8. En esta década se produce la última oleada revolucionaria protagonizada por la burguesía: 1848. Ya en ella Europa ve aparecer un nuevo protagonista con mucha fuerza, el proletariado.
9. La sociedad industrial, el trabajo en las fábricas, la vida en la ciudad, se va imponiendo sobre el mundo rural, agrario y tradicional.
10. El realismo tendrá un aspecto importante de denuncia social: la deshumanización la hipocresía y los convencionalismos burgueses.
21. Compromiso social: El fin del arte es social, lo que se opone a la idea romántica del arte por el arte.
22. La temática realista no había sido tratada por autores anteriores; y exige el compromiso social del artista. Sus obras son manifiestos de crítica social. Características de la pintura realista
23.
24. Los avances de la fotografía, desarrollados por Louis Daguerre en 1839, fueron importantes para los pintores realistas. La fotografía capta y congela el momento de forma permanente, lo que fascinará a los pintores. Es el punto de partida de muchas obras realistas.
69. La novedad aportada por Millet es introducir en sus cuadros, de gran formato, a los campesinos, a la gente del pueblo con sus miserias.
70. Polémico frente al gusto burgués, acostumbrado a ver figuras heroicas mitológicas o religiosas.
71. Huye de la pasión y emoción románticas, mostrando la realidad en toda su crudeza y frialdad; le lleva a ser tildado de “socialista” por la crítica burguesa.
72.
73. Dignifica la vida rural, sin caer en lo pintoresco; tampoco hace crítica social.
74. Sus figuras son robustas y aparecen aisladas e incomunicadas; sus paisajes tienen amplios horizontes.
81. Composición simple, con figuras inmóviles, monumentales y robustas. La pareja está en primer plano. Destaca en medio de un inmenso paisaje llano. Los rostros casi no se ven, no son figuras concretas, sino representan el estereotipo del campesinado. Las actitudes, de recogimiento, transmiten dignidad.
82. A su lado, una cesta y útiles para recolectar y transportar, que han dejado en el suelo para rezar. Las herramientas y los vestidos se trabajan de manera realista.
85. Millet influye en pintorés muy diferentes a él: Van Gogh o Dalí, que lo recrearon y versionaron.
86. “El ángelus es un cuadro que he realizado pensando e cómo, trabajando antaño en el campo, a mi abuela no se le escapaba, cuando oía tocar la campana, hacer que nos detuviéramos en nuestra labor para rezar el ángelus para estos pobres muertos” Escuelas y tendencias del realismo
107. En él aparecen figuras de todas las clases sociales, actuando, como representante del proletariado, el enterrador; lo que tiene una fuerte carga simbólica: el proletariado entierra a la burguesía.
108. Las figuras son de tamaño natural, sin apenas relación entre ellas. El tamaño real da la sensación de personajes de carne y hueso. Es un retrato colectivo de la ciudad de Ornans. Prima el grupo sobre el individuo
109. En el cuadro vemos el ritual de un entierro, aunque los asistentes no miran a la fosa y parecen ausentes. El entierro es una rutina más.
110.
111. La cruz domina la composición, sobre la horizontalidad del paisaje; las figuras se disponen sin jerarquía.
113. El color negro de los trajes de la mayoría de los asistentes domina el cuadro. Solo vemos algún detalle de otro color: el blanco del perro, las vestiduras de los acólitos, las cofias blancas de las mujeres que lloran, y el rojo de los maceros.
114. Los personajes se representan tal como son, sin idealización; algunos vecinos del pueblo le sirvieron de modelo.
117. Se le ha interpretado por algunos autores, como una manifestación visual del manifiesto comunista y entierro de la burguesía. Para otros, de la realidad sin juicios morales, ni ideas, que él veía, ante la que actúa como cronista.
118. Se nota influencia de la pintura barroca holandesa (negros, retrato en grupo) y de la española (seriedad y severidad).
119.
120. La fuerza de la obra reside en ella misma y no en el tema.
158. Glorifica a los trabajadores, a los que trata como héroes modernos
159.
160.
161.
162.
163. Los pintores de la segunda mitad del siglo XIX en España van a permanecer más fieles a los postulados románticos, que a las inquietudes realistas.