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Hospitales libios atacados. Tres aviones franceses derribados.


Mahdi Darius Nazemroaya

Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

EEUU y sus aliados se han embarcado en otra operación de cambio de régimen. Antes de dar
comienzo a sus ataques contra los libios, admitieron, con toda la desfachatez, que habría víctimas
civiles. Afirman que actúan para salvar civiles, pero van a matarlos.

“El Primer Ministro canadiense Stephen Harper dijo que la acción equivale a un „acto de guerra‟ que
es fundamental para sacar a Moamar Gadafi del poder antes de que siga masacrando a su propio
pueblo”, según el Edmonton Journal (1). Añadió también: “El Primer Ministro reconoció que la
operación militar será compleja y podría provocar víctimas entre los mismos civiles que las naciones
intentan proteger y quizás también entre el personal militar enviado a Libia (2).”

Los criminales de guerra han vuelto de nuevo.

Horas después de que se iniciaran los ataques, fuentes libias han informado que se han
bombardeado tres instalaciones médicas (3). Dos hospitales y una clínica sanitaria (4). Esas son
instalaciones civiles.

Resultaron alcanzados el Hospital Al-Tajura y el Hospital Saladin, en Ain Zara. La clínica
bombardeaba estaba también situada en las proximidades de Trípoli, la capital libia (5). No sólo eran
estructuras civiles sino que también estaban lejos de la zona de los combates.

Se han atacado también instalaciones aéreas civiles (6). Fuentes libias han declarado también que
han destruido todas las academias militares libias (7) para impedir que Libia pueda entrenar oficiales
para su defensa.

Las mismas fuentes han dicho que se han atacado también todas las bases militares libias, incluso
las que no tienen nada que ver con la imposición de una zona de exclusión aérea. La nueva
“coalición de los dispuestos”, al viejo estilo Iraq, ha atacado las bases aéreas libias, las bases
navales y las bases terrestres. Además, EEUU y sus aliados han impuesto un inmenso bloqueo
naval alrededor de Libia.

Según fuentes internas libias (no confirmadas), el ejército libio derribó dos aviones franceses cerca
de Janzour (Janzur/Zanzur) (7). Según la misma fuente, los libios derribaron otro avión militar
francés cerca de Anjile (8). El pueblo de Bengasi está también huyendo de la ciudad a causa de la
guerra (9). Francia, EEUU, Gran Bretaña y sus aliados de la coalición han atacado también Surt
(Sidra) y Misratah (10).

EEUU y sus aliados son quienes están creando ahora un verdadero desastre humanitario. Hablan
de paz mientras arman a los rebeldes de la oposición que tienen su base en Bengasi a través de la
junta militar egipcia, un cliente militar al igual que su supuesto predecesor civil (11). Esto representa
también una violación de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
aprobada por EEUU y sus aliados el pasado jueves, que afirma que no se enviarán armas a Libia.

Hillary Clinton se desplazó tanto a Túnez como a Egipto en una visita relacionada con las
operaciones dirigidas contra Libia. Tanto el régimen de Túnez como la junta militar de El Cairo están
abierta y secretamente apoyando la guerra contra Libia. Los autócratas del Consejo de Cooperación
del Golfo (CCG) han indicado también que enviarán fuerzas militares para atacar Libia.

NOTAS:

(1) Mark Kennedy: “Canada joins UN coalition aerial mission on Libya”, Edmonton Journal, 19 de
marzo de 2011.

(2) Ibid.

(3) Fuentes internas libias.

(4) Ibid.; Sin duda, en EEUU, Canadá y la UE se informará, al estilo israelí y para tratar de justificar
los ataques contra instalaciones civiles, que Gadafi colocó elementos militares cerca de colegios y
hospitales.

(5) Ibid.

(6) Ibid.

(7) Ibid.

(8) Ibid. La trascripción del nombre árabe puede variar según la fuente.

(9) Ibid.

(10) Ibid.

(11) Giles Elgood: “Egypt arming Libya rebels, Wall Street Journal reports”, ed. Andrew Roche,
Reuters, 18 de marzo de 2011.

Mahdi Darius Nazemroaya es especialista en temas de Medio Oriente y Asia Central. Es
investigador asociado del Centre for Research and Globalización (Centro de Investigaciones sobre la
Globalización).

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=23801



Entrevista a Gilbert Achcar tras la resolución de la ONU sobre Libia

“En Libia la gente no quiere que vayan tropas extranjeras. Es consciente de los peligros y
desconfían sabiamente de las potencias occidentales”

Stephen R. Shalom

Znet
¿Quién forma la oposición libia? Algunos han señalado la presencia de la antigua bandera de la
monarquía en las filas rebeldes.

Esta bandera no se utiliza como símbolo de la monarquía, sino como la bandera que adoptó el
Estado libio cuando se independizó de Italia. La utilizan los insurrectos para manifestar su rechazo
de la bandera verde impuesta por Gadafi paralelamente a su Libro Verde, cuando imitó a Mao
Zedong y su Pequeño Libro Rojo. La bandera tricolor no expresa en modo alguno un sentimiento de
nostalgia por la monarquía. Según la interpretación al uso, simboliza las tres regiones históricas de
Libia, y la media luna y la estrella son los mismos símbolos que aparecen en las banderas de las
repúblicas de Argelia, Túnez y Turquía, no son símbolos monárquicos.

¿Quién constituye la oposición? Su composición, al igual que en todas las demás revueltas que
sacuden la región, es muy heterogénea. Lo que une a todas las fuerzas dispares es el rechazo de la
dictadura y el ansia de democracia y derechos humanos. Más allá de esto hay muchos puntos de
vista diferentes. En Libia, particularmente, hay una mezcla de defensores de los derechos humanos,
demócratas, intelectuales, elementos tribales y fuerzas islámicas, en suma: un abanico muy amplio.
La fuerza política más destacada en la revuelta libia es la Juventud de la Revolución del 17 de
Febrero, que defiende una plataforma democrática y reivindica el Estado de derecho, libertades
políticas y elecciones libres. El movimiento libio incluye además a sectores de las fuerzas armadas y
gubernamentales que han desertado y se han unido a la oposición, cosa que no ocurrió en Túnez ni
en Egipto.

Por tanto, la oposición libia está formada por un conjunto variopinto de fuerzas y la conclusión es
que no hay motivo para mantener una actitud distinta ante ellas que ante todas las demás revueltas
de masas en la región.

¿Es o ha sido Gadafi una figura progresista?

Cuando Gadafi llegó al poder en 1969 representó una manifestación tardía de la ola nacionalista
árabe que siguió a la segunda guerra mundial y la nakba de 1948. Trató de imitar al líder egipcio
Gamal Abdel Nasser, a quien consideraba su modelo y fuente de inspiración. Así, cambió la
monarquía por la república, abanderó la unidad árabe, forzó el cierre de la base aérea
estadounidense de Wheelus en territorio libio y puso en marcha un programa de cambio social.

Después, el régimen siguió su propia dinámica en la senda de la radicalización, inspirándose en una
especie de "maoísmo islamizado". A finales de los años setenta hubo amplias nacionalizaciones,
que abarcaron casi todos los sectores. Gadafi se ufanó de haber instituido la democracia directa y
cambió formalmente el nombre de la república, que pasó a denominarse Estado de las Masas (
Yamahiriya ). Pretendió haber realizado en el país la utopia socialista con democracia directa, pero
fueron pocos los que se dejaron engañar. Los “comités revolucionarios” actuaban en realidad como
un aparato gubernamental dedicado, junto con los servicios de seguridad, al control del país. Al
mismo tiempo, Gadafi también desempeñó un papel especialmente reaccionario en la revitalización
del tribalismo, para utilizarlo en beneficio de su propio poder. Su política exterior se tornó cada vez
más temeraria y la mayoría de árabes acabaron tomándolo por loco.

Con la Unión Soviética en crisis, Gadafi abandonó sus pretensiones socialistas y volvió a abrir la
economía del país a las empresas occidentales. Afirmó que la liberalización económica vendría
acompañada de una liberalización política, imitando ahora la perestroika de Gorbachov después de
haber imitado la “revolución cultural” de Mao Zedong, pero fue una promesa vacía. Cuando EE UU
invadió Irak en 2003 so pretexto de buscar las “armas de destrucción masiva”, Gadafi, preocupado
por la posibilidad de que él fuera el siguiente en la lista, operó un cambio súbito y sorprendente de
su política exterior, ganándose espectacularmente la categoría de estrecho colaborador de los
países occidentales, cuando hasta poco antes era calificado de “Estado canalla”. Colaboró
especialmente con EE UU, prestándole ayuda en la llamada guerra contra el terrorismo, e Italia,
llevando a cabo el trabajo sucio de repatriar a los inmigrantes potenciales que trataban de pasar de
África a Europa.

A lo largo de todas estas metamorfosis, el régimen de Gadafi siempre ha sido una dictadura. Aunque
Gadafi hubiera aplicado al comienzo algunas medidas progresistas, en la última fase no quedaba ni
un soplo progresista o antiimperialista en su régimen. Su carácter dictatorial quedó demostrado por
la manera en que respondió a las protestas populares: tratando de aplastarlas por la fuerza desde el
principio. No hubo ningún intento de ofrecer alguna salida democrática a la población. Amenazó a
los manifestantes con un discurso tragicómico que se ha hecho famoso: “Avanzaremos centímetro a
centímetro, casa a casa, calle a calle… Os encontraremos en vuestras madrigueras. No tendremos
piedad ni compasión.” No debe extrañar, si se recuerda que Gadafi fue el único gobernante árabe
que criticó públicamente al pueblo tunecino por haber derrocado a su dictador Ben Alí, de quien dijo
que era el mejor gobernante que podían encontrar los tunecinos.

Gadafi recurrió a las amenazas y a la represión violenta, afirmando que los manifestantes se habían
vuelto drogadictos por obra de Al Qaeda, que les introducía sustancias alucinógenas en el café.
Atribuir el levantamiento popular a Al Qaeda fue su manera de intentar ganarse el apoyo de
Occidente. Si hubiera habido cualquier ofrecimiento de ayuda por parte de Washington o Roma, no
cabe duda de que Gadafi la habría aceptado con los brazos abiertos. De hecho, expresó su amarga
decepción ante la actitud de su compinche Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano, con quien
compartía fiestas, y se quejó de que sus otros “amigos” europeos también le hubieran traicionado.
En los últimos años, Gadafi se había hecho amigo, en efecto, de varios gobernantes occidentales y
otras figuras del sistema que, por un puñado de dólares, se habían prestado a hacer el ridículo
intercambiando abrazos con él. El propio Anthony Giddens, distinguido teórico de la “tercera vía” de
Tony Blair, siguió los pasos de su discípulo y visitó a Gadafi en 2007; luego describió en el Guardian
cómo Libia estaba aplicando las reformas e iba camino de convertirse en "la Noruega de Oriente
Próximo".

