1. E L P OEMA D E L AS R OSA S Creación de: Ricky Lorenzana
2. ¡Blancas, bellas, pensativas, como vírgenes que evocan en su rostro, los matices delicados de la aurora; como amigas impecables de miradas cariñosas que sintieran de mi alma sensitiva, las congojas; como labios virginales de divinas dulces bocas que esperaran suspirando las caricias de otra boca, tal brotaban bajo un árbol de presencia ensoñadora, las cabezas pensativas de las rosas!
3. ¡Y pensé que me miraban como a extraño, sorprendidas de encontrarme junto a ellas con la faz contemplativa; hasta oí los cuchicheos de sus bocas peregrinas que lanzando sus protestas de perfume, me aturdían como alegres colegialas, parloteras y agresivas!
4. Yo les dije: ¡Rosas bellas, rosas puras, rosas mías, un hermano soy que viene de muy lejos; tras la vida voy dejando mis nostalgias como flores enfermizas, y aunque he sido franco y bueno, sólo traigo las espinas que clavaron en mis manos otras manos enemigas; sed vosotras las amables alegrías de mi vida; sed vosotras mis hermanas, sed vosotras mis amigas!
5. Y las rosas que sondearon las verdades de mi pena, me miraron como amigo; y dijeron que en la tierra compasiva para todos, para todos noble y buena, muchos son los que han caído con la cruz de sus ideas: ¡Y me hablaron de los sueños de las rosas; de bellezas de ilusión contemplativa; de su amor, de su pureza, que ellas aman como aman en el cielo las estrellas!
6. ¡Oh las rosas perfumadas de la tarde! ¡Oh las rosas que han vivido sus hermosos idealismos; que en la aurora fueron rosas; que en la tarde de la vida, fueron rosas, porque el mal que es de los hombres no llegó hasta sus corolas!
7. ¡Yo quisiera haber tomado de esa vida, pocas horas; ignorar de la existencia las promesas ilusorias que se esfuman en la nada, y vivir como las rosas una vida de ilusiones, momentánea... pero hermosa!
8. iY en mi tarde, ante el crepúsculo, deshacerme en una estrofa, como lo hacen las cabezas pensativas de las rosas! ….
9. Este bello poema fue escrito por el insigne poeta Guatemalteco don Osmundo Arriola. Si ha disfrutado de su tierno contenido, por favor comp ártalo con sus contactos a fin de dar a conocer estas ejemplares joyas de la literatura de la tierra del Quetzal. Ricky Lorenzana