Este documento presenta una colección de poemas de Juan Manuel Sánchez Meroño. La colección se titula "Nudismos" y fue publicada en marzo de 2011 como parte de la serie "Mursiya Poética". Los poemas exploran temas como la naturaleza, el cuerpo, la memoria y el paso del tiempo a través del uso de imágenes y metáforas. El documento también incluye una breve biografía del autor.
3. CAMISA
Ante la tentación tendí mi camisa,
almidonada por las virtudes asumidas
y dejé que todos contemplasen
la blancura intachable de mi colada.
Luego arrugué lo que con tanto tesón
quise haber fijado y me vestí
con ella, pura y distinta.
Así, con las grietas y recodos
que a mi piel irán desposando,
dejo que me invada
su orgullosa distinción,
su azarosa torcedura.
4. CASH FLOW
Abriendo la ventana, penetrará el torrente;
abriendo dos ventanas simétricas, una a cada lado de
nuestro cuerpo,
nos será algo indiferente, nos congelará al instante
una ráfaga de imágenes que nos representará
engañosamente,
Y mientras que el cuerpo sea uno,
aspirará a la deflación, al temor alimenticio y cercano,
puro, poderoso, inamovible, como arcano cerco,
permitirá que creamos en los cielos y los mitos;
en la especulación de un espejo que de metal precioso
y brillante,
no nos podrá reflejar.
Aquello me hará pensar en ver cómo podré tasar
tu liquidez,
En el índice de tus valores, en el tipo de cambio
que se debe establecer para fijarte,
y de esta formalidad, asentar tus dividendos y cotizar
lo que te hace más inaprensible, y escurridiza.
Y veré como al alza, tu precio me hipoteca
y profetizará el vano ejercicio de un año
en que nuestras leyes se contaminaran de variables,
y tus ojos mercantiles pronosticaran,
la caída de este interés que, como por arte de un rumor
humano, engorda la burbuja de un negocio
para siempre decadente y financiero.
5. GRANADA, 3:00 A.M.
Hasta aquí, fue fácil, demasiado fácil.
Unas circunstancias, quizá, demasiado verosímiles.
Nada escrito parece desenrollar el papiro
inconscientemente feliz ante no demasiadas adversidades,
las justas, simplemente.
Tarde o temprano tenía que bajar, subir,
esperar,
como todos en aquel insolente e intempestivo plazo.
Solamente, como ellos, me quedaba rezar.
Plegar en silencio con la siniestra en el bolsillo,
con la diestra en la necesidad.
Con ese suplicar sonámbulo
que hasta sentado te hace levitar,
calco de un instrumento que cincelase los aires.
Seres mancos bajo techo de estrías de metales.
Una luz que multiplica las sombras, anaranjada
como los pilotos parpadeantes, como el ascua santa
que nos reúne y nos aúna en una tácita celebración,
quizá, demasiado temprana,
que nos hace velar el ruido de los pistones
esos que tarde o temprano, tendrán que subir, bajar,
esperar
a que dejemos de rogar por que cese de existir el tránsito
y la vana trashumancia;
a que los cadáveres exhumados y los monjes descalzos
abandonen a la velocidad del silencio sus asientos
desalentadores,
abonen este inhóspito templo, sospechosamente guarecido
por un infinito, severo e inescrutable cementerio
de autobuses.
6. NUDISMOS
No puedo desatar esos nudismos
que desnudan la tierra de abismos,
ni atajar los caminos, cuando el fin
o los fines son los mismos.
He intentado escapar, dando giros,
de flores de invernadero y de pinos,
de naranjos, de limoneros,
de jazmines secos y amarillos,
pero un esparto umbilical
aviva el limo aquel que fluye
en el fondo de la carne:
un cuerpo en el barro,
no es cuerpo, ni barro;
ni el barro en el cuerpo,
es agua, ni tierra;
es ahora cuando las almendras
se convierten en granados
preñados de frutos maduros
y enredaderas.
