
Francisco, Evangelii Gaudium N. 29
35. a.- En nuestra familia
23.- El primer lugar de transmitir la alegría de
nuestra fe, es en nuestra propia familia. Es por
cierto el lugar más difícil: “¿No es éste el carpintero,
el hijo de María, el hermano de Santiago y José,
Judas y Simón?... Jesús les decía: a un profeta sólo lo
desprecian en su patria, entre sus parientes y en su
casa” (Mc. 6, 2 – 6)
36. En nuestra familia…
24.- Sin embargo, nuestros niños y jóvenes
necesitan, que les anunciemos el Evangelio. A este
respecto el Papa Francisco señala: “¿Saben cuál es
una de las periferias que más dolor me causa? La de
los niños que no saben santiguarse”.
37. En nuestra familia…
25.- Es así, muchos de nuestros sobrinos y nietos,
no saben ni persignarse, pues ninguno de nosotros se
ha tomado la molestia de enseñarles y transmitirle lo
más básico de nuestra fe. Son, muchos de ellos,
verdaderos “catecúmenos”, que piden e imploran
que alguien los introduzca en el Misterio de la fe
Cristiana, que le demos razones de nuestra
existencia, que conozcan al Dios Creador, que
admiren al Señor de la naturaleza, que conozcan y
experimenten la salvación de Cristo y se sientan
acogidos por la maternidad de la Virgen María.
38. b.- nuestro sector y barrio:
26.- Me han escuchado muchas veces, que una
de las principales presencias que deberíamos
tener como creyentes, son nuestras
organizaciones comunitarias y sociales. Estamos
llamados en un primer momento a conocer
nuestro sector y barrio. Para ello, debemos
recorrer sus calles y plazas y reconocer sus
organizaciones comunitarias y sociales.
39. b.- nuestro sector y barrio:
27.- Pensemos en lo significativo que sería, que
muchos de nosotros entraran como misioneros,
a participar en la Junta de Vecinos, acompañar
a nuestros adultos mayores en sus clubes.
Participar de los clubes deportivos y conocer allí
la necesidad espiritual de los deportistas, su vida
sacramental y su participación en la vida
eclesial.
40. b.- nuestro sector y barrio:
28.- Conocer y tomar contacto con los profesores
de religión que trabajan en nuestros colegios y
escuelas y apoyarlos en su tarea de transmisores de
la fe. Tomar contacto con los centros de salud y
acompañar a los que se encuentran enfermos, o
tienen dificultades de salud. Visitar a los
comerciantes y escucharlos en sus problemas y
dificultades para ofrecerles la riqueza del
Evangelio.
41. c.- nuestro trabajo.
29.- Sin caer en proselitismo, es bueno, que
nos preocupemos en nuestros lugares de trabajo
por aquellas personas que sabemos tienen más
dificultades y problemas.
42. c.- nuestro trabajo…
30.- Sabemos, que no necesitamos hablar
mucho para hacerle sentir al otro nuestro
cariño y cercanía, basta un gesto afectuoso,
una palabra amable, una sonrisa al momento
de saludar, una palabra de felicitación, etc.
43. c.- nuestro trabajo…
31.- Todos los fieles debemos acompañar a
nuestros hermanos en la fe o en un camino de
apertura a Dios… sin disminuir el valor del ideal
evangélico, hay que acompañar con misericordia
y paciencia las etapas posibles de crecimiento de
las personas que se van construyendo día a día…
A todos debemos hacer llegar el consuelo y el
estímulo del amor salvífico de Dios, que obra
misteriosamente en cada persona, más allá de sus
defectos y caídas.
44. 32.- En el lugar de nuestro trabajo, los otros
deben valorar nuestra presencia, como un signo
de la cercanía de Dios. Ver en nosotros al
compañero(a) leal, servicial, honesto,
responsable, afable y trabajador. Así, con
nuestras actitudes, daremos el mejor testimonio
de lo que significa ser cristiano.
