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Martha Nelly Gil Rincón
Universidad de Santander.
Ciencia, tecnología y educación: Política pública para el desarrollo desde el aula.
Históricamente, la implementación de políticas públicas para el fortalecimiento de la
generación de conocimiento, ha sido pobre en América Latina, Colombia, y Bogotá más
específicamente. Entre los mayores intentos se encuentran las reivindicaciones llevadas a
cabo por la SAC y las contribuciones que ha hecho el ICA en el sector agrícola, y la
“Revolución en marcha”, que alrededor de los años 30 fortaleció al sector industrial. Así, es
evidente que no ha habido-hasta ahora- un sector fuerte de la economía interesado en el
desarrollo de las TIC, lo que podría explicar el notorio abandono por parte del Estado y del
mercado. Sin embargo, los actuales fenómenos de globalización y los cambios de polos de
poder en la economía-política internacional que han posicionado a India y China, por
ejemplo, como posibles nuevos hegemones, han despertado interés en ya mencionado
mercado y Estado para invertir en innovación y desarrollo.
Con esto en mente, el propósito de este texto es explicar de manera breve, de qué manera es
posible desde el aula llevar a los estudiantes hacia una sociedad del conocimiento mediante
el uso apropiado de las TIC. Para tal propósito, se hará una caracterización del concepto de
“sociedad del conocimiento”, luego se comentará acerca del concepto de desarrollo a través
de las tecnologías, para posteriormente, con las herramientas ya trazadas, entender cómo una
articulación entre aula y política pública permite un avance hacia la sociedad del
conocimiento. Para finalizar, se hará una breve conclusión.
La “sociedad del conocimiento” fue un concepto acuñado por Peter Drucker (Viena, 19 de
noviembre de 1909 – Claremont, 11 de noviembre de 2005), el cuál refiere a la
reestructuración de la jerarquía de las relaciones sociales, culturales, políticas y económicas,
de acuerdo a un incremento en la capacidad tecnológica por el aumento de la infraestructura
de telecomunicaciones. La idea de sociedad del conocimiento está también muy ligada a un
en las relaciones de producción por la cuál el generador de plusvalía no estaría mediado por
la disminución de costos en mano de obra o materias primas, sino por la implementación de
sistemas cada vez más complejos que permitan una rápida expansión. Para Bogotá, esta idea
está enmarcada en intentos llevados a cabo desde la alcaldía de Enrique Peñalosa, hasta Luis
Garzón que planteó el “PLAN DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN BOGOTÁ
D.C. 2007-2019”.
A través de dicho plan, la alcaldía de Garzón buscaba fomentar el incremento de las TIC en
la ciudad mediante inversión mixta en centros de tecnología, acompañamiento a la inversión
e innovación privada, investigación en los contextos focalización para hacer un uso de las
TIC que responda a las necesidades de la población, infraestructura adecuada para colegios,
institutos tecnológicos y universidades, formación para docentes, y en general un despliegue
de estrategias encaminadas a la concientización de la necesidad de las TIC en la vida
moderna, y la creación de nuevo conocimiento.
Es importante resaltar el gran peso que pone el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación al
concepto de desarrollo. Sin tener que irnos a un recuento histórico del origen del concepto,
pasando por la CEPAL y los modelos de intercambio como el agroexportador, sustitución de
importaciones, o neoliberal que ha tenido Colombia a lo largo de su historia; es claro el
carácter político que tiene el uso tan frecuente de esta idea. Es así menester para el sector
docente cuestionar de qué manera queremos hacer uso efectivo de las TIC: ¿Es para un
incentivo de la economía mercantil, la temprana entrada de los alumnos al mundo laboral y
el simple incremento de los índices PIB o atracción de la inversión extranjera en un país con
ínfulas de primer mundo?, ¿o queremos lograr el uso de tecnologías para mejorar nuestra
calidad de enseñanza, para trascender en los contextos en que nos desenvolvemos y mejorar
el entorno de los estudiantes, para fomentar la educación no como un medio para el goce
económico sino como la realización y plenitud del ser, y por sobre todo, para formar con
mejores herramientas futuros ciudadanos requeridos por una sociedad, no como mano de
obra, sino como sujetos de deberes y derechos en plena conciencia de sus acciones? Es
controversial el uso que se le pueda dar a las TIC, pero más el motivo que pueda tener su
implementación. Nos recuerda la famosa leyenda de T.S. Eliot: "La última tentación es la
traición más grande: hacer la escritura correcta por la razón equivocada.”1
Entendiendo normatividad bajo la cual se implementan y desarrollan en Bogotá las TIC, es
claro que las contribuciones que desde el aula podamos hacer pueden llegar a ser decisivas.