No puedo atar esos nudismos
que desnudan la tierra de abismos,
ni atajar los caminos, cuando el fin
o los fines son los mismos.
7. Dibujando en las cunetas y barrancos
del árbol paradisíaco, las raíces
de donde las sogas se descuelgan,
dorando la piel de las mareas,
toda luna me devuelve
toda calma me envenena
y me enviste la ruta inerme
que sin reproche alguno me espera.
No puedo desatar esos nudismos
que desnudan la tierra de abismos,
ni atajar los caminos, cuando el fin
o los fines son los mismos.
En el mismo cenagal, en el mismo cielo,
varado en las mismas arenas movedizas
de donde viniera, de nuevo me alumbran,
me acogen, me surcan;
ellas me ciegan, me asoman, me acusan,
y aunque me invadan hasta extinguirme
aunque no borren de mí lo que he sido,
aunque nada de mí tenga ya sentido,
cercado sigue el mar donde he nacido.
8. LA GRAN MARCHA
Levantaos, brillad sin alma,
allanad las aureolas que os escaman,
recuperad el sinsabor, la crueldad y la beligerancia,
volved a incidir en las manzanas ásperas,
levantaos, brillad sin alma,
ajustad la naturaleza al capricho
divagad con el destino a la espalda,
subid a un manto inmenso e inaccesible
y oscureceos en la transparencia del agua.
Alzad vuestro cuerpo,
levantaos, brillad sin alma, y callad
para acudir al cimiento, al núcleo, al fuego
y encended una bengala al desaliento y la venganza.
Vamos, emerged, mutilaos y venced al cuerpo,
Para que los hombres os respeten, borren o perviertan,
levantaos, brillad sin alma para que os comprendan,
levantaos, andad sin calma, corred el riesgo,
para que tenga frío,
para romper las lágrimas,
para que me arrepienta.
9. FINTA
Una suavidad derramada entre las comisuras,
agiganta las sombras en otro lienzo almidonado;
Se recompone el movimiento, sin conseguir
que se haga de luz la amenaza.
Invadí Rusia en invierno y puebla el fluido
mi escafandra. Ahora toca recubrir
la situación que guardo fragmentada
en dípticos de un calor impávido;
Un oído atenazado sirve poco más
que para esquilar alas y reconstruir con plumas
el puente de cerillas apagadas; para lavar con sal
el glacial que vengo anidando.
Se acelera el labio y degenera otra ilusión
mientras las grafías nos indican una mala predisposición.
Habrá que pensar en otros medios
cuando se cumplan las condiciones,
renovada la atención al lenguaje de signos que distraiga
el horror al vacío, el vertido frío, la ineficacia.
10. EXILIO
Depende, en este cielo, de un azul
que la luna se cuele transparente por la boca
y que cumbres cálidas se desprendan,
precipitándose suicidas nuestros pechos.
Se hundirían entonces los miembros
en una nieve virgen, que contraída,
se nutriría de celosa carne fresca,
de ansiosas extremidades.
Cendales congelados serían
que surcan ahora las mejillas,
o lágrimas en hielo rebozadas
que vistieron espaldas con fulgores.
Depende de esa saliva intacta
que se deslice, inmóvil,
la tibia ladera por el cuerpo,
que la tarde no sea un ocaso,
que los tropiezos no sean
sino el cuidado prudente a contraluz.
En fin, ese cadáver malogrado,
fingido, segó su indiferencia,
y, a mitad camino, nuestra ruta.
Aquel que resta ahora varado
a mil metros sobre la mar,
a un kilómetro debajo de Francia,
allí donde las fronteras naturales,
donde los acantilados desorientados,
ese cadáver, recostado y equidistante
nos acerca y nos aleja.
Petrificado, en su entumecimiento,
sabe poco ya de promesas.
y sin embargo advierte el movimiento
y me dice que de tu ausencia;
que de tu encuentro, sigo huyendo.
