2. Sócrates resulta ser un ejemplo paradigmático
en la creación de la didáctica en la filosofía
occidental. A través de la mayéutica, se
interpelaba a las demás personas a parir ideas y,
finalmente, conocerse a sí mismos, tarea que
aparece como fundamental en los orígenes de la
racionalidad filosófica.
De esta manera, y como el mismo Sócrates lo
dice: “no se trata de ninguna bagatela, se trata
de saber cómo debemos vivir”. Desde este punto
de vista, la labor de la filosofía y su enseñanza
quedan dispuestas.
3. Así como Sócrates interpelaba a todo el mundo,
desde la clase política, hasta a zapateros y las
personas que normalmente transitaban por el ágora,
así podríamos traducir a nuestra actualidad la labor
filosófica. Es decir, que por medio de ciertas
preguntas, independientemente de a quién se dirigían
éstas, la labor del cuidado de sí y, por ende, de la vida
filosófica, aparecían como necesarias al interlocutor
del viejo Sócrates.
Es decir, que no se requiere, de manera necesaria e
imprescindible, aparecer como filósofo de profesión
para introducirse en el mundo del quehacer filosófico
y las implicaciones que la vida filosófica conlleva.
4. Aparecía como necesario recordar al viejo Sócrates cuando se
habla de la enseñanza de la filosofía. El reto hoy en día consiste en
responder a la cuestión: ¿cómo involucrar a los alumnos en el
proceso de la vida filosófica, su enseñanza, su historia y los
elementos que conlleva? Sin lugar a dudas, en una sociedad donde
el conocimiento intelectual se muestra como abiertamente inútil
o, en el mejor de los casos, como un hobby, dicha tarea, es decir, la
didáctica de la filosofía se presenta como algo, sinceramente,
difícil.
Quizá sería, por medio del método socrático, la forma de
introducir al alumno a la filosofía; esto significa, interpelarlo en su
propia subjetividad, preguntándole por su propia vida y su forma
de ser, y dejándole ver que, finalmente, la filosofía no es un saber
extraño a ella o él. Como dijimos, la filosofía nos interpela a cada
uno de nosotros, por que, en palabras de Sócrates, se trata de
cómo debemos vivir.
5. En términos actuales, me parece que lo
anteriormente dicho tiene que ver con involucrar
al estudiante de filosofía en el proceso filosófico
a través de su propia experiencia vital; la
experiencia que el estudiante haya adquirido a
través de su vida, para lo que, finalmente, la
filosofía le brindará las herramientas
conceptuales para desarrollar un análisis crítico y
reflexivo sobre esta experiencia vital que es
propia de cada sujeto.