¿Cómo valoras la resolución nº 1972 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del pasado
17 de marzo?

La resolución como tal está redactada de manera que hace suya y aparentemente responde a la
petición de establecer una zona de exclusión aérea. En efecto, la oposición libia ha solicitado
explícitamente esta medida, con la condición de que no se desplieguen tropas extranjeras en
territorio libio. Gadafi cuenta con el grueso de las fuerzas armadas de élite, con aviones y tanques, y
la exclusión aérea neutralizaría efectivamente su principal ventaja militar. Esta petición de los
rebeldes está reflejada en el texto de la resolución, que autoriza a los Estados miembros de la ONU
a “tomar todas las medidas necesarias… para proteger a los civiles y las zonas pobladas por civiles
frente a la amenaza de ataque en la Yamahiriya Árabe Libia, incluida Bengasi, descartando toda
fuerza de ocupación extranjera bajo cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio.” La
resolución declara la “prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo de la Yamahiriya Árabe
Libia para ayudar a proteger a los civiles.” Ahora bien, en el texto de la resolución no hay suficientes
garantías que impidan su uso con fines imperialistas. Aunque el objetivo de toda acción es
supuestamente la protección de la población civil, y no un “cambio de régimen”, la determinación de
si una acción cumple este objetivo o no queda en manos de las potencias que intervienen y no en
las de los insurrectos, ni siquiera en las del Consejo de Seguridad. La resolución es
asombrosamente confusa, pero dada la urgencia de impedir la masacre que se habría producido si
las fuerzas de Gadafi tomaran Bengasi y ante la ausencia de cualquier medio alternativo para
conseguir el objetivo de protección de los civiles, nadie puede oponerse razonablemente a ella.
Podemos entender las abstenciones; algunos de los cinco países que se han abstenido en la
votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas querían expresar su desconfianza y/o
incomodidad ante la falta de una supervisión adecuada, pero sin asumir la responsabilidad de
permitir una masacre inminente.

La respuesta occidental, desde luego, tiene sabor a petróleo. Occidente teme un conflicto
prolongado. Si se produjera una masacre importante, tendría que imponer un embargo sobre el
petróleo libio, con lo que el precio se mantendría en un nivel alto, y esto, tal como está actualmente
la economía mundial, tendría importantes consecuencias adversas. Algunos países, inclusive Estado
Unidos, han actuado con desgana. Únicamente Francia se ha mostrado decididamente a favor de
una acción contundente, lo que puede tener mucho que ver con el hecho de que este país –a
diferencia de Alemania (que se ha abstenido en la votación del Consejo de Seguridad), Gran
Bretaña y, sobre todo, Italia– no tiene una participación significativa en el negocio del petróleo libio y
sin duda espera conseguir aumentarla en la Libia de después de Gadafi.

Todos sabemos qué hay detrás de los pretextos de las potencias occidentales y del doble rasero
que aplica. Por ejemplo, su supuesta preocupación por los civiles bombardeados desde el aire no
pareció aplicarse a la población de Gaza en 2008-2009, cuando centenares de no combatientes
murieron bajo el fuego de los aviones israelíes. O el hecho de que EE UU permita que el régimen de
Bahrein, donde hay una importante base naval norteamericana, reprima violentamente la revuelta
local con ayuda de otros vasallos regionales de Washington.

El caso es que si se deja que Gadafi prosiga con su ofensiva militar y tome Bengasi, habrá una
importante masacre. Estamos en una situación en que la población corre realmente peligro y no
existe ninguna alternativa plausible para protegerla. El ataque de las fuerzas de Gadafi se habría
producido en cuestión de horas o a lo sumo de un par de días. Uno no puede oponerse, en nombre
de los principios antiimperialistas, a una acción que evitará la masacre de civiles. De modo parecido,
aunque conozcamos muy bien la naturaleza y el doble rasero de la policía en el Estado burgués, uno
no puede oponerse, en nombre de los principios anticapitalistas, a que alguien la llame cuando está
a punto de ser violada y no hay otra alternativa para impedirlo.

Dicho esto, y sin estar en contra de la zona de exclusión aérea, debemos expresar nuestra
desconfianza y defender la necesidad de vigilar muy de cerca las acciones de los países que
intervengan, a fin de asegurar que no vayan más allá de la protección de los civiles con arreglo al
mandato de la resolución del Consejo de Seguridad. Al ver en la televisión a la muchedumbre en
Bengasi aplaudiendo la aprobación de la resolución, vi un gran cartel que decía en árabe “No a la
intervención extranjera”. Allí la gente distingue entre “intervención extranjera” –entendiendo por ello
la presencia de tropas sobre el terreno– y la zona de exclusión aérea con fines de protección. No
quiere que vayan tropas extranjeras. Es consciente de los peligros y desconfían sabiamente de las
potencias occidentales.

Así, para resumir, creo que desde una perspectiva antiimperialista uno no puede ni debe oponerse a
la zona de exclusión aérea, dado que no existe ninguna alternativa plausible para proteger a la
población amenazada. Dicen que los egipcios están suministrando armas a la oposición libia, cosa
que está muy bien, pero solamente esta ayuda no podía haber salvado Bengasi a tiempo. No
obstante, una vez más, hay que mantener una actitud muy crítica ante lo que puedan hacer las
potencias occidentales.

¿Qué ocurrirá ahora?

Es difícil saber qué va a ocurrir ahora. La resolución del Consejo de Seguridad no preconiza un
cambio de régimen, sino la protección de los civiles. El futuro del régimen de Gadafi está en la
cuerda floja. La clave está en si asistiremos a la reanudación de la revuelta en la parte occidental de
Libia, incluida Trípoli, provocando así la desintegración de las fuerzas armadas del régimen. Si esto
ocurre, tal vez Gadafi tenga las horas contadas. Pero si el régimen logra mantener el control en la
parte occidental, entonces se producirá, de hecho, la división del país, por mucho que la resolución
afirme la integridad territorial y la unidad nacional de Libia. Tal vez sea esto lo que haya decidido el
régimen, que acaba de anunciar su acatamiento de la resolución de las Naciones Unidas y
proclamado un alto el fuego. Entonces habrá seguramente una prolongada situación de empate, en
la que Gadafi controlará la parte occidental y la oposición, la parte oriental. Está claro que la
oposición necesitará tiempo para sacar provecho de los suministros de armas que recibe de Egipto y
a través de Egipto hasta el punto de ser capaz de derrotar militarmente a las fuerzas de Gadafi.
Dada la naturaleza del territorio libio, ésto solo podrá ser una guerra regular, una guerra de
movimiento sobre vastas franjas de territorio, más que una guerra popular,. De ahí que sea difícil
predecir el resultado. La conclusión, en todo caso, es que deberíamos apoyar la victoria de la
revuelta democrática libia. Su derrota a manos de Gadafi supondría un grave revés que afectaría
negativamente a la ola revolucionaria que recorre actualmente Oriente Próximo y el norte de África.

Gilbert Achcar es profesor en el School of Oriental and African Studies, University of London, y autor
de Les Arabes et la Shoah: la guerre israélo-arabe des récits (Actes Sud, coll. Sindbad).

Fuente: http://www.zcommunications.org/libyan-developments-by-gilbert-achcar

Traducción: VIENTO SUR: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=3729



Una "guerra humanitaria" con sed de petróleo

Francesc Casadó

Rebelión

Nos encontramos ante una `guerra humanitaria´ para proteger al pueblo libio que es como llama
ahora nuestra clase política a las intervenciones militares y los bloqueos económicos contra
`dictadores´. Una de las medidas de presión al régimen del coronel Gaddafi va a ser el embargo de
armas, resulta hilarante cuando el gobierno de J.L. Zapatero ha vendido durante el periodo 2006-
2010 el importe de 23 millones de euros en armamento -misiles, bombas, armamento ligero y
material de apoyo- al mismo país que ahora prohibe su comercio (1).

Los preparativos para poner en práctica la zona de exclusión aérea por los países miembros de la
Unión Europea han sido liderados en todo momento por el presidente francés Nicolás Sarkozi, el
exceso de celo demostrado por el gobernante solo se puede entender en clave xenófoba. En una
reciente entrevista el filósofo Noam Chomsky (2) hacía estas declaraciones respecto al cariz racista
en política:"(...) Siempre he sentido que Europa es mucho más racista que Estados Unidos. (...)
Tomemos a Francia por ejemplo. La negación del Holocausto recibe una publicidad enorme,
acompañada por muchas posturas con pretensión de superioridad moral, pero sería
incomparablemente peor que la negación del Holocausto si Francia estuviera deportando judíos a la
miseria y la opresión, como de hecho lo está haciendo, con pocas protestas detectables dentro de
Francia."

Egipto es el anfitrión elegido por la CIA y el Pentágono para la intervención militar, después de las
sangrientas revueltas este país es gobernado por los sectores más intransigentes del ejército -el
Consejo Supremo Militar- que ha orquestado un plebiscito reformista para maquillar a un Mubarak
que continua en su residencia de invierno en la costa del Sinaí. Se afirma que existe una relación
entre los servicios de inteligencia y el ejército egipcio en la frontera con Libia para impulsar las
operaciones contra el régimen de Gaddafi.

Según los expertos una zona de exclusión aérea impuesta por mar y aire no logrará evitar la
continuación de los combates terrestres entre tropas leales e insurgentes. Apostando por la paz la
opinión pública mundial y las protestas de los pueblos árabes podrían presionar la OTAN a no
realizar una acción terrestre con un contingente internacional, en este supuesto se vería obligada a
rearmar y entrenar a las fuerzas rebeldes con el objetivo de ejecutar el grueso de las operaciones
militares para atacar al ejército libio. La ofensiva corre el riesgo de ampliarse a países vecinos y
aliados de Gaddafi como Argelia, Niger y Chad o convertirse en una guerra de posición y desgaste
para controlar el área petrolífera.

1. http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elblogdesantiagogonzalez/2011/03/19/no-es-la-guerra-es-
otra-mision.html

2. Noam Chomsky: "Europa es mucho más racista que Estados Unidos"

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.