11. FALSA ELEGÍA
A Francisco Enrique Fernández
¿Tú quieres ser soñando el aventajado,
primer miembro de cúpula sedante,
hermano mío de sangre esperado?
Ciego de augurios, cual preso anhelante,
rondas la esquiva sombra tempranera
tentando al azar con la inercia amante.
Nos deshicimos de nuestra ribera
de noches negras, con blancos vendajes
Se me adorna la meta venidera.
Sabes que degustamos de los viajes
inconclusos, rehaciendo arenales
despidiendo al mar, libres de equipajes,
con miles de principios, sin finales.
Un ingente juicio de nuevo nos condena
so pena de lamer como animales
la cicatriz que el existir no frena,
ni podrán curar esos instrumentos
que aseguran pagos en la barrena
de astros precipitados, cenicientos
en la tierra cubierta del asfalto
gris y veteado de choques irredentos.
,
12. Tú, entre los confiados el más alto
a riesgo de morir, apuesta en mano
sobre las calmas con las que te esmalto
perdiste cuerpo, perdimos en vano.
Y al silencio afligido le pregunto
si se borrará esta herida, hermano
ya que no encuentro en mí sino el barrunto
de la que te dejé en el corazón
y el índice, señalando este asunto
recién irresoluto en mi razón
de adulto y minando la claridad mía
tejiendo nudos, que, a la sazón
le dan el calor a mi anatomía
de un niño confuso que quiso tanto
que no perdonó a su matriz fría
aquel valor de no verter su llanto
al devolverte toda la atención
ahora arrepentida bajo el manto
renovado por mi contrición;
y no requeriré de los almendros
la nata; y evitaré la elección
sensata, horadando los engendros
del tiempo, aquel pasado imperdible
en sucios recodos de mis adentros.
Esta es una epístola imposible
Pues ansía ser la falsa elegía
que habla de los daños invisibles
13. a ningún difunto, sino al vigía
que olvidó recordarme estar atento:
perdóname, pensé te protegía,
perdóname si te hundo en el lamento,
perdóname si desplumo tus alas,
perdóname no darte al firmamento.
Pues pude regresarte, y así mis balas
no besaron tu noble calavera,
no es lecho ése donde, por mí, te encalas
al alzarte y no enraizarte en madera
prefiero que el destino a ti te halle
en el lugar que yo ocupo, a la vera
del naranjo que riegan con detalle
mis ancestros; del pino que procuro
para que allá la muerte no nos calle.
Antes de anidar ese hueco oscuro
y el vuelco que despierte al molinero,
convierte tu pecho en el prisma puro
para azotarnos con fuerza de herrero
a la edad que nos hurta la inocencia
y de alma mortal, te hace, compañero.
Nada quiero deberle a la prudencia,
solo aletargar todos estos lazos.
Queda algo por prestar a la paciencia:
resérvame algunos de tus abrazos
pues brilla en ellos lo que se silencia;
dedícame uno al menos de tus trazos
que arranque el temor de mi querencia.
14. NUESTRA PARTIDA
No muevas ficha.
Tampoco busques una rendición complaciente
quedémonos en las tablas del naufragio,
en el empate tácito de los combatientes;
aquellos que desembarazan
su vida de la sed de la venganza;
o aquellos otros para los que un verso inoportuno
que silbe directo en tu trayectoria
carezca ya de todo efecto y toda causa.
15. Esta plaquette con poemas de Juanma
Sánchez Meroño se reparte de manera
gratuita en los recitales de Mursiya Poética.
Este ciclo,organizado por Colectivo
Iletrados, se desarrolla en los meses de
Febrero y Marzo de 2011 en Murcia.
16. (San Javier,
1983) es Licenciado en Filología Hispánica y profesor de
Secundaria en Andalucía. Ha publicado en el fanzine
Manifiesto Azul y en la revista La Rosa Profunda. Asi-
mismo, ha sido galardonado con el premio de la Facultad
de Letras/Aula de Poesía Universidad de Murcia (2007) y
con un Accésit del Murcia Joven de poesía (2006).