Así, una articulación correcta entra las políticas públicas propuestas, y nuestro quehacer
como profesores sería el mecanismo correcto. De tal modo, el uso efectivo de las propuestas
como la formación para docentes en el uso de las TIC, la veeduría correspondiente en la
realización efectiva de aulas inteligentes, complementos de software y hardware y en general
infraestructura tecnológica, y los estímulos que desde clase podamos ofrecer para el
desarrollo de espíritu científico e innovación según el sector, son las contribuciones mínimas
que cualquier docente debería llevar a cabo.
De igual manera, existe un deber tácito en enseñar desde muy temprano las responsabilidades
que conlleva el uso de las tecnologías, teniendo en cuenta que nuestros alumnos, en muchas
ocasiones, pertenecen a un contexto social vulnerado en el cual no cuentan con el suficiente
acompañamiento para discernir entre las millones de posibilidades que nos ofrecen las
tecnologías, cuáles son buenas y cuales no lo son. De este modo, es claro que las
contribuciones desde el aula son de carácter amplio. Es necesaria una extensa formación
académica que permita a los estudiantes entender los sistemas operacionales y recrear los
patrones de formación de conocimiento que por tanto tiempo han aprendido y no han podido
aplicar a sus propias necesidades; pero, de igual manera, es necesaria también una gran
formación encaminada a entender el correcto uso de las tecnologías y como estas deben ser
encaminadas al bienestar y no a más conflicto dentro de la sociedad.
1 Frase original: "The last temptation is the greatest treason: to do the right deed for the wrong
reason."
REFERENCIAS:
“Hacia las Sociedades del Conocimiento” UNESCO – coord. Günther Cyranek (2005).
Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001419/141908s.pdf
PLAN DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN BOGOTÁ D.C. 2007-2019
"BOGOTÁ SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO” COMISIÓN DISTRITAL DE CIENCIA,
TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN OCTUBRE DE 2007.
Para un recuento del trabajo de Drucker acerca de la sociedad del conocimiento, véase:
Davenport, Thomas H. Thinking for a Living, 2005, p. 8. Edición española disponible en
JSTOR.

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Plan de ciencia, tecnologiì a e innovacioì-n bogotaì- d.c. 2007-2019 (3)

  • 1. Martha Nelly Gil Rincón Universidad de Santander. Ciencia, tecnología y educación: Política pública para el desarrollo desde el aula. Históricamente, la implementación de políticas públicas para el fortalecimiento de la generación de conocimiento, ha sido pobre en América Latina, Colombia, y Bogotá más específicamente. Entre los mayores intentos se encuentran las reivindicaciones llevadas a cabo por la SAC y las contribuciones que ha hecho el ICA en el sector agrícola, y la “Revolución en marcha”, que alrededor de los años 30 fortaleció al sector industrial. Así, es evidente que no ha habido-hasta ahora- un sector fuerte de la economía interesado en el desarrollo de las TIC, lo que podría explicar el notorio abandono por parte del Estado y del mercado. Sin embargo, los actuales fenómenos de globalización y los cambios de polos de poder en la economía-política internacional que han posicionado a India y China, por ejemplo, como posibles nuevos hegemones, han despertado interés en ya mencionado mercado y Estado para invertir en innovación y desarrollo. Con esto en mente, el propósito de este texto es explicar de manera breve, de qué manera es posible desde el aula llevar a los estudiantes hacia una sociedad del conocimiento mediante el uso apropiado de las TIC. Para tal propósito, se hará una caracterización del concepto de “sociedad del conocimiento”, luego se comentará acerca del concepto de desarrollo a través de las tecnologías, para posteriormente, con las herramientas ya trazadas, entender cómo una articulación entre aula y política pública permite un avance hacia la sociedad del conocimiento. Para finalizar, se hará una breve conclusión. La “sociedad del conocimiento” fue un concepto acuñado por Peter Drucker (Viena, 19 de noviembre de 1909 – Claremont, 11 de noviembre de 2005), el cuál refiere a la reestructuración de la jerarquía de las relaciones sociales, culturales, políticas y económicas, de acuerdo a un incremento en la capacidad tecnológica por el aumento de la infraestructura de telecomunicaciones. La idea de sociedad del conocimiento está también muy ligada a un en las relaciones de producción por la cuál el generador de plusvalía no estaría mediado por