Entrevista con Fabio Mini, antiguo Comandante de la Fuerza Internacional de Paz en Kosovo

"La zona de exclusión aérea conducirá a una invasión por tierra"
Il Fatto Quotidiano

Traducido por Gorka Larrabeiti



"Es probable que la zona de exclusión aérea en Libia conduzca a una invasión por tierra. Además, la
zona de exclusión aérea es un acto militarmente determinante. Puede imponérsele a un país durante
años, sin tocar para nada su fuerza militar". El general Fabio Mini, antiguo comandante de la fuerza
internacional de paz en Kosovo y Jefe de Estado Mayor OTAN en el Sur de Europa ve osucuros
nubarrones de guerra formándose en Libia. La zona de exclusión aérea, explica, podría ser el
comienzo de "una escalada militar de resultados imprevisibles y potencialmente destructivos".

Comencemos por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Qué prevé
exactamente? ¿Sólo el control del espacio aéreo de Libia o algo más?

Se han de considerar dos aspectos. El primero es que para aplicar la zona de exlusión aérea hay
que tener la capacidad de atacar objetivos en tierra que dan apoyo a la fuerza aérea: bases aéreas,
bases misilísticas, artillería contraaérea, radares, toda la instrumentación que debe quedar
inutilizada antes de controlar el espacio aéreo. Luego está la segunda cuestión, la resolución 1973
votada por el Consejo de Seguridad de la ONU anteayer, que no instituye simplemente la zona de
exclusión aérea, sino que da a la comunidad internacional el derecho de usar todos los medios
posibles para proteger a la población civil.

Así pues, ¿se trata de algo más que de una mera zona de exclusión aérea?

Exactamente. La Resolución otorga a la comunidad internacional no solamente el derecho de
presidiar el espacio aéreo sin también el de intervenir cada vez que la seguridad de los civiles esté
en peligro. Ello significa que si las tropas de Gadafi decidieran bombardear Bengasi o cualquier otra
ciudad, los ejércitos extranjeros tendrían el derecho de bombardear. Con riesgos para los civiles que
podemos imaginar. ¿Qué haremos si Gadafi y sus mercenarios decidieran llevar a cabo operaciones
militares contra los rebeldes y sus familias en las ciudades reconquistadas? ¿Bombardearemos? ¿A
quién le caerán nuestras bombas? En Kosovo bombardeamos tranquilamente objetivos civiles
pensando que eran militares.

¿Una zona de exclusión aérea ofrece la posibilidad de resultar determinante para detener las tropas
de Gadafi y acabar con la matanza?

Absolutamente no. Saddam Hussein tuvo dos zonas de exclusión aérea durante 12 años buenos.
Para reprimir a los chiíes y los curdos le bastó con reptar: no tuvo necesidad del espacio aéreo. Por
absurdo que parezca, la prohibición de volar puede aumentar la disposición de un tirano sanguinario
de hacer en tierra lo que no puede hacer desde el aire. Sucedió con Saddam, pero sucediót también
con la operación Deny Flight en Bosnia-Herzegovina, que impedía volar a los serbios, cosa que no
impidió que ocurriera Srebrenica ni otras masacres.

Desde un punto de vista militar, ¿qué hace falta para imponer una zona de exclusión aérea?

De un montón de cosas. Aviones interceptadores que efectúen las patrullas, vigilancia radar, aviones
de abastecimiento en vuelo, AWACS para las operaciones de identificación de objetivos, apoyo
logístico enorme, bases avanzadas como las de Sigonella, Gioia del Colle, Trapani, y otras en
retaguardia como Aviano. En el caso de Libia, se necesita también cobertura naval. Con los radares
de los buques se puede controlar el territorio, con los misiles de los buques, sobre todo con los
tierra-aire se puede debilitar la resistencia del ejército libio. Pero sobre todo se necesita una
extraordinaria cohesión política y diplomática. Todos los países que limitan con Libia deben estar
implicados. Mauritania, Chad y el resto de Estados africanos que tienen tradicionalmente vínculos
estrechos con Gadafi, y hacia los cuales el raís podría desplazar parte de su fuerza militar.

Una última pregunta, general Mini. ¿Cuál puede ser el resultado de esta zona de exclusión aérea?

La ocupación militar. Según la experiencia previa, no hay ni un solo experimento de zona de
exclusión aérea que haya terminado sin recurrir a la intervención de tropas terrestres. Es obvio que
sucede esto. Los países a los que se les impone la zona de exclusión aérea suelen seguir
masacrando a sus enemigos, reprimiendo a los civiles, produciendo fenómenos migratorios. Las
fuerzas extranjeras se ven obligadas a intensificar los ataques. El paso siguiente es la guerra total,
con invasión de tropas de tierra. Boots on the ground, con las botas en el suelo, como se dice en
jerga. Ocurrió en Bosnia, ocurrió en Kosovo, ocurrió en Iraq. Hará falta otra resolución ONU, pero
este es el resultado más probable.

Fuente:
http://fwbox.fastwebnet.it/webmail/spSystem/lcIt/Static/linkWindow.html?page=http://www.ilfattoquoti
diano.it/2011/03/19/crisi-libica-il-generale-mini-la-no-fly-zone-portera-a-uninvasione-di-terra/98755/




                             Geopolítica, lucha de clase e islamismo

                                        Egipto, Tunez y Libia



Néstor Aponte

Rebelión

Los medios de comunicación del imperio Euro- norteamericano han mantenido, en estos primeros
meses del 2011, la atención del planeta sobre el mundo árabe. Con ello pretenden “reducir”,
intencional y oportunamente, el impacto social (la lucha de clase) que la ejecución de su política
económica está generando sobre los trabajadores y campesinos de Europa y Estados Unidos;
particularmente, en lo que respecta al desencadenamiento de esta nueva fase de crisis financiera y
social que recorre Europa. En este contexto, llama a la reflexión el comportamiento que desarrolla el
Gobierno norteamericano (por su carácter histriónico, policíaco y cara visible del imperialismo Euro-
norteamericano- sionista) al “pujar por querer cambiar la configuración política” de un mundo árabe
que tanto esfuerzo le llevó instaurar.

Sólo debemos recordar que la crisis del mundo árabe se agudiza hacia finales de la segunda guerra
mundial luego que el imperio Ingles (con apoyo de los Estado Unidos) impone en la región el Estado
sionismo con el propósito de que proteja sus intereses; particularmente, sus intereses en materia de
rutas marítimas y petróleo. La imposición del Estado sionista le permite controlar el comercio de
mercadería desde oriente; así como, las fuentes y transporte de energía vital (petróleo y gas) para el
desarrollo de su país y de Europa. Por otra parte, la imposición del Estado Sionista en la región
árabe le permite al imperio anglo- norteamericano resolver el problema de una secta religiosa
altamente belicosa y poderosa financieramente que andaba errante por Europa creando problemas
económicos y políticos internos en los distintos imperios. Esta defensa a los intereses anglo-
norteamericano se da a cambio de la creación, financiamiento y apoyo militar del Estado sionista.

Con las crisis políticas y guerras del medio oriente entre los años 50- 70 del siglo pasado,
provocadas y apoyadas por Ingles y Norteamericano, la fuerza política y económica ganada por el
Estado sionista le permite consolidarse como gendarme del imperio ingles- norteamericano en la
región: le permite constituirse en la manzana de la discordia, en el polo que subvierte la unidad
árabe y le impide ser dueños y disponer de sus riquezas. Este planteamiento geopolítico,
geoeconómico y geomilitar de carácter neocolonial del imperio anglo- norteamericano fue,
intencionalmente, opacado y relegado a un segundo plano cuando, en la estrategia del imperio de
borrar sus huellas para imponer su Estado sionista (su gendarme), se vinculó la limpieza étnica (el
exterminio de un pueblo) contra el pueblo palestino con la perspectiva religiosa (justificadora de
masacres) y se centró el problema no como un asunto neocolonial sino como una guerra religiosa de
judío contra árabes musulmanes. A partir de esta perspectiva religiosa (judíos contra árabes) el
imperio anglo- americano ha dominado en la región (a través del sionismo) y ha justificado el
terrorismo contra el mundo árabe. El beneficio como se dijo ha sido el control de rutas navieras con
oriente y disposición de las riquezas naturales del mundo árabe. El costo ha sido financiar a un
Estado policial, diezmar poblaciones, aterrorizar a 850 millones de personas (el mundo árabe) y
compartir el poder mundial con el sionismo.

Sin embargo, la inestabilidad geopolítica en el mundo árabe, generada por la estabilidad económica
del imperialismo anglo- franco- norteamericano, no se ve estabilizada y viabilizada (o controlada por
los imperios inglés y norteamericano) hasta que se imponen a los árabes los acuerdos de camp
David que reconocían (bajo la filosofía o estrategia de divide, mata y vencerás) la legitimación, poder
y dominio del sionismo sobre el mundo árabe. Para ello se toma control sobre la dirección del país
símbolo del panarabismo, asesinando a su líder Nasser y anulando a todos los líderes que los
seguían en el resto de los países árabes. Los acuerdos de Camp David declaran la derrota político-
militar del panarabismo en esta etapa histórica y definen la arquitectura política actual del mundo
árabe: son el esquema de dominación y acuerdo inter- neocolonial de los imperios anglo-franco-
norteamericano sobre el centro norte de áfrica y oriente medio.

Bajo este contexto, de esfuerzo continuado (por más de 60 años), pareciera raro que el gobierno
norteamericano sea el principal impulsor de la salida del poder de quien es su fiel lacayo en su
estrategia de dominación sobre el mundo árabe: su esbirro. Pareciera que el ex- gobernante egipcio,
después de 20 años, ya no era necesario a los intereses y objetivos del imperio Euro-
norteamericano en su labor de dividir los intereses árabes frente al gran agresor Ingles y su
gendarme en el medio oriente: el Sionismo. O, será que las contradicciones internas de los países
árabes no podían seguir siendo manejadas por los viejos esbirros políticos del imperialismo; en
particular, la lucha de clase entre la burguesía egipcia (con el apoyo de las transnacionales) y los
trabajadores egipcios.
Aún más, por lo que se ve en los medios de comunicación, parecía que el Estado Anglo-sionista que
gobierna la Casa Blanca se pusiera del lado del Pueblo (los trabajadores) egipcio en su lucha de
clase contra su propio esbirro e imperio hambreador. Pareciera que el Presidente Obama (el Michael
Jackson de la política norteamericana) defendiera más los intereses de los trabajadores egipcios
que los intereses de los trabajadores norteamericanos, ahora cada vez más pobres. Sin embargo,
tanto “pareciera” nos resulta extraño; más y cuando tanta solicitud de “libertades económicas”, mas
no políticas, lo hace la burguesía (europea, norteamericana y sionista) más rancia, poderosa,
discriminadora, racista, inescrupulosa y asesina que haya existido en el globo terráqueo.