Cfr. Evangelii Gaudium N. 44
45. Algunas preguntas para profundizar:
• ¿Cuáles son los rasgos del mundo actual y que también vivimos los
creyentes, que describe el Papa Francisco?
• ¿Qué son las CEB? ¿Qué importancia tienen para la misión
territorial?.
• ¿Cuáles movimientos están presente en nuestra Iglesia Magallánica?
¿Podríamos definir su carisma?
• ¿Cómo hacemos para transmitir la fe en nuestra familia?.
• ¿Hemos dado la importancia que merecen las organizaciones sociales
y comunitarias en nuestro barrio, como lugar de participación y
evangelización?
• ¿Cuál es el testimonio que doy en mi lugar de trabajo?¿Cómo me
perciben, o me ven mis compañeros (a) de trabajo?
47. 33.- El espíritu misionero que nos ha invitado
Aparecida, no termina con la Misión Territorial,
sino que este ejercicio nos debe colocar en la
actitud de ser una “Iglesia en permanente estado
de Misión”.
48. 34.- Una vez concluida nuestra Misión Territorial, sigamos
con el fervor espiritual. Conservemos la dulce y confortadora
alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre
lágrimas. Hagámoslo – como Juan el Bautista, como Pedro y
Pablo, como los otros Apóstoles, como esa multitud de
admirables evangelizadores que se han sucedido a lo largo de
la historia de la Iglesia – con un ímpetu interior que nadie ni
nada sea capaz de extinguir. Que sea ésta la mayor alegría de
nuestras vidas entregadas. Y ojalá el mundo actual – que busca
a veces con angustia, a veces con esperanza – pueda así recibir
la Buena Nueva, a través de ministros del Evangelio, cuya vida
irradie el fervor de quienes han recibido, la alegría de Cristo y
aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de
Dios y de implantar la Iglesia en el mundo. ¡Recobremos el
valor y la audacia apostólica!
49. 35.- Nos ayude la compañía siempre cercana,
llena de comprensión y ternura, de María
Santísima. Que nos muestre el Fruto Bendito de su
vientre y nos enseñe a responder como Ella lo hizo,
en el misterio de la anunciación y encarnación. Que
nos enseñe a salir de nosotros mismos en un camino
de sacrificio, amor y servicio, como lo hizo en la
visitación a su prima Isabel, para que, peregrinos
en el mundo, cantemos las maravillas que Dios ha
hecho en nosotros conforme a su promesa
(Aparecida, 552 y 553).
50. Algunas preguntas para profundizar:
¿Por qué el espíritu misionero no termina
con la Misión Territorial?
Cuál es el compromiso que cada uno desea
asumir después de la Misión Territorial?
51. Les recuerdo a cada uno, que este tiempo de
“Misión Territorial”, debe ayudarnos, en primer
lugar, para que aumente el fuego del Espíritu a los
que ya trabajamos de forma normal en nuestras
pastorales, de tal manera que renovemos cada día
nuestro encuentro personal con Jesucristo, por
medio de su Palabra, de la Oración, de la vida
comunitaria y del ejercicio de la caridad.
52. Nuestra segunda preocupación, deben ser “las
personas que no tienen una pertenencia cordial a la
Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe”. A
ellas debemos acercarnos con afecto y respeto, para
ayudarles a que se reintegren y así puedan
experimentar la alegría de la fe y el deseo de
comprometerse nuevamente con el Evangelio.
Idem N. 3
53. Finalmente, estamos llamados a encontrarnos con
aquellos que “no conocen a Jesucristo o siempre lo
han rechazado”. Muchos de ellos buscan a Dios
secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro,
aun en países de antigua tradición cristiana. Todos
tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los
cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a
nadie, no como quien impone una nueva obligación,
sino como quien comparte una alegría, señala un
horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La
Iglesia no crece por proselitismo sino “por atracción” .
54. Cada uno reciba mi afecto y oración de Pastor,
✚ Bernardo Bastres F
Padre Obispo de Magallanes
Punta Arenas, 05 de Marzo de 2014
Miércoles de Cenizas.