  • 2. la disminución de costos en mano de obra o materias primas, sino por la implementación de sistemas cada vez más complejos que permitan una rápida expansión. Para Bogotá, esta idea está enmarcada en intentos llevados a cabo desde la alcaldía de Enrique Peñalosa, hasta Luis Garzón que planteó el “PLAN DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN BOGOTÁ D.C. 2007-2019”. A través de dicho plan, la alcaldía de Garzón buscaba fomentar el incremento de las TIC en la ciudad mediante inversión mixta en centros de tecnología, acompañamiento a la inversión e innovación privada, investigación en los contextos focalización para hacer un uso de las TIC que responda a las necesidades de la población, infraestructura adecuada para colegios, institutos tecnológicos y universidades, formación para docentes, y en general un despliegue de estrategias encaminadas a la concientización de la necesidad de las TIC en la vida moderna, y la creación de nuevo conocimiento. Es importante resaltar el gran peso que pone el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación al concepto de desarrollo. Sin tener que irnos a un recuento histórico del origen del concepto, pasando por la CEPAL y los modelos de intercambio como el agroexportador, sustitución de importaciones, o neoliberal que ha tenido Colombia a lo largo de su historia; es claro el carácter político que tiene el uso tan frecuente de esta idea. Es así menester para el sector docente cuestionar de qué manera queremos hacer uso efectivo de las TIC: ¿Es para un incentivo de la economía mercantil, la temprana entrada de los alumnos al mundo laboral y el simple incremento de los índices PIB o atracción de la inversión extranjera en un país con ínfulas de primer mundo?, ¿o queremos lograr el uso de tecnologías para mejorar nuestra calidad de enseñanza, para trascender en los contextos en que nos desenvolvemos y mejorar el entorno de los estudiantes, para fomentar la educación no como un medio para el goce económico sino como la realización y plenitud del ser, y por sobre todo, para formar con mejores herramientas futuros ciudadanos requeridos por una sociedad, no como mano de obra, sino como sujetos de deberes y derechos en plena conciencia de sus acciones? Es controversial el uso que se le pueda dar a las TIC, pero más el motivo que pueda tener su implementación. Nos recuerda la famosa leyenda de T.S. Eliot: "La última tentación es la
  • 3. traición más grande: hacer la escritura correcta por la razón equivocada.”1 Entendiendo normatividad bajo la cual se implementan y desarrollan en Bogotá las TIC, es claro que las contribuciones que desde el aula podamos hacer pueden llegar a ser decisivas. Así, una articulación correcta entra las políticas públicas propuestas, y nuestro quehacer como profesores sería el mecanismo correcto. De tal modo, el uso efectivo de las propuestas como la formación para docentes en el uso de las TIC, la veeduría correspondiente en la realización efectiva de aulas inteligentes, complementos de software y hardware y en general infraestructura tecnológica, y los estímulos que desde clase podamos ofrecer para el desarrollo de espíritu científico e innovación según el sector, son las contribuciones mínimas que cualquier docente debería llevar a cabo. De igual manera, existe un deber tácito en enseñar desde muy temprano las responsabilidades que conlleva el uso de las tecnologías, teniendo en cuenta que nuestros alumnos, en muchas ocasiones, pertenecen a un contexto social vulnerado en el cual no cuentan con el suficiente acompañamiento para discernir entre las millones de posibilidades que nos ofrecen las tecnologías, cuáles son buenas y cuales no lo son. De este modo, es claro que las contribuciones desde el aula son de carácter amplio. Es necesaria una extensa formación académica que permita a los estudiantes entender los sistemas operacionales y recrear los patrones de formación de conocimiento que por tanto tiempo han aprendido y no han podido aplicar a sus propias necesidades; pero, de igual manera, es necesaria también una gran formación encaminada a entender el correcto uso de las tecnologías y como estas deben ser encaminadas al bienestar y no a más conflicto dentro de la sociedad. 1 Frase original: "The last temptation is the greatest treason: to do the right deed for the wrong reason."
  • 4. REFERENCIAS: “Hacia las Sociedades del Conocimiento” UNESCO – coord. Günther Cyranek (2005). Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001419/141908s.pdf PLAN DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN BOGOTÁ D.C. 2007-2019 "BOGOTÁ SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO” COMISIÓN DISTRITAL DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN OCTUBRE DE 2007. Para un recuento del trabajo de Drucker acerca de la sociedad del conocimiento, véase: Davenport, Thomas H. Thinking for a Living, 2005, p. 8. Edición española disponible en JSTOR.