Un análisis que mescle geopolítica, economía política y lucha de clases nos puede dar algunas luces
respecto a la verdadera amenaza que se cierne sobre el mundo árabe y del cual el ex- presidente
egipcio sigue siendo una ficha. Egipto, a partir de mediados de los años 70, con la muerte del
nacionalismo arábigo que simbolizaba Nasser, se convirtió en el segundo gran aliado del
imperialismo anglo-norteamericano en la región y en el lugarteniente del sionismo. El objetivo de
esta “alianza” impuesta, como ya se dijo, era estabilizar (dividir) políticamente un mundo árabe que
permitiera garantizar en la región los intereses comerciales de ingleses, franceses y
norteamericanos, mediante la legitimación del poder y control sionista; y por la otra, contener las
fuerzas del panarabismo que pugnaban por una integración geopolítica que le permitiera el ejercicio
autónomo de sus riquezas, el control del transporte de mercancías en su región y en consecuencia
la unión económica arábiga y en general islámica. Una geopolítica árabe no sumisa a los aliados de
la segunda guerra mundial constituía una amenaza importante para el imperio inglés, francés y
norteamericano.

Por otra parte, desde el punto de vista económico el mundo islámico representa un mercado cautivo
de 850 millones de personas, poco desarrollado desde el punto de vista del intercambio capitalista
neocolonial; pero “perfecto” en cuanto a su dimensión para la colocación y comercio de mercancía
europea y norteamericana de un imperialismo occidental que realiza esfuerzos para reconstituir
productivamente sus economías. Con semejante perspectiva es visto el mercado Latinoamericano,
con los tratados de libre comercio; e incluso, negociado con los imperios Ruso y Chino para
neutralizar su participación en otras aventuras de conquista como la arábiga.

Bajo este contexto las “libertades económicas”, (más no políticas) clamadas por el Presidente
Obama para el mundo árabe marcan el inicio de la estrategia de penetración del capitalismo
imperialista sobre las economías islámicas, por una parte, y por la otra, la manipulación de la opinión
pública mundial para hacer ver como “lógica” que se estarían “desatando” las fuerzas políticas del
islamismo. Fuerzas que le permiten justificar en un futuro cercano dos tipos de terrorismo: por un
lado un supuesto terrorismo árabe a escala mundial (planificado y dirigido por el imperio Euro-
norteamericano) y por el otro un efectivo y devastador terrorismo de Estado contra los trabajadores
y/o funcionarios y campesinos norteamericano y europeos, mesclando lucha de clase con una
supuesta “rabia del mundo islámico contra occidente”. Todo este terrorismo de cara a una
agudización de la lucha de clase en Europa y Estados Unidos debido a la gran crisis del capitalismo
que despoja a los trabajadores y campesinos de sus pertenencias e inclusive medios de
subsistencia para entregársela al imperialismo financiero en esta masiva acumulación de capital.

El desarrollo de la circulación capitalista de mercancías en el mercado islámico le permitiría al
imperialismo, no sólo, la reactivar las economías euro- norteamericanas; sino, establecer una
ofensiva que le permita ganar posiciones frente a la guerra comercial inter imperial con los imperios
de oriente. Estos elementos determinan el desarrollo de una nueva dinámica en la geopolítica y en la
económica política de la región del norte de áfrica y del medio oriente. Ya no se trata de garantizar,
como ocurrió después de la segunda guerra mundial, el control de las fuentes y rutas de tránsito de
petróleo y mercadería, del oriente y del oriente medio, mediante una arquitectura del poder que
coloque a su gendarme (el sionismo) en una posición de supremacía frente a un humillado mundo
árabe. Ahora, finalizando el siglo XX y comenzando del siglo XXI la nueva estrategia del
imperialismo occidental para el mundo árabe consiste en penetrar las economías islámicas, a través
del mundo árabe, y sustituirla por una economía capitalista (neocolonial) que cumpla varios objetivos
estratégico: Primero: desarrollar un mercado para las mercancías euro- norteamericanas, Segundo:
controlar directamente las fuentes de energía, Tercero: atacar políticamente y económicamente el
islamismo, particularmente IRAN, Cuarto: desarrollar una ofensiva política y comercial contra los
imperios Ruso y Chino y Quinto justificar el terrorismo imperial contra sus trabajadores y campesinos
alegando la “ira islámica”.

El mundo Islámica no se circunscribe al ámbito religioso y político sino que se extiende y tiene su
fundamento en la estructura económica que gobierna el centro- norte de Africa, el mediterraneo
(excluyendo a Israel), se conecta con el mundo turco y persa y llega hasta los países que formaron
parte de la extinta Unión Sovietica (Kazakhstan, Uzbekistan, entre otros) finalizando en Afganistan,
Pakistan y una porción importante de la china comunista. Este mercado, si bien poco homogéneo y
muy diferente al capitalismo imperialista, por cuento está adecuado a la realidad económica e
ideológica islámica, abre enorme expectativas en el desarrollo económico del imperialismo
Occidental e inclusive Oriental. Esta ofensiva, podría convertirse en la piedra angular de la
geopolítica Imperialista occidental para amenazar la estructura económica e ideológica islámica de
Irán, punto duro del islamismo. Y por otra parte, la región islámica le permite al imperio Occidental
negociar este y otros mercado con el imperio Oriental. Como fin último, la ofensiva imperialista
Occidental, en el mundo islámico, pretende horadar política y económicamente a los imperios Ruso y
Chino.

Combatir la economía islámica es tan crucial y necesario para la economía imperialista de occidente
como desvanecer toda esperanza socialista: toda unidad política y económica de los trabajadores
del mundo. La diferencia con el socialismo es que los planteamientos colaborativos del islam tienen
una base económica e ideológica centrada en la religión que le da una gran estabilidad política. De
allí la necesidad de crear un caos y un terror que mine tal estabilidad, de allí la necesidad de
satanizar el islam como religión y debilitar la fe de sus creyentes. El debilitamiento de la fe en el
islam hace presas fáciles a los creyentes de la cultura de la inconsciencia que promueve y sustenta
al capitalismo como modo de dominación mental de los trabajadores y campesinos.

Egipto es el país que tiene la mayor concentración de población árabe. Si bien la lucha de clases no
es nueva en ese país, la política económica del imperialismo para Egipto produce por un lado la
extraordinaria riqueza de las transnacionales Euro- Norteamericanas y de sus lacayos nacionales y
por la otra la miseria, la explotación y la desesperanza del pueblo Egipcio. Resulta pues,
extravagante que se pretenda “salir” comunicacionalmente de Alí baba de manera tan diplomática y
cortes, arguyendo la búsqueda de “libertades económicas” y se deje a los cuarenta ladrones para
garantizar la hegemonía de las transnacionales y el sionismo en la región; así como, la continuación
de la explotación del pueblo Egipcio. Estamos frente a una telenovela gatopardiana en la que se
juega al “cambio” para manipular el curso terrorista de la nueva estrategia imperialista para el
mundo.

Dentro de esta estrategia la manera de iniciar la agresión político- económico sobre los mercados
Islámico se justificó ante la opinión pública mundial mediante la teoría de las “epidemia” de revueltas
en el mundo árabe. En este sentido se promovieron de manera controlada las contradicciones
internas de países como Túnez y Egipto para crear la apariencia del inicio del efecto dominó o
epidemia que le permitiera ir incorporando paulatinamente a Yemen, Argelia y el resto de los países
arábigos hasta llegar a IRAN como tercera avanzada, para continuar luego hacia Rusia y China.
Cabe acotar que todos los países que iniciaron el supuesto efecto dominó son controlados por el
imperio Euro norteamericano y sobre los que les resulta fácil manejar (controlar) las contradicciones
internas, que ellos mismos provocan con sus políticas neocoloniales, para dar apariencia de cambios
sin que se permita el desarrollo de las verdaderas fuerzas de liberación nacional y panarábigas.

La segunda avanzada del imperio Anglo- Franco- Norteamericano ha sido Libia. Aquí la oferta de
una jubilación segura y de reyes para sus dignatarios no ha encontrado cabida por la idiosincrasia
de su líder y por los fundamentos panarábicos de la historia de ese país. En este caso el despliegue
de fuerzas al interior del país ha sido abiertamente apoyada por acciones militares y diplomáticas de
los imperios inmiscuidos con el fin deponer no al líder sino deponer la primera gran barrera en su
estrategia de dominación para aislar a IRAN y apoderar de todo el mercado islámico.

Sin embargo, aunque libia esté resistiendo el imperio Anglo- Franco- Norteamericano está ejerciendo
presión política y milita sobre todo el mundo árabe (sobre los líderes y la clase trabajadora) al obligar
que estos mantengan una posición neutral frente a un ataque de esta naturaleza. Con esta acción
militar sobre Libia se cae la careta del “efecto domino o epidemia” y se pone al desnudo la ofensiva
militar del imperio sobre el mundo árabe. Seguramente, superado este asunto el imperio arremeterá
sobre IRAN, el núcleo duro del islam y sus inmensas riquezas petroleras, para iniciar su cuarta fase
que es la apertura de los mercados islámicos.

En esta caza de los imperios por el control de las riquezas naturales y de los mercados regionales se
circunscriben la lucha imperialista; así como, directa o indirectamente la lucha de clase de los
trabajadores contra los imperios. En este momento, la unidad árabe, como unidad de los
trabajadores árabes y del mundo son la única herramienta que poseen los trabajadores para
combatir la rapiña de los imperios anglo- franco- norteamericano. El mundo islámico debe hacerse
consciente de esta amenaza contra su modo de vida y su subsistencia. Los trabajadores deben
empujar el carro de la historia hacia la revolución socialista en el mundo árabe e islámico y no
permitir que sean tontos útiles en un show gatopardiano para su propia dominación y las de otros
países.

Para finalizar, la geopolítica del imperio Occidental en la región árabe permite dibujar cuáles son los
valores que comparten los imperios norteamericano, inglés, francés y alemán para realizar estas
acciones conjuntas. A todas luces los une la acumulación de riquezas, la explotación de mercados
poco desarrollados y su propia subsistencia frente a lucha que sostiene contra los trabajadores y
campesinos, empobrecidos y con hambre del mundo. Es la lucha de clase, agudizada por el modelo
capitalista imperial norteamericano, la que explica las acciones de terrorismo imperial contra los
trabajadores y campesino del mundo, desatadas con motivo de otro de sus actos terrorista, el 11de
septiembre del 2001 o las explosiones en Inglaterra y España ese mismo año. Otro elemento que
contribuye a que los norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes compartan valores comunes
es el equilibrio de poder frente a los imperios Ruso y Chino para repartirse los mercados y áreas de
influencia del mundo. Como se puede ver la agresión contra el mundo árabe responde a un
movimiento dentro de un plan de dominación que refleja un equilibrio de poder en el mundo y el cual
debemos combatir como un solo trabajador. Unidad, Unidad y Unidad de los árabes y trabajadores
del mundo.

Rechazamos esta agresión de los imperios norteamericano, inglés y francés contra los trabajadores
árabes e islámicos porque es una agresión contra la clase obrera mundial. La tarea es fortalecer la
unidad árabe, el panarabismo y el islamismo contra la agresión imperial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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  • 1. Hospitales libios atacados. Tres aviones franceses derribados. Mahdi Darius Nazemroaya Global Research Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández EEUU y sus aliados se han embarcado en otra operación de cambio de régimen. Antes de dar comienzo a sus ataques contra los libios, admitieron, con toda la desfachatez, que habría víctimas civiles. Afirman que actúan para salvar civiles, pero van a matarlos. “El Primer Ministro canadiense Stephen Harper dijo que la acción equivale a un „acto de guerra‟ que es fundamental para sacar a Moamar Gadafi del poder antes de que siga masacrando a su propio pueblo”, según el Edmonton Journal (1). Añadió también: “El Primer Ministro reconoció que la operación militar será compleja y podría provocar víctimas entre los mismos civiles que las naciones intentan proteger y quizás también entre el personal militar enviado a Libia (2).” Los criminales de guerra han vuelto de nuevo. Horas después de que se iniciaran los ataques, fuentes libias han informado que se han bombardeado tres instalaciones médicas (3). Dos hospitales y una clínica sanitaria (4). Esas son instalaciones civiles. Resultaron alcanzados el Hospital Al-Tajura y el Hospital Saladin, en Ain Zara. La clínica bombardeaba estaba también situada en las proximidades de Trípoli, la capital libia (5). No sólo eran estructuras civiles sino que también estaban lejos de la zona de los combates. Se han atacado también instalaciones aéreas civiles (6). Fuentes libias han declarado también que han destruido todas las academias militares libias (7) para impedir que Libia pueda entrenar oficiales para su defensa. Las mismas fuentes han dicho que se han atacado también todas las bases militares libias, incluso las que no tienen nada que ver con la imposición de una zona de exclusión aérea. La nueva “coalición de los dispuestos”, al viejo estilo Iraq, ha atacado las bases aéreas libias, las bases navales y las bases terrestres. Además, EEUU y sus aliados han impuesto un inmenso bloqueo naval alrededor de Libia. Según fuentes internas libias (no confirmadas), el ejército libio derribó dos aviones franceses cerca de Janzour (Janzur/Zanzur) (7). Según la misma fuente, los libios derribaron otro avión militar francés cerca de Anjile (8). El pueblo de Bengasi está también huyendo de la ciudad a causa de la guerra (9). Francia, EEUU, Gran Bretaña y sus aliados de la coalición han atacado también Surt (Sidra) y Misratah (10). EEUU y sus aliados son quienes están creando ahora un verdadero desastre humanitario. Hablan de paz mientras arman a los rebeldes de la oposición que tienen su base en Bengasi a través de la junta militar egipcia, un cliente militar al igual que su supuesto predecesor civil (11). Esto representa
  • 2. también una violación de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobada por EEUU y sus aliados el pasado jueves, que afirma que no se enviarán armas a Libia. Hillary Clinton se desplazó tanto a Túnez como a Egipto en una visita relacionada con las operaciones dirigidas contra Libia. Tanto el régimen de Túnez como la junta militar de El Cairo están abierta y secretamente apoyando la guerra contra Libia. Los autócratas del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) han indicado también que enviarán fuerzas militares para atacar Libia. NOTAS: (1) Mark Kennedy: “Canada joins UN coalition aerial mission on Libya”, Edmonton Journal, 19 de marzo de 2011. (2) Ibid. (3) Fuentes internas libias. (4) Ibid.; Sin duda, en EEUU, Canadá y la UE se informará, al estilo israelí y para tratar de justificar los ataques contra instalaciones civiles, que Gadafi colocó elementos militares cerca de colegios y hospitales. (5) Ibid. (6) Ibid. (7) Ibid. (8) Ibid. La trascripción del nombre árabe puede variar según la fuente. (9) Ibid. (10) Ibid. (11) Giles Elgood: “Egypt arming Libya rebels, Wall Street Journal reports”, ed. Andrew Roche, Reuters, 18 de marzo de 2011. Mahdi Darius Nazemroaya es especialista en temas de Medio Oriente y Asia Central. Es investigador asociado del Centre for Research and Globalización (Centro de Investigaciones sobre la Globalización). Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=23801 Entrevista a Gilbert Achcar tras la resolución de la ONU sobre Libia “En Libia la gente no quiere que vayan tropas extranjeras. Es consciente de los peligros y desconfían sabiamente de las potencias occidentales” Stephen R. Shalom Znet
  • 3. ¿Quién forma la oposición libia? Algunos han señalado la presencia de la antigua bandera de la monarquía en las filas rebeldes. Esta bandera no se utiliza como símbolo de la monarquía, sino como la bandera que adoptó el Estado libio cuando se independizó de Italia. La utilizan los insurrectos para manifestar su rechazo de la bandera verde impuesta por Gadafi paralelamente a su Libro Verde, cuando imitó a Mao Zedong y su Pequeño Libro Rojo. La bandera tricolor no expresa en modo alguno un sentimiento de nostalgia por la monarquía. Según la interpretación al uso, simboliza las tres regiones históricas de Libia, y la media luna y la estrella son los mismos símbolos que aparecen en las banderas de las repúblicas de Argelia, Túnez y Turquía, no son símbolos monárquicos. ¿Quién constituye la oposición? Su composición, al igual que en todas las demás revueltas que sacuden la región, es muy heterogénea. Lo que une a todas las fuerzas dispares es el rechazo de la dictadura y el ansia de democracia y derechos humanos. Más allá de esto hay muchos puntos de vista diferentes. En Libia, particularmente, hay una mezcla de defensores de los derechos humanos, demócratas, intelectuales, elementos tribales y fuerzas islámicas, en suma: un abanico muy amplio. La fuerza política más destacada en la revuelta libia es la Juventud de la Revolución del 17 de Febrero, que defiende una plataforma democrática y reivindica el Estado de derecho, libertades políticas y elecciones libres. El movimiento libio incluye además a sectores de las fuerzas armadas y gubernamentales que han desertado y se han unido a la oposición, cosa que no ocurrió en Túnez ni en Egipto. Por tanto, la oposición libia está formada por un conjunto variopinto de fuerzas y la conclusión es que no hay motivo para mantener una actitud distinta ante ellas que ante todas las demás revueltas de masas en la región. ¿Es o ha sido Gadafi una figura progresista? Cuando Gadafi llegó al poder en 1969 representó una manifestación tardía de la ola nacionalista árabe que siguió a la segunda guerra mundial y la nakba de 1948. Trató de imitar al líder egipcio Gamal Abdel Nasser, a quien consideraba su modelo y fuente de inspiración. Así, cambió la monarquía por la república, abanderó la unidad árabe, forzó el cierre de la base aérea estadounidense de Wheelus en territorio libio y puso en marcha un programa de cambio social. Después, el régimen siguió su propia dinámica en la senda de la radicalización, inspirándose en una especie de "maoísmo islamizado". A finales de los años setenta hubo amplias nacionalizaciones, que abarcaron casi todos los sectores. Gadafi se ufanó de haber instituido la democracia directa y cambió formalmente el nombre de la república, que pasó a denominarse Estado de las Masas ( Yamahiriya ). Pretendió haber realizado en el país la utopia socialista con democracia directa, pero fueron pocos los que se dejaron engañar. Los “comités revolucionarios” actuaban en realidad como un aparato gubernamental dedicado, junto con los servicios de seguridad, al control del país. Al mismo tiempo, Gadafi también desempeñó un papel especialmente reaccionario en la revitalización del tribalismo, para utilizarlo en beneficio de su propio poder. Su política exterior se tornó cada vez más temeraria y la mayoría de árabes acabaron tomándolo por loco. Con la Unión Soviética en crisis, Gadafi abandonó sus pretensiones socialistas y volvió a abrir la economía del país a las empresas occidentales. Afirmó que la liberalización económica vendría
  • 4. acompañada de una liberalización política, imitando ahora la perestroika de Gorbachov después de haber imitado la “revolución cultural” de Mao Zedong, pero fue una promesa vacía. Cuando EE UU invadió Irak en 2003 so pretexto de buscar las “armas de destrucción masiva”, Gadafi, preocupado por la posibilidad de que él fuera el siguiente en la lista, operó un cambio súbito y sorprendente de su política exterior, ganándose espectacularmente la categoría de estrecho colaborador de los países occidentales, cuando hasta poco antes era calificado de “Estado canalla”. Colaboró especialmente con EE UU, prestándole ayuda en la llamada guerra contra el terrorismo, e Italia, llevando a cabo el trabajo sucio de repatriar a los inmigrantes potenciales que trataban de pasar de África a Europa. A lo largo de todas estas metamorfosis, el régimen de Gadafi siempre ha sido una dictadura. Aunque Gadafi hubiera aplicado al comienzo algunas medidas progresistas, en la última fase no quedaba ni un soplo progresista o antiimperialista en su régimen. Su carácter dictatorial quedó demostrado por la manera en que respondió a las protestas populares: tratando de aplastarlas por la fuerza desde el principio. No hubo ningún intento de ofrecer alguna salida democrática a la población. Amenazó a los manifestantes con un discurso tragicómico que se ha hecho famoso: “Avanzaremos centímetro a centímetro, casa a casa, calle a calle… Os encontraremos en vuestras madrigueras. No tendremos piedad ni compasión.” No debe extrañar, si se recuerda que Gadafi fue el único gobernante árabe que criticó públicamente al pueblo tunecino por haber derrocado a su dictador Ben Alí, de quien dijo que era el mejor gobernante que podían encontrar los tunecinos. Gadafi recurrió a las amenazas y a la represión violenta, afirmando que los manifestantes se habían vuelto drogadictos por obra de Al Qaeda, que les introducía sustancias alucinógenas en el café. Atribuir el levantamiento popular a Al Qaeda fue su manera de intentar ganarse el apoyo de Occidente. Si hubiera habido cualquier ofrecimiento de ayuda por parte de Washington o Roma, no cabe duda de que Gadafi la habría aceptado con los brazos abiertos. De hecho, expresó su amarga decepción ante la actitud de su compinche Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano, con quien compartía fiestas, y se quejó de que sus otros “amigos” europeos también le hubieran traicionado. En los últimos años, Gadafi se había hecho amigo, en efecto, de varios gobernantes occidentales y otras figuras del sistema que, por un puñado de dólares, se habían prestado a hacer el ridículo intercambiando abrazos con él. El propio Anthony Giddens, distinguido teórico de la “tercera vía” de Tony Blair, siguió los pasos de su discípulo y visitó a Gadafi en 2007; luego describió en el Guardian cómo Libia estaba aplicando las reformas e iba camino de convertirse en "la Noruega de Oriente Próximo". ¿Cómo valoras la resolución nº 1972 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del pasado 17 de marzo? La resolución como tal está redactada de manera que hace suya y aparentemente responde a la petición de establecer una zona de exclusión aérea. En efecto, la oposición libia ha solicitado explícitamente esta medida, con la condición de que no se desplieguen tropas extranjeras en territorio libio. Gadafi cuenta con el grueso de las fuerzas armadas de élite, con aviones y tanques, y la exclusión aérea neutralizaría efectivamente su principal ventaja militar. Esta petición de los rebeldes está reflejada en el texto de la resolución, que autoriza a los Estados miembros de la ONU a “tomar todas las medidas necesarias… para proteger a los civiles y las zonas pobladas por civiles frente a la amenaza de ataque en la Yamahiriya Árabe Libia, incluida Bengasi, descartando toda
  • 5. fuerza de ocupación extranjera bajo cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio.” La resolución declara la “prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo de la Yamahiriya Árabe Libia para ayudar a proteger a los civiles.” Ahora bien, en el texto de la resolución no hay suficientes garantías que impidan su uso con fines imperialistas. Aunque el objetivo de toda acción es supuestamente la protección de la población civil, y no un “cambio de régimen”, la determinación de si una acción cumple este objetivo o no queda en manos de las potencias que intervienen y no en las de los insurrectos, ni siquiera en las del Consejo de Seguridad. La resolución es asombrosamente confusa, pero dada la urgencia de impedir la masacre que se habría producido si las fuerzas de Gadafi tomaran Bengasi y ante la ausencia de cualquier medio alternativo para conseguir el objetivo de protección de los civiles, nadie puede oponerse razonablemente a ella. Podemos entender las abstenciones; algunos de los cinco países que se han abstenido en la votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas querían expresar su desconfianza y/o incomodidad ante la falta de una supervisión adecuada, pero sin asumir la responsabilidad de permitir una masacre inminente. La respuesta occidental, desde luego, tiene sabor a petróleo. Occidente teme un conflicto prolongado. Si se produjera una masacre importante, tendría que imponer un embargo sobre el petróleo libio, con lo que el precio se mantendría en un nivel alto, y esto, tal como está actualmente la economía mundial, tendría importantes consecuencias adversas. Algunos países, inclusive Estado Unidos, han actuado con desgana. Únicamente Francia se ha mostrado decididamente a favor de una acción contundente, lo que puede tener mucho que ver con el hecho de que este país –a diferencia de Alemania (que se ha abstenido en la votación del Consejo de Seguridad), Gran Bretaña y, sobre todo, Italia– no tiene una participación significativa en el negocio del petróleo libio y sin duda espera conseguir aumentarla en la Libia de después de Gadafi. Todos sabemos qué hay detrás de los pretextos de las potencias occidentales y del doble rasero que aplica. Por ejemplo, su supuesta preocupación por los civiles bombardeados desde el aire no pareció aplicarse a la población de Gaza en 2008-2009, cuando centenares de no combatientes murieron bajo el fuego de los aviones israelíes. O el hecho de que EE UU permita que el régimen de Bahrein, donde hay una importante base naval norteamericana, reprima violentamente la revuelta local con ayuda de otros vasallos regionales de Washington. El caso es que si se deja que Gadafi prosiga con su ofensiva militar y tome Bengasi, habrá una importante masacre. Estamos en una situación en que la población corre realmente peligro y no existe ninguna alternativa plausible para protegerla. El ataque de las fuerzas de Gadafi se habría producido en cuestión de horas o a lo sumo de un par de días. Uno no puede oponerse, en nombre de los principios antiimperialistas, a una acción que evitará la masacre de civiles. De modo parecido, aunque conozcamos muy bien la naturaleza y el doble rasero de la policía en el Estado burgués, uno no puede oponerse, en nombre de los principios anticapitalistas, a que alguien la llame cuando está a punto de ser violada y no hay otra alternativa para impedirlo. Dicho esto, y sin estar en contra de la zona de exclusión aérea, debemos expresar nuestra desconfianza y defender la necesidad de vigilar muy de cerca las acciones de los países que intervengan, a fin de asegurar que no vayan más allá de la protección de los civiles con arreglo al mandato de la resolución del Consejo de Seguridad. Al ver en la televisión a la muchedumbre en Bengasi aplaudiendo la aprobación de la resolución, vi un gran cartel que decía en árabe “No a la
  • 6. intervención extranjera”. Allí la gente distingue entre “intervención extranjera” –entendiendo por ello la presencia de tropas sobre el terreno– y la zona de exclusión aérea con fines de protección. No quiere que vayan tropas extranjeras. Es consciente de los peligros y desconfían sabiamente de las potencias occidentales. Así, para resumir, creo que desde una perspectiva antiimperialista uno no puede ni debe oponerse a la zona de exclusión aérea, dado que no existe ninguna alternativa plausible para proteger a la población amenazada. Dicen que los egipcios están suministrando armas a la oposición libia, cosa que está muy bien, pero solamente esta ayuda no podía haber salvado Bengasi a tiempo. No obstante, una vez más, hay que mantener una actitud muy crítica ante lo que puedan hacer las potencias occidentales. ¿Qué ocurrirá ahora? Es difícil saber qué va a ocurrir ahora. La resolución del Consejo de Seguridad no preconiza un cambio de régimen, sino la protección de los civiles. El futuro del régimen de Gadafi está en la cuerda floja. La clave está en si asistiremos a la reanudación de la revuelta en la parte occidental de Libia, incluida Trípoli, provocando así la desintegración de las fuerzas armadas del régimen. Si esto ocurre, tal vez Gadafi tenga las horas contadas. Pero si el régimen logra mantener el control en la parte occidental, entonces se producirá, de hecho, la división del país, por mucho que la resolución afirme la integridad territorial y la unidad nacional de Libia. Tal vez sea esto lo que haya decidido el régimen, que acaba de anunciar su acatamiento de la resolución de las Naciones Unidas y proclamado un alto el fuego. Entonces habrá seguramente una prolongada situación de empate, en la que Gadafi controlará la parte occidental y la oposición, la parte oriental. Está claro que la oposición necesitará tiempo para sacar provecho de los suministros de armas que recibe de Egipto y a través de Egipto hasta el punto de ser capaz de derrotar militarmente a las fuerzas de Gadafi. Dada la naturaleza del territorio libio, ésto solo podrá ser una guerra regular, una guerra de movimiento sobre vastas franjas de territorio, más que una guerra popular,. De ahí que sea difícil predecir el resultado. La conclusión, en todo caso, es que deberíamos apoyar la victoria de la revuelta democrática libia. Su derrota a manos de Gadafi supondría un grave revés que afectaría negativamente a la ola revolucionaria que recorre actualmente Oriente Próximo y el norte de África. Gilbert Achcar es profesor en el School of Oriental and African Studies, University of London, y autor de Les Arabes et la Shoah: la guerre israélo-arabe des récits (Actes Sud, coll. Sindbad). Fuente: http://www.zcommunications.org/libyan-developments-by-gilbert-achcar Traducción: VIENTO SUR: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=3729 Una "guerra humanitaria" con sed de petróleo Francesc Casadó Rebelión Nos encontramos ante una `guerra humanitaria´ para proteger al pueblo libio que es como llama ahora nuestra clase política a las intervenciones militares y los bloqueos económicos contra
  • 7. `dictadores´. Una de las medidas de presión al régimen del coronel Gaddafi va a ser el embargo de armas, resulta hilarante cuando el gobierno de J.L. Zapatero ha vendido durante el periodo 2006- 2010 el importe de 23 millones de euros en armamento -misiles, bombas, armamento ligero y material de apoyo- al mismo país que ahora prohibe su comercio (1). Los preparativos para poner en práctica la zona de exclusión aérea por los países miembros de la Unión Europea han sido liderados en todo momento por el presidente francés Nicolás Sarkozi, el exceso de celo demostrado por el gobernante solo se puede entender en clave xenófoba. En una reciente entrevista el filósofo Noam Chomsky (2) hacía estas declaraciones respecto al cariz racista en política:"(...) Siempre he sentido que Europa es mucho más racista que Estados Unidos. (...) Tomemos a Francia por ejemplo. La negación del Holocausto recibe una publicidad enorme, acompañada por muchas posturas con pretensión de superioridad moral, pero sería incomparablemente peor que la negación del Holocausto si Francia estuviera deportando judíos a la miseria y la opresión, como de hecho lo está haciendo, con pocas protestas detectables dentro de Francia." Egipto es el anfitrión elegido por la CIA y el Pentágono para la intervención militar, después de las sangrientas revueltas este país es gobernado por los sectores más intransigentes del ejército -el Consejo Supremo Militar- que ha orquestado un plebiscito reformista para maquillar a un Mubarak que continua en su residencia de invierno en la costa del Sinaí. Se afirma que existe una relación entre los servicios de inteligencia y el ejército egipcio en la frontera con Libia para impulsar las operaciones contra el régimen de Gaddafi. Según los expertos una zona de exclusión aérea impuesta por mar y aire no logrará evitar la continuación de los combates terrestres entre tropas leales e insurgentes. Apostando por la paz la opinión pública mundial y las protestas de los pueblos árabes podrían presionar la OTAN a no realizar una acción terrestre con un contingente internacional, en este supuesto se vería obligada a rearmar y entrenar a las fuerzas rebeldes con el objetivo de ejecutar el grueso de las operaciones militares para atacar al ejército libio. La ofensiva corre el riesgo de ampliarse a países vecinos y aliados de Gaddafi como Argelia, Niger y Chad o convertirse en una guerra de posición y desgaste para controlar el área petrolífera. 1. http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elblogdesantiagogonzalez/2011/03/19/no-es-la-guerra-es- otra-mision.html 2. Noam Chomsky: "Europa es mucho más racista que Estados Unidos" Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes. Entrevista con Fabio Mini, antiguo Comandante de la Fuerza Internacional de Paz en Kosovo "La zona de exclusión aérea conducirá a una invasión por tierra"
  • 8. Il Fatto Quotidiano Traducido por Gorka Larrabeiti "Es probable que la zona de exclusión aérea en Libia conduzca a una invasión por tierra. Además, la zona de exclusión aérea es un acto militarmente determinante. Puede imponérsele a un país durante años, sin tocar para nada su fuerza militar". El general Fabio Mini, antiguo comandante de la fuerza internacional de paz en Kosovo y Jefe de Estado Mayor OTAN en el Sur de Europa ve osucuros nubarrones de guerra formándose en Libia. La zona de exclusión aérea, explica, podría ser el comienzo de "una escalada militar de resultados imprevisibles y potencialmente destructivos". Comencemos por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Qué prevé exactamente? ¿Sólo el control del espacio aéreo de Libia o algo más? Se han de considerar dos aspectos. El primero es que para aplicar la zona de exlusión aérea hay que tener la capacidad de atacar objetivos en tierra que dan apoyo a la fuerza aérea: bases aéreas, bases misilísticas, artillería contraaérea, radares, toda la instrumentación que debe quedar inutilizada antes de controlar el espacio aéreo. Luego está la segunda cuestión, la resolución 1973 votada por el Consejo de Seguridad de la ONU anteayer, que no instituye simplemente la zona de exclusión aérea, sino que da a la comunidad internacional el derecho de usar todos los medios posibles para proteger a la población civil. Así pues, ¿se trata de algo más que de una mera zona de exclusión aérea? Exactamente. La Resolución otorga a la comunidad internacional no solamente el derecho de presidiar el espacio aéreo sin también el de intervenir cada vez que la seguridad de los civiles esté en peligro. Ello significa que si las tropas de Gadafi decidieran bombardear Bengasi o cualquier otra ciudad, los ejércitos extranjeros tendrían el derecho de bombardear. Con riesgos para los civiles que podemos imaginar. ¿Qué haremos si Gadafi y sus mercenarios decidieran llevar a cabo operaciones militares contra los rebeldes y sus familias en las ciudades reconquistadas? ¿Bombardearemos? ¿A quién le caerán nuestras bombas? En Kosovo bombardeamos tranquilamente objetivos civiles pensando que eran militares. ¿Una zona de exclusión aérea ofrece la posibilidad de resultar determinante para detener las tropas de Gadafi y acabar con la matanza? Absolutamente no. Saddam Hussein tuvo dos zonas de exclusión aérea durante 12 años buenos. Para reprimir a los chiíes y los curdos le bastó con reptar: no tuvo necesidad del espacio aéreo. Por absurdo que parezca, la prohibición de volar puede aumentar la disposición de un tirano sanguinario de hacer en tierra lo que no puede hacer desde el aire. Sucedió con Saddam, pero sucediót también con la operación Deny Flight en Bosnia-Herzegovina, que impedía volar a los serbios, cosa que no impidió que ocurriera Srebrenica ni otras masacres. Desde un punto de vista militar, ¿qué hace falta para imponer una zona de exclusión aérea? De un montón de cosas. Aviones interceptadores que efectúen las patrullas, vigilancia radar, aviones de abastecimiento en vuelo, AWACS para las operaciones de identificación de objetivos, apoyo
  • 9. logístico enorme, bases avanzadas como las de Sigonella, Gioia del Colle, Trapani, y otras en retaguardia como Aviano. En el caso de Libia, se necesita también cobertura naval. Con los radares de los buques se puede controlar el territorio, con los misiles de los buques, sobre todo con los tierra-aire se puede debilitar la resistencia del ejército libio. Pero sobre todo se necesita una extraordinaria cohesión política y diplomática. Todos los países que limitan con Libia deben estar implicados. Mauritania, Chad y el resto de Estados africanos que tienen tradicionalmente vínculos estrechos con Gadafi, y hacia los cuales el raís podría desplazar parte de su fuerza militar. Una última pregunta, general Mini. ¿Cuál puede ser el resultado de esta zona de exclusión aérea? La ocupación militar. Según la experiencia previa, no hay ni un solo experimento de zona de exclusión aérea que haya terminado sin recurrir a la intervención de tropas terrestres. Es obvio que sucede esto. Los países a los que se les impone la zona de exclusión aérea suelen seguir masacrando a sus enemigos, reprimiendo a los civiles, produciendo fenómenos migratorios. Las fuerzas extranjeras se ven obligadas a intensificar los ataques. El paso siguiente es la guerra total, con invasión de tropas de tierra. Boots on the ground, con las botas en el suelo, como se dice en jerga. Ocurrió en Bosnia, ocurrió en Kosovo, ocurrió en Iraq. Hará falta otra resolución ONU, pero este es el resultado más probable. Fuente: http://fwbox.fastwebnet.it/webmail/spSystem/lcIt/Static/linkWindow.html?page=http://www.ilfattoquoti diano.it/2011/03/19/crisi-libica-il-generale-mini-la-no-fly-zone-portera-a-uninvasione-di-terra/98755/ Geopolítica, lucha de clase e islamismo Egipto, Tunez y Libia Néstor Aponte Rebelión Los medios de comunicación del imperio Euro- norteamericano han mantenido, en estos primeros meses del 2011, la atención del planeta sobre el mundo árabe. Con ello pretenden “reducir”, intencional y oportunamente, el impacto social (la lucha de clase) que la ejecución de su política económica está generando sobre los trabajadores y campesinos de Europa y Estados Unidos; particularmente, en lo que respecta al desencadenamiento de esta nueva fase de crisis financiera y social que recorre Europa. En este contexto, llama a la reflexión el comportamiento que desarrolla el Gobierno norteamericano (por su carácter histriónico, policíaco y cara visible del imperialismo Euro- norteamericano- sionista) al “pujar por querer cambiar la configuración política” de un mundo árabe que tanto esfuerzo le llevó instaurar. Sólo debemos recordar que la crisis del mundo árabe se agudiza hacia finales de la segunda guerra mundial luego que el imperio Ingles (con apoyo de los Estado Unidos) impone en la región el Estado
  • 10. sionismo con el propósito de que proteja sus intereses; particularmente, sus intereses en materia de rutas marítimas y petróleo. La imposición del Estado sionista le permite controlar el comercio de mercadería desde oriente; así como, las fuentes y transporte de energía vital (petróleo y gas) para el desarrollo de su país y de Europa. Por otra parte, la imposición del Estado Sionista en la región árabe le permite al imperio anglo- norteamericano resolver el problema de una secta religiosa altamente belicosa y poderosa financieramente que andaba errante por Europa creando problemas económicos y políticos internos en los distintos imperios. Esta defensa a los intereses anglo- norteamericano se da a cambio de la creación, financiamiento y apoyo militar del Estado sionista. Con las crisis políticas y guerras del medio oriente entre los años 50- 70 del siglo pasado, provocadas y apoyadas por Ingles y Norteamericano, la fuerza política y económica ganada por el Estado sionista le permite consolidarse como gendarme del imperio ingles- norteamericano en la región: le permite constituirse en la manzana de la discordia, en el polo que subvierte la unidad árabe y le impide ser dueños y disponer de sus riquezas. Este planteamiento geopolítico, geoeconómico y geomilitar de carácter neocolonial del imperio anglo- norteamericano fue, intencionalmente, opacado y relegado a un segundo plano cuando, en la estrategia del imperio de borrar sus huellas para imponer su Estado sionista (su gendarme), se vinculó la limpieza étnica (el exterminio de un pueblo) contra el pueblo palestino con la perspectiva religiosa (justificadora de masacres) y se centró el problema no como un asunto neocolonial sino como una guerra religiosa de judío contra árabes musulmanes. A partir de esta perspectiva religiosa (judíos contra árabes) el imperio anglo- americano ha dominado en la región (a través del sionismo) y ha justificado el terrorismo contra el mundo árabe. El beneficio como se dijo ha sido el control de rutas navieras con oriente y disposición de las riquezas naturales del mundo árabe. El costo ha sido financiar a un Estado policial, diezmar poblaciones, aterrorizar a 850 millones de personas (el mundo árabe) y compartir el poder mundial con el sionismo. Sin embargo, la inestabilidad geopolítica en el mundo árabe, generada por la estabilidad económica del imperialismo anglo- franco- norteamericano, no se ve estabilizada y viabilizada (o controlada por los imperios inglés y norteamericano) hasta que se imponen a los árabes los acuerdos de camp David que reconocían (bajo la filosofía o estrategia de divide, mata y vencerás) la legitimación, poder y dominio del sionismo sobre el mundo árabe. Para ello se toma control sobre la dirección del país símbolo del panarabismo, asesinando a su líder Nasser y anulando a todos los líderes que los seguían en el resto de los países árabes. Los acuerdos de Camp David declaran la derrota político- militar del panarabismo en esta etapa histórica y definen la arquitectura política actual del mundo árabe: son el esquema de dominación y acuerdo inter- neocolonial de los imperios anglo-franco- norteamericano sobre el centro norte de áfrica y oriente medio. Bajo este contexto, de esfuerzo continuado (por más de 60 años), pareciera raro que el gobierno norteamericano sea el principal impulsor de la salida del poder de quien es su fiel lacayo en su estrategia de dominación sobre el mundo árabe: su esbirro. Pareciera que el ex- gobernante egipcio, después de 20 años, ya no era necesario a los intereses y objetivos del imperio Euro- norteamericano en su labor de dividir los intereses árabes frente al gran agresor Ingles y su gendarme en el medio oriente: el Sionismo. O, será que las contradicciones internas de los países árabes no podían seguir siendo manejadas por los viejos esbirros políticos del imperialismo; en particular, la lucha de clase entre la burguesía egipcia (con el apoyo de las transnacionales) y los trabajadores egipcios.
  • 11. Aún más, por lo que se ve en los medios de comunicación, parecía que el Estado Anglo-sionista que gobierna la Casa Blanca se pusiera del lado del Pueblo (los trabajadores) egipcio en su lucha de clase contra su propio esbirro e imperio hambreador. Pareciera que el Presidente Obama (el Michael Jackson de la política norteamericana) defendiera más los intereses de los trabajadores egipcios que los intereses de los trabajadores norteamericanos, ahora cada vez más pobres. Sin embargo, tanto “pareciera” nos resulta extraño; más y cuando tanta solicitud de “libertades económicas”, mas no políticas, lo hace la burguesía (europea, norteamericana y sionista) más rancia, poderosa, discriminadora, racista, inescrupulosa y asesina que haya existido en el globo terráqueo. Un análisis que mescle geopolítica, economía política y lucha de clases nos puede dar algunas luces respecto a la verdadera amenaza que se cierne sobre el mundo árabe y del cual el ex- presidente egipcio sigue siendo una ficha. Egipto, a partir de mediados de los años 70, con la muerte del nacionalismo arábigo que simbolizaba Nasser, se convirtió en el segundo gran aliado del imperialismo anglo-norteamericano en la región y en el lugarteniente del sionismo. El objetivo de esta “alianza” impuesta, como ya se dijo, era estabilizar (dividir) políticamente un mundo árabe que permitiera garantizar en la región los intereses comerciales de ingleses, franceses y norteamericanos, mediante la legitimación del poder y control sionista; y por la otra, contener las fuerzas del panarabismo que pugnaban por una integración geopolítica que le permitiera el ejercicio autónomo de sus riquezas, el control del transporte de mercancías en su región y en consecuencia la unión económica arábiga y en general islámica. Una geopolítica árabe no sumisa a los aliados de la segunda guerra mundial constituía una amenaza importante para el imperio inglés, francés y norteamericano. Por otra parte, desde el punto de vista económico el mundo islámico representa un mercado cautivo de 850 millones de personas, poco desarrollado desde el punto de vista del intercambio capitalista neocolonial; pero “perfecto” en cuanto a su dimensión para la colocación y comercio de mercancía europea y norteamericana de un imperialismo occidental que realiza esfuerzos para reconstituir productivamente sus economías. Con semejante perspectiva es visto el mercado Latinoamericano, con los tratados de libre comercio; e incluso, negociado con los imperios Ruso y Chino para neutralizar su participación en otras aventuras de conquista como la arábiga. Bajo este contexto las “libertades económicas”, (más no políticas) clamadas por el Presidente Obama para el mundo árabe marcan el inicio de la estrategia de penetración del capitalismo imperialista sobre las economías islámicas, por una parte, y por la otra, la manipulación de la opinión pública mundial para hacer ver como “lógica” que se estarían “desatando” las fuerzas políticas del islamismo. Fuerzas que le permiten justificar en un futuro cercano dos tipos de terrorismo: por un lado un supuesto terrorismo árabe a escala mundial (planificado y dirigido por el imperio Euro- norteamericano) y por el otro un efectivo y devastador terrorismo de Estado contra los trabajadores y/o funcionarios y campesinos norteamericano y europeos, mesclando lucha de clase con una supuesta “rabia del mundo islámico contra occidente”. Todo este terrorismo de cara a una agudización de la lucha de clase en Europa y Estados Unidos debido a la gran crisis del capitalismo que despoja a los trabajadores y campesinos de sus pertenencias e inclusive medios de subsistencia para entregársela al imperialismo financiero en esta masiva acumulación de capital. El desarrollo de la circulación capitalista de mercancías en el mercado islámico le permitiría al imperialismo, no sólo, la reactivar las economías euro- norteamericanas; sino, establecer una
  • 12. ofensiva que le permita ganar posiciones frente a la guerra comercial inter imperial con los imperios de oriente. Estos elementos determinan el desarrollo de una nueva dinámica en la geopolítica y en la económica política de la región del norte de áfrica y del medio oriente. Ya no se trata de garantizar, como ocurrió después de la segunda guerra mundial, el control de las fuentes y rutas de tránsito de petróleo y mercadería, del oriente y del oriente medio, mediante una arquitectura del poder que coloque a su gendarme (el sionismo) en una posición de supremacía frente a un humillado mundo árabe. Ahora, finalizando el siglo XX y comenzando del siglo XXI la nueva estrategia del imperialismo occidental para el mundo árabe consiste en penetrar las economías islámicas, a través del mundo árabe, y sustituirla por una economía capitalista (neocolonial) que cumpla varios objetivos estratégico: Primero: desarrollar un mercado para las mercancías euro- norteamericanas, Segundo: controlar directamente las fuentes de energía, Tercero: atacar políticamente y económicamente el islamismo, particularmente IRAN, Cuarto: desarrollar una ofensiva política y comercial contra los imperios Ruso y Chino y Quinto justificar el terrorismo imperial contra sus trabajadores y campesinos alegando la “ira islámica”. El mundo Islámica no se circunscribe al ámbito religioso y político sino que se extiende y tiene su fundamento en la estructura económica que gobierna el centro- norte de Africa, el mediterraneo (excluyendo a Israel), se conecta con el mundo turco y persa y llega hasta los países que formaron parte de la extinta Unión Sovietica (Kazakhstan, Uzbekistan, entre otros) finalizando en Afganistan, Pakistan y una porción importante de la china comunista. Este mercado, si bien poco homogéneo y muy diferente al capitalismo imperialista, por cuento está adecuado a la realidad económica e ideológica islámica, abre enorme expectativas en el desarrollo económico del imperialismo Occidental e inclusive Oriental. Esta ofensiva, podría convertirse en la piedra angular de la geopolítica Imperialista occidental para amenazar la estructura económica e ideológica islámica de Irán, punto duro del islamismo. Y por otra parte, la región islámica le permite al imperio Occidental negociar este y otros mercado con el imperio Oriental. Como fin último, la ofensiva imperialista Occidental, en el mundo islámico, pretende horadar política y económicamente a los imperios Ruso y Chino. Combatir la economía islámica es tan crucial y necesario para la economía imperialista de occidente como desvanecer toda esperanza socialista: toda unidad política y económica de los trabajadores del mundo. La diferencia con el socialismo es que los planteamientos colaborativos del islam tienen una base económica e ideológica centrada en la religión que le da una gran estabilidad política. De allí la necesidad de crear un caos y un terror que mine tal estabilidad, de allí la necesidad de satanizar el islam como religión y debilitar la fe de sus creyentes. El debilitamiento de la fe en el islam hace presas fáciles a los creyentes de la cultura de la inconsciencia que promueve y sustenta al capitalismo como modo de dominación mental de los trabajadores y campesinos. Egipto es el país que tiene la mayor concentración de población árabe. Si bien la lucha de clases no es nueva en ese país, la política económica del imperialismo para Egipto produce por un lado la extraordinaria riqueza de las transnacionales Euro- Norteamericanas y de sus lacayos nacionales y por la otra la miseria, la explotación y la desesperanza del pueblo Egipcio. Resulta pues, extravagante que se pretenda “salir” comunicacionalmente de Alí baba de manera tan diplomática y cortes, arguyendo la búsqueda de “libertades económicas” y se deje a los cuarenta ladrones para garantizar la hegemonía de las transnacionales y el sionismo en la región; así como, la continuación de la explotación del pueblo Egipcio. Estamos frente a una telenovela gatopardiana en la que se
  • 13. juega al “cambio” para manipular el curso terrorista de la nueva estrategia imperialista para el mundo. Dentro de esta estrategia la manera de iniciar la agresión político- económico sobre los mercados Islámico se justificó ante la opinión pública mundial mediante la teoría de las “epidemia” de revueltas en el mundo árabe. En este sentido se promovieron de manera controlada las contradicciones internas de países como Túnez y Egipto para crear la apariencia del inicio del efecto dominó o epidemia que le permitiera ir incorporando paulatinamente a Yemen, Argelia y el resto de los países arábigos hasta llegar a IRAN como tercera avanzada, para continuar luego hacia Rusia y China. Cabe acotar que todos los países que iniciaron el supuesto efecto dominó son controlados por el imperio Euro norteamericano y sobre los que les resulta fácil manejar (controlar) las contradicciones internas, que ellos mismos provocan con sus políticas neocoloniales, para dar apariencia de cambios sin que se permita el desarrollo de las verdaderas fuerzas de liberación nacional y panarábigas. La segunda avanzada del imperio Anglo- Franco- Norteamericano ha sido Libia. Aquí la oferta de una jubilación segura y de reyes para sus dignatarios no ha encontrado cabida por la idiosincrasia de su líder y por los fundamentos panarábicos de la historia de ese país. En este caso el despliegue de fuerzas al interior del país ha sido abiertamente apoyada por acciones militares y diplomáticas de los imperios inmiscuidos con el fin deponer no al líder sino deponer la primera gran barrera en su estrategia de dominación para aislar a IRAN y apoderar de todo el mercado islámico. Sin embargo, aunque libia esté resistiendo el imperio Anglo- Franco- Norteamericano está ejerciendo presión política y milita sobre todo el mundo árabe (sobre los líderes y la clase trabajadora) al obligar que estos mantengan una posición neutral frente a un ataque de esta naturaleza. Con esta acción militar sobre Libia se cae la careta del “efecto domino o epidemia” y se pone al desnudo la ofensiva militar del imperio sobre el mundo árabe. Seguramente, superado este asunto el imperio arremeterá sobre IRAN, el núcleo duro del islam y sus inmensas riquezas petroleras, para iniciar su cuarta fase que es la apertura de los mercados islámicos. En esta caza de los imperios por el control de las riquezas naturales y de los mercados regionales se circunscriben la lucha imperialista; así como, directa o indirectamente la lucha de clase de los trabajadores contra los imperios. En este momento, la unidad árabe, como unidad de los trabajadores árabes y del mundo son la única herramienta que poseen los trabajadores para combatir la rapiña de los imperios anglo- franco- norteamericano. El mundo islámico debe hacerse consciente de esta amenaza contra su modo de vida y su subsistencia. Los trabajadores deben empujar el carro de la historia hacia la revolución socialista en el mundo árabe e islámico y no permitir que sean tontos útiles en un show gatopardiano para su propia dominación y las de otros países. Para finalizar, la geopolítica del imperio Occidental en la región árabe permite dibujar cuáles son los valores que comparten los imperios norteamericano, inglés, francés y alemán para realizar estas acciones conjuntas. A todas luces los une la acumulación de riquezas, la explotación de mercados poco desarrollados y su propia subsistencia frente a lucha que sostiene contra los trabajadores y campesinos, empobrecidos y con hambre del mundo. Es la lucha de clase, agudizada por el modelo capitalista imperial norteamericano, la que explica las acciones de terrorismo imperial contra los trabajadores y campesino del mundo, desatadas con motivo de otro de sus actos terrorista, el 11de septiembre del 2001 o las explosiones en Inglaterra y España ese mismo año. Otro elemento que
  • 14. contribuye a que los norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes compartan valores comunes es el equilibrio de poder frente a los imperios Ruso y Chino para repartirse los mercados y áreas de influencia del mundo. Como se puede ver la agresión contra el mundo árabe responde a un movimiento dentro de un plan de dominación que refleja un equilibrio de poder en el mundo y el cual debemos combatir como un solo trabajador. Unidad, Unidad y Unidad de los árabes y trabajadores del mundo. Rechazamos esta agresión de los imperios norteamericano, inglés y francés contra los trabajadores árabes e islámicos porque es una agresión contra la clase obrera mundial. La tarea es fortalecer la unidad árabe, el panarabismo y el islamismo contra la agresión imperial